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¿Quién va a ganar en Estados Unidos? Es la pregunta que más recibo en estos días. Las encuestas marcan un empate, tanto en las nacionales como en los siete Estados columpio. Agregadores como Real Clear Politics le dan +.8 a Harris y 50 por ciento de probabilidad de ganar tanto a Trump como a la Vicepresidenta en FiveThirthyEight.

En las cien simulaciones que hace el semanario The Economist Trump gana 54 veces y Harris 46.

Si queremos buscar claridad en las casas de apuestas, bajo el supuesto de que como ahí las preferencias se miden en dinero contante y sonante, resulta que tampoco encontraremos respuesta. Y es que las casas de apuestas están manipuladas por afines a Trump.

Apostadores en Polymarket le dan un 64 por ciento de probabilidades a Trump de ganar. Pero, hay tres cuentas que le han inyectado $30 millones de dólares en estos días apostando a que Trump ganará y con ello han logrado generar mucho ruido en las redes sociales para que la percepción sea que el expresidente va que chuta para regresar a La Casa Blanca.

La verdad es que ahora, cuando ya han votado más de quince millones de estadounidenses, la contienda es un volado. Y por ello ambas campañas han estado metiendo toda la carne al asador.

Del lado de Harris, su campaña se ha podido enfocar en dar muchas entrevistas ya que ha recaudado tanto dinero que no es necesario que se junte con donadores. Lleva más de mil millones de dólares recaudados desde que Biden se bajó de la contienda. Es una cantidad que no tiene precedente y menos contando lo corta que ha sido la campaña.

Las entrevistas las ha dado con periodistas y medios que han sorprendido. Primero arrancó en el podcast “Call Her Daddy” que conduce Alex Cooper. Éste logra audiencias de hasta 10 millones de escuchas por episodio. No es un podcast que trate temas políticos. Más bien toca temas de mujer. Y por ello ahí Harris pudo explayarse en su postura ante el aborto.

Además del podcast de Cooper, Harris fue al programa nocturno de Stephen Colbert, The Late Show, a The View, también de fuerte audiencia femenina, y muy notablemente fue a Fox News con Bret Baier a meterse prácticamente a la cueva del lobo. Baier no entrevistó a Harris, más bien la confrontó como si fuese un debate entre él y la actual vicepresidenta. La estrategia de Harris era acercarse a votantes republicanos que no simpatizan con Trump. Veremos si su apuesta con ésta última entrevista fue la correcta.

Trump, por su parte, aceleró el paso en sus eventos y entrevistas, también varias a medios digitales incluyendo el podcast This Week con Theo Vaughn y Full Send de los simpatizantes de Trump agrupados bajo los Nelk Boys. Ahora estará con Joe Rogan que tiene 14 millones de escuchas por episodio. Así que también el ex presidente ha optado por acudir a medios no tradicionales para acercarse a audiencias específicas, en su caso a hombres jóvenes.

Tanto en sus entrevistas como en sus eventos Trump ha doblado su apuesta en su discurso de enojo y odio al grado de amenazar con desplegar a la Guardia Nacional para combatir a los enemigos internos si gana la presidencia. Esos enemigos internos son, ni más ni menos, que ciudadanos estadounidenses que se le ha opuesto.

Estamos a menos de dos semanas de que concluyan las votaciones en Estados Unidos. Las campañas han tenido de todo. Ha sido impactante ver la organización que implica buscar el voto ciudadano con propuesta y no con compra de voto como ocurre en otras latitudes. Y con todo y todo, el resultado de la elección es un volado.

Columna publicada en El Universal

Kamala Harris, la candidata demócrata a la presidencia, le dio una paliza a Donald Trump en el debate del 10 de septiembre. Dos semanas después, hay encuestas que muestran que a pesar de ese muy buen desempeño, Harris no logró un brinco igual de simbólico en las preferencias electorales.

¿Por qué?

Al concluir el debate el New York Times encuestó a votantes probables, tanto demócratas como republicanos, y el 67 por ciento opinó que Harris ganó el debate. Entre votantes independientes un 68 por ciento opinó que ella le ganó a Trump.

El debate lo vieron 67 millones de personas en Estados Unidos. Fue un récord. Como comparativo, el juego de la NFL que más personas han visto en la historia logró 29 millones de televidentes.

Pero en las encuestas que se han publicado habiendo pasado unos días del debate hay buenas noticias para ambos candidatos y, en conclusión, el resultado pinta para ser muy cerrado. En la encuesta nacional del New York Times Trump y Harris están empatados en 47%. En un promedio de las 12 principales encuestas Harris mejoró 1.5 por ciento a nivel nacional.

¿Cómo es posible? No solamente le fue bien a Harris en el debate. La vicepresidenta ha tenido muy buenas semanas con eventos llenos, recaudación récord de fondos y apoyos de personalidades como Taylor Swift. Bueno, hasta en economía ha tenido buenas noticias con el anuncio de la FED de bajar tasas. Esto, aunque la FED quiera estar ajena a la política, ayuda a quien está en La Casa Blanca porque abarata el costo del dinero en un momento en que la economía puede ser el tema que defina el voto de los que aún están indecisos.

Y al mismo tiempo a Trump le ha ido muy mal. En el debate y después. Durante el debate Harris mostró lo fácil que es arrinconar a Trump. Simplemente hay que cuestionar el número de personas que atienden sus mítines o su inteligencia para que el expresidente se salga de su carril, pierda toda disciplina política y comience a decir barbaridades como que los haitianos se comen a las mascotas en Ohio.

Su mala racha post debate ha incluido un segundo atentado a su vida. Después, con su candidato a gobernador de Carolina del Norte, Mark Robinson, implosionando por declaraciones escandalosas que hizo en un sitio de pornografía, Trump ha tenido que malabarear en un estado que es crucial para que el republicano llegue a los 270 votos del Colegio Electoral.

Lo que indican estas encuestas es, por un lado, que Estados Unidos está polarizado y que cambiar las preferencias del electorado es muy complicado. Si vemos las encuestas de los estados columpio, Harris ha logrado una ventaja nada despreciable en Pensilvania, que es fundamental para ella. Pero Trump ha avanzado en Arizona y Georgia.

¿Qué tiene a su favor Harris rumbo a las elecciones? Entre más la conocen los estadounidenses, más sube la opinión favorable sobre ella. ¿Qué tiene a su favor Trump? Un sistema electoral que ha tendido a favorecer a los republicanos. Por eso, a pesar de que los demócratas han ganado el voto popular en cinco de las últimas seis elecciones, solo han ganado el Colegio Electoral en tres ocasiones.

Harris ha logrado colocarse como la candidata que representa el cambio y la esperanza. Trump es el candidato del enojo y del odio. En un momento en que los votantes indecisos están pesimistas sobre el rumbo de su país, esto puede ayudar a Trump.

A 41 días de las elecciones, la contienda es un volado. Ambos candidatos tienen posibilidades de ganar. Nate Silver, el famoso encuestador de FiveThirtyEight considera que es la elección más cerrada en la historia de EUA.

