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Beatriz Paredes ha sido una mujer con presencia política desde los años 70. Es una vieja loba de la política. Le sabe al derecho y al revés. Tiene un extraordinario manejo del discurso público y ha demostrado que tiene propuestas interesantes para el país.

Tras la renuncia de Santiago Creel a la candidatura del Frente Amplio por México (FAM) hay varias voces que piden que Beatriz Paredes también renuncie y que todos los esfuerzos se aglutinen en torno a la puntera, Xóchitl Gálvez, para ganarle a Morena en el 2024.

Paredes, quien logró sorprender con un importante avance en las preferencias en las encuestas en vivienda que se realizaron entre el 11 y el 14 de agosto, ya dijo que ella no se baja. Su razón es que de hacerlo, haría evidente el pronóstico de AMLO de que el proceso del FAM es un montaje que lleva como propósito último que una candidata previamente designada (por Claudio X. González y la Mafia del Poder) se ungiera.

Esta razón de Beatriz Paredes me parece muy endeble. Primero porque no importa lo que hagan en el FAM, AMLO va a decir que están ligados a Claudio X y a la Mafia de siempre. Ya debería de ser motivo de análisis psicológico todos los hilos de poder que cree el presidente que mueve Claudio X González. Es ya hasta el culpable de una nota en Reuters sobre las remesas y sus vínculos con el crimen organizado.

Segundo, porque lo que sí es evidente y está a la vista de todos es el montaje que se está dando en Morena en torno a su ‘corcholatour’. Éste simplemente ha costado un dineral y su resultado está cantado de antemano por la única mano que mece esa cuna. Claudia Sheinbaum será la candidata, no por las simpatías generales sino por la preferencia del presidente.

Beatriz Paredes debe de continuar en el proceso porque tiene mucho que aportar.  Pero si lo hace, debe de asegurarse que las peores prácticas del PRI, su partido, no manchen el proceso. Llamó mucho la atención el brinco que tuvo en las preferencias en las encuestas de vivienda (29%) vis a vis la telefónica (18%) que fueron el primer filtro en el FAM y que bajo el esquema de ponderación (70% las de vivienda y 30% la telefónica) dejaron a Beatriz a solo 8 puntos de Xóchitl (quien obtuvo 51% en las telefónicas y 32% en la de vivienda) a pesar de que ni campaña ha hecho. Paredes se ha visto en los foros/debates y nada más. No hace sentido que con ello quede a una distancia que, siendo significativa, se acortó de forma tan notable.

Beatriz Paredes, como vieja loba de la política, sabe que si ella queda como la candidata del FAM, le estará dando un regalazo a López Obrador. Pensar que una candidatura del PRI, así sea alguien con su trayectoria, puede ganar en el 2024 es no haber entendido nada de por qué ganó AMLO en el 2018. Y Beatriz Paredes lo entiende perfecto. Ella misma lo dijo en el Foro de Durango: “López Obrador es un accidente histórico por los errores que cometimos porque no tuvimos la capacidad cuando la sociedad nos dio en repetidas ocasiones la oportunidad de gobernarla”.

El PRI, al mantener a Alito Moreno al frente del partido demuestra que no ha aprendido nada. Beatriz lo sabe. El momento actual para ella es seguir en la contienda hasta la elección del 3 de septiembre para seguir aportando ideas pero asegurándose que no se cometan batidillos en el proceso. El FAM dijo que van a tener un proceso abierto, transparente para ofrecer una opción apegada a la democracia a los mexicanos. Es el momento para el FAM de demostrar que son distintos en los hechos, no en palabras, a lo que López Obrador ha prometido y fallado como presidente.

Columna completa en El Universal

Cuando uno pensaría que el PRI tendría que estar ideando una estrategia para ganarse a la opinión pública que desencantada y enojada con el desempeño del partido durante el sexenio pasado los abandonó y decidió darle el voto a Morena y sobre todo a Andrés Manuel López Obrador, sale la sorpresa de su postura frente a la detención del General Cienfuegos.

El diputado Pablo Guillermo Angulo Briceño presentó un punto de acuerdo ante la Cámara de Diputados solicitando que la Secretaría de Hacienda, ósea, el gobierno mexicano, asuma los costos legales de la defensa del General Cienfuegos, acusado y detenido en Los Ángeles, California, de haber recibido sobornos de los Beltrán Leyva a cambio de protección.

