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Ojalá fuera tan fácil deshacernos de los políticos chatarras como ellos intentan deshacerse de la comida chatarra. Piensan que si pasan una reforma… ¡pum! los niños no vuelven a consumir alimentos altos en azúcares y grasas y bajos en nutrientes.

El intento por regular la comida chatarra, nos dice el presidente Andrés Manuel López Obrador y el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, es más importante que nunca porque la obesidad es la causa principal de que en México esté muriendo tanta gente por el virus de Covid-19.

El problema es que, dadas las cifras oficiales, la razón principal de tanta muerte en México apunta más a un sistema de salud disfuncional. Basta comparar cuánta gente muere al ser tratada en los hospitales públicos con la que muere en los hospitales privados para darse cuenta de ello.

Con datos de 118 mil 191 pacientes hospitalizados con pruebas positivas de SARS-CoV-2 al 2 de agosto, el 43 por ciento de los pacientes que llegó a un hospital del IMSS murió. En el caso del ISSTE, murió el 32.4% de los pacientes. Por el contrario, en hospitales privados han muerto el 15.7% de los pacientes.

La mortalidad de los hospitales privados es alta, pero es menos del doble de la que ocurre en los hospitales públicos. Realmente no importa qué tantas camas de hospitales tengamos sino cuánta gente que llega a tratarse al hospital y ocupa una cama muere.

Según un artículo de Nathaniel Parish Flannery publicado en el portal de Forbes, en México la cifra de muertos se compara con la de India, un país que tiene diez veces más población. La explicación es que 8 de cada 10 pacientes que mueren en un hospital, nunca fueron intubados. Así pues es relativamente fácil salir a aplaudir que las camas con ventiladores no se han saturado, pero ¿de qué sirve tenerlas vacías a costa de tanta muerte?

El diferencial de muertes en hospitales públicos versus privados no puede deberse a que es menos gorda la gente que acude a un hospital privado que la que va a uno público. El problema de obesidad en México es claro y evidente, pero pretender endosar la culpa de la cantidad de muertes en el país a ello es una simplificación que no se sostiene.

Y sin embargo, ese es precisamente el argumento oficial. Según los dos López que hoy son autoridad, esta terrible herencia del neoliberalismo, la alimentación basada en comida procesada, es la que tiene a México con la cifra cercana a 70 mil muertos por la pandemia.

Por ello, en menos de un mes entra en vigor el nuevo etiquetado de alimentos que busca disuadir el consumo de ciertos productos, más no informar sobre qué es mejor comer o no para nuestra salud. Este es un etiquetado que estaba buscando imponer el gobierno desde antes de que el mundo enfrentara la pandemia pero que el COVID le ha caído como anillo al dedo al discurso oficial de que ciertos productos chatarra nos están matando.

Un etiquetado que en nada ayudará a disuadir a quienes deciden comprar un refresco o unas papas porque quien lo hace, ya sabe que no está alimentándose sanamente pero, o no tiene otra opción igual de económica para no quedarse con sed y hambre, o simplemente decide ignorar la oportunidad de comer algo nutritivo.

La catástrofe que está siendo la estrategia del gobierno para lidiar con el coronavirus es igual de chatarra que la estrategia para combatir la obesidad. Pretender echarle la culpa a los alimentos sin reconocer que ni usar cubrebocas quiere el presidente López Obrador lo dice todo.

 

Columna completa en El Universal

El presidente, qué duda cabe, es un animal político. Con la transmisión en la mañanera del video en el que aparecen dos colaboradores de figuras prominentes del PAN validó lo ahí expuesto y golpeó a los dos partidos de oposición que podrían robarle algo en las elecciones del 2021.

Golpeó al PRI, vía la extradición de Lozoya y las filtraciones que llegan hasta el expresidente Enrique Peña Nieto y su hombre fuerte, Secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray. Golpea al PAN, en un país en donde la presunción de inocencia es tan escasa como la honradez de la clase gobernante. El gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, y el ex Senador, Jorge Luis Lavalle, ya son culpables ante la opinión pública.

Esto porque uno de los hombres que revisa los paquetes con fajos de billetes es Rafael Jesús Caraveo, secretario técnico del entonces senador Lavalle. El otro es Guillermo Gutiérrez Badillo, quien guarda el dinero en una maleta negra. Gutiérrez Badillo trabajaba con el entonces senador, Francisco Domínguez Servién. Hasta hace dos días Gutiérrez Badillo era su Secretario Particular en el gobierno de Querétaro. Al despedirlo de su gobierno después de darse a conocer los videos en una supuesta cuenta del hermano de Emilio Lozoya, Domínguez Servién mostró que si algo se aprendió desde los video escándalos de René Bejarano hace 16 años es que si vas a recibir fajos de billetes, mejor mandas a alguien más a hacerlo.

Y ahora ¿cuál va a ser la estrategia del PAN? ¿Cómo va a responder el partido ante estos nuevos video escándalos? ¿Cómo van a querer recuperar credibilidad para pedir el voto ciudadano?

El PAN es el partido que mejor posicionado está para enfrentar a Morena y al presidente en las elecciones intermedias del 2021. La figura del panista Ricardo Anaya es, según la encuesta publicada esta semana en Reforma, la que mayor contrapeso le podría hacer al presidente López Obrador. Y el PAN permanece como el partido más fuerte para ganar escaños en la Cámara de Diputados en las legislativas del año próximo. El sondeo de Massive Caller le adjudica al PAN 128 escaños, seguido en un lejano tercer lugar por el PRI con 27 escaños. Morena aparece en este sondeo con posibilidad de ganar 301 escaños.

Por lo que hemos visto, el PAN piensa utilizar la misma estrategia de todos los políticos. Van a acusar que todo esto es un acto de desesperación del presidente y de Morena por tumbarlos a la mala para que no tengan un buen desempeño en las elecciones intermedias del 2021, en donde por cierto, está también en disputa la gubernatura de Querétaro.

El presidente del PAN, Marko Cortés, ha dicho que, de ser culpables de los aludidos, serán expulsado del partido. Esto es algo que ya hizo el PRI con Humberto Moreira y con Javier y Cesar Duarte, con los resultados que están a la vista. A los ciudadanos les importa un comino que los partidos expulsen a sus militantes. Lo que se quiere es que deje de haber corrupción.

Si el PAN quiere salir fortalecido de este golpe de cara a las elecciones intermedias y hacia adelante, hacia el 2024, más le vale ir pensando en una buena estrategia para responderle a los ciudadanos. Los mexicanos están desencantados con la corrupción rampante de la clase política que, ya sea con ligas o con maletas, no se ha cansado de saquear al país.

