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Bucarest, Rumanía.- Sigo sin entender qué ganan los que cuestionan a quiénes están detrás de la movilización del sábado 15 de noviembre. Las motivaciones declaradas para salir a marchar fueron el hartazgo ante la inseguridad, la corrupción, la impunidad y en específico lo que generó tanta indignación fue el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Parece que fue eso la gota que derramó el vaso de agua.

Con 26 homicidios por cada 100 mil habitantes, México está muy por encima del promedio mundial, que es de 5.8, y también por encima del promedio regional latinoamericano (19.6).

Esto nos coloca entre los países con una de las tasas más altas de homicidios del mundo. El hecho de que existan más de 125 mil desaparecidos añade otra dimensión de violencia. Implica impunidad, violencia organizada y desaparición forzada.

Desde la óptica de la demanda de seguridad de quienes marcharon estos números muestran que su exigencia no es un “malestar” menor sino una protesta fundada en una realidad estadística severa y persistente. Entonces ¿cómo puede el gobierno y sus comentaristas pensar que es buena idea cuestionar la legitimidad de la marcha? ¿Cuestionar qué es lo que a la Generación Z le importa?

Si algo sorprende de México – a muchos mexicanos, pero a muchos extranjeros también – es la pasividad con la que reaccionamos (o la falta de reacción) a la creciente violencia. Ahora que me encuentro en un viaje con periodistas de otros países de América Latina en el Este de Europa, me preguntan varios de ellos qué es lo que ha ocurrido en México. Las imágenes de gases lacrimógenos y gente violentada en el Zócalo el sábado pasado han dado la vuelta al mundo.

La duda que yo y creo que no me equivoco cuando digo que otros también se hacían era: ¿En dónde está la indignación por los 200 mil homicidios y más de 53 mil desaparecidos en México que ocurrieron en el sexenio de López Obrador? Duda que se resolvió el sábado. Finalmente se tomaron las calles. Se vio indignación. La ciudadanía busca acciones y respuestas de parte de los servidores públicos. La pregunta entonces no es ¿quiénes están detrás de la marcha del sábado sino por qué no se había visto esta indignación antes?

Además hay otra pregunta que la presidenta Sheinbaum debería poder responder. Antes de estar cuestionando a quiénes convocaron la marcha, sería mejor para ella y para su gobierno entender quiénes están detrás del bloque negro. ¿Quiénes y por qué salieron a reventar una marcha que se convocó como un acto pacífico? ¿O es que el gobierno federal sabe y no quiere actuar en contra de ese bloque negro porque algunos de sus impulsores son cercanos al ´movimiento’?

La violencia en el Zócalo, lejos de confirmar lo que la presidenta decía, que la marcha estaba convocada por bots, la contradice. Los bots no pueden salir a tirar las vallas metálicas de protección para Palacio Nacional. Lo que sí hizo la presencia de este bloque negro ha sido abonar un problema más para su presidencia. A la violencia en Michoacán; Sinaloa y otros estados, ahora hay que sumar las dudas de quiénes son y por qué salieron los del llamado bloque negro a reventar la marcha.

Valdría la pena que en lugar de pensar si es la Generación Z la que impulsó la marcha o de estar pagando a plumas para que escriban columnas que mienten con gráficas sobre lo que esta generación busca, quiere o procura, mejor se investigue y se aclare quién es es bloque negro que revienta marchas que hace que imagenes de un México desastrozo circulen por el mundo cuando lo que se exigió el sábado tiene un sustento legítimo: seguridad para un país plagado de homicidios y desaparecidos.

Columna publicada en El Universal

Pobre presidenta Claudia Sheinbaum. El asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, la obligó a posponer la conferencia mañanera desde Los Pinos en la que presentaría los planes rumbo a la Copa del Mundo 2026. Ni modo de hablar de fútbol cuando acaban de asesinar a otro alcalde, uno más, y en Michoacán.

Pobre presidenta, que los carroñeros de los medios de comunicación se atreven a cuestionarla por esta violencia. Violencia, lo que se dice violencia, es la que ocurre en las redes sociales, según ella misma ha dicho, y que promete investigar. Eso sí indigna: que se usen las redes para preguntar por qué van siete alcaldes asesinados durante el mandato del morenista Alfredo Ramírez Bedolla, según cifras del INEGI y reportes de la organización Causa en Común. La indignación de la presidenta es comprensible. ¿Quién pagó por esos trending topics? ¿Quién financia esos TikToks? ¿Quién está detrás de las movilizaciones en Michoacán donde incluso han salido estudiantes a las calles? Seguro son políticos de oposición buscando sacar raja del dolor.

Pobre presidenta. En el México más democrático de la historia, tendrá que gastar tiempo, dinero y esfuerzo en investigar a la prensa carroñera. Recursos que podrían destinarse a hospitales o medicinas deberán usarse para señalar a quienes osan dudar de su estrategia de seguridad. Tendrá que distraerse de lo importante para averiguar quién se indigna por el homicidio de un político que se atrevió a desafiar al crimen organizado.

