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La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, exigió hoy que los golpistas paguen por sus crímenes, luego de que el Gobierno local oficializara por primera vez, en 197, el número de muertos en protestas contra el presidente Daniel Ortega.

“Ellos los mataron, que paguen por sus crímenes. Ellos, los golpistas, asesinaron a estos hermanos nicaragüenses. Que paguen por sus crímenes”, dijo Murillo, a través de medios del Gobierno.

El canciller nicaragüense, Denis Moncada, y la Policía Nacional, reconocieron esta mañana que al menos 197 personas han muerto en las protestas que iniciaron el 18 de abril, una cifra inferior a las 266 de la oficialista Comisión de la Verdad.

Las cifras oficiales también son menores a las de fuentes independientes, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ha reportado 317, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), con 305, y la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh), con 448.

La también primera dama alegó que las muertes se dieron durante un intento de golpe de Estado contra su esposo, y aseguró saber quiénes lo ejecutaron, aunque no identificó a los autores. “Sabemos quiénes fueron, quiénes dirigieron, quiénes promovieron, quiénes financiaron y quiénes ejecutaron el golpe de Estado, el intento de golpe”, insistió.

 

Con información de EFE / Foto: Archivo APO

La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, dijo hoy que su país está recuperando la paz y la seguridad, tras casi cuatro meses de protestas contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega, que han segado entre 317 y 448 vidas.

“Vamos logrando seguridad, normalidad, paz, recreación, derechos restituidos para todos en nuestro país”, afirmó Murillo, también  primera dama del país, a través de medios oficiales.

Destacó las actividades de recreación ocurridas el fin de semana en la que, según dijo, participaron miles de familias
nicaragüenses en todo el país. “Concluimos un buen fin de semana: mucha recreación, mucho deporte, mucho arte, cultura, ferias en todo el país”, recalcó.

“Y las familias movilizándose con absoluta libertad a los espacios de entretenimiento, de recreación, a las ferias que se realizaron también en una gran cantidad de ciudades de nuestro país”, agregó.

Aseguró que las familias se movilizaron a comprar, a abastecerse, visitaron las iglesias, “en fin, a todo lo que son las actividades propias de un fin de semana normal en nuestra Nicaragua”.

El mensaje llega en medio de una crisis que vive el país, la cual ha sido considerada la  más sangrienta desde la década de 1980, también con Daniel Ortega como presidente, y que ha dejado entre 317 y 448 muertos, según varios organismos humanitarios, cifra que el propio mandatario rebajó el pasado lunes a 195.

Las protestas contra Ortega comenzaron el pasado 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del líder, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

 

Con información de EFE / Foto: Archivo APO

Son ya 100 días desde que arrancaron las manifestaciones en Nicaragua pidiendo democracia al hombre que lleva 22 años al frente del país, los últimos 11 de manera ininterrumpida.

Y todo apunta a que terminando su tercer periodo en 2021, Ortega buscará que su esposa, la actual vicepresidenta, Rosario Murillo, le suceda en la presidencia.

El balance de la gestión de Ortega, que hace 36 años encabezó el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza, es de pobreza y enorme corrupción, sí, pero de tres meses a la fecha a esa lista habría que agregarle muertos, heridos, presos políticos y desaparecidos. Eso es lo que acusan los llamados autoconvocados. Ellos rechazan regresar de nuevo a una dictadura y por ello han decidido salir a las calles.

“Me han quitado tanto, todo, que también me han quitado el miedo”, me comentó una de las muchas madres que esperan noticias de sus familiares afuera de la Catedral de Managua. Ella, junto con las madres de más de 90 personas presas en la cárcel de El Chipote, ruegan saber en dónde están sus esposos, hijos, tías… que han sido detenidos algunos por el crimen de manifestarse en contra del régimen de los Ortega. Otros han sido detenidos simplemente por apoyar a los autoconvocados dándoles algo de comer o de beber mientras ellos gritan “Ortega;
Somoza, son la misma cosa”.

