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2023 cerrará como el año más caluroso de la historia, con niveles récord de CO2 y una sequía camino de convertirse en “una emergencia sin precedentes a escala planetaria”.

Cuando apenas faltan unos días para que concluya el año, el 2023 acabará siendo “con toda probabilidad” el año más cálido en el planeta desde que existen registros, según dijo la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

En la misma línea se ha pronunciado el servicio europeo de cambio climático Copernicus en su último boletín mensual sobre el clima, con datos de variaciones térmicas del aire en superficie, cobertura de hielo marino y variables hidrológicas a escala mundial.

Los últimos nueve años (de 2015 a 2023) han sido los más cálidos de los que se tiene registro, precisó la OMM.

En 2023 también se ha registrado el aumento de emisiones contaminantes causantes del efecto invernadero en la atmósfera y el calentamiento global que amenaza al planeta.

Así, el total de dióxido de carbono en la atmósfera, según las previsiones, registrará un nuevo récord en 2023, con 40,900 millones de toneladas emitidas, de acuerdo a los datos de la organización internacional Global Carbon Project.

De ese volumen, las emisiones de dióxido de carbono asociadas a los combustibles fósiles, únicamente, habrán aumentado con toda probabilidad al cierre de este año un 1.1% respecto a 2022, con un nuevo récord de 36,800 millones de toneladas.

Por otra parte, la extensión del hielo marino de la Antártida alcanzó en febrero un mínimo histórico absoluto desde que en 1979 empezara la era de las observaciones satelitales.

En el Ártico, los niveles se mantuvieron muy por debajo de lo normal y los valores anuales máximo y mínimo fueron, respectivamente, el quinto y el sexto más bajos jamás registrados. En la parte occidental de América del Norte y en los Alpes europeos, la temporada de deshielo de los glaciares fue extrema.

En cuanto a la temperatura de la superficie del mar, en 2023 los niveles han superado ampliamente las plusmarcas anteriores. En el Atlántico nororiental, el golfo de México y el Caribe los valores han sido excepcionalmente altos.

Por otro lado, los datos relacionados con la sequía recopilados por la ONU, recién publicados, apuntan a “una emergencia sin precedentes a escala planetaria”. “Los impactos masivos de las sequías inducidas por el hombre apenas están empezando a manifestarse”.

En 2023, por otra parte, los ciclones y tifones han sacudido, un año más, a buena parte del mundo, con miles de muertos y desaparecidos, además de población desplazada y daños económicos millonarios.

Uno de los desastres más recientes fue el huracán Otis, de categoría 5, que golpeó en octubre pasado Guerrero, dejando los mayores daños en Acapulco. Causó al menos la muerte de 43 personas.

Asimismo, en 2023 los incendios forestales, cada vez más extensos, virulentos y de magnitudes sin precedentes, han seguido registrando indicadores inquietantes.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) alertó que existen altas posibilidades de que el fenómeno El Niño, tradicionalmente asociado a un aumento de las temperaturas, se registre en los próximos meses, adelantándose respecto al periodo en que normalmente se presenta.

La llegada anticipada de este fenómeno implicaría que se produzcan al menos dos años de mayor calor, después de haber sufrido el planeta ya entre 2015 y 2022 los ocho años más cálidos desde que se tiene registro.

“Esperamos un grave aumento de la temperatura global en los próximos dos años”, dijo el director del departamento de servicios de predicción de la OMM, Wilfran Mufuma, quien no obstante subrayó que hay que esperar nuevos estudios para cuantificar este mayor calentamiento.

Según el informe presentado hoy desde Ginebra, el fenómeno El Niño, que en unas regiones del planeta suele acompañarse de inundaciones y en otras de sequías, tiene un 60% de posibilidades de desencadenarse antes de julio, y la probabilidad aumenta al 80% hacia septiembre.

El fenómeno de El Niño y su variante inversa, La Niña, ligada en principio a un enfriamiento del clima, son máximos y mínimos de oscilación térmica en las aguas del Pacífico Sur, actualmente en situación “neutral” tras tres años en los que rigió La Niña.

Mediciones del agua en superficie ya han mostrado que la temperatura del Pacífico nuevamente aumenta, lo que ha llevado a los expertos a anticipar la llegada de El Niño, que podría ir asociado a más lluvias en el sur de Ecuador, el noroeste de Perú, el sur de Brasil, el noreste de Argentina, el sureste de Paraguay, Uruguay, el centro de Chile y el norte de México, según los gráficos de la OMM.