 

Columna completa en El Universal

El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia con la firme propuesta de no endeudar al país durante su sexenio. López Obrador no quiere ser recordado como otro López presidente, José López Portillo, y el endeudamiento que le dejó a México.

Como el presidente es obstinado y necio, así se describe a sí mismo, aun en medio de la pandemia más fuerte que ha enfrentado el mundo en más de un siglo, él no cambia rumbo, va derecho y no se quita.

Con el argumento (certero) de que en el pasado se rescató a los millonarios usando el dinero de todos los mexicanos mediante el Fobaproa, ahora ha dicho que no hay plan de rescate para nadie. Como si no existiera la opción intermedia de idear un plan para que la economía no se vaya a pique, sin que signifique salvar solo a los ricos que tanto desprecia el presidente.

López Obrador parece no ver la diferencia entre lo que ocurrió en las crisis financieras del pasado con lo que está ocurriendo ahora. Esta crisis es exógena a la economía. No se ha generado por un problema de liquidez, como ocurrió en el 2008-2009. Por ello, los gobiernos en prácticamente todo el mundo, menos en México, han ideado planes para suavizar el impacto de la crisis para empresas y para individuos.

Así, un europeo o un estadounidense dueño de un restaurante, con los apoyos generados por sus gobiernos, puede cerrar durante el confinamiento sin tener que despedir a sus empleados y bajar la cortina de manera definitiva de su negocio. En el momento que se pueda reactivar la economía, ese restaurantero lo único que tendrá que hacer es ir a su local, limpiar el polvo; bajar las sillas; llamar a sus empleados para que regresen y reabrir.

En el caso de México, en donde no hay apoyos gubernamentales, el mismo restaurantero va a tener que cerrar. El poco capital con que contaba se esfuma en los primeros meses de la pandemia donde los utilizo para sobrevivir sin ingresos. Al acabarse estos, no le queda más que cerrar y despedir a sus empleados. Con esto deja a varias familias sin ingresos, incluyendo la suya. El día que se pueda reactivar la economía, este restaurantero tendría que en primer lugar conseguir recursos e ir a buscar un nuevo local; acondicionarlo y recontratar meseros; cajeros etc. Lo que sería un proceso mucho más largo y complicado.

Es el caso de ya 90 mil restaurantes en todo el país, en su mayoría micro, pequeños y medianos negocios que ha dejado sin trabajo a aproximadamente 300 mil personas. El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera de Alimentos Condimentados (Canirac), Francisco Fernández Alonso, ha dicho que esperan que el cierre continúe.

La falta absoluta de respuesta financiera y fiscal hará que México sea uno de los países más afectados por la pandemia y de los que más tarde en recuperarse. Aun cuando el presidente dijo en mayo que la recuperación iniciaría en junio y después, la semana pasada, que la recuperación comenzará en agosto, ¡ósea en dos días! Quizás en agosto nos dirá que en septiembre y así nos iremos.

Los esfuerzos de política pública que hoy están dándose en otros países ayudarán a que la recuperación sea más rápida. Pero nosotros vamos en sentido contrario. Por esta falta de ayuda económica, que el presidente confunde con regalarle dinero a los ricos, es que México tardará más en recuperarse. Así, el país es hoy el contraejemplo mundial de cómo enfrentar los efectos económicos de la pandemia.

Apostilla: El presidente, sin embargo, decide seguir adelante con el show del avión presidencial. Vaya, ni los desastres en Nuevo León y Tamaulipas por el paso de Hanna desviaron su mañanera desde el hangar presidencial. Prefirió pedirnos a los mexicanos que compremos cachitos para la rifa del avión de a $500 pesos cada uno, en lugar de ir a visitar a los afectados por la tormenta tropical.

 

Columna completa en El Universal

La metodología del subsecretario Hugo López Gatell para informar y enfrentar al COVID19 ha sido un desastre para México y los mexicanos. Pero, como dijera el presidente en una de sus mañaneras a López-Gatell: “¡No estás solo! ¡No estás solo!”. En la fila del desastre que está siendo la planeación e implementación de una estrategia para enfrentar la pandemia está también la Cofepris y su titular, José Alonso Novelo Baeza.

Y es que, al parecer, el hombre que fuera el pediatra de la familia del presidente llegó a la Cofepris sin conocer el tamaño de la institución que encabeza ni el papel de este órgano regulador. Para dimensionar, de cada peso que gastamos los mexicanos, la Cofepris regula 45 centavos. Ya sea por lo que compramos para comer; para beber; para el cuidado de la salud; cuidado personal o, para quien fuma tabaco, pues también eso. Todo es regulado por la Cofepris.

Cuando la Cofepris hace bien su trabajo, los mexicanos tenemos acceso a alimentos y medicinas a mejores precios. Cuando no, empieza el alza en los precios, la necesidad de ir al mercado internacional a conseguirlos, usualmente a precios más altos, y, en el extremo, la escasez. Esto era algo que bien sabemos ya ocurría antes de la pandemia. El mejor y más lamentable ejemplo es la situación que enfrentan los padres de los niños con cáncer por la escasez de medicamentos oncológicos. Con la llegada del COVID, la situación ha empeorado notablemente.

En lugar de que la Cofepris creara un área COVID especial para lograr que en México tuviéramos rápidamente insumos disponibles, de calidad y a buen precio para poder enfrentar la pandemia, ha ocurrido lo contrario. Por ello hace unos días se hizo viral el video del Dr. Francisco Moreno, médico internista e infectólogo del hospital ABC, suplicando a la Cofepris que permitiera la liberación del medicamento tocilizumab que, siendo fundamental para el tratamiento del COVID, permanecía atorado en la aduana.

La Cofepris que encabeza el Sr. José Alonso Novelo Baeza simplemente está pasmada. Y esto está costando vidas. El domingo pasado México fue el país que más muertes registró en todo el mundo. Ya tenemos más de 20 mil mexicanos muertos. Y eso que la contabilidad no es certera porque muchos muertos por COVID no se cuentan como tal. Si no se le practicó la prueba a la persona, se le cataloga como muerte por neumonía atípica, no por COVID19.

También está costando dinero. La Cofepris regula el 10 por ciento del PIB de México. Es el regulador más poderoso dentro del gobierno por el tamaño de lo que regula y porque su titular es nombrado por el presidente sin que el legislativo participe en el proceso. Quizás por ello es al único regulador al cual el presidente no ha atacado ni descabezado. Además, no existe un Consejo que lo supervise como sí lo hay en otros reguladores autónomos.

