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Tras el primer debate entre los candidatos a la Jefatura de Gobierno de la CDMX hubo quien vio a Clara Brugada, la candidata de Morena-PT-PVEM, como la ganadora. No por su espectacular desempeño frente a Santiago Taboada, candidato del PAN-PRI-PRD, y de Salomón Chertorivski, de MC. Más bien porque al ser la puntera y no haber recibido un nocaut durante los 90 minutos del encuentro, pues la conclusión de algunos fue que Brugada ganó.

Pero en los debates no solamente se gana durante los minutos que dura el encuentro. En especial con el formato de debates que tenemos en México. No son debates. No vemos a los candidatos teniendo que responder a las preguntas de los moderadores. Por el contrario. En el colmo de los colmos, a lo largo del debate los moderadores les preguntaban a los candidatos si querían responderles sus preguntas. Tampoco tienen que responder a los cuestionamientos que se hacen entre ellos. Son monólogos en los que ofrecen el oro y el moro y no tienen nada que perder.

Ya sabemos que prometer no empobrece pero en el caso de las campañas políticas en México, prometer es justo el juego de los candidatos. Podrían decir que si ganan van a hacer que lluevan chispas de chocolate sin que tengan que responder ¿cómo le vas a hacer? O ¿cómo lo vas a pagar?

Dado el esquema tan pobre de los debates, es muy difícil realmente que alguno de los candidatos cometa un nocaut. Es justo por ese miedo de los contendientes a que les saquen sus trapitos al sol o a que cometan un error que se han empeñado a un formato acartonado y aburrido.

Por ello, el post debate se vuelve interesante. Y en el caso del Debate Chilango la que ha tenido que salir a defenderse ha sido precisamente Brugada. En el encuentro del domingo, Taboada le señaló un inmueble que compró en $330 pesos y que encima de todo no lo declaró. Por el formato, después de que Taboada habló de este inmueble de Brugada el tema ya no se volvió a tocar. Los moderadores pasaron al siguiente tema y Brugada feliz de dejarlo ahí.

Pero ha sido en el post debate cuando la candidata de Morena ha salido a admitir que sí hay tal inmueble y que hubo un error ya que consignó primero solamente el costo de la escrituración de la propiedad en lugar del costo del inmueble y por ello aparece como que le costó $330 pesos. La explicación es mala ya que tampoco es creíble que escriturar un inmueble cueste trescientos pesos.

La periodista Laura Bruges publicó un hilo con información adicional sobre esta compra de Clara. La propiedad fue inscrita ante el Registro Público de la Propiedad del entonces DF en octubre de 1993 por la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (CORETT), hoy Instituto Nacional del Suelo Sustentable, dependiente de la SEDATU. Brugada adquirió este inmueble a precio de ganga a través de una compraventa el 29 de junio de 1994, y la vendedora fue la misma Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra. Ante tantas irregularidades, se explica porque Clara no declaró su compra.

En el debate Brugada cerró su participación preguntando ¿qué prefieres honestidad o corrupción? Como si el tema de la propiedad de $330 pesos y los señalamientos de malversación de fondos en su programa estrella como alcaldesa de Iztapalapa, las utopías, no se hubieran mencionado unos minutos antes.

Se mencionaron y se presentaron pruebas, pero con un formato acartonado como el que tenemos para nuestros debates, la información ha trascendido poco. Ya estará en Taboada aprovechar o dejar pasar estas irregularidades en el post-debate.

Columna completa en El Universal

El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un buen diagnóstico como candidato cuando señaló a la corrupción como el gran reto de México. Por ello debería sorprender su apoyo a Ernestina Godoy y su empeño en mantenerla cerca de su círculo político.

Ernestina Godoy no es una buena abogada. Ni siquiera debiera tener su título ya que la tesis para obtenerlo fue un plagio, como bien documentó Guillermo Sheridan. Su paso por la fiscalía ha destacado por la politización de la justicia. Desde el encarcelamiento de Alejandra Cuevas por un delito inventado con tal de darle gusto al Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, en su ánimo de venganza personal, hasta la total impunidad para la gente de la CDMX ante la caída de la Línea 12 de metro que dejó 26 muertos. Nadie pagó por esta tragedia, no porque no hubiera responsables, sino porque habrían sido funcionarios de gobierno de la entonces Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

