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El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un buen diagnóstico como candidato cuando señaló a la corrupción como el gran reto de México. Por ello debería sorprender su apoyo a Ernestina Godoy y su empeño en mantenerla cerca de su círculo político.

Ernestina Godoy no es una buena abogada. Ni siquiera debiera tener su título ya que la tesis para obtenerlo fue un plagio, como bien documentó Guillermo Sheridan. Su paso por la fiscalía ha destacado por la politización de la justicia. Desde el encarcelamiento de Alejandra Cuevas por un delito inventado con tal de darle gusto al Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, en su ánimo de venganza personal, hasta la total impunidad para la gente de la CDMX ante la caída de la Línea 12 de metro que dejó 26 muertos. Nadie pagó por esta tragedia, no porque no hubiera responsables, sino porque habrían sido funcionarios de gobierno de la entonces Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

Con un récord tan lamentable como Fiscal de la CDMX, debería sorprender que López Obrador saliera en su defensa en la mañanera de ayer, como lo hizo: “Lo de Ernestina Godoy es una venganza, porque es una mujer íntegra, honesta, una verdadera impartidora de justicia pero como se atrevió a investigar actos de corrupción de funcionarios del PAN en la delegación Benito Juárez y en otras partes, y se demostró que estas personas hacían negocios entregando permisos de construcción a empresas inmobiliarias, recibían moches, extorsiones, porque si hacían departamentos se quedaban con uno o dos y con dinero, y como buenos hipócritas, no perdían su respetabilidad, según ellos eran puros. Como actuó con rectitud, pues se vengaron.  Aunque obtuvo mayoría…no tuvo la calificada…Ernestina Godoy va a tener mucho apoyo, porque en el proceso de transformación se toma en cuenta a la gente honesta. Aquí tiene las puertas abiertas para lo que ella quiera, y en el futuro tendrá muchas posibilidades. Es un triunfo pírrico de los corruptos.”

Eso es una defensa a ultranza, no de la justicia, sino de una herramienta política que le es útil a un presidente que no quiere gobernar sin una fiscalía a modo. Este apoyo a Godoy es una muestra más de que la lucha en contra de la corrupción y la preocupación por un país más justo es un discurso presidencial, más no una meta de su gobierno.

Digo que debería sorprender el apoyo de AMLO a Godoy pero, al pensar en el mismo apoyo a impresentables como Bartlett; Feliz Salgado Macedonio y un largo etcétera se entiende lo que tantas veces repitió el presidente sobre sus prioridades: 100% lealtad 0% capacidad. Esa es Godoy. Ese es AMLO. Esa es Claudia. Y este tipo de apoyos a personajes que son útiles a parte de la clase política y no a México conforma parte de las características que habrá que tomar en cuenta a la hora de emitir el voto en junio próximo.

¿Queremos que sigan al mando los que politizan sin rubor la política? ¿Queremos que la justicia sea una herramienta para aplastar a adversarios y para saciar ánimos de venganza personales?

Lo que hemos visto con el empuje y apoyo a Ernestina Godoy no deja lugar a dudas de lo que significa la continuidad o el segundo piso de la 4T que ofrece Claudia Sheinbaum a los electores.

Columna completa en El Universal

La boleta electoral del 2024 no será solamente la elección entre dos mujeres, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum – que sabemos hoy se formalizará su candidatura. Será la elección entre dos historias distintas, entre dos visiones diametralmente opuestas y entre dos proyectos de país.

Por un lado, el proyecto de Andrés Manuel López Obrador se trata de concentración de poder en sus manos. Ya no estará en la boleta, pero su preferencia por Claudia Sheinbaum es porque confía en que ella le permitirá seguir maniobrando el bastón de mando que simbólicamente le entregará hoy. Si López Obrador realmente quisiera retirarse de la vida pública y dejar que Morena gane las elecciones del 2024 le convendría apoyar a Marcelo Ebrard como el candidato. Es alguien que, con su espaldarazo, lograría el respaldo de los morenistas duros, pero además jalaría votos de independientes y de los que aún están enojados con los partidos del pasado, PRI-PAN-PRD.