Columna publicado en El Universal

Antes de las elecciones de noviembre próximo en EUA estamos viendo en México una pequeña probadita de lo que un triunfo de Donald Trump podría significar para México. El tipo de cambio está rozando los 19 pesos por dólar en gran medida por el anuncio que hizo Elon Musk de posponer la construcción de la mega fábrica de Tesla en Nuevo León hasta después de saber si gana Trump.

Musk seguramente escuchó a Trump decir en la Convención Republicana en Milwaukee que el sello “Hecho en EUA” solo será para lo producido, ensamblado y vendidos en territorio estadounidense y prefirió dejar sus opciones abiertas.

El semanario The Economist publicó lo que llaman “El índice de Riesgo Trump” para delinear qué países serían los más afectados si el republicano regresa a La Casa Blanca y por qué. Sin sorpresas, México es rankeado, con 71 puntos sobre 100, como el país que se vería más afectado por las políticas comerciales, de seguridad y migratorias del expresidente.

En migración, a pesar de que los mexicanos ya no son los que más quieren cruzar a Estados Unidos, las afectaciones por el cierre de la frontera nos dejarían con ciudadanos de todo el mundo esperando a que sus solicitudes de asilo sean aprobadas. Es prácticamente un hecho que Trump volverá a implementar su política de “Quédate en México” que tanto nos afectó cuando estuvo en La Casa Blanca porque lamentablemente lo ató al comercio bilateral para asegurar que cooperaríamos. Así que el gobierno de AMLO mandó a la Guardia Nacional a hacerla de muro en la frontera para Trump.

En comercio México superó a China como el principal socio de EUA en el 2023. Esto ha incrementado el déficit comercial de Estados Unidos con México en un 37 por ciento, comparado con lo comerciado en el 2020, para ubicarse en 152 mil millones de dólares. Ya sabemos que Trump y sus asesores detestan los déficits. Sienten que es una forma de burla o abuso de EUA así que será algo que busquen revertir desde el día uno.

A ello hay que sumarle la “Cláusula Sunset” del TMEC que implica que México-EUA y Canadá se sienten en el 2026 a revisar el acuerdo comercial para evaluar si quieren seguir más allá del 2036. Las condiciones que pondrá el gobierno de Trump para mantenerse en el TMEC seguramente serán durísimas, en especial si sienten que los chinos se están aprovechando de nuestra geografía y amabilidad para seguir inundando a los estadounidenses con sus productos.

Si bien es cierto que cuando Toyota o Mercedes Benz producen autos en México que luego son exportados a EUA, nuestro vecino no siente que los japoneses o los alemanes están abusando del TMEC, un gobierno trumpista no verá con los mismos ojos los autos chinos (BYD, por ejemplo) que lleguen al mercado norteamericano.

La geografía, si bien nos ata a Estados Unidos, no es lo que define nuestro grado de vulnerabilidad a un regreso de Trump. El otro socio del acuerdo comercial, Canadá, obtiene un 43 por ciento de riesgo en el mismo ranking del Economist. Me parece que la asimetría en la relación, aunado a que no hemos tenido gobiernos que hagan bien la tarea para mitigarla, es lo que nos coloca en esta posición tan desfavorable.

El ejemplo perfecto es la falta de Estado de Derecho. Fue esta ausencia seguramente lo que hizo que el FBI actuara sin compartir información con el gobierno mexicano en la captura de El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López. Si esto fue manejado así bajo el gobierno de Biden, es fácil imaginar cuál será la postura de un presidente Trump 2.0 para lidiar con los grupos criminales.

México es pues, el país más vulnerable a un regreso de Trump a La Casa Blanca en enero del 2025. Por ello, queda claro que el entusiasmo y la unidad que ha generado Kamala Harris en el arranque tardío de su campaña tras el anuncio de renuncia de Joe Biden es de las mejores noticias recientes que hemos tenido.

Columna publicada en El Universal

El triunfo de Morena el domingo 2 de junio fue mucho más amplio del que esperaban muchos ciudadanos. La emoción de tantos que veían el posible triunfo de la oposición – difícil, más no imposible en la presidencia – pero sí en las distintas gubernaturas, Jefatura de Gobierno y desde luego en el legislativo, se tornó en shock al conocer la contundente victoria de Morena y sus aliados del PVEM y PT.

Ese shock ha llevado al enojo; a señalamientos de fraude; a gente queriendo comparar las sábanas de sus casillas con los resultados del PREP; a decir que la compañía del hijo de Bartlett metió mano en el software del INE y a un sinfín de teorías de la conspiración para ver si de alguna forma se sostiene que ese resultado estuvo mal.

Estamos hablando de una diferencia de más de 30 puntos porcentuales. Claudia Sheinbaum recibió 17 millones de votos más que Xóchitl Gálvez. Si multiplicamos los votos de Gálvez por dos, se sigue quedando corta frente a los votos de Claudia. Y si vemos el mapa de México, Morena solo perdió en Aguascalientes. El país se pintó de guinda. Fue una paliza.

¿Cómo pudo arrasar así Morena en la CDMX si llevamos días y días de contingencias por la mala calidad del aire? ¿Cómo pudo ganar Clara Brugada si ya no es solo Iztapalapa la alcaldía que no tiene agua? ¿Cómo se reeligió Abelina López Rodríguez en Acapulco después de su lamentable desempeño tras el paso de Otis? ¿Cómo ganó por una ventaja de dos dígitos Rocío Nahle en Veracruz si ni siquiera es veracruzana y sus escándalos de corrupción marcaron la campaña? ¿Quiénes son los que le dieron 78.5% de la votación a Eduardo Ramírez en Chiapas si en ese estado reina la inseguridad; la falta de oportunidades y la pobreza?

Podríamos seguir con este tipo de preguntas y con las teorías de la conspiración. Podemos hablar de los programas sociales y de la intervención presidencial, que sin duda influyó.  Pero es mejor aprender lecciones y voltear a ver hacia adelante.

¿Qué pasó el 2 de junio? La elección ha dejado en claro que México es un país muy complejo y que ni la oposición ni nosotros como analistas y observadores de la política hemos sabido transitar con un importante segmento de los mexicanos.

Por más escritos y publicaciones sobre los elefantes blancos disfrazados de obras de infraestructura; por más que le dimos voz a los que se han quedado sin medicinas; con todo y los reportajes tan documentados sobre la corrupción de los cercanos al presidente, la votación arrojó un claro SÍ para AMLO y un SIGAMOS ADELANTE para Claudia.

La oposición, mientras tanto, decidió no apoyar a su candidata a la presidencia y colocó a amigos y familiares para ocupar posiciones de poder sin importar cual fuera el resultado. Ante la derrota determinante, hoy Marko Cortes y Alejandro Moreno están tranquilos porque tendrán su escaño plurinominal en el Senado. No han tenido la decencia de renunciar a sus dirigencias ni de hablar de un mea culpa.