Con un récord tan lamentable como Fiscal de la CDMX, debería sorprender que López Obrador saliera en su defensa en la mañanera de ayer, como lo hizo: “Lo de Ernestina Godoy es una venganza, porque es una mujer íntegra, honesta, una verdadera impartidora de justicia pero como se atrevió a investigar actos de corrupción de funcionarios del PAN en la delegación Benito Juárez y en otras partes, y se demostró que estas personas hacían negocios entregando permisos de construcción a empresas inmobiliarias, recibían moches, extorsiones, porque si hacían departamentos se quedaban con uno o dos y con dinero, y como buenos hipócritas, no perdían su respetabilidad, según ellos eran puros. Como actuó con rectitud, pues se vengaron.  Aunque obtuvo mayoría…no tuvo la calificada…Ernestina Godoy va a tener mucho apoyo, porque en el proceso de transformación se toma en cuenta a la gente honesta. Aquí tiene las puertas abiertas para lo que ella quiera, y en el futuro tendrá muchas posibilidades. Es un triunfo pírrico de los corruptos.”

Eso es una defensa a ultranza, no de la justicia, sino de una herramienta política que le es útil a un presidente que no quiere gobernar sin una fiscalía a modo. Este apoyo a Godoy es una muestra más de que la lucha en contra de la corrupción y la preocupación por un país más justo es un discurso presidencial, más no una meta de su gobierno.

Digo que debería sorprender el apoyo de AMLO a Godoy pero, al pensar en el mismo apoyo a impresentables como Bartlett; Feliz Salgado Macedonio y un largo etcétera se entiende lo que tantas veces repitió el presidente sobre sus prioridades: 100% lealtad 0% capacidad. Esa es Godoy. Ese es AMLO. Esa es Claudia. Y este tipo de apoyos a personajes que son útiles a parte de la clase política y no a México conforma parte de las características que habrá que tomar en cuenta a la hora de emitir el voto en junio próximo.

¿Queremos que sigan al mando los que politizan sin rubor la política? ¿Queremos que la justicia sea una herramienta para aplastar a adversarios y para saciar ánimos de venganza personales?

Lo que hemos visto con el empuje y apoyo a Ernestina Godoy no deja lugar a dudas de lo que significa la continuidad o el segundo piso de la 4T que ofrece Claudia Sheinbaum a los electores.

Columna completa en El Universal

En medio del embrollo que generó Samuel García en Nuevo León con su solicitud de licencia; su enojo por no poder dejar al interino de su preferencia -como mandata la Constitución local – y la decisión de bajarse por ello de la contienda presidencial, me senté a platicar con otra de las figuras importantes de Movimiento Ciudadano, con Salomón Chertorivski, sobre el partido y su futuro.

Chertorivski, que fue Secretario de Salud en el gobierno de Felipe Calderón y Secretario de Desarrollo Económico de la CDMX durante el encargo de Miguel Ángel Mancera, es desde 2019 integrante de Movimiento Ciudadano. Actualmente está buscando ser Jefe de Gobierno de la CDMX.

Sus posibilidades de ganar estaban muy cuesta arriba. Con lo ocurrido en Nuevo León, la situación se complicó aún más porque la marca de Movimiento Ciudadano quedó raspada. Esto es algo que ni Dante Delgado, ni Samuel García, ni el propio Chertorivski admiten. Salomón de hecho piensa que lo que logró despertar Samuel García en su muy corta precampaña y mucho gracias a la influencia de su esposa Mariana, es muy valioso, en especial entre los jóvenes.

¿Tiene posibilidad alguna de ganar la CDMX Chertorivski? ¿Su candidatura divide el voto opositor? ¿Debería mejor negociar construir una alianza opositora con Xóchitl en la presidencial y él en la CDMX al estilo de lo que vemos en Jalisco con Pablo Lemus para la gubernatura de ese Estado?

De todo esto platiqué con él.

