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Sin libertad de expresión, no hay democracia.

Mi solidaridad con los medios y colegas que

han sido agredidos desde Palacio Nacional

por el simple hecho de ejercerla.

Dejemos la censura e intimidación

en el pasado.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador quiere, como dice el dicho anglosajón, tener su pastel y comérselo también. Y esto, evidentemente no se puede. O tienes el pastel o te lo comes. O quieres ser parte de Norteamérica y todo lo que implica haber firmado el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC, o puedes optar por el discurso de la autosuficiencia y el nacionalismo.

Quizás en ese intento de tener y comer el pastel es que en la primera reunión que sostuvieron AMLO y Biden, en formato virtual, no se tocaron los temas delicados de la relación bilateral. No se habló de seguridad, ni de vacunas. Tampoco de la cancelación de inversiones a empresas estadounidenses. Aunque se habló de cambio climático y el presidente presumió que Biden lo invitó a participar en la cumbre que sostendrá EUA en abril sobre el tema, nada se dijo sobre la intención de López Obrador de que el país recurra a energías sucias y caras para la generación de energía eléctrica.

Un tema que López Obrador había dicho que quería tocar con Biden era el de las vacunas. Ahí está la acusación de acaparamiento que AMLO ha hecho a los países desarrollados en general y a EUA en particular. Lo que no toma en cuenta el presidente de México es que EUA invirtió más de 12 mil millones de dólares en un programa que llamó ‘Warp Speed’ para lograr vacunas que hoy permiten a Biden presumir que para mayo van a tener suficientes dosis para vacunar a todos los estadounidenses.

La Operación ‘Warp Speed’ se ideó y financió todavía con Donald Trump en la presidencia. Trump, que al igual que AMLO siempre minimizó el coronavirus en el discurso, supo ser bastante práctico a la hora de identificar en donde meter el presupuesto federal.

En México el presidente López Obrador no modificó un ápice sus política una vez que se vio el alcance y la gravedad de la COVID19. Siguió metiéndole dinero a Dos Bocas y a Santa Lucía, por ejemplo, como si eso fuera a salvar vidas de los mexicanos, e ignoró la necesidad de aumentar el presupuesto en salud y en ayudas para mitigar los impactos económicos del confinamiento. Ahora quiere que los estadounidenses nos regalen vacunas.

Por ello, y porque Biden ya aclaró que no va a regalarle vacunas a México, es que el tema ni se tocó en la conversación del lunes.

En materia de seguridad, el Canciller Marcelo Ebrard ha dejado en claro que una prioridad de México debe ser buscar trabajar con el gobierno de EUA para frenar el tráfico de armas de norte a sur. El tema no fue abordado en esta primera reunión bilateral, quizás para no desviarse a otras complicadas aristas en la materia, como la exoneración del General Salvador Cienfuegos sin una investigación exhaustiva de parte del gobierno mexicano.

De qué sí se habló: migración y combate a la corrupción. No son temas menores y son áreas en las que ambos gobiernos están alineados, cuando menos en el discurso.

Apostilla: la extorsión, intimidación y censura que ejerce el actual gobierno para tapar la realidad y que ésta se apegue a su discurso no se restringe solo a empresarios, medios y periodistas. Ahora Pemex ha decidido cancelar el contrato con Fitch Ratings para su participación en el proceso de calificación de la empresa. En lugar de trabajar para que Pemex se gane una mejor calificación crediticia, les es más fácil cancelar a la calificadora que ha tenido la mano más firme para con la empresa productiva del Estado.

Columna completa en El Universal

Blanco o negro. El presidente parece ver solo esos dos colores. Lo demuestra en varias ocasiones, la más reciente tiene que ver con la industria eléctrica al comparar lo que ocurrió en Texas, cuando casi todo el estado se quedó sin suministro de energía eléctrica, con el apagón en gran parte de México.

“La crisis en el estado de Texas dejó dos grandes lecciones a los mexicanos: es indispensable la rectoría del Estado en materia energética y no apostar al uso de un solo combustible en la producción de electricidad. No podemos poner todos los huevos en una sola canasta para generarla”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La rectoría del Estado es blanco; la industria en manos de muchos – particulares y empresa estatal competitiva – es negro. Y así, con ese sencillo diagnóstico, AMLO piensa que México enfrentó mejor el problema de desabasto y que vamos por buen camino con la Ley de la Industria Eléctrica que fortalecerá más a la CFE. Como la CFE pudo reactivar el suministro mediante el uso de combustóleo y carbón, México tiene un mejor sistema eléctrico que Texas.

Blanco o negro: en manos de particulares o en manos del Estado. Así ve el presidente las alternativas en materia de energía.

El problema en Texas no es que tenga un sistema eléctrico en manos de muchos particulares. El problema en realidad es doble. Por una parte prácticamente no hay regulación. Las compañías no tienen que mantener reservas ni invertir en insular sus instalaciones para soportar los climas extremos si no lo quieren hacer. Y por la otra, el Estado pensó que al tener la demanda y oferta suficiente para autoabastecerse, no necesitaba estar conectado con otra red eléctrica. Al aumentar la demanda exponencialmente por el clima tan frío – algo que no ocurría hace 35 años – y al no tener instalaciones preparadas ni para el exceso de demanda ni para el clima extremo, el sistema entero colapsó. Tanto instalaciones de energía solar; eólica; nucleares; de carbón y de gas. Todas. Y no tuvo posibilidad de conectarse y abastecerse de las redes eléctricas de otros estados.

Paul Krugman recuerda en su columna de esta semana en el New York Times como el arquitecto de la red eléctrica de Texas, el profesor de Harvard, William Hogan, pronosticó que el mercado sería el encargado de que las empresas se regularan solas.

Pues el profesor Hogan estuvo equivocado. Lo que tiene que hacer Texas ahora es pensar en conectar su red eléctrica a otras fuentes además de a la actual, ERCOT, como lo hacen el resto de los estados de la Unión Americana. Además tiene que implementar regulaciones que aseguren las reservas y la inversión en las instalaciones para momentos de crisis.

Ese mismo reto lo tiene también México. Creer que fortalecer a la CFE va a ser la solución es un error monumental. Lo que hará es volvernos más vulnerables porque los monopolios estatales no tienen incentivos para auto regularse. Es además poner todos los huevos en una canasta, la de la compañía estatal, justo lo que dice el presidente que debemos evitar como lección de lo ocurrido en Texas.

Apostilla: Los hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación respecto a irregularidades por más de 67 mil millones de pesos en el 2019 es lamentable, no por lo que muestran, sino por lo muy poco que se puede hacer con estos señalamientos. La ASF no tiene dientes. No los tenía antes y ahora que claudica ante la mínima presión presidencial, menos.

Columna completa en El Universal

Estás con la industria nacional o con los extranjeros. Este es el nuevo falso dilema en el que ha colocado a México el presidente López Obrador. Uno más de entre los falsos dilemas: conmigo o con los corruptos; con la 4T o con Peña Nieto; con la transformación o con el saqueo.

