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La gran pregunta en este arranque del segundo año de gobierno de Claudia Sheinbaum es si manda ella o manda él.

Aunque ha intentado marcar distancia de su antecesor con un giro de 180 grados en la estrategia de seguridad en la que el Ejército y la Marina han recuperado protagonismo operativo, la sombra de Andrés Manuel López Obrador sigue presente. El dilema de fondo no es solo político, sino simbólico: ¿cuándo se convierte una heredera en mandataria plena?

En su discurso del domingo pasado en el Zócalo, la presidenta pareció responder a esa pregunta con una reverencia. Se desvivió en elogios hacia quien llamó “un hombre honesto y profundamente comprometido con su pueblo”. Dijo que el camino actual del país, enfocado en la justicia social y la garantía de derechos, “es también la herencia del presidente Andrés Manuel López Obrador”.

Luego añadió: “Fue, es y será siempre un ejemplo de honradez, de austeridad y de profundo amor al pueblo de México”. En otras palabras: los escándalos de corrupción y ostentación que siguen golpeado a figuras cercanísimas al expresidente, serían ajenos a él.

La presidenta reconoció que ha habido intentos por separarla de AMLO y “acabar con el movimiento de transformación”, pero aseguró que eso no ocurrirá porque ambos comparten valores como la honestidad, la justicia y el amor al pueblo. Reafirmó así su adhesión al proyecto del llamado Humanismo Mexicano, que el propio López Obrador definió como “la doctrina moral de la Cuarta Transformación”.

El problema es que esa lealtad inquebrantable alimenta la duda. En un país donde se suele decir que nunca se han sentado dos en la silla presidencial, el reto de Sheinbaum es histórico: lograr gobernar sin romper con quien aún mueve las riendas del partido-movimiento que la llevó al poder.

Y lo hace desde una posición privilegiada. Con niveles de aprobación superiores al 65 por ciento, Sheinbaum es hoy más popular que Morena. Por eso el partido busca capitalizar su figura en las elecciones intermedias. Bajo el argumento de la austeridad, los diputados morenistas impulsan una reforma electoral que unificaría las elecciones legislativas, las de 17 gubernaturas y la del Poder Judicial con la revocación de mandato presidencial.

La Constitución establece que la revocación de mandato debe realizarse en octubre de 2027, pero si se adelanta a junio, Sheinbaum aparecería en la boleta justo cuando Morena enfrenta desgaste por los múltiples casos de corrupción y su creciente colusión con el crimen organizado, que incluso ha sido portada del New York Times.

En Palacio Nacional saben que la presidenta es su mejor activo político. Pero su mayor fortaleza —la popularidad— puede ser también su límite si sigue subordinada a la narrativa de su mentor.

Así, mientras Sheinbaum intenta consolidarse como la mandataria de la estabilidad y la continuidad, su segundo año arranca con la misma pregunta que marcó el primero: ¿manda ella o manda él?

Apostilla: El Foro Económico Mundial, encabezado por Børge Brende, celebró ayer un encuentro en la Ciudad de México y hoy sostendrá una reunión en Palacio Nacional con la presidenta Claudia Sheinbaum. Ojalá que este acercamiento motive a la mandataria a asistir al Foro de Davos en enero de 2026. Sería una oportunidad para posicionar a México en la agenda global y, de paso, para encontrarse —fuera del territorio estadounidense— con Donald Trump, el hombre que de nuevo puede redefinir la relación bilateral.

Columna publicada en El Universal

Las palabras importan. Y en la Cuarta Transformación importan tanto que pareciera que si cambian las palabras, cambian la realidad. Por eso conviene conocer el diccionario oficial de la Real 4T, para no confundirnos y pensar que una cosa es una cosa cuando, en realidad, es otra.

Bache (sustantivo, masculino): lo que en el resto del mundo se llama bache, en la Real 4T es un registro mal intervenido. Así quedó claro en el Maratón de la Ciudad de México 2025, cuando el atleta colombiano Francisco Sanclemente cayó de su silla de ruedas al topar con uno de estos registros, provocando además la caída de otro competidor, Gonzalo Valdovinos. No era un bache, nos dicen, sino una falla técnica menor que ya se arregló. El lenguaje es generoso; las lesiones, no tanto.

Elección popular (sustantivo, femenino): lo que se llevó a cabo para designar a los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Hubo urnas, sí, pero también un raquítico 13 por ciento de participación ciudadana y, dentro de ella, un 22.8 por ciento de votos nulos. El nuevo presidente de la Corte, Hugo Aguilar Ortiz, obtuvo menos sufragios válidos que los votos anulados. Aun así, en el diccionario de la Real 4T, fue una victoria avalada por el pueblo. Y si en su primer discurso dijo que los ministros fueron “impuestos” y luego tuvo que corregir, no es lapsus: es simplemente que olvidó el glosario oficial.

Acordeón (sustantivo, masculino): no es acordeón, sino guía ciudadana. Los impresos que circularon con los nombres de los aspirantes “idóneos” para la Corte no eran instrucciones, sino trabajos académicos colectivos. Que un 45.7 por ciento de los votantes haya llegado a la exacta misma conclusión que el acordeón proponía es pura coincidencia, no copia. La democracia de la 4T tiene un sonido peculiar, pero insiste en que no viene de la música de un acordeón.

Asesinato (sustantivo, masculino): lo que para la Real 4T puede ser un infarto fulminante. La violencia homicida, que dejó sin vida a la taxista y maestra jubilada, Irma Hernández Cruz, después de ser secuestrada y violentada, puede rebautizarse con un eufemismo médico. Un país en donde los muertos son estadísticas o víctimas de padecimientos naturales resulta, sin duda, más habitable… al menos en el papel.

Austeridad republicana (locución sustantiva): no es vivir con doscientos pesos en la cartera ni con un par de zapatos remendados. Significa hablar en nombre del pueblo, pero viajar con todos los lujos o comprar mansiones despampanantes… siempre que se pueda alegar que se pagó con “recursos personales” o gracias a un crédito hipotecario. Si el origen de esos recursos no cuadra con lo declarado, ese ya es problema de quien pregunte. En Morena, la austeridad se respeta: digan lo que digan, viajen como viajen, vivan en donde vivan.

El diccionario de la Real 4T es claro: no hay baches, sino registros; no hay imposiciones, sino elecciones; no hay copias, sino coincidencias; no hay asesinatos, sino infartos; no hay lujos, sino austeridad. Lo que sí hay es un país donde, a golpe de palabras, se pretende cambiar la realidad. En esta narrativa oficial no existen las crisis, sólo relatos alternativos. Y así, con definiciones hechas a modo, se construye un México maravilloso.

Columna completa en El Universal

Dicen que hay dos cosas imposibles de ocultar: el amor y el dinero. En Estados Unidos, el ruido de la familia Trump es ensordecedor. Esta semana, David D. Kirkpatrick, de The New Yorker, calculó que desde su regreso a la Casa Blanca los Trump han generado alrededor de 3 mil 400 millones de dólares en ganancias ligadas a la presidencia. ¿Cómo lo hicieron y por qué no es un escándalo?