 

Columna completa en El Universal

Pocos Jefes de Estado en el mundo han visto su popularidad caer a raíz de la pandemia del COVID19. Angela Merkel en Alemania ha aumentado su aceptación 30 puntos entre la declaratoria de la pandemia por parte de la OMS en marzo a mayo; Justin Trudeau aumentó, en el mismo periodo, 49 puntos porcentuales (estaba en negativos antes de la pandemia, de acuerdo con Morning Consult); y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aumentó catorce puntos.

Por el contrario, el brasileño, Jair Bolsonaro ha perdido 28 puntos porcentuales. Donald Trump se ha mantenido estable. Ganó muy poco al principio de la pandemia pero para mayo se revirtió esa ganancia. Actualmente no ha ganado ni perdido aceptación, a diferencia de lo que le ha ocurrido a todos sus antecesores al enfrentar una crisis. Y en México, Andrés Manuel López Obrador ha perdido de marzo a mayo 3 puntos porcentuales. Es pues, de los pocos Jefes de Estado que ha visto caer su aprobación en medio de la crisis de salud que enfrenta el mundo.

El efecto de patriotismo y unidad que incluso ha generado que los británicos arropen a Boris Johnson, a pesar de que en un principio manejó muy mal la pandemia apostando por la inmunidad de manada, no ha estado presente en México en torno al presidente López Obrador.

Esto quizás explique, más no justifique, lo que está ocurriendo. ¿Está preocupado el presidente López Obrador? En lugar de ocuparse en generar políticas que mitiguen el problema de inseguridad (apenas el domingo 7 de junio se registró el día más violento); el económico y que hagan frente al reto de salud, la respuesta del presidente López Obrador es inventarse teorías de la conspiración y hablar de un golpismo de derecha que lo quiere sacar del poder.

Ayer López Obrador declaró durante su conferencia mañanera que “ya no hay para dónde hacerse, es: o se está con la transformación o se está a favor del antiguo régimen”. Divide y vencerás, reza el dicho.

Tras esta declaración le pidió al vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, que mostrara un documento que les llegó de manera anónima a Palacio Nacional que se llama Rescatemos México, cuya autoría se atribuyó a un Bloque Opositor Amplio, BOA. Según lo leído por el vocero, este BOA quiere promover el desplazamiento de Morena de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021 y revocar el mandato presidencial en 2022.

Al presentarlo, López Obrador dijo que desconoce el origen y la autenticidad del documento. Pero, aun así, el presidente de la república decidió que se le diera lectura en Palacio Nacional y opinar sobre éste dando a conocer nombres de periodistas; empresarios; medios de comunicación e incluso instituciones como el INE, como parte de este complot en su contra. Bien puede ser Fake News, que eso, al parecer, es lo de menos. Lo que apenas la semana pasada le pidió el presidente al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que no haga acusaciones en su contra sin presentar pruebas, no es un consejo que siga el propio López Obrador. Señala; acusa y no sabe ni la fuente de sus conspiraciones.

Ante la falta de resultados del actual gobierno, lo ocurrido en la mañanera de ayer parece un acto de preocupación y desesperación.

 

Columna completa en El Universal

Al presidente no le gustan ni las energías limpias ni las inversiones privadas. Las primeras quizás porque no las entiende, las segundas porque ve cualquier inversión privada como la mano del cerdo capitalista que abusa del pueblo y se enriquece a su costado.

Por ello hemos visto como su gobierno ha cometido tres atropellos concretos, tres strikes, en contra de las energías limpias y la inversión privada en el sector que, por el momento, las tiene ponchadas.

STRIKE 1: Resolución que modificó los términos para la estricta separación legal de la CFE que se habían publicado en el Diario Oficial de la Federación en el 2016. Con esta separación legal se lograba dividir subsidiarias y filiales de la CFE para que financieramente se supiera en donde tenía pérdidas, en donde utilidades y pudiera participar en el mercado en igualdad de circunstancias. En marzo del 2019 se modifican estos términos y así la CFE, bajo la batuta de Manuel Bartlett, puede auto regularse, ósea, hace opaco en donde hay pérdidas; en donde ganancias y permite manipular los precios del recientemente creado mercado eléctrico mayorista.

STRIKE 2: Facilitar a la CFE que su generación hidroeléctrica y nuclear obtuvieran CELs (Certificados de Energía Limpia) a pesar de no ser inversiones nuevas. En octubre del 2019, la SENER publicó reglas para que las hidroeléctricas y centrales nucleares de la CFE obtuvieran CELs aun sin ser inversiones nuevas. Los CELs fueron hechos para impulsar inversión en nuevas centrales limpias y así asegurar el cumplimiento de los acuerdos internacionales en cuanto a reducción de emisiones, bajando y estabilizando el precio de la energía eléctrica en el largo plazo. La necesidad de generar certificados les dio un valor de mercado. Al hacer el cambio la SENER, desvirtuó el propósito de estos certificados y los devaluó en beneficio de la CFE y en perjuicio de los inversionistas.

STRIKE 3: Cambios regulatorios al uso de energías.

Éste último strike que ocurrió el viernes pasado ponchó la posibilidad de que en México se utilicen las energías más limpias y de mejor precio en el mercado de un plumazo. Es un cambio que primero es ilegal, porque no cuenta con la revisión y visto bueno de la COFECE ni de la COFEMER.

En segundo lugar, es un documento que se soporta en una enorme mentira. SENER y CENACE (Centro Nacional de Control de Energía) argumentan que las empresas de energía solar y eólica generan energía de manera intermitente y por ello hay alteraciones en la red de suministro, lo que genera inestabilidad. Esto es una enorme mentira porque las empresas que obtienen su contrato de interconexión para proveer energía al Sistema Eléctrico Nacional lo reciben una vez que el CENACE se los otorga habiendo cumplido con tres estudios que demuestran que han invertido en equipo de protección a la red que hacen que la corriente sea asíncrona, lo que elimina estas oscilaciones.

Es además una manipulación del mercado que, en lugar de favorecer primero a las energías más baratas y limpias como suministro para el sistema eléctrico nacional en beneficio de los usuarios finales, como son la eólica y la solar, da prioridad a la más cara y sucia, que es el combustóleo que le suministra Pemex a la CFE para que sean sus centrales las primeras en ser despachadas, no importando si utilizan insumos caros y sucios.

Por último, es la forma más clara en que México como país está decidiendo incumplir con sus compromisos ambientales pactados y firmados, como el Acuerdo Climático de Paris. En las refinerías en donde se produce combustóleo, un residuo de la refinación de petróleo que contiene más de 4% de azufre, que cuando es quemado para generar energía se ha documentado un impacto en la salud de los habitantes que viven en sus alrededores.

