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Cuando se firmó el TMEC hace dos años (que se cumplen el viernes) México era la economía 14 del mundo. Ahora somos la economía 16 y según el FMI al final del año próximo estaremos en el lugar 17.

En el mismo lapso de tiempo Estados Unidos sigue siendo la economía número uno del mundo y Canadá la número nueve. Los tres países hemos pasado por la pandemia; la escasez de suministros y la actual guerra en Ucrania pero somos el único de los tres que ha caído en tamaño de economía. Nuestro crecimiento ha sido mediocre a pesar de que pertenecemos a un tratado valiosísimo.

Este club de tres países representa una tercera parte del PIB del mundo; 12 por ciento del comercio global. Es un mercado de 1.2 billones de dólares al año; 2 millones de dólares por minuto.

La certeza que ofrece el TMEC permite que sigamos teniendo Inversión Extranjera Directa. Sin embargo hemos dejado de ser un imán de esta IED. Hemos salido del ranking de entre los 25 países más atractivos para invertir, de acuerdo a la consultora Kearny, con todo y que somos el único país en vías de desarrollo que compartimos más de 3 mil kilómetros de frontera con una economía desarrollada.

En lugar de aprovechar el “near” y “friedshoring” en medio de la reconfiguración global por la guerra en Ucrania y la comercial entre EUA y China, el gobierno mexicano ha optado por alejarse de nuestros socios y abrazar a los dictadores y autócratas del mundo.

A la pregunta de qué balance le dan a estos dos primeros años del TMEC, varios de los principales negociadores me respondieron que es positivo que cumpla este tiempo pero preocupa que México los ha desperdiciado.

El TMEC es un tratado todo terreno, en el sentido de todo lo que ha logrado sortear y a la vez sigue funcionando, me dijo la periodista experta en temas económicos, Barbara Anderson. El mayor riesgo que tenemos ahora es olvidar lo cerca que estuvimos de que las cosas salieran mal cuando Trump amenazó con cancelar al antecesor del TMEC, el TLCAN, y dejarnos sin nada, me comentó Juan Carlos Baker, Subsecretario de Economía el sexenio pasado. Es necesario que lo recordemos y pongamos la atención necesaria para cuidar el TMEC, sobre todo cuando es clarísimo que la amenaza del regreso de Trump o de un trumpista está más que latente.

En este momento el TMEC no es un tema de batalla política en ninguno de los tres países y eso es positivo, de acuerdo con Luis de la Calle, colega de estas páginas que ha participado en las negociaciones de los múltiples acuerdos comerciales que ha firmado México.

Preocupa la serie de incumplimientos de los 3 países: México en materia energética; Estados Unidos en el sector automotriz en donde se brincan las reglas de origen y viola el acuerdo con los subsidios a los vehículos eléctricos; y Canadá viola las reglas en el mercado de lácteos. Esto ocurre con cero o nulas consecuencias para los tres países. Y es que ¿cómo podría México reclamarle a EUA el discurso contrario al TMEC de Buy American cuando violamos de forma flagrante lo acordado; ratificado y firmado hace dos años en materia energética, agrícola y laboral, principalmente.

Ahora somos insulares por el discurso nacionalista del presidente López Obrador y esto complica que, por ejemplo, podamos reclamarle a Biden que el Buy American tiene que convertirse en Buy North American o que esté utilizando el tratado como una herramienta proteccionista con la excusa de que México está violando disposiciones laborales.

Otro de los integrantes del equipo negociador mexicano, Ken Smith Ramos, me comenta que deberíamos estar trabajando con nuestros socios comerciales en el desarrollo de mecanismos para fortalecer y profundizar el Tratado en temas torales como el cambio climático, las cadenas de valor, la entrada temporal de profesionistas, entre otros.

Dos años del TMEC y es una tristeza que algo que ameritaba solo buenas noticias en un momento complejísimo para la economía global, México ha decidido desperdiciarlo y le ha dado la espalda a su principal socio comercial y ha prácticamente ignorado al otro integrante del TMEC, a Canadá.

Todo esto cuando el acuerdo ha sido la pieza más valiosa para mantener a flote la economía mexicana, me dijo el ex Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo.

Columna completa El Universal

La semana pasada, cuando el Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, debía tener un millón de cosas en la cabeza, empezando por la inminente invasión de Rusia a Ucrania, decidió publicar un mensaje en twitter en el que señalaba la creciente preocupación en Estados Unidos por el alto número de periodistas atacados y asesinados en México.

El mensaje fue un llamado a que las autoridades mexicanas hicieran su trabajo para proteger a los periodistas y para que quienes los amenazan y matan rindan cuentas.

La precisión de la inteligencia del gobierno de Biden respecto a la invasión rusa a Ucrania no deja lugar a dudas de que cuando Blinken escribió ese mensaje sobre la situación en México, ya sabía lo que haría Putin unas horas después.

El momento actual no se presta a mezquindades. Las evasivas de López Obrador a ser un aliado firme y claro de Estados Unidos no serán toleradas con la misma docilidad que vimos en el primer año de Biden. Estados Unidos quiere ahora más que nunca alianzas sólidas y el que el vecino del sur esté tan titubeante es sin duda una preocupación en Washington.

Tres mensajes después del que escribió Blinken sobre el periodismo en México, el Secretario escribió uno de apoyo y amistad con Canadá: “En el año que ha transcurrido desde su lanzamiento, la Ruta para una Renovada Asociación entre E.U.A y Canadá nos ha llevado a nuevos niveles de cooperación para promoción de la democracia, la diversidad y la inclusión; una recuperación económica sostenible e inclusiva y el fortalecimiento de nuestras alianzas. #AmigosSociosAliados”.

El Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard respondió al tuit de Blinken con una carta a su contraparte estadounidense aduciendo al Entendimiento Bicentenario firmado entre México y Estados Unidos apenas en diciembre pasado. Claramente para Blinken esta Iniciativa Mérida 2.0 no es importante cuando el jefe del canciller, el presidente López Obrador, parece muy poco interesado en fortalecer la relación con Estados Unidos. Lo que hay en Washington es una evidente preocupación.

En un momento en que el mundo entero, salvo Bielorrusia, está repudiando las acciones de un autócrata como Putin, Andrés Manuel López Obrador bien podría poner sus barbas a remojar. La oportunidad de presentarnos como aliados sólidos de Estados Unidos, con quien tenemos vecindad y un acuerdo comercial, podría beneficiar de sobremanera a México. Es lo inteligente y lo lógico a hacer. Sin embargo estamos viendo acciones en el sentido contrario.