Antes de 2016, la Organización Trump vendía sobre todo el uso de su nombre. En su primera presidencia prometieron no abrir “nuevos negocios” que implicaran conflictos de interés. La segunda llegada a Washington cambió el guion. Con deudas legales, menos ingresos por licencias y urgencia de liquidez, el clan convirtió cada activo y cada evento en caja registradora.

Mar-a-Lago se volvió la “Casa Blanca de fin de semana”: elevó cuotas de inscripción hasta el millón de dólares y capitalizó mítines, cenas y reuniones con donantes. Las campañas y comités han gastado millones en hoteles y campos de golf del propio Trump, y además operan una tienda de mercancía política. Fuera del país, los acuerdos de licencias en el Golfo Pérsico —impensables sin la presidencia— rebasan los cien millones.

El capítulo más lucrativo es en cripto. World Liberty Financial, el vehículo familiar, atrajo inversiones de alto perfil —incluido el magnate chino Justin Sun y capital emiratí— y lanzó un token de “gobernanza” y un stable coin que se benefician del aura presidencial. A eso se suman el memecoin $TRUMP (y su versión $MELANIA), que han dejado ganancias de cientos de millones.

¿Por qué no estalla como escándalo nacional? Primero, porque en la cultura política estadounidense el éxito económico se ve con admiración. Segundo, porque, hasta ahora, no hay acusaciones firmes de desvío directo de recursos públicos: hay explotación al límite de vacíos éticos y legales. Y tercero, porque el sistema de contrapesos ha normalizado la mezcla entre política, negocio y espectáculo: si se eleva la cuota de Mar-a-Lago o se vende una gorra con la firma presidencial, buena parte del país lo ve como parte del show.

En México la música suena distinta. Aquí, mientras se sataniza el éxito privado desde el discurso, se tolera la ostentación en círculos oficiales: Andy López Beltrán admitió vacaciones en Japón y alegó espionaje; Mario Delgado fue fotografiado en Portugal y dijo que pagó con sus recursos; y Ricardo Monreal defendió su peregrinación por España. Al mismo tiempo, el directivo aduanero Alex Tonatiuh Márquez fue exhibido por relojes de alta gama y por la compra de un penthouse en Polanco no visible en su declaración patrimonial; y la dupla de Sergio Gutiérrez Luna y la diputada del PT Diana Karina Barreras presume bolsas y joyas de lujo. Luisa María Alcalde pidió a sus dirigentes no exhibir opulencia. El punto no es prohibir vacaciones ni consumo, sino la incongruencia con el discurso de sobriedad que el propio movimiento convirtió en bandera.

La comparación no absuelve a nadie. En Estados Unidos, la actual presidencia-empresa erosiona la idea republicana. En México, la opacidad patrimonial de servidores públicos destruye la confianza democrática. Lo que distingue a una y otra práctica no es la ética, sino la ruta del dinero: allá, la marca personal convertida en negocio; aquí, el poder público convertido en patrimonio privado.

Lo mínimo exigible, a norte y sur, es trazar líneas claras. Para los Trump: reglas que impidan monetizar la oficina desde el día uno —fideicomisos ciegos reales y prohibiciones efectivas de negocios con gobiernos extranjeros—. Para los nuestros: declaraciones patrimoniales auditables y sanciones ejemplares. El amor quizá siga siendo difícil de esconder; el dinero, por lo menos el público, que vuelva a ser rastreable.

Columna publicada en El Universal

Claudia Sheinbaum llegó a Palacio Nacional acompañada de un equipo que no escogió: la guardia pretoriana que Andrés Manuel López Obrador dejó estratégicamente acomodada antes de mudarse a Palenque. Ahí están las ex corcholatas —Gerardo Fernández Noroña y Adán Augusto López en el Senado, Ricardo Monreal en San Lázaro— y, como cereza en el pastel, su hijo Andrés Manuel López Beltrán, flamante secretario de Organización de Morena. Con semejante corte, el poder que Sheinbaum recibió llegó en versión compartida, empaquetado con candados y vigilantes que le recuerdan quién es el verdadero patriarca.

Desde la campaña se repite que, tarde o temprano, la presidenta tendrá que dar un “manotazo” para adueñarse de la silla. Ernesto Zedillo se estrenó encerrando a Raúl Salinas para emanciparse de Carlos Salinas; el propio Salinas hizo lo mismo con Joaquín “La Quina” Hernández Galicia. La duda es si veremos un golpe similar o si Sheinbaum apostará por la erosión pasiva: quedarse quieta y permitir que las piezas heredadas se autodestruyan.

Andy López Beltrán ofrece la primera evidencia. Su deficiente operación en las elecciones de junio significó derrotas en Durango y Veracruz. Dolido, subió un video exigiendo que lo llamen Andrés Manuel —como si el nombre garantizara oficio— y, para colmo, se ausentó de la sesión extraordinaria de Morena el pasado fin de semana porque, dicen, estaba de vacaciones. Vacaciones: esa palabra que no existe en el diccionario de su padre.

Ricardo Monreal tampoco asistió. Alegó asuntos familiares, pero las redes lo fotografiaron en el restaurante del Villa Magna en Madrid. Derecho tiene, faltaba más; sin embargo, su gusto por el lujo lo deja vulnerable frente a la austeridad franciscana que predica la 4T y contrasta con una presidenta que, pudiendo, prefiere pasar los fines de semana de gira acumulando kilómetros —y poder— en los estados.

Y llegamos a Adán Augusto. El senador quedó herido de muerte cuando su exsecretario de Seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, fue acusado y se dio a la fuga. Los Guacamaya Leaks describen a Bermúdez como líder de la célula “La Barredora”. Ayer, Omar García Harfush informó que se le busca por asociación delictuosa, extorsión y secuestro. ¿Podemos creer que López Hernández ignorara las andanzas de su lugarteniente si él mismo exigía que Felipe Calderón conociera los vínculos de Genaro García Luna con el narcotráfico, so pena de complicidad?

Para Washington, siempre dispuesto a ver la mano del narco detrás de los gobiernos de Morena, el escándalo es gasolina pura. Las raquíticas porras de “¡No estás solo!” que recibió Adán en la convención partidista envían un mensaje devastador: el partido hegemónico arropa a un político bajo sospecha, exactamente la narrativa del Secretario de Estado nortemaericano, Marco Rubio y del presidente Donald Trump.

La mesa, pues, está servida para que el manotazo ocurra casi sin que la presidenta mueva un dedo. Entre la indisciplina de los alfiles que heredó y la longitud de sus respectivas colas, Sheinbaum puede acomodarse cómodamente en la silla principal si sabe leer —y aprovechar— el momento.

Solo falta que quiera. Tendrá que decidir si desplaza con sutileza el poder que todavía se reparte desde Palenque o si se resigna a convertirse en una presidenta provisional, al estilo de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, quienes permitieron que Plutarco Elías Calles siguiera mandando mientras ellos firmaban los decretos.

Columna publicada en El Universal

En el Congreso hay solo dos periodos ordinarios al año (feb-abr y sept-dic). Entre estas fechas el legislativo está en receso y se instala la Comisión Permanente con 37 legisladores que se quedan “de guardia”. Ellos pueden convocar a un periodo extraordinario para desahogar asuntos urgentes y específicos. El trámite requiere mayoría calificada dentro de la propia Permanente y debe listar, con nombre y apellido, los temas que se abordarán. Fuera de esa lista no puede tocarse nada.

