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El ex primer ministro israelí Benjamín Netanyahu mantiene una mayoría holgada para formar gobierno con sus socios de ultraderecha y religiosos, tras haberse escrutado el 86% de votos de las elecciones israelíes de ayer 1 de noviembre.

A medida que avanza el recuento, la victoria y el regreso al poder del ex jefe de Gobierno se da por hecho.

El bloque de partidos anti-Netanyahu se mantiene en silencio y su principal referente, el actual primer ministro Yair Lapid, comienza a asumir que tendrá que ceder el poder a su rival, según distintos medios de comunicación.

La ventaja del bloque pro-Netanyahu es muy amplia, y por ahora se sitúa en una mayoría de 65 escaños, por encima de los 61 de mayoría necesaria para crear Ejecutivo en un Parlamento de 120.

Ante ello, se prevé que el partido derechista Likud, ganador con 32 escaños, forme gobierno con sus socios de Sionismo Religioso, tercera fuerza con 14 asientos, y los dos partidos ultraortodoxos, que juntan 19 diputados.

El amplio conjunto de fuerzas de centro, derecha e izquierda del bloque contrario a Netanyahu se queda en solo 50 escaños y no parece tener posibilidades de remontar en lo que falta de escrutinio.

La mayoría de votos regulares ya se escrutaron, y quedan fundamentalmente los llamados sufragios de doble sobre, procedentes de bases militares, hospitales, geriátricos, prisiones o embajadas.

Según el Comité Electoral Central, esos votos se comenzarán a contar este mismo miércoles, y se espera que el resultado final se pueda anunciar mañana jueves por la noche.

Los comicios de ayer fueron los quintos que celebra Israel en menos de cuatro años. Las encuestas previas a las elecciones habían señalado que habría un empate técnico, sin ningún bloque con mayoría suficiente para crear Gobierno, lo que anticipaba otra convocatoria a urnas en 2023.

A pesar de ser acusado de corrupción, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se encamina este martes a una victoria contundente en las elecciones legislativas realizadas ayer, quedando en posición de fuerza para formar el próximo gobierno y encarar su proceso.

Con el 90% de los votos escrutados hasta esta mañana por la Comisión Electoral, el Likud (derecha) de Netanyahu obtiene el 29.3% contra el 26.3% para la formación centrista “Azul-Blanco” de su principal rival, el exgeneral Benny Gantz.

En el sistema israelí, ese resultado se traduce en alrededor de 36 escaños para el Likud, contra 32 para el partido de Gantz.

Con sus aliados de la derecha radical y los partidos judíos ultraortodoxos, el Likud podría sumar 59 escaños, o sea que quedaría a dos de los 61 de la mayoría parlamentaria, según los pronósticos.

“Pronto encontraremos en el otro bloque los votos faltantes”, afirmó el portavoz del Likud, Jonathan Urich. “Estamos ya en contacto con varios diputados del otro bando”, aseguró.

Netanyahu, de 70 años, jefe de gobierno con mayor duración de la historia del país, con 14 años en el poder, celebró en la noche del lunes haber obtenido “la victoria más importante de su vida”, ante una multitud de partidarios reunidos en Tel Aviv que lo recibieron con vítores, al grito de “Bibi rey de Israel”.

Si el Likud consigue más de 35 escaños, será su mejor resultado bajo el liderazgo de Netanyahu, quien se beneficia además de la buena racha de la derecha en general.

“Es una victoria… contra todo pronóstico”, y pese a quienes predijeron “el final de la era de Netanyahu”, agregó el primer ministro, acusado de corrupción y cuyo proceso comenzará el 17 de marzo.

Sin embargo, esta mañana, el Tribunal Supremo israelí recibió una petición del “Movimiento por un Gobierno de calidad” contra la posible designación por el presidente Reuven Rivlin de Netanyahu para formar un gabinete.

“Un acusado de corrupción, malversación y abuso de confianza no puede asumir la tarea de formar un gobierno. Un hombre como él no puede servir de modelo y ser primer ministro”, destaca este movimiento.

Estas fueron las terceras legislativas en menos de un año. Tras las elecciones de abril y septiembre, Netanyahu había fracasado en formar un gobierno de unidad nacional.

El primer ministro clama su inocencia y se dice víctima de una “cacería de brujas” de los servicios del Ministerio Público y de la prensa.