Sin embargo, “en grandes extensiones de la Amazonía, El Niño en otras ocasiones ha ido asociado a sequías”, subrayó Mufuma, mientras la OMM también suele vincular este fenómeno a escasez de precipitaciones en Indonesia, Australia, el sur de África y el subcontinente indio.

La duración y la intensidad de este periodo de El Niño aún no se pueden pronosticar, aunque habitualmente suele extenderse entre nueve meses y un año.

El anterior ciclo de El Niño, entre 2014 y 2015, contribuyó a que un año después, en 2016, las temperaturas del planeta fuesen las más elevadas desde que se tienen registros, por lo que en esta ocasión también podría causar sus peores efectos con cierto retraso, por lo que la OMM prevé que lleguen en 2024.

La OMM ofrecerá a mediados de este mes un nuevo informe con previsiones de aumento de temperaturas para los próximos cinco años, según anticipó la portavoz de la organización, Clare Nullis.

El pasado 21 de abril, el último informe sobre el estado del clima de la OMM confirmó que 2022 fue el quinto o sexto año más cálido desde que se tienen registros, con una temperatura 1.15 grados por encima de la media de los niveles preindustriales.

Glaciares, arrecifes de coral y la selva amazónica, considerados sistemas vitales en América Latina y el Caribe, están en una situación casi “crítica” e “irreversible” por el cambio climático, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicado este viernes.

La OMM prevé un empeoramiento en la zona de los ecosistemas naturales y las poblaciones, que dificultará las cosechas y el suministro de alimentos y agua.

“El agravamiento del cambio climático y los efectos combinados de la pandemia de COVID-19 no solo han afectado a la biodiversidad de la región, sino que también han estancado décadas de progreso contra la pobreza, la inseguridad alimentaria y la reducción de desigualdades”, señaló Mario Cimoli, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Un ejemplo de ello son los efectos de los huracanes Eta e Iota en 2020 que, junto a las dificultades económicas derivadas de la pandemia, provocaron que 7.7 millones de personas en Guatemala, El Salvador y Nicaragua estuvieran en situación de inseguridad alimentaria en 2021.

Cientos de personas han muerto o se han desplazado forzosamente a causa de sequías, olas de calor y frío, ciclones tropicales y crecidas. Los Andes, el noreste del Brasil y los países del norte de América Central son algunas de las regiones más sensibles a las migraciones climáticas.

El informe de la OMM repasa las cifras de 2021, entre las cuales destaca la tasa de deforestación, la más elevada desde 2009, y la pérdida de más del 30% de la superfície de glaciares en menos de 50 años.

La tendencia de calentamiento de la temperatura continuó, siguiendo una tasa de aumento de 0.2 grados por década entre 1991 y 2021, el doble que los registros cada diez años entre 1961 y 1990.

La cuenca del Paraná-Plata sufrió el impacto de huracanes, la sexta temporada consecutiva en el Atlántico por encima de lo normal. El informe prevé que estos puedan aumentar en América Central y el Caribe.

El nivel del mar subió a un ritmo más alto que en el resto del mundo, lo que amenaza a las poblaciones costeras por la erosión de la costa, la inundación de zonas de baja altitud, el aumento de mareas de tempestad y la contaminación de acuíferos de agua dulce.

Las precipitaciones extremas también alcanzaron niveles históricos y provocaron daños en viviendas, desplazados e incluso la muerte de cientos de personas a causa de crecidas y deslizamientos de tierra.

En el extremo opuesto, está la escasez de agua por la disminución de glaciares y las sequías. Se ha registrado una pérdida de superficie de los glaciares del 30% en los Andes tropicales y 50% en Perú, en comparación con 1980. Chile está a la cabeza de la crisis hídrica en la región por la sequía en la zona central del país, la más prolongada de América Latina y el Caribe en el último milenio tras producirse por decimotercer año.

La OMM prevé que las sequías se intensifiquen en la Amazonia, el noreste de Brasil, América Central, el Caribe y algunas partes de México.

Entre 2020 y 2022 se produjeron 175 desastres en América Latina y el Caribe, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). El 88% de estos se debieron a causas meteorológicas, climatológicas o hidrológicas y provocaron el 40% de las muertes por desastres y del 71% de las pérdidas económicas.

Olas de calor como la que actualmente vive Europa y otras tendencias negativas en el clima serán habituales al menos “hasta 2060”, advirtió hoy el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial de las Naciones Unidas (OMM), Petteri Taalas.

