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Dijo el presidente en su Mañanera del lunes que su Plan C es pedirle a la ciudadanía que no vote por la oposición; que vote por Morena: “Hay un plan C, que no estén pensando que ya se terminó todo, que no se vote por el bloque conservador, ningún voto a los conservadores, sí a la transformación”.

AMLO hizo así un llamado al voto utilizando recursos públicos. Algo que él repudió vehementemente cuando lo hizo Vicente Fox en las elecciones presidenciales del año 2006: “Hay que cambiar de jinete, no de caballo” dijo el entonces presidente, pidiendo el voto por Felipe Calderón.

La indignada respuesta de Andrés Manuel López Obrador culminó hasta que se modificó el artículo 134 Constitucional, en su fracción VII, para incluir el Principio de Neutralidad Constitucional, el cual exige a todos los servidores públicos, empezando por el presidente, a que el ejercicio de sus funciones se realice sin sesgos, en cumplimiento estricto de la normatividad en materia electoral.

Hoy AMLO hace lo que en su momento tanto le reprochó a Vicente Fox.

En el 2015 López Obrador reclamaba los lazos familiares en puestos públicos. En su cuenta de twitter escribió: “Que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo, ninguna de esas lacras de la política. MORENA debe ser faro de moralidad.

Ahora, ante la conformación de las quintetas para que de ahí salgan los nombres de los Consejeros Electorales del INE que sustituirán a Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, Adriana Favela y José Roberto Ruiz Saldaña que concluyen su mandato la semana próxima, no importa que los que lleguen sean parientes de ni cercanos a integrantes de Morena y/o de su gabinete.

“Si pertenecen o participan con nuestro movimiento y no están impedidos, si no lo prohíbe la ley […] cualquiera que llegue será mejor que los que están actualmente. Lo importante es que sea gente íntegra, honesta. No, no eso de la experiencia”, dijo el presidente en su Mañanera cuando se le cuestionó la cercanía de varios de los posibles sustitutos de los consejeros salientes, incluyendo el presidente.

Entre los candidatos están Bertha Alcalde, la hermana de la secretaria de trabajo; Netzaí Sandoval, hermano de la ex Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval; Guadalupe Álvarez Rascón, hija de un senador de Morena; Zircey Bautista Arreola, esposa del subsecretario de SEDATU; Guadalupe Taddei Zavala, tía del director de LitioMx y prima del Secretario de Bienestar de Sonora; Víctor Humberto Mejía y Jorge Montaño, ambos tabasqueños, cercanos al secretario de Gobernación, Adán Augusto López; y Bernardo Valle, cercano a la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum.

Tiene razón el presidente cuando dice que el parentesco con integrantes de un partido no es contrario a la ley electoral para ser Consejero del INE. Las preferencias políticas no necesariamente comprometen la ética, integridad ni la capacidad de los consejeros.

Pero, con la tendencia de destrucción, acaparamiento de las instituciones del actual gobierno que encabeza López Obrador, es muy complicado concederles a estos candidatos el beneficio de la duda.

Recordemos que López Obrador es el presidente que apoyó que la candidatura de Felix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero se la quedara su hija Evelyn, cuando se le retiró por no cumplir con la ley.

El nepotismo y el amiguismo ha sido una constante en el gobierno de López Obrador, a pesar de que antes lo reprobada. Hoy hace el presidente lo que como candidato y líder opositor señalaba como trampas de la Mafia del Poder.

Columna completa en El Universal

Donald Trump es el puntero para quedarse con la nominación republicana para la presidencia en el 2024, pero tiene contrincantes. Formalmente hay una precandidata hasta el momento, Nikki Haley, pero está el gobernador de Florida, Ron De Santis, como una alternativa que utiliza el mismo discurso de Trump pero con la ventaja de que es mucho más joven.

Ahora Trump vuelve a estar en el centro de la atención por la posibilidad de que el jurado del estado de Nueva York lo detenga por no reportar correctamente gastos de campaña, lo que es un delito en Estados Unidos.

El señalamiento es que Trump le pagó 130 mil dólares a la actriz porno, Stormy Daniels, para que mantuviera en silencio una presunta relación amorosa entre ambos. Su abogado al momento de hacer el pago durante la campaña electoral del 2016 era Michael Cohen. Él ha declarado ya ante el jurado que fue quien le pagó de su bolsillo a Daniels este dinero y que Trump después se lo regresó con cheques personales ya siendo presidente.

Las pruebas están ahí. Primero las declaraciones de Cohen y segundo los cheques de Trump. Por ello, cuando el fin de semana Trump decidió publicar en su red social, Truth Social, que el martes sería detenido y que por ello pedía a sus simpatizantes que salieran a las calles a defenderlo, comenzaron las dudas sobre las consecuencias políticas de detener a un expresidente.