Y por si fuera poco, en este tercer strike el gobierno quizás no se ha dado cuenta (o si sí, no le importa) que se está dando un balazo en el pie porque varias de las empresas que han invertido en energías renovables tienen créditos con la Banca de Desarrollo. Si estas empresas quiebran, no le van a pagar a Banobras; Nafin, etc.

 

Columna completa en EL UNIVERSAL

El presidente López Obrador tiene razón cuando señala las desigualdades en los ingresos y lo indignante que es que pocas personas tengan mucho dinero mientras muchas personas tienen muy poco. Su gobierno tiene como una de las premisas principales querer acabar con esas desigualdades. Hasta ahí todo bien. El problema viene cuando su receta para ello es que su gobierno se va a dedicar a atender al 70 por ciento de la población regalándole dinero sin intermediarios a los que menos tienen, y dejar que el otro 30 por ciento le haga como pueda.

Si quiebran las empresas es responsabilidad del empresario. “Se tiene que poner por delante el interés general, el interés de la mayoría de los ciudadanos y, de manera humanitaria, atender con preferencia a los pobres”, declaró el presidente.

Esta receta será un desastre para el país.

Para ejemplificarlo podemos irnos a los extremos. Tomemos al hombre más rico del mundo actualmente, Jeff Bezos, dueño de Amazon. Su fortuna está valuada en 130 mil millones de dólares. Esto lo hace ser 36 por ciento más rico que la monarquía británica y vale por sí solo más que el PIB combinado de Islandia, Luxemburgo y Chipre.

Para que un empleado de Bezos que gana 31 mil 200 dólares al año logre acumular la riqueza de su jefe, Jeff Bezos, tendría que trabajar 4.15 millones de años sin gastar un solo dólar. Así la desigualdad tan extrema. Pero si hoy Jeff Bezos, en un arranque de filantropía, quisiera repartir su fortuna entre los 7.7 mil millones de habitantes del planeta, nos tocaría a cada uno $17 dólares. Esta es una cantidad insignificante que no cambiaría la vida de absolutamente nadie, más que de Jeff Bezos, que se quedaría solo con $17 dólares en la cartera.

Me voy a este extremo para regresar a México y a nuestro presidente que quiere acabar con la enorme desigualdad que sin duda existe y es insultante, regalando dinero. El viernes pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación que queda como mandato constitucional los programas sociales del actual gobierno: las pensiones para adultos mayores; las becas para Jóvenes Construyendo el Futuro; los apoyos para la población afromexicana y un largo etcétera.

El presupuesto 2020 del gobierno es de 6,107 miles de millones de pesos. Si el presidente Andrés Manuel López Obrador va a regalar poco dinero a los que menos tienen, el resultado será el mismo: el presupuesto no alcanzará para hacer un cambio significativo para los beneficiarios, pero el gobierno mexicano se quedará sin recursos y eso ocasionará que a la larga todos los mexicanos estemos en peores circunstancias.

Siguiendo con el ejemplo de Jeff Bezos, si el presupuesto completo se dividiera entre el 70 por ciento de los 123 millones de mexicanos, cada uno recibiría 5 mil 910 pesos mensuales aproximadamente. Esta cantidad es insuficiente para resolver las necesidades de los mexicanos.

Es un círculo vicioso: regalas poco dinero a muchos; las empresas que aportan a la economía y generan empleo, sin apoyo no tienen como sobrevivir a la emergencia. En el extremo cierran y por ello, se pierden fuentes de empleo y pago de impuestos; el gobierno recibe menos dinero y con ello tiene menos para regalar al año siguiente.

Columna completa en El Universal

Una de las industrias más afectada a nivel mundial por el coronavirus es la energética. Gigantes como Exxon Mobil tuvieron pérdidas en el primer cuarto del año por primera vez en tres décadas. Mientras el año pasado, Exxon tuvo ganancias por $2.4 mil millones de dólares en los primeros tres meses del 2019, en el mismo periodo ahora tuvo $610 millones de dólares de pérdidas atribuibles principalmente al área de refinación.

Por esta razón, el CEO de Exxon, Darren Woods, ha decidido hacer un recorte en los gastos de capital que tenía proyectados la empresa por unos $10 mil millones de dólares en el 2020. Esto significa un recorte del 30 por ciento en el presupuesto de la empresa petrolera más grande de todo Estados Unidos que quiere adaptarse a la contracción de la demanda.

Por su parte, Chevron ha reportado que va a reducir su producción petrolera entre 200 mil y 300 mil barriles al día durante mayo y entre 200 mil y 400 mil barriles al día en junio. A ello va a agregar un recorte en su gasto corriente de miles de millones de dólares. El director de Chevron, Mike Wirth, declaró que la industria y el mundo se encuentra en una situación demasiado complicada, con baja demanda de energéticos que no se espera se revierta.

En el mismo canal está Royal Dutch Shell, que decidió recortar dividendos por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial; British Petroleum y Shell. De ese tamaño es el problema en el sector.

Y mientras estos gigante energéticos hacen ajustes y recortes, en México el gobierno decide doblar la apuesta con Pemex y seguir adelante con sus planes pre-COVID, como si nada estuviera ocurriendo; como si la empresa no estuviera perdiendo 23 mil millones de dólares trimestrales. Se le está metiendo dinero bueno al malo.

Todo esto tiene una explicación que ha repetido una y otra vez el presidente Andrés Manuel López Obrador: se busca que México logre autonomía e independencia energética. Que dejemos de requerir importar energéticos y que aquí, en el país, se extraiga el petróleo necesario para nuestra demanda y se refine lo suficiente para no tener que importar gasolinas. Pemex es, a ojos de AMLO, el símbolo de la soberanía del pueblo mexicano.

Hay dos grandes problemas con esta premisa del presidente. El primero es que ningún país que se ha propuesto dicha independencia energética, ni siquiera Estados Unidos que logró en 2018 ser el principal productor de petróleo de todo el mundo, lo ha logrado. EUA, bajo la presidencia de Nixon vio como los países árabes le recortaron el suministro de petróleo por el apoyo a Israel en la guerra de Yom Kipur. Desde ese año, 1973, se propuso lograr independencia energética cosa que hoy no ha logrado. Basta con ver que en estos momentos hay buques provenientes de Arabia Saudita esperando en sus costas para la entrega de petróleo que se había comprado antes de que llegara el virus. Ni siquiera Estados Unidos con todo y el revolucionario descubrimiento del shale gas/oil ha logrado en más de 40 años esa soberanía energética.

 

Columna completa en El Universal

La pandemia del COVID19 llegó cuando México ya traía serios problemas en el sector salud. Algunos de estos problemas venían de años atrás, otros fueron generados por la decisión presidencial de terminar de machetazo y sin planes claros con las compras de medicamentos o con programas como el del Seguro Popular aun cuando su sucesor, el INSABI, no estaba listo.