Si bien el representante de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, habló de un cese al fuego en Ucrania y de que México daría ayuda humanitaria a los refugiados, su postura parece aislada. Primero fue el Secretario de Turismo, Miguel Torruco, quien decidió que en pleno momento de sanciones y repudio a Rusia era oportuno publicar dos mensajes dando la bienvenida y apoyando a la aerolínea rusa, Aeroflot, y aplaudir el turismo bilateral Rusia-México. Y después, el presidente López Obrador, decidió doblar la estrategia errada y aclarar que México no va a implementar sanciones económicas ni represalias a Rusia “queremos mantener buenas relaciones con todo el mundo y queremos estar en condiciones de poder hablar con las partes en conflicto”, dijo López Obrador.

Esta ambigüedad, por llamarla amablemente, no le conviene a México ni a los mexicanos.

Columna completa en El Universal

Benditas remesas. Así presume el presidente López Obrador la enorme cantidad de dinero que los paisanos envían a México. Este año vamos a recibir más de 50 mil millones de dólares y las estimaciones para 2022 son que llegarán a 56 mil 700 millones. Estamos hablando de cantidades enormes, pero ¿es algo que el presidente deba presumir? Por supuesto que no.

El presidente Andrés Manuel López Obrador no entiende que presumir las cantidades históricas de remesas que recibe México es una muestra del enorme fracaso que somos como país para generar oportunidades para los mexicanos.

Con tanto mexicano que se va a Estados Unidos, lo que tenemos es una fuga de talentos que regresan al país migajas a cambio de lo que significa su salida de México. Para muestra, un ejemplo.

Jorge estudió primaria, secundaria y preparatoria en México. Después hizo la carrera de medicina en la UNAM. Hoy está haciendo su residencia en Miami, Florida. ¿Por qué? Porque si la hace en México, le pagan 6 mil pesos al mes. En Florida le pagan 10 mil dólares al mes. A partir de esta residencia, Jorge espera hacer su especialidad en oftalmología y ser un gran médico dedicado al cuidado de los ojos en Estados Unidos. Jorge quiere ganar en dólares porque sabe que si se queda en México será difícil tener un sueldo digno.

Así, toda la inversión en Jorge para que estudiara en México la van a capitalizar en Estados Unidos. Si al mes Jorge envía algo de dinero a sus papás en México, la cantidad palidece frente a la inversión que ya se hizo en él en nuestro país. Lejos de presumir que los paisanos mandan mucho dinero a México habría que preocuparse por nuestra enorme fuga de talentos. Actualmente lo que estamos haciendo es subsidiar a Estados Unidos a través de estos mexicanos.

Para acabarla de amolar, si de menos existieran planes para el aprovechamiento o para incentivar inversiones con esas remesas, algo podría capitalizar México con ese dineral. Sin embargo, los datos muestran que las remesas no están volviendo más dinámica la inversión en México y en cambio se destinan a consumo de bienes muy básicos.

En este año el aumento de las remesas se comenzó a notar desde mayo, cuando entraron 4 mil 526 millones de dólares. En julio fueron 4 mil 545 mdd; en agosto 4 mil 749 mdd y en octubre 4 mil 819 mdd. Sin embargo, si revisamos el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de esos mismos meses e incluso al cierre del año, no se ve mayor dinamismo. Por el contrario, se registró una desaceleración.

Esto es así incluso si se observan las zonas del país que más reciben remesas, como Michoacán. Ahí no hay registro de que con las remesas se destinen a proyectos de infraestructura o en inversión en proyectos de emprendimiento o nuevos negocios. Si el presidente López Obrador quiere estar presumiendo, mejor que genere las condiciones para que se den este tipo de inversiones que acabarían impulsando la economía del país. Ahí sí, que se ponga a presumir todo lo que quiera.

Pero en las remesas ocurre lo que en tantos otros rubros en México ahora: hay una enorme oportunidad que se está desperdiciando.

Apostilla: En estos días en mi podcast Broojula podrán escuchar episodios dedicados exclusivamente a explicar y entender la reforma energética que impulsa el presidente López Obrador. Son entrevistas con expertos en la materia con el ánimo de despolitizar un tema tan complejo. Los pueden escuchar todos los días en www.eluniversal.com.mx o consultar todos los episodios en https://spoti.fi/315xjLC

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Al horror de la volcadura de un tráiler que dejó más de 55 centroamericanos indocumentados muertos le siguió lo previsible: el lamento de las autoridades y el anuncio de la creación de un grupo de acción para combatir el tráfico de migrantes. Tan, tan. La vida sigue.

¿Qué esfuerzos serios harán en México las autoridades para aclarar cómo pudo este tráiler pasar tres retenes sin que nadie se diera cuenta de que en la caja del tráiler iban más de cien personas hacinadas? Es más que plausible inferir que lo que ocurrió con estos migrantes es un modus operandi permitido y hasta auspiciado por autoridades en México que están de acuerdo con que aquí se trafique personas.

Como en todo en la vida, las pérdidas de unos son las ganancias de otros. Desde que Donald Trump anunció el programa ‘Quédate en México’ el tráfico de personas ha crecido. La tragedia para quienes deben pagar hasta 12 mil dólares para ir hacinados en un tráiler o en autobús hacia Estados Unidos es un negociazo para sus traficantes.

Carlos Denton, Director de CID/Gallup, estuvo en un podcast recientemente hablando de como en el mundo hay 144 millones de personas que quieren irse a Estados Unidos. Para ello lo más fácil es salir de Centroamérica, cruzar México e intentar llegar a EUA.

La empresa de Denton ha infiltrado mujeres haciéndose pasar por madres migrantes indocumentadas intentando llegar a Estados Unidos. Con ello han encontrado información valiosa sobre este tráfico de personas. Saben, por ejemplo, que el hijo del líder de los Zetas en el Golfo se fue a estudiar a Harvard. Ahí, en lugar de pensar en armar un negocio legal, se dio cuenta del enorme mercado que podía representar el tráfico de personas. El programa Quédate en México dejaría a muchos más indocumentados varados en México en dónde las autoridades se preocupan poco por qué les pasa cuando son regresado a nuestro país. Y tuvo razón. Denton estima que los Zetas obtienen entre 350 y 400 millones de dólares al año por tráfico de migrantes.

