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Florida, EUA.— Hace un mes el gobernador de Florida, Ron DeSantis, cedió al presidente Donald Trump la pista aérea abandonada de Ochopee, en los Everglades, para abrir un centro de detención que sus promotores llaman “Alligator Alcatraz”. El objetivo, admiten, es simple: aterrorizar al migrante para que se auto-deporte.

 Treinta días después, la crueldad es palpable. Al menos cien personas ya fueron expulsadas en vuelos opacos, según la ACLU, una asociación defensora de los derechos y libertades individuales garantizados por la Constitución de Estados Unidos. Quienes aún duermen en carpas sobre pasarelas de madera narran historias de calor sofocante, muy poca comida y la imposibilidad de hablar con un abogado: sus nombres ni siquiera figuran en los registros de ICE. La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, pidió visitar la instalación pero recibió dos negativas porque ni el estado ni el gobierno federal reconocen responsabilidad.

El Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, ha buscado poder proveer servicios religiosos a los detenidos y también se ha topado con pared. Ante la pregunta ¿quién manda aquí?, Tallahassee apunta a Washington y Washington responde que es asunto estatal.

Ese limbo jurídico se refleja también en la imagen: torres de vigilancia improvisadas, cercas metálicas y pantano hasta donde alcanza la vista. La promoción de los cocodrilos no es inocente: en el sur de EUA esa bestia ha sido símbolo racista desde el fin de la Guerra Civil; hoy se reutiliza pero para deshumanizar al migrante.

Florida es uno de los estados de mayor recepción de migrantes. La descripción que he encontrado aquí sobre el Alcatraz de los Cocodrilos es que es un lugar que deshumaniza a los migrantes y que busca normalizar el odio y una retórica de violencia. De hecho, ONGs que trabajan ayudando a migrantes piden que no se use ese nombre propagandístico y se le llame por lo que es: un centro de entierro (la traducción exacta de internment center).

Las protestas crecen. Carteleras sobre la autopista 836 muestran la leyenda Not in our name (No en nuestro nombre). Parroquias recolectan agua y bloqueador para los detenidos; ambientalistas advierten que el diésel de los generadores del centro de detención está contaminando estos manglares que son tan importantes para la diversidad del ecosistema.

Todo esto de un lado, pero los defensores de la mano dura replican que “no es un hotel”. Alcatraz busca normalizar la barbarie.

Lo peor es que todo indica que esto es apenas el comienzo. Para alcanzar la meta de detener a 3 mil personas al día, La Casa Blanca desvió fondos de FEMA, la agencia dedicada a la atención de emergencias por desastres naturales, para el manejo de este centro en Florida y dará dinero a otros estados para que puedan detener a más migrantes. Por su parte el Pentágono adjudicó un contrato de mil 260 millones de dólares a Acquisition Logistics para levantar un megacampo de detención de cinco mil camas en la base de Fort Bliss, en El Paso, Texas. Al mismo tiempo, Florida licita otro centro en Camp Blanding con capacidad para 2 mil detenidos.

La narrativa oficial presume eficacia; la realidad huele a miedo. En Alligator Alcatraz los reptiles son parte del espectáculo, pero el mensaje central es causar miedo a quienes han buscado El Sueño Americano.

Columna publicada en El Universal

Florida, EUA. – Las acciones contra los migrantes que ha emprendido Donald Trump en los primeros seis meses de su segundo mandato han mostrado ser sumamente desorganizadas, racistas y crueles.

Lo que hemos visto es un espectáculo para asustar a quienes están sin sus papeles en orden en Estados Unidos para que quienes sigan sin documentos prefieran auto deportarse. Con ese propósito hemos visto desde los vuelos enviando a hispanos a la mega cárcel de Bukele hasta las redadas en Los Ángeles. La idea ha sido mostrar a un gobierno dispuesto a todo para purgar a su país de los indocumentados.

Por eso las imágenes de los supuestos integrantes de pandillas puestos en vuelos hacia El Salvador esposados fueron promovidas masivamente en las redes sociales de La Casa Blanca. Lo mismo sucedió con los agentes de migración (ICE) y la Guardia Nacional desplegada en California. Todo se ha promovido como un ejercicio de eficiencia que ha reducido las detenciones a su número más bajo en décadas.