Y es que, pobre presidenta: Michoacán está como está por culpa de Felipe Calderón. Fue él quien —según repite el guion oficial— desató la guerra contra el narcotráfico. Han pasado tres sexenios y trece años desde que dejó el poder, pero sigue siendo el villano favorito. No bastó con que catorce elementos de la Guardia Nacional custodiaran al alcalde de Uruapan; aun así lo asesinaron a quemarropa. Maldito Calderón.

Pobre presidenta que quiere, sinceramente o no, acabar con la violencia, pero está rodeada de quienes la perpetúan. Ahí está el propio Ramírez Bedolla, gobernador morenista. Y también otros de su partido, como Rubén Rocha Moya en Sinaloa o Alfonso Durazo en Sonora, que muestran cuando menos tolerancia al crimen organizado. ¿Y qué decir de Adán Augusto López y los múltiples señalamientos de corrupción y vínculos turbios en su entorno? La presidenta promete “cero impunidad”, pero ¿cómo hacer limpieza cuando al mismo tiempo Andy López Beltrán busca afiliar a diez millones de nuevos militantes a Morena? La realpolitik pesa más que la justicia. Pobre presidenta: su “cero impunidad” choca con la realidad.

Pobre presidenta. Este homicidio ha sido utilizado, dice, por organizaciones como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, vinculadas, según su versión, con grupos empresariales “que ya no tienen mucho reconocimiento social”. Lo que buscan, asegura, es manipular a los jóvenes de la Generación Z para que marchen el 15 de noviembre, fecha ya convocada en redes. Para contrarrestarlo, Sheinbaum advirtió que se analizarán las cuentas que promueven la protesta y sostuvo que “no tiene nada que ver con una manifestación legítima”, sino con un movimiento artificial “para ver si de casualidad los jóvenes se enganchan”.

Pobre presidenta Claudia Sheinbaum. Ella es la víctima. No los michoacanos que viven entre balaceras. No los alcaldes asesinados. No los periodistas ni los policías que caen cada semana. La víctima, según su narrativa, es ella: la presidenta que tiene que cargar con los errores de otros, con una oposición malvada, con redes sociales crueles y con un país que no entiende su transformación.

Pobre presidenta. Ella es la víctima de toda esta situación.

Columna publicada en El Universal

Aunque Tyler Robinson, el asesino de Charlie Kirk, es un joven blanco que creció en una familia mormona conservadora de Utah, el presidente Donald Trump y sus cercanos insisten en presentarlo como un universitario “envenenado” por la extrema izquierda. La narrativa busca convertir el asesinato en munición política: señalar a los liberales como responsables morales y justificar un endurecimiento contra sus opositores.

Hasta ahora no hay evidencia de que Robinson actuara por convicciones progresistas. Más bien, las pistas apuntan a una radicalización alimentada en la oscuridad de foros digitales y servidores de Discord. Las frases que grabó en los casquillos de sus balas —“Hey, fascist! catch!”, “Bella Ciao”, el insulto burlesco “if you read this you are gay lmao” y referencias a memes como “OwO what’s this?”— son más que grafitis grotescos. Revelan una mezcla tóxica: provocación adolescente, cultura de internet y hostilidad política que se funden en un mismo acto. Al marcar sus balas, Robinson no solo planeaba matar; quería comunicar, dejar rastro, sembrar memes junto al crimen para asegurar notoriedad en línea.

Este patrón no es nuevo. El año pasado Luigi Mangione grabó mensajes similares antes de asesinar al CEO de UnitedHealthcare. En Estados Unidos y más allá, los asesinos virales ya no son anomalías: son síntomas de una era donde la violencia digital traspasa pantallas. Lo advirtió el gobernador de Utah al anunciar la detención: “Apaguen sus dispositivos, salgan al jardín, abracen a un familiar”. Su exhorto es tan obvio como insuficiente frente a un ecosistema donde casi cualquiera puede comprar un arma de asalto con la misma facilidad con la que descarga un videojuego.

En lugar de abordar este fenómeno —la incubadora digital de resentimiento y su salto al mundo físico— Trump y figuras como Elon Musk o J. D. Vance han optado por otro camino: usar el asesinato como pretexto para silenciar. El propio Trump ha prometido investigar a grupos de izquierda, clasificarlos como terroristas domésticos y, en un giro extraordinario, aplicar la ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act, de 1970) contra donantes progresistas como George Soros y fundaciones liberales como Open Society o Ford Foundation, acusándolos de financiar protestas o tejer conspiraciones. RICO nació para desmantelar a la mafia; utilizarla para perseguir activismo o periodismo es una mordaza política que amenaza la Primera Enmienda.