Con su propuesta de Ley de la Industria Eléctrica que ha ordenado a los diputados que aprueben sin modificarle ni una sola coma, el presidente ahora coloca a quienes apoyan esta iniciativa como los preocupados por salvar a la CFE y a quienes la critican como los vende patrias que se inquietan más por las empresas extranjeras que vinieron a saquear a México.

Pero el verdadero dilema en la iniciativa energética del presidente es si se quiere a un México moderno y en crecimiento o uno estancado y con apagones. Así de sencillo. Para que México crezca, necesita más electricidad. Y si crece México, crecerá la demanda de electricidad. Es un círculo virtuoso y hoy la CFE no se está preparando para esto.

Estamos ya en el tercer año de gobierno y la CFE no tiene un solo plan para cubrir la creciente demanda de electricidad. Una demanda que viene del desarrollo. No es lo mismo vivir en los 80s cuando una casa tenía un televisor y un refrigerador conectados a la luz que actualmente cuando además cada integrante de la casa tiene, cuando menos un teléfono móvil que conectar.

La CFE sabe que la demanda viene subiendo. Ya en 2019 la situación de demanda creciente sobre el margen de reserva de la empresa era preocupante. Había apenas un 6 por ciento de margen de reserva. En el 2020, con la pandemia y los confinamientos, la situación dejó de ser tan crítica porque al frenar la industria, cayó la demanda. Esto sí le vino como anillo al dedo a Manuel Bartlett. El año pasado el margen de reserva aumentó para llegar a un 16 por ciento. Pero con la reactivación económica, la demanda está volviendo a crecer y el margen de reserva se verá presionado muy rápido.

Un experto en el sector me comentaba que si la situación permanece como estamos, si la CFE no se arranca con la construcción e inversión en la Red Nacional de Transmisión, que actualmente está sostenida por alfileres, para el año 2023 tendremos apagones recurrentes.

La CFE necesita invertir; necesita construir para poder abastecer la creciente demanda de electricidad. Y ante este panorama que pone en aprietos el flujo de la CFE, encima se ahuyenta las inversiones privadas, tanto nacionales como extranjeras. Pero no solo eso. También se quiere modificar el orden de despacho de energías. Esto es algo que ya se ha dicho hasta el cansancio. De aprobarse la iniciativa presidencial se utilizarían primero energías más caras y sucias y después las limpias, renovables y más económicas. Para poder cubrir con este nuevo orden de despacho solo hay dos opciones: o se incurre en un déficit presupuestal o se tendrían que aumentar los precios de la energía.

Pero AMLO ha dicho que ni va a endeudar más el país ni van a subir los precios de la electricidad.

La iniciativa de Ley que el presidente envió a la Cámara de Diputados ordenando a que los legisladores aprueben sin moverle una sola coma es un sinsentido en donde además, el presidente vuelve a colocar al país en un nuevo falso dilema: buenos o malos; apoyas a la industria nacional o a los voraces extranjeros.

El dilema verdadero es: ¿un México en crecimiento o un México rezagado y con apagones?

 

Columna completa en El Universal

Este es un año electoral y el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere hacer del voto una elección entre el saqueo del pasado o la transformación que él ofrece. Así lo dijo ayer en la conferencia mañanera.

“¿Quién va a decidir si quiere que regrese la política de saqueo y de corrupción? ¿Quién va a decidir si continúa o no? Pues el pueblo, los ciudadanos.” Esa es la disyuntiva que ve el presidente López Obrador sin darse cuenta de que la decisión no es entre saqueo o la transformación. Que más bien estamos viendo la transformación del saqueo.

Porque en el pasado hubo saqueo. Sin duda tiene razón el presidente cuando dice que tras la crisis de 1995, el remedio fue convertir las deudas privadas de unos cuantos, de los banqueros, de las grandes corporaciones, en deuda pública, en referencia al Fobaproa. Pero cuando remata con que en su gobierno son distintos, le falta aclarar que son otros nombres, pero que el saqueo continúa. La transformación está en las manos que lo reciben. Y en algunos casos ni los nombres han cambiado, si nos remitimos al Director General de la CFE, Manuel Bartlett.

¿Cómo justificar que la disyuntiva es entre el saqueo y la redención de México si el actual gobierno sigue manteniendo la impunidad de quienes incurren en casos de corrupción? López Obrador desmanteló varios fideicomisos bajo el argumento que eran unas cajas opacas de gastos pero su transformación del saqueo lo ha llevado, por ejemplo, a crecer casi en un mil por ciento el Fideicomiso de Administración y Pago de Equipo Militar, el Fidape.

Al finalizar el gobierno de Peña Nieto, el Fidape tenía un saldo de 5 mil 40 millones de pesos, pero 2020 lo cerró con cerca de 50 mil millones de pesos. Este fideicomiso no rinde cuentas sobre sus gastos a nadie y es actualmente el tercero más grande del gobierno federal.

Entonces, quitarle dinero a unos fideicomisos a los que acusa de ser opacos para trasladarlo a otro fideicomiso que también es laxo en transparencia no es más que la transformación del saqueo.

La disyuntiva electoral del 2021 es bastante pobre para México. Primero porque la oposición no logra presentar una agenda atractiva ni una verdadera solución a los problemas del país. Segundo, porque es más que evidente que al presidente López Obrador le quedó grande la tarea de transformar a México. La mejor prueba de ello es que lleva más de dos años señalando al pasado por las fallas del presente. A estas alturas, parece que la disyuntiva electoral del 2021 será entre darle más o menos poder al presidente López Obrador vía los pesos y contrapesos de la Cámara de Diputados. ¿Saqueo o transformación? No…sólo transformación del saqueo.

Apostilla: El presidente dijo, al regresar a la mañanera después de recuperarse de COVID que “se decidió la gratuidad en servicios de salud y todos los que han sido atendidos en centros de salud, que es la inmensa mayoría, porque son muchísimos más los atendidos en hospitales públicos que en hospitales privados, todos han recibido atención médica gratuita. Eso no sucedía anteriormente. En los institutos de salud, que son de lo mejor que tiene el país, hay gratuidad en atención médica, no sólo a enfermos de COVID, sino a todos los enfermos.”

El que se ha atendido de forma gratuita ha sido él. Su tratamiento corrió a costa de nuestros impuestos. Para la gran mayoría de los que nos hemos contagiado de COVID el tratamiento, por más básico, ha sido bastante caro.

 

Columna completa en El Universal

Vivo en un país en donde el presidente presume que encabeza el gobierno más transparente pero en el cuál no podemos saber si éste se vacunó o no; qué día comenzó con síntomas; qué prueba se hizo; cuándo y cómo evoluciona su estado de salud.

