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El Tribunal Electoral no sirve. Es un tribunal compuesto por algunos magistrados presionados políticamente y que por ello cambian sus criterios sin el más mínimo rigor jurídico. Así demuestran que ni son objetivos ni dan certeza.

El ejemplo más reciente de ello ha sido con respecto al fallo de que el INE se extralimitó en sus facultades al determinar que los partidos políticos deben de cumplir con la paridad en las candidaturas como lo mandata la Constitución desde el 2019. Esta paridad exige, entre otras cosas, que cuando menos 7 de las 15 candidaturas de las gubernaturas que estarán en juego en el 2021 sean para mujeres.

La paridad de candidaturas está contenida en la Constitución y como tal es un mandato nacional que evidentemente por ello es competencia del INE. Pero el caso llegó al Tribunal Electoral vía una impugnación de los senadores Ricardo Monreal y Eduardo Ramírez Aguilar, y ahí fue revocada la resolución del INE por cuatro de los siete magistrados: el presidente, José Luis Vargas; Felipe Fuentes; Indalfer Infante Gonzales; Felipe de la Mata.

Para las elecciones del 2018 el INE aprobó acciones afirmativas para el registro de candidaturas, entre ellas no solo las de género, también una cuota indígena, y lo hizo sin problema. Los magistrados Fuentes; Infante; de la Mata y el presidente, Vargas eran integrantes del Tribunal Electoral entonces y, sin embargo, algo que apoyaron antes ahora lo revocan.

Así, ante los mismos criterios de las elecciones del 2018, hoy los cuatro magistrados mencionados fallan de manera distinta. Esto es una señal clara de que algo está mal en el Tribunal Electoral. De que son magistrados que cambian criterios y con ello le quitan certeza; fortaleza y claridad al órgano electoral que es la última instancia en materia electoral.

Hay que aclarar que las presiones políticas a los magistrados siempre han existido pero lo que no habíamos visto antes son los bandazos de ahora. El cinismo llega a tal punto que la última versión de lo acordado en la sesión del lunes del Tribunal, lo que se conoce como el engrose, fue modificado por el magistrado Vargas para que el fallo se leyera como que los partidos políticos deben cumplir en la medida de lo posible y en atención a las disposiciones internas de los partidos con la paridad de candidaturas.

En esta versión de Vargas lo que se vio fue una modificación que no aprobaron los magistrados Janine Otálora; Mónica Soto y Reyes Rodríguez y cuya inconformidad se hizo muy pública ayer en redes sociales y medios de comunicación.

¿Cómo que cumplir en la medida de lo posible con un mandato constitucional? Una ley es vinculante. La Constitución no se cumple en la medida de lo posible. Por ello, hasta el envío de esta columna los magistrados que estuvieron en desacuerdo con la revocación a los lineamientos para el registro de candidaturas que dictaminó el INE no han firmado el engrose.

Lo que ocurre en el Tribunal es un cochinero. Es una guerra entre magistrados y entre instituciones electorales (INE vs Tribunal) y de los partidos en contra de éstas mismas instituciones. Da terror pensar que así llegaremos a las elecciones más complejas de México. Con un Tribunal que demuestra la debilidad de varios de sus integrantes que son sujetos fáciles de presiones políticas. Un Tribunal que no da certeza y por ello no da confianza.

Columna completa en El Universal

A 119 días de que los estadounidenses acudan a votar, el escenario para Trump se le ha complicado. El último presidente en perder la reelección fue el republicano George Bush padre ante Bill Clinton. Si bien Bush fue un muy buen presidente y un año antes de la elección de 1992 tenía una aprobación cercana al 80 por ciento, la recesión económica lo llevó a perder y ser de los pocos presidentes de un solo término en EUA.

A Bill Clinton lo ayudó a ganar el poder atacar a Bush por el lado de la economía. Tanto él como el otro candidato, Ross Perot, supieron que el interés de los electores estaba en sus bolsillos. De ahí la famosa frase de James Carville, el asesor de Bill Clinton: “It’s the economy, stupid”.

Ahora, ante un Trump que apenas hace cuatro meses parecía que iba en caballo de hacienda para reelegirse, el panorama ha cambiado. Citigroup encuestó a 140 directores de fondos de inversión y el 62 por ciento de ellos creen que Joe Biden ganará las elecciones. En diciembre, 70 por ciento de estos mismos encuestados creían que Trump se reelegiría. Casi un viraje de 180 grados.