El riesgo es evidente: distraer a la opinión pública del verdadero problema —la violencia que germina en los rincones digitales— y normalizar un uso autoritario del poder. Charlie Kirk, el rock star de MAGA, construyó su fama impulsando debates encendidos y defendiendo la libertad de expresión. Usar su muerte como excusa para acallar voces es lo opuesto a lo que, paradójicamente, predicaba.

La mordaza que podría avecinarse en nombre de Kirk no solo será brutal: marcará un precedente peligroso donde las balas no solo matan, también dictan quién puede hablar.

Columna publicada en El Universal

Luz de gas es la traducción que encontré para el fenómeno que en psicología se conoce como “gaslighting”. Se refiere a un patrón de abuso emocional en el que la víctima es manipulada para que dude de su propia percepción, juicio o memoria. Esto hace que la persona se sienta confundida.

Y lo traigo a colación porque parece una estrategia utilizada por Andrés Manuel López Obrador y por el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, para apaciguar la preocupación de la población por la violencia que ocurre en Culiacán y en el sur del estado.

“Quiero informarles que se está atendiendo la situación en Sinaloa. La confrontación que existe no es tan abierta, ni frontal. Hay enfrentamientos, pero son pocos”, ha dicho el presidente. A ello ha agregado que son los medios amarillistas los que exageran lo que ocurre.

“Los puntos en donde se da la violencia están focalizados. No es cierto que tengamos permanentemente homicidios en Culiacán…estamos levantando al estado con acciones que nos llevan a tener una pacificación mucho mayor que en cualquier momento de la historia.” ha dicho el gobernador Rubén Rocha.

Pero el lunes salió el General Jesús Leana Ojeda, comandante de la tercera región militar, a decir que la paz en el Estado no depende del Ejército. En conferencia de prensa, con el gobernador Rocha Moya a su lado, al ser cuestionado sobre cuándo se tranquilizará la violencia, el general respondió: “queremos que sea lo más rápido posible pero no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos que dejen de hacer su confrontación entre ellos y que estén dejando a la población en paz para que vivan con tranquilidad.”

Al día siguiente de estas declaraciones, durante su conferencia en Palacio Nacional, López Obrador repitió que en Sinaloa las cosas están bajo control y que los medios de comunicación están siendo sensacionalistas.

No puedo imaginar cómo recibirán estas palabras del presidente los culiacanenses que no pueden ni salir a hacer compras de lo básico sin miedo a quedar en medio de una balacera o de que les roben su automóvil o los levanten. ¿Qué pensarán los que no han podido abrir sus negocios cuando escuchan a AMLO decir que las cosas no están tan graves? Tampoco imagino qué dirán los reporteros que se juegan la vida para poder cubrir esta violencia descontrolada cuando López Obrador, desde la comodidad de Palacio Nacional, dice que la situación no está tan mal.

¿Sirve para población y reporteros este ejercicio de manipulación conocido como gaslighting? ¿Se preguntarán si están alucinando al ver autos incendiados en las calles o cuando están varados en la Mazatlán-Durango por horas por un narco bloqueo? ¿Qué pensarán los padres de alumnos que están teniendo que tomar clases en línea cuando escuchan al presidente decir que todo está bajo control?

Y luego la duda de ¿por qué si todo está bajo control, finalmente ayer reconoció el General Secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, un operativo para contener la disputa entre criminales que ha generado la captura de El Mayo Zambada?

Todo esto ocurre, irónicamente, en la semana en que se va a aprobar la militarización de la seguridad pública, como ha querido el presidente, con la adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena. ¿Para qué si la calma o la violencia recae en la voluntad del crimen organizado de estar en paz o en pleito?

Son dudas que surgen ante un gobierno que ha optado por manipular a la población para, mediante el “gaslighting”, hacerla dudar de lo que viven en carne propia y ven que ocurre con sus propios ojos.

Columna publicada en El Universal

Cierran hoy las campañas y empieza el periodo de reflexión. Tres días de silencio para poder ir a votar el domingo. Van algunos apuntes de cómo llegamos a estas elecciones.

  1. AMLO y el México binario: El presidente Andrés Manuel López Obrador fue muy exitoso en hacer que las campañas que concluyen hoy giraran en torno a dos opciones: o su auto definida Cuarta Transformación o el regreso al pasado. Ese México de “o estás con Morena o eres un beneficiado del pasado” no lo logró romper la campaña de Xóchitl. La tenía muy complicada ya que el presidente utilizó todos los recursos del estado para sostener este cuento de o conmigo o con los ladrones del pasado.

No obstante, no deja de llamar la atención este discurso cuando en las filas de Morena hay tantos políticos del pasado y del tan odiado PRI. Empezando por Manuel Bartlett, el padre del fraude el ’88 contra el que dijo Sheinbaum en el tercer debate que ella luchó. Es el gobierno que más embajadas le ha dado a políticos del PRI. Hay muchas incógnitas sobre Claudia, pero una ya quedó clara. Si gana, seguirá con los abrazos a los Priístas que tanto critica. Y para muestra, la foto dándole la bienvenida a Alejandra del Moral la misma semana de las elecciones. ¿Pues no que odian a los Priístas?