Hay miles de historias de este tráfico de personas. El Washington Post publicó un reportaje desgarrador a principios de año en donde la reportera Arelis R. Hernández cuenta el calvario de Nancy, una mujer salvadoreña, y sus dos hijos, Andrea y David, para llegar a Estados Unidos.

No sólo tuvieron que lidiar con las condiciones terribles para llegar a la frontera. Una vez ahí se quedaron en un campamento en Matamoros en donde las condiciones climáticas y de insalubridad fueron terribles. Pero lo peor fue cuando llegaron a Reynosa en autobús. Ahí fueron secuestrados juntos con miles de migrantes más. Por persona pedían que la familia en Estados Unidos depositara $500 dólares para poder ser liberados.

El calvario de Nancy; los datos de Denton; la tragedia del tráiler de la muerte…todo esto ocurre en México, en donde no se ve ningún tipo de esfuerzo relevante por luchar en contra del tráfico de personas. Es una tragedia y una auténtica vergüenza.

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Una balacera sorprende a pasajeros del transporte público en Monterrey, Nuevo León. La unidad circulaba por calles del norte de la ciudad cuando se escucharon los disparos. Tanto usuarios como el conductor se tiraron al piso del vehículo para resguardarse.

Autoridades de Oaxaca investigan el móvil de una balacera en un bar de la capital del estado. Una mujer murió y un hombre resultó lesionado. Según testigos, unas personas entraron al bar “El Hábito” y dispararon contra los asistentes. En redes sociales se difundieron imágenes del momento en que comenzaron los disparos.

En Cuatlancingo, Puebla, se registró una balacera en San Lorenzo Almecatla. Testigos dijeron que esta mañana se escucharon al menos ocho disparos. Y es que, sobre la calle Galeana unas personas intentaron robar una camioneta.

En Morelia, Michoacán, una pareja fue víctima de un asalto a plena luz del día. Se encontraban platicando en la calle cuando dos hombres bajaron de un auto blanco y los amagaron para quitarles sus pertenencias. Después de hacerlo se subieron a su auto y huyeron.

Sigue la ola de violencia en Zacatecas. Esta mañana fueron localizados ocho cuerpos colgados en distintos puntos del municipio de Fresnillo. Tres cadáveres estaban suspendidos en un puente peatonal de la comunidad de San José de Lourdes. Tres más fueron hallados en un árbol en otro punto de la misma comunidad y otros dos cuerpos fueron encontrados en un predio entre la comunidad de San Ignacio y San Gabriel.

En Zapopan, Jalisco, automovilistas se toparon con cuatro féretros que obstaculizaban el tránsito en la Avenida Vallarta a la altura de la glorieta de Los Cubos. Los ataúdes fueron abandonados por una camioneta. Conductores los colocaron sobre la banqueta.

Este es un resumen de las primeras seis notas de un día del noticiero que conduzco en Televisa, A Las Tres. No han pasado ni diez minutos del noticiero cuando la fotografía de México es de sangre, violencia y delincuencia. Hay claramente un deterioro en México. Así no ha sido siempre la información. No estamos hablando de una zona del país. Son eventos que ocurren a diario y en prácticamente todo México.

Mientras esto sucede, resulta incomprensible que la preocupación del presidente esté centrada en generar y engrandecer problemas que ni existían, como es la dirección del CIDE. O en promover como algo consumado un trayecto de tren que supuestamente lleva al Aeropuerto Felipe Ángeles pero que hoy es simplemente un proyecto. Hay trayectos de tren, pero ninguno llega actualmente a la terminal aérea del aeropuerto, como presume falsamente en el video que subió el presidente a redes sociales. El tren en el que va con la Jefa de Gobierno, su esposa Beatriz; el gobernador del Estado de México, el General Ricardo Vallejo, entre otros “pasajeros” no es el Tren Suburbano al AIFA, como falsamente dice el presidente. Ese tren es un proyecto con 10 por ciento de avance que se calcula que pueda iniciar operaciones en septiembre del 2023, según dijo en entrevista Maximiliano Zurita, director general de Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles México.

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El presidente Andrés Manuel López Obrador decidió, sin invitación de por medio, presentarse ante la ONU para hablar de corrupción y desigualdad como el gran problema de México al cual él ha sabido hacerle frente. Más allá de que la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad de la ONU, que este mes le corresponde a México, no era el foro porque ahí el mandato son los temas de paz y seguridad internacionales, el gran problema de nuestro país no es la corrupción.

Tan solo una semana antes podría haber viajado el presidente a Roma para estar en la Cumbre del G20 y plantear, ahí si, el tema de desigualdad y hasta de corrupción. Pongo `hasta’ porque si bien es cierto que es un enorme problema en México, su gobierno no puede presumir logros en este rubro, lo que debe de ser bastante decepcionante para todos los que creyeron en su discurso y por ello votaron por él en 2018.

El gran problema de México no es la corrupción. Es un acto que indigna, sin duda. Pero el gran problema de México es que no tenemos un Estado de Derecho. Ante esta ausencia, es muy fácil ser corrupto porque mientras se esté del lado del poder, no hay problema. No hay castigo. Algo que no ocurre en donde se respeta el Estado de Derecho. Y eso no ocurre en México.

El presidente habla que antes de él había un Estado de Chueco en México.

¿Qué si no Estado de Chueco es decidir detener a un delincuente confeso solamente cuando sale a la luz una fotografía de él cenando en un restaurante muy campante, algo que no es ilegal pero sí inmoral, como dijo el presidente sobre Lozoya? El momento de la detención y las razones para hacerlo, cuando se hizo evidente que el ex director de Pemex estaba aprovechándose del criterio de oportunidad, demuestran el grave Estado de Chueco en México.

¿Qué si no Estado de Chueco es tener en prisión a una exfuncionaria por un delito que no amerita prisión preventiva como ocurre desde hace más de dos años con Rosario Robles? La forma de detenerla y mantenerla en Santa Martha Acatitla demuestra el terrible Estado de Chueco en México.

¿Qué si no Estado de Chueco es tener en prisión a una señora por las rencillas personales del Fiscal General de la nación? Cuando la familia Cuevas Castillo comenzaba a ver la luz para que saliera de prisión su madre tras 13 meses de estar en Santa Martha Acatitla, de forma sospechosamente rápida y por una solicitud del Fiscal Gertz Manero, la Suprema Corte de Justicia atrajo los amparos de las señoras Alejandra Cuevas y su madre Laura Morán. Este amparo lo habían ganado en primera instancia contra la orden de aprehensión y el auto de formal prisión que enfrentan y mantiene, como decimos líneas arriba, a la primera en prisión y a la segunda, de 94 años, escondida para evitar ser detenida también.