Un país en donde López Obrador dice que al ser presidente él ya no se pertenece; es un servidor de la nación. Pero ante las peticiones de transparencia sobre su contagio de COVID, dado a conocer el domingo pasado, la respuesta del zar del coronavirus mexicano, el Dr. Hugo López Gatell, es que nada se sabrá sobre el estado de salud del presidente por derecho a su privacidad. No podremos ver una fotografía de su resultado positivo de COVID-19, como el de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien la subió a twitter el lunes pasado.

A partir de la publicación de la columna de mi colega Darío Celis en El Financiero el 19 de diciembre, en la que afirmaba que tanto el presidente como otros integrantes del gabinete, habían sido vacunados con la dosis de CanSino Biologics, decidí hacer una solicitud de información a la Oficina de la Presidencia para confirmar esta versión.

No parecía inverosímil. El presidente iba y venía; arrancaba con sus mañaneras y tenía juntas con su gabinete, todo como si el virus ni existiera. Como si su salud no fuera motivo de preocupación por la hipertensión que él mismo ha comentado padece y por su edad. Era evidente que el presidente no seguía los protocolos de salud como usar cubrebocas para protegerse y proteger a quienes lo rodeaban.

La respuesta a esta solicitud de información por parte de la Oficina de la Presidencia fue declarase incompetentes para dar respuesta. Pidieron remitir la pregunta a SRE y/o a Salud. Se hizo la solicitud a ambas secretarías. Salud no ha dado respuesta. SRE pide que haga la solicitud a la Oficina de la Presidencia. Es decir, se están aventando la bolita y no han querido ser transparentes ante una pregunta tan puntual para conocer quiénes dentro del gobierno, incluyendo al propio presidente, se han aplicado o no la vacuna de CanSino. Las respuestas están disponibles aquí: https://anapaulaordorica.com/respuestas-presidencia-a-consulta-sobre-vacunacion/

La salud del Jefe de Estado es cuestión de seguridad nacional. Por ello se le lleva pidiendo al presidente transparencia al respecto. ¿Qué razones tiene López Obrador como para no honrar la tan cacareada transparencia en esta materia muy a su alcance?

No comparto las teorías de la conspiración que apuntan a que el contagio de COVID de López Obrador es mentira. Pero sí sorprende que en un tema que debiera ser tan sencillo ser transparente, el presidente opte por la opacidad.

No hay mal que por bien no venga, reza el dicho. Esperemos que ante el lamentable contagio del presidente, del cual seguramente saldrá bien y recuperado muy pronto, veamos una mejor respuesta de AMLO ante la pandemia que tiene a México en tan mal estado. Otros jefes de Estado lo han padecido. Boris Johnson modificó sustancialmente las políticas públicas de Gran Bretaña a partir de su contagio en torno al coronavirus a pesar de haberlo minimizado en un principio. Ojalá ocurra algo similar con el presidente de México.

Columna completa en El Universal

Apostilla: El 16 de marzo el Dr. Hugo López Gatell declaró que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”. ¿Tampoco esta declaración merece una rectificación del encargado de lidiar con la pandemia en México?

La falta de coherencia entre las ideas y las acciones se llama incongruencia. Es la definición de diccionario. Y es también el sello claro e indeleble de la autollamada 4T. Un gobierno que presume tener múltiples ideas para transformar y hacer de México un país mejor y que a la hora de tener que implementarlas simplemente falla.

Falla porque lo que dicen que van a hacer no es congruente con lo que hacen. El presidente lleva décadas diciendo que la corrupción es el mal que mantiene a México en el subdesarrollo. Apenas llega al poder y lleva dos años cobijando la corrupción dentro de su familia y dentro de su equipo de gobierno. No tiene un solo acto de verdadera lucha contra la corrupción que presumir. Si tener a Manuel Bartlett en el equipo y hablar de combate a la corrupción no es ejemplo suficiente de incongruencia, van otros.

Esta semana está el viaje del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell a Oaxaca; su decisión de ir a ver a su familia – eso dijo en su respuesta cantinflesca – en lugar de ser congruente con lo que tanto pide al resto de los mexicanos: quedarnos en casa. ¿O era quédate en casa…de tus amigos en la playa? Mientras varios mexicanos están enfermos o mueren de COVID, el subsecretario cree que está bien estar sentado en un restaurante en la playa en Oaxaca porque “allá no están en semáforo rojo”.

Quizás el viaje de López Gatell a Oaxaca lo pudo haber cambiado por una visita a un hospital COVID; a una reunión con familiares de muertos por coronavirus; a un encuentro con personal médico y de enfermería, pero no. El subsecretario prefirió ir a una playa oaxaqueña y cuando fue cuestionado a su regreso, decidió echarle la culpa de su mala decisión a los medios de comunicación por querer desprestigiarlo.

En la misma semana vimos a otros políticos y al presidente en fotografías en redes sociales pasándola a todo dar. El presidente se vistió de jugador de béisbol y escribió que siempre hay tiempo para hacer deporte. Sí, mucha gente ha salido de vacaciones y otra tanta se fotografía en momentos alegres con amigos y familia y suben sus imágenes a las redes sociales, pero es muy distinto ser un ciudadano de a pie que ser funcionario público.

Al Subsecretario López-Gatell ¿no le da vergüenza con los médicos que no han podido descansar de la cantidad de pacientes que tienen que recibir en los hospitales? Y al presidente López Obrador ¿cómo puede solaparlo? ¿Cómo puede decir que le importa el pueblo y a la vez dejarlo a la merced de un hombre que claramente no está ni interesado en hacer el trabajo encomendado?

El viaje de López-Gatell es un escándalo en el mundo. Medios estadounidenses han puesto el comparativo de que el Dr. Anthony Fauci decida irse a Miami. “El zar del COVID se toma una vacación a la playa en medio del aumento de casos”, es la lectura que le dieron ayer en CNN.

En Irlanda, el Comisionado de Comercio, Phil Hogan, la Ministra de Agricultura y un senador tuvieron que renunciar a su cargo por haber asistido a un evento de 81 personas en un campo de golf. En Ontario, el Ministro de Finanzas, Rod Phillips, tuvo que renunciar cuando se supo que se fue de fin de año a St. Barth’s. Fue el mismo caso del la Jefa del Servicio Médico de Escocia, Catherine Calderwood y del Ministro de Salud de Nueva Zelanda, David Clark.

En México, el viaje ya se volvió una buena manera de promover turismo: “Si Gatell ya fue a Huatulco, tú ¿para cuándo? No te quedes fuera y reserva ya!!! Viaje a Huatulco y Puerto Escondido. Avistamiento de ballenas y liberación de tortugas del 29 de enero al 1 de febrero 2021”, es el mensaje que me apareció en redes sociales de una empresa JA Tours.

Qué ingeniosos los de la empresa turística. Y qué incongruencia la de la 4T.

 

Columna completa en El Universal

Pobre AMLO, tan cerca de Trump…y tan lejos de Joe Biden. El presidente López Obrador que se había acomodado tan bien con el xenófobo, misógino, antimexicano de Trump y de pronto ya no lo tendrá más en La Casa Blanca. ¿Qué le espera a la relación bilateral a partir del próximo 20 de enero que asuma el poder Joe Biden?