En términos económicos, el proyecto de AMLO-Sheinbaum ofrece la rectoría del Estado sobre prácticamente todo. Hemos visto a lo largo del sexenio a un presidente sacar dinero de las arcas presupuestales para la generación de energía. Desembolsó 6 mil millones de dólares para pagarle a Iberdrola por algunas de sus plantas en México sin que eso generara un solo watt adicional de energía. Lo hizo simplemente porque cree que el Estado mexicano puede por sí solo abastecer la demanda nacional. En la producción de petróleo es la misma historia. Ha desembolsado carretadas de dinero para la compra de la refinería de Deer Park y Dos Bocas con la idea de la soberanía energética. Esto es algo que no ha logrado ni Estados Unidos…ni Arabia Saudita.

En esta visión los mexicanos debemos de conformarnos con poco en lo material. Tener aspiraciones de una vida más acomodada; de lograr un negocio exitoso; de querer una educación de calidad, está mal visto. Es mejor estar agradecidos con “papa (o mamá) gobierno” por los depósitos mensuales.

En materia de Estado de Derecho, el proyecto AMLO-Sheinbaum ofrece una reconfiguración del Poder Judicial. De lograr la mayoría en el Congreso, la promesa es que se modificará la Constitución para que los ministros de la Suprema Corte sean electos mediante el voto popular.

Y en materia electoral, el proyecto AMLO-Sheinbaum quiere que los comicios regresen a ser manejados por el gobierno, como en los tiempos en que Bartlett los encabezó desde la Secretaría de Gobernación.

En seguridad es claro que el proyecto es y seguirá siendo la militarización. Actualmente la Guardia Nacional deberá regresar a estar bajo el mando de la Secretaría de Seguridad Pública en enero del año próximo. Esto por la declaración de inconstitucionalidad de la Corte de la modificación del carácter civil a militar que hizo el legislativo en septiembre del año pasado.

Todo esto lo ha dicho una y otra vez el presidente desde sus conferencias en Palacio Nacional cada mañana. Como candidato dijo todo lo que como presidente ha hecho: “al diablo con SUS instituciones”; “atrás a la reforma educativa”; “adiós al aeropuerto de Texcoco”; “rifaré el avión presidencial”.

Ahora ha leído claramente la cartilla sobre lo que viene cuando concluya su sexenio y llegue Sheinbaum a sucederlo. Lo repite cada mañana.

La única diferencia es que actualmente y con muchos asegunes sí tenemos INE y sí hay un Poder Judicial autónomo. Por ello, existe la posibilidad de elegir otro proyecto en el 2024.

En una siguiente entrega haré el repaso de la otra opción que tendremos en la boleta en el 2024.

Columna completa en El Universal

En México todo gira actualmente en torno a quién va a gobernar el 2024. El presidente López Obrador parece preocuparse exclusivamente por lograr que la campaña de Claudia Sheinbaum encienda y por atacar a Xóchitl Gálvez utilizando todo el poder del Estado para intentar tumbarla. No importa si rompe la ley. Está en modo campaña, pero no de esas campañas que buscan demostrar las acciones positivas de su gobierno para, sobre éstas, pedir el voto. Su modo campaña es atacar y aplastar. Esto nos está dejando fuera de muchas jugadas como país. Una de ellas, aprovechar los raudales de dinero que Biden le está inyectando a las energías renovables vía el Acta para Reducir la Inflación, el IRA por sus siglas en inglés.

La semana pasada escribí sobre mi visita a una planta de hidrógeno verde en Puertollano, España. Esta semana pensaba escribir sobre Xóchitl; sobre las pre-pre campañas; sobre el INE inoperante ante un presidente que hace hoy exactamente lo que pedía que no hicieran sus antecesores, pero me topé con dos textos que demuestran lo costoso que es y será para México el 2024.

Uno fue una entrevista al ex Primer Ministro de Italia, Paolo Gentiloni, actual Comisionado Económico de la Unión Europea, para el Financial Times. En ésta, Gentiloni advierte que Estados Unidos le va a robar el mercado al bloque europeo en inversiones y talento en el sector de tecnologías verdes.