¿Qué si no Estado de Chueco es que los hermanos del presidente, Pío y Martín, aparezcan en videos recibiendo fajos de billetes y a ellos no se les toque ni con el pétalo de una investigación?

 

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Uno de los efectos más notables de la pandemia ha sido la ruptura de las cadenas de suministro. Esto es una muy mala noticia para el mundo, en especial para Estados Unidos, y una enorme y quizás oportunidad única para México…que estamos desperdiciando.

Como en el país todo gira en torno a un presidente que no tiene interés en voltear a ver lo que ocurre más allá de sus filias y fobias políticas, no nos estamos poniendo las pilas para aprovechar la situación geográfica y poblacional tan privilegiada que tenemos en un momento de crisis mundial.

¿Por qué se rompieron las cadenas de suministro? La primera fisura vino cuando China decidió cerrar Wuhan y después el país entro para lidiar con la emergencia sanitaria. Desde entonces quedó claro que el comercio global iba a sufrir algunos desabastos ya que China es la fábrica del mundo.

¿Qué pasó después? Cuando el mundo entero decidió cerrar sus fronteras nos enfrentamos todos (menos China) a un desabasto de cubrebocas y otros insumos médicos para protegernos del COVID19. China, que antes enviaba contenedores con productos a los principales puertos de Europa y Estados Unidos (Los Ángeles; Long Beach y Savannah), ahora comenzó a mandar contenedores a todos los rincones del mundo con artículos de protección médica para el virus. Los contenedores se desviaron de sus rutas tradicionales de ida y vuelta y se fueron a países en África, Asia y América Latina que no tenían productos para llenarlos y enviarlos de regreso a China. Así, hoy hay el mismo número de contenedores pero regados por todo el mundo y por ello se ha generado escasez.

La situación actual es de falta de contenedores, lo que ha incrementado los precios para poder usar los que están disponibles. Al llegar a los puertos, hay una saturación porque no hay suficientes trabajadores para descargar los contenedores y tampoco hay suficientes conductores de autobuses o camiones para llevarlos por tierra a sus puntos de venta o entrega.

Además se ha dado un cambio en los patrones de consumo por la pandemia ya que hemos dejado de comprar algunos artículos (ropa elegante, por ejemplo, al estar tanto tiempo encerrados en casa) y se ha aumentado el consumo de otros (artículos para armar oficina en casa, por ejemplo). Esto también ha saturado los puertos de productos que ya no son costeables para las empresas rescatar.

¿Qué oportunidad tiene México ante este escenario? A pesar de que Biden ha anunciado que deben operar 24/7, los puertos de California y Georgia en Estados Unidos están saturados. Para evitar mayores rezagos, México podría ofrecer nuestros puertos en Michoacán; Tamaulipas y Veracruz para poder ayudar a desahogar esta situación. Además, ante por un lado la falta de conductores que lleven por tierra las mercancías en EUA, y por el otro, la falta de empleo en México, aquí el trabajo de conductor es una enorme oportunidad. La Canacar lo sabe. Han informado como de un sueldo de 50 mil pesos al mes, los choferes de carga ahora llegan a ganar hasta 100 mil pesos.

 

Columna completa en El Universal

Al principio de su administración el presidente López Obrador prometió que en cuestión de un año México tendría un sistema de salud como el de Dinamarca. Eso claramente no ha ocurrido. Por el contrario, la desaparición del Seguro Popular y su reemplazo por el INSABI ha generado más problemas que soluciones. Vivimos con escasez de medicinas y los tratamientos en el sector privado de salud han aumentado ante las deficiencias en el público, lo que implica un costo tremendo para miles de familias.

La verdad es que no hace falta compararnos con los daneses. Con que López Obrador quiera imitar a Costa Rica en materia de salud sería más que suficiente. La estrategia de salud de ese país es tan envidiable que el actual encargado de salud de USAID del gobierno de Biden, el Dr. Atul Gawande, visitó Costa Rica para entender qué han hecho bien ahí y cómo podría Estados Unidos imitar sus planes de salud.

Gawande escribió lo que vio en un excelente texto publicado en el New Yorker que arranca con una visita a un cementerio en Atenas, una ciudad en el centro del país, en donde las tumbas de 1950 son de miles de niños que murieron antes de cumplir un año. Entonces la expectativa de vida en Costa Rica era de 55 años, en México la expectativa de vida era de 50 años y en Estados Unidos era de 68 años.

Para 1985 la expectativa de vida en Costa Rica era de 75 años, igual que la de Estados Unidos. En México era de 69.8 años. En el 2020 la expectativa de vida en Costa Rica llegó a 81 años, sobrepasando los 75 años que tenemos de expectativa de vida en México y en EUA.

Así, Costa Rica es el país número 35 en el mundo en expectativa de vida mientras que Estados Unidos es el número 46 y México somos el número 90.

¿Cómo le hizo Costa Rica para mejorar en poco más de una generación más de dos décadas la expectativa de vida? ¿Invirtió enormes cantidades de dinero? No. El tema no ha sido la suma de dinero sino la forma de invertirlo.

El sistema de salud Costarricense se basa en el EBAIS: Equipo Básico de Atención Integral en Salud que asigna un ATAP (Asistente Técnico en Atención Primaria) para cubrir cada uno a entre 4 o 5 mil personas.

 

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En dos días llegan a México el Secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, el de Homeland Security, Alejandro Mayorkas, y el Procurador Merrick Garland para reunirse con el canciller Marcelo Ebrard en el Diálogo de Alto Nivel que se enfocará en temas de seguridad.

A estas pláticas llegan los funcionarios del gobierno de Joe Biden, que están con un tema central en su agenda: evitar la injerencia de China en el mundo en general y en América en particular.

Si bien Ebrard tiene entre sus temas prioritarios cerrar el capítulo de la Iniciativa Mérida y abrir uno nuevo en materia de seguridad, para Garland, Blinken y Mayorkas no habrá pasado desapercibido que en la Cumbre de Celac, fue Ebrard quien presentó con bombo y platillo la videoconferencia del Jefe de Estado chino, Xi Jinping.

Con este antecedente vale la pena preguntarnos ¿con qué ánimo llegarán Mayorkas, Garland y Blinken al diálogo con Ebrard?