Empezando por lo complicado, la relación arranca con tensiones en materia de seguridad y política energética. En seguridad lo más complejo estará, desde el primer minuto, en la cooperación. La Ley de Seguridad Nacional que envió el presidente al legislativo el 7 de diciembre y que ya fue aprobada en el Senado y Cámara de Diputados tomó por sorpresa al gobierno de EUA – primer problema. Esta ley generará ganancias para los grupos criminales que verán poca cooperación entre ambos países por las prohibiciones y reglas que impone en el trabajo conjunto de inteligencia.

En política energética, a La Casa Blanca llega el equipo más preocupado y dispuesto a ocuparse en lograr que EUA sea un país que utilice energías limpias y renovables y deseche las fósiles, sucias y caras. Biden ha decidido crear un nuevo puesto en el gabinete para John Kerry como zar para el cambio climático. Esto anticipa un choque de trenes con un Andrés Manuel López Obrador y su política energética que es el exacto opuesto: enfocada en rescatar a Pemex vía la refinación y llevándose entre las patas a la CFE a la cual obliga a producir energía con el combustóleo que nadie más le compra a Pemex.

Entre los puntos de convergencia está el comercio y la migración. Entre todos los principios neoliberales, el único que el presidente López Obrador no ha decidido tachar de su lista es el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, el T-MEC. La convergencia que se ha logrado en esta área entre México y EUA es tan grande que por más que Trump quiso deshacerse del tratado original, el TLCAN, no pudo y lo reacomodó.

Biden va a ser, de entrada, un presidente más institucional. En el ámbito comercial esto significará que dejaremos de ver las políticas nacionalistas de “America First” que llevaron a Trump a imponer tarifas y aranceles de forma abrupta y unilateral, muchas veces simplemente anunciadas a través de twitter. Con Biden ya no veremos esto lo que será una primera buena señal, aun tomando en cuenta que el próximo presidente deberá hacer buen malabarismo para empujar y apoyar el libre comercio con México y darle gusto a los votantes de cuello azul de Michigan, Wisconsin y Pennsylvania que le ayudaron a ganar la elección y sienten que el TLCAN y ahora el TMEC son la causa de la caída en su nivel de vida y desempleo.

Lo mismo puede decirse en migración. Ya no veremos la amenaza sorpresiva de imponer tarifas arancelarias a cambio de que México haga el trabajo sucio. Biden ha anunciado que buscará un camino legar para los Dreamers. Entre ellos, la mayoría son méxicoamericanos. Más allá de estos migrantes, Biden ha anunciado que las deportaciones van a ser revisadas lo mismo que la política de asilo que incluye el ‘Remain in México’ que ha complicado tanto la zona fronteriza del país al no tener la capacidad de recibir y mantener a los centroamericanos que se quedan atorados en lo que se resuelve su situación.

Las áreas de oportunidad estarán en combate a la corrupción y respeto a los Derechos Humanos. Con Biden en La Casa Blanca a AMLO le llega la hora de probar que sus promesas de acabar con la corrupción y luchar por los derechos humanos en México no son solamente retórica.

 

Columna completa en El Universal

¿Qué debe hacer Claudia Sheinbaum? Gobernar la Ciudad de México nunca ha sido una tarea sencilla. Si alguien lo sabe es Andrés Manuel López Obrador quien ya ocupó la Jefatura de Gobierno que hoy ostenta Claudia. Pero a diferencia de él, que era Jefe de Gobierno cuando Vicente Fox llegó a la presidencia con el enorme bono democrático de ser el primer jefe del ejecutivo en ganarle al PRI, Sheinbaum llega a gobernar la Ciudad de México para compartir el espacio con el mismo partido, Morena. Esto no ocurría desde 1997 que Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer Jefe de Gobierno con Ernesto Zedillo en Los Pinos.

Claudia Sheinbaum tiene actualmente un buen nivel de aceptación. De acuerdo con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky que hace un comparativo entre la aprobación de AMLO con la de los gobernadores y la Jefa de Gobierno, ella tenía un 50.3 por ciento de aprobación en noviembre del 2019 frente a AMLO que tenía 55.5 por ciento. Ahora la situación se ha volteado. AMLO tiene 57.6 por ciento de aprobación y Sheinbaum tiene más: 60.7 por ciento.

Estos números muestran que la Jefa de Gobierno está logrando un buen malabarismo en el dilema que enfrenta: acercarse demasiado al presidente López Obrador la aleja de buena parte de su electorado y tiene repercusiones negativas en los ciudadanos de la CDMX; alejarse de López Obrador le complica sus aspiraciones presidenciales hacia el 2021.

Para darle gusto al presidente en su manejo de la pandemia, Sheinbaum tendría que no utilizar cubrebocas; no hacer pruebas ni implementar el Código QR para intentar rastreo de contagios. Ese dilema explica parte de la razón para que estas medidas se apliquen tarde y tibiamente. Pero finalmente ha logrado que avancen. Aquí digamos que el dilema de Claudia se resuelve favorablemente.

Para darle gusto al presidente en su desprecio a los empresarios, Sheinbaum primero se peleó con varios en el ramo inmobiliario principalmente. El Cártel Inmobiliario, lo llamaron en la Jefatura de Gobierno. Bajo el argumento de combate a la corrupción, se paralizó prácticamente la construcción en la ciudad. Ahora, para intentar reactivar la economía de la CDMX se ha dado un acercamiento que a final de cuentas ni generó rendición de cuentas de ese cártel, pero sí provocó un boquete en la finanzas y en el desarrollo ordenado de la capital. Por ello, el dilema de Claudia de alejarse de los empresarios para darle gusto al presidente ha significado un costo para los ciudadanos de la CDMX.

En la agenda de género es quizás en donde más ha sorprendido la forma que ha decidido la Jefa de Gobierno para lidiar con las demandas feministas. Ante un presidente que, duele decirlo pero no hay de otra: es un misógino, Claudia Sheinbaum asumió las protestas para frenar la violencia de género como una afronta directa en su contra y no demandas legítimas. Con la llegada de Omar García Harfush a la Secretaría de Seguridad local, la situación ha mejorado en cuanto a la libertad de manifestación de las mujeres. Aquí el dilema está a flor de piel. Aun tiene que trabajarlo la Jefa de Gobierno.

Mucho se habla de cómo AMLO puede tener aprobación tan alta a pesar de los problemas que tiene el país, heredados unos y generados por él otros. En el caso de Claudia Sheinbaum vemos que la Jefa de Gobierno goza de mayor popularidad que el presidente. La gran duda será si Sheinbaum logra resolver cada vez mejor su dilema: tiene que malabarear con darle gusto al presidente o dejarle una mejor ciudad a los capitalinos.