Además de intentar entender qué pasó, la pregunta pertinente es ¿qué sigue? ¿qué le espera a México bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum? Estamos en sus manos. En su decisión de qué tomar y qué dejar de la agenda de López Obrador. En su visión de a qué ala de Morena escuchar y a cuál apaciguar. Hereda un país dividido con una larga lista de pendientes. ¿Qué camino tomará para enfrentarlos? ¿El de la confrontación o el de la reconciliación?

¿Qué va a hacer la primera presidenta con México y para los mexicanos? En eso toca concentrarnos ahora.

Columna completa en El Universal

Cierran hoy las campañas y empieza el periodo de reflexión. Tres días de silencio para poder ir a votar el domingo. Van algunos apuntes de cómo llegamos a estas elecciones.

  1. AMLO y el México binario: El presidente Andrés Manuel López Obrador fue muy exitoso en hacer que las campañas que concluyen hoy giraran en torno a dos opciones: o su auto definida Cuarta Transformación o el regreso al pasado. Ese México de “o estás con Morena o eres un beneficiado del pasado” no lo logró romper la campaña de Xóchitl. La tenía muy complicada ya que el presidente utilizó todos los recursos del estado para sostener este cuento de o conmigo o con los ladrones del pasado.

No obstante, no deja de llamar la atención este discurso cuando en las filas de Morena hay tantos políticos del pasado y del tan odiado PRI. Empezando por Manuel Bartlett, el padre del fraude el ’88 contra el que dijo Sheinbaum en el tercer debate que ella luchó. Es el gobierno que más embajadas le ha dado a políticos del PRI. Hay muchas incógnitas sobre Claudia, pero una ya quedó clara. Si gana, seguirá con los abrazos a los Priístas que tanto critica. Y para muestra, la foto dándole la bienvenida a Alejandra del Moral la misma semana de las elecciones. ¿Pues no que odian a los Priístas?

  1. El carro completo: tanto el presidente como Claudia Sheinbaum piden que el voto sea todo por Morena. ¿Qué pensarán de esta petición sus aliados del PT y PVEM tomando en cuenta que si no reciben el 3 por ciento de la votación válida emitida, pierden el registro?

Más allá de esta duda, otra fundamental: ¿Realmente queremos darle tanto poder a un solo partido? Ya hemos sido testigos de un ejecutivo que con mucho poder se torna en un presidente caprichoso que no admite diferencias. Una presidencia con contrapesos en el legislativo y en el judicial es la mejor receta para asegurar que sigamos siendo una democracia. El país de una sola persona fue un lastre para México en los 70 años del PRI y sería lo mismo en caso de que se repitiera con Morena.

  1. La violencia es lo de menos: En estos días el New York Times; el Financial Times; el Washington Post; el Economist han retratado la terrible violencia electoral que se vive en México y como ha cobrado la vida de 34 candidatos que buscaban un cargo de elección popular hacia las elecciones del domingo. Ayer, en la conferencia de Palacio Nacional – esa que ocurre después de una hora de reunión entre el presidente y su gabinete de seguridad – López Obrador dijo que en México no hay violencia. Lo que dicen los medios es producto del amarillismo y de que están controlados por sus adversarios. Ayer mismo fue asesinado Ricardo Arizmendi Reynoso, candidato suplente del PRI por la presidencia municipal de Cuautla, Morelos. ¿En qué otro país podría salir a presumir el presidente que las elecciones se celebran en paz y tranquilidad cuando hay ya no digamos más de 30, con que exista más de 1 candidato que ha sido asesinado?
  2. Y la corrupción también: esa tampoco existe en el mundo que nos pinta cada mañana el presidente. En estas campañas han sido expuestas con pruebas contundentes las fortunas inexplicables de Rocío Nahle, candidata a la gubernatura de Veracruz; Cuitláhuac García, actual gobernador de ese mismo estado; Clara Brugada, la candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la CDMX; y Mario Delgado, dirigente de Morena. En ningún caso ha mostrado el presidente que prometió barrer las escaleras de arriba para abajo la intención siquiera de tomar la escoba.
  3. Triunfos sí; derrotas no: tanto el presidente López Obrador como su candidata Claudia Sheinbaum han hablado de fraude electoral. Van por triunfo en todo, la presidencia; las ocho gubernaturas; la Jefatura de Gobierno y la mayoría calificada en el legislativo. En cualquier votación que les sea adversa, la van a desconocer. En la democracia de Morena solo se admiten victorias.

Columna completa en El Universal

Una de las preguntas que escucho seguido ante las próximas elecciones es que, con tanta destrucción, ineptitud y agravios a distintas comunidades ¿cómo puede Andrés Manuel López Obrador gozar de la popularidad que demuestran las encuestas y que de alguna forma parece heredar Claudia Sheinbaum?

Esto me ha llevado a revisar el libro de Leon Festinger, Cuando la profecía falló. Festinger era un sociólogo que se infiltró entre los seguidores de una mujer, ama de casa, que vivía en Chicago en los años 50. Se llamaba Marian Keech.

Keech convenció a un grupo de personas que el 21 de diciembre de 1954 caería un gran diluvio que llevaría al fin del mundo. Solamente ella y sus seguidores se salvarían. Así, este grupo decidió renunciar a sus trabajos; vender sus pertenencias y alistarse para esa fecha fatal. Festinger quería ver cuál sería la reacción de los seguidores de Keech una vez que se dieran cuenta que esa profecía no se cumplía. ¿Se enojarían con Keech? ¿La querrían reportar a las autoridades por ser un fraude? ¿Se deprimirían por haber creído una mentira de ese tamaño?

El 21 de diciembre, Keech y sus seguidores escalaron una montaña cerca de Chicago a la cual llegarían, según la profeta, unos platillos voladores a salvar a los creyentes. Solo a ellos. El día se convirtió en noche y llegó el 22 de diciembre. No hubo diluvio. No llegaron los platillos voladores.

Y ¿qué hicieron los seguidores de Marian Keech? No se enojaron. No se deprimieron. Justificaron la falla de la profecía diciendo que ellos habían sido creyentes tan fervientes que sus plegarias salvaron al planeta del diluvio y por lo tanto ya no fue necesario el rescate de los platillos voladores.

Festinger llamó a esto disonancia cognitiva que es cuando ajustamos nuestras creencias para que éstas o las ideas que nos formamos en nuestra mente se adapten a la realidad. No es un desdén por la realidad. Es un acomodo. Al ver esta disonancia cognitiva en acción entre los seguidores de Keech, Festinger concluyó que pretender cambiar la visión de los fieles es una tarea prácticamente imposible.

De alguna forma, esta conclusión sociológica me lleva a pensar en una explicación alterna al perdón y al teflón que goza el presidente. López Obrador pudo haber hecho de México un mucho mejor país con el bono de seguidores con el que llegó a gobernar y con la cantidad de problemas que había por resolver. Termina el sexenio como un presidente que destruyó mucho y que lo que construyó (Tren Maya; Dos Bocas; AIFA; Mexicana de Aviación) serán elefantes blancos que desde ya están siendo costosísimos para el erario.

