Termina el mensaje por el 2º año de gobierno del presidente López Obrador y me pongo a escribir este texto. Quisiera ser parte de aquellos que ven el vaso lleno. De los que le aplauden y al escucharlo dicen que es el mejor presidente de México. De los que forman parte del 60 por ciento de apoyo a López Obrador en las encuestas de opinión.
Quisiera escuchar y creerle a López Obrador cuando dice que con todo y la pandemia que implicó la pérdida de un millón 117 mil empleos formales, ya se han recuperado 555 mil 600. Me gustaría poder aplaudirle sin recordar que a mediados de año había dicho que para este mes de diciembre se crearían 2 millones de empleos adicionales con todo y el coronavirus.
Sería extraordinario pensar en la cancelación a rajatabla de los fideicomisos como un triunfo en la lucha contra los gastos discrecionales y la corrupción pero, cuando concluye el año y no se ha presentado una sola prueba de malversación o mal uso de estos recursos y en cambio vemos que ahora sí quedan a disposición del gobierno, surge la maldita sospecha que, si AMLO quiere, este dinero servirá para comprar votos y voluntades para las elecciones del 2021.
Dijo el presidente en su discurso que ya es una realidad la atención médica y los medicamentos gratuitos. Como envidio a quienes aplauden este dicho del presidente e ignoran la cantidad de historias dolorosas de padres que han perdido a sus hijos enfermos de cáncer por falta de medicamentos ante un presidente que ha claramente decidido ni verlos ni escucharlos.
Presumió López Obrador que en materia educativa no han faltado libros de texto; se han construido 140 universidades públicas y hay 7 mil 200 becas de posgrado. La gran pregunta es ¿de qué sirve todo esto ante lo poco que se está haciendo para controlar la pandemia en México y que los alumnos puedan regresar a las aulas? ¿Se preocupa el presidente por los efectos en la salud mental y educativa de las clases a distancia? ¿Cree que la televisión y el internet pueden sustituir el contacto con maestros y compañeros?
El presidente habló de otros datos favorables entre los que incluyó el aumento en el flujo de las remesas. “Esos envíos de dinero llegarán a la suma récord de 40 mil millones de dólares, lo cual beneficiará a 10 millones de familias que están recibiendo en promedio 350 dólares mensuales”, dijo el presidente.
¿De verdad ni él ni sus simpatizantes se dan cuenta que esto no es un logro sino un fracaso? Implica que llega dinero a México de quienes prefirieron abandonar el país para poder buscar un mejor presente y futuro que aquí simplemente no encontraron.
También habló del avance en la solución al grave problema de la inseguridad que dejaron los gobiernos anteriores. ¿Cómo escuchar esto y aplaudir? Señor Presidente, ya basta de hablar del pasado ¿Para eso quería llegar a ser el Jefe del Ejecutivo? ¿Para aventar culpas sin asumir responsabilidades?
Bueno y el cierre con broche de oro es escuchar que lo mueve la convicción de justicia y que en su gobierno no hay impunidad para nadie. ¿Cómo aceptar esto sin voltear a ver a Bartlett; Irma Eréndira Sandoval y Pío López Obrador? Sus simpatizantes argumentarán que estos casos palidecen frente a los excesos del pasado. Flaco consuelo para quien quiere de verdad un país en el que impere el Estado de Derecho.
Anhelo vivir en el maravilloso México de AMLO.
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