En teoría, el extraordinario es el extintor que solo se rompe “en caso de incendio”. Pero ahora estamos viendo como ese extraordinario se convierte en un maratón legislativo exprés. Parece que la mayoría oficialista quiere sacar iniciativas atoradas o políticamente delicadas sin la lupa habitual de un periodo ordinario.

Al ver que se ha convocado este extraordinario sin necesidad hay dos preguntas: ¿Qué es lo que quiere sacar el oficialismo con este extraordinario sin el escrutinio habitual de oposición, ONGs y/o medios de comunicación? Y ¿por qué?

Entre las 22 iniciativas que Morena quiere servir en este “menú exprés” destaca la reforma a la Ley General en Materia de Desaparición Forzada y al Sistema Nacional de Búsqueda, que promete consolidar bases de datos y obligar a las fiscalías a coordinarse —una deuda urgente con más de 110 mil familias buscadoras, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda al 31 de mayo de 2025—pero cuyo dictamen hoy no es público.

Está la extinción del Coneval para traspasar la medición de pobreza al INEGI, con lo que el Gobierno pasaría a calificarse a sí mismo en un tema que le es sumamente importante y con el cual podrá responderse: ¿Hay más o menos pobres a partir de todos los programas sociales de la 4T?

También incluye un paquete de leyes de seguridad —Guardia Nacional y Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia— que otorgan superpoderes de espionaje a la Secretaría de Seguridad.

Está la polémica Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión, cuyo dictamen no se ha hecho público. ¿Por qué? Si ya se quitó el artículo 109 que tanto preocupaba porque le daba a la Agencia de Transformación Digital y de Telecomunicaciones, la ATDT, demasiadas atribuciones, entre ellas la opción de bloquear plataformas digitales ¿por qué se guarda el oficialismo el dictamen? ¿Qué quieren que se apruebe de forma exprés? ¿Por qué no llevar a cabo el proceso legislativo conforme a los tiempos ordinarios? ¿Por qué están corriendo?

El nuevo borrador de la Ley de Telecomunicaciones que Morena pretende avalar en el extraordinario sigue teniendo varios focos rojos: resucita el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, obligando a registrar cada SIM —con identidad y biométricos— bajo la lupa de la ATDT; mantiene la retención masiva de metadatos por 24 meses y otorga al Ministerio Público acceso a geolocalización en tiempo real sin orden judicial, un GPS estatal permanente. En resumen: se fue la tijera de la censura, pero quedaron varias navajas sueltas.

Además está el candado que limita los retiros parciales de Afores en caso de desempleo y ajustes a la ley antilavado para seguir el rastro del financiamiento ilícito. Es un paquete legislativo muy variado: desaparecidos, datos, dinero y ciberespacio, todo servido a la velocidad de un microondas parlamentario.

¿Por qué? ¿Qué necesidad?

@AnaPOrdorica

Apostilla: George W. Bush clamó ¡Misión cumplida! Cuando cayó Saddam Hussein en Irak. Ese momento fue el principio de una larga intervención/guerra de EUA en ese país. Ahora que Donald Trump ha declarado que los bombardeos en Irán han sido un éxito, vale la pena preguntarnos si también será el inicio de otro largo conflicto en el que entre EUA a pesar de que el presidente prometió ponerle fin a “las guerras eternas”.

Columna publicada en El Universal

La razón que da el fondo para sacar su dinero de Pemex no es la corrupción. O no solo es la corrupción. Es la corrupción, sumado a la falta de interés por combatirla. El Consejo de Ética del Fondo Global de Pensiones del Gobierno Noruego que tiene inversiones en Pemex ha encontrado numerosas denuncias y sospechas de corrupción, pero, a pesar de contar con políticas anticorrupción, el Consejo considera que Pemex carece de la transparencia necesaria y una respuesta adecuada a los casos de corrupción.

La falta de información detallada sobre la implementación de sus programas anticorrupción y la respuesta a denuncias específicas llevó al Consejo Noruego a concluir que no hay garantía razonable de que Pemex tenga medidas efectivas para prevenir y abordar la corrupción. Es decir, la empresa mexicana es demasiado pasiva con respecto a la corrupción.

Para un movimiento, Morena, que se precia de haber llegado al poder para limpiar las escaleras de arriba para abajo, la corrupción está presente más que nunca y además el gobierno no demuestra tener el más mínimo interés por ponerle un freno.

Apenas hace diez días presentó el partido sus lineamientos ético-políticos de comportamiento. Muy rápido han sido puestos a prueba estos lineamientos y la calificación es absolutamente reprobatoria. En Cuautempan, Puebla, tienen a su Alcalde, Gerardo Cortés Caballero, fugado porque se le encontraron armas, drogas, cartuchos y vehículos en su domicilio. El partido no ha dicho nada sobre su militante-alcalde para condenar o reprobarlo.

Tienen a una gobernadora y a su esposo a quienes se les ha revocado la visa estadounidense – y esto no ocurre como un proceso meramente administrativo, como lo han querido vender y minimizar. Querer meter el problemita debajo de la alfombra con un “el amor al pueblo no entiende de visas ni de fronteras”, como dijo la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, es un abuso retórico que pretende hacer la vista a otro lado, como si le hubieran quitado una paleta de limón a un niño mal portado.

¿Cómo va a liderar Ávila la relación con California ahora con sus contrapartes en Estados Unidos? Tijuana y San Diego son ciudades pegadas, hermanas, en donde el cruce de la frontera ocurre de manera cotidiana. ¿Alguien dentro de Morena se puso a pensar en las consecuencias para los bajacalifornianos al momento de redactar su respaldo inmediato e incuestionable a la gobernadora?

La presidenta Claudia Sheinbaum ha estado reaccionando a todos estos escándalos de corrupción y/o colusión. Reaccionando, no actuando. No reprobando. Simplemente reaccionando y pidiendo tiempo y explicaciones a los involucrados. Al fondo Noruego, en el caso de Pemex, y a Estados Unidos en el caso de la visa de la gobernadora Ávila. Y de paso, pidió que el gobierno de Trump le avise si hay otros gobernadores en casos similares, a los que se les pueda también retirar la visa.

Sheinbaum dice que el caso de la gobernadora es un tema personal. ¿Personal? Vuelvo a preguntar ¿cómo va a manejar la relación bilateral de un estado fronterizo sin su visa? Y en el caso del fondo de pensiones del gobierno Noruego la culpa no puede ser solamente del pasado, como lo quiso minimizar la presidenta. En el periodo que menciona el documento hay casos que comprenden del 2019-2023 en los que se le pidió informes a Pemex y la paraestatal simplemente ignoró el tema. Quizás en Pemex pensaron que como solamente se trataba de 140 millones de dólares no tenía tanta importancia atender el asunto pero ¿y la reputación de Pemex? ¿Y las preguntas que esta acción del fondo pueda generar para otros inversionistas en Pemex?