Salomón cree que su reto es enorme, más no imposible. Su argumento es que hacer una alianza con la oposición queda completamente descartada porque el PRI es el partido más desprestigiado, seguido por el PAN. Si vemos las más recientes encuestas, tiene razón. En la encuesta publicada ayer por El País, un 52 por ciento de los encuestados responden que nunca votarían por el PRI; un 17 rechaza al PAN. Los negativos de MC son de apenas el 3 por ciento. Habrá que ver cómo se movió este número a partir del affaire Nuevo León-Samuel. Lo ocurrido con el gobernador no fue cosa menor. Veremos si en una semana logró golpear la credibilidad de que MC es un partido que quiere hacer las cosas diferente y en el cual sus cuadros jóvenes representan el futuro. Desde mi punto de vista, Samuel García mostró la peor podredumbre que hay en la clase política, a pesar de su juventud y del discurso de Dante Delgado sobre lo que busca Movimiento Ciudadano.

En la visión de Chertorivski el éxito de la oposición en la CDMX en el 2021 no será igual ahora. El discurso de que si entonces se le pudo arrebatar la mitad de las alcaldías a Morena, ahora se le podrá ganar la Ciudad lo ve poco probable Salomón por cambios en tres circunstancias:

  1. En 2021 no había la penetración de programas sociales que hay ahora. Un 61 por ciento de los hogares recibe algún tipo de apoyo del gobierno federal y esto le ayuda a crecer el voto duro de Morena en detrimento de la oposición.
  2. Ya no estamos en pandemia y la recuperación económica de hoy no existía en el 2021.
  3. En 2021 salió a votar desproporcionadamente la clase alta y lo hicieron por la oposición. Las clases bajas van a votar más ahora por ser una elección presidencial.

A pesar de insistir en que su candidatura busca motivar el voto joven y atraer a los indecisos y a los que están desencantados con Morena pero nunca votarían ni por el PRI ni por el PAN, es evidente que para poder ganar tendrá que robarle votos a la oposición. Por ello su candidatura sí divide el voto opositor. ¿A quién le quita MC más votos? ¿A la alianza PAN, PRI, PRD o a Morena? Eso no hay forma de saberlo ahora.

Chertorivski tiene seis meses para convencer a los chilangos que él representa la propuesta del futuro. Actualmente sabe que poca gente lo conoce, pero está en los mismos niveles que Santiago Taboada, quien se perfila para ser su rival opositor. Y ve que Clara Brugada tendrá que defender los muchos errores de Morena en la CDMX y poco que presumir de sus casi nueve años al frente de la alcaldía Iztapalapa.

Columna completa en El Universal

Morena quiere arrebatarle a la oposición lo que no logró obtener en las urnas.

Cuando Morena perdió la mitad de las alcaldías en las elecciones intermedias del 2021, tanto la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, como el presidente López Obrador, recibieron un golpe muy duro. Entre otras cosas, fue el principio del discurso de ataque presidencial a las clases medias. Dentro de esas pérdidas, la alcaldía Cuauhtémoc fue especialmente dolorosa. Es la demarcación de Palacio Nacional, la casa del presidente.

Con todo y todo no deja de sorprender la estrategia para sacar a Sandra Cuevas, que le arrebató el triunfo a Dolores Padierna, para que Cuauhtémoc regrese a manos de Morena.

Sandra Cuevas ha cometido toda serie de excesos y errores desde que ganó la alcaldía, no obstante, la consigna en su contra es más que evidente cuando vemos que los excesos y las ilegalidades de los cercanos a Morena no se resuelven (caso Rebsamen; caída de la Línea 12 del Metro) pero cuando se trata de la oposición, la ley es más que expedita. Es hasta excesiva.

El desencuentro actual que llevó a que se separe del cargo por tres días a Cuevas comenzó en febrero pasado por un conflicto entre ella y la subsecretaria de Programas de Alcaldías del Gobierno de la CDMX, Dunia Ludlow, por el reordenamiento de comerciantes informales en el Centro Histórico.

Ante este desencuentro, Cuevas tuvo una reunión en su oficina con dos policías, uno, el encargado de los contratos de los policías para la alcaldía y el otro, Jefe de la policía en Cuauhtémoc. Hay que recordar que con la implementación del Mando Único, los alcaldes no son los jefes inmediatos de la policía. Esta responsabilidad recae en la Secretaria de Seguridad Pública de la CDMX.

¿Qué pasó en esa reunión? Los policías declaran que Cuevas los agredió verbal y físicamente y que los retuvieron en la alcaldía por una hora. Por ello presentaron una denuncia en la que acusaron privación de la libertad; robo; discriminación y abuso de autoridad. Cuevas ha prometido que se presentará mañana jueves a la audiencia a la que ha sido citada con videos que demuestran que los policías han incurrido en falsedad de declaraciones.