 

Columna completa en El Universal

Termina el mensaje por el 2º año de gobierno del presidente López Obrador y me pongo a escribir este texto. Quisiera ser parte de aquellos que ven el vaso lleno. De los que le aplauden y al escucharlo dicen que es el mejor presidente de México. De los que forman parte del 60 por ciento de apoyo a López Obrador en las encuestas de opinión.

Quisiera escuchar y creerle a López Obrador cuando dice que con todo y la pandemia que implicó la pérdida de un millón 117 mil empleos formales, ya se han recuperado 555 mil 600. Me gustaría poder aplaudirle sin recordar que a mediados de año había dicho que para este mes de diciembre se crearían 2 millones de empleos adicionales con todo y el coronavirus.

Sería extraordinario pensar en la cancelación a rajatabla de los fideicomisos como un triunfo en la lucha contra los gastos discrecionales y la corrupción pero, cuando concluye el año y no se ha presentado una sola prueba de malversación o mal uso de estos recursos y en cambio vemos que ahora sí quedan a disposición del gobierno, surge la maldita sospecha que, si AMLO quiere, este dinero servirá para comprar votos y voluntades para las elecciones del 2021.

Dijo el presidente en su discurso que ya es una realidad la atención médica y los medicamentos gratuitos. Como envidio a quienes aplauden este dicho del presidente e ignoran la cantidad de historias dolorosas de padres que han perdido a sus hijos enfermos de cáncer por falta de medicamentos ante un presidente que ha claramente decidido ni verlos ni escucharlos.

Presumió López Obrador que en materia educativa no han faltado libros de texto; se han construido 140 universidades públicas y hay 7 mil 200 becas de posgrado. La gran pregunta es ¿de qué sirve todo esto ante lo poco que se está haciendo para controlar la pandemia en México y que los alumnos puedan regresar a las aulas? ¿Se preocupa el presidente por los efectos en la salud mental y educativa de las clases a distancia? ¿Cree que la televisión y el internet pueden sustituir el contacto con maestros y compañeros?

El presidente habló de otros datos favorables entre los que incluyó el aumento en el flujo de las remesas. “Esos envíos de dinero llegarán a la suma récord de 40 mil millones de dólares, lo cual beneficiará a 10 millones de familias que están recibiendo en promedio 350 dólares mensuales”, dijo el presidente.

¿De verdad ni él ni sus simpatizantes se dan cuenta que esto no es un logro sino un fracaso? Implica que llega dinero a México de quienes prefirieron abandonar el país para poder buscar un mejor presente y futuro que aquí simplemente no encontraron.

También habló del avance en la solución al grave problema de la inseguridad que dejaron los gobiernos anteriores. ¿Cómo escuchar esto y aplaudir? Señor Presidente, ya basta de hablar del pasado ¿Para eso quería llegar a ser el Jefe del Ejecutivo? ¿Para aventar culpas sin asumir responsabilidades?

Bueno y el cierre con broche de oro es escuchar que lo mueve la convicción de justicia y que en su gobierno no hay impunidad para nadie. ¿Cómo aceptar esto sin voltear a ver a Bartlett; Irma Eréndira Sandoval y Pío López Obrador? Sus simpatizantes argumentarán que estos casos palidecen frente a los excesos del pasado. Flaco consuelo para quien quiere de verdad un país en el que impere el Estado de Derecho.

Anhelo vivir en el maravilloso México de AMLO.

Columna completa en El Universal

Cuando uno pensaría que el PRI tendría que estar ideando una estrategia para ganarse a la opinión pública que desencantada y enojada con el desempeño del partido durante el sexenio pasado los abandonó y decidió darle el voto a Morena y sobre todo a Andrés Manuel López Obrador, sale la sorpresa de su postura frente a la detención del General Cienfuegos.

El diputado Pablo Guillermo Angulo Briceño presentó un punto de acuerdo ante la Cámara de Diputados solicitando que la Secretaría de Hacienda, ósea, el gobierno mexicano, asuma los costos legales de la defensa del General Cienfuegos, acusado y detenido en Los Ángeles, California, de haber recibido sobornos de los Beltrán Leyva a cambio de protección.

La detención es un tema de enorme relevancia para México; para la relación bilateral con Estados Unidos y para la lucha en contra del crimen organizado que tanto le ha costado al país en dinero, vidas e imagen.

El punto de acuerdo del diputado Angulo Briceño lo subió a twitter el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, así que se puede asumir que es la postura del partido. Bajo el argumento de los 54 años de servicio a México del General Cienfuegos y dado que en el país no hay una investigación abierta en su contra, el PRI, bajo el mando de Moreno y con el documento de Angulo Briceño, se inserta en un tema que hace ver al partido como defensor del crimen organizado y la corrupción.

Si, a Cienfuegos no se le ha declarado culpable en ninguna corte. Pero el primero en asumirlo como culpable fue el presidente Andrés Manuel López Obrador en la conferencia mañanera del 16 de octubre en donde declaró “Quiero decir que, como en le caso de García Luna, todos los que resulten involucrados en este otro asunto del General Cienfuegos, que estén actuando en el gobierno o en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos, retirados y, si es el caso, puestos a disposición de las autoridades”. Y agregó que él no va a encubrir a nadie. “No podemos seguir con un régimen corrupto, de injusticias, de privilegios. Imagínense la vergüenza que detienen al que fue jefe de la Policía con Calderón y ahora al Secretario de la Defensa del pasado gobierno”, remató el presidente.

Más tarde López Obrador intentó retirar lo dicho y decidió que mejor era esperar la sentencia. Pero ese golpe a la credibilidad del ejército ya estaba dado por el actual Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas que es el presidente de México.

Golpe que, según fuentes consultadas con trato directo con el Ejército, tiene sumamente enojados a buena parte de las Fuerzas Armadas que simplemente no entienden como es que el presidente López Obrador, que se ha apoyado tanto en ellos, fue tan rápido en condenar a Cienfuegos.

En lugar de dejar al presidente López Obrador en su laberinto para que resuelva qué debe hacer su gobierno frente a un Estados Unidos que actúo unilateralmente en contra de uno de sus ciudadanos y ex funcionario de tan alto rango, el PRI decide presentar este punto de acuerdo para que la opinión pública los catalogue como defensores de posibles actos de corrupción.

Algunos en el Ejército estarán contentos con el PRI. Pero fuera de ellos, esta postura será vista como la prueba de que los errores del pasado siguen siendo defendidos por el corrupto Partido Revolucionario Institucional. Flaco favor se hace el PRI como oposición en la antesala de las elecciones del 2021.

 

Columna completa en El Universal

Pasan las décadas y no deja de sorprender lo generoso que es México. Generaciones de políticos han pasado de tener una vida de clasemedieros a millonarios en tan solo un buen sexenio de trabajar en el gobierno. Esto es algo que evidentemente motivó a fuertes críticas en los medios y al desencanto que finalmente llevó a Andrés Manuel López Obrador a recibir más de 30 millones de votos en el 2018 y a ganar finalmente la presidencia.