En el promedio de ocho casas de apuestas, Biden le gana a Trump por más de 17 puntos. Y revisando las encuestas, el promedio de Real Clear Politics tiene a Biden arriba en todos los estados que importan para ganar el Colegio Electoral: en Florida; Pennsylvania; Wisconsin; Carolina del Norte y Arizona.

Sí, ya se que en 2016 las encuestas decían que Hillary Clinton le ganaría a Donald Trump. Pero aquí algunos detalles de por qué el panorama es distinto hoy al de hace cuatro años.

Primero que nada, Trump se enfrenta en esta ocasión a otro hombre blanco, no a una mujer. Por más que eso no guste, desgraciadamente sigue siendo un tema que influye en los votantes. En segundo lugar, Hillary estaba a estas alturas de la elección cuatro puntos en promedio por arriba de Trump. Y así siguió hasta el día de la votación. En el caso de Biden, el Vicepresidente comenzó estando con una ventaja de 6 puntos sobre Trump; ventaja que ha crecido. Hoy, en el promedio de Real Clear Politics, se ubica 9 puntos arriba.

Y el tema más importante en este momento es el coronavirus. Por más que Trump se rehúse a hablar de ello y lo quiera ignorar, vale la pena plantear la pregunta que hizo Stanley Greenberg en un reciente texto en The Atlantic: ¿Qué escenario es más probable a cuatro meses de las elecciones: que Estados Unidos logre controlar la pandemia o que los casos sigan siendo un problema para varios estados con una escalada en el número de infectados y hospitalizados?

Este texto lo escribo desde Miami, una ciudad en la cual se quiso ignorar el virus y, ante la escalada sin control de contagios y la saturación de hospitales, el alcalde ha tenido que anunciar el cierre – nuevamente – de restaurantes, gimnasios y otras áreas públicas.

El virus no va a desaparecer, hasta que no se tenga una vacuna. Básicamente en esa bala de oro recae la salvación de Trump hacia las elecciones de noviembre.

Con este escenario, Andrés Manuel López Obrador decidió ir a encontrarse hoy en Washington con Donald Trump. Esto es una clara muestra de lo poco estratégico que es el presidente de México. Si quería encontrarse con su amigo Trump, aquel al que le dedicó un libro completito señalando que al llegar a la presidencia no le permitiría ni un solo insulto para el pueblo mexicano, de menos habría podido planear un encuentro con los demócratas y con integrantes de la comunidad mexicana. Pero es tan poco estratégico, que se fue a entregar a los brazos de quien más ha maltratado a los mexicanos de ambos lados de la frontera. ¿A cambio de qué? Al parecer, ni siquiera de un plato de lentejas.

 

Columna completa en El Universal

En Estados Unidos el millonario, Michael Bloomberg está haciendo exactamente lo opuesto de lo que vemos en otras democracias, incluyendo la mexicana. Lejos de querer quedar bien con el presidente y prestarse a sus farsas y mentiras, el empresario dueño de una empresa de medios de comunicación; de servicios financieros y software, está inyectando enormes cantidades de dinero para, primero, hacerse de la candidatura demócrata y, segundo, ganarle a Donald Trump en las elecciones de noviembre al considerar que su presidencia ha sido tóxica para Estados Unidos.

El tres veces alcalde Nueva York no parece asustado de que esta inyección de capital y las críticas a Trump le vayan a generar una represalia para él o sus empresas.

Por más semejanzas que existan entre Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, esa discrecionalidad para amenazar a empresarios utilizando a las instituciones del estado para intimidar, no es una herramienta con la que cuente el presidente de Estados Unidos. Así que Michael Bloomberg ha decidido, tardíamente, que quiere sacar a Trump de La Casa Blanca. Y para ello no se ahorra ni adjetivos ni dólares.

El anuncio de su precandidatura lo hizo apenas en noviembre. Tan ha sido una decisión de último minuto, que no ha participado en los caucuses de Iowa ni en la primaria de New Hampshire y seguirá estando ausente de las contiendas primarias hasta las que se lleven a cabo el 3 de marzo, el Súper Martes.

Muchas veces se ha dicho que ningún presidente ha ganado la nominación sin haber quedado en primer o segundo lugar ya sea en los caucuses de Iowa o la primaria de New Hampshire. La excepción fue Bill Clinton en 1992 y antes de eso, George Mc Govern, en 1972. Pero esas premisas del pasado ahora están puestas entre signos de interrogación por la enorme inyección de capital que está haciendo Bloomberg para aparecer a todas horas y en todos los canales en spots de campaña atacando a Trump, no a los precandidatos demócratas.