Washington, dice Gentiloni, está inyectando cientos de miles de millones de dólares en subsidios y exención de impuestos para nuevas inversiones en energía y manufactura verde (vehículos eléctricos; proyectos de hidrógeno verde y baterías) mientras Europa está primero pensando en su regulación.

Gentiloni se queja de que el bloque europeo ‘solamente’ está invirtiendo 10 mil millones de Euros para innovación en el sector. Esto le parece una suma y un esfuerzo pequeño ante lo que va a generar el IRA, que Goldman Sachs estima llegará a un billón de dólares (1 trillón, en inglés). La consecuencia será una fuga de inversión y talento hacia Estados Unidos. Por ello Gentiloni quiere que Europa se ponga las pilas.

La segunda nota fue un texto del presidente del BID, Ilan Goldfajn, para El País, en el que habla de América Latina y su posición como la región que podrá resolver los grandes problemas de nuestros tiempos, en especial el calentamiento global.

Goldfajn afirma que Chile, Colombia y Costa Rica han anunciado estrategias fundamentales para lidiar con el cambio climático. Según Climate Action Tracker, éstas son 3 de las 6 mejores estrategias que hay actualmente en el mundo.

Chile está apostando al hidrógeno verde. Quiere producirlo de la forma más económica en el mundo para el 2030 y lograr ser el primer exportador para el 2040. La Comunidad Europea va a invertir en Chile millones de dólares en este sector. Por ello ayer se reunió Ursula Von der Leyen con Boric en el marco de la reunión UE-CELAC.

Brasil está invirtiendo también en hidrógeno verde con estimaciones de que para el 2050 van a exportar 4 millones de toneladas al mundo. Además, el año pasado fue el 3er país que más invirtió en plantas de energía eólica, detrás de China y Estados Unidos.

Uruguay ha logrado atraer la producción de vehículos eléctricos de Volkswagen porque el país funciona básicamente con energía limpia. Esto permite a la empresa cumplir con sus propias metas ecológicas.

Qué coraje leer que existen todas estas oportunidades para México, pero que pasen sin que las veamos porque todo es hoy pensar en el 2024. No veo a nadie en el actual gobierno intentando que México se inserte como parte de Norteamérica para que los incentivos del IRA apliquen para inversiones en México. Por el contrario, estamos espantando inversiones nacionales y extranjeras. Lo que ocurre actualmente es la definición exacta de que el gobierno de López Obrador está solamente pensando en la próxima elección y no en la próxima generación.

¡Qué rabia ver como se nos van tantas oportunidades!

Columna completa en El Universal

Morena quiere arrebatarle a la oposición lo que no logró obtener en las urnas.

Cuando Morena perdió la mitad de las alcaldías en las elecciones intermedias del 2021, tanto la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, como el presidente López Obrador, recibieron un golpe muy duro. Entre otras cosas, fue el principio del discurso de ataque presidencial a las clases medias. Dentro de esas pérdidas, la alcaldía Cuauhtémoc fue especialmente dolorosa. Es la demarcación de Palacio Nacional, la casa del presidente.

Con todo y todo no deja de sorprender la estrategia para sacar a Sandra Cuevas, que le arrebató el triunfo a Dolores Padierna, para que Cuauhtémoc regrese a manos de Morena.

Sandra Cuevas ha cometido toda serie de excesos y errores desde que ganó la alcaldía, no obstante, la consigna en su contra es más que evidente cuando vemos que los excesos y las ilegalidades de los cercanos a Morena no se resuelven (caso Rebsamen; caída de la Línea 12 del Metro) pero cuando se trata de la oposición, la ley es más que expedita. Es hasta excesiva.

El desencuentro actual que llevó a que se separe del cargo por tres días a Cuevas comenzó en febrero pasado por un conflicto entre ella y la subsecretaria de Programas de Alcaldías del Gobierno de la CDMX, Dunia Ludlow, por el reordenamiento de comerciantes informales en el Centro Histórico.