  1. El carro completo: tanto el presidente como Claudia Sheinbaum piden que el voto sea todo por Morena. ¿Qué pensarán de esta petición sus aliados del PT y PVEM tomando en cuenta que si no reciben el 3 por ciento de la votación válida emitida, pierden el registro?

Más allá de esta duda, otra fundamental: ¿Realmente queremos darle tanto poder a un solo partido? Ya hemos sido testigos de un ejecutivo que con mucho poder se torna en un presidente caprichoso que no admite diferencias. Una presidencia con contrapesos en el legislativo y en el judicial es la mejor receta para asegurar que sigamos siendo una democracia. El país de una sola persona fue un lastre para México en los 70 años del PRI y sería lo mismo en caso de que se repitiera con Morena.

  1. La violencia es lo de menos: En estos días el New York Times; el Financial Times; el Washington Post; el Economist han retratado la terrible violencia electoral que se vive en México y como ha cobrado la vida de 34 candidatos que buscaban un cargo de elección popular hacia las elecciones del domingo. Ayer, en la conferencia de Palacio Nacional – esa que ocurre después de una hora de reunión entre el presidente y su gabinete de seguridad – López Obrador dijo que en México no hay violencia. Lo que dicen los medios es producto del amarillismo y de que están controlados por sus adversarios. Ayer mismo fue asesinado Ricardo Arizmendi Reynoso, candidato suplente del PRI por la presidencia municipal de Cuautla, Morelos. ¿En qué otro país podría salir a presumir el presidente que las elecciones se celebran en paz y tranquilidad cuando hay ya no digamos más de 30, con que exista más de 1 candidato que ha sido asesinado?
  2. Y la corrupción también: esa tampoco existe en el mundo que nos pinta cada mañana el presidente. En estas campañas han sido expuestas con pruebas contundentes las fortunas inexplicables de Rocío Nahle, candidata a la gubernatura de Veracruz; Cuitláhuac García, actual gobernador de ese mismo estado; Clara Brugada, la candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la CDMX; y Mario Delgado, dirigente de Morena. En ningún caso ha mostrado el presidente que prometió barrer las escaleras de arriba para abajo la intención siquiera de tomar la escoba.
  3. Triunfos sí; derrotas no: tanto el presidente López Obrador como su candidata Claudia Sheinbaum han hablado de fraude electoral. Van por triunfo en todo, la presidencia; las ocho gubernaturas; la Jefatura de Gobierno y la mayoría calificada en el legislativo. En cualquier votación que les sea adversa, la van a desconocer. En la democracia de Morena solo se admiten victorias.

Columna completa en El Universal

Una balacera sorprende a pasajeros del transporte público en Monterrey, Nuevo León. La unidad circulaba por calles del norte de la ciudad cuando se escucharon los disparos. Tanto usuarios como el conductor se tiraron al piso del vehículo para resguardarse.

Autoridades de Oaxaca investigan el móvil de una balacera en un bar de la capital del estado. Una mujer murió y un hombre resultó lesionado. Según testigos, unas personas entraron al bar “El Hábito” y dispararon contra los asistentes. En redes sociales se difundieron imágenes del momento en que comenzaron los disparos.

En Cuatlancingo, Puebla, se registró una balacera en San Lorenzo Almecatla. Testigos dijeron que esta mañana se escucharon al menos ocho disparos. Y es que, sobre la calle Galeana unas personas intentaron robar una camioneta.

En Morelia, Michoacán, una pareja fue víctima de un asalto a plena luz del día. Se encontraban platicando en la calle cuando dos hombres bajaron de un auto blanco y los amagaron para quitarles sus pertenencias. Después de hacerlo se subieron a su auto y huyeron.

Sigue la ola de violencia en Zacatecas. Esta mañana fueron localizados ocho cuerpos colgados en distintos puntos del municipio de Fresnillo. Tres cadáveres estaban suspendidos en un puente peatonal de la comunidad de San José de Lourdes. Tres más fueron hallados en un árbol en otro punto de la misma comunidad y otros dos cuerpos fueron encontrados en un predio entre la comunidad de San Ignacio y San Gabriel.

En Zapopan, Jalisco, automovilistas se toparon con cuatro féretros que obstaculizaban el tránsito en la Avenida Vallarta a la altura de la glorieta de Los Cubos. Los ataúdes fueron abandonados por una camioneta. Conductores los colocaron sobre la banqueta.

Este es un resumen de las primeras seis notas de un día del noticiero que conduzco en Televisa, A Las Tres. No han pasado ni diez minutos del noticiero cuando la fotografía de México es de sangre, violencia y delincuencia. Hay claramente un deterioro en México. Así no ha sido siempre la información. No estamos hablando de una zona del país. Son eventos que ocurren a diario y en prácticamente todo México.