Lo que vemos actualmente es que en México el problema no es solo la corrupción. Queda claro que el problema también está en la respuesta que da el gobierno a ella.

Columna publicada en El Universal

Claudia Sheinbaum acusó recibo de los escándalos de los morenistas que dejan mal parado al partido que la llevó a la presidencia. Eso de que “no somos iguales” se ha venido desmoronando con cada arropamiento a Cuauhtémoc Blanco; con cada intento de Félix Salgado Macedonio de ser gobernador de Morelos; con los viajes en Business Class de Noroña; los vuelos en helicóptero de Ricardo Monreal; con los actos anticipados de campaña de Andrea Chávez; el descaro de Rubén Rocha de presumir credencial y de Andy López Beltrán de abrazarlo.

Por ello, el fin de semana pasado presentó la presidenta un documento con lineamientos ético-políticos para los militantes de Morena en el marco de su Consejo Nacional. En el documento de once cuartillas se establecen diez puntos claves que buscan definir el comportamiento y la ética de las y los militantes de Morena.

Una de las frases célebres del padre fundador de Morena, de AMLO, es “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”. Y precisamente para hacer patente que eso de cumplir con la ley a él no le venía bien es que tenemos elecciones para renovar a la mitad del Poder Judicial este próximo 1o de junio. El enojo de López Obrador ha llevado a Morena a avalar un golpe a uno de los tres poderes del Estado.  Pero aun así, en Morena sienten que son un partido distinto por haber publicado un documento que prohíbe lo que desde antes se supone que los funcionarios públicos no deberían de hacer.

Hay una máxima del Derecho que dice que a los ciudadanos les está permitido todo aquello que no esté prohibido por la ley y a los funcionarios públicos les está prohibido todo aquello que no les autorice una ley.

Pero aun así, con este documento Morena avaló el fin de semana pasado que no se pueden usar recursos públicos para beneficio personal, familiar, gremial o de grupo con fines distintos a sus actividades oficiales.

Rechaza el amiguismo, el compadrazgo, el influyentismo. Pregunta entonces: ¿Por qué está Rutilio Escandón de cónsul en Miami? ¿Qué credenciales tiene más allá de ser cuñado de Adán Augusto López?

Quiero imaginar la cara de los Monreal y Salgado Macedonio al leer el documento que “prohíbe” el nepotismo. O la de Andrea Chávez, Yazmine Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres, cuando leen que Morena no permite los actos anticipados de campaña.

Sheinbaum acusó recibo de que todos estos actos desprestigian a Morena. La gran pregunta es si los aludidos en el documento acusarán recibo también o simplemente agacharán la cabeza unos momentos y regresarán a su modus operandi. Llama la atención que se crea que por publicar once cuartillas con lineamientos sobre qué conductas deben tener sus militantes, éstos las van a adoptar.

Del acuse o no de recibo que hagan los morenistas sabremos si este documento representa el golpe de mando de Sheinbaum o un acto desesperado que termina por mostrar que la presidenta sigue sin poder mandar dentro del partido que la llevó a la presidencia.

Columna publicada en El Universal

Hoy tenemos a una presidenta con una popularidad récord. Datos de diversas encuestas, como Buendía & Márquez en estas páginas y de El Financiero, indican que su aprobación llegó al 78-80 por ciento durante sus primeros 100 días en el poder. A nivel internacional es una estrella. No se ha aventado los papelones de Petro, Zelensky ni Trudeau, a quienes les ha salido carísimo el mal manejo la relación con Trump. Por el contrario, Sheinbaum crece cada vez que habla por teléfono con Trump ya que ha logrado desactivar sus amenazas de forma elegante y hasta tersa.

Y, sin embargo, su poder está puesto a prueba de manera constante.

Esto a pesar de que la oposición está aplastada. La misma encuesta de Buendía y Márquez refleja una situación crítica para los tres partidos de oposición: MC, PRI y PAN. Si hoy fueran las elecciones intermedias, Morena lograría el 58 por ciento de los votos. Si se suman PT y PVEM, llegarían en coalición al 68 por ciento. La oposición se quedaría con 13 por ciento para MC, 10 por ciento para PRI y 9 por ciento para el PAN. MC ya rebasó al PRI y al PAN pero como sea, los tres partidos están hechos añicos.

Y esto sin tomar en cuenta el balance de opinión que existe sobre estos partidos. El PAN tienen negativo 42 y el PRI negativo 49. En contraste, Morena tiene positivo 54. Así, la oposición está fragmentada, debilitada y sin liderazgos atractivos para la ciudadanía.

Popular dentro y fuera de México: esto pintaría un escenario que debería ser ideal para Claudia Sheinbaum. Y sin embargo, su liderazgo está constantemente siendo cuestionado.

¿Cómo puede una presidenta que ganó con más votos que López Obrador y que tiene una popularidad más alta que la que él tuvo en todo su sexenio verse retada a cada rato? ¿Cómo si no hay una oposición que la amenace o la cuestione?

La oposición a Sheinbaum está dentro de Morena.

El fin de semana trascendió por el desaire que las figuras más importantes de Morena tuvieron con la presidenta. El Zócalo se suponía que se llenaría para mostrar unidad de los mexicanos ante los aranceles de Trump. Cuando en la llamada que tuvo la presidenta de México con el de Estados Unidos logró que éstos se desactivaran por un mes más, la cita en el Zócalo se transformó en un evento partidista. La mujer que sabe lidiar con maestría con Donald Trump recibió la espalda de las figuras más importantes de Morena, empezando por el hijo del presidente López Obrador, Andy López Beltrán.

Podríamos pensar que ante la andanada de problemas que enfrenta México y la presidenta esto es una nimiedad, pero en realidad demuestra que esa popularidad y esa aceptación, tanto dentro como fuera de México, son una condición necesaria más no suficiente para afianzar a Sheinbaum con el poder que otorga la silla presidencial.

Y es que antes de darle la espalda en el Zócalo, Monreal, Adán Augusto, Esquer y Velasco, le dieron la espalda a Sheinbaum en el Congreso con la iniciativa para luchar contra el nepotismo cuando la patearon para que entre en vigor hasta el 2030.

Lejos de apoyarla en los retos enormes en materia de seguridad, economía y la relación con EUA, la presidenta está teniendo que luchar con los morenistas. A pesar de ser una rockstar dentro y fuera de México, son sus partidarios los que la están poniendo constantemente a prueba.

¿Cuándo y cómo les va a responder Sheinbaum a quienes en Morena buscan debilitar su poder? ¿Debe hacerlo? Son dudas para momentos críticos para México.

Columna publicada en El Universal

La iniciativa fue buena pero al final los mostró de cuerpo entero. Quieren parecer diferentes, impolutos, impecables, pero les gana el agandalle y la trampa. Me refiero a las iniciativas que envió Claudia Sheinbaum al legislativo el pasado 5 de febrero. Fueron dos. Una para prohibir la reelección consecutiva y otra para prohibir el nepotismo electoral. Aquí me escribiré sobre esta segunda.

La de nepotismo pretende que, para cubrir con el requisito de idoneidad, los aspirantes a un cargo de elección popular no tengan o hayan tenido en los tres últimos años vínculos matrimoniales ni de parentesco o de consanguinidad civil.

