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Mediante un comunicado, la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y  Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación ((JUFED), la Asociación de Mujeres Magistradas y Juezas (AMMJUM) y otras cuatro asociaciones de jueces, rechazaron la reforma judicial que promueve Morena  a propuesta de López Obrador, y denunciaron ataques a su labor.

En el marco del día de la abogacía, el cual señalaron, reconoce la labor incansable y el compromiso con la justicia de todos aquellos que ejercen la profesión de la abogacía, jueces y juezas de todo el país advirtieron que se vive un momento crucial en la historia judicial de nuestro país.

“Hoy unidos, jueces, magistrados y personal del poder judicial de la Federación, levantamos la voz en contra de la reforma judicial propuesta por el Ejecutivo y defendemos la carrera judicial y la división de poderes que son dos pilares fundamentales para un sistema de justicia, equitativo eficaz y libre”, anotan.

Iniciaron señalando que las jugadoras y juzgadores federales han servido digna y honrosamente a México, orgullosos de su trabajo como defensores de los derechos humanos.

Señalaron que ante la amenaza de cesarlos y acabar con la independencia del Poder Judicial de la Federación, valía la pena alzar la voz y denunciar que los diálogos nacionales sobre la reforma constitucional al Poder Judicial que se llevan a cabo en el Congreso como parte del Parlamento Abierto que se acordó, “son una estrategia dilatoria con la finalidad de frenar las protestas de todos los integrantes del Poder Judicial”.

Recordaron que durante casi seis años, en referencia a la actual administración, han sido víctimas de calumnias, se les ha amenazado e intimidado mediante un continuo discurso público de agresión verbal y odio.

Indicaron que de concretarse la reforma, las familias de más de 54,000 trabajadores se verán afectadas por los despidos que se pretenden llevar a cabo.

Enfatizaron que es falso que 1,700 juzgadores federales, sean corruptos, como se ha intentado hacer ver desde Palacio Nacional. “Es falso que representemos élites o ideas conservadoras; la gran mayoría de las personas juzgaras provenimos del pueblo y hemos estudiado en instituciones públicas”.

También señalaron que es falso que liberen delincuentes como se ha dicho repetidamente. Explicaron que liberan a personas cuya culpabilidad no se ha comprobado, y amparan a quien es perseguido sin pruebas, con el derecho como fundamento.

A uno de los puntos centrales de la reforma judicial que se propone, indicaron que es falso que la elección de jueces por voto popular sea la mejor manera de solucionar los problemas de justicia en México. Indicaron que con esa propuesta lo que realmente se pretende es destruir a la única institución pública que ha frenado la instalación de un poder político absoluto.

“Juzgar exige capacidad de independencia y autonomía. Nosotros no insultamos. No usamos urnas para juzgar o perseguir. No usamos vallas ni grupos antimotines. Nuestra fuerza proviene de la razón, de la palabra, con el apoyo de la Constitución y la ley”, añadieron.

El Imperio de los Otros Datos. Tres Años de Falsedades y Engaños desde el Palacio es el nombre del más reciente libro de Luis Estrada, que ayer me invitó a presentar en el Senado, convocados por la senadora Kenia López Rabadán. En el recuento que hace Luis sobre las mañaneras, hay datos que podrían dejar boquiabierto a cualquiera.

El presidente López Obrador acumula cerca de 67 mil afirmaciones falsas, engañosas o que no puede probar, en la primera mitad de su gobierno. Estamos hablando de 90 diarias. En sus conferencias mañaneras desde Palacio Nacional, el Presidente se dedica a hacer promesas que no necesariamente cumple. En el recuento que hace la consultoría de Estrada, SPIN, al 30 de noviembre del 2021, López Obrador había hecho casi 6 mil promesas en 740 conferencias de prensa, un promedio de más de ocho por día.

Una promesa falsa, por ejemplo, fue el anuncio de la construcción de la carretera de cuatro carriles en Sonora, la de Estación Don Nogales que debía haber estado concluida para abril o mayo de este año, según prometió el Presidente. Si uno revisa la página del gobierno, a la fecha esa carretera no está terminada. Tampoco ha logrado vender el avión presidencial que, dijo, no tenía ni Obama, aun cuando la presidencia de Estados Unidos goza de no uno, sino dos aviones presidenciales, los Air Force One. Además está el Air Force Two para el vicepresidente, en esta ocasión, la vicepresidenta. No tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca; no hemos crecido al 4 por ciento…

Que un político prometa y no cumpla no es nada nuevo ni exclusivo de López Obrador. Eso ha ocurrido siempre. No por nada tenemos la frase de George Orwell de que el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen a verdades. Esto ha sido así desde Orwell, en los años 30 y 40 del siglo pasado, y lo sigue siendo así ahora.

¿Por qué si los políticos mienten siempre, nos sorprende que Andrés Manuel López obrador lo haga ahora? Mentir no es nuevo, pero la audacia de López Obrador para hacerlo y los efectos sobre sus simpatizantes y detractores cuando miente son lo que llaman la atención.

Y es que la política en México, como en muchos otros países, destaca actualmente por las 3 Ps: populismo; propaganda y polarización. Hay estudios excelentes en Estados Unidos de este fenómeno. Uno, de la Universidad de Northeastern, demuestra que desde el año 2000, en ese país la movilización de las bases es lo que gana elecciones. Gana por encima de los esfuerzos por persuadir a independientes porque, aun ante el declive de los partidos políticos, vivimos en la era del auge de los partidarios.

Esto es un círculo vicioso: la propaganda refuerza las divisiones y eleva a los partidarios sobre los ciudadanos que quisieran colocarse en el centro del espectro político. Esto genera una grieta que divide y polariza más. El campeón para entender estos sentimientos es, en México, Andrés Manuel López Obrador. Lo que hace cada mañana es exacerbar a su base mediante palabras que sabe que quieren escuchar sus simpatizantes. Si eso implica prometer sin cumplir; mentir; afirmar falsedades, lo seguirá haciendo. Es la estrategia ganadora en un momento de polarización. Es un círculo vicioso que ayuda justo al tipo de político que es el Presidente de México.

Por ello vivimos en el imperio de los otros datos. Por ello nos miente el Presidente y por ello esto no le genera un costo político.

Columna completa en El Universal