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Esta semana arrancó con autopistas bloqueadas por piperos que roban agua de tomas clandestinas y que, indignados por el Operativo Caudal para frenar este negocio ilegal, paralizaron buena parte del Valle de México.

Me tocó estar en uno de los puntos cerrados y logré salir por un acotamiento en sentido contrario. Otros no tuvieron esa suerte. Miles de personas quedaron varadas durante horas por manifestantes que, lejos de exigir justicia, protestaban porque las autoridades estatales y federales intervinieron pozos, inmuebles y pipas usadas para robar agua.

En el México que normaliza la ilegalidad, los ladrones no se esconden: bloquean carreteras y reclaman derechos sobre lo que no les pertenece. Nadie parece recordar que el Código Penal del Estado de México castiga con dos a seis años de prisión a quien robe agua.

Mientras tanto, la Cámara de Diputados aprobó la Ley General contra la Extorsión. Otro ejemplo del reflejo automático de este gobierno: creer que los problemas del país se resuelven redactando nuevas leyes.

La ley eleva las penas por extorsión de 6 a 15 años, y hasta 25 años si se agravan las circunstancias. Pero aumentar las penas no resuelve nada cuando el 94% de los delitos en México quedan impunes, según el Inegi. La extorsión no se combate con años de cárcel escritos en el Diario Oficial, sino con policías, ministerios públicos y jueces que hagan su trabajo.

Durante la discusión, el diputado panista Damián Retes recordó lo obvio: la extorsión no es solo el cobro de piso o las llamadas desde penales. También la cometen servidores públicos al exigir pagos para autorizar permisos o dejar operar comercios.

La nueva ley promete que se podrá denunciar de manera anónima al 089. Pero, ¿quién recogerá esas denuncias cuando el extorsionador sea el propio gobierno? Porque hoy, uno de los principales extorsionadores de empresas es el SAT, que congela cuentas y retiene devoluciones para presionar a contribuyentes.

El morenista Julio César Moreno aseguró en tribuna que “a partir de ahora, si hay indicios de extorsión, se investiga, se persigue y se castiga. Por fin le pondremos un alto a las extorsiones en todas sus modalidades”. Qué desgracia para la familia de Bernardo Bravo, productor de limón asesinado en Michoacán por denunciar las extorsiones de los cárteles, escuchar esa declaración justo una semana después de su muerte.

En esa región de Tierra Caliente operan al menos cinco grupos criminales desde hace más de una década. El padre de Bernardo, conocido como Don Berna, fue secuestrado y asesinado hace diez años por el mismo motivo. Pero ahora, con una ley más, nos dicen que todo cambiará.

La verdad es que los diputados legislan para la narrativa. Es teatro político, no solución. El problema de México no está en la falta de leyes, sino en su aplicación. A menos, claro, que pensemos que antes de esta ley la extorsión estaba permitida.

Columna publicada en El Universal

Está por cumplir un año en la presidencia Claudia Sheinbaum y si algo ha quedado claro en estos primeros meses es que su gobierno no ha podido gobernar en clave de continuidad, sino de corrección. Ha tenido que enmendar algunos de los errores más costosos de su antecesor y mentor político, Andrés Manuel López Obrador.

Tan solo en estos días se ha visto obligada a actuar en contra de una enorme red de corrupción que nació y creció durante el sexenio pasado: el del contrabando de combustible, mejor conocido como huachicol fiscal.

Y es que aquí no hay manera de voltear para culpar a los villanos favoritos del pasado. La presidenta ya no puede señalar a Calderón; a los neoliberales; a los medios de comunicación… de ser los artífices del huachicol fiscal. Este es un delito incubado y tolerado bajo la administración de López Obrador.

Los señalados como cabezas de este contrabando son Rodolfo y Fernando Farías Laguna. El primero ya está detenido en el Altiplano, el segundo continúa prófugo de la justicia. Ambos son sobrinos del Secretario de la Marina en el sexenio de López Obrador, Rafael Ojeda, quien recibió el control de las aduanas —que antes llevaba la SCT— en 2020, cuando el entonces presidente aseguró que la Marina era incorruptible.

Las denuncias de que los sobrinos del titular de Semar andaban por malos pasos comenzaron desde 2023. El 21 de octubre de 2024 fue asesinada Magaly Janet Nava Ramos, auxiliar de la FGR en Colima, tras haber denunciado la corrupción de los hermanos Farías. Un mes después fue asesinado el contralmirante Fernando Rubén Guerrero, quien había enviado una carta al propio Secretario de la Marina con acusaciones similares.