Mientras esto sucede, resulta incomprensible que la preocupación del presidente esté centrada en generar y engrandecer problemas que ni existían, como es la dirección del CIDE. O en promover como algo consumado un trayecto de tren que supuestamente lleva al Aeropuerto Felipe Ángeles pero que hoy es simplemente un proyecto. Hay trayectos de tren, pero ninguno llega actualmente a la terminal aérea del aeropuerto, como presume falsamente en el video que subió el presidente a redes sociales. El tren en el que va con la Jefa de Gobierno, su esposa Beatriz; el gobernador del Estado de México, el General Ricardo Vallejo, entre otros “pasajeros” no es el Tren Suburbano al AIFA, como falsamente dice el presidente. Ese tren es un proyecto con 10 por ciento de avance que se calcula que pueda iniciar operaciones en septiembre del 2023, según dijo en entrevista Maximiliano Zurita, director general de Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles México.

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El presidente López Obrador, fiel a su visión arcaica de la mujer, mandó a niñas y mujeres a que se encierren en casa para cuidar a los familiares enfermos. “Es un hecho, es conocido que sobre todo las hijas cuidan a los padres; los hombres podemos ser más desprendidos”, dijo el presidente, al momento de anunciar que México entraba oficialmente en fase 2 de la pandemia.

Dos días antes, apareció en las pantallas de miles de mexicanos una mujer, Ana Lucía de la Garza Barroso, directora de Investigación Operativa Epidemiológica de la Secretaría de Salud. Ella, por su especialidad médica, encabezó la conferencia de prensa matutina de Palacio Nacional para dar información sobre el coronavirus. Pero al concluir su intervención, la nota no fueron los datos valiosos que proporcionó la Doctora en Epidemiología por la UNAM con Maestría en Salud Pública. La nota fue que Ana Lucía de la Garza Barroso estaba guapa. Su nombre se convirtió en tendencia en twitter con comentarios como este: “¿Ustedes vieron el tremendo tortón que es Ana Lucía de la Garza Barroso, la directora de Investigación Operativa Epidemiológica de México? Pasa esta pandemia, me mudo y me caso.”

La sexualización de la especialista en medio de la pandemia ocurrió sin mayor indignación.

Y es que, aun cuando el 8 de marzo las calles de la Ciudad de México se pintaron de morado al salir miles de mujeres vestidas de ese color a exigir acciones de parte del gobierno para poner fin a la violencia de género, el movimiento feminista, que parecía imparable, se frenó de tajo y en el peor momento.

Y es que, tan solo dos días después del paro nacional #UnDíaDinNosotras, la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID19 como una pandemia. A partir de ese momento, todo lo que no tenga que ver con el virus ha pasado a un segundo plano, incluso la muerte de miles de mujeres.

México está enfermo. Y esa enfermedad se llama machismo.

Una enfermedad que a partir de la amenaza del COVID19, apunta a que la situación empeore para miles de mujeres que se han visto obligadas a encerrarse en el lugar más peligroso para ellas: su casa. Mariana Baños, directora de Fundación Origen, me comenta que en los veinte años que lleva ofreciendo servicios psicológicos, legales y apoyo de salud mental a mujeres de México, ha podido observar como durante las crisis, las conductas de violencia incrementan.

Cuando hay desempleo, cuando no hay comida, cuando hay miedo o incertidumbre e inseguridad, las agresiones aumentan. Así se vivió después del temblor que sacudió a la Ciudad de México en el 2017, en donde las llamadas de teléfono al número 01-800 de la fundación se triplicaron. Y se espera que ocurra lo mismo ahora con el coronavirus.

El encierro trae más violencia. La asociación FEMEN habla de que en estos momentos en México las mujeres enfrentan dos pandemias, el COVID19 y la violencia machista. Por una parte, el encierro 24/7 permite más tiempo para la violencia y da la idea al agresor de que la impunidad puede prevalecer más que en tiempos ‘normales’ porque la mujer no puede salir a denunciar ni a refugiarse en casa de amigos o familiares.

 

Columna completa en El Universal

¿Cuántas mujeres salieron a la calle el domingo? ¿Cuántas marcharon? El gobierno da una cifra a la baja, mostrando una vez más que no entiende. Pero dejemos de lado cuántas marcharon. Si queremos hablar de número es mejor voltear a ver otros datos. En México, de los 123.5 millones de habitantes, 65 millones somos mujeres. Aline Ross estuvo en mi podcast Broojula en una edición especial sobre el Día Internacional de la Mujer hablando de unos números, datos del INEGI, que dejan en claro lo que está ocurriendo en México en materia de violencia hacia la mujer.