La semana pasada esta propaganda escaló con las imágenes de Trump caminando por su nuevo centro de detención de migrantes en Florida: El Alcatraz de los Cocodrilos. El antiguo Homestead Air Reserve Base, a 50 km de Miami, ahora se va a usar para detener a migrantes con la promesa de que, al estar rodeado de manglares en los que rondan cocodrilos, ninguno va a poder escapar.

El fiscal general de Florida, James Uthmeier, quien fue el que bautizó al lugar, presumió en un video publicado en X que “si la gente sale de ahí no les espera mucho más que cocodrilos y pitones”.

La crueldad se está usando como propaganda. Y las cosas se van a poner peor.

El One Big Beautiful Bill que aprobó la Cámara de Representantes el jueves pasado y que firmó el 4 de julio Donald Trump “como regalo de cumpleaños para América”, crea un estado policiaco contra migrantes que otorga muchos más recursos a los esfuerzos para llevar a cabo deportaciones. El dinero aprobado permitirá a la administración Trump aproximadamente duplicar la capacidad de detención de inmigrantes y reforzar significativamente el personal de control de inmigración. De entrada ICE pasa de tener un presupuesto de $8 mil millones de dólares al año a recibir $100 mil millones de dólares de ahora y hasta septiembre del 2029.

Además del músculo financiero para ICE, el proyecto reserva 46 mil 500 millones de dólares para el muro fronterizo, su construcción, instalación, mejoras, vías de acceso, cámaras, iluminación y otras tecnologías de detección. Esto representa el mayor gasto de todo el BBB.

La retórica nativista de Trump y los tres funcionarios de su gobierno abocadas a terminar con la migración – Stephen Miller; Tom Homan y Kristi Noem – está pasando de tener a los indocumentados como su blanco de acción a irse también en contra de migrantes que están en Estados Unidos con sus documentos en orden.

Por eso Trump ha hablado de deportar a su otrora amigo, Elon Musk, a Sudáfrica. Allá nació, pero Musk es ciudadano de EUA desde el año 2002. El presidente ha amenazado con hacer lo mismo al candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York, Zohran Mamdami, quien nació en Uganda pero es ciudadano estadounidense desde el 2018, si de ganar, impide que ICE lleve a cabo deportaciones en su ciudad.

Estados Unidos se hizo a partir de migrantes. El propio Trump está casado con una migrante, Melania Knauss, que nació en Eslovenia. La esposa del Vicepresidente J.D. Vance, Usha Chilukuri, es hija de migrantes de India. Esta atracción de los mejores talentos y de gente que busca el sueño americano ha sido una enorme fortaleza para el país. Pero esa historia de éxito se ha vuelto la de un cruel estado policiaco contra migrantes con el regreso de Trump 2.0.

Columna publicada en El Universal

El estilo pendular de Donald Trump en materia arancelaria lo estamos viendo ahora en su política migratoria. Primero promete mano dura; luego recula cuando la economía se complica y, al primer aplauso de su base, vuelve a tensar la cuerda.

Primer acto: redadas en Los Ángeles.
Más de 800 agentes de ICE irrumpieron en fábricas, hoteles y restaurantes al amanecer. Fox News y los aliados de MAGA – entre ellos el mismísimo Elon Musk ya con la cola entre las patas por el pleito de hace unos días – suben en sus pantallas y en las redes sociales fotos de patrullas encendidas y banderas mexicanas ondeando. Esto le permitió a Trump proclamarse como el “presidente de la Ley y el Orden” y señalar al gobernador de California, Gavin Newsom – el más fuerte contendiente del partido demócrata hacia las elecciones de 2028 – como cómplice de “ilegales”. Los duros de La Casa Blanca, Stephen Miller y Tom Homan, estaban felices con estas imagenes que les permiten asuzar sus propias banderas xenófobas y racistas.

Segundo acto: la economía al rescate.
Empresarios agrícolas y hoteleros buscaron a Trump para decirle que se estaban quedando sin trabajadores. Y es que tan solo en California hasta 60 por ciento de los jornaleros faltó al trabajo tras la primera ola de redadas; la cosecha de cítricos en Florida cayó y los restaurantes de Nevada cerraron turnos. La Secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, logró que Trump se diera cuenta de la inflación alimentaria que vendría si seguían las redadas. Trump reculó y pidió a ICE frenar operativos en los sectores críticos de servicios y agricultura.