Ante este desencuentro, Cuevas tuvo una reunión en su oficina con dos policías, uno, el encargado de los contratos de los policías para la alcaldía y el otro, Jefe de la policía en Cuauhtémoc. Hay que recordar que con la implementación del Mando Único, los alcaldes no son los jefes inmediatos de la policía. Esta responsabilidad recae en la Secretaria de Seguridad Pública de la CDMX.

¿Qué pasó en esa reunión? Los policías declaran que Cuevas los agredió verbal y físicamente y que los retuvieron en la alcaldía por una hora. Por ello presentaron una denuncia en la que acusaron privación de la libertad; robo; discriminación y abuso de autoridad. Cuevas ha prometido que se presentará mañana jueves a la audiencia a la que ha sido citada con videos que demuestran que los policías han incurrido en falsedad de declaraciones.

Sin embargo, si vemos el trato que han recibido los opositores al gobierno (Rosario Robles; Ricardo Anaya, por mencionar a dos) y vemos las reglas jurídicas que se aplicarían en este caso, no es descabellado pensar cuál es la estrategia en el caso Cuevas.

El jueves próximo, la juez del caso puede vincular a Cuevas a proceso y mantenerla separada del cargo sin necesidad de declararla culpable. Si transcurren 60 días con Cuevas fuera del cargo, su ausencia se considerará definitiva. Así lo establece el capítulo XI, Artículo 66 de la Ley Orgánica de Alcaldías de la CDMX.

¿Y qué pasa entonces? Como la ausencia definitiva ocurre en los dos primeros años del periodo para el cual fue electa Cuevas, Sheinbaum debe enviar una terna para que el Congreso local vote por un alcalde interino. En ese mismo acto, el Congreso solicitará al Instituto Electoral de la Ciudad, dentro de los diez días siguientes a dicho nombramiento, la convocatoria para la elección de la nueva persona que deba concluir el periodo de Cuevas.

El camino para sacar a Cuevas de Cuauhtémoc está clarísimo. Le quieren quitar el puesto que ganó en las urnas a la mala. Morena quiere ganar con trampas legales lo que no pudo ganar mediante el voto.

Columna completa en El Universal

Claudia Sheinbaum dijo que naranja; Hugo López-Gatell dijo que rojo. Se refieren ambos al color del semáforo epidemiológico para la Ciudad de México. Y dejan a la vista las profundas incongruencias; improvisaciones y rencillas dentro del gobierno de la 4T. Además, nos han mostrado de qué lado está el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El semáforo epidemiológico se anunció en junio del 2020. El color lo definía la Secretaría de Salud en ese momento de acuerdo con varios lineamientos, entre ellos tasas y tendencias de contagios, hospitalizaciones y muertes. Al haber 93 mil casos y 10 mil muertes, el país entero arrancó en rojo, alerta máxima, salvo Zacatecas que estaba en naranja.

La Ciudad de México dejó de estar en rojo y pasó a naranja el 29 de junio del 2020 cuando había 220 mil 600 casos y 27 mil 121 muertes reportadas en el país. Todo para volver a regresar al rojo, con cierre de actividades, a partir del 19 de diciembre del 2020 ante el aumento de casos y muertes: 1 millón 313 mil y 117 mil 876 respectivamente.

Esto aún cuando apenas el 11 de diciembre López-Gatell había dicho que el color del semáforo era “hasta cierto punto intrascendente”, que estábamos en alerta por COVID19 y que por ello debíamos cuidarnos.

Ahora que estamos en la tercera ola con 3 millones de casos y casi 245 mil muertes el Subsecretario Hugo López-Gatell dijo que la CDMX y otros seis estados regresaban a rojo en el semáforo epidemiológico a partir del lunes pasado. Lo hizo utilizando datos de CONACYT que estima, entre otras cosas, la tasa de reproducción efectiva de COVID19. Los lineamientos completos para definir el color del semáforo se pueden encontrar aquí. Pero la Jefa de Gobierno dijo que no, que la CDMX se quedaba en naranja y que no habrá cierre de actividades.

