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La inseguridad en México es atroz. Que el alcalde de la capital de un Estado sea degollado a menos de una semana de haber asumido el cargo debiera conmovernos e indignarnos hasta la médula. Pero no. Ni siquiera la nueva presidenta parece advertir la gravedad de lo ocurrido.

En su conferencia Mañanera del lunes, Sheinbaum se limitó a decir que se harán las investigaciones necesarias para saber cuál fue el motivo y hacer las detenciones correspondientes. Ayer, al presentar Omar García Harfush la estrategia de seguridad del actual gobierno, Sheinbaum tomó el micrófono y aprovechó para enfatizar que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, cuenta con el apoyo de su gobierno.

Muchos han tratado de ver en Omar García Harfuch la esperanza de que él podrá poner orden y llevar a cabo una estrategia más eficaz en contra del crimen organizado que la de abrazos, no balazos del sexenio pasado.

García Harfuch fue eficaz en combatir la inseguridad en la CDMX y por ello está la esperanza de que logrará lo mismo a nivel federal. Sin embargo, hay dos problemas a los que deberá enfrentarse ahora. El primero es encabezar una secretaría que no tendrá los dientes ni las herramientas que requiere para la tarea encomendada. Habría hecho mucho más sentido que ayer lo hubiera acompañado en la presentación de la estrategia de seguridad el nuevo Secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla, quien tiene el mando de los elementos tanto del Ejército como de la Guardia Nacional.

El segundo problema para García Harfuch es tener que llegar a trabajar montado en la estrategia del sexenio anterior en la que se mintió consistentemente en los datos que se mostraban y en la que se hizo una marcada diferencia entre los gobiernos de la oposición con los de Morena.

Ayer, desconozco si intencionalmente o por error, se mostró una lámina con la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes en la que en primer lugar aparece Guanajuato, un estado gobernado por el PAN.

Guanajuato en efecto tuvo el mayor número de homicidios entre enero y septiembre del 2024 en todo el país. Pero esa cifra no es la tasa por cada 100 mil habitantes, como erróneamente venía en la lámina expuesta en la conferencia Mañanera, sino en números absolutos. Si la cifra fuera por cada 100 mil habitantes, el primer lugar lo tendría Colima, que en agosto del 2024 fue de 7.09, según datos del Observatorio Nacional Ciudadano que dirige Francisco Rivas.

Colima, como bien sabemos, es gobernado por la morenista Indira Vizcaíno.

En homicidios por cada cien mil habitantes, Guanajuato está en agosto del 2024 en el 6º lugar del país con 3.10. Antes están Baja California, gobernador por Marina del Pilar de Morena; Morelos gobernador por Margarita González de Morena; Guerrero, gobernador por la Morenista Evelyn Salgado; y Chihuahua gobernado por la Panista Maru Campos.

Más allá del error en la lámina, lo lamentable es el discurso que parece diferenciar entre los estados gobernador por la oposición de los gobernados por Morena. En materia de seguridad México es un solo país. Debería de dar igual qué partido lo gobierna. Que la delincuencia se atreva a mandar este tipo de mensajes es un desafío y una afronta para el Estado Mexicano en su conjunto. Empezando por la nueva presidenta.

Que mensaje más alentador deben de recibir los delincuentes que están atreviéndose a degollar a una autoridad cuando saben que para el nuevo gobierno hay esta diferencia partidista. La división de los gobiernos no es más que una buena noticia para los criminales.

Veremos si García Harfuch logra el éxito a nivel federal como el que tuvo en la CDMX con este tipo de obstáculos.

Columna publicada en El Universal

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no se reuniría con los integrantes de la Marcha por la Paz, con Justicia y Dignidad encabezada por Javier Sicilia y la familia LeBarón porque no quería hacer show. Y, sin embargo, sin reunirse con ellos, hubo show.

Afuera de Palacio Nacional, sus simpatizantes les gritaron de todo a Sicilia, LeBarón y quienes los acompañaron cuando llegaron después de tres días de caminar desde Cuernavaca pidiendo reunirse con el presidente para solicitar que se visibilicen las víctimas del crimen organizado en México. Pero no. López Obrador no los recibió.

¡Qué suertudo es AMLO que puede salirse con la suya, ignorar a víctimas del crimen organizado, dejar que sus simpatizantes los insulten, y aun así, seguir siendo el político popular de México!

En el show que sí hubo adentro de Palacio Nacional durante la mañanera del lunes, el presidente López Obrador se dijo sorprendido de que ni Sicilia ni LeBarón hubiesen cuestionado a Felipe Calderón por haber iniciado la guerra contra el crimen organizado. Los llamó hipócritas, conservadores y corruptos. Esto aun cuando hay múltiples videos de ocasiones en que cuestionaron a Calderón e incluso pidieron que despidiera a Genaro García Luna como encargado de la Secretaría de Seguridad.

Pero, como el presidente López Obrador es un político suertudo, no tiene una figura opositora que lo cuestione a él como en su momento él cuestionó las acciones de los presidentes Fox, Calderón y Peña. Puede darse el lujo de tener un relativismo moral. Puede decir que él da abrazos, no balazos y tener al frente de la seguridad a un hombre que habla de puntos de inflexión cuando en esa misma semana sueltan al hijo de El Chapo. ¿Y su popularidad? sigue viento en popa.

Sus simpatizantes pueden olvidarse de la furia que desató Calderón cuando, como presidente, victimizó dos veces a los jóvenes asesinados en el Tec de Monterrey, a quienes señaló erróneamente como sicarios. Ahora López Obrador y sus simpatizantes califican de interesados en desestabilizar al gobierno a quienes marchan pidiendo justicia y dignidad para sus muertos. Difícil de entender una reacción así viniendo de quien dice ser un líder social de las causas de los desfavorecidos.

El presidente es muy suertudo porque puede presumir que no hay desabasto de medicamentos y que además la atención médica va a ser gratuita, a pesar de que en las calles hay padres rogando ayuda al Estado para que la salud de sus hijos con cáncer no sea puesta en juego por la falta de metotrexato. Dice una cosa aun cuando es claro que sucede otra pero, como no hay figuras de peso para cuestionarlo, el presidente suertudo, va derecho y no se quita.

Existen múltiples testimonios de quienes se han quedado sin atención de salud por la desaparición del Seguro Popular y el desorden en que entró en vigor el INSABI, pero lejos de corregir el rumbo, las figuras que esperaríamos fueran contrapeso –los gobernadores de oposición, los del PRI – se alinean y le dicen “Sí señor presidente” a AMLO, e inscriben a sus estados en el INSABI sin cuestionar las fallas.

¡Qué suertudo es el presidente López Obrador!

 

Columna completa en El Universal