La detención es un tema de enorme relevancia para México; para la relación bilateral con Estados Unidos y para la lucha en contra del crimen organizado que tanto le ha costado al país en dinero, vidas e imagen.

El punto de acuerdo del diputado Angulo Briceño lo subió a twitter el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, así que se puede asumir que es la postura del partido. Bajo el argumento de los 54 años de servicio a México del General Cienfuegos y dado que en el país no hay una investigación abierta en su contra, el PRI, bajo el mando de Moreno y con el documento de Angulo Briceño, se inserta en un tema que hace ver al partido como defensor del crimen organizado y la corrupción.

Si, a Cienfuegos no se le ha declarado culpable en ninguna corte. Pero el primero en asumirlo como culpable fue el presidente Andrés Manuel López Obrador en la conferencia mañanera del 16 de octubre en donde declaró “Quiero decir que, como en le caso de García Luna, todos los que resulten involucrados en este otro asunto del General Cienfuegos, que estén actuando en el gobierno o en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos, retirados y, si es el caso, puestos a disposición de las autoridades”. Y agregó que él no va a encubrir a nadie. “No podemos seguir con un régimen corrupto, de injusticias, de privilegios. Imagínense la vergüenza que detienen al que fue jefe de la Policía con Calderón y ahora al Secretario de la Defensa del pasado gobierno”, remató el presidente.

Más tarde López Obrador intentó retirar lo dicho y decidió que mejor era esperar la sentencia. Pero ese golpe a la credibilidad del ejército ya estaba dado por el actual Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas que es el presidente de México.

Golpe que, según fuentes consultadas con trato directo con el Ejército, tiene sumamente enojados a buena parte de las Fuerzas Armadas que simplemente no entienden como es que el presidente López Obrador, que se ha apoyado tanto en ellos, fue tan rápido en condenar a Cienfuegos.

En lugar de dejar al presidente López Obrador en su laberinto para que resuelva qué debe hacer su gobierno frente a un Estados Unidos que actúo unilateralmente en contra de uno de sus ciudadanos y ex funcionario de tan alto rango, el PRI decide presentar este punto de acuerdo para que la opinión pública los catalogue como defensores de posibles actos de corrupción.

Algunos en el Ejército estarán contentos con el PRI. Pero fuera de ellos, esta postura será vista como la prueba de que los errores del pasado siguen siendo defendidos por el corrupto Partido Revolucionario Institucional. Flaco favor se hace el PRI como oposición en la antesala de las elecciones del 2021.

 

Columna completa en El Universal

Estamos en una elección en donde el enojo y el miedo abunda mientras que el entusiasmo escasea.

Ninguno de los candidatos ni partidos emociona. No tenemos al Vicente Fox del 2000 que significaba la alternancia en el poder ejecutivo por primera vez en la historia ni al Enrique Peña Nieto del 2012 que enarbolaba el regreso de los que “sí sabían”. Tampoco tenemos al Andrés Manuel López Obrador y su peligro para México en la versión 2006 cuyos desplantes antidemocráticos acabaron otorgándole el triunfo a Felipe Calderón.

Ahora tenemos candidatos con partidos en crisis, en el caso específico de PAN, PRD y PRI. Y a un tercer candidato, Andrés Manuel López Obrador, que encabeza no un partido sino un movimiento que se dice anti-sistema a pesar de estar recogiendo a los jugadores políticos de antaño que tanto ha criticado.

Es demasiado temprano para que las campañas se pongan a pensar en el voto útil ya que en estos momentos deberían estar más bien presentando propuestas y vendiendo a sus respectivos candidatos, pero como ninguno de ellos entusiasma, las estrategias en cada casa de campaña se centran en analizar como se va a comportar el voto útil y cómo lo pueden atraer.

Ese que recogió Peña Nieto de los panistas en el 2012 cuando vieron que Josefina Vázquez Mota no iba a ganar y querían evitar a toda costa que lo hiciera AMLO. O el que sumó Felipe Calderón de los priístas en el 2006, cuando Roberto Madrazo simplemente no logró despegar y tampoco querían que ganara AMLO. Ambos atrajeron también a los independientes y/o indecisos.

Para este 2018 ¿quién se quedará con el voto útil? La respuesta no es tan sencilla como en las últimas dos elecciones ya que tendremos dos posibles votos útiles. Melón será el voto útil anti-AMLO y sandía el voto útil anti-PRI.