En un país con tantas necesidades, la destrucción del actual sexenio es aún más indignante. Esa es la realidad que vivimos millones de mexicanos cuando no gozamos de seguridad; infraestructura ni servicios de educación y salud de calidad.

Pero existe esto de la disonancia cognitiva y entonces, el presidente puede seguir diciendo que su gobierno ha sido la Cuarta Transformación. El 2 de junio sabremos qué tan potente es su base de fieles seguidores.

Columna completa en El Universal

Es la migración. Eso respondió el 28 por ciento de los encuestados por Gallup a la pregunta de ¿Cuál cree que es el problema más importante que enfrenta el país hoy? La famosa frase de James Carville de “Es la economía, estúpido”, puede hoy modificarse por “es la migración”.

En segundo lugar (20 por ciento) quedó el gobierno como problema importante a resolver y en tercer lugar, con apenas 12 por ciento, los encuestados respondieron que el problema es la economía. Esto mete de lleno a México en las campañas electorales de nuestros vecinos, en un año en el que también celebraremos elecciones federales.

¿Qué implica que México entre en las campañas? Por un lado, que tanto Andrés Manuel López Obrador como Donald Trump se verán beneficiados entre más caótica se encuentre la frontera. Si. Los intereses de AMLO y Trump se alinean. Para el ex presidente de Estados Unidos, el que la frontera sea un problema no resuelto le permite atacar a Biden y subir sus probabilidades de reelegirse dada la importancia que el electorado estadounidense le da al tema.

Por ello, aun cuando el Senado de EUA estaba por aprobar una iniciativa bipartidista que pondría algo de orden en materia migratoria, con la señal que envió Trump a la Cámara de Representantes – en donde los Republicanos tienen una pequeña mayoría – de que no quería que eso sucediera, la propuesta se vino abajo. Los senadores republicanos no quisieron jugar su capital político si sabían que en la Cámara baja la iniciativa no prosperaría.

Trump quiso tumbar esta iniciativa porque sabe que si Biden se anota un gol en materia migratoria/fronteriza, aumentan sus posibilidades de reelegirse.

Y en el caso de AMLO, el caos en la frontera le permite mantener el sartén por el mango ante un Biden que sabe que si México juega su parte en detener el flujo migratorio desde la frontera sur con Centroamérica, el caos para la frontera con EUA es mucho menor. Por ello Biden ha decidido mirar hacia otro lado en derechos humanos; democracia y libertad de expresión en México. No se quiere meter en pleitos que para él son menores y que le podrían complicar la cooperación de AMLO en migración.

En México López Obrador está usando todos los recursos del Estado para que en las elecciones de junio su sucesora, Claudia Sheinbaum, gane. El que La Casa Blanca haga como que no ve y no escucha estas acciones antidemocráticas es invaluable para el presidente mexicano. Es un logro para AMLO poder chantajear al hombre más poderoso del planeta gracias a una caótica frontera: el flujo de migrantes sube o baja dependiendo qué tanto coopere el gobierno mexicano en ello.

Para muestra, su reciente filtración de los datos personales de Natalie Kitroeff, la corresponsal del NYTimes en México, durante su conferencia mañanera. López Obrador se enojó por el artículo del diario en el que mencionó que el gobierno de EUA había abierto investigaciones sobre vínculos del crimen organizado con su campaña del 2018.

Lejos de que La Casa Blanca condenara esta filtración y defendiera la libertad de expresión, el embajador de EUA en México, Ken Salazar, prefirió salir a decir que no hay ninguna investigación de vínculos de AMLO con el crimen organizado.

Lamentable, pero cierto. AMLO y Trump se benefician del caos en la frontera y con ello México se inserta de lleno en las elecciones de noviembre próximo en EUA.

Apostilla: El presidente López Obrador vuelve a querer jugar a ser empresario…con el dinero de los mexicanos. Ahora quiere comprar el aeropuerto de Toluca para que lo opere la Marina. Se nota que no es su dinero y que nunca ha vivido más que del erario.

Columna completa en El Universal

Los Republicanos tienen un tema que es un garbanzo de a libra para ellos de cara a la elección presidencial de noviembre 8: el migratorio. Es un garbanzo de a libra porque es el gran problema que le interesa de manera especialmente importante al electorado y en el que este partido goza de una ventaja de 30 puntos sobre los demócratas en la opinión pública cuando se les pregunta cuál partido es el que mejor puede manejar el tema.

La migración es el gran pendiente por resolver. Y en éste logran mayor aceptación los Republicanos sobre los Demócratas. El discurso que pueden y están utilizando para echarle gasolina a una hoguera de por sí encendida es ideal para estos tiempos de odio hacia lo extranjero: ¡Paren la invasión! Es lo que ha dicho Trump y lo que los republicanos, que están a los pies del expresidente, no paran de repetir.

Ahora que Trump ha ganado las primarias de Nuevo Hampshire y los caucuses de Iowa es prácticamente seguro que los estadounidenses verán una repetición de Trump vs. Biden en su elección presidencial. Con ello el banderazo de salida de las campañas generales se ha dado. Y tanto Biden como Trump han adoptado el discurso de dureza y firmeza para decir que quieren arreglar el caos de un sistema migratorio roto.

La realidad es que ninguno está pensando en arreglar nada. Los Demócratas saben que deben empujar políticas más severas y menos humanitarias hacia los migrantes pero entienden que los Republicanos ahora mismo se van a negar a aprobarles nada con tal de seguir utilizando a la migración como herramienta de golpeteo al gobierno de Biden. Las campañas políticas estarán por encima de cualquier tipo de acuerdo bipartidista.

Atrás ha quedado el Biden humanista que quería demostrar que era diferente a Trump en materia migratoria. Ahora tenemos a un presidente demócrata hablando de cerrar la frontera porque sabe que si quiere reelegirse, tiene que demostrar que puede arreglarla. El presidente ya no está escuchando a quienes en su partido y en su gobierno abogan por políticas que respeten los Derechos Humanos y honren el sentido de Estados Unidos como un país de migrantes. En pocas palabras, Biden se han endurecido en el tema migratorio.

Del lado de Trump ya sabemos que hay: gritos que señalan a México como culpable de la invasión a Estados Unidos. Y conocemos sus tácticas intimidatorias que prometen desde ya que, si regresa a La Casa Blanca, podría hasta invadir México con tal de arreglar la frontera.

¿Qué significa esto para México? Que sin quererlo ni pedirlo, formaremos parte de las campañas políticas estadounidenses. Y lo haremos por las razones equivocadas. Porque representamos un problema para Estados Unidos. Así que más nos vale irnos preparado para una temporada muy turbulenta que puede convertirse en huracán categoría 5 si llega a reelegirse Trump.

¿Se estarán preparando para ello en Palacio Nacional?