En lo que va de este sexenio, además de enterarnos de la cantidad de propiedades que funcionarios como Bartlett e Irma Eréndira Sandoval han acumulado, el presidente Andrés Manuel López Obrador nos ha permitido ver todo lo que sí estaba bien en el país. No todo era un desastre.

Por ejemplo, existen fideicomisos que tienen recursos importantes para fomentar la ciencia; el deporte; el cine y otras disciplinas que han permitido a México tener desde investigadores en los centros más prestigiados del mundo, como el CERN en Suiza, en donde hay 40 científicos mexicanos trabajando en el Gran Colisionador de Hadrones, hasta cinestas que han obtenido premios internacionales que han dejado huella de que en México no todo es crimen y corrupción.

Estos fideicomisos han servido, entre muchas otras cosas, para fortalecer el poder suave de México.

Pero, desde mayo de este año, Dolores Padierna presentó una iniciativa para extinguir 44 fideicomisos de la Administración Pública Federal para, según la diputada, obtener 36 mil millones de pesos para los proyectos del presidente.

Después de meses de Parlamento Abierto en el que científicos e investigadores dieron razones para probar la utilidad de estos fideicomisos, parecía que Morena había desistido de querer extinguirlos. Así lo dijo el propio Coordinador de los Diputados de Morena, Mario Delgado, en mayo después de haber escuchado a los cineastas Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu expresar su preocupación por el anuncio de extinguir el FIDECINE.

Sin embargo, ante la insistencia del presidente por hacerse de estos recursos, ayer el mismo Mario Delgado anunció que no solo van a buscar desaparecer esos 44 fideicomisos, ahora serán 109 los que buscan extinguir para obtener 68 mil millones de pesos.

Es más, únicamente se mantendrá el Fondo de Salud para el Bienestar con sus 97 mil millones de pesos. Imagino que esta decisión será temporal, hasta que el gobierno necesite hacerse de más dinero.

Pero además de darnos cuenta de estos miles de millones de pesos en fideicomisos, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto al descubierto varias otras cosas muy positivas que tiene (tenía) México.

Crecíamos a lo que considerábamos un mediocre 2 por ciento en promedio. Hoy esa cifra se extraña. En el Sector Salud se sabía que había problemas de atención a los pacientes y que se debían mejorar las instalaciones. Hoy nos damos cuenta que cuando menos había abasto de medicinas y que su escasez no se minimizaba. La presencia de los presidentes en foros en el extranjero parecía decorativa, pero cuando menos no ocasionaba la risa mundial los discursos presidenciales ante la Asamblea de Naciones Unidas en donde la semana pasada Andrés Manuel López Obrador juzgó pertinente hablarle al mundo de su rifa no rifa del avión presidencial.

México lleva décadas con problemas. Estábamos mal. Y ahora, gracias al presidente López Obrador nos damos cuenta que siempre hay espacio para estar peor.

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Ojalá fuera tan fácil deshacernos de los políticos chatarras como ellos intentan deshacerse de la comida chatarra. Piensan que si pasan una reforma… ¡pum! los niños no vuelven a consumir alimentos altos en azúcares y grasas y bajos en nutrientes.

El intento por regular la comida chatarra, nos dice el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, es más importante que nunca porque la obesidad es la causa principal de que en México esté muriendo tanta gente por el virus de Covid-19.

El problema es que, dadas las cifras oficiales, la razón principal de tanta muerte en México apunta más a un sistema de salud disfuncional. Basta comparar cuánta gente muere al ser tratada en los hospitales públicos con la que muere en los hospitales privados para darse cuenta de ello.

Con datos de 118 mil 191 pacientes hospitalizados con pruebas positivas de SARS-CoV-2 al 2 de agosto, el 43 por ciento de los pacientes que llegó a un hospital del IMSS murió. En el caso del ISSTE, murió el 32.4% de los pacientes. Por el contrario, en hospitales privados han muerto el 15.7% de los pacientes.

La mortalidad de los hospitales privados es alta, pero es menos del doble de la que ocurre en los hospitales públicos. Realmente no importa qué tantas camas de hospitales tengamos sino cuánta gente que llega a tratarse al hospital y ocupa una cama muere.

Según un artículo de Nathaniel Parish Flannery publicado en el portal de Forbes, en México la cifra de muertos se compara con la de India, un país que tiene diez veces más población. La explicación es que 8 de cada 10 pacientes que mueren en un hospital, nunca fueron intubados. Así pues es relativamente fácil salir a aplaudir que las camas con ventiladores no se han saturado, pero ¿de qué sirve tenerlas vacías a costa de tanta muerte?

El diferencial de muertes en hospitales públicos versus privados no puede deberse a que es menos gorda la gente que acude a un hospital privado que la que va a uno público. El problema de obesidad en México es claro y evidente, pero pretender endosar la culpa de la cantidad de muertes en el país a ello es una simplificación que no se sostiene.

Y sin embargo, ese es precisamente el argumento oficial. Según los dos López que hoy son autoridad, esta terrible herencia del neoliberalismo, la alimentación basada en comida procesada, es la que tiene a México con la cifra cercana a 70 mil muertos por la pandemia.

Por ello, en menos de un mes entra en vigor el nuevo etiquetado de alimentos que busca disuadir el consumo de ciertos productos, más no informar sobre qué es mejor comer o no para nuestra salud. Este es un etiquetado que estaba buscando imponer el gobierno desde antes de que el mundo enfrentara la pandemia pero que el COVID le ha caído como anillo al dedo al discurso oficial de que ciertos productos chatarra nos están matando.

Un etiquetado que en nada ayudará a disuadir a quienes deciden comprar un refresco o unas papas porque quien lo hace, ya sabe que no está alimentándose sanamente pero, o no tiene otra opción igual de económica para no quedarse con sed y hambre, o simplemente decide ignorar la oportunidad de comer algo nutritivo.

La catástrofe que está siendo la estrategia del gobierno para lidiar con el coronavirus es igual de chatarra que la estrategia para combatir la obesidad. Pretender echarle la culpa a los alimentos sin reconocer que ni usar cubrebocas quiere el presidente López Obrador lo dice todo.

 

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En una semana dieron dos discursos dos presidentes muy similares. Donald Trump, en el que fue su aceptación de la candidatura del partido republicano para su reelección y Andrés Manuel López Obrador en su 2º Informe.

Los discursos fueron para cumplir con formas y tradiciones de ambos países pero realmente fueron reiteraciones más que un agradecimiento, en el caso de Trump, o un informe, en el caso de López Obrador.

Ambos destacaron por hablar sobre una verdad alternativa.

En el caso de Trump, su discurso se enfocó en decir que él es el presidente de la ley y el orden, aun cuando al estar en La Casa Blanca usando un edificio de gobierno para un evento de campaña, rompió la ley y no acató el orden.