Por un lado hay quienes creen que esto victimiza a Trump y lo fortalece rumbo al 2024. Por otro lado están los que creen que las justicia es la justicia y Trump debe de pagar por sus delitos como cualquier otro delincuente.

El New York Times ha publicado varios artículos sobre el tema en estos días y, la versión que me parece más plausible es que en el corto plazo la acusación y posible detención podría ayudar políticamente a Trump que sabe manejarse muy bien en medio del conflicto. Sin embargo, en unos meses, cuando la campaña por el 2024 esté a todo vapor, la suma de esta acusación a los malos resultados de sus candidatos en el 2022 y la pérdida de las elecciones del 2020 pueden poner a varios republicanos a reconsiderar si conviene seguir apoyando a Trump.

Actualmente el líder de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y otros republicanos están respaldando a Trump. Esto vuelve a mostrar el músculo que el expresidente todavía tiene sobre el partido. Llama la atención el silencio de Ron DeSantis que parece preferir no embarrarse con los escándalos de quien lo ayudó en su meteórica carrera política.

Ahora, es importante preguntar: de llegar Trump a una campaña nacional ¿qué tantos independientes y nuevos votantes podrá atraer un político que se encuentra en tanto embrollo legal? Ya sabemos que solamente con sus simpatizantes pierde La Casa Blanca.

Se viven momentos interesantes en la política estadounidense.

Apostilla: Ni tarde ni perezoso, el presidente López Obrador sí salió a defender a Trump. “Están declarando que van a detener al expresidente Trump supuestamente por un asunto amoroso…no nos estamos chupando el dedo. Esto es para que no aparezca en la boleta electoral. Y si digo esto es porque yo padecí de la fabricación de un delito porque no querían que yo fuese candidato y eso es completamente antidemocrático” fue parte de su declaración en la mañanera de ayer. Con esto López Obrador vuelve a apapachar a su amigo Trump, pero además le quitó atención mediática al documento del Departamento de Estado norteamericano que denuncia los abusos a los Derechos Humanos en México; la impunidad con la que opera el crimen organizado y los ataques desde el poder a la prensa.

Columna completa en El Universal

Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador está peleándose y atacando, una vez más, a un ex integrante de su gobierno, lo que debiera ser un auténtico escándalo queda desatendido y olvidado.

Ayer en su conferencia mañanera el presidente volvió a atacar a alguien que hasta hace no tanto trabajaba para él. Me refiero a Martha Bárcena, quien fuera Embajadora de México en Estados Unidos del 2018 al 2021. Por el conflicto muy público que ha sostenido Bárcena y su esposo, Agustín Gutiérrez Canet, con el Canciller Marcelo Ebrard, ayer López Obrador fijó postura. Dijo que ella ha optado por pasar del lado de los conservadores.

Este tipo de pleitos de López Obrador con quienes han trabajado en su gobierno muestran los escandalitos de un presidente chiquito. Un presidente que decide alimentar sus filias y fobias antes que dedicarse a gobernar un país con múltiples problemas y oportunidades.

En mi podcast del lunes pude platicar con el académico mexicano de MIT, Juan Enríquez Cabot, sobre la Inteligencia Artificial y su explosión a partir de noviembre cuando una empresa, OpenAI, lanzó la plataforma ChatGPT que ha puesto esta tecnología al alcance y a la vista de todos.

La Inteligencia Artificial genera muchas preguntas que ChatGPT les mete turbo. Por ejemplo ¿será una herramienta que traerá para la humanidad un futuro promisorio o una distopía? ¿Cómo va a modificar el mundo laboral? ¿Es una tecnología a la cual hay que temerle?

Al plantearle estas preguntas a Juan Enríquez, su respuesta fue clara: en México el gobierno actual está deshaciendo la excelencia educativa. Se está desmantelando el Conacyt y algunas de las grandes universidades; se está atacando desde el poder a los científicos. Y esas son precisamente las instituciones y la gente que nos podría permitir algún prospecto de ser competitivos como país en los siguientes cinco años.

Es absolutamente esencial que hagamos algo en términos educativos por lograr mantener talento y generarlo en México. Sólo así vamos a tener los aliados para hacer ingeniería; finanzas; arquitectura; medicina y todas las profesiones que utilicen esta tecnología. La Inteligencia Artificial no acaba con estas profesiones. Lo que acaba con ellas es no formar a quienes la puedan utilizar en un nuevo entorno que además es cada vez más competitivo.

Pero lejos de querer insertarnos en esta competencia, tenemos un gobierno que tiene una falta absoluta de respeto por la excelencia; por los científicos; por los emprendedores.

Cito textual a Juan Enríquez: “Si [hoy en México] tú aspiras a hacer algo; si aspiras a jugar a nivel mundial, te tratan como si fueras un aspiracionista conservador. Y eso es lo que deshace países a corto plazo.”

