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Estamos en México más militarizados de lo que queremos reconocer. La más reciente señal de ello vino el domingo pasado mientras se desarrollaba la elección del Poder Judicial con la presencia de tres militares sentados en la mesa del Consejo General del INE, esa que los Consejeros llaman “la herradura de la democracia”.

La Consejera Carla Humphrey salió a preguntar a la Secretaria Ejecutiva del INE sobre la presencia de tres militares dentro de la mesa de la Sala de Consejo y se quejó por no haber recibido respuesta.

Resulta que en estas elecciones no hubo presencia ni de partidos ni pudieron ser los ciudadanos quienes contaran los votos, pero sí hubo presencia de militares. Y por alguna razón esto no es un escándalo.

Parece que nos esta pasando como a la rana a la que le calientan el agua poco a poco sin darse cuenta que la están cocinando, que la están matando.

Porque la presencia de militares en la vida cotidiana es cada vez mayor. Unos días antes, en la Ciudad de México, militares entraron a un concierto que se llevaba a cabo en el Multiforo Cultural Alicia, lo desalojaron y es la fecha que nadie sabe por qué lo hicieron ni quién les dio la orden.

Cuando era candidato en 2012, Andrés Manuel López Obrador prometió devolver a los soldados a sus cuarteles en medio año. Trece años después, no solo siguen fuera: tienen, según un recuento del CIDE, al menos 246 funciones de carácter civil, desde repartir libros de texto hasta administrar aeropuertos.

Hoy la Sedena dirige 12 terminales aéreas, incluido el Felipe Ángeles (AIFA). Mexicana de Aviación renació en 2023 como aerolínea del Estado bajo control militar. En 2024 perdió 3.4 millones de pesos diarios y en enero de 2025 cerró 8 de sus 17 rutas. Así que además de una mayor presencia, su desempeño administrativo deja mucho que desear.

En el Tren Maya, la Sedena tiene a su cargo tres tramos férreos, seis hoteles y cuatro edificios, con un presupuesto de obra que creció más de mil por ciento en un año. Y es que ahí hay otro foco rojo: la cantidad de dinero adicional que ha recibido el ejército en estos años. Dinero que obtiene sin licitación pública de por medio bajo el argumento de seguridad nacional. El gasto militar se disparó 150 por ciento desde 2018 y para 2024 las Fuerzas Armadas controlaron una quinta parte de toda la inversión pública federal.

Claudia Sheinbaum prometió revisar protocolos tras el episodio del Foro Alicia pero también recalcó que va a mantener la Guardia Nacional bajo la tutela de Sedena “por eficacia”.

El Ejército mexicano ha pasado de ser invitado ocasional de la esfera civil a dueño del salón. Y como buen propietario, coloca sus propios muebles: aeropuertos, aduanas, trenes, aerolíneas y ahora asientos en la herradura electoral. La pregunta ya no es si los uniformados deben regresar a los cuarteles, sino quién les pedirá las llaves cuando hayamos normalizado que todo México es, de facto, una zona militarizada.

Apostilla: La presidenta Sheinbaum celebra un ejercicio que fue sucio de principio a fin. Dice que hubo más votación que los votos que recibieron en la pasada elección el PRI o el PAN, lo que es una métrica tramposa por varias razones.

Primero porque si sumamos los votos del PRI y del PAN en 2024, dan casi 15 millones 400 mil votos, ósea recibieron más votos estos dos partidos que la totalidad de votos emitidos para todos los cargos del Poder Judicial.

Segundo, por el tamaño de votos nulos. El 22.5 por ciento de los votos fueron anulados, no sabemos en qué proporción fue como protesta a la elección y en qué proporción por lo complejo que resultaba votar. El tema aquí es que ese porcentaje de votos nulos no tiene precedente. En las elecciones presidenciales anteriores el voto nulo ha sido de menos del 3 por ciento.

Columna publicada en El Universal

El presidente López Obrador anunció con bombo y platillo que el 1º de diciembre de este año comenzará a operar una nueva línea aérea del estado que se llamará Mexicana, después de haber comprado el nombre por 407 millones de pesos. Este anuncio debería de ser un escándalo por la cantidad de preguntas que deja sin resolver.

¿Cuál es el beneficio social de una aerolínea del Estado que requerirá dinero del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF)? Ni siquiera cuando Cintra operaba Aeromexico y Mexicana como líneas del Estado se requirió meterle dinero del PEF a la aviación. Hoy, con un gobierno que se dice humanista y que pone primero a los pobres, ya anunció López Obrador que de arranque Mexicana recibirá 4 mil millones de pesos.

¿De dónde saldrá ese dinero? Actualmente no tiene una partida en el presupuesto. Si se van a esperar a la aprobación del nuevo PEF en septiembre, será muy tarde pensando en que Mexicana quiere comenzar a operar en diciembre.

El presidente dijo que Mexicana volará a destinos a los que no vuelan actualmente las líneas comerciales (Aeromexico, Volaris, Vivaerobus) pero en la presentación que hicieron en la mañanera, a los veinte destinos señalados ya vuelan las tres aerolíneas. No se cumple con la promesa de incrementar la conectividad que hizo AMLO al presentar su proyecto. Los otros destinos apuntados bajo el rubro de ‘Fortalecimiento de la infraestructura aeroportuaria’, como Apodaca, Tulum, Lázaro Cárdenas o Tamuin, no tienen pistas aun o no son adecuadas para que aterrice un jet 737-800, que son los aviones que arrendará Mexicana. ¿Cuánto va a costar construir estas nuevas pistas?