Ante ellos – Bernie Sanders, Pete Buttigieg, Amy Klobuchar, Elizabeth Warren y Joe Biden – Bloomberg se va a enfrentar por primera vez hasta esta noche en el debate que sostendrán los punteros demócratas en Nevada. El billonario podrá estar en el escenario ya que logró calificar al obtener más de 10 por ciento en las preferencias de los electores en más de cuatro encuestas. Y esto lo ha hecho a base de los casi 300 millones de dólares que ha gastado en anuncios en televisión y redes sociales. Para los próximos meses su campaña ha anunciado que simplemente en anuncios digitales y de televisión va a invertir 600 millones de dólares.

Sus contrincantes más progresistas, como Elizabeth Warren y Bernie Sanders, han estado atacando a Bloomberg precisamente por pretender comprar la candidatura. Ayer, Warren tuiteó que el hecho de poder debatir con Bloomberg esta noche le va a permitir a los votantes observar como cada uno de los demócratas le hace frente a un billonario egocéntrico para darse una idea de lo que haría cada uno de ellos ante Trump en noviembre.

 

Columna completa en El Universal

Estamos a dos días de que arranquen formalmente las campañas hacia la elección del 1º de julio y el puntero sigue siendo Andrés Manuel López Obrador. Entre más se acerca el día de la elección y entre más se consolida AMLO, más nerviosos se ponen quienes ven en su triunfo el regreso de las más viejas prácticas antidemocráticas y retrógradas. Es decir, banqueros, empresarios e intelectuales liberales, están asustados de lo que la victoria de López Obrador pueda generar para México.

 

Ante un AMLO que habla de referéndums y consulta popular en dos años ¿qué lo va a detener para pedir lo mismo al concluir su sexenio para ver si el pueblo quiere que permanezca más tiempo en la presidencia?

 

Ante un AMLO que no está dispuesto a respetar normas y compromisos ya adquiridos, como la reforma energética o los contratos ya en marcha para la construcción del Nuevo Aeropuerto ¿qué Estado de Derecho esperar si gana el 1º de julio?

 

Tener a México en manos de un mesías que cree en la divinidad de su proyecto que incluye propuestas que han probado haber fallado en el pasado se antoja como el último clavo en el féretro de un México que se ha ido en picada. Y sin embargo, hay quienes están dispuestos a apostarle a ese nuevo experimento una vez más.

 

Ante el susto de los que no quieren que la apuesta nueva sea con Andrés Manuel ¿qué ofrecen quienes tienen en sus manos el poder de hacer una diferencia para los ciudadanos mexicanos que están cansados?

 

Por ejemplo: ¿Qué ofrecen los empresarios y banqueros que quedaron asustados con López Obrador y su discurso en la Convención Bancaria? Más allá de amenazar con que no volvería a amarrar al tigre si hay fraude el 1º de julio, en Acapulco AMLO hablo sobre la necesidad de que los banqueros le otorguen créditos a los millones de pobres y campesinos que ni siquiera tienen una cuenta de banco. Es decir, AMLO quiere que los banqueros le otorguen créditos a quienes no son sujetos de créditos lo cual es absolutamente irracional. Los banqueros lo critican y se alinean con Anaya o con Meade.

 

Esta actitud de los banqueros no resuelve el problema de que millones de mexicanos que no son sujetos de crédito escuchen a AMLO y lo vean como su salvador.

 

Se filtran comunicaciones de los consejeros de los bancos en donde se dicen horrorizados por lo que viene si gana López Obrador, pero ¿qué proponen ellos para que ese 37-44% de los ciudadanos que voltean a ver a AMLO como la apuesta que queda para arreglar a México se de cuenta que él no sacará al país adelante?

 

Asustar con que AMLO implica el regreso de Echeverría es hablarle sobre algo que no comprenden los 14 millones de jóvenes que van a votar esta vez por primera ocasión y para quienes Echeverría es un nombre y un concepto totalmente ajeno y desconocido.

 

Columna completa en El Universal

¿Quién hizo el video de la niña bien? Esa ha sido una de las dudas que han circulado desde el fin de semana cuando se volvió viral el llamado a votar por ‘ya sabes quién’ de Almudena Ortiz Monasterio.

 

¿Fueron el PRI o el PAN en un esfuerzo de guerra sucia contra López Obrador? ¿Fue López Obrador mismo aprovechando las redes sociales para viralizar con una canción de reggaetón que le compita al ‘Movimiento Naranja´?