Sin embargo, si vemos el trato que han recibido los opositores al gobierno (Rosario Robles; Ricardo Anaya, por mencionar a dos) y vemos las reglas jurídicas que se aplicarían en este caso, no es descabellado pensar cuál es la estrategia en el caso Cuevas.

El jueves próximo, la juez del caso puede vincular a Cuevas a proceso y mantenerla separada del cargo sin necesidad de declararla culpable. Si transcurren 60 días con Cuevas fuera del cargo, su ausencia se considerará definitiva. Así lo establece el capítulo XI, Artículo 66 de la Ley Orgánica de Alcaldías de la CDMX.

¿Y qué pasa entonces? Como la ausencia definitiva ocurre en los dos primeros años del periodo para el cual fue electa Cuevas, Sheinbaum debe enviar una terna para que el Congreso local vote por un alcalde interino. En ese mismo acto, el Congreso solicitará al Instituto Electoral de la Ciudad, dentro de los diez días siguientes a dicho nombramiento, la convocatoria para la elección de la nueva persona que deba concluir el periodo de Cuevas.

El camino para sacar a Cuevas de Cuauhtémoc está clarísimo. Le quieren quitar el puesto que ganó en las urnas a la mala. Morena quiere ganar con trampas legales lo que no pudo ganar mediante el voto.

Columna completa en El Universal

Claudia Sheinbaum dijo que naranja; Hugo López-Gatell dijo que rojo. Se refieren ambos al color del semáforo epidemiológico para la Ciudad de México. Y dejan a la vista las profundas incongruencias; improvisaciones y rencillas dentro del gobierno de la 4T. Además, nos han mostrado de qué lado está el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El semáforo epidemiológico se anunció en junio del 2020. El color lo definía la Secretaría de Salud en ese momento de acuerdo con varios lineamientos, entre ellos tasas y tendencias de contagios, hospitalizaciones y muertes. Al haber 93 mil casos y 10 mil muertes, el país entero arrancó en rojo, alerta máxima, salvo Zacatecas que estaba en naranja.

La Ciudad de México dejó de estar en rojo y pasó a naranja el 29 de junio del 2020 cuando había 220 mil 600 casos y 27 mil 121 muertes reportadas en el país. Todo para volver a regresar al rojo, con cierre de actividades, a partir del 19 de diciembre del 2020 ante el aumento de casos y muertes: 1 millón 313 mil y 117 mil 876 respectivamente.

Esto aún cuando apenas el 11 de diciembre López-Gatell había dicho que el color del semáforo era “hasta cierto punto intrascendente”, que estábamos en alerta por COVID19 y que por ello debíamos cuidarnos.

Ahora que estamos en la tercera ola con 3 millones de casos y casi 245 mil muertes el Subsecretario Hugo López-Gatell dijo que la CDMX y otros seis estados regresaban a rojo en el semáforo epidemiológico a partir del lunes pasado. Lo hizo utilizando datos de CONACYT que estima, entre otras cosas, la tasa de reproducción efectiva de COVID19. Los lineamientos completos para definir el color del semáforo se pueden encontrar aquí. Pero la Jefa de Gobierno dijo que no, que la CDMX se quedaba en naranja y que no habrá cierre de actividades.

¿Quién tiene la razón? ¿Sheinbaum o López-Gatell? Si nos atenemos a lo que dice el presidente López Obrador, la razón la tiene la Jefa de Gobierno. Ayer en la conferencia mañanera AMLO dijo: “Ya se decidió, porque corresponde al Gobierno de la Ciudad, que se tiene semáforo naranja, y eso es lo que se está llevando a cabo”. Pero si vemos los datos del gobierno que López Obrador preside, la CDMX está en rojo, de acuerdo con los lineamientos de la Secretaría de Salud que es la que tiene las atribuciones para determinar los colores del semáforo epidemiológico. Así que si consultamos los datos de la página web del gobierno, la CDMX está en rojo, pero si escuchamos al presidente, está en naranja.

La verdad es que el semáforo epidemiológico ha funcionado con una lógica política más que como una herramienta para manejar la emergencia de salud. Por un lado López-Gatell tiene meses que dijo que el semáforo es irrelevante. Por el otro, el presidente dice de el color lo pueden definir los gobiernos locales (quiero ver si eso pensaría si Alfaro cambia el color del semáforo en Jalisco a su antojo). Un presidente que debería preocuparse por la población antes que nada, está defendiendo a su jugadora consentida de cara al 2024 incluso si eso significa ir en contra de los lineamientos de salud que su gobierno fijó para lidiar con la pandemia.