El anti-AMLO lo ejercerán los PANistas, PRIístas, PRDistas… que al ver que su candidato no despega prefieren votar por quien vaya en mejor lugar en las preferencias frente a AMLO antes que darle su voto al tres veces candidato presidencial que hace propuestas del pasado que ya han fracasado o simplemente inviables y que asustan. Aquellos que ven en AMLO la posibilidad de destruir las de por sí frágiles instituciones mexicanas. Los que miran en López Obrador el reflejo de Chávez y de Venezuela.

 

 

Columna completa en El Universal

Mi único anhelo es servir a mi país. Fueron las palabras de José Antonio Meade cuando anunció que buscaría la candidatura a la presidencia por el PRI. Y Meade sí se ha dedicado a ser eso: un servidor público por 26 años, desde que fue analista en la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas en 1991. Pero, aun así, el reto que tiene frente a sí para llegar a la presidencia y seguir sirviendo desde esa trinchera a México es enorme.

A pesar de que a un día de hacerse pública su aspiración, la primera encuesta que fue de Gabinete de Comunicación Estratégica lo puso en segundo lugar y a tan solo 5 puntos de Andrés Manuel López Obrador (28.7% AMLO vs 23.2% JAMK; 11.5% Zavala; 8.1% Anaya).

Y a pesar de que Meade le tumba a AMLO la posibilidad de señalarlo a él en lo personal como corrupto. Y ni modo que AMLO le achaque a Meade ser cómplice de los corruptos cuando el propio López Obrador ha abrazado a Eva Cadena, Claudia Sheinbaum, René Bejarano, el liderazgo del PT y sus escándalos con los recursos de los CENDIs…por mencionar algunos de sus cercanos.

Para Meade, su primer gran problema es cómo alejarse de la marca PRI. De todo lo que éste partido implica. De saque debe alejarse de lo que el presidente Peña Nieto calificó con orgullo (¡agh!) como la liturgia del partido. Que arrancó con el dedazo, con quitarle la capucha al tapado, seguido de la cargada de priístas que hicieron patente su apoyo hasta en las redes sociales.

Fue un primer día en el que este distanciamiento falló por completo. Lo que vimos fueron las porras de los CNOPistas; CNCistas y CTMistas, además de los priístas en las oficinas de Insurgentes que fueron a apoyar al gallo del partido. ¡Horror ver esa procesión tan arcaica!

La mano izquierda de Meade, que hasta ahora ha sido tan buena que le permitió trabajar en el sexenio del PANista Felipe Calderón como del PRIísta, Enrique Peña Nieto, está a prueba a partir de ya.

 

 

Columna completa en El Universal

Foto: Archivo APO

Hace poco vivimos el rechazo a los partidos políticos y el enaltecimiento de los ciudadanos que quisieran hacer lo que evidentemente los que gobernaban no podían: entregar resultados a los gobernados. Hoy hay más opciones ciudadanas que partidistas y se asoma el oportunismo de quienes quieren el poder por el poder, aun si es fuera de los partidos. Algunas de estas opciones se presentan como independientes siendo que poco antes de irse a inscribir estaban afiliados a algún partido.

 

El común denominador es que estamos rodeados de malos políticos, aun cuando se quieran envolver en el aura ciudadana.

 

Por un lado está el partido en el poder, el PRI, que sigue barajando sus opciones y cuya decisión principal parece depender de la decisión que tome el Frente Ciudadano por México sobre su candidato presidencial y no enfocado en los méritos de sus propias alternativas o en las propuestas de éstos por un mejor país.

 

Habla mucho del PRI que lleguen a la contienda sin que uno solo de sus militantes entusiasme, como sí les ocurrió hace seis años con Enrique Peña Nieto. Y que, siendo el partido en el poder, sientan la tentación de voltear a ver la opción de un no militante para quedarse con la presidencia.

 

El Frente Ciudadano por México pensaba llamarse Frente Amplio Opositor, lo cual hacía sentido con su intención de oponerse tanto al PRI de Peña como a Morena de AMLO. Pero también ellos -PAN, PRD y MC –  cayeron en la tentación de ciudadanizarse y lo hicieron modificando el nombre, aun cuando no hay nada que indique que se inclinarán por darle la candidatura presidencial a un ciudadano.

 

 

 

 

Columna completa en El Universal

 

Ante el desprestigio de la clase política y su derivado, el hartazgo con los partidos y sus integrantes, se han puesto de moda los ciudadanos como impolutos y como la solución a nuestros problemas. Todos los partidos y/o alianzas voltean a ver a la candidatura ciudadana como respuesta para poder ganar en el 2018.