 

Esa respuesta parece ser lo de menos. Lo que muestra el video en sí es lo interesante. Apenas la semana pasada me comentó la ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero, que la elección del 2018 sería una elección clasista. La ex ministra fue anunciada por AMLO como su Secretaria de Gobernación, de ganar la elección del 2018. Pues vaya que el video de la niña bien llegó para comprobar que ella está en lo correcto.

 

Esta elección no será ideológica. No son las propuestas de la izquierda versus las de la derecha. No es la intervención del Estado en la economía ni qué tantos impuestos nos van a cobrar dependiendo el partido que llegue a Los Pinos.

 

López Obrador tiene propuestas de todos los colores y sabores y alianzas igual de multicoloridas. Así como dice que bajará los sueldos a los funcionarios públicos y que está en favor de un salario básico universal (propuesta que dice le robó Ricardo Anaya), también habla de la elaboración de una Constitución Moral al más puro estilo conservador.

 

La supuesta niña bien que dice llamarse Almudena Ortiz Monasterio, es estudiante del ITESO, la Universidad Jesuita de Guadalajara. Ahí no tienen registros de una estudiante con ese nombre, pero nada es casualidad en ese video. Todo apunta a una joven guapa, de nombre rimbombante; de sociedad; con educación costosa y familia bien acomodada.

 

Aún así, Almudena se atreve a llamar a votar por López Obrador. Ese es el centro del mensaje. Que AMLO es la opción de los pobres, pero que en esta ocasión también los ricos deben atreverse al cambio de régimen que él propone.

 

Es el típico mensaje populista de nosotros contra ustedes llevado un paso más allá. Invitando a los otros a unirse. A dejar al status quo atrás. A que el pueblo en contra del sistema sea una realidad en la que participen ´hasta los ricos y acomodados´ para sacar a los que en definitiva no pueden entrar en el reino del ‘nosotros’: los priístas.

 

 

Columna completa en El Universal

Sin haberme suscrito, de pronto comenzaron a llegar a mi correo electrónico mensajes de Pejeleaks.org. Esta semana el Pejeleak ha sido sobre la relación entre el diario que dirige Carmen Lira, La Jornada, y Andrés Manuel López Obrador desde que era Jefe de Gobierno de la hoy CDMX.

En Pejeleaks publican una columna ilustrada con un video de poco más de dos minutos en el que se menciona el gasto publicitario del GDF cuando AMLO era su Jefe de Gobierno y se menciona que uno de los hijos de López Obrador vive en la casa de quien es asistente de la dueña de La Jornada.

No hay firmas; no hay fuentes primarias. Hay denuncia.

Esta estrategia de sacar una página usando un nombre similar al de Wikileaks en el que de forma anónima se puede entregar información y el portal lo publica, ha sido descrita como guerra sucia en contra de AMLO. Más que guerra sucia es parte de la guerra digital que se juega hoy en prácticamente todos los ámbitos, desde el empresarial, hasta sin duda el político.

En el caso de Pejeleaks.org, el portal busca dar a conocer “al verdadero López Obrador” dado que ha estado por más de dos décadas en el ojo público y aún hay preguntas básicas sobre él que quedan sin responder. Desde cómo paga la vida de eterna campaña bajo la premisa de honestidad y desempleo.

Cuando AMLO es cuestionado sobre ello, sus respuestas, lejos de aclarar la situación, crecen la incógnita. Para muestra reciente, su declaración de que a veces no tiene ni para pagar un taxi y que él carga solamente $200 pesos en su cartera.

AMLO siente que esa pobreza inexplicable lo hace ser honesto. Lo piensa así porque vive en un país en el cual ser millonario es sinónimo de corrupción, de trampas y de cochupos con el gobierno. Hay otros países en los que ser tan pobre y aspirar al servicio público es muy mal visto porque precisamente la falta de recursos vuelve más vulnerable a la corrupción al político en cuestión.

Pejeleaks.org es entonces la respuesta para tratar de hacer transparente a un político opaco. Y la estrategia es a través de las redes digitales para poder acercar al ‘verdadero’ AMLO a los 4 millones de millenials que podrán votar por primera vez en esta elección del 2018.

Para este segmento del electorado los años de AMLO tomando pozos petroleros en Tabasco o cerrando Reforma ocurrieron cuando ni se asomaban a leer las noticias. La estrategia de Pejeleaks.org es entonces dar a conocer por medios más modernos a un segmento de la población más joven quien es AMLO.

 

Columna completa en El Universal

Estamos en una elección en donde el enojo y el miedo abunda mientras que el entusiasmo escasea.