En esas manos estamos.

Apostilla: Ante la derrota de Morena en la CDMX, la Jefa de Gobierno ha decidido que ni ve ni escucha a los alcaldes electos de la oposición. Claudia Sheinbaum no quiere reunirse con ell@s. En el caso de Álvaro Obregón, la alcaldesa electa Lía Limón ha reportado que se han negado a iniciar la transición. No entregan las cuentas. Ante ello la pregunta obligada es ¿qué ocultan en esa alcaldía que gobernó (es un decir) la próxima gobernadora de Campeche, Layda Sansores?

Columna completa en El Universal

¿Qué debe hacer Claudia Sheinbaum? Gobernar la Ciudad de México nunca ha sido una tarea sencilla. Si alguien lo sabe es Andrés Manuel López Obrador quien ya ocupó la Jefatura de Gobierno que hoy ostenta Claudia. Pero a diferencia de él, que era Jefe de Gobierno cuando Vicente Fox llegó a la presidencia con el enorme bono democrático de ser el primer jefe del ejecutivo en ganarle al PRI, Sheinbaum llega a gobernar la Ciudad de México para compartir el espacio con el mismo partido, Morena. Esto no ocurría desde 1997 que Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer Jefe de Gobierno con Ernesto Zedillo en Los Pinos.

Claudia Sheinbaum tiene actualmente un buen nivel de aceptación. De acuerdo con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky que hace un comparativo entre la aprobación de AMLO con la de los gobernadores y la Jefa de Gobierno, ella tenía un 50.3 por ciento de aprobación en noviembre del 2019 frente a AMLO que tenía 55.5 por ciento. Ahora la situación se ha volteado. AMLO tiene 57.6 por ciento de aprobación y Sheinbaum tiene más: 60.7 por ciento.

Estos números muestran que la Jefa de Gobierno está logrando un buen malabarismo en el dilema que enfrenta: acercarse demasiado al presidente López Obrador la aleja de buena parte de su electorado y tiene repercusiones negativas en los ciudadanos de la CDMX; alejarse de López Obrador le complica sus aspiraciones presidenciales hacia el 2021.

Para darle gusto al presidente en su manejo de la pandemia, Sheinbaum tendría que no utilizar cubrebocas; no hacer pruebas ni implementar el Código QR para intentar rastreo de contagios. Ese dilema explica parte de la razón para que estas medidas se apliquen tarde y tibiamente. Pero finalmente ha logrado que avancen. Aquí digamos que el dilema de Claudia se resuelve favorablemente.

Para darle gusto al presidente en su desprecio a los empresarios, Sheinbaum primero se peleó con varios en el ramo inmobiliario principalmente. El Cártel Inmobiliario, lo llamaron en la Jefatura de Gobierno. Bajo el argumento de combate a la corrupción, se paralizó prácticamente la construcción en la ciudad. Ahora, para intentar reactivar la economía de la CDMX se ha dado un acercamiento que a final de cuentas ni generó rendición de cuentas de ese cártel, pero sí provocó un boquete en la finanzas y en el desarrollo ordenado de la capital. Por ello, el dilema de Claudia de alejarse de los empresarios para darle gusto al presidente ha significado un costo para los ciudadanos de la CDMX.

En la agenda de género es quizás en donde más ha sorprendido la forma que ha decidido la Jefa de Gobierno para lidiar con las demandas feministas. Ante un presidente que, duele decirlo pero no hay de otra: es un misógino, Claudia Sheinbaum asumió las protestas para frenar la violencia de género como una afronta directa en su contra y no demandas legítimas. Con la llegada de Omar García Harfush a la Secretaría de Seguridad local, la situación ha mejorado en cuanto a la libertad de manifestación de las mujeres. Aquí el dilema está a flor de piel. Aun tiene que trabajarlo la Jefa de Gobierno.

