En la campaña electoral, Donald Trump instó a los estadounidenses a “declarar la independencia de las élites que nos condujeron a un desastre financiero y de política exterior”. Sin embargo este mes, se unirá a esas élites en el Foro Económico Mundial en Davos , Suiza
Trump se dirigirá ante miles de asistentes en una conferencia el próximo 23 de enero, después de rechazarla el año pasado, y de ser rechazado por los organizadores en todas las décadas anteriores. (A pesar de años de construir hoteles en Trump y vender productos Trump en todo el mundo, Trump nunca fue invitado a asistir antes de convertirse en presidente, según informó el New York Times).
Trump “da la bienvenida a las oportunidades de avanzar en su agenda de “América Primero” con los líderes mundiales”, dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca en un comunicado este 9 de enero y “espera promover sus políticas para fortalecer las empresas estadounidenses, las industrias estadounidenses y a los trabajadores estadounidenses”.
Davos se ha convertido en sinónimo de los ricos y poderosos que más se han beneficiado de la globalización. Los líderes populistas como Trump dicen que no están en contacto con la gente común que se siente perjudicada por la deslocalización de empleos y de industrias enteras. Y, sí, una conferencia para el 1% que está presente en las sesiones, es fácil de burlar como ejercicio supremo en el narcisismo.
Una mirada retrospectiva al pensamiento grupal de Davos de los últimos años muestra que “fuera de contacto” puede ser una subestimación: esa mentalidad colectiva a menudo ha sido francamente errónea. El año pasado, por ejemplo, los asistentes a Davos dijeron que pensaban que el mundo había llegado al “Pico Trump” y que pronto comenzarían a ignorar los insultos, burlas y fanfarronadas del presidente de Estados Unidos. Y que comenzaría a actuar más como un líder convencional. (Ha sucedido lo opuesto). En 2008, un orador de Davos llamó inconcebible la idea de una recesión mundial.
El año pasado, el dictador chino Xi Jinping pronunció un discurso de apertura que pareció una reprimenda directa a Trump, posicionándose como el campeón más expresivo de la globalización y criticando las políticas proteccionistas. “Nadie saldrá ganador en una guerra comercial”, dijo Xi.
El director de comunicaciones de la Casa Blanca y ex asesor de campaña Anthony Scaramucci también atrajo a multitudes como el representante más visible de la próxima presidencia de Trump. Scaramucci, un accesorio de Davos durante años debido a su trabajo en la industria de fondos de cobertura, describió a su futuro jefe como un “estratega increíble” con los “mejores instintos políticos de su generación”.
Cualquiera que no viera a Trump de esa manera estaba demasiado acostumbrado a la manera de Davos, le dijo a la agencia Bloomberg: “Esta gente está acostumbrada a un estilo de presentación políticamente correcto y abotonado”.
También se espera que varios miembros del gabinete de Trump aparezcan este año.
Cualquiera que espera que Trump modere su retórica antiglobalización para apaciguar a la multitud liberal puede sentirse decepcionado. Los discursos de Trump desde que asumió el cargo a menudo han seguido un camino similar: sus propios éxitos electorales, el aumento récord del mercado bursátil de Estados Unidos. Y cualquier movimiento reciente en Washington culminó con una declaración de que está “haciendo que Estados Unidos vuelva a ser grande”.
Lo máximo que la multitud de Davos debería esperar es una gorra gratuita de #MAGA.
Texto publicado en Quartz por Heather Timmons y Jenny Anderson