Tercer acto: giro dominical.
Sólo días después, Trump escribió en Truth Social que las redadas se reanudaban y apuntarían a Los Ángeles, Chicago y Nueva York, a las que describió como bastiones demócratas que roban elecciones.

Tras bambalinas, el gabinete se sacudió. Mientras la Secretaria Brooke Rollins ruega clemencia para el campo, Stephen Miller exige un millón de deportaciones en 2025; y Trump, que suele actuar a partir de la última voz que escucha, reescribe el guion cada semana.

¿Puede realmente deportar a millones? El Departamento de Homeland Security reconoce más de diez millones de indocumentados. Deportar a un 10 por ciento obligaría a duplicar jueces, centros de detención y agentes. Se entiende que el “Big, Beautiful Bill” de Trump contempla un aumento masivo de presupuesto para llevar a cabo las deportaciones, así es que las cosas podrían complicarse si Trump se empeña en ello. No obstante, hay una ironía, las ciudades santuario que Trump quiere vaciar aportan una cuarta parte del PIB nacional y dependen de esa misma fuerza laboral.

Así regresamos al acrónimo que mejor describe la saga: TACO Trump —Trump Always Chickens Out, (Trump siempre se acaba echando para atrás). Cada amenaza refuerza su imagen de “duro”; pero cada repliegue expone su dependencia de la economía que dice proteger.

Gavin Newsom lo pintó en estos días como incoherente: un presidente incapaz de cuadrar seguridad con prosperidad. El asunto aquí es que el vaivén deja a los indocumentados en un limbo de terror intermitente; a los productores elaborando planes de contingencia y a los consumidores sin saber qué va a pasar con los precios de mucho de lo que consumen.

De aquí a 2028 seguiremos atrapados en esta telenovela de redadas y retractaciones de Trump. Lo que me lleva a preguntar ¿cuál es el Plan B del gobierno mexicano ante la disminución previsible de las remesas y el cierre de la válvula de escape que ha sido la migración?

Columna publicada en El Universal

En muchas cosas mostraron estar unidos los republicanos durante su Convención Nacional de la semana pasada. Además de una adoración casi divina a Donald Trump, los unió el discurso antiinmigrante, enfocado en que quienes cruzan la frontera sin documentos son invasores que cometen crímenes al llegar a Estados Unidos. Crimen migrante fue el eje sobre el cual giraron los discursos en Milwaukee.

En su más reciente episodio de “Last Week Tonight”, John Oliver hace un gran recuento de por qué fue este uno de los temas más recurrentes del partido y por qué es tan popular para un segmento de los estadounidenses.

Todo empezó con una nota que la cadena Fox News transmitió a partir del 27 de Enero de este año en el que repitieron un segmento de unos supuestos migrantes peleando con unos policías de Nueva York (NYPD) y después supuestamente uno de esos migrantes festeja con una señal obscena su liberación tras haber pasado un día en prisión. El segmento fue repetido por Fox News más de 60 veces.

Después se supo la realidad de lo que Fox había transmitido. El pleito con el NYPD lo comenzaron los policías. Y el migrante liberado que mandó la señal obscena era una historia a parte de la del pleito y lo hizo porque, sin haber hecho nada, lo aprehendieron pensando que era otra persona, también migrante, y lo llevaron a prisión en donde estuvo 24 horas. Cuando fue liberado hizo la señal del dedo como protesta por haber ido a prisión sin razón alguna, más que por su aspecto físico. Pero esto ya no fue aclarado por Fox News y la cadena siguió adelante con su campaña de hablar recurrentemente de los crímenes migrantes.

A esa historia Fox News agregó otras. En una aparecen unos hombres blancos vestido de rojo, los llamaron Ángeles Guardianes, una especie de grupo de vigilantes que están deteniendo a supuestos indocumentados cometiendo crímenes en Times Square de Nueva York. Resulta que los delitos son inventados y los Ángeles Guardianes detienen a gente simplemente por parecer migrantes y por hablar español. Pero esto ya no lo precisa Fox.

El partido republicano intentó durante la convención de Milwaukee vincular el tema del crimen migrante con las adicciones y el problema de sobredosis tan tremendo que padecen en EUA. Antes de la Convención abrieron una página de internet que se llama Bidenbloodbath.com (el VPN no permite entrar a la página desde México) en la que se pueden ver crímenes causados por migrantes en 13 estados de EUA. Al picar en Ohio, Wisconsin, Carolina del Norte y Montana, lo que aparece es, en lugar de delitos de migrantes, cifras de muertes por sobredosis de fentanilo. Así conectan ambos temas sin que tengan relación alguna. Fue algo que también hizo J.D. Vance en su discurso de aceptación de la candidatura a la vicepresidencia y algo que repitió Trump en su larga perorata de 90 minutos.