Casos de violencia intrafamiliar: 76% de las víctimas son mujeres; 82% de los imputados son hombres. Abuso sexual: el 75% de las víctimas son mujeres; el 93% de los imputados son hombres. Hostigamiento sexual: el 80% de las víctimas son mujeres; el 95% de los imputados son hombres. Violación sexual: 80% de las víctimas son mujeres; 90% de los imputados son hombres. Rapto: 92% de las víctimas son mujeres; 86% de los imputados son hombres. Acoso: 90% de las víctimas son mujeres; 88% de los imputados son hombres. Y homicidio: 74% de las víctimas son hombres; 90% de las imputadas son hombres.

Esto deja en claro, con datos duros, que los hombres en México nos están violentando; abusando; hostigando; violando; raptando y acosando a las mujeres. En México, la anatomía es destino. ¿Qué queremos entonces? ¿Por qué se marchó el domingo y se hizo un paro el lunes? Porque se quiere poner estos datos en la mesa, en la agenda, para que sociedad y gobierno logremos un cambio.

La exigencia en la marcha del domingo y en el paro de #UnDíaSinNosotras no es para pedir que ocupemos el lugar que tienen los hombres. Las mujeres no queremos imitar a los hombres. La marcha y el paro es para exigir algo distinto. Es para exigir más igualdad, que no significa desplazar ni imitar al género masculino. Sin duda hemos avanzado en todos los ámbitos – laboral; doméstico y de derechos políticos – pero dentro de un sistema que no se ha reformado; que se rige por las reglas masculinas. Hay todavía un largo camino por recorrer para hacer que el sistema sea horizontal.

Exigimos más porque queremos un sistema económico basado en el mérito y no en el género. Eso implica no solo acceso a espacios de trabajo, sino un sueldo parejo. Un piso parejo. Ganar el mismo sueldo por el mismo trabajo que un hombre. Actualmente el salario de la mujer es 1.5 veces menor que el de los hombres. No se pide un régimen especial. Se quiere igualdad. Y, evidentemente, se quiere seguridad. Fin a la impunidad por las muertes y la violencia hacia las mujeres por parte de los hombres. No más feminicidios.

La activista Gloria Steinem escribió un ensayo en la revista TIME en 1970 señalando el mundo ideal al que aspiraría para Estados Unidos. Un mundo que hoy ha logrado avances, sin duda, pero tremendos retrocesos, como lo muestra tener a un presidente misógino al mando: Donald Trump. Retomando su aspiración, yo pienso en el México utópico en el cual la anatomía no sea el destino de hombres y mujeres. En donde no ocurra que 63 de cada 100 mujeres reporte haber padecido algún incidente de violencia.

Columna completa en El Universal

Figuras trascendentales como Nancy Pelosi, la segunda personalidad política más importante de Estados Unidos después de Donald Trump, o Sanna Marin, la nueva Primera Ministra de Finlandia que, a sus 34 años se convirtió el pasado 10 de diciembre en la Jefa de Estado más joven de todo el mundo, marcaron la agenda del 2019.

Pero más allá de ellas, hay mujeres y movimientos encabezados por ellas que han querido mostrar, en México y en el mundo, que la violencia hacia la mujer y la disparidad en el trabajo, es inaceptable.

Este lunes arrancó el juicio en contra del primer señalado por el movimiento #MeToo, el ex director de cine, Harvey Weinstein. El mundo entero está familiarizado con esta sacudida que arrancó señalando a Weinstein en 2017 y, desde entonces, han sido muchos los hombres poderosos de varios ámbitos en el mundo que han caído en desgracia cuando mujeres los han acusado de acoso. Veremos sin con este juicio se comienza a poner fin a la impunidad de quienes estuvieron protegidos durante años por un sistema que normalizó relaciones de poder desiguales.

En Japón, la modelo y actriz, Yumi Ishikawa, generó conciencia sobre el requisito tan machista de que las mujeres usaran tacones al trabajo, a diferencia de los hombres que, evidentemente pueden ir a trabajar en zapatos bajos. En Japón los tacones son un requisito. Ishikawa subió un tuit quejándose de esta regla y éste fue compartido más de 30 mil veces en pocos minutos. Con su tuit, Ishakawa, de tan solo 32 años, se convirtió en la imagen del movimiento #KuToo: un amalgama de las palabras zapato (kutsu) y dolor (kutsuu) en japonés.

El movimiento de Las Tesis en Chile se hizo viral con el performance de “El violador eres tú”. Una coreografía que llegó a México también. Las mujeres buscan generar conciencia de que cuando un hombre abusa o violenta, no hay excusas de que es culpa de ella por la ropa que traía puesta o por el lugar por el cual caminaba.

Los números que ha reportado la ONU en tema de genero son alarmantes. Más del 17 por ciento de las mujeres en el mundo han sido víctimas de violencia sexual o física de su actual pareja o de la pareja con la que tuvieron una relación en los últimos 12 meses. De las 87 mil mujeres asesinadas en el 2017, la mitad ocurrió a manos de su pareja o de algún integrante de su familia.