En un momento en donde la doctrina de política exterior de Biden es ya muy clara: su tema principal es China, México ha decidido inexplicablemente acercase a ese país. Inexplicablemente porque, desde la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), estamos ambos países en una situación se suma cero. Lo que China gana con Estados Unidos, México lo pierde y viceversa.

Entonces, cuando Estados Unidos decide que su estrategia es frenar a China, resulta incomprensible que México no opte por aprovechar la circunstancia para acercarse aún más al vecino del norte.

Para Biden, que enfrenta enormes problemas internos y de política internacional, China es uno de los pocos frentes en donde logra respaldo bipartidista. Tanto demócratas como de republicanos están en favor de contener a China. En la más reciente encuesta de Gallup, el 79 por ciento de los estadounidenses expresó tener una opinión muy desfavorable sobre China. Aquí no hubo diferencias notables entre miembros o simpatizantes de cada partido.

Por ello, a diferencia de prácticamente el resto de las acciones de Donald Trump, en la relación con China Biden no solo ha mantenido la postura de fuerza y contención que implementó su antecesor, sino que la ha aumentado: mantiene las tarifas a los productos chinos; ha seguido con las críticas del manejo del coronavirus por parte de China; ha criticado los abusos en materia de Derechos Humanos de ese país y ha expresado abierto apoyo a un Taiwán independiente.

Para el gobierno de Biden, el papel de Estados Unidos actualmente es lograr que prevalezca la democracia sobre el autoritarismo y ahí China es el principal rival. Esto explica muchas de las acciones de política interna e internacional que ha llevado a cabo el gobierno.

Así las cosas, se antoja complicado el encuentro del 8 de octubre entre Ebrard y la comitiva de Estados Unidos. El memorándum que quiere firmar el gobierno mexicano con el estadounidense, para ser viable, requiere que la relación que tenemos con China cambie. Nuestro desarrollo está atado a Estados Unidos. No es muy difícil de entender esto. O cuando menos, no debería serlo.

Si el gobierno mexicano cree que puede abrazar a Xi Jinping y a la vez pedir cooperación y confianza de Estados Unidos, muy pronto se dará cuenta de que está muy equivocado.

 

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Hace menos de un mes fue un escándalo que el líder de la bancada del PAN en el senado, acompañado de otros de sus colegas se reunieran con Santiago Abascal, el líder de VOX, el partido de ultraderecha de España. El crítico número uno de ese encuentro fue el presidente Andrés Manuel López Obrador quien, ni tarde ni perezoso, fijó su postura desde la tribuna de la mañanera para decir que “vinieron unos extremistas de España, el Vox que se unieron con el PAN porque son lo mismo, nada más que simulaban, los del PAN, de que eran demócratas y no, son conservadores y ultraconservadores casi fascistas”.

Agregó López Obrador que “Hubo un besamanos, una vergüenza, llegaron todos los senadores (del PAN), creo que 16, al besamanos”.

Muy mal esa reunión de Panistas. Ni duda cabe que no han entendido nada sobre en donde está la batalla electoral para ganar votos y pensar que puedan regresar algún día al poder. Está en el centro, no en los extremos.

Sin embargo, tomando en cuenta que ésta es la visión del presidente López Obrador, que enaltece la máxima de “dime con quien andas y te diré quien eres” ¿qué podemos decir de su apapacho al dictador de Cuba, Miguel Diaz-Canel; al de Venezuela, Nicolás Maduro; al canciller de Nicaragua que venía en representación de Daniel Ortega?

Para ambos países pidió misericordia. Para Cuba, el fin del embargo estadounidense; para Venezuela, el retiro de las sanciones económicas. ¿Es entonces esto un fuera máscaras de Andrés Manuel López Obrador? ¿Cabe la posibilidad de parafrasearlo y decir: López Obrador es lo mismo que Diaz-Canel, Maduro y Ortega, nada más que simula que es un demócrata y no, es un dictador y un violador de los derechos humanos y la libertad de expresión?

Si nos apegamos a cómo se refirió López Obrador al encuentro de algunos panistas con VOX, la respuesta es si. Para un hombre que siempre ha dicho que las relaciones exteriores e internacionales no le interesan, lo que vimos desde el 16 de septiembre cuando le dio a Diaz-Canel el trato que ningún otro Jefe de Estado del extranjero había tenido antes, salvo el que tuvo el francés Charles De Gaulle en 1964, y continuó a lo largo de la cumbre de la CELAC muestra que a López Obrador sí le interesan los temas internacionales y nos dejan verlo de cuerpo entero con quién se entiende y con quién no.

La alternativa es que todo esto fue una estrategia del presidente de México para distraer del desastroso manejo de la crisis migratoria. Fue increíble que en la CELAC se hablará de todo, hasta de una Agencia Espacial de la región, sin que se mencionara el tema migratorio.

Bueno, hasta propuso el presidente que la CELAC conforme una especie de Comunidad Europea en América Latina. ¡Vaya idea viniendo de alguien que constantemente habla de defender la soberanía mexicana! La Comunidad Europea es precisamente la cesión de soberanía económica, laboral y de fronteras.

Apostilla: López Obrador le envió una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para decirle cómo resolver la crisis migrante que aqueja tanto a su país como a México. Le pidió que aporten los fondos para replicar Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro en los países de Centroamérica. Me imagino que cuando leyó la carta Biden ha de haber dicho “Caray, ¡¿Cómo no se nos había ocurrido esto antes?!…el presidente López Obrador es un genio.” Aunque unos minutos después habría calculado lo que todos sus antecesores. Que dar dinero a los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador sólo enriquece a la clase política de esos países sin lograr cambios favorables para sus ciudadanos. Además, ¿Cómo podría La Casa Blanca justificar, por ejemplo, darle recursos a un Bukele que se auto describe como el dictador más cool del mundo mundial en su perfil de twitter?

Columna completa El Universal

Hace tiempo que no lo veía. Es un señor que ha conocido al hoy presidente de México desde años atrás. Muy cercano desde que era López Obrador estudiante en la UNAM en los 70s. Culto e inteligente. Me dio gustó verlo porque pensé que platicar con él me daría la oportunidad de tener una conversación tranquila e informada sobre lo que ocurre en México, que tanto preocupa, y quizás él me podría mostrar aspectos de las acciones del gobierno que van en sentido correcto y que yo no he ubicado.

¿Cómo ves a México y a nuestros presidente? Comencé por preguntarle. Yo estoy encantado, me respondió mi interlocutor. El país necesitaba a alguien como López Obrador para salir adelante.

