Tag

Ejército

Browsing

Andrés Manuel López Obrador hizo una promesa importante de campaña a los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa: que de llegar a la presidencia daría con sus hijos y el crimen de aquel 26 de septiembre del 2014 quedaría resuelto. Ya en la presidencia, López Obrador se ha topado con un enorme dilema. Si quiere cumplirle a los padres esta promesa, tiene que quedar mal con el Ejército.

¿Por qué? Porque el informe que dio a conocer hace unos días el subsecretario de Gobernación y titular de la Comisión de la Verdad en el caso Ayotzinapa culpa a integrantes del ejército de haber asesinado a algunos de los 43 desaparecidos. Por ello la FGR giró 20 órdenes de aprehensión en contra de militares. El dilema es pues: o queda bien con los padres de los 43 o queda bien con el ejército.

¿Cómo se le salió tanto de control el asunto de Ayotzinapa a este gobierno? ¿Cómo llegan al octavo aniversario tan mal parados?

Primero, lejos de haber claridad respecto a lo ocurrido en Iguala esa noche, hay mayor confusión.

Segundo, el Ejército claramente no está contento con la versión del subsecretario Alejandro Encinas. En esta versión, que al ser del Subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, es la del gobierno, integrantes del Ejército quedan señalados de haber participado en la tragedia de Iguala. Es tan claro el descontento de los militares con la versión gubernamental que han presionado para que se retiren las órdenes de aprehensión en contra de sus elementos. Lo han logrado ya en 16 de ellas, lo que no ha deber sido un sapo fácil de tragar para el Fiscal Gertz Manero. Además, le otorgaron una muy buena y exclusiva entrevista a mi colega, Jorge Fernández Menéndez, con el General José Rodríguez Pérez, quien era comandante del 27 batallón del Ejército con sede en Iguala.

El General ha sido señalado por Encinas como uno de los responsables de lo ocurrido en Ayotzinapa. En concreto, de haber ordenado la ejecución de seis de los estudiantes. La entrevista ocurrió en los locutorios del Campo Militar número Uno en donde se encuentra Rodríguez Pérez quien se presentó voluntariamente ante las autoridades castrenses al ser señalado por Encinas. Lo hizo como una forma de aclarar su nombre ante estas acusaciones.

La entrevista es muy clara y es evidente que ocurre como un esfuerzo de los militares por defenderse de los señalamientos que ha hecho sobre ellos el gobierno de López Obrador. El presidente parece que no entendió cuando la detención de Salvador Cienfuegos que en el ejército no hay sexenios. Los del pasado y los del presente son los mismos y no les gusta un ataque del gobierno.

Tercero, todos, incluyendo a los padres de los 43, hemos visto como este gobierno ha decidido politizar la justicia. Al excarcelar al Cabo Gil, integrante de Guerreros Unidos quien confesó haber participado en la desaparición de los normalistas, y al detener al exprocurador, Jesús Murillo Karam, queda de manifiesto que lo último que le importa al gobierno es la justicia.

Cuarto, la Unidad Especial de Investigación y Litigación se ha quedado ahora sin su titular. El fiscal Omar Gómez Trejo decidió renunciar. Algunos dicen que nunca debió haber sido nombrado fiscal; otros que renunció porque no quiso seguir siendo parte del show político en el que se ha convertido el caso Ayotzinapa. La gota que derramó el vaso, según esta versión, fue el descontento con el retiro de las ordenes de aprehensión a los militares.

¡Cómo ha dado vueltas este caso! Pasamos de un López Obrador que, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, llegaba a cualquier mitin con su coro para que contaran hasta 43 y cerraran con “Vivos se los llevaron; vivos los queremos” a un presidente arrinconado entre cumplir con su promesa de campaña o cumplirle al ejército al dejarlo al margen de las investigaciones.

Columna completa en El Universal

En la detención sorpresiva del General Cienfuegos el pasado 15 de octubre hay tres grandes perdedores:

Primero, evidentemente el General Cienfuegos, que aun cuando debe ser considerado inocente hasta no ser declarado culpable, ya ante la opinión pública es culpable de haber recibido sobornos a cambio de protección para Juan Francisco Patrón, conocido como El H2, miembro del cártel de los Beltrán Leyva.

Segundo perdedor, el Ejército, que parecía estar montado en caballo de hacienda en el actual gobierno. Tan solo en estos dos años que lleva López Obrador como presidente, el Ejército ha recibido más de 29 mil millones de pesos en recursos adicionales para desempeñar con honradez y disciplina las múltiples tareas que AMLO les ha asignado.

Ahora, con la acusación al general Salvador Cienfuegos, esta honradez y disciplina queda puesta entre signos de interrogación. Y en su lugar entra en la agenda la discusión de si el titular de la Sedena debe de ser un civil y no un militar.

Se abre a la discusión la autonomía que ha gozado el Ejército mexicano y la falta de contrapesos. Algo que varios investigadores han señalado desde hace décadas, la opacidad con la que opera el ejército que permite abusos e impunidad en materia de Derechos Humanos y cumplimiento del deber, vuelve con fuerza.

Y quedarán en el ojo público miembros del ejército que hoy son cercanos al presidente López Obrador pero que llegaron a sus actuales puestos impulsados por el General Cienfuegos. Ahí está el caso del actual oficial mayor, Agustín Radilla, sobre quien recae la responsabilidad de administrar el presupuesto millonario recibido por la SEDENA.

Un tercer perdedor es el presidente López Obrador por haber puesto casi todas sus canicas en dos bolsas: la buena relación con el Ejército y la buena relación con Donald Trump. Ambas quedan fuertemente dañadas con la detención del General Cienfuegos.

Por el lado del Ejército, el presidente López Obrador quiso lidiar con la detención de Cienfuegos como lo hace con todos los demás temas. Se declaró el triunfador de la lucha contra la corrupción del pasado – aun cuando no tuvo nada que ver con la detención de Cienfuegos – y amenazó con que quienes resulten involucrados en el asunto serían suspendidos o retirados y puestos a disposición de las autoridades. Sin embargo, unas horas más tarde tuvo que reconsiderar esta declaración y mejor decir que se va a esperar a que avancen las investigaciones en Estados Unidos.

Igual podemos esperar que reconsidere la intención de nombrar a un militar al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana cuando Alfonso Durazo renuncie para contender por la gubernatura de Sonora. Así que este gran proyecto pro-ejército, queda seriamente dañado.

Por el lado de Estados Unidos, la insultante forma de proceder de la DEA en contra de un ex titular de la Sedena, sin al parecer haber dado aviso previo al gobierno mexicano, es un reflejo de lo que ese Departamento ve en la relación entre el gobierno mexicano y el estadounidense. Si, Trump y AMLO podrán ser muy amigos, pero a Trump solo le interesa esa amistad para sus fines electorales. Ahora, a menos de dos semanas para que saber si Trump se reelige, su última preocupación es si su amigo Juan Trump, ósea AMLO, se siente ofendido con la DEA. Y la DEA sabe esto: Estados Unidos puede insultar al presidente de México y éste nada va a hacer al respecto.

Columna completa en El Universal