Setenta y cinco millones de pesos. Eso cuesta al erario el bono de 150 mil pesos que reciben este fin de año cada uno de nuestros muy, muy inteligentes legisladores. Muy, muy inteligentes porque ellos viven del presupuesto que es tan amable con sus necesidades. Muy distinto al panorama del resto de la ciudadanía.
Los diputados reciben este bono y dicen que no pueden renunciar a él porque la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) lo aprobó y entonces ya está etiquetado. Si renuncian el dinero se tiene que destinar a algo más, no se sabe a qué, así que es mejor aceptarlo.
Me imagino que alguien amarró a los integrantes de la JUCOPO a sus sillas y los amenazó con que tenían que aprobar ese presupuesto para un bono navideño porque si no ¿cuál es la explicación para que lo aprobaran? ¿Abusar de los recursos públicos? ¡De ninguna manera! El bono es, pues, irrenunciable. Eso argumentan en el PRI, PAN, PRD, PT, PES, Panal y PVEM. Morena y el independiente Manuel Clouthier sí lo rechazaron.
Pero el bono no es, ni de lejos, todo en cuanto a prebendas y privilegios. No. Aun hay más, como diría el clásico Raul Velasco. Además de este bono irrenunciable recordemos que los legisladores no pagan impuestos. Así que los 73 mil 817 pesos de dieta que reciben mensualmente se van íntegros a sus bolsillos. Lo mismo que los 140 mil pesos de aguinaldo.
Viven de nuestros impuestos y ellos no pagan impuestos. Repito: muy, muy inteligentes. Además tienen fondo de retiro, seguro de vida y de gastos médicos mayores privados. No vaya a ser que tengan que acudir a un hospital del IMSS y les digan que no hay medicamentos porque entonces se enterarían de lo que padecen la mayoría de los ciudadanos que no tienen quien les financie un seguro privado.
Y si sube el precio de la gasolina, por ejemplo, como sabemos ocurrirá arrancando el 2017, a ellos que tienen sus vales de gasolina que pagamos el resto de los mexicanos ni les afecta.
Así parte del abuso cotidiano de nuestros legisladores. A ello hay que sumar que los partidos políticos también se encuentran en situación de excepción cuando de dinero se trata. Esta semana el Instituto Nacional Electoral aprobó el presupuesto de los partidos políticos.
Mientras que en el resto del gobierno y evidentemente en los hogares hay que hacer un apretón de cinturón porque estamos en tiempos de vacas flacas, a los partidos no se les puede tocar con el pétalo de un recorte ¡por mandato Constitucional!
El artículo 41 es claro en que para evitar que llegue dinero sucio o de intereses especiales en los partidos políticos y para tener piso parejo no se les pueden aplicar recortes presupuestales. Así el financiamiento público que por ley corresponde a los partidos políticos para sus actividades del próximo año quedó en 4 mil 138 millones 727 mil 87 pesos. (El año pasado recibieron 3 mil 953 millones de pesos)
Vivimos en un país con más de la mitad de la población en pobreza, en un entorno internacional muy complejo y –según nos dicen nuestros gobernantes – especialmente con México y con el peso, pero con políticos muy, muy inteligentes porque ellos no viven en el error. Viven en el acierto del presupuesto.