Columna completa en El Universal

Vivimos en los tiempos de los Fake News. De por sí teníamos ya un reto con la información en tiempos electorales y ahora llegamos al 2024 con dos ingredientes que harán el reto de informar e informarnos uno mucho más complicado.

Con las redes sociales sabemos que la información viaja a una gran velocidad. Y dentro de esta información bien se dice que mientras la mentira ya corrió y le dio la vuelta al mundo, la verdad apenas se está amarrando las agujetas. Pero tenemos que pensar ahora en el enorme reto que representa la Inteligencia Artificial (IA).

En estos días, a manera de advertencia sobre lo que se viene, el New York Times publicó imágenes verdaderas a la par de otras generadas con IA. Intentar diferenciar cuál es la auténtica de la ficticia es casi imposible.

La información académica sugiere que la población de mayor edad es la que tiende a compartir más videos falsos y los más jóvenes son los que más fácil se creen lo que ven en redes sociales, en especial en TikTok.

En México no tenemos tanto dato como el que hay en Estados Unidos respecto a estos temas pero, si nos guiamos por las tendencias de aquel país, el problema no son solamente los Fake News y la IA, también la simple amenaza de su existencia genera retos. De acuerdo con una encuesta de Axios, 53 por ciento de los estadounidenses creen que la desinformación generada con IA tendrá un efecto en el resultado de sus elecciones de noviembre próximo. Esto en si es un círculo vicioso que genera desconfianza en los medios de comunicación, tradicionales o no.

Otro reto al que nos enfrentamos desde ya con la IA y la desconfianza que genera es que cuando un político es captado en una situación reprobable, su argumento puede ser escudarse en decir que dicha información es falsa y que fue creada o generada con Inteligencia Artificial. Eso vimos en el caso Martí Batres con una grabación de WhatsApp en la que hablaba de como fortalecer a Clara Brugada frente a Omar García Harfush en sus aspiraciones por la CDMX, a pesar de lo que “la Jefa” Claudia Sheinbaum quisiera. La respuesta inmediata de Batres para defenderse fue decir que esa grabación fue hecha con IA.

A todo esto hay que agregarle el ingrediente en México de un López Obrador y su partido, Morena, que no tienen ni empacho ni la menor preocupación por los daños que una campaña plagada de mentiras y falsedades pueda tener para el país. Por el contrario, lejos de querer robustecer a los medios de comunicación establecidos y a los periodistas con años de carrera, tenemos a un presidente que no se cansa de atacar. Ha ocurrido a lo largo del sexenio pero se ha recrudecido conforme llega el final de su mandato.

La Mañanera de AMLO en la que habló de que los dueños de Imagen y Fórmula no le hacen caso respecto a sacar a Ciro Gómez Leyva, o el enojo de esta semana con Azucena Uresti por no explicar a qué circunstancias se refiere en su mensaje anunciando su salida de Milenio TV son dos claros y burdos ejemplos del enorme desdén por un periodismo serio e informado en México, en especial en tiempos electorales.

La situación pinta para pasar de complicada a complejísima por la tecnología en sí misma y por un mandatario que, cegado de poder, no solo no alcanza a dimensionar el tamaño del reto, además está listo con su cajita de cerillos, aventándolos a la hoguera de las Fake News, los Deep Fakes, y demás herramientas de desinformación.

Columna completa en El Universal

En el 2024 más de la mitad de la población mundial tendrá que ir a votar. Como bien sabemos, México y Estados Unidos tendrán elecciones. Pero también habrá comicios en Taiwán, Rusia, Ucrania, India, Indonesia, Venezuela, Sudáfrica, Gran Bretaña, Austria, Bélgica, Croacia, Finlandia, Túnez, Ghana, Ruanda, Namibia, Mozambique, Senegal, Sudan del Sur…

Somos 8 mil millones de personas en el mundo. En el año que acaba de arrancar 4.2 mil millones de personas viven en un país que tendrá elecciones. Así, por primera vez en la historia, más de la mitad de la población mundial está llamada a votar.

The Guardian define el 2024 como el Super Bowl de la democracia, pero el semanario The Economist anota que si bien esta cantidad de elecciones deberían indicar que será una fiesta de la democracia, la realidad es mucho menos alegre. La mayoría de los países que tendrán elecciones son democracias fallidas o de plano autocracias.

Desde ahora sabemos, por ejemplo, que en Rusia, Vladimir Putin se va a reelegir por quinta ocasión. Lo suyo tendría que ser más una coronación que una elección dadas las acciones en contra de sus opositores que han sido exiliados, encarcelados o asesinados. Casi en el mismo plano podemos anticipar el resultado en febrero en las elecciones parlamentarias de Bielorrusia, aquellas que Lukashenko ha dicho que serán justas, “a diferencia de las de Estados Unidos”. Esto a pesar de que Svetlana Tijanóvskaya sigue viviendo en el exilio tras haberle ganado las elecciones del 2020 cuando se presentó como la candidata inesperada después de que Lukashenko asesinó a su esposo, el principal y popular opositor en esos comicios.

India, el país más poblado de mundo, acudirá a las urnas entre abril y mayo, pero sus casi mil millones de ciudadanos lo harán en una democracia fallida en la que Narendra Modi ha traído de regreso el tribalismo: hindús vs musulmanes. Lo bueno es que en una de esas y la coalición INDIA (Alianza Nacional Inclusiva por el Desarrollo de India), conformada por 28 partidos opositores, podría frustrarle a Modi su 3era reelección.

Taiwán será una de las elecciones más importantes del mundo y con ella arrancará el 2024. Son tres candidatos, dos de los cuales abogan por un acercamiento con China. Del resultado de estas elecciones podemos anticipar la forma como se definan las relaciones entre China y Estados Unidos. Si gana de nuevo el partido Democracia Progresiva, que es el único que aboga por la independencia de la isla ¿con qué tanta furia reaccionará Beijing? Esa es la gran pregunta que quedará expuesta arrancando el año pero que podemos anticipar no será tersa. El primer discurso de Xi Jinping del año fue para advertir que en el 2024 será inevitable la reunificación de China.

En Irán habrá elecciones y todos sabemos que ahí no existen las libertades de una democracia consolidada. Por ello los clérigos fundamentalistas que están al mando han descalificado a priori a un 25 por ciento de los opositores competitivos para las elecciones parlamentarias de marzo.

En Europa la renovación del Parlamento puede sonar poco importante pero sus resultados nos darán una pista de qué tanto apoyan los europeos a los populistas de derecha, como los elegidos en noviembre en Países Bajos cuando ganó Geert Wilders, o si prefieren opciones más moderadas, como ocurrió en Polonia con el triunfo de Donald Tusk.

Todos estos procesos electorales, en un mundo desordenado, con ciudadanos enojados y resentidos, anticipan mucho mayor volatilidad en el 2024. Será un año interesantísimo en materia electoral.