Ninguno de los candidatos ni partidos emociona. No tenemos al Vicente Fox del 2000 que significaba la alternancia en el poder ejecutivo por primera vez en la historia ni al Enrique Peña Nieto del 2012 que enarbolaba el regreso de los que “sí sabían”. Tampoco tenemos al Andrés Manuel López Obrador y su peligro para México en la versión 2006 cuyos desplantes antidemocráticos acabaron otorgándole el triunfo a Felipe Calderón.

Ahora tenemos candidatos con partidos en crisis, en el caso específico de PAN, PRD y PRI. Y a un tercer candidato, Andrés Manuel López Obrador, que encabeza no un partido sino un movimiento que se dice anti-sistema a pesar de estar recogiendo a los jugadores políticos de antaño que tanto ha criticado.

Es demasiado temprano para que las campañas se pongan a pensar en el voto útil ya que en estos momentos deberían estar más bien presentando propuestas y vendiendo a sus respectivos candidatos, pero como ninguno de ellos entusiasma, las estrategias en cada casa de campaña se centran en analizar como se va a comportar el voto útil y cómo lo pueden atraer.

Ese que recogió Peña Nieto de los panistas en el 2012 cuando vieron que Josefina Vázquez Mota no iba a ganar y querían evitar a toda costa que lo hiciera AMLO. O el que sumó Felipe Calderón de los priístas en el 2006, cuando Roberto Madrazo simplemente no logró despegar y tampoco querían que ganara AMLO. Ambos atrajeron también a los independientes y/o indecisos.

Para este 2018 ¿quién se quedará con el voto útil? La respuesta no es tan sencilla como en las últimas dos elecciones ya que tendremos dos posibles votos útiles. Melón será el voto útil anti-AMLO y sandía el voto útil anti-PRI.

El anti-AMLO lo ejercerán los PANistas, PRIístas, PRDistas… que al ver que su candidato no despega prefieren votar por quien vaya en mejor lugar en las preferencias frente a AMLO antes que darle su voto al tres veces candidato presidencial que hace propuestas del pasado que ya han fracasado o simplemente inviables y que asustan. Aquellos que ven en AMLO la posibilidad de destruir las de por sí frágiles instituciones mexicanas. Los que miran en López Obrador el reflejo de Chávez y de Venezuela.

 

 

Columna completa en El Universal

¿Cuántos de los 2 millones 48 mil 325 votos que recibió Alfredo del Mazo el pasado 4 de junio fueron de respaldo? Y viceversa ¿Cuántos del millón 879 mil 426 votos que recibió Delfina fueron un respaldo a MORENA y cuántos en repudio al PRI?

 

Planteo la pregunta porque en México somos muy dados a pensar que nuestro problema está en las reglas y no en los comportamientos y por ello tenemos una Constitución que es un mamotreto y un sin fin de reglas judiciales, electorales, laborales que buscan seguridad, equidad, justicia…pero a la hora de la hora, como se implementan mal o a medias, resultan insuficientes y volvemos a caer en el mismo círculo de reformar leyes para ver si las conductas cambian.

 

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Los ríos y ríos de dinero que se le han invertido a los procesos electorales en México han sido recursos tirados a la basura. De haber tenido un sistema electoral ejemplar, con instituciones que gozaban de la confianza de los ciudadanos, hoy tenemos elefantes blancos – INE; TEPJF; Fepade – que cuestan mucho y aportan poco a la democracia.

 

Sé que hay quienes dicen que esta visión es una exageración. Que cuando menos hoy no sabemos quién va a resultar ganador desde meses antes, cuando siempre ganaba el PRI. Esto porque en México el dedazo ya no define al siguiente gobernante necesariamente, y porque vivimos en un país en donde la alternancia ha dejado de ser la excepción.

 

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A la elección de este domingo en el Estado de México la candidata de Morena, Delfina Gómez, llega con muchos contras y pocos pros.

 

Llega primero que nada a una elección que para el presidente Enrique Peña Nieto significa mucho. Significa mucho porque es su estado natal; porque como sucesor dejó no a quien él hubiese querido dejar (Del Mazo o Videgaray) sino a quien vio como el de mejores posibilidades de ganar en el 2011, a Eruviel Ávila, por haber gobernado relativamente bien como Presidente Municipal y por ello se esperaba que fuera quien mejores resultados obtuviera ya en el Palacio de Gobierno de Toluca. Ahora sí pudo dejar a su primera opción como candidato y una derrota de Alfredo del Mazo sería una derrota no solo política sino personal y familiar de Peña Nieto.

 

 

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