¿Qué de lo que ha hecho te gusta tanto? le dije, para no quedarnos en lo ya tantas veces repetido de que era necesario que llegara al poder una persona de izquierda, cuando, siendo cierto, AMLO ha resultado ser un político más bien conservador en lo social.

La respuesta me sorprendió: lo más importante que ha hecho nuestro presidente es separar el poder económico del poder político. ¿Cómo que separarlos? ¿Qué es entonces la relación entre AMLO y José María Rioboó si no la continuación de la cercanía y complicidad entre ambos poderes? Le volví a preguntar.

De ahí, mi interlocutor, al que llamaré Juan, decidió remontarse al escándalo político-sexual inglés, el caso Profumo. ¿Qué tiene que ver lo que vemos ahora en México con lo ocurrido en Inglaterra en los años 60s entre el político conservador, John Profumo, y la bailarina Christine Keeler? Le contesté.

A lo que Juan dio una serie de argumentos bastante confusos. El caso Profumo, que terminó con la carrera política de quien entonces era Ministro de Guerra en Gran Bretaña, al descubrirse su relación sexual con la bailarina de 19 años que a su vez tenía también una relación con el espía soviético Yevgeny Ivanov en tiempos de la Guerra Fría, fue la primera ocasión en que un político británico sufrió un castigo por sus diversiones sexuales. El caso Profumo le costó el puesto hasta al entonces Primer Ministro Harold Mcmillan. Mi interpretación es que Juan se remontó a este episodio político para decir que hoy en México no hay intocables.

No quise meterme a preguntar sobre Bartlett, Pío y Martinazo, porque sentí que ahí ya no encontraría lo que buscaba con mi conversación. Mejor cambié de rumbo.

¿Y la rifa del avión presidencial? ¿No te parece un insulto a la inteligencia de los mexicanos? A lo que Juan respondió que el lujo del avión presidencial para un país como México es lo realmente insultante.

Si. De acuerdo que era un lujo innecesario. Pero volví a mi pregunta ¿Por qué inventar una rifa?

Porque es insultante. El presidente López Obrador no puede moverse en ese lujo.

De acuerdo, pero no estoy hablando del lujo del avión. Mi pregunta es ¿por qué hacer el show de la rifa?

No logramos pasar de este punto. Así continuó la conversación hasta que, por respeto a su edad y a su familia, que me habían advertido que ellos ya habían dejado de hablar de política con Juan, decidí pasar a mi último comentario: ¡Qué bonito está el clima hoy!

Concluyó la conversación con una mayor preocupación de mi parte por el rumbo de México bajo el actual gobierno. Ni alguien inteligente y leído como Juan pudo darme un ejemplo de acciones de AMLO que estén pensadas para que el país crezca, para que los mexicanos estemos mejor y para que México se inserte exitosamente en el futuro.

Columna completa en El Universal

Durante años se pugnó en México para que los ciudadanos tuviéramos la posibilidad de premiar o castigar a nuestros políticos a través de la reelección. La idea era que así se rompería el monopolio de los liderazgos partidistas sobre los legisladores, quienes se tendrían que preocupar por su desempeño como funcionarios públicos para que los ciudadanos los quisieran reelegir.

Por ello, en septiembre del 2014 se reformó el artículo 59 constitucional para que los senadores pudieran ser reelectos hasta por dos periodos consecutivos y los diputados hasta por cuatro periodos consecutivos.

En las elecciones del 6 de junio, los ciudadanos pudimos por primera vez desde 1933 reelegir o no a los diputados federales. Sin embargo, los liderazgos partidistas siguieron manteniendo el control sobre sus legisladores y los ciudadanos no pudimos realmente ser quienes decidiéramos si queríamos premiar o castigarlos.

Primero porque los liderazgos dentro del partido fueron los que decidieron quién de sus legisladores podían buscar reelegirse. A principios del proceso electoral más de 440 diputadas y diputados manifestaron que querían buscar la reelección, pero al final solo 207 se pudieron postular. La decisión de quién sí y quién no podía hacerlo fue de los liderazgos que pudieron premiar a sus cuadros leales con ese ‘permiso’. Por ello, por ejemplo, alguien como Porfirio Muñoz Ledo no pudo buscar reelegirse ya que Mario Delgado, quien compitió por la presidencia del partido y le ganó después de pleitos públicamente ventilados entre ambos, pudo castigarlo sin permitirle buscar la reelección. La decisión de dejar fuera a Muñoz Ledo fue del líder del partido y no de los ciudadanos.

Según un estudio estimado de la reelección que hizo Fernando Dworak, quien conoce como pocos en México el tema, de los 500 diputados de la nueva legislatura, la LXV, 140 van a repetir porque ganaron la reelección. Esto es el 28 por ciento de los legisladores. No es mucho, pero lo importante más allá del número, fue ver que los liderazgos de los partidos fueron quienes permitieron o no a sus legisladores buscar la reelección. Así, los ciudadanos no logramos ser quienes premiamos o castigamos a nuestros legisladores. El control lo mantuvieron los lideres de los partidos.

Otro de los propósitos de la reforma al artículo 59 para permitir la reelección era que se mantuviera la continuidad y con ello la experiencia de los diputados. Tres años era muy poco tiempo para aprender como funciona el legislativo y, cuando apenas se estaba logrando agarrarle la onda al proceso, ya tenían que abandonar el cargo. La reelección buscaba premiar la experiencia.

Pero, dado como legislaron los diputados en los tres años de la actual legislatura en donde vimos con claridad que el presidente López Obrador mandó órdenes de no modificar ni una coma a iniciativas como la Ley de Energía Eléctrica y que los diputados de su partido le obedecieron, es difícil pensar que la experiencia legislativa que obtuvieron los 80 diputados de Morena que se reeligieron sirvan mucho a la ciudadanía. Más bien, todo indica que seguirán sirviendo al presidente.

Así, dos de los principales propósitos de reformar el artículo 59 para permitir la reelección legislativa no se lograron cumplir en esta primera ronda. La clase política está claramente abocada en darle la vuelta a la rendición de cuentas a la ciudadanía. Por más reglas electorales que se hagan, seguiremos viendo que los políticos responden antes a sus liderazgos que a sus votantes.

 

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En Estados Unidos Donald Trump perdió su reelección. Gran parte de la razón fue su pésimo manejo del COVID. Primero lo minimizó; nunca promovió el uso del cubrebocas y apoyó irresponsables medidas, como utilizar cloro para el tratamiento. Nunca quiso dejar de tener eventos públicos, al grado de haber provocado uno de múltiples contagios cuando quiso festejar el nombramiento de la Ministra Amy Coney Barret a la Suprema Corte en una reunión masivo en La Casa Blanca. Entre los contagiados ese día estuvo el propio Trump y su esposa Melania.