Apostilla: Para un análisis más extenso de este año electoral, los invito a escuchar el episodio de mi podcast Broojula de hoy, Tsunami electoral, en el que platico con Miguel Ángel Lara Otaola, miembro del consejo del Electoral Integrity Project.

Columna completa en El Universal

Con el arranque de las precampañas comienza también la lamentable etapa de los muchos y malos spots políticos en la radiodifusión mexicana.

A partir del lunes y hasta tres días antes de las elecciones del 2024, los ciudadanos seremos víctimas de la spotiza de los partidos políticos y las autoridades electorales. En estos 191 días nos van a bombardear con alrededor de 52 millones de spots las más de 3 mil 700 estaciones de radio y televisión del país.

Los partidos políticos y las autoridades electorales tienen derecho a utilizar 48 minutos diarios de radio y televisión de los tiempos oficiales, en épocas electorales, para promover ideas y propuestas de los primeros e información sobre las elecciones de los segundos. Estos 48 minutos diarios no le cuestan un centavo ni a los partidos políticos ni a las autoridades electorales. Son completamente gratis. Así que al dineral que se les da a los partidos políticos hay que sumarle este beneficio de no tener que pagar ni un centavo para que sus spots sean transmitidos en radio y televisión.

Esto de los tiempos oficiales es una herencia que viene desde la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz, cuando al enojarse por la cobertura de los medios de comunicación del movimiento estudiantil de 1968 se impusieron como castigo a la industria. La historia es larga, pero en la campaña electoral del 2006, cuando los famosos spots de “López Obrador es un peligro para México” salieron al aire pagados por el Consejo Coordinador Empresarial, el candidato perdedor, AMLO, se enojo. Culpó de su derrota a los medios de comunicación y al modelo electoral lo que propició la reforma electoral del 2007. Ésta, además de cambiar de forma anticipada a los consejeros del entonces IFE, inauguró la prohibición de que partidos políticos o agentes económicos pudieran comprar tiempo aire para procesos electorales. A partir de entonces, 48 minutos de los tiempos oficiales se pusieron a disposición de los partidos políticos y de la autoridad electoral para que la radio y la televisión mexicana tuvieran que transmitir de forma gratuita los mensajes de los candidatos y partidos políticos.

Ningún país en el mundo le cobra tanto a la radiodifusión por el uso del espectro, es decir del aire, por el que transmiten sus frecuencias. Y ningún país le regala este tiempo aire a sus políticos para que saquen la cantidad de spots a los que estaremos siendo bombardeados desde el lunes.

Como lo que no nos cuesta es usualmente poco valorado, los partidos políticos suelen hacer muy mal uso de estos tiempos oficiales. No nos dicen nada interesante ni novedoso sobre sus propuestas. A partir de esa reforma del 2007, quedó prohibido que los spots en contra de partidos o candidatos tuviera aspectos denigrantes. Esto significó cerrarles la puerta a las campañas negras. Así que si un candidato tiene uno o varios cadáveres en su clóset, pues está prohibido que sus contrincantes los hagan saber al público en general a través de los spots políticos.

Para sumarle a lo ridículo que es nuestro modelo de comunicación política, los spots de las precampañas, que supuestamente van dirigidos solo a los militantes y simpatizantes de los partidos, los tenemos que escuchar todos. O qué ¿nos vamos a tapar los ojos o los oídos cuando salga un spot de un partido con el cual no simpatizamos?

Es realmente ridículo el modelo de comunicación ideado para complacer en su momento a Andrés Manuel López Obrador como candidato. Y lo sigue siendo ahora que, con AMLO ya en la silla, usa el poder del micrófono todas las mañanas en sus conferencias de Palacio Nacional para denigrar, señalar y acusar – la mayoría de las veces sin prueba alguna. Es decir, hace desde el púlpito presidencial lo que tanto se quejaba que hacían sus antecesores.

Así, hoy tenemos un modelo de comunicación política caro, malo, invasivo e inútil. Estamos pues, en el peor de los mundos en la materia.

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Falta mucho y a la vez no falta tanto para la elección del 2024. ¿Qué certezas tenemos en el ámbito de la competencia presidencial? Primero, que será una elección de Estado. El presidente López Obrador utilizará todo lo que está a su alcance como Jefe del Ejecutivo para que gane Morena las elecciones. Es algo que ya está ocurriendo, aun cuando formalmente no han arrancado ni las precampañas. Lo vemos haciendo campaña abierta desde Palacio Nacional en la Conferencia Mañanera, que se paga con recursos públicos, y lo vemos atacando a la oposición desde ese mismo espacio.

Los 70 días del ‘corchola-tour’ también fueron financiados con recursos cuya procedencia no es transparente. Creer que cada uno de esos mítines costó 20 mil pesos, como lo reportó este diario en primera plana ayer basado en los datos que dieron los morenistas, es completamente descabellado.

Ahí están además las acusaciones que ha hecho el propio Marcelo Ebrard sobre el uso de la Secretaría del Bienestar para ayudar a la campaña de Claudia Sheinbaum. Tuvo su conferencia de prensa en la que denunció el acarreo que hace Bienestar para los eventos de Sheinbaum.  Después publicó un twitt exigiendo a la dirigencia de Morena que hiciera cumplir los acuerdos del partido ya que había acarreo y brigadeo por parte de servidores públicos en favor de la ex Jefa de Gobierno. Si eso ocurre ahora entre los partidarios ¿cómo pensar que va a ser diferente cuando la campaña sea contra la oposición? Va a ser mucho peor el uso de recursos públicos y del Estado una vez que arranque formalmente el proceso.

Otras certezas que hay hoy en el horizonte es la parálisis del INE ante las violaciones a las leyes electorales.

¿Qué incógnitas hay en el escenario de competencia? No conocemos aún a ciencia cierta quienes serán los candidatos. Podemos apostar a que en Morena será Claudia Sheinbaum y en el Frente a que quedará este domingo Xóchitl Gálvez.

Después del desplegado que publicó ayer Dante Delgado es muy posible que MC postule a Samuel García o, si al final da el brazo a torcer, a Luis Donaldo Colosio. ¿A quién le arrebatará votos esa candidatura? Será interesante ver incluso el papel que juega el muy presente machismo en la sociedad mexicana si es que quedan dos mujeres con mayor infraestructura como candidatas en contra de un hombre de un partido que en las encuestas publicadas esta semana logra un 12 por ciento de las preferencias. Movimiento Ciudadano está muy lejos de los veinte altos que le dan a Xóchitl o de los 40 bajos de Claudia.

Las encuestas muestran que hoy Morena gana con cualquier candidat@. Reforma le dio el lunes 53% al partido. ¿Se sostendrá esta cifra si hay un hombre en la boleta postulado por otro partido?

¿Qué pasará con Marcelo Ebrard? Acabará apoyando a Claudia Sheinbaum si, como todo apunta, ella termina siendo la ‘ganadora’ de las encuestas del partido después de haber dicho que su cierre de tour en Veracruz fue un bostezo-fest?