Así llegó la pandemia. Y ahora la situación es muy preocupante por tres razones: 1) Las compras que está haciendo el gobierno para surtirse de insumos médicos específicos para la pandemia están llevándose a cabo sin orden y rigor de precio y calidad 2) Por el contrario, las compras que quiere hacer la iniciativa privada para abastecer el mercado interno, también para insumos para enfrentar el COVID19, implican una pirámide de trámites extra complicados y tardados de sortear y 3) todos los medicamentos e insumos que no tengan que ver con la pandemia se encuentran paralizados.

Estas tres situaciones eventualmente influirán en el acceso a vacuna que podamos tener los mexicanos al COVID19. Como desgraciadamente en México se invierte poco en innovación médica, la idea de que seamos el país que logre la vacuna que todo el mundo está esperando es un sueño inalcanzable. Por tanto, dependemos de algún laboratorio extranjero en el cual se genere esta vacuna y después dependeremos del proceso que fije el gobierno mexicano para que esa vacuna llegue a México.

Pero ¿qué esperanza hay de que el proceso sea eficiente y apegado a estándares que permitan que la vacuna a la cual tengamos acceso los mexicanos va a ser segura y confiable?

Si el gobierno no está cuidando ahora lo que importa de China ¿cómo estaremos seguros de que va a cuidar la vacuna que llegue? En Holanda, la importación de urgencia de 600 mil mascarillas de China los llevó a descubrir que tiraron el dinero a la basura. La empresa exportadora fabricó a las prisas un producto que lograba cubrir lo mismo que si no se utilizara un cubre bocas. En España, otra importación de otra empresa china, en esta ocasión 5 millones de pruebas rápidas para detección del COVID, resultó en otro fiasco: de cada 10 pacientes que resultaron positivos al COVID, la prueba solo detectó correctamente a tres.

El problema principal con estar comprando estos insumos baratos que luego resultan inservibles es que, las empresas que producen insumos de calidad no pueden competir con esos precios. El resultado es perder-perder.

Si alguna empresa promete que tiene una vacuna rápida y barata ¿la va a aceptar el gobierno mexicano como ahora acepta todos estos insumos de China que han probado ser un fiasco para varios países europeos que cayeron en la trampa de comprarlos sin checar su calidad?

Lo segundo es que, al poner todas las trabas burocráticas extras para las empresas privadas que quieran importar insumos de calidad estamos impidiendo que éstos lleguen a México. Bajo el argumento de que todas las empresas del sector salud son unas corruptas, los trámites que se les han impuesto son monumentales.

Si se quisieran importar ventiladores respiratorios, por ejemplo, se debe mandar un correo al Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) en donde se den especificaciones e instructivo de uso. Tras su respuesta, se debe acudir a la COFEPRIS a solicitar el registro sanitario y el permiso de importación, el cual, a partir del 21 de abril, se debe de hacer ¡vía mensajería!

Estos trámites antes se hacían presencialmente en la COFEPRIS pero por la sana distancia, en lugar de pensar en que los trámites se hagan vía electrónica, el requisito es que sea vía mensajería. De regreso al siglo XX.

 

Columna completa en El Universal

Si pensamos que la economía mexicana es una silla que se sostiene por cuatro patas, una representa los ingresos por turismo; otra las remesas; otra los ingresos petroleros y una última es el libre comercio, la pandemia del COVID19 ha venido a dejar dicha silla sin patas. Y el carpintero que tendría que estar viendo la forma de que éstas patas se refuercen para que la silla no se desplome está pensando en usar sus herramientas y recursos para fabricar una vajilla que pensaba que sería la manera de crecer el negocio. Pero luego vino el desplome de las patas. No es culpa del carpintero, pero aun así, vino el desplome.

Ese carpintero es el presidente Andrés Manuel López Obrador que, como el carpintero que se va a quedar sin silla, cree que, porque antes de que a ésta se le rompieran las patas, el plan de fabricar vajillas que se tenía para que creciera el negocio hace unas semanas no puede modificarse.

Si se quisieran reforzar las patas de la silla, la tarea no sería sencilla. El turismo estará muerto hasta que no se tenga o una vacuna o una medicina para lidiar con el COVID. Las remesas no volverán a llegar a los niveles de febrero del 2020 hasta que la economía de Estados Unidos se recupere. Los mejores estimados hablan de que el actual desempleo en nuestro vecino del norte tardará en recuperarse cuando menos una década porque apenas van tres semanas de cierre y ya hay más de 17 millones de desempleados.

Los ingresos petroleros también están en una situación complicada dada la contracción en la movilidad en general que lleva a una menor demanda. Y el libre comercio… pues ese TMEC que se firmó el último día del gobierno de Peña Nieto, con bombo y platillo, y que estaba por entrar en vigor el 1º de junio una vez que el parlamento canadiense lo aprobó, ahora ha vuelto a sufrir un revés.

Aun cuando ya sabemos que somos socios de Estados Unidos, el gobierno mexicano ha hecho todo por destruir la herramienta que ha representado el libre comercio con norteamérica. El mejor ejemplo ha sido la decisión de cancelar la construcción de la planta cervecera de Constelation Brands, una de las cerveceras más importantes del mundo que, bajo las reglas del TLCAN no debiera de haber recibido el revés que le ha dado el gobierno de López Obrador. Su justificación para cancelarla ha sido una consulta ciudadana de baja participación y cero cumplimiento con las reglas electorales. Pero, como el presidente insiste en hacerlo, le vuelve a dar un golpe al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Aun cuando sienta que la baja participación ciudadana justifiquen su decisión arbitraria.

Pero dejando a un lado este desdén por el Estado de Derecho, en Estados Unidos hay un grupo de empresas y senadores que le están pidiendo a Trump que aplace la entrada en vigor del nuevo acuerdo comercial por los problemas económicos internos que enfrenta y enfrentará la economía estadounidense dada la pandemia de salud. Y allá, en EUA, el gobierno escucha. Y además, sabe que en México tienen a un socio seguro.

Si nos quieren apretar aplazando la entrada en vigor del TMEC, saben que lo pueden hacer. De entrada, en lugar del 1º de junio, la entrada en vigor se ha aplazado hasta julio. Pero además, entre que el presidente López Obrador se ha vuelto a poner en las manos de Trump para que absorba nuestra baja en la producción energética a cambio de no sabemos qué, y entre que los estadounidenses ya han tomado la medida al gobierno mexicano porque saben que en aras de que entre en vigor el tratado comercial estamos dispuestos a dar lo que sea, México sigue a la merced de que la silla de nuestra economía siga de pie gracias a las cuatro patas que sigue sosteniendo la economía estadounidense, que hoy se tambalea. Flaco sustento.