Estados Unidos es el país en el que más personas han muerto por COVID, 606 mil muertes. La situación ha mejorado gracias a la estrategia de vacunación que tan en serio se ha tomado el sucesor de Trump, Joe Biden.

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está viviendo momentos complicados por señalamientos de corrupción en la compra de vacunas. Primero no compraron a ninguna farmacéutica alegando precios caros y, de pronto, se hizo un compra apresurada a la farmacéutica India, Bharat Biotech para la Covaxin (Aztra Zeneca producida en India) cuando aún no estaba aprobada para su uso en Brasil. Lo peor es que se compró diez veces más cara del precio original.

Para un país que ya ha metido a la cárcel a un expresidente por corrupción, Lula da Silva, y sacado del poder a otra, Dilma Rousseff, también acusada de corrupción, no se ve fácil que toleren a otro presidente incurriendo en los mismos actos. Más aún cuando Bolsonaro se vendió como un foráneo de la política, ajeno a la corrupción.

En Brasil ha muerto más de medio millón de personas de COVID. Es el segundo país con más muertes por COVID del mundo. Y ahora las calles se han inundado de manifestantes exigiendo la dimisión del presidente. Su popularidad, en un momento de las más altas en América Latina, ahora se ha desplomado debajo de los 20 puntos. La pregunta ya no es si Bolsonaro puede reelegirse en las elecciones del año próximo. La pregunta es si va a llegar a las elecciones.

En India el Primer Ministro, Narendra Modi, tuvo que sacar a doce integrantes de su gabinete la semana pasada para tratar de dar la imagen de que está enfrentando bien al virus después de que en tan solo dos meses han muerto por COVID la mayoría de las 400 mil personas que hacen de India el tercer país con más muertes en el mundo.

Al partido de Modi, el BJP, le ha ido mal en las recientes elecciones regionales y tan pronto como febrero y marzo del 2022 debe estar más fuerte políticamente para no volver a ser derrotado en las elecciones legislativas. Si el virus sigue sin control en India, Modi se volverá a ver en aprietos. La crisis humanitaria que nos heredó India al mundo, la variante Delta, se ha convertido en una crisis política para el Primer Ministro Modi.

Así las cosas en los países que ocupan el lugar 1,2 y 3 de muertes por COVID en el mundo. La gran pregunta es ¿qué pasará en México con AMLO cuyo manejo de la pandemia nos tiene en el trágico cuarto lugar por el número de muertes en el mundo?

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Los dos son los encargados de hacerle frente a los grandes problemas de salud de sus países. Anthony Fauci lleva trabajando en el sector público de la salud de Estados Unidos desde hace 50 años. Hugo López-Gatell trabajó en el sector público primero en 1998 pero ha estado entre el público y el privado hasta 2018 que fue nombrado Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de esa secretaría.

Tienen trabajos similares pero Fauci y López-Gatell no podrían ser más distintos. Ambos enfrentan ataques de la opinión pública y de los medios, pero por distintas razones. En el caso de Fauci, lo atacan quienes creen que el doctor neoyorkino es uno de los principales responsables de la derrota de Trump en el 2020. Según esta visión Fauci volvió demasiado grande el tema de la COVID-19 cuando no era para tanto. Aún cuando más de 600 mil estadounidenses han muerto por el virus, hay amenazas de muerte no solo hacia él, también para su esposa e hijas.

A López-Gatell le llaman Dr. Muerte por la cantidad de personas que han fallecido no solamente por COVID, también debido al desabasto de medicinas y tratamientos oncológicos. En este último problema, López-Gatell tuvo el mal tino de llamar esta semana golpistas a los que ruegan por medicinas para salvar las vidas de sus hijos. Una muestra clarísima de como para él va primero la ideología y después la ciencia. Ya ayer, después de que AMLO reconoció el desabasto, López-Gatell trató de matizar sus dichos pero ¿cómo puedes matizar ante una declaración así, absolutamente insensible?

En el caso de las muertes por COVID-19, además de que rebasamos desde el año pasado el escenario catastrófico que había vaticinado López-Gatell de 65 mil muertes – ya vamos oficialmente en 232 mil fallecidos aunque los expertos apuntan a que estamos más cerca de 600 mil – el flamante subsecretario ha destacado por politizar el manejo de la pandemia.

Y ahí radica la principal diferencia entre Fauci y López-Gatell.

A ambos se le critica sus posturas para enfrentar la pandemia y que han dado mensajes contradictorios pero las razones para hacerlo son diametralmente distintas.

Fauci explica en una entrevista que dio para el podcast Sway del New York Times este fin de semana que a principios del 2020 su mensaje era no utilizar cubrebocas. Esta postura ha cambiado hacia la súplica a que sea utilizado. Cuánto más tiempo en lugares públicos, mejor. ¿Por qué el viraje? le preguntó la reportera Kara Swisher, y la respuesta de Fauci es que la ciencia funciona con la información disponible en cada momento. A principios de la pandemia no se sabía tan claro como ahora que la COVID19 se contagiaba principalmente por aire y en ese momento no había la producción de cubrebocas suficiente como para que todos los estadounidenses fueran a acapararlos sin generar un desabasto para la comunidad médica que los necesitaba con mayor urgencia. Sus virajes en las recomendaciones han sido sustentados por la información científica disponible cada momento, no por temas políticos.

En el caso de Hugo López-Gatell, aún cuando la OMS ha recomendado el uso de cubrebocas, el subsecretario se ha negado a hacer lo mismo. No ha rectificado ni en su postura hacia el cubrebocas, ni en la importancia de las pruebas y el rastreo de contactos. La razón para ello, habiendo tanta información disponible que sustente ambas recomendaciones, ha sido política. A su jefe, el presidente López Obrador, no le parece útil el uso del cubrebocas. De hecho, se niega a utilizarlo. Y por ello, López-Gatell no lo recomienda.

En Estados Unidos el encargado de lidiar con la pandemia es un científico que ha tenido que lidiar con un presidente, Donald Trump, que quiso politizar la salud. En México tenemos a un ex médico que ha decidido priorizar la política con consecuencias catastróficas para la salud del país.

 

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Mientras el presidente López Obrador vive obsesionado con el pasado, el presente y el futuro de México se están yendo por la borda.