La presidenta describe al nepotismo como una forma de corrupción porque la persona en el cargo puede aprovecharlo para otorgar empleos o favores a familiares y amigos sin considerar su idoneidad.

“Al ser el nepotismo una forma de abuso de poder que socava la confianza en las instituciones y promueve desigualdades, es necesario prohibir esta práctica para eliminar cualquier sesgo o sospecha de ilegitimidad en los cargos de elección popular.” Eso dice el documento que envió el Ejecutivo al Legislativo.

En un país en el que los Monreal (PRD-Morena) se han “adueñado” de Zacatecas; en el que los hermanos Villarreal (PAN) se han alternado la alcaldía de San Miguel de Allende, Guanajuato; en el que Samuel García (MC), gobernador de Nuevo León buscó impulsar a su esposa como alcaldesa de Monterrey; en donde los Yuñez (neo-Morenista) dominaron por años Veracruz y un largo etcétera, la iniciativa se antojaba positiva.

Pero cuando algunos en Morena y sus aliados se dieron por enterados pegaron el grito en el cielo. En especial el Partido Verde. Ese finísimo partido que ha hecho mucho por llenarse sus bolsillos de billetes verdes y prácticamente nada por la ecología del país.

Si la reforma llegaba al legislativo, no la votarían porque dejaría fuera a la esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, quien también es del Verde y actualmente es senadora, Ruth González. Ella quiere suceder a su esposo en las elecciones del 2027.

Del lado de Morena la iniciativa pondría en aprietos la candidatura de Felix Salgado para suceder a su hija Evelyn en Guerrero. Salgado le heredó la candidatura en el 2021 a su hija cuando el INE le canceló su derecho por irregularidades en la comprobación de gastos y por denuncias de abuso sexual, y ahora quiere ser gobernador en el 2027.

El Senador Saúl Monreal quiere suceder en su cargo al actual gobernador de Zacatecas, David Monreal, pero con esa prohibición quedaría fuera.

Así que ahora, para mostrarse de cuerpo entero, exactamente como son, decidieron mover la entrada en vigor de la reforma para el 2030 y así todos tranquilos y orgullosos de su “lucha” contra el nepotismo. Aprueban la reforma pero la patean al 2030 para dejar una nueva camada de nepotismo al frente de distintos estados.

Con esta reserva el Verde se sumó a la propuesta. Votaron todos a favor. Así que no pueden ser señalados de estar con el nepotismo. Aja.

Apostilla: Ricardo Anaya tiene razón cuando dice que la reforma es incompleta. Debe de incluir al Ejecutivo (cof, cof Andy) y prohibir el nepotismo cruzado para que no haya familias completas trabajando en distintas carteras del gobierno.

Columna publicada en El Universal

Primero que nada hay que aplaudir el Plan México que presentó la presidenta Sheinbaum esta semana en el marco de sus primeros cien días de gobierno. El objetivo es captar 2 mil proyectos de inversión por 227 mil millones de dólares para el país. Se pretende además llegar al top 10 de las mayores economías del mundo, avanzando del actual duodécimo lugar.

El Plan México habla justo de las oportunidades únicas que tiene el país actualmente, en especial del nearshoring dada nuestra geografía y el conflicto comercial China-Estados Unidos. Agrega el objetivo de que nos convirtamos en una potencia científica; de turismo e innovación.

¡Bravo!

Esto es justo lo que muchos mexicanos queremos. Que a México le vaya bien para que a todos nos vaya mejor. Solo que hay un problema. Por un lado la presidenta extiende la mano a la iniciativa privada, tanto nacional como extranjera, al reconocer la importancia de su capital. Pero por el otro les da una bofetada cuando impulsa y aplaude la aprobación de la Ley al Poder Judicial y la desaparición de organismos autónomos.

En el Seminario de Perspectivas Económicas que organizó el ITAM la semana pasada estuvo Alejandro Werner, actual director del Georgetown Americas Institute de la Universidad de Georgetown y quien antes tuvo cargos importantes en el FMI y la Secretaría de Hacienda. Ahí Werner dijo que los principales problemas que tiene México actualmente no están fuera. Son problemas creados por el gobierno que se ha encargado de deteriorar las instituciones.

La llegada de Trump a La Casa Blanca es sin duda un reto enorme, pero palidece frente a los problemas que vendrán por la aprobación de reformas que erosionan el Estado de Derecho y con ello ahuyentan las inversiones. Y las inversiones que sí lleguen van a reclamar un rendimiento mucho mayor precisamente por la incertidumbre que implica a partir de ya invertir en un país como México.

¿Quiénes serán los valientes empresarios que quieran traer dinero fresco para invertir en el sector energético, por ejemplo, cuando se tendrán que sentar a la mesa con un actor – el Estado mexicano – que tendrá el 54 por ciento de la participación y que actualmente no le está pagando a sus proveedores? A ello hay que sumarle que con las nuevas reglas del Poder Judicial será imposible ganarle un solo juicio a ese socio, ya sea Pemex o CFE.

Bajo esas circunstancias ¿de dónde van a salir los 227 mil millones de dólares de inversión que promete atraer el Plan México?

En la presentación se mencionó que la cristalización del Plan México depende de la fortaleza institucional, certeza jurídica a las inversiones, así como de garantizar las atribuciones autónomas de transparencia y competencia económica. Altagracia Gómez, la Coordinadora del Consejo Asesor Empresarial, le dio al clavo cuando declaró ante los empresarios asistentes al Museo de Antropología que “para aterrizar el Plan México los necesitamos, piensen en grande, protejan a los trabajadores mexicanos, apostemos en la integración regional y confíen en México, está es la única apuesta que en el largo plazo nunca nos va a hacer perder.”

La situación es esquizofrénica. Claro que se quiere confiar en México. Claro que se quiere que al país le vaya bien. Pero ¿cómo? El principal obstáculo para que estas inversiones y este crecimiento llegue no está del lado del empresariado ni de los inversionistas sino de un gobierno que da señales de que entiende, pero actúa como si no.

Columna publicada en El Universal

No hay añoranza por el pasado que evidentemente dejó muchos problemas por resolver. Si hay, sin embargo, extrañeza por el presente. Un presente en el que se excusa lo inexcusable y se cobija lo que antes se repudiaba.

El abrazo a Miguel Ángel Yunes después de haberlo señalado como integrante de un clan corrupto; la felicitación a Cuitláhuac García después de su desastrosa gestión en el gobierno de Veracruz; el consulado en Miami a Rutilio Escandón tras dejar a Chiapas entrampado en violencia criminal; el intento de abrirle una nueva bolsa de 2.4 billones a Octavio Romero Oropeza en el Infonavit después de que dejó a Pemex en la quiebra absoluta; la aceptación y absolución del plagio de Yasmín Esquivel no solo para permanecer en el cargo sino para que pueda quedarse en la Suprema Corte 2.0 que supuestamente será mejor y menos corrupta que la actual. A estos hechos hay un desagradable etcétera que conforman la lista de incongruencias en el oficialismo.