Son dudas que, salvo la definición de Movimiento Ciudadano, se resolverán tan pronto como la semana próxima.

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En México todo gira actualmente en torno a quién va a gobernar el 2024. El presidente López Obrador parece preocuparse exclusivamente por lograr que la campaña de Claudia Sheinbaum encienda y por atacar a Xóchitl Gálvez utilizando todo el poder del Estado para intentar tumbarla. No importa si rompe la ley. Está en modo campaña, pero no de esas campañas que buscan demostrar las acciones positivas de su gobierno para, sobre éstas, pedir el voto. Su modo campaña es atacar y aplastar. Esto nos está dejando fuera de muchas jugadas como país. Una de ellas, aprovechar los raudales de dinero que Biden le está inyectando a las energías renovables vía el Acta para Reducir la Inflación, el IRA por sus siglas en inglés.

La semana pasada escribí sobre mi visita a una planta de hidrógeno verde en Puertollano, España. Esta semana pensaba escribir sobre Xóchitl; sobre las pre-pre campañas; sobre el INE inoperante ante un presidente que hace hoy exactamente lo que pedía que no hicieran sus antecesores, pero me topé con dos textos que demuestran lo costoso que es y será para México el 2024.

Uno fue una entrevista al ex Primer Ministro de Italia, Paolo Gentiloni, actual Comisionado Económico de la Unión Europea, para el Financial Times. En ésta, Gentiloni advierte que Estados Unidos le va a robar el mercado al bloque europeo en inversiones y talento en el sector de tecnologías verdes.

Washington, dice Gentiloni, está inyectando cientos de miles de millones de dólares en subsidios y exención de impuestos para nuevas inversiones en energía y manufactura verde (vehículos eléctricos; proyectos de hidrógeno verde y baterías) mientras Europa está primero pensando en su regulación.

Gentiloni se queja de que el bloque europeo ‘solamente’ está invirtiendo 10 mil millones de Euros para innovación en el sector. Esto le parece una suma y un esfuerzo pequeño ante lo que va a generar el IRA, que Goldman Sachs estima llegará a un billón de dólares (1 trillón, en inglés). La consecuencia será una fuga de inversión y talento hacia Estados Unidos. Por ello Gentiloni quiere que Europa se ponga las pilas.

La segunda nota fue un texto del presidente del BID, Ilan Goldfajn, para El País, en el que habla de América Latina y su posición como la región que podrá resolver los grandes problemas de nuestros tiempos, en especial el calentamiento global.

Goldfajn afirma que Chile, Colombia y Costa Rica han anunciado estrategias fundamentales para lidiar con el cambio climático. Según Climate Action Tracker, éstas son 3 de las 6 mejores estrategias que hay actualmente en el mundo.

Chile está apostando al hidrógeno verde. Quiere producirlo de la forma más económica en el mundo para el 2030 y lograr ser el primer exportador para el 2040. La Comunidad Europea va a invertir en Chile millones de dólares en este sector. Por ello ayer se reunió Ursula Von der Leyen con Boric en el marco de la reunión UE-CELAC.

Brasil está invirtiendo también en hidrógeno verde con estimaciones de que para el 2050 van a exportar 4 millones de toneladas al mundo. Además, el año pasado fue el 3er país que más invirtió en plantas de energía eólica, detrás de China y Estados Unidos.

Uruguay ha logrado atraer la producción de vehículos eléctricos de Volkswagen porque el país funciona básicamente con energía limpia. Esto permite a la empresa cumplir con sus propias metas ecológicas.

Qué coraje leer que existen todas estas oportunidades para México, pero que pasen sin que las veamos porque todo es hoy pensar en el 2024. No veo a nadie en el actual gobierno intentando que México se inserte como parte de Norteamérica para que los incentivos del IRA apliquen para inversiones en México. Por el contrario, estamos espantando inversiones nacionales y extranjeras. Lo que ocurre actualmente es la definición exacta de que el gobierno de López Obrador está solamente pensando en la próxima elección y no en la próxima generación.

¡Qué rabia ver como se nos van tantas oportunidades!

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Pasadas las elecciones de este año estamos ya con las elecciones presidenciales del 2024 encima. Ante este banderazo, van 3 preguntas y respuestas:

  1. ¿Por qué ganó Delfina? A pesar de un fallo del Tribunal que confirma que cuando Gómez fue alcaldesa de Texcoco hubo un descuento a los salarios de los trabajadores y por ello una multa a su partido, a Morena, Delfina Gómez obtuvo 8 puntos más en las elecciones del domingo que la candidata de la alianza PRI-PAN-PRD-PANAL, Alejandra del Moral.

El justificado hartazgo con casi un siglo de malos gobiernos del PRI es tan grande que ni un fallo que comprueba un delito fueron suficientes para que los mexiquenses le dieran la espalda a Delfina.

También ganó porque hubo un buen operativo del partido, de Morena, y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El día de la elección hubo detenciones de funcionarios de los gobiernos de Veracruz y Michoacán en municipios del Estado de México con dinero en efectivo y listas de electores.

A ello hay que sumar que Delfina Gómez ha sido una política disciplinada que ha cumplido al pie de la letra la estrategia emanada desde Palacio Nacional. Acudió a sus mítines; estuvo cerca de la gente y se apegó al mensaje de sus coordinadores de campaña. No perdió el piso en ningún momento queriendo demostrar que la que manda es ella. Acudió a los debates y se apegó al discurso que se esperaba de ella, incluso superando las bajas expectativas que había sobre su capacidad para debatir.

  1. Va Por México dice que prácticamente empató con Morena al sumar los votos que obtuvieron en Coahuila y Estado de México. ¿Es una lectura correcta? Al día siguiente de las elecciones, la coalición dio una conferencia de prensa en la que celebraron el triunfo en Coahuila, que fue por una diferencia de 35.5 puntos porcentuales, la más holgada en 18 años. Sumaron los votos obtenidos por Morena-PT-Verde en EdoMex, con los obtenidos por Morena en Coahuila. Esto dio un total de 3 millones 548 mil 410 votos. Ese número lo compararon con la suma de votos del PRI-PAN-PRD en Coahuila y Estado de México, que fue de 3 millones 494 mil 061 votos. La diferencia de votos fue de 1.55 por ciento (o 54 mil 343 votos). La conclusión es que hay tiro ante tan marginal diferencia de votos.

Lo anterior es una lectura incorrecta porque la tendencia que hemos visto es de Morena ganando elección tras elección desde 2018. De las 23 gubernaturas que se han disputado en de este sexenio, Morena ha ganado 17. Por su parte, el PRI ha perdido todas, salvo Durango y Coahuila. Ha pasado de ser un partido que gobernaba a casi el 60 por ciento de la población a sólo gobernar poco menos del 4 por ciento, y esto en alianza. Estas pérdidas estatales implican también pérdidas en presupuesto. Tan solo pensar en el Estado de México, la diferencia del 1.5 que hacen hoy es irrisoria si pensamos en lo que significará el control de ese bastión para las elecciones del 2024.