“La mayor frecuencia de estas negativas tendencias continuará al menos hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático”, subrayó el experto en una rueda de prensa para analizar la actual ola de calor, celebrada conjuntamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Las olas de calor se están haciendo más comunes a causa del cambio climático”, añadió Taalas, señalando temperatura de más de 40 grados en Reino Unido mientras que en Portugal se han alcanzado los 47 grados, y ese y otros países del sur europeo han sido azotados por los incendios.

“Hemos ‘dopado’ a la atmósfera al ‘inyectarle’ más gases de efecto invernadero, en especial dióxido de carbono”, destacó el experto, quien señaló que en olas de calor como las de 2003 en el centro de Europa o la de 2010 en Rusia ya hubo decenas de miles de fallecidos, y las cifras podrían repetirse en esta ocasión.

“Los más vulnerables son, como en el caso de la covid, las personas con condiciones previas y los adultos mayores”, indicó Taalas, quien también advirtió de los efectos de estos fenómenos climáticos extremos en la agricultura, ya golpeada por la guerra en Ucrania, y en el turismo.

El informe se da mientras la Policía de Reino Unido informó este martes que se registró por primera vez en la historia 40.2 grados en el Aeropuerto de Heathrow de Londres, la temperatura más alta de la historia.

La cifra se ha alcanzado a las 12.50 a medida que Reino Unido atraviesa una fuerte ola de calor que ha llevado a algunas zonas de Gales a emitir la alerta roja por calor extremo, según informa el diario ‘The Guardian’.

El país registró ayer su noche más caliente con temperaturas que giran en torno a los 25 grados. No obstante, Scotland Yard ha alertado de que las altas temperaturas seguirán subiendo a lo largo de este martes.

El anterior récord, de 38.7 grados, se registró en 2019, aunque ha sido superado esta mañana tras detectarse 39.1 grados en Charlwood, en el condado de Surrey, al sur de Londres

El viernes, las autoridades británicas ya declararon por vez primera el estado de emergencia nacional de cara a las temperaturas récord que esperaban registrar esta semana.

Así, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) decidió incrementar la alerta de “advertencia de calor y salud” al nivel 4, el más alto posible.

La directora ejecutiva de la organización, Penny Endersby, ha descrito el pronóstico de calor extremo como “absolutamente sin precedentes” y ha instado a la ciudadanía a tomar en serio las advertencias.

El 2020 será uno de los tres años más calurosos en más de siglo y medio de medición científica de las temperaturas, advirtió hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que también alertó sobre un aumento sin precedentes del deshielo en el Ártico.

La temperatura media mundial, según cálculos del organismo, será en 2020 de hasta 1.2 grados centígrados superior a la de los niveles preindustriales (1850-1900), una cifra similar a la de 2019 y sólo superada por 2016, el año más caluroso de la historia, en el que el fenómeno del Niño contribuyó a una subida de temperaturas.

Los datos confirman además a la década 2011-2020 como la más cálida de la que se tiene registro.

Las cifras se publican en el informe preliminar de la OMM sobre el estado del clima en 2020, aunque los resultados definitivos se conocerán en marzo próximo, cuando se confirmará si este año fue el segundo o el tercero más caluroso de la historia moderna, ya que actualmente está prácticamente empatado con 2019.

La alta temperatura media en 2020 se registró pese a que durante este año se dio el fenómeno de la Niña, que suele conllevar un enfriamiento de las temperaturas, y pese a que la pandemia de Covid-19 tuvo entre sus consecuencias una fuerte reducción del tráfico aéreo, un sector con alta emisión de gases de efecto invernadero.

La región donde el calentamiento global fue más notable en 2020 fue el norte de Asia, en particular el Ártico siberiano, donde las temperaturas medias superaron en más de cinco grados la media registrada entre 1981 y 2010.

Ejemplo de ello fue que el 20 de junio se registró en la localidad rusa de Verkhoyansk, uno de los lugares más fríos del mundo, la temperatura más alta de la historia en el Círculo Polar Ártico, de 38 grados, una situación que contribuyó a que Siberia sufriera los peores incendios forestales en 18 años.

La OMM también advirtió que, si bien el hielo antártico se mantuvo estable, el del Ártico alcanzó su segundo valor más bajo en 42 años, y sólo en Groenlandia se perdió una masa helada de 152,000 millones de toneladas.