Columna completa en El Universal

Ante la crisis económica generada por la pandemia del COVID19 el presidente López Obrador ha dicho que aquí nada de rescates como en el pasado. Está convencido de que los recursos fiscales no se deben usar para rescatar ni a empresas ni a empresarios. La ayuda gubernamental se centrará en los más pobres. En las 22 millones de personas que integran sus programas sociales y en las microempresas y el sector informal.

Además, ha dicho que los empresarios no pueden ni bajar sueldos ni despedir a sus empleados. “Vamos a estar pendientes protegiendo a los trabajadores”, dijo el presidente, al tiempo que amenazó con irse a los tribunales en contra de las empresas que despidan o que no le paguen a sus empleados durante el periodo de confinamiento por la epidemia.

A este llamado del presidente se unieron tanto la Sectretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, como el Canciller, Marcelo Ebrard. Ambos, al igual que el presidente, enfatizaron que para lograr el cuidado y respeto del empleo se requiere de un comportamiento de dimensión social y humanista por lo que consideraron que estaba clara la obligación de las empresas de pagar sueldos a pesar del confinamiento.

López Obrador dijo que quien se oponga a lo anterior se hará acreedor a multas y en los casos en que logren comprobar negilgencia habría cárcel.

Curioso que el presidente prohíba a las empresas bajar sueldos o despedir empleados cuando eso es justo lo que él está haciendo actualmente para tener dinero suficiente para sus planes. En momento de vacas flacas el gobierno puede apretarse el cinturón, pero esto mismo se lo prohibe a los empresarios.

Y es que entre las acciones anunciadas por López Obrador en su discurso del 5 de abril está la reducción de salarios para altos funcionarios, desde subdirectores hasta él mismo, y la eliminación del aguinaldo. Con ello dice el presidente que logrará hacerse de 3 mil millones de pesos para enfrentar la pandemia.

López Obrador calcula que así puede estirar la cobija para seguir adelante con sus programas sociales y de infraestructura que incluyen Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles.

Los empresarios, al igual que el gobierno, deben buscar la forma de que alcance la cobija a pesar del frenón en la economía. Por eso han pedido de distintas formas al presidente que al ponerse en pausa la economía, se pausen los cobros entre privados y con el gobierno.

Hasta el cansancio se ha aclarado que nadie pide condonación de impuestos. Pero en el gobierno entienden una pausa en el cobro de impuestos como un abuso más de los empresarios. Existe la idea de que, como las declaraciones anuales de este mes de abril son sobre las actividades empresariales del 2019, no hay razón para justificar un retraso. La pandemia no había golpeado la economía en 2019. Y, si bien es cierto que no había ese golpe y los recursos para pagar los impuestos anuales ahora en abril ahí tienen que estar, la pausa se pide para poder soportar el frenón actual para no tener que reducir salarios, despedir empleados o cerrar los negocios. Para poder sobrevivir el cierre y poder reabrir una vez que la crisis sanitaria quede bajo control.

La necedad del presidente no le permite ver hacia adelante. El gran reto vendrá muy pronto ya que si algo ha caracterizado esta pandemia es la velocidad a la que está ocurriendo todo. La velociadad a la que ha cambiado nuestra realidad.

Industrias completas han dejado de operar de un día para el otro porque la única forma de sobrevivir esta pandemia ha sido apagando la economía. Prender el switch de nuevo va a ser más complicado si durante el ‘apagón’ el gobierno es incapaz de ayudar a que los empresarios puedan reincorporarse en lugar de desaparecer.

 

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El presidente López Obrador, fiel a su visión arcaica de la mujer, mandó a niñas y mujeres a que se encierren en casa para cuidar a los familiares enfermos. “Es un hecho, es conocido que sobre todo las hijas cuidan a los padres; los hombres podemos ser más desprendidos”, dijo el presidente, al momento de anunciar que México entraba oficialmente en fase 2 de la pandemia.

Dos días antes, apareció en las pantallas de miles de mexicanos una mujer, Ana Lucía de la Garza Barroso, directora de Investigación Operativa Epidemiológica de la Secretaría de Salud. Ella, por su especialidad médica, encabezó la conferencia de prensa matutina de Palacio Nacional para dar información sobre el coronavirus. Pero al concluir su intervención, la nota no fueron los datos valiosos que proporcionó la Doctora en Epidemiología por la UNAM con Maestría en Salud Pública. La nota fue que Ana Lucía de la Garza Barroso estaba guapa. Su nombre se convirtió en tendencia en twitter con comentarios como este: “¿Ustedes vieron el tremendo tortón que es Ana Lucía de la Garza Barroso, la directora de Investigación Operativa Epidemiológica de México? Pasa esta pandemia, me mudo y me caso.”

La sexualización de la especialista en medio de la pandemia ocurrió sin mayor indignación.

Y es que, aun cuando el 8 de marzo las calles de la Ciudad de México se pintaron de morado al salir miles de mujeres vestidas de ese color a exigir acciones de parte del gobierno para poner fin a la violencia de género, el movimiento feminista, que parecía imparable, se frenó de tajo y en el peor momento.

Y es que, tan solo dos días después del paro nacional #UnDíaDinNosotras, la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID19 como una pandemia. A partir de ese momento, todo lo que no tenga que ver con el virus ha pasado a un segundo plano, incluso la muerte de miles de mujeres.

México está enfermo. Y esa enfermedad se llama machismo.

Una enfermedad que a partir de la amenaza del COVID19, apunta a que la situación empeore para miles de mujeres que se han visto obligadas a encerrarse en el lugar más peligroso para ellas: su casa. Mariana Baños, directora de Fundación Origen, me comenta que en los veinte años que lleva ofreciendo servicios psicológicos, legales y apoyo de salud mental a mujeres de México, ha podido observar como durante las crisis, las conductas de violencia incrementan.

Cuando hay desempleo, cuando no hay comida, cuando hay miedo o incertidumbre e inseguridad, las agresiones aumentan. Así se vivió después del temblor que sacudió a la Ciudad de México en el 2017, en donde las llamadas de teléfono al número 01-800 de la fundación se triplicaron. Y se espera que ocurra lo mismo ahora con el coronavirus.

El encierro trae más violencia. La asociación FEMEN habla de que en estos momentos en México las mujeres enfrentan dos pandemias, el COVID19 y la violencia machista. Por una parte, el encierro 24/7 permite más tiempo para la violencia y da la idea al agresor de que la impunidad puede prevalecer más que en tiempos ‘normales’ porque la mujer no puede salir a denunciar ni a refugiarse en casa de amigos o familiares.