En México el caso de Abril Pérez Sagaón, que fue asesinada el 25 noviembre, fecha en que se conmemora el Día Internacional en Contra de la Violencia contra la mujer, acaparó la atención.  A Abril le falló todo el sistema de justicia, de principio a fin. Es decir, desde que reportó por primera vez la violencia de su esposo, hasta su asesinato frente a sus hijos en noviembre pasado. Su caso conmovió pero, desgraciadamente no es ni será el único en donde prevalezca esta falla en el aparato de impartición de justicia.

La agenda de género fue uno de los grandes temas del 2019. Fue el año de los hashtags #MiPrimerAcoso #SiMeMatan #NiUnaMas y otros tantos que buscan hacer visible un problema en el cual apenas se asoma la punta de un enorme iceberg. México es el país en donde los feminicidios ocurren con mayor frecuencia en toda América Latina. Y es también el país en donde éstos quedan impune en casi todos los casos.

 

Columna completa en El Universal

Bellum omnium

contra omnes.

Thomas Hobbes

Hace un año el presidente Andrés Manuel López Obrador dio un manotazo al anunciar, sentado frente a un libro titulado ¿Quién manda aquí?, que la construcción del aeropuerto de Texcoco, el NAIM, quedaba cancelada. Desde entonces ha querido dejar en claro que, en este país, quien manda es él.

Pero en el momento en que su autoridad se hizo más necesaria que nunca, el presidente decidió no mandar. Optó por subirse a un avión comercial y quedar incomunicado. Al aterrizar en Oaxaca, en lugar de haberse ido a Culiacán, siguió adelante con su agenda como si la violencia de Sinaloa no mereciera una revisión de sus planes de fin de semana.

La conferencia mañanera del día siguiente la llevó a cabo desde Oaxaca y en Culiacán dejó a los integrantes del Gabinete de Seguridad Pública a que le dieran la cara a los reporteros y periodistas del estado en el que el día anterior se había vivido el terror.

Lo poco que dijo López Obrador la mañana del 18 de octubre en Oaxaca fue que dio la instrucción de que los integrantes del Gabinete de Seguridad no oculten ninguna información respecto a lo ocurrido en Culiacán. Esto evidentemente no ha ocurrido ya que seis días después no sabemos ni siquiera si es o no cierta la versión del New York Times respecto a que en el operativo se detuvo no solo a Ovidio Guzmán, también a su medio hermano, Iván, a quien también se dejó en libertad.

AMLO insiste en la pacificación y en no utilizar la fuerza. “Quien usa la fuerza no tiene autoridad moral”, declaró airoso el presidente desde Oaxaca. No tendrá autoridad moral, pero tiene autoridad, sin adjetivos, como se vio en Culiacán. Y es que ha quedado más que claro que esto de la pacificación y el desarme voluntario no le interesa al crimen organizado.

Pero ante esta realidad, el presidente sigue montado en su macho: no vamos a cambiar de estrategia. Y culpa a ‘sus adversarios’ de ser quienes lo invitan a modificar el plan. Curioso que ‘sus adversarios’ sean los medios; los columnistas; quienes cuestionamos que claramente no se está pacificando al país. Uno esperaría que el presidente vea como adversarios a quienes tomaron rehenes en Culiacán y provocaron la muerte de ya catorce personas, según el recuento al momento de escribir estas líneas.

Quizás en lugar de leer el libro que estaba sobre su escritorio hace un año, cuando dio el manotazo del NAIM, ¿Quién manda aquí?, valdría la pena que lea a Max Weber quien explica que la principal razón de ser del Estado es tener el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Cuando esto falla, el Estado deja de cumplir con su razón de ser.

 

Columna completa en EL UNIVERSAL

Porfirio Muñoz Ledo preguntó a los integrantes de la CNTE que impedían sesionar la semana pasada por un bloqueo a los accesos a la Cámara de Diputados que para qué estaban ahí si dentro del recinto cuentan con cuarenta diputados. “Ustedes (los maestros) ya tienen 40 diputados, son el grupo más numeroso; ya quisiera la CTM 40 diputados para un día de fiesta”, les dijo Muñoz Ledo.

Hoy la CNTE amenaza con bloquear de nueva cuenta San Lázaro hasta que se cumplan sus demandas en las Leyes Secundarias.

¿Por qué están de regreso? ¿No les es suficiente tener 40 diputados para empujar su agenda? Por lo visto la CNTE y el SNTE tienen algunos diputados en San Lázaro, pero no necesariamente son cuarenta. Para escribir esta columna me acerqué a legisladores de distintos partidos, incluyendo la oficina del propio Porfirio Muñoz Ledo, buscando conocer quiénes son estos cuarenta diputados y, para mi sorpresa, ¡ni Muñoz Ledo ni los integrantes de la Comisión de Educación los ubican!

¿Cómo puede existir esta idea de que hay 40 diputados de la CNTE en San Lázaro y ni los mismos diputados tienen una idea, ya no digamos un registro, de quiénes son y cuáles son sus posturas? Así de poca es la seriedad de los legisladores para un tema fundamental para México como es la educación.