Así que aquello de que los uniformados son menos corruptos que los civiles comenzó a resquebrajarse bien rápido. Hoy el nuevo titular de la SEMAR, el Almirante Raymundo Morales, junto con la presidenta y el Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, han decidido actuar en contra de este delito que tiene proporciones enormes.

Pemex, que se supone es la empresa consentida del Estado, enfrenta una competencia brutal de este huachicol. Algunas estimaciones de gremios gasolineros ubican el contrabando en 23–30 por ciento del mercado. Es descomunal. AMLO lo dejó pasar. Sheinbaum ha tenido que corregir el pasado.

Pero no solo en materia de corrupción enfrenta este reto. También en economía ha tenido que poner la casa en orden. Esta semana presentó el Paquete Económico del 2026, en el que la primera corrección fue al déficit insostenible heredado de AMLO. El elevado déficit público del año pasado, el más alto en 40 años, dejó al actual gobierno un entorno complicado y con escaso margen de maniobra.

Si bien el Paquete fue bien recibido, el panorama no es sencillo. El entorno internacional y la debilidad estructural del país implican un margen reducido si los ingresos resultan menores a los previstos. Y hay señales que apuntan en esa dirección.

Primero, la expectativa de crecimiento que presenta Hacienda es mucho más optimista que la del consenso. Para 2025, el gobierno prevé 1.1% frente al 0.5% de los analistas. Para 2026, proyecta 2.3% frente al 1.4% del consenso. Segundo, los ingresos petroleros: el Paquete estima un aumento de más del 20% en la producción, un supuesto que raya en el voluntarismo.

La buena noticia es que la presidenta está demostrando que quiere corregir el pasado, en especial en materia de corrupción —donde todavía hay un largo camino por recorrer— y en economía, donde más vale poner los pies sobre la tierra. Corregir los errores heredados no garantiza el éxito de su administración, pero ignorarlos la condenaría al fracaso. Entre la inercia del pasado y las decisiones del presente se juega el verdadero reto de Claudia Sheinbaum.

Columna publicada en El Universal

Eduardo León Trauwitz ha sido señalado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador como el gran huachicolero del sexenio de Enrique Peña Nieto. Primero fue parte de las escoltas del presidente y después, Trauwitz fue ascendido a Subdirector de Salvaguardia Estratégica de Pemex desde donde, según los señalamientos de trabajadores de la empresa, lejos de hacer su principal encargo – acabar con el robo de combustible – fue el mejor cómplice y aliado del huachicoleo.

Por ello, en abril de este año, Trauwitz fue llamado a comparecer en una audiencia inicial por un proceso iniciado en su contra por robo de hidrocarburos. León Trauwitz no se presentó, pero sus abogados sí y aclararon a la juez que su cliente estaba enfermo. La segunda vez la defensa supo que la acusación ya no era solamente por robo de hidrocarburos, también se le acusaba de delincuencia organizada, lo que no amerita enfrentar el juicio en libertad.

Si Trauwitz se hubiese presentado a esa segunda audiencia, seguramente estaría en Almoloya ahorita, me comentaron fuentes enteradas del caso. Unos días después, la Fiscalía General de la República giró una orden de aprehensión en su contra, pero para entonces Trauwitz ya no estaba en México.

Desde mayo de este año, el ex General se encuentra en Canadá tramitando su petición de asilo político aduciendo ante las autoridades de aquel país que es un perseguido político. Y las autoridades mexicanas, que saben que Trauwitz está en Canadá, poco pueden hacer al respecto porque el expediente que tienen en su contra está tan mal armado, que de presentarse ante las autoridades canadienses, seguro culminaría con la exoneración del ex General.

Así, en tiempos de la 4T, cuando Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la corrupción su principal bandera y del huachicoleo su lucha emblemática, el señalado como el gran huachicolero está a punto de lograr una salida cual Napoleón Gómez Urrutia de este sexenio.

Los argumentos de Trauwitz para justificar ante las autoridades canadienses que es un perseguido político son que él, lejos de haber apoyado y lucrado del robo de combustible, ideó un mecanismo para cortarlo de tajo modificando la estructura dentro de Pemex que permitía que el área de logística contratara empresas para tapar los ductos pinchados mediante la instalación de un capuchón. Este mecanismo costaba un dineral y esos montos se los repartían entre el contratista y el sindicato en detrimento de Pemex. Además, permitían a los huachicoleros quitar el capuchón unos cuantos días después para poder seguir succionando y robando el combustible.

Además de su cercanía con el expresidente Peña Nieto, el argumento de Trauwitz es que el cambio de logística acabó con un jugoso e ilegal negocio que hoy lo tienen en la mira.

Así avanza (es un decir) la lucha contra la corrupción y el huachicoleo.

 

Columna completa en El Universal