No importan los datos duros como que el 91 por ciento de los decomisos de fentanilo en la frontera se hicieron a ciudadanos estadounidenses, no a migrantes indocumentados. Ni que, según datos del Instituto Cato, solo un .009 por ciento de las personas arrestadas por la Patrulla Fronteriza en el 2022 traían fentanilo.

Pero la narrativa está hecha: los migrantes entran a EUA y cometen delitos, además de que son los que trafican fentanilo. No es de extrañar que en Milwaukee hubiera pancartas que ondeaban los asistentes en las que se leía “Deportación Masiva ¡ya!”.

Una encuesta publicada por Gallup este mes muestra claramente cómo ha crecido el sentimiento antiinmigrante en los estadounidenses en general y en los republicanos en particular. Y no solo eso, el tema migratorio ha aparecido constantemente como el primero o segundo más preocupante para los votantes.

Así que en México tendremos que irnos preparando para una retahíla de ataques a los connacionales que viven en EUA porque es algo que enciende los ánimos del electorado republicano. Trump y Vance los saben y lo van a aprovechar.

Columna publicada en El Universal

Ayer el New York Times publicó un texto en el que muestra la evolución del negocio del tráfico de migrantes que ha pasado de ser cosa de algunos coyotes ‘freelance’ al que es actualmente: un negocio billonario en el que están involucrados los grandes carteles que marcan a los migrantes con pulseras de colores para que puedan identificarlos al momento del cruce. La pulsera azul con el logo de un delfín, por ejemplo, es para identificar a ese migrante como un ‘cliente’ del Cártel del Golfo.

El flujo migratorio ha crecido en el sexenio actual. No por culpa de los conservadores; no por las políticas neoliberales. Ha crecido porque hay descuido e impunidad para lidiar con el problema. El camión que encontraron hace poco más de un mes las autoridades en San Antonio, Texas, con 53 personas muertas en su caja es una muestra del tamaño del problema. Veintisiete de ellos eran mexicanos. Este ha sido el caso más mortífero en la historia en el que estén involucrados indocumentados intentando lograr una mejor vida en Estados Unidos. Una vida que simplemente les es imposible soñar en México.

Pero eso a AMLO no parece importarle. Al día siguiente de esta tragedia simplemente expresó sus condolencias en la mañanera. Habló de la pobreza y la desesperación que los orillan a esta migración, pero fue algo que le tomó menos de 2 minutos de sus más de dos horas de discurso.

Según datos del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos, las ‘utilidades’ por el tráfico de personas han pasado de $500 millones de dólares en 2018, a ser actualmente un negocio con ganancias estimadas en 13 mil millones de dólares.

Y ¿qué planea el presidente de México para lidiar con este problema monumental? ¿Cuál es el plan federal para atacar la migración de mexicanos de raíz y para lidiar con el negocio creciente que éste está siendo para el crimen organizado? No lo sabemos. Lo que si escuchamos de López Obrador es su agradecimiento por el flujo de remesas que ya es la principal fuente de ingresos del país.

Antes que preocuparse o indignarse por una situación cada vez más atroz, tenemos a un presidente que prefiere quejarse ya sea de los conservadores; del neoliberalismo; de los pseudoambientalistas que rechazan la construcción del Tren Maya y hasta de la disculpa que ofreció un piloto de Aeromexico a los pasajeros por el estado tan dañado de una pista del AICM. Eso sí le indigna y eso le ocupa buen espacio en sus discursos.

Antes que atender los problemas enormes que nos aquejan o de pensar en cómo aprovechar las irrepetibles oportunidades que se le presentan a México en este momento de crisis global, el presidente López Obrador repite sus mismas frases a diario en donde queda claro que vive en un mundo de fantasía, mientras el resto de los mexicanos padecemos su falta de oficio para trabajar por el bien del país que se obstinó durante décadas por querer ‘gobernar’.