 

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La crisis sanitaria por el COVID-19 nos agarra a los mexicanos en un escenario de debilidad económica y división social tremenda. El presidente López Obrador, lejos de ser un líder para todos lo mexicanos, ha sido quien ha alimentado este discurso de división. Su falta de claridad respecto a los riesgos de que muchos mexicanos nos contagiemos al mismo tiempo y con ello desbordemos el de por si precario sistema de salud, aumentando el número de muertes, ha generado la idea entre la población de que el COVID-19 es un virus que solo afecta a los fifís que viajan.

Sin duda en México se debe tomar en cuenta las miles de carencias que sufren más de 60 millones de mexicanos para quienes eso del “home-office” es una idea profundamente irreal por varias razones. Partiendo de que no hay acceso a internet hasta que la oficina en casa es inviable si tu sustento es lavando y estacionando coches en la calle o vendiendo quesadillas en la esquina afuera del metro.

Además, esto de lavarnos las manos durante 20 segundos puede sonar sumamente sencillo para quienes tenemos agua con solo abrir la llave del baño, pero para un 46.4 por ciento de los mexicanos no hay suministro de agua de manera cotidiana dentro de su vivienda, según datos de Coneval.

La manera como podemos enfrentar el COVI-19 varía de forma importante dependiendo de la situación económica en que nos encontremos y eso es algo que las autoridades tendrán que tomar en cuenta al momento de idear respuestas para hacerle frente a la pandemia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que su gobierno se va a enfocar en proteger a los débiles y a los pobres del COVID-19. “Nada de rescates al estilo del periodo neoliberal, que les daban a los bancos y a las grandes empresas. No, que ni estén pensando en que habrá condonaciones de impuestos.”

No quiero defender los rescates que han hecho los gobiernos de México en el pasado por que varios de ellos han ayudado a pocos con el dinero de todos los mexicanos. Pero esos errores del pasado no son excusa para no darnos cuenta de la importancia de sacar adelante a los más desfavorecidos a través de, entre otras palancas de desarrollo, los empresarios. Pequeños y grandes.

El gobierno claramente no puede solo. Pero el presidente y varios de quienes le escuchan viven bajo la impresión de que todas las empresas y todos los empresarios son unos egoístas depredadores que se enriquecen a costa del pueblo bueno. En esta visión maniquea se olvidan que los empresarios invierten, generan empleos y pagan impuestos.

En estos días de pandemia, se hizo viral que una empresa que es dueña de, entre otras marcas, las cafeterías Starbucks, había tomado la decisión de no pagarle a los empleados que decidieran dejar de ir a trabajar. En seguida vinieron ataques en redes sociales para la empresa depredadora. Los comparativos de lo que Starbucks está haciendo en Estados Unidos no se dejaron esperar. Allá, entre otras medidas, Starbucks le mantiene el sueldo a quienes no acudan a trabajar y se lo están aumentando a los empleados que sí se presenten.

¿Por qué en EUA lo pueden hacer y en México no, aun cuando en ocasiones son las mismas marcas? Porque el gobierno estadounidense está ideando un paquete de ayuda federal de 2 billones de dólares para familias y empresas (que fue parte del motivo de la fuerte alza de los mercados financieros ayer).

Entiendo la diferencia de tamaño de las economías. Pero eso no es excusa para que el plan del gobierno mexicano, anunciado un día después de la cancelación ilegal de la planta de Constellation Brands, sea presumir que tenemos en caja 400 mil millones de pesos extras producto de “ahorros” derivados de la no corrupción.

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Se ha criticado mucho la falta de acción de parte del gobierno mexicano ante la pandemia del COVID19. Aquí quiero documentar dos errores garrafales y claros del actual gobierno.

Error 1: Asumir que una vez que tienes COVID19, te vuelves inmune al virus.

Durante la conferencia mañanera del lunes, el Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, declaró a la pregunta de si el presidente López Obrador se va a realizar la prueba del COVID19 que “casi sería mejor que padeciera [el presidente López Obrador] coronavirus porque lo más probable es que él, en lo individual, como la mayoría de las personas, se va a recuperar espontáneamente y va a quedar inmune y entonces ya nadie tendría esta inquietud sobre él”.

Sorprende que quien está al frente de la tarea de enfrentar la pandemia en México haga una declaración tan irresponsable. La ‘estrategia’ de López Gatell es similar a la que Boris Johnson consideró para Inglaterra y que ya ha demostrado estar sumamente equivocada. Se llama “inmunidad en manada” e implica dejar que la población menos vulnerable a morir o enfermar gravemente del virus, como los menores de 60 años, se contagien ahora del COVID19 para generar inmunidad al virus y así, en un segundo brote que la mayoría de los médicos considera llegará con más fuerza en otoño, los servicios de salud no se verán desbordados.

Suena bien, pero hay dos problemas. El primero es que el COVID19 es un virus nuevo y nadie sabe si realmente generamos inmunidad al enfermarnos. De hecho ya van varios casos documentados de pacientes que se enfermaron del coronavirus; se recuperaron y han vuelto a contagiarse. Los detalles se pueden consultar aquí: https://www.independent.co.uk/news/world/asia/japan-coronavirus-test-positive-recover-a9404056.html

Y lo segundo es que al tener 66 años, el presidente no es precisamente el demográfico menos vulnerable de sufrir consecuencias graves si se contagia de COVID19.

Error 2: No dar seguimiento adecuado a pacientes con casos confirmados de COVID19.

En mi podcast Broojula entrevisté a un paciente que salió positivo en la prueba del COVID19. En su testimonio, Jorge -utilizamos pseudónimo – relató que el martes 10 de marzo regreso a la Ciudad de México procedente de Vail, Colorado, a donde pasó unos días de vacaciones con su esposa y amigos. Jorge tiene 50 años; su esposa 48. Ambos comenzaron a sentirse mal llegando a la Ciudad de México. Él primero que ella. Fue al médico el miércoles 11 de febrero y, al hacerle una primera revisión, el doctor lo bajó de inmediato a un área especial del hospital ABC de Observatorio en donde le hicieron la prueba tanto del H1N1 como del COVID19.

La prueba del H1N1 salió negativa en menos de 24 horas. El viernes 13 recibió los resultados de la prueba del COVID19. Resultado positivo. Su esposa acudió al médico pero ya no le hicieron la prueba. Presentaba claramente los mismos síntomas y por lo tanto decidieron no sacrificar usar una prueba que le puede servir a alguien con caso más severo. Jorge relató que hasta ayer, martes 17 a las 4:30pm, ninguna autoridad de salud lo ha contactado ni para preguntarle en qué vuelo llegó a la CDMX. Resulta que él y su esposa tomaron dos vuelos: uno de Denver a San Diego y otro de Tijuana a la Ciudad de México.