En materia energética, económica y comercial, a pesar de la pandemia, México tiene la enorme ventaja de la vecindad con Estados Unidos. Los planes de rescate de nuestro vecino no tienen precedente. La cantidad de dinero que está y continuará circulando en ese país por los próximos años llevan a recordar la etapa de los años 20s. Los roaring twenties, le llamaron, cuando Occidente tuvo un crecimiento económico y una prosperidad brutal tras la Primera Guerra Mundial.

Dentro de esa ola de inversiones que vienen, el presidente Joe Biden ha sido enfático en que la inversión en energías limpias y renovables va hasta arriba de la lista. Él quiere ser recordado como el presidente que le dio la vuelta al reto del cambio climático.

Pero en lugar de querer engancharnos a esa locomotora, el presidente López Obrador busca pleito con los inversionistas norteamericanos y con el presidente Joe Biden.

La Agencia de Energía Internacional, de la cuál México es miembro desde el 2018, acaba de publicar un reporte explicando que para llegar a la meta de cero emisiones para el 2050 todos los proyectos nuevos de exploración de energías fósiles deben de detenerse en el mundo. Esto es, no más construcción de plantas de petróleo, gas ni carbón. Uno de los países que ha tomado la delantera en este sentido, además de EUA, es España. Ahí, el Parlamento acaba de aprobar una ley que prohíbe todos los nuevos permisos de exploración y producción de carbón, gas y petróleo con efecto inmediato. Además prohíbe la venta de vehículos de combustibles fósiles para 2040 y pone como meta producir el 74% de la electricidad de España con fuentes renovables para 2030.

Y, en otro sector, el mundo entero está temblando ante lo que parece inevitable: un ataque de China a Taiwán. Mientras López Obrador decide pelearse con el presente y ofrecer disculpas por temas milenarios, en Estados Unidos y gran parte del mundo hay preocupación por lo que esto puede significar en materia de producción de semiconductores.

Semi ¿qué? Pensará AMLO, mientras pide que se le sigan inyectando millones de dólares a la refinería de Dos Bocas.

Los semiconductores o chips son la piedra angular de la industria de los electrónicos. Sirven para que funcionen nuestros teléfonos inteligentes, consolas de video juegos y son el 20% del costo de los automóviles por la cantidad de semiconductores que lleva cada uno. Si la empresa más importante del mundo en producirlos, TSMC, que está en Taiwán, queda en manos de China, Estados Unidos va a padecer una escasez de semiconductores que llevará a una escasez de electrónicos a nivel global.

México, en lugar de estar pensando en construir una refinería o un tren, debería estar pensando en ser la alternativa a la fábrica de semiconductores del mundo que hoy es Taiwán. Estamos más cerca de EUA y no tenemos la amenaza China sobre nuestro territorio. Construir una fábrica de semiconductores lleva al menos un lustro, así que México no tiene tiempo que perder.

Hoy el país tiene la oportunidad de pensar insertarse en el futuro; en ser la solución para temas energéticos y de tecnología de Estados Unidos y de poder aprovechar los rugientes años por venir dado el exceso de dinero que hay allá y aquí escasea.

Pero en lugar de hacer esto, andamos en las tonterías de cada mañanera, que cada día se vuelven más insoportables y delirantes. Se está tirando el presente y el futuro de México al basurero por los rencores y resentimientos con el pasado de un individuo y de sus habilitadores.

 

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Lo que ocurre en México se asemeja a Noruega. No a la Noruega de hoy, desde luego. Me refiero a lo que ocurrió entre 1939, al arranque de la Segunda Guerra Mundial y 1940, cuando Hitler invadió el país. Todo indicaba que esto iba a ocurrir. Las señales eran claras. Era evidente que Hitler necesitaría más pronto que tarde el acceso al puerto de Narvik para transportar el acero de los países escandinavos a Alemania.

Pero los integrantes del gobierno noruego, empezando por el Primer Ministro Johan Nygaardsvold, insistían en que nada ocurriría y que Hitler respetaría a Noruega ya que habían sido neutrales en la Primer Guerra Mundial y habían declarado esa misma neutralidad en el arranque de la Segunda.

Cuando los alemanes atacaron un barco de pasajeros civiles, el príncipe heredero al trono, Olav, se acercó con el Primer Ministro para solicitar que el país respondiera de alguna forma a esta agresión. Insistió antes subsecuentes señales de que Alemania no estaba respetando la neutralidad de Noruega. Pero Nygaardsvold insistió en que nada ocurriría. Hitler no invadiría, como ya lo había hecho en Polonia. Olav, aunque conocedor de temas militares, como integrante de la familia real, no tenía más que funciones ceremoniales.

Y pues llegó el 9 de abril de 1940 y Hitler invadió Noruega. Era evidente que ocurriría. El problema fue pensar que Hitler iba a jugar bajo las reglas de la guerra y no invadiría un país que se había declarado neutral. Pero Hitler no jugó bajo las reglas de los demás. Jugó bajo sus reglas e invadió.

Así ocurre desde hace más de dos décadas en México. Andrés Manuel López Obrador ha sido claro en su desdén por las reglas de la democracia. Mientras todos quieren jugar bajo éstas y perfeccionarlas, él prefiere hace sus propios cálculos. Las leyes y reglas que tenemos hoy se han hecho en gran medida para complacer a López Obrador pensando que así dejaría de gritar fraude. Pues ni así. Hoy, que es presidente, sigue la cantaleta de que el árbitro está vendido y que si no ganan en junio, es porque ocurrió un fraude.

Así que desde hoy, que faltan menos de 40 días para las elecciones, sabemos que a partir de la noche del 6 de junio, pase lo que pase, AMLO y Morena gritarán fraude y muchos de quienes tienen en su poder la decisión de apoyarlo o frenarlo optarán por lo primero. Quienes tienen la posibilidad de hacer algo para mantener la democracia están o queriendo negar lo evidente o capitulando uno a uno ante el presidente.

Las señales son claras. Es claro lo que sigue. Y quienes tienen el poder de decidir – miembros del poder legislativo y judicial – para defender la democracia mexicana prefieren no hacerlo de manera clara y contundente en detrimento del país.

Pero, de qué nos preocupamos si aquí no pasa nada porque tenemos reglas y leyes democráticas.

Apostilla: Para un gran recuento de esto que ocurrió en Noruega durante la Segunda Guerra Mundial recomiendo ver la serie de PBS, Atlantic Crossing.

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