¿Quién tiene la razón? ¿Sheinbaum o López-Gatell? Si nos atenemos a lo que dice el presidente López Obrador, la razón la tiene la Jefa de Gobierno. Ayer en la conferencia mañanera AMLO dijo: “Ya se decidió, porque corresponde al Gobierno de la Ciudad, que se tiene semáforo naranja, y eso es lo que se está llevando a cabo”. Pero si vemos los datos del gobierno que López Obrador preside, la CDMX está en rojo, de acuerdo con los lineamientos de la Secretaría de Salud que es la que tiene las atribuciones para determinar los colores del semáforo epidemiológico. Así que si consultamos los datos de la página web del gobierno, la CDMX está en rojo, pero si escuchamos al presidente, está en naranja.

La verdad es que el semáforo epidemiológico ha funcionado con una lógica política más que como una herramienta para manejar la emergencia de salud. Por un lado López-Gatell tiene meses que dijo que el semáforo es irrelevante. Por el otro, el presidente dice de el color lo pueden definir los gobiernos locales (quiero ver si eso pensaría si Alfaro cambia el color del semáforo en Jalisco a su antojo). Un presidente que debería preocuparse por la población antes que nada, está defendiendo a su jugadora consentida de cara al 2024 incluso si eso significa ir en contra de los lineamientos de salud que su gobierno fijó para lidiar con la pandemia.

En esas manos estamos.

Apostilla: Ante la derrota de Morena en la CDMX, la Jefa de Gobierno ha decidido que ni ve ni escucha a los alcaldes electos de la oposición. Claudia Sheinbaum no quiere reunirse con ell@s. En el caso de Álvaro Obregón, la alcaldesa electa Lía Limón ha reportado que se han negado a iniciar la transición. No entregan las cuentas. Ante ello la pregunta obligada es ¿qué ocultan en esa alcaldía que gobernó (es un decir) la próxima gobernadora de Campeche, Layda Sansores?

Columna completa en El Universal

De las primeras reacciones el lunes en la noche tras el colapso de la trabe que sostenía estructuras de la Línea 12 del Metro, lo primero que muchos pidieron es que no se politizara el tema. Petición que obviamente cayó en oídos sordos. ¿Cómo no se va a politizar lo ocurrido?

Fue en la CDMX, gobernada por Claudia Sheinbaum, una de las políticas punteras entre las que quieren ser candidatos a la presidencia en el 2024. La obra de la Línea 12 la anunció e inauguró el actual Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que también busca la misma candidatura.

Lo ocurrido fue en un bastión sólido del partido del actual presidente, ex Jefe de Gobierno de la misma CDMX, que no se ha cansado de lanzar acusaciones al pasado por los problemas del presente.

En el 2005 la palabra del año de varios diccionarios fue Katrinagate, en referencia al pésimo manejo de George W. Bush ante el devastador paso del huracán Katrina sobre Nuevo Orleans. En una de sus últimas conferencias como presidente, Bush dijo que su mayor remordimiento en los ocho años que estuvo en La Casa Blanca fue el manejo de la respuesta a Katrina. A la fecha, en la política estadounidense se utiliza esta palabra, Katrina, para referirse a una crisis de enorme magnitud en cualquier gobierno.

Pues AMLO está ante su Katrina. El colapso de la trabe de la Línea 12 golpea a sus dos cartas fuertes para sucederlo. En casi cualquier democracia una situación como esta genera al menos una renuncia al día siguiente. En México, el actual gobierno, ante la imposibilidad de culpar al pasado por este hecho tan lamentable – cómo hacerlo si llevan gobernando la CDMX desde 1997 – decide irse a la mañana siguiente, por la hipótesis del sabotaje y señalando a los medios de comunicación de ser lamentables por manipular la información.

Lamentable fue que el presidente no pudo escribir una sola palabra de solidaridad y pésame para las familias afectadas por lo ocurrido la misma noche del lunes. Antes escribió por twitter un mensaje de solidaridad con la gente de la CDMX el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, que el presidente López Obrador.