Si las autoridades no conocen sus vuelos, es imposible que contacten a quienes estuvieron en los mismos aviones. Si las autoridades no saben del caso de la esposa de Jorge, es imposible que tengan un conteo adecuado de los contagios de COVID19 en el país.

 

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Hay tres tipos de reacciones a las encuestas de opinión respecto a la popularidad de Andrés Manuel López Obrador. Por un lado están los que aplauden que el presidente tenga tanta aprobación; por el otro los que se impresionan que ante tanto error, siga teniendo popularidad elevada; y, por último, los que descalifican a las encuestas como inválidas. ¿Por qué creerles si a mi nunca me han encuestado?, es la duda de algunos.

Lo cierto de las encuestas es que 1) para el país es mejor tener un presidente con alto nivel de aprobación que con bajo, tomando en cuenta que 2) alto nivel de aprobación no necesariamente significa buenos resultados, pero, como dirían los economistas, la popularidad es una condición necesaria más no suficiente para que las cosas caminen en mejor dirección.

Dicho lo anterior, ante un político como Andrés Manuel López Obrador, que llevaba años queriendo ser presidente y finalmente lo logró con una votación muy favorable, el estar perdiendo popularidad no parece que lo va a llevar a un análisis de lo que está haciendo bien y mal, para corregir lo segundo. Parece más un político que, ante la pérdida de popularidad, dobla sus cartas hacia la ruta que le está quitando simpatías y simplemente excusa sus fracasos en conspiraciones en su contra. Lejos de buscar mayor legitimidad democrática – que sería lo deseable – aumenta su impulso autoritario.

En estos días, más de una casas encuestadoras muestran una baja en la popularidad del presidente debido, principalmente a dos razones: su mal manejo de la violencia hacia la mujer y su falta de cumplimiento en materia de combate a la corrupción.

Lejos de preocuparse y corregir, ayer el presidente anunció que la venta de los boletos de la rifa del avión presidencial arrancará el lunes 9, mismo día del movimiento #UnDiaSinNosotras. Así o más claro.

En el combate a la corrupción en el sector salud, el presidente tiene un Secretario de Salud ausente; escasez de medicamentos y explicaciones francamente hostiles hacia, por ejemplo, los padres de niños con cáncer a quienes acusa de dejarse manipular por alguna fuerza contraria al presidente cuando lo único que piden es medicinas para salvar la vida de sus hijos.

En cuanto a sus planes de apoyos a poblaciones vulnerables (algunos dirían que son planes de generación de clientelas), el tiro le está saliendo por la culata. En Sembrando Vida es tal el fracaso que su paisano tabasqueño, Javier May, le renunció. El presidente declaró que no acepta esta renuncia, pero ahora tendrá que permitir que May avance y no sea obstaculizado por la Secretaria del Bienestar, María Luisa Albores.

El fin de semana en Tabasco, la tierra del presidente, sus paisanos lo abuchearon y le reclamaron que las ayudas prometidas no les están llegando.

La respuesta de López Obrador ante estos reclamos y ante la baja en su popularidad es de campeonato: “Estamos bien, tenemos mayoría, la gente nos está apoyando. Y también hay desgastes porque imagínense enfrentar a los conservadores corruptos que no quieren dejar de robar, están molestísimos, no los calienta ni el sol, y desquiciados”.

La baja en la aprobación presidencial es lo de menos. Su respuesta y su falta de autocrítica para mejorar, al ver que hasta sus aliados más fieles y naturales le reclaman los fracasos, es lo que llama la atención.

 

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Primero se iba a vender el avión presidencial. Como nadie lo quiso comprar al precio que pedía el gobierno mexicano, el presidente salió con la ingeniosa idea de rifarlo. Como esa ingeniosa idea se topó con la realidad, el presidente decidió una nueva maroma: se rifa dinero en efectivo y lo único que implica al avión presidencial es la foto en el billete de la lotería.

Igual podría decir el presidente que va a rifar las Pirámides de Teotihuacán o incluso la Torre Eiffel. Lo único que tiene que hacer es poner la imagen de cualquiera de estas maravillas en el billete y ofrecer los mismos millones en efectivo. Es más, bajo la misma lógica podría rifar la Gran Muralla China; los (desaparecidos) Jardines Colgantes de Babilonia o la (también desaparecida) Biblioteca de Alejandría.

Por quinientos pesos que cuesta el cachito, los cien ganadores se pueden llevar 20 millones de pesos cada uno. Nada mal, dirían algunos. Aunque al venderse 6 millones de ‘cachitos’, la probabilidad de ser uno de los cien ganadores se diluye al grado que es mejor entrarle al Melate, que cuesta 15 pesos por boleto.

Ahora, si hasta este momento las maromas de la rifa del avión son absurdas, aún hay más. El presidente recibió el lunes en ese show matutino que da en Palacio Nacional un cheque del Fiscal General de la República por 2 mil millones de pesos de dinero que dicen fue decomisado a delincuentes de cuello blanco que desviaron dinero del INFONAVIT. Con esos 2 mil millones de pesos dice el presidente que se van a pagar los cien premios de 20 millones de pesos de la rifa del ‘avión’ que será sorteado el 15 de septiembre. ¿Por qué se mezcla el dinero que recuperó la Fiscalía con el de la rifa del billete que tiene una foto del avión presidencial pero en el que se rifará dinero en efectivo? Es una maroma. Una maroma que no toma en cuenta que al tratarse de dinero que proviene de prestaciones laborales, son inembargables y por lo tanto no aplica la Ley de Exrinción de dominio. Es ilegal que cualquier institución que no sea el INFONAVIT disponga de esos recursos. Pero aún así el presidente ya los comprometió para pagar los premios de su rifa.

Y aún hay más. A pesar de que ningún sorteo de la Lotería Nacional logra vender ni 500 mil boletos, el presidente anticipa que se van a vender los 6 millones de cachitos y que con ello va a recibir 3 mil millones de pesos. Parte de este dinero será para pagar equipo médico. ¿Por qué no utiliza el dinero de la FGR que recibió el lunes para, de una vez y no hasta la lotería de septiembre, comprar el equipo médico? Es una respuesta que solo conoce el presidente López Obrador.

Para sumarle a todas estas maromas, el presidente quiere acudir a los bolsillos salvadores de la clase empresarial. Cien empresarios están convocados el día de hoy a cenar a las 7pm en Palacio Nacional para que el presidente les de 40 mil cachitos de la rifa a cada uno para que ellos los coloquen entre sus empleados o se los queden como una acción solidaria para resolver las necesidades médicas y la rifa del avión presidencial.

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