Todo lo anterior me recuerda tanto a la novela de Mariano Azuela, Los de abajo. Podría ser lectura para estas vacaciones para alguno que otro que actualmente está en Morena en cargos relevantes. Si no se quiere leer, está también la película con “El Indio” Fernández basada en el libro.

Demetrio Macías, el personaje principal, que representa a los hombres del pueblo que luchan por un cambio en los años de la Revolución, pasa de ser el héroe que promete acabar con los privilegios de los federales a convertirse justo en lo que combatía.

Demetrio Macías luchó contra la opresión, pero cuando llegó al poder se dedicó a oprimir. Así hoy tenemos a los que en la oposición criticaban la corrupción y los privilegios, pero al llegar al poder no han más que aprovechado su puesto para repetir lo que denostaban.

Luis Cervantes, un médico desertor de los federales, se acerca a Macías y se gana su confianza. Es quien ayuda a darle forma a la lucha de Macías y a los campesinos que lo acompañan. Hoy hay varios Luis Cervantes que han salido del PRI, PAN y PRD para sumarse a Morena y criticar lo que antes fue su columna vertebral.

Lo que hemos visto de Morena en el poder, ahora con Claudia Sheinbaum pavimentando el segundo piso, es la trágica repetición de la historia de México. Hay supuestos ideales por los que se lucha desde la oposición pero ahora que han llegado al poder, lejos han quedado esos ideales. En su lugar tenemos una serie de oportunistas que se han olvidado de lo que siempre dijeron que querían para México.

¿Qué mueve a Adán Augusto en el Senado sino la ambición personal de poder? ¿Qué mueve a Ricardo Monreal en diputados sino seguir remando privilegios y prebendas para él? No han llegado a donde están pensando en servir al público, como servidores públicos que son, sino para servirse del público, como oportunistas que han demostrado ser.

Y, mientras tanto, tenemos a una presidenta Sheinbaum que por más que ha querido llevar la fiesta en paz y hablar de unidad para mantener en orden lo que su mentor le encargó, las fuertes ambiciones de quienes no se quedaron con la candidatura solamente le están complicando su mandato. Ambiciones que, por cierto, están más alineadas con complacer a quien habita en Palenque que a quien despacha desde Palacio Nacional.

Los de abajo fue literatura clásica de los años de la Revolución que noveló las incongruencias de los revolucionarios que lucharon en contra de la dictadura de Porfirio Diaz. Ahora se está reescribiendo una historia similar. Los que se decían de izquierda que querían luchar en contra de los privilegios de la clase política del PRI-PAN y PRD son igual de incongruentes. Al llegar al poder están demostrando ser más oportunistas, cínicos y ambiciosos que aquellos a los que por años tanto criticaron.

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El Senador expanista, Miguel Ángel Yuñez Márquez, construyó su carrera política sobre los hombros de su padre, Miguel Ángel Yuñez Linares. Linares fue primero Priista, luego brincó al PAN y ahí estuvo al frente del ISSSTE desde donde Andrés Manuel López Obrador lo señaló por ser un corrupto y una cuota de Elba Esther Gordillo.

Grabaciones sobre las rencillas entre ambos políticos sobran. Pero hoy todo es miel sobre hojuelas entre el clan Yuñez y Morena.

La clave fue el voto del Senador Yuñez Márquez para la Reforma al Poder Judicial. No importa que sobre él pesaran acusaciones de falsificación de documentos y fraude procesal. El expediente estaba guardado en un cajón desde el 2021. Pero cuando en Morena vieron que era necesario lograr los votos para que se aprobara la reforma judicial, lo desempolvaron y con eso lo “incentivaron” para que diera su voto al oficialismo. A cambio, el pasado 26 de noviembre un juez canceló la orden de aprehensión que se había girado en su contra.

Osea que le llegó el perdón. La extorsión judicial para aprobar una reforma que los morenistas venden como la respuesta a la corrupción en el Poder Judicial. El chiste se cuenta solo.

En Estados Unidos están viviendo su propio escándalo por un perdón otorgado desde el poder. Me refiero al indulto que le otorgó el presidente Joe Biden a su hijo Hunter, quien enfrentaba acusaciones de evasión fiscal y posesión ilegal de armas. Las condenas implicaban potencialmente décadas de prisión pero aún así, Joe Biden había dicho en repetidas ocasiones que no le otorgaría un indulto ya que confiaba en el sistema de justicia.

El domingo pasado el presidente dio un giro de 180 grados y decidió siempre sí indultar a su hijo. Es la primera vez que un presidente de Estados Unidos otorga un indulto a un hijo. Lo más cercano a este tipo de perdón había sido el que otorgó el presidente Gerald Ford a Richard Nixon y el de Bill Clinton a su hermano por posesión y tráfico de cocaína.

Luego vino Donald Trump quien perdonó, entre otras personas, a su consuegro por defraudación fiscal. Y ahora Trump ha prometido que cuando asuma la presidencia indultará a todos los presos por el asalto al Capitolio.

El que Trump haya abusado y pretenda abiertamente abusar del perdón presidencial no ha minimizado las críticas al indulto de Biden a su hijo Hunter. No solo los republicanos han atacado esta acción del presidente, también algunos demócratas que sienten que con esto Biden se rebaja al mismo nivel de Trump al demostrar que hay una justicia para los ciudadanos comunes y corrientes y otra para las élites. Que, en efecto, el sistema de justicia está viciado como tantas veces lo dijo Trump. Que es una herramienta para golpear a enemigos políticos.

Yo leo el perdón de Biden a su hijo como una lamentable pero legítima preocupación por lo que vendrá en Estados Unidos. Sobre todo si tomamos en cuenta los nombramientos que ha hecho Trump para puestos claves en la materia. Entre ellos, Pam Bondi, una ultra MAGA que sigue sin reconocer la victoria de Biden en el 2020, ha sido nominada para Fiscal General; y Tulsi Gabbard, para la Dirección Nacional de Inteligencia. Además de que Gabbard no tiene experiencia en inteligencia, preocupan sus posturas políticas alineadas con Rusia y la amenaza de la politización del trabajo de los servicios de inteligencia bajo su liderazgo.

Yuñez Márquez y Hunter Biden representan dos perdones controversiales, sin duda. Pero sigo creyendo que hay de indultos a indultos. Y asombra que mientras en EUA han pegado el grito en el cielo por el indulto, que es una figura legal, en México se está utilizando la justicia para extorsionar y nadie dice nada.

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El PVEM no es un partido; no es ecologista y entre sus preocupaciones no está la de lograr un mejor México. Es un negocio de una familia y de sus amigos.

Por ello no sorprende que su porcentaje de votación no sea tan grande. Lo que sí sorprende es que, a pesar de ello, ahora va a ser la segunda fuerza en el poder legislativo. Ha pasado de ganar un 6 por ciento en el 2012, al 8 por ciento de votos que recibió en las elecciones del 2 de junio pasado. Un crecimiento de apenas el 2 por ciento. Pero aun así, sin crecer en votos de manera significativa, ha crecido mucho en el número de escaños que tiene en el Poder Legislativo desde 1986 que se fundó como Partido Verde de México a la fecha.