Dijo que su gobierno ha sabido lidiar perfectamente bien con la pandemia, utilizando la ciencia y escuchando las recomendaciones de los científicos…ante mil 500 personas reunidas, la mayoría sin cubrebocas, contraviniendo las dos premisas básicas para evitar la propagación del coronavirus.

En el informe de Andrés Manuel López Obrador escuchamos las mismas contradicciones. Un presidente que dice en la misma oración que promoverá una consulta para enjuiciar a los ex presidentes de México y presume la fortaleza e independencia del Fiscal General.

Tanto Trump como AMLO son dos Jefes de Estado que han dicho que ellos solos pueden resolverlo todo; quieren todo el poder y se molestan con los contrapesos. Cuando algo sale mal, la culpa es de alguien más.

Trump dice que la violencia en su país es culpa de los ultra liberales demócratas y que Biden es su títere. AMLO dice que es culpa de los gobiernos anteriores; los neoliberales que le antecedieron.

Trump culpa por las muertes del COVID a los gobernadores demócratas por haber actuado tarde, aun cuando fue él quien declaró que el virus desaparecería por arte de magia y se negó a utilizar mascarilla hasta el mes de julio.

AMLO culpa a los empresarios que producen comida chatarra de los muertos del COVID en México y sigue negándose a utilizar la mascarilla. En cuanto a la vacuna, hace caravana con sombrero ajeno al presumir el acuerdo entre la Fundación Carlos Slim con Aztra Zeneca y la Universidad de Oxford como una iniciativa personal.

También se cuelga la medalla de las remesas sin reconocer que su crecimiento se debe a que en EUA el gobierno ha dado un cheque a cada ciudadano y por eso los paisanos tiene como ayudar a sus familiares en México.

Trump presume que ha cumplido sus promesas de campaña. Menciona el muro en la frontera con México. Lo que Trump no dice es que lo poco que se ha hecho, solo 24 kilómetros de los 300 que tienen algún tipo de barrera, ha sido pagado por el gobierno estadounidense, no el mexicano.

AMLO presume que ha cumplido 95 de sus 100 compromisos. Una revisión de éstos deja ver que esto no es cierto. No hay medicinas (compromiso #13); hay desabasto. Se olvida mencionar que el Banco del Bienestar sigue sin sucursales (compromiso #30); El compromiso 55 dice que habrá auténtico Estado de Derecho y el 56 que se acabará con la impunidad. Ahí está Rosario Robles en prisión; su hermano Pío López Obrador no está siendo investigado y Ovidio Guzmán fue liberado.

Lejos de impulsar fuentes renovables de energía (compromiso #73) éstas se han inhibido. Lejos de prohibir proyectos que afecten el medio ambiente (compromiso #76) su gobierno construye la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya que lo devastan.

Aunque AMLO habla español y Trump inglés, ambos recurren al idioma universal del populista.

 

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López Obrador está haciendo parecer que toda la clase política está podrida. Muchos de los 30 millones de mexicanos que votaron por él lo hicieron pensando en que finalmente llegaría al poder un político que acabaría con la corrupción; que se daría una vida acorde a la de un servidor público y no a la de un monarca europeo. Un político que enarbolaría políticas públicas destinadas a mejorar la vida de los millones de pobres que hay en el país.

Pero con el nuevo capítulo de video escándalos, aunado a las filtraciones del caso Lozoya, ¿qué justificación hay para quienes veían en López Obrador a un político limpio; un político diferente; un político honesto?

¿Por qué creerle a AMLO que su lucha contra la corrupción es auténtica? La mañanera al día siguiente de que mi colega, Carlos Loret de Mola, diera a conocer los videos en donde aparece David León Romero entregando fajos de dinero a su hermano, Pío López Obrador, el presidente quiso defender lo indefendible al decir que ese dinero era más limpio que el de Odebrecht a Lozoya porque era menos e iba destinado a la transformación de México.

Quizás Lozoya y Peña Nieto pensaron lo mismo al recibir el dinero de la constructora brasileña: que todo era para sacar adelante las reformas estructurales que colocarían a México finalmente en el primer mundo. Eso no lo podemos saber. Lo que sí es seguro es que recibir dinero en efectivo para un propósito político cuando se es candidato debe de ser reportado ante el INE. Y en el caso de Pío y Andrés Manuel López Obrador, esto no sucedió.

El resultado final es, para partidarios y detractores del actual gobierno (no incluyo aquí a los fanáticos de uno u otro lado), un lodazal. Todos son iguales. Todos, incluyendo a AMLO, roban. Y todos mienten sobre la corrupción dando justificaciones inverosímiles. Esta visión impera aun cuando existan varios funcionarios de anteriores gobiernos y del actual que tienen una auténtica vocación por servir a su país.

Si se deja la corrupción de lado ¿por qué creerle al presidente en otras de las premisas que dijo que serían la bandera de su gobierno. ¿Por qué creerle que es austero si su mayor símbolo de austeridad, la venta del avión presidencial, es una maroma de principio a fin?

Con los datos que tenemos a la fecha sobre la famosa rifa del avión, los números no cuadran. El presidente dijo que vendería 6 millones de cachitos a un costo de 500 pesos cada uno en donde en lugar de ganar el avión, habría cien premios de 20 millones de pesos. El 11 de agosto se informó que se han vendido 2 millones 24 mil cachitos, es decir, no se ha vendido ni la mitad y con esto no se cubre el monto a pagar a los 100 cachitos ganadores ya que los billetes que no se vendan se donarán a la Secretaría de Salud. Así que los 100 cachitos ganadores estarán o en manos de un comprador o en manos de la Secretaría de Salud. Este avión está saliendo más caro como símbolo de austeridad que como muestra de despilfarro.

¿Por qué creerle que primero van los pobres si el gasto público como porcentaje del PIB en las áreas que más los beneficiaría – salud; educación y protección social – está igual o más baja que en sexenios pasados?

La lista de preguntas para quienes creyeron en el presidente a partir de lo que ahora hace es larga. Como extensa será también la fila de ciudadanos desencantados que piensan que todo está podrido y por ello todo está perdido. ¿La esperanza de México? Bienvenidos a la desesperanza de México.

 

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El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia con la firme propuesta de no endeudar al país durante su sexenio. López Obrador no quiere ser recordado como otro López presidente, José López Portillo, y el endeudamiento que le dejó a México.

Como el presidente es obstinado y necio, así se describe a sí mismo, aun en medio de la pandemia más fuerte que ha enfrentado el mundo en más de un siglo, él no cambia rumbo, va derecho y no se quita.

Con el argumento (certero) de que en el pasado se rescató a los millonarios usando el dinero de todos los mexicanos mediante el Fobaproa, ahora ha dicho que no hay plan de rescate para nadie. Como si no existiera la opción intermedia de idear un plan para que la economía no se vaya a pique, sin que signifique salvar solo a los ricos que tanto desprecia el presidente.