Lamentable es la crónica de un accidente anunciado desde hace tiempo. La Línea 12 se construyó a un sobre precio. El 8 de agosto del 2007, cuando anunció que esta nueva ruta se construiría, Ebrard dijo que costaría 9 mil millones de pesos. Diez años después, el costo ya era de 22 mil millones de pesos. Desde que se inauguró el 30 de octubre del 2012, se hizo en medio de cuestionamientos sobre su seguridad.

Y es que originalmente la Línea 12, que mueve alrededor de 450 mil personas al día de los 5 millones de usuarios del metro, iba a ser un túnel. Eso implicaba demasiado tiempo. Para acelerar que la Línea estuviera lista antes de que terminara su gobierno Ebrard, deciden hacerla elevada. Y para no expropiar terrenos justo en la zona de Tláhuac, usan el Derecho de Vía. Esto llevó a hacer curvas más cerradas de lo recomendado. Por todo lo anterior, ante notario público hubo reporte de desgastes que obligaron al cierre de 11 de las 20 estaciones un mes antes de la inauguración.

Desde inaugurada, la Línea 12 chupa presupuesto de manera importante. Alrededor de 120 millones de pesos al año, casi lo mismo que el presupuesto de mantenimiento de todas las demás líneas del metro juntas.

Lo que en otros países genera cuando menos una renuncia, ya no digamos una investigación exhaustiva, aquí simplemente espera ser opacado por un nuevo escándalo que no tardará en llegar. Mientras tanto, las banderas a media asta. Flaco consuelo. Bastante barato para los que han tomado decisiones erráticas y para quienes han evadido su responsabilidad en medio de las pugnas políticas. Las víctimas reales, además de los familiares de los fallecidos, son los usuarios diarios de la ‘Línea Dorada’ cuyo calvario para moverse se acaba de complicar mucho más.

Columna completa en El Universal

La contienda en la CDMX por la Jefatura de Gobierno se ha puesto interesante. Desde que Andrés Manuel López Obrador nombró a Claudia Sheinbaum como la Coordinadora de Organización de Morena en la CDMX – que para efectos prácticos la convirtió en la candidata del partido para la Jefatura – se creó una idea de inevitabilidad de su triunfo, simplemente por ser de Morena, el partido que mayores preferencias electorales logra en las encuestas.

 

No obstante, su inevitabilidad es como la de Andrés Manuel López Obrador. Como ha sido el único candidato que ha salido a hacer campaña las encuestas lo han favorecido. Pero ahora, con dos contendientes claros: Ricardo Anaya por el Frente y José Antonio Meade por el PRI y aliados, se podrá realmente medir la fortaleza de la candidatura de AMLO.

 

Lo mismo sucederá con Sheinbaum. Ella es una política de años y con experiencia. Pero en la interna del PRD hay tres cartas fuertes, cada una con sus pros y contras. Está la ahora ex dirigente nacional del partido del Sol Azteca, Alejandra Barrales; el ex Secretario de Salud local, Armando Ahued y su exitoso programa, Médico en tu Casa; y Salomón Chertorivsky, el ex Secretario de Economía de la CDMX que logró colocar el aumento en el salario mínimo como tema nacional hasta su aprobación.

 

Fue de hecho desde entonces, desde enero del 2015, cuando se publicó la Reforma Constitucional para la Desindexación del Salario Mínimo, que Salomón Chertorivsky se planteó seriamente y comenzó a trabajar en la idea de ser el sucesor de Miguel Ángel Mancera en la CDMX.

 

Pero ahora se le ha querido pintar como una especie de ‘Juanito’ que está dispuesto a renunciar a la Secretaría de Economía local para permitirle a Alejandra Barrales tener contendientes para poder tener tiempo aire en el periodo de precampañas, pero no para contender en serio por la Jefatura.

 

No imagino ni al propio Chertorivsky, ni a toda la gente que lo acompañó a su registro como precandidato a prestarse a este juego del Juanito. Desde académicos e intelectuales como José Woldenberg, hasta empresarios o el presidente de la comunidad judía en México. ¿Prestarse a ser comparsas de Barrales? Podrían haberle dejado ese papel solo a Ahued, quien tampoco parece interesado en ser un simple Juanito.

 

 

Columna completa en EL Universal