En 2018 no superaban el 5% de representatividad en el legislativo. En 2021 llegaron al 9-10% y para 2024 lograron un 15%. Si lo comparamos con Movimiento Ciudadano, por ejemplo, que logró en las elecciones pasadas un millón y medio más votos que el PVEM (8.4% vs 10.9%), el partido que encabeza Dante Delgado va a tener 50 diputaciones menos.

Así el PVEM ha crecido mucho en curules pero marginalmente en votos. ¿Cuál es su secreto? Como bien sabemos, en los últimos años el PVEM se ha aliado primero con el PAN, luego con el PRI y ahora con Morena.

En México existen tres tipos de coaliciones políticas. Las parciales; las totales y las candidaturas comunes. Para las coaliciones parciales, que son las que ha hecho el PVEM, existe un concepto que se llama nomenclatura. En los distritos en los que hay coaliciones parciales se le debe asignar a algún partido el lugar en caso de que la coalición lo gane. Y ahí el PVEM ha sido el rey de la negociación. El secreto del avance del PVEM en representación legislativa a pesar de no crecer significativamente en votos está en las negociaciones que ha logrado en las coaliciones y sus nomenclaturas.

De los 183 distritos en los que el PVEM hizo coalición con Morena y PT en las elecciones del 2021, negociaron quedarse con 51 distritos. Es decir recibieron un 27% de los distritos que ganaron. Ahora, en el 2024, el PVEM fue coaligado en 260 distritos. Y de esos 260 distritos al PVEM se le asignaron 71 en caso de ser ganados.

Es decir al PVEM le dieron más nomenclaturas, muchas más que al PT. Y eso es lo que le permitió crecer primero en el 2021 y mucho más ahora en el 2024.

La pregunta es ¿por qué le deja Morena esta cancha tan amplia al PVEM? Y la respuesta es que a Morena le conviene tener aliados porque si hubiera competido solo no lograría tantos escaños en el legislativo por la cláusula de sobrerrepresentación y su tope del 8 por ciento.

Si Morena hubiera ido solo en el 2024, sin coaligarse con el PT y PVEM, solo habría obtenido entre el 48-49% de las curules en el legislativo. Al ir en coalición, ese 8 por ciento se aumenta para el PT y para el PVEM. Así, Morena, junto con sus aliados, logran un 74% de representatividad en el Poder Legislativo.

Para Morena el PVEM ha sido un socio muy cómodo. Tiene mejores resultados electorales que el PT y es más disciplinado a la hora de votar con ellos en la Cámara de Diputados y en el Senado. Le aceptan prácticamente todo, así sean iniciativas que vayan en contra de la ecología.

Además el PVEM ha logrado colocar por sí solo gubernaturas en Chiapas y en San Luis Potosí. Esto le ha permitido construir bastiones propios y por ello tiene legitimidad para exigir más de la coalición al argumentar que el PT no es tan estable ni tan redituable para la coalición.

Es así, mediante la negociación que hace en las coaliciones que un Partido que se dice verde pero que no se preocupa por la agenda ecológica, ha podido crecer hasta llegar a ser la segunda fuerza en la Cámara de Diputados que arrancará en septiembre sin importar que sea incongruente e indiferente en su desempeño como partido político.

Apostilla: En el episodio de hoy de mi podcast Broojula se puede escuchar el análisis completo del crecimiento del PVEM en la plática que tuve con Sergio Bárcena, de Buró Parlamentario, quién ha hecho este estudio sobre el desempeño del PVEM.

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Claudia Sheinbaum ganó con el voto de las mujeres; los hombres; de los jóvenes de los que tienen entre 25 años en adelante; de las clases bajas, media-baja, media y de la clase alta.

Así lo revela una encuesta de salida de El Financiero. Votaron por ella de todos los estratos sociales, educativos y de género. Entonces ¿por qué ahora se escucha a tantos decir que los resultados fueron producto de los programas sociales? Si. La explicación que más he escuchado sobre el triunfo de Sheinbaum y de Morena es que los votos los recibieron gracias a los programas sociales.

En efecto, entre quienes son beneficiarios directos o indirectos de los programas sociales, un 69 por ciento votó por Sheinbaum mientras que un 23 por ciento votó por Xóchitl. Pero simplificar el resultado electoral a que la gente voto porque reciben unos cuantos miles de pesos me parece un error.

Por Sheinbaum votaron muchos más que los beneficiarios de los programas sociales. Aun cuando Mario Delgado salió la noche de las elecciones a decir que el resultado electoral era un golpe para la oligarquía; para los clasistas y los racistas, parte de esa oligarquía también votó por Morena y por su candidata.

Esa oligarquía que ha recibido cuantiosos contratos de construcción del Tren Maya; del AIFA y de otros proyectos de infraestructura, que lo han logrado sin licitaciones públicas, sino con adjudicaciones directas, también forma parte del grupo de votantes pro-Sheinbaum.

México es un país tremendamente desigual. Pero los extremos se tocan. Y en el voto por Morena y por Sheinbaum ambos extremos se tocaron. Por un lado vemos un estado como Chiapas, sumido en la pobreza y en una inseguridad trágica, que votó abrumadoramente por Eduardo Ramírez, el candidato de Morena a la gubernatura. Ramírez recibió el voto del 78.6 por ciento del electorado. En segundo lugar quedó Olga Luz Espinoza con apenas el 12.6 por ciento del voto. Es decir, Morena arrasó. Si vemos los distritos electorales, los mejores resultados para la coalición Sigamos Haciendo Historia (SHH) fueron en Chiapas y Oaxaca en donde ganaron distritos con promedios cercanos al 80 por ciento.

Para el segmento más pobre de la sociedad los programas sociales han hecho una diferencia. Para ellos que salga una clase política a querer ganar su voto asustando con que la democracia está en riesgo es un sin sentido. Si tienes que ver como tener lo suficiente para sacar lo del día, esa cosa abstracta llamada democracia no te va a resolver como poner comida en la mesa para la familia.

Pero cuando vemos que un 49 por ciento de los que no son beneficiarios sociales y un 49 por ciento de la clase alta también votó por Sheinbaum y su coalición, es evidente que no se puede simplificar su triunfo al dinero repartido.

Sí, fue mucho el dinero de los programas sociales. Sí, hizo que la elección fuera tremendamente inequitativa. Como no veíamos desde las décadas del PRI hegemónico. Pero en la cual se contaron bien los votos y en esa bolsa de simpatizantes también están clases altas que han resultado sumamente beneficiadas del gobierno de López Obrador.

Creo que sería un error simplificar el triunfo de Sheinbaum a que ganó porque la apoyaron quienes reciben dinero del gobierno. Hay otro segmento mucho más beneficiado con las decisiones de López Obrador, ese al que él como opositor llamó La Mafia del Poder, que el 2 de junio votó por Sheinbaum y está contenta y a la expectativa de seis años más de lo mismo.

Por cierto, en esos extremos, esto de los mercados financieros es algo que les tiene sin cuidado. A unos porque no tienen nada invertido en ellos y a otros porque están tan diversificados que lo perdido en una parte es lo ganado en otra.

Apostilla: Ya pasaron diez días de la debacle de la oposición y Alito y Marko siguen tan campantes en sus dirigencias esperando asumir su pluri en el Senado. Incomprensible que los Prístas y los Panistas se queden conformes con esta desvergüenza.