López Obrador parece no ver la diferencia entre lo que ocurrió en las crisis financieras del pasado con lo que está ocurriendo ahora. Esta crisis es exógena a la economía. No se ha generado por un problema de liquidez, como ocurrió en el 2008-2009. Por ello, los gobiernos en prácticamente todo el mundo, menos en México, han ideado planes para suavizar el impacto de la crisis para empresas y para individuos.

Así, un europeo o un estadounidense dueño de un restaurante, con los apoyos generados por sus gobiernos, puede cerrar durante el confinamiento sin tener que despedir a sus empleados y bajar la cortina de manera definitiva de su negocio. En el momento que se pueda reactivar la economía, ese restaurantero lo único que tendrá que hacer es ir a su local, limpiar el polvo; bajar las sillas; llamar a sus empleados para que regresen y reabrir.

En el caso de México, en donde no hay apoyos gubernamentales, el mismo restaurantero va a tener que cerrar. El poco capital con que contaba se esfuma en los primeros meses de la pandemia donde los utilizo para sobrevivir sin ingresos. Al acabarse estos, no le queda más que cerrar y despedir a sus empleados. Con esto deja a varias familias sin ingresos, incluyendo la suya. El día que se pueda reactivar la economía, este restaurantero tendría que en primer lugar conseguir recursos e ir a buscar un nuevo local; acondicionarlo y recontratar meseros; cajeros etc. Lo que sería un proceso mucho más largo y complicado.

Es el caso de ya 90 mil restaurantes en todo el país, en su mayoría micro, pequeños y medianos negocios que ha dejado sin trabajo a aproximadamente 300 mil personas. El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera de Alimentos Condimentados (Canirac), Francisco Fernández Alonso, ha dicho que esperan que el cierre continúe.

La falta absoluta de respuesta financiera y fiscal hará que México sea uno de los países más afectados por la pandemia y de los que más tarde en recuperarse. Aun cuando el presidente dijo en mayo que la recuperación iniciaría en junio y después, la semana pasada, que la recuperación comenzará en agosto, ¡ósea en dos días! Quizás en agosto nos dirá que en septiembre y así nos iremos.

Los esfuerzos de política pública que hoy están dándose en otros países ayudarán a que la recuperación sea más rápida. Pero nosotros vamos en sentido contrario. Por esta falta de ayuda económica, que el presidente confunde con regalarle dinero a los ricos, es que México tardará más en recuperarse. Así, el país es hoy el contraejemplo mundial de cómo enfrentar los efectos económicos de la pandemia.

Apostilla: El presidente, sin embargo, decide seguir adelante con el show del avión presidencial. Vaya, ni los desastres en Nuevo León y Tamaulipas por el paso de Hanna desviaron su mañanera desde el hangar presidencial. Prefirió pedirnos a los mexicanos que compremos cachitos para la rifa del avión de a $500 pesos cada uno, en lugar de ir a visitar a los afectados por la tormenta tropical.

 

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La gira del presidente Andrés Manuel López Obrador fue un exitazo…para él. Para México significó una vergüenza.

La visita ocurrió a ciento diez y seis días de las elecciones estadounidenses en las que Trump busca reelegirse. Por ello, además de ser presidente es candidato. Y por eso, ir a visitarlo significó un intromisión en el proceso electoral de Estados Unidos. El pretexto de ir a celebrar la entrada en vigor del TMEC no se sostiene cuando ni siquiera acompañó la gira Jesús Seade, el principal y único negociador del acuerdo. Seade estaba ocupado en su cabildeo para lograr la dirección de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Si Seade pudo estar ausente por tener otros temas más importantes en la agenda ¿no habría podido aplicar la misma lógica para el presidente López Obrador cuando México está en medio de una catástrofe económica y de salud que nos coloca como el cuarto país con mayor número de muertes en todo el mundo por COVID19?

Pero concediendo a aquellos que dicen que AMLO no podía decirle que no a Trump cuando el presidente de Estados Unidos prácticamente ordenó esta visita desde Yuma, Arizona, frente al muro que divide la frontera y que representa el símbolo de lo peor de la relación bilateral, si había que ir a Washington a hacerle el juego a Trump para seguir con la política de no antagonizarlo ¿por qué no se pensó en hacer una agenda más rica para el presidente de México?

A la Embajadora de México en Washington, Martha Bárcena, le pregunté en un foro organizado por la Universidad de California en San Diego en la que fui invitada como panelista, ¿por qué no se reunió el presidente López Obrador con miembros de la comunidad mexicana durante la visita? La respuesta fue que se debió a una preocupación por el COVID. Organizar una reunión así habría expuesto a los asistentes a contagio del virus.

Algo curioso cuando en el encuentro entre ambos presidentes la reunión sucedió sin esta preocupación. En las varias fotografías que circularon se pudo ver que ninguno de los presidentes utilizó cubre bocas y prácticamente todos los asistentes estuvieron sentados hombro con hombro sin mascarilla. Esto fue posible porque a todos los asistentes se les hizo la prueba de COVID antes del evento, me explicó la embajadora. Esto es algo que igualmente pudo haberse organizado con los asistentes a un encuentro de la comunidad mexicana con López Obrador.

Pero ni un encuentro así, ni otro con los demócratas se incluyó en la agenda. Al final, el balance fue que como Trump no insultó a López Obrador, la gira fue un éxito. Qué baja está la vara para medir los avances de la relación bilateral que acarrea tantos temas que afectan a miles de ambos lados de la frontera.

La gira fue un éxito para López Obrador. No lo insultó Trump, quien quedó feliz con palabras del presidente que estará utilizando para su campaña de reelección. Si gana Trump, el ganador será sin duda López Obrador. Bajo la presidencia de Trump, los estadounidenses no se entrometen en el trabajo que haga el gobierno mexicano en la lucha contra el narcotráfico; en procuración de la democracia ni en el combate a la corrupción. Una presidencia de Biden sería mucho más escrupulosa. Y eso no es algo que le convenga a AMLO.

La gira fue pues, un exitazo para AMLO…pero no para México.

www.anapaulaordorica.com @AnaPOrdorica

Apostilla: En aras de no sumar a la polarización, se pueden destacar dos aspectos positivos de la visita.

  • Lo bueno de la visita fue que López Obrador arrancó hablando de la importancia de que la región de Norteamérica avance en el comercio global ya que hemos pasado de representar el 40.4 por ciento de éste en 1970 a representar actualmente solo el 27.8 por ciento. Estas fueron cifras que dio el presidente. Para alguien que se ha caracterizado por enfatizar la importancia de ser autosuficientes en todo, el cambio de opinión respecto a la integración de Norteamérica es de llamar la atención.
  • Otro aspecto positivo de la visita fue el logro de la cancillería de evitar que hubiese sesión de preguntas y respuestas al final de la conferencia conjunta. Con ello se logró disminuir significativamente el riesgo de alguna pregunta que hubiese acarreado una respuesta de Trump incómoda para López Obrador, como el muro; las visas para estudiantes internacionales o para trabajadores.

 

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