Y es que Ortega y su esposa, Rosario Murillo, han decidido responder a las manifestaciones tachando a quienes salen a las calles sin armas de ser terroristas. No sólo eso, la Asamblea Nacional, con mayoría sandinista, aprobó una ley que condena de 15 a 20 años de prisión a quienes sean acusados de ser terroristas. Pero aun así, miles de nicaragüenses se niegan a dejar de manifestarse en busca de libertad y democracia.

Eso sí, lo hacen tapándose la cara con máscaras de los colores de su bandera, azul y blanco, por el miedo a ser reconocidos y llevados también a prisión. El ánimo en Managua y los poblados al sur, como Masaya y su barrio de Monimbó, es de terror. Lograr que la gente hable con los periodistas es complicado. Justo esta semana han pasado por un recrudecimiento en la represión que ha marcado un punto de inflexión en la crisis de Nicaragua.

Primero fue la expulsión a balazos de los alumnos de la Universidad Autónoma Nicaragüense, la UNAN, que corrieron a resguardarse en la cercana iglesia de la Divina Misericordia, en donde tuvieron que quedarse aguantando las ráfagas de balas por casi 15 horas, antes de poder salir casi todos. Dos de los alumnos fallecieron en el ataque.

Después llegaron las camionetas Toyota Hilux que manejan los paramilitares a Masaya y Monimbó a “poner orden” destruyendo las barricadas que erigieron los habitantes que ya esperaban estos vehículos que llaman las carretas de la muerte. La destrucción ahí es palpable, aun cuando al lugar han llegado ingenieros a volver a colocar el adoquín que sirvió para erigir las barricadas.

Afuera de la prisión de Masaya intentamos platicar con los familiares que también están ahí queriendo saber cuándo saldrán libres. Menos de 10 minutos después de haber hecho el primer contacto, se acercaron tres Hilux de donde bajaron paramilitares enmascarados a preguntar qué hacíamos y qué queríamos ahí. Ser prensa extranjera ayuda en Nicaragua, aunque tampoco nos hace inmunes.

Y es que a Daniel Ortega y Rosario Murillo no les gustan los medios de comunicación que no les son afines. En Nicaragua casi toda la prensa es de su propiedad, pero en el resto del mundo no y, dados los acontecimientos de los últimos tres meses, la prensa internacional está estacionada en Managua.

Nota completa en El Universal

La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, proclamó este miércoles la “victoria” del gobierno al retomar por la fuerza el control de la ciudad rebelde de Masaya y derrotar un plan “terrorista y golpista”.

“Proclamamos nuestra victoria, nuestro avance sobre esas fuerzas tenebrosas, diabólicas, que durante tres meses azotaron y secuestraron la paz, pero no pudieron”, dijo Murillo en su conferencia diaria con medios oficiales.

Masaya, 30 km al sur de Managua, se rebeló contra el gobierno del presidente Daniel Ortega y sus pobladores levantaron barricadas de adoquines para repeler ataques de grupos armados y encapuchados afines al gobierno, según dirigentes del movimiento opositor.

Murillo manifestó que fue derrotado “el plan terrorista y golpista acompañado de una infame y falsa campaña mediática que una minoría cargada de odio quiso imponer en Nicaragua”.

Un día después de la toma de Masaya, policías y paramilitares encapuchados y fuertemente armados recorrían la ciudad en camionetas, mientras otros limpiaban las calles de los adoquines usados en las barricadas por manifestantes antigubernamentales.

“Y así vamos a cuidar cada milímetro de nuestra sagrada Nicaragua, para que nunca más pretendan invadirnos, pretendan invadirnos con tinieblas, con energía diabólica, perversa, maligna. Que nunca más esas fuerzas oscuras ocupen una pulgada de nuestro territorio”, añadió Murillo en su conferencia.

 

Con información de AFP / Foto: Twitter