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El triunfo de Morena el domingo 2 de junio fue mucho más amplio del que esperaban muchos ciudadanos. La emoción de tantos que veían el posible triunfo de la oposición – difícil, más no imposible en la presidencia – pero sí en las distintas gubernaturas, Jefatura de Gobierno y desde luego en el legislativo, se tornó en shock al conocer la contundente victoria de Morena y sus aliados del PVEM y PT.

Ese shock ha llevado al enojo; a señalamientos de fraude; a gente queriendo comparar las sábanas de sus casillas con los resultados del PREP; a decir que la compañía del hijo de Bartlett metió mano en el software del INE y a un sinfín de teorías de la conspiración para ver si de alguna forma se sostiene que ese resultado estuvo mal.

Estamos hablando de una diferencia de más de 30 puntos porcentuales. Claudia Sheinbaum recibió 17 millones de votos más que Xóchitl Gálvez. Si multiplicamos los votos de Gálvez por dos, se sigue quedando corta frente a los votos de Claudia. Y si vemos el mapa de México, Morena solo perdió en Aguascalientes. El país se pintó de guinda. Fue una paliza.

¿Cómo pudo arrasar así Morena en la CDMX si llevamos días y días de contingencias por la mala calidad del aire? ¿Cómo pudo ganar Clara Brugada si ya no es solo Iztapalapa la alcaldía que no tiene agua? ¿Cómo se reeligió Abelina López Rodríguez en Acapulco después de su lamentable desempeño tras el paso de Otis? ¿Cómo ganó por una ventaja de dos dígitos Rocío Nahle en Veracruz si ni siquiera es veracruzana y sus escándalos de corrupción marcaron la campaña? ¿Quiénes son los que le dieron 78.5% de la votación a Eduardo Ramírez en Chiapas si en ese estado reina la inseguridad; la falta de oportunidades y la pobreza?

Podríamos seguir con este tipo de preguntas y con las teorías de la conspiración. Podemos hablar de los programas sociales y de la intervención presidencial, que sin duda influyó.  Pero es mejor aprender lecciones y voltear a ver hacia adelante.

¿Qué pasó el 2 de junio? La elección ha dejado en claro que México es un país muy complejo y que ni la oposición ni nosotros como analistas y observadores de la política hemos sabido transitar con un importante segmento de los mexicanos.

Por más escritos y publicaciones sobre los elefantes blancos disfrazados de obras de infraestructura; por más que le dimos voz a los que se han quedado sin medicinas; con todo y los reportajes tan documentados sobre la corrupción de los cercanos al presidente, la votación arrojó un claro SÍ para AMLO y un SIGAMOS ADELANTE para Claudia.

La oposición, mientras tanto, decidió no apoyar a su candidata a la presidencia y colocó a amigos y familiares para ocupar posiciones de poder sin importar cual fuera el resultado. Ante la derrota determinante, hoy Marko Cortes y Alejandro Moreno están tranquilos porque tendrán su escaño plurinominal en el Senado. No han tenido la decencia de renunciar a sus dirigencias ni de hablar de un mea culpa.

Además de intentar entender qué pasó, la pregunta pertinente es ¿qué sigue? ¿qué le espera a México bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum? Estamos en sus manos. En su decisión de qué tomar y qué dejar de la agenda de López Obrador. En su visión de a qué ala de Morena escuchar y a cuál apaciguar. Hereda un país dividido con una larga lista de pendientes. ¿Qué camino tomará para enfrentarlos? ¿El de la confrontación o el de la reconciliación?

¿Qué va a hacer la primera presidenta con México y para los mexicanos? En eso toca concentrarnos ahora.

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Arturo Zaldívar, exministro Presidente de la Suprema Corte, no deja de sorprender.

En 2009, el entonces presidente Felipe Calderón propuso a Zaldívar en una terna para convertirse en ministro de la SCJN por 15 años a recomendación de su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, para ocupar la vacante que dejaba la salida del ministro Genaro Góngora Pimentel.

Como ministro arrancó marcando su independencia sobre el presidente que lo propuso para integrarse a la Suprema Corte primero con el caso de la liberación de Florence Cassez, por la violación al debido proceso como un derecho humano que todas las autoridades deben respetar.

Después, por el caso del incendio de la Guardería ABC. En de junio de 2009, 49 niños murieron y varios más quedaron heridos en esa guardería. Zaldívar propuso a la SCJN que al titular del IMSS y amigo cercano del presidente, Juan Molinar Orcasitas, se le atribuyera la responsabilidad de esa tragedia. Su fallo habló de un desorden en la operación y supervisión del servicio de guarderías.

Me brinco ahora a la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia. Ahí Zaldívar dio un giro de 180 grados. A diferencia de lo que se vio en el sexenio de Calderón, como ministro Presidente de la Corte siempre se mostró cercano al poder ejecutivo. Tan cercano, que López Obrador quiso hacer una maroma jurídica a la que Zaldívar se prestó para que su mandato como presidente de la SCJN se extendiera. Fue el famoso artículo 13 transitorio, o la #LeyZaldivar, que al final no prosperó.

El mandato de Zaldívar debía terminar el 31 de diciembre del 2024 y al declararse inconstitucional ese 13 transitorio, se sostuvo el periodo constitucional de 15 años. Sin embargo, vino la renuncia anticipada. En noviembre del año pasado Zaldívar decidió que no quería concluir su mandato en la Corte y mejor se integró a la campaña de Claudia Sheinbaum.

Así Zalívar brincó de ser un jurista a ser un político. Entre sus acciones en este mundo de la política, Zaldívar ha usado su espacio como comentarista en el noticiero de las mañanas con Ciro Gómez Leyva para defender y promover a Claudia Sheinbaum. Ayer no fue la excepción.

Al hablar sobre el primer debate presidencial que está programado para el 7 de abril, Ciro cuestionó a Zaldívar por qué quieren bajar a uno de los moderadores aprobados por el INE, a Manuel López San Martín.

Zaldívar señaló a López San Martín de no ser imparcial. Sin entrar en detalle de como Morena se niega a que sus candidatos realmente debatan, Zaldívar me sorprendió cuando se refirió a mi desempeño como moderadora del debate en el Estado de México.

Dijo Zaldívar  “Me parece que el comportamiento de Ana Paula, a quien le tengo mucho aprecio y respeto, en ese debate no fue imparcial”. Con este comentario Zaldívar muestra su desdén por el sistema jurídico mexicano.

Dos instancias fallaron por unanimidad la inexistencia de la infracción que demandó Morena en mi contra por considerar que fui parcial como moderadora de ese debate. Primero el Tribunal Electoral del Estado de México y después el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Inexistencia quiere decir, y Zaldívar bien lo sabe, no solo que quedé absuelta del delito sino que fue una acusación sin fundamento. La inexistencia es equiparable a la nulidad de pleno derecho, pues tiene sus mismos efectos: carencia de consecuencias jurídicas.

¿Cómo puede un exministro que además presidó la Corte, desdeñar así a las instancias judiciales? Me volvió a sorprender Arturo Zaldívar, a quien yo también aprecio y respeto.

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