 

El PRI y sus rémoras voltean a ver a José Antonio Meade o a José Narro como sus alternativas ciudadanas. Meade no está afiliado a ningún partido, es cierto. Pero de que es político, no hay duda. Es además un extraordinario servidor público, con décadas de serlo y sin escándalos de por medio. Ni de corrupción, ni personales, ni partidistas o chapulineos. A pesar de haber trabajado con presidentes del PRI, del PAN.

 

José Narro sí acredita ser PRIísta por haber sido titular de lo que hoy conocemos como la Fundación Colosio, antes la Fundación Siglo XXI. Venderlo como ciudadano es intentar hacerlo con calzador. Sería mejor que el PRI lo perfilara como un Bernie Sanders región 4, que, a sus 68 años puede mover los ánimos de jóvenes, como lo hizo el demócrata en la contienda interna del partido en contra de Hillary Clinton. Pero como lo ciudadano está de moda, así quieren que se vea a Narro.

 

En Morena Andrés Manuel López Obrador se presenta como antisistema y conserva la palabra Movimiento como emblema de que lo suyo es distinto a los desprestigiados partidos y que por eso él no se mancha ni con el pétalo de una P de político.

 

Irónico por que él ha sido PRIísta y PRDista y es el ejemplo del político que no ha vivido más que del erario. No conocemos cómo le ha hecho para pagar esa vida de giras a diestra y siniestra. Las sumas no dan, como sucede con muchos otros políticos y es razón importante del desprestigio que hoy aclama cambios. Pero AMLO no le encuentra la incoherencia.

 

Y ahora el Frente Ciudadano por México, que antes se pensó que se llamaría Frente Amplio Opositor, pero, como están de moda los ciudadanos, prefirieron botar eso de Amplio y sumarle la palabra mágica: Ciudadano.

 

 

 

 

Columna completa EL UNIVERSAL

No se hagan bolas, podría arrancar diciendo el presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, el próximo 12 de agosto cuando el partido celebre su 22 Asamblea Nacional. No se hagan bolas respecto a los candados de los estatutos y la tan traída y llevada cantaleta de la necesidad de reformarlos para ampliar la baraja de posibles candidatos. Y es que, estando como están los estatutos, todos caben en la ecuación para ser el próximo candidato del partido a la presidencia.

¿Qué requisitos son necesarios para poder ser postulado para cualquiera de estos mecanismos?

Luis Videgaray, Aurelio Nuño, Miguel Angel Osorio Chong, Eruviel Ávila cumplen con los requisitos para ser candidatos de acuerdo con su militancia de más de diez años en el partido y demás puntos contenidos en el artículo 166 de los estatutos.

Se ha dicho que Narro y Meade no cumplen con el requisito de militancia. Falso. Narro fue presidente de la Fundación Siglo XXI, antecesor de la hoy Fundación Colosio, en 1993 lo que lo hace afiliado al PRI desde entonces (más de diez años) y parte de la Asamblea, de acuerdo con el artículo 21 de los estatutos del partido. Quien va a la Asamblea es dirigente y por lo tanto cumple con el requisito de ser militante y cuadro del PRI.

 

Columna completa en El Universal

Foto: Archivo APO

Este lunes arrancaron las campañas por las gubernaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit. Escuchar todas las promesas que hacen los candidatos en su apertura de campaña resulta penoso tomando en cuenta que el país está tan necesitado de buenos gobernantes y tan sobrado de los cleptócratas. Esta lluvia  de intenciones expone el cinismo de comprobar que, en campaña, prometer simplemente no empobrece.

En el Estado de México, Alfredo del Mazo (PRI) prometió un sueldo rosa para reconocer el trabajo de las mujeres amas de casa. Josefina Vázquez Mota (PAN) prometió un programa de capacitación para policías. Juan Zepeda prometió que va a devolver la seguridad a los mexiquenses. Delfina Gómez dijo que acabará con los feminicidios.

En Coahuila, Miguel Ángel Riquelme (PRI) dijo que si gana va a buscar eliminar el fuero para los servidores públicos; Guillermo Anaya (PAN) se comprometió a resolver en sus primeros 100 días el desabasto de medicinas y Armando Guardiana Tijerina (Morena) prometió que en su gobierno habrá cero tolerancia para con los corruptos.

Texto completo en El Universal