Sería pertinente para la alianza hacer un ejercicio de autocrítica más que de autocomplacencia, tras el resultado del domingo, en donde es evidente que sus actuales liderazgos son insostenibles.

  1. ¿Qué significa la renuncia de Ebrard a la SRE? Al anunciar que dejará la cancillería el lunes próximo, Ebrard logra enviar el mensaje de que quiere unidad, pero que va en serio por la candidatura de Morena por la presidencia. Quiere que todas las “corcholatas” estén en piso parejo para competir en la encuesta del partido. Su salida no podía darse una vez que perdiera la encuesta porque el presidente lo culparía de generar división en Morena.

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Es una verdadera vergüenza el estado de nuestros partidos políticos. Estamos a tres días de las elecciones de este 2023, las gubernaturas en el Estado de México y Coahuila y las 25 diputaciones en este último estado. Las boletas electorales ya están impresas y hoy es el último día para hacer campaña. El domingo están llamados a votar 12 millones de mexiquenses y 2.3 millones de coahuilenses. Tanto en Coahuila como en el Estado de México las boletas electorales están ya listas.

En Coahuila va arriba en las encuestas desde el arranque de las campañas el candidato de la alianza PRI, PAN y PRD, Manolo Jiménez. Ahí, a diferencia del Estado de México, Morena y sus aliados no lograron ponerse de acuerdo y la boleta va a tener a otros tres candidatos. A Armando Guadiana, por Morena, Ricardo Mejía Berdeja, por el PT, y Lenin Pérez aparecerá dos veces en la boleta, una por el partido local Unidad Democrática de Coahuila y otra por el PVEM.

Pues resulta que aun así, con las boletas ya impresas y listas para la votación del domingo, las cupulas de los partidos Morena, PVEM y PT llegaron a un acuerdo que al parecer no les pareció importante negociar o planchar con sus candidatos locales.

Mario Delgado, posiblemente pensando que es muy inteligente, logró que las dirigencias del Verde y del PT salieran a anunciar con él que sus candidatos declinaban en favor del candidato de Morena, de Guadiana. Más tardaron en hacer su rimbombante declaración, que Lenin Pérez y Ricardo Mejía en salir a decir que ellos siguen en la boleta y que no declinan en favor de nadie.

Y es entendible. Tanto Pérez como Mejía han crecido mucho más allá de los partidos que están declinando por ellos, el PT y el Verde respectivamente. En la última elección el PVEM en Coahuila obtuvo el .85 por ciento de la votación. Ahora Lenin Pérez lo ha crecido al 7% según la encuesta de ayer publicada por El Universal. Del lado del PT, el partido obtuvo un 1.5 por ciento en la elección del 2017. Ahora Mejía Berdeja lo ha crecido al 13 por ciento.

Con estas declinaciones de las cúpulas partidistas, los políticos se dejan ver de cuerpo entero. Lejos de hacer estos anuncios pensando en que buscan mejorar la calidad de vida de los Coahuilenses o de que las preocupaciones de los ciudadanos son las suyas también y por ello están pidiendo el voto popular, lo que estamos viendo es la desfachatez de los partidos negocio que claudican su participación en las elecciones porque ya lograron demostrarle a Morena que son pequeños pero con peso para la alianza rumbo al 2024. Eso es lo que verdaderamente les importa. La calidad de vida de los coahuilenses les vale un comino.

Tan es así que unos minutos después de la declinación del PVEM en Coahuila, salió Mario Delgado a decir que el exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, podría estar incluido en la encuesta de Morena como una corcholata más para contender en el 2024.

Apostilla: En el boletín de prensa que publicó ayer Mario Delgado sobre estas declinaciones apuntó que en “la Alianza Juntos Hacemos Historia debe prevalecer la unidad ante cualquier interés personal. Ningún ego desmedido, ninguna vanidad fútil, ningún interés de grupo puede estar por encima del proyecto de transformación nacional.” Vaya palabras que eligió el presidente de Morena. ¿A quién estará describiendo?

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La semana pasada vimos una probadita de lo que está por venir en el cierre del actual sexenio. Todo indica que tenemos que prepararnos para tiempos de enorme turbulencia. El Presidente intensificó su guerra contra la Suprema Corte; llevó a cabo su primera expropiación y acusó al gobierno de Biden de ser injerencista en la política en Perú. Lo hizo con poca congruencia ya que fue él más injerencista en la política de ese país al llamar usurpadora a su presidenta, Dina Boluarte.

Esta radicalización de López Obrador podría ser la plataforma ideal para que la oposición se pusiera las pilas y se presentara como la mejor alternativa ante un presidente que ha dicho ¡fuera máscaras!

Pero no. En lugar de ello, del lado de la oposición, cada actor ha decidido radicalizarse también.

En Movimiento Ciudadano decidieron que ahora mismo, a diez días de las elecciones en Coahuila y Estado de México, es el mejor momento para pedir que nadie apoye al PRI.

MC ya había decidido no participar en las elecciones de este año, pero ahora han entrado de lleno en ellas al pintar bardas con el lema de ‘Ni un voto al PRI’. Si, es verdad que el Revolucionario Institucional ha ganado más embajadas que gubernaturas en el sexenio de López Obrador y que por ello es plausible la acusación de que han claudicado convenientemente y por intereses personales en favor de Morena. Pero esta campaña de MC debió de haberse hecho o mucho antes de las dos elecciones en juego este año, o pasadas éstas.

Por su parte el PRI está para llorar. Son la peor marca política, pero bajo el liderazgo de Alejandro ‘Alito’ Moreno no han hecho más que deteriorase. Se han acrecentado las divisiones internas y no han fortalecido las externas. Alito cree que puede hoy decirle a MC que son “esquiroles, esbirros, serviles y lacayos” de Morena, pero cerrar sus insultos diciendo que está abierto, que no quiere cerrar la puerta, a que vayan juntos en el 2024. Si, ajá.

Y en el PAN, Marko Cortés pretende darle la precandidatura solamente a quien logre cumplir con varios requisitos, entre ellos la meta bastante complicada de recabar 1 millón de firmas. Este anuncio logró una nueva división en el PAN. A las acusaciones de que Marko Cortés actúa así simplemente para boicotear a Lilly Téllez vino el cuestionamiento a Creel sobre de dónde viene el dinero para que él pueda apoyar y buscar este millón de firmas.

En lugar de pensar en construir una candidatura común con PRI y PRD, lo que ha provocado la ocurrencia del dirigente del PAN es mayor división.

Ante la radicalización del Presidente, la oposición parece querer cavar anticipadamente su tumba. En lugar de “aprovechar” esta radicalización del Presidente para cuestionarlo sobre los temas relevantes, como ¿por qué le tiene tanto miedo a la transparencia en sus obras insignia? ¿por qué quiere acabar con la división de poderes? ¿por qué quiere el regreso al país donde manda un solo hombre? la oposición desperdicia esta oportunidad para irse a su propia esquina radical.

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