Ricardo Anaya, expresidente del PAN y candidato de ‘Por México al Frente’, mantiene la mirada fija en la presidencia anclado en los rasgos que han marcado su breve carrera: una ambición profunda y un intenso tesón.

Este carácter catapultó a un discreto pero astuto político de provincia con estudios de maestría en Derecho Fiscal y un doctorado en Ciencia Política a los principales reflectores de la política nacional.

Anaya, de 39 años, que solo ha participado en una elección en dos décadas, ha catapultado su carrera con base en su profunda ambición.

Hace 18 años, Anaya realizó su primera campaña para convertirse en diputado local en Pinal de Amoles, Querétaro. Anaya pidió entonces una oportunidad al presidente local del PAN, Simón Guerrero y a Francisco Garrido, quien se convirtió en el padre político del hoy candidato presidencial.

Solo un joven inexperto y quizá entonces algo iluso podía encarar con optimismo una misión destinada al fracaso. Pinal de Amoles, una localidad de la Sierra Gorda, era un bastión del PRI. En 1997 el PAN obtuvo solo 725 votos. “Ricardo pensaba que podía ganar”, cuenta Antonio Rangel, su actual operador político y una de las amistades más antiguas de un político que ha sido reiteradamente acusado de traicionar a sus cercanos. En las elecciones del 2 de julio de 2000, Ricardo Anaya perdió la diputación con 2,303 votos, un 25% de los sufragios.

La carrera de Anaya comenzó en 1997 cuando Francisco Garrido visitó su preparatoria para pedir el voto de los jóvenes y convertirse en el primer alcalde del PAN en Querétaro. Garrido triunfó. A los pocos días de su victoria se encontró sentado afuera de su oficina a un niño que le era familiar. Lo había visto en el Club Campestre, donde vivía la clase acomodada de la ciudad. El niño, Anaya, se presentó durante cuatro días consecutivos para pedir trabajo al alcalde electo. Un poco harto del pedigüeño y convencido por su entonces esposa, Garrido le ofreció el Instituto Municipal de la Juventud. Como única condición le exigió que no dejara los estudios universitarios. “Para mi sorpresa sacó puro 10”, cuenta Garrido.

Anaya no desaprovecha las oportunidades cuando se le presentan. Una puerta se le abrió en 2010 con el juego de la sucesión del PAN en Ciudad de México. Esa fue su irrupción en la política nacional. Se convirtió por tercera ocasión en coordinador de campaña. Los hombres leales al mandatario Calderón veían a un aliado en el político queretano. El joven meteoro de la política mexicana aún tenía mucha de su ambición por mostrarles.

 

 

Con información de El País

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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