Revisando las trayectorias (es un decir) de los integrantes de la Comisión de Educación, me encontré con algunas sorpresas.

La presidenta de la Comisión de Educación, Adela Piña Bernal (Morena), tiene cero experiencia en materia educativa. Su único cargo político ha sido la presidencia del Comité Ejecutivo de la Delegación (hoy Alcaldía) Cuajimalpa. Ah, eso sí, es muy cercana a Dolores Padierna y René Bejarano.

Hay algunos maestros en la Comisión, como Flora Tania Cruz Santos (Morena) que ha sido profesora en una escuela primaria en Veracruz; José Luis Montalvo Luna (PT) docente en la escuela normal de Los Reyes Acaquilpan, Estado de México; y Francisco Javier Ramírez Navarrete, maestro en la Universidad Tecnológica del Sur del Estado de México

Integrantes de la CNTE hay solamente dos: Azael Santiago Chepi (Morena) que fue Secretario General de la Sección XXII e Irán Santiago Manuel, Auxiliar de Pagos de la misma Sección.

Hay integrantes de otros sindicatos educativos, como María Teresa López Pérez (Morena), del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Guadalajara. También Martha Hortensia Garay Cadena (PRI), integrante de la sección 38 del SNTE. Pero la que destaca es Idalia Reyes Miguel, no por ser miembro de la CETEG, la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero, sino porque en 2013 fue detenida por violencia familiar en agravio de su hijo menor de edad.

Hay algunas joyas, como el diputado Luis Eleusis Leónidas Córdova Morán (PRI), que ha sido miembro y dirigente de Antorcha Campesina en Matamoros y Atlixco desde 1981; o Carmen Patricia Palma Olvera (Morena), en cuya trayectoria destaca haber sido presidenta de El Barzón en Quintana Roo.

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Cuando matan a 30 personas en un bar o llegan a una estación de autobuses a acribillar a otras 5 y lo que llama la atención es el conflicto entre gobernadores y fiscales, algo está muy podrido en el sistema de procuración de justicia y de seguridad en nuestro país.

Eso es lo que ha ocurrido en estos días después de que, en Coatzacoalcos, Veracruz, llegara un grupo o un individuo – hasta el momento seguimos sin tener claridad sobre lo ocurrido – a rociar gasolina y matar por asfixia y quemaduras a 30 personas.

Lo que trascendió inmediatamente después de esa masacre y esa tragedia fueron los desencuentros entre el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, y el Fiscal Estatal, Jorge Winkler. Winkler llegó a la fiscalía impulsado por el antecesor de García, por Miguel Ángel Yunes. Esto le ha molestado a García desde el día uno, al grado que a las reuniones de seguridad del estado está prohibida su entrada.

Así, inmediatamente después de la masacre, García no atinó más que a culpar a la fiscalía estatal por haber liberado a un individuo conocido como “La Loca”, al cual culpó de haber sido el autor material del table dance “El Caballo Blanco” en donde ocurrieron los hechos. Resultó que ni “La Loca” estuvo involucrado en la masacre y este individuo fue liberado, sí, pero por la Fiscalía General de la República…en dos ocasiones. Todo mal.

Y para sumarle al asunto, ayer el Congreso del Estado decidió separar del cargo a Winkler argumentando que no cumple con la certificación de confianza. La remoción dicen que va a ser temporal, pero bien sabemos lo que esa temporalidad va a significar si la decisión queda en manos de los diputados de Morena. La actuación del legislativo no queda claro que cumpla con la ley pero, evidentemente eso es lo que menos les importa. Lo que quiere el gobernador es a Winkler fuera.

En Cuernavaca, la madrugada del lunes llegó un comando a una estación de autobuses y disparó en contra de 5 personas. No fueron 30 muertos, pero, aun así, estamos hablando de un delito de alto impacto en donde de nueva cuenta salieron a relucir las diferencias entre el gobernador Cuauhtémoc Blanco y el Fiscal del estado, Uriel Carmona Gándara. A Carmona lo nombró, obvio, el antecesor de Blanco, Graco Ramírez. Y esto ha sido una de las razones para impedir la colaboración entre gobierno y fiscalía.

Recordemos simplemente que el nuevo sistema penal acusatorio busca la autonomía de la fiscalía, pero deja en manos del ejecutivo estatal o nacional su presupuesto con solamente un tope mínimo fijado por la Constitución. Por ello, tanto Veracruz como Morelos son de los estados que menor presupuesto asignan hoy a sus fiscalías. En Veracruz es de $175.79 pesos per cápita y en

Morelos es de $186.32 pesos per cápita. En contraste, Chihuahua otorga $655 pesos per cápita, por ejemplo.

Así, podemos imaginar que frente a los desencuentros entre gobernadores y fiscales el poder de la chequera inclinará la balanza en favor del gobernador en turno y en contra de la justicia.

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