¿Quién es Petrus Aero? Esta empresa ha publicado anuncios buscando contratar a trabajadores del sector aéreo para Mexicana. La empresa no tiene ni página de internet. Eviacorp Aviation Services, que aparece ligada a Petrus Aero, solo tiene cuenta de Instagram con los anuncios de contratación pero su página de internet no funciona.

Más allá de que no parecen empresas serias para ser usadas por el gobierno, ¿cómo van a pagar salarios competitivos a los pilotos? Actualmente un piloto de un 737 gana entre $180 y $220 mil pesos al mes. Esto es un salario mayor al del presidente… que tiene prohibido que cualquier trabajador del Estado gane más que él. ¿Cómo le van a hacer?

¿Por qué quieren arrendar diez aviones 737-800? Son aviones viejos que por ello gastan más combustible; contaminan más y su mantenimiento será más caro.

Mexicana además será competencia desleal en un sector de por sí complicado. El presidente anunció que venderán los boletos entre un 18 y un 20 por ciento más baratos. Lo podrán hacer porque seguramente recibirán un precio especial de renta en el AIFA para sus operaciones. El precio de la turbosina, que solo vende el gobierno, ¿será el mismo que para las otras aerolíneas? ¿Qué plazos tendrá Mexicana para pagar los servicios aeroportuarios?

Aunado a lo anterior ¿será legal una aerolínea en la que el regulador (AFAC); la marca (Mexicana) y el aeropuerto (AIFA) sean todos manejados por una misma entidad, en este caso la Sedena?

Mexicana es un capricho más de un López Obrador que ha decidido destruir el sector de la aviación desde la cancelación de Texcoco. Si Mexicana tuviese que arrancar respetando las reglas de la industria, que incluyen reglas de operación, certificaciones, adiestramientos, comercialización, canales de distribución (agencias) y mantenimiento, sería imposible su arranque el 1º de diciembre. Pero como sabemos que al presidente se le cumplen sus caprichos, seguramente volará Mexicana en diciembre y los costos los pagaremos los contribuyentes. De saque, serán 4 mil millones de pesos.

Vaya austeridad de quien presume que solo carga $200 pesos en la cartera pero tira a manos llenas raudales del dinero público.

Columna completa en El Universal

El presidente Andrés Manuel López Obrador había dicho que daría a conocer los detalles de la renuncia de Eduardo Medina Mora como ministro de la Suprema Corte, pero en su lugar se dedicó la mañanera de Palacio Nacional para dar detalles del avión presidencial, el TP-01, que más de un año después de que prometiera venderlo, esto simplemente no ha ocurrido.

Las razones por las que el avión no se ha vendido es que es una aeronave hecha para volar a mandatarios, no para fines comerciales. Si lo quisiera comprar una línea aérea, acomodarlo para viajes comerciales implicaría un gasto importante, primero que nada, por el peso del 787-8. Al cumplir con requisitos de seguridad para volar a un Jefe de Estado, el avión pesa más que un avión comercial. Sus despegues y aterrizajes, por lo tanto, cuestan más. Para una línea aérea comercial esto requeriría de ajustes más de allá de las de por sí necesarias modificaciones a la cabina para sentar a los pasajeros.

Así, el mercado de posibles compradores del TP-01 queda muy reducido. Los particulares y/o empresas que tengan interés en comprar un avión con estas características son muy pocos.

Pero, aun así, el presidente López Obrador insiste en que quiere vender el avión. Cuando menos ahora lo va a regresar a México. Esperemos que sea guardado en el hangar presidencial construido específicamente para este avión. Con ello dejaremos de pagar los $719 mil 321 dólares anuales que cobraron en Victorville, California solo por su resguardo. Habrá que conocer los detalles de costos de mantenimiento en México, que sin duda deberán seguirse dando si no queremos que el avión se deteriore y se vuelva una pieza de chatarra.

El discurso presidencial de no volar en el avión que “no tiene ni Obama” le ha sumado muchos simpatizantes a AMLO. Ha resultado música para los oídos de varios saber que el dinero producto de la venta va a ser utilizado para mejorar la vida de miles de mexicanos. Lástima que todo sea una quimera.

En junio pasado, en concreto el día 12, el presidente prometió que el dinero de la venta lo destinaría al Plan de Desarrollo Integral de Centroamérica. Y, sin embargo, ayer, en su conferencia mañanera, el presidente declaró que el dinero que se va a obtener “nos va a permitir tener recursos para tener equipos que hacen falta en hospitales, rayos X, tomógrafos, ambulancias, sólo por hablar de necesidades de salud, pero cuántas otras necesidades hay, demandas de la gente”.

Por fin, ¿el dinero será para el desarrollo de Centroamérica o para cubrir las necesidades de salud?

Ya en otra columna (19.Sept.19) había apuntado que no hay claridad respecto a qué pasaría con el dinero de la venta del avión en el remoto caso de que se logre vender. El contrato de Banobras con Boeing para la compra del avión está protegido por el secreto bancario. El Director de Banobras, Jorge Mendoza, dijo que el banco ya ha pagado mil 833 millones de pesos de la deuda e intereses y que aún hay un remanente de más de 2 mil 700 millones de pesos que se deben pagar hasta el 2027.

Por ello, una vez que Banobras pague todo el avión, será el banco gubernamental el dueño del TP-01. Si se vende antes, Banobras dejará de tener que pagar las mensualidades. Así que no habría dinero para enviar a migración, al desarrollo de Centroamérica o al sector salud, como ha prometido el presidente.

 

Columna completa en El Universal