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La estrategia del gobierno federal contra la pandemia del COVID-19 se centró en el número de camas para atender enfermos más que en disminuir los contagios, tal como lo han reconocido las autoridades.

A pesar de eso, en México el crecimiento de camas fue menor en año de pandemia que en años anteriores. En 2019 creció 9.64%, mientras que en 2020 solo fue de 8.8%.

Así lo refleja una investigación de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), que obtuvo vía transparencia los datos del número de camas que aumentó cada institución pública y privada en el primer año de la pandemia.

En el marco de la emergencia sanitaria, el gobierno reconocía momentos complicados y colocaba estados en semáforo rojo de su semáforo epidemiológico cuando había baja disponibilidad de camas para atender a pacientes contagiados.

Un ejemplo fue el pico en las gráficas de  enero cuando se tuvieron en promedio 6 mil 445 contagios diarios y la capacidad de los hospitales se encontraba al límite.

Aunque se hicieron reconversiones en hospitales para tratar casos COVID, se adaptaron estadios y cuarteles para abrir  hospitales temporales, el crecimiento de camas para atender la pandemia que hasta hoy ha cobrado más de 250 mil vidas, fue menor comparado con otros años sin crisis de salud.

México, con 121 millones de habitantes, aumentó 13 mil camas en todo su sistema hospitalario  en  el primer año de pandemia, es decir, de 2019 a 2020, mientras que ciudades como Nueva York, que tiene 8.4 millones de habitantes, agregó 20 mil camas, principalmente en hospitales temporales.

Y aunque los hospitales de la Secretaría de Salud aumentaron el número de camas en un 9.7%, en dicho conteo se incluyen las camas de hospitales provisionales o temporales patrocinados por empresas privadas. Un ejemplo es el Centro Banamex de la Ciudad de México que aportó 890 camas o el Hospital Ángel Leaño en el estado de Jalisco.

El IMSS, el ISSSTE y la Secretaría de Salud, que en 2020 atendieron el 93%  de los casos de COVID-19 en el país, aumentaron su capacidad entre 2% y 9.7%. En el caso del IMSS, sólo aumentó 857 camas en todos sus hospitales. Es decir, creció 2% en dicho periodo. El ISSSTE aumentó 464 camas, lo que representa 6.4% más camas. 

Un año antes, en 2019, el aumento de camas en ambos Institutos de Salud fue de entre 0.1% y 17.7%.

 

Investigación completa en MCCI

A través de un video, el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, pide el apoyo de todos los mexicanos para que se puedan comprar sillas-camas en beneficio de los usuarios del Instituto.

El colaborador del presiente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) explica que la campaña de recaudación corre a cargo de Fundación IMSS, y busca apoyar a los familiares de los pacientes del Seguro Social con las sillas-camas, para que cuando esperando/acompañando sea más cómoda su estancia.

Robledo señala que la meta para la edición de esta campaña es de adquirir 2,000 más una silla. “Estás sillas-camas pueden cambiar la vida de las personas, por eso los invito a todos a donar”, expone el funcionario.

Y aunque la campaña arrancó a inicios de mes, fue este lunes cuando el video del director del IMSS ha causado polémica en redes sociales, pues internautas reprochan a Robledo, que se tenga que estar pidiendo apoyo a la ciudadanía, cuando los impuestos de todos los mexicanos deberían de servir para comprar dichos insumos.

Fue el diputado del PAN, Jorge Triana quien utilizó las redes sociales para cuestionar dicha campaña, pues acusó que mientras para el IMSS no hay dinero, para el béisbol el cual calificó como un “capricho” del presidente López Obrador, hay recursos suficientes.

“No hay dinero para el IMSS, pero a la oficina personal de AMLO para su capricho del béisbol le dan 350 mdp de nuestros impuestos este año”, escribió Triana.

Algunos otros usuarios han reclamado y cuestionado qué tiene mayor importancia para el gobierno, comprar este tipo de apoyos, o destinar recursos para fomentar el béisbol o incluso mandar a imprimir las cartillas morales.

Incluso la analista política, Denise Dresser, cuestionó la acción de estar pidiendo la solidaridad de la ciudadanía, cuando el gobierno se ha dedicado a tirar en un “hoyo negro” que es Pemex los impuestos que todos los mexicanos pagan.

Las sillas-camas son “algo que el Estado debería proveer y la austeridad no debería recortar”, añadió.