Mucho se habla de cómo AMLO puede tener aprobación tan alta a pesar de los problemas que tiene el país, heredados unos y generados por él otros. En el caso de Claudia Sheinbaum vemos que la Jefa de Gobierno goza de mayor popularidad que el presidente. La gran duda será si Sheinbaum logra resolver cada vez mejor su dilema: tiene que malabarear con darle gusto al presidente o dejarle una mejor ciudad a los capitalinos.

 

Columna completa en El Universal

La contienda en la CDMX por la Jefatura de Gobierno se ha puesto interesante. Desde que Andrés Manuel López Obrador nombró a Claudia Sheinbaum como la Coordinadora de Organización de Morena en la CDMX – que para efectos prácticos la convirtió en la candidata del partido para la Jefatura – se creó una idea de inevitabilidad de su triunfo, simplemente por ser de Morena, el partido que mayores preferencias electorales logra en las encuestas.

 

No obstante, su inevitabilidad es como la de Andrés Manuel López Obrador. Como ha sido el único candidato que ha salido a hacer campaña las encuestas lo han favorecido. Pero ahora, con dos contendientes claros: Ricardo Anaya por el Frente y José Antonio Meade por el PRI y aliados, se podrá realmente medir la fortaleza de la candidatura de AMLO.

 

Lo mismo sucederá con Sheinbaum. Ella es una política de años y con experiencia. Pero en la interna del PRD hay tres cartas fuertes, cada una con sus pros y contras. Está la ahora ex dirigente nacional del partido del Sol Azteca, Alejandra Barrales; el ex Secretario de Salud local, Armando Ahued y su exitoso programa, Médico en tu Casa; y Salomón Chertorivsky, el ex Secretario de Economía de la CDMX que logró colocar el aumento en el salario mínimo como tema nacional hasta su aprobación.

 

Fue de hecho desde entonces, desde enero del 2015, cuando se publicó la Reforma Constitucional para la Desindexación del Salario Mínimo, que Salomón Chertorivsky se planteó seriamente y comenzó a trabajar en la idea de ser el sucesor de Miguel Ángel Mancera en la CDMX.

 

Pero ahora se le ha querido pintar como una especie de ‘Juanito’ que está dispuesto a renunciar a la Secretaría de Economía local para permitirle a Alejandra Barrales tener contendientes para poder tener tiempo aire en el periodo de precampañas, pero no para contender en serio por la Jefatura.

 

No imagino ni al propio Chertorivsky, ni a toda la gente que lo acompañó a su registro como precandidato a prestarse a este juego del Juanito. Desde académicos e intelectuales como José Woldenberg, hasta empresarios o el presidente de la comunidad judía en México. ¿Prestarse a ser comparsas de Barrales? Podrían haberle dejado ese papel solo a Ahued, quien tampoco parece interesado en ser un simple Juanito.

 

 

Columna completa en EL Universal

Hace algunos meses The Economist sacó un artículo sobre México diciendo que el gobierno de Enrique Peña Nieto no entiende que no entiende. Me parece que el semanario se quedó corto. No es solo el gobierno, es la clase política la que no entiende que no entiende.

 

 

Para muestra, tres botones:

 

1. Partidos políticos y su financiamiento: El INE aprobó una bolsa millonaria de cerca de 7 mil millones de pesos para que los partidos políticos puedan gastar a un ritmo de más de un millón de pesos por hora en el proceso electoral del 2018. Esto representa una cantidad 150 por ciento mayor a la que recibieron los partidos en el año 2000, cuando todavía tenían que gastar en sus spots de radio y televisión, que hoy son con cargo a los contribuyentes. Gratis para los partidos políticos.

 

El INE hace esta petición de financiamiento al Congreso por lo dispuesto en las leyes electorales que los propios partidos políticos aprobaron. Es decir, si queremos que cambie el financiamiento que reciben los políticos, son ellos mismos los que tendrían que votar en el legislativo para que este abuso termine. Pero como nuestra clase política es insaciable cuando de recibir dinero se trata, las probabilidades de que ellos mismos rectifiquen son casi nulas.

 

Por ello propuestas como Sin Voto no hay Dinero, de Pedro Kumamoto, el diputado independiente de Jalisco, simplemente no prosperan. Los políticos prefieren tener asegurados recursos que saben les llegan hagan o no su trabajo. ¿Apretarse el cinturón? ¿Época de vacas flacas? Si. Para los demás mexicanos. No para ellos, que no entienden que no entienden

 

 

 

 

Columna completa en EL UNIVERSAL