Columna completa en El Universal

Al horror de la volcadura de un tráiler que dejó más de 55 centroamericanos indocumentados muertos le siguió lo previsible: el lamento de las autoridades y el anuncio de la creación de un grupo de acción para combatir el tráfico de migrantes. Tan, tan. La vida sigue.

¿Qué esfuerzos serios harán en México las autoridades para aclarar cómo pudo este tráiler pasar tres retenes sin que nadie se diera cuenta de que en la caja del tráiler iban más de cien personas hacinadas? Es más que plausible inferir que lo que ocurrió con estos migrantes es un modus operandi permitido y hasta auspiciado por autoridades en México que están de acuerdo con que aquí se trafique personas.

Como en todo en la vida, las pérdidas de unos son las ganancias de otros. Desde que Donald Trump anunció el programa ‘Quédate en México’ el tráfico de personas ha crecido. La tragedia para quienes deben pagar hasta 12 mil dólares para ir hacinados en un tráiler o en autobús hacia Estados Unidos es un negociazo para sus traficantes.

Carlos Denton, Director de CID/Gallup, estuvo en un podcast recientemente hablando de como en el mundo hay 144 millones de personas que quieren irse a Estados Unidos. Para ello lo más fácil es salir de Centroamérica, cruzar México e intentar llegar a EUA.

La empresa de Denton ha infiltrado mujeres haciéndose pasar por madres migrantes indocumentadas intentando llegar a Estados Unidos. Con ello han encontrado información valiosa sobre este tráfico de personas. Saben, por ejemplo, que el hijo del líder de los Zetas en el Golfo se fue a estudiar a Harvard. Ahí, en lugar de pensar en armar un negocio legal, se dio cuenta del enorme mercado que podía representar el tráfico de personas. El programa Quédate en México dejaría a muchos más indocumentados varados en México en dónde las autoridades se preocupan poco por qué les pasa cuando son regresado a nuestro país. Y tuvo razón. Denton estima que los Zetas obtienen entre 350 y 400 millones de dólares al año por tráfico de migrantes.

Hay miles de historias de este tráfico de personas. El Washington Post publicó un reportaje desgarrador a principios de año en donde la reportera Arelis R. Hernández cuenta el calvario de Nancy, una mujer salvadoreña, y sus dos hijos, Andrea y David, para llegar a Estados Unidos.

No sólo tuvieron que lidiar con las condiciones terribles para llegar a la frontera. Una vez ahí se quedaron en un campamento en Matamoros en donde las condiciones climáticas y de insalubridad fueron terribles. Pero lo peor fue cuando llegaron a Reynosa en autobús. Ahí fueron secuestrados juntos con miles de migrantes más. Por persona pedían que la familia en Estados Unidos depositara $500 dólares para poder ser liberados.

El calvario de Nancy; los datos de Denton; la tragedia del tráiler de la muerte…todo esto ocurre en México, en donde no se ve ningún tipo de esfuerzo relevante por luchar en contra del tráfico de personas. Es una tragedia y una auténtica vergüenza.

Columna completa en El Universal

La relación entre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y el de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado perplejos a muchos desde el arranque del sexenio.

Cuando candidato, López Obrador no solo habló sobre la relación que llevaría con Trump, también escribió un libro que se llama Oye Trump en el que destacaba que, él, a diferencia de su antecesor, Enrique Peña Nieto, asumiría una defensa implacable de los mexicanos en general, de los migrantes en particular y respondería a todas y cada una de las bravuconerías del presidente de Estados Unidos. Así lo escribió en varios tuits y lo repitió a lo largo de su campaña.

Una vez asumido el poder, Andrés Manuel López Obrador ha sido extremadamente dócil con Donald Trump, a quien se refiere como su amigo.

Lo anterior vuelve a ser relevante ya que el lunes por la noche el presidente Trump informó a través de sus redes sociales que, debido a la pandemia por el COVID19, suspenderá temporalmente la migración a Estados Unidos con el fin de proteger los trabajos de los estadounidenses. La orden ejecutiva la firmará el día de hoy y arranca con una vigencia de 60 días. Así Trump vuelve a recurrir a la migración como el villano que acecha al pueblo estadounidense. La pandemia es una nueva excusa para sus instintos nativistas.

El anuncio se da cuando apenas la semana pasada el presidente López Obrador presumió que tuvo una llamada con el presidente de Estados Unidos quien le prometió dar mil ventiladores a México y programar una reunión para junio o julio en la que quiere agradecerle la entrada en vigor del TMEC.

Trump sigue siendo Trump. Cuando Peña Nieto era presidente, el mismo día en el que vino a México como candidato y se le dio trato de Jefe de Estado, en la noche fue a Arizona a atacar a los mexicanos en un rally. Ahora, habla con AMLO un día y a los tres saca un decreto anti migrante.

Lo peor es que tanto en el tema TMEC como en la entrega de ventiladores, Trump no va a cumplirle a López Obrador.

El agradecimiento sobre la entrada en vigor del TMEC sería prematuro porque el acuerdo comercial renegociado está atorado. Su fecha de entrada en vigor estaba prevista para el 1º de junio, algo que ya no ocurrirá porque quedan por definir reglas en el sector automotriz. Por el momento la fecha está retrasada hasta el 1º de julio. Pero existe un grupo de asesores del sector privado estadounidense que se reunieron con el encargado comercial de Trump, Robert Lighthizer, el pasado 15 de abril en donde le pidieron a La Casa Blanca posponer la entrada en vigor del TMEC hasta enero del 2021 argumentando que la pandemia ha complicado las condiciones para que el acuerdo entre en vigor antes.

En cuanto a los ventiladores, parece poco probable que Trump le envíe a México mil cuando el 1º de abril FEMA, la Agencia Federal de Manejo de Emergencias, declaró que Estados Unidos enfrentaría un déficit de 13 mil ventiladores. Por ello el gobierno federal y los estados han estado peleando por el abastecimiento de éstos.

Columna completa en El Universal

La Caravana Migrante lleva cruzando de Centroamérica a Estados Unidos desde hace quince años y, sin embargo, es hasta ahora que ha cobrado notoriedad. Coincide que en Estados Unidos habrá elecciones intermedias y que en ellas se anticipa pierdan los republicanos la mayoría de la Cámara de Representantes. Los aventurados dicen que los demócratas podrían incluso recuperar el Senado.

Y si algo detesta Trump, es perder. Así sea en una contienda intermedia difícil de ganar si tomamos en cuenta que en los últimos 150 años solamente ha ganado el partido del presidente las dos cámaras en dos elecciones (1934 y 2002).

Por ello Trump ha puesto a la Caravana Migrante como la mejor bandera para encender a los electores con la esperanza de que voten por los republicanos y no por los demócratas. Y en medio de este juego político, Trump ha colocado a México.

A través de twitter salió a decir que México no hace nada por frenar la Caravana y de ahí procedió a advertir que mandará al ejército a la frontera; a dar por terminada la ayuda internacional que Estados Unidos envía a Centroamérica y, en el extremo, ha vuelto a amenazar con dar por terminado el recién renegociado TLCAN, cuando ni siquiera ha sido firmado.

Al margen vale la pena anotar que la ayuda que Estados Unidos le envía a Centroamérica es una verdadera risa. El Salvador va a recibir en el 2018 $20 millones de dólares; Guatemala $53 millones y Honduras $15 millones, que por cierto llaman la atención dado que en 2017 recibió $175 millones. Solo para comparar, Iraq recibirá este año $467 millones de dólares que son una reducción después de haber recibido $3.5 mil millones de dólares en el 2017 y $5.3 mil millones en el 2016.

Pero dejando ese tema de lado, México vuelve a ser el saco de boxeo predilecto para golpearnos y ganar las simpatías de los electores estadounidenses. Con cualquier otro país la respuesta indignada de México sería sencilla y en automático. Con nuestro principal socio comercial y vecino, nos coloca en un complicado dilema: ¿Le hacemos el trabajo a Trump para evitar que el bully se enoje, con los enormes costos económicos que eso implicaría para el país si es que cumple su amenaza de cerrar la frontera y salirse del TLCAN, o nos comportamos como un país humanitario en el trato a los migrantes?

Para complicar un asunto de ya enredado, estamos a 37 días del cambio de gobierno en México con un presidente electo que actúa como si ya trajera puesta la banda presidencial. El próximo Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha dicho que no se usara la fuerza del estado para frenar el paso de los migrantes. Dicho sea de paso, éstos migrantes que buscan refugio en Estados Unidos, ni son criminales ni están infiltrados por terroristas de Medio Oriente, como ha declarado Trump y su Vicepresidente, Mike Pence, sin mostrar una sola prueba de ello.

 

Columna completa en El Universal