Estamos regalando el talento que sí existe entre los jóvenes mexicanos para que, si empiezan a destacar en el Politécnico en Iztacalco, por ejemplo, lleguen las grandes corporaciones como Google o Microsoft y los recluten y se los lleven del país. Son jóvenes que no solo no encuentran apoyo en México, además están siendo atacadas por la ignorancia de quienes tienen hoy en sus manos las instituciones académicas del sector público.

Mientras el presidente López Obrador vive pensando en sus rencores y alimenta sus escandalitos, esta semana el del Canciller Ebrard con la ex embajadora en Washington, Martha Bárcena, en el mundo ocurren cosas realmente importantes que simplemente no se les presta la debida atención, con el tremendo costo presente y futuro para México.

Columna completa en EL UNIVERSAL

  1. ¿Por qué en la marcha ciudadana del 13 de noviembre para defender al INE no vimos filas de autobuses; metrobuses y otros vehículos llevando a gente a participar?
  2. ¿Por qué no hay fotos ni videos de gente vestida con chalecos del gobierno dando dinero a los que acudieron al Monumento a la Revolución el 13 de noviembre?
  3. ¿Por qué a diferencia de lo ocurrido con la contramarcha, no hay acusación de amenazas o condicionantes de los que se vistieron de rosa el 13 de noviembre y se presentaron en Reforma al grito de ¡El INE no se toca!?
  4. ¿Por qué el 13 de noviembre no hubo quien pasara lista y el 27 de noviembre, día de la contramarcha, sí?
  5. ¿Por qué no hay muestra de que en la marcha en defensa del INE se repartieran bolsas con desayunos y en la del 27 de noviembre sí?
  6. ¿Por qué los canales 11, 14, 21 y 22 – que conforman el Sistema de Radiodifusión – transmitieron la contramarcha completa del 27 de noviembre pero ignoraron las que ocurrieron el 13 de noviembre en la CDMX y otros puntos del país en defensa del INE?
  7. ¿Por qué decidió el presidente López Obrador y sus habilitadores mostrar sin recato y con total descaro el uso de recursos públicos para su contramarcha?
  8. ¿A quién quiere engañar el presidente López Obrador cuando paga millones de pesos del erario para saciar su ego?
  9. ¿Es realmente el presidente un imán para sacar a ciudadanos a tomar las calles o ya solamente lo logra mediante carretadas de dinero?

Estas son sólo nueve de las preguntas que deja la marcha del 13 de noviembre y su comparativo con la contramarcha del 27, pedida por el presidente López Obrador y organizada por todo el aparato del Estado.

Lo que deja en claro esta marcha es que el presidente está nervioso por las posibilidades que tiene su proyecto de trascender el 2024. Ha querido vender la idea de que el triunfo de Morena en las próximas elecciones estatales y en la presidencial es inevitable pero es evidente que los ríos de personas que vio salir a las calles a defender al INE el 13 de noviembre lo pusieron a la defensiva.

Su reacción ha desencadenado el fortalecimiento de una oposición que estaba pasmada, mermada y casi inexistente. En la encuesta hacia el 2024 publicada por este diario ayer Morena sigue siendo fuerte, pero ya no inalcanzable. La suma de los porcentajes obtenidos por los partidos de oposición se queda a 5 puntos de la obtenida por Morena y sus aliados.

En el legislativo, la insistencia en una reforma electoral que quiere fortalecer solamente a Morena a costa de todos los demás partidos ha dado un nuevo impulso al bloque opositor. La estrategia de ‘divide y vencerás’ le estaba funcionando al presidente a las mil maravillas cuando había logrado que el PRI se sumara en la reforma para extender el tiempo del ejército en tareas de seguridad pública. PAN y PRD habían dicho que así no se concretaría la alianza opositora hacia el 2023 ni menos hacia el 2024. Y sin embargo, ahora hasta MC se ha sumado en rechazo a la reforma electoral de López Obrador.

Una reforma que, por cierto, el presidente parece no entender. Ayer en su mañanera AMLO repitió que “el bloque conservador va a impedir la reforma constitucional porque no quiere que haya menos diputados, menos senadores, quiere seguir manteniendo a los plurinominales, quieren seguir entregando muchísimo dinero a los partidos, a los consejeros no quieren que los elija el pueblo”.  ¿Cómo es posible que diga esto si su reforma electoral busca la reducción de legisladores mediante la desaparición de los de mayoría relativa (los que elegimos los ciudadanos) para quedarnos solamente con diputados y senadores plurinominales (los que eligen las cúpulas partidistas al ser los que arman las listas con sus integrantes)?

O el presidente no entiende su reforma o quiere engañar con que busca un ahorro cuando lo que realmente persigue es afianzar el poder de las cúpulas partidistas.

Columna completa en El Universal

Por años la política exterior de México fue motivo de orgullo. Lográbamos ser el vecino de la gran potencia, Estados Unidos, y a la vez ser el puente con Latinoamérica. Teníamos nuestro TLCAN pero también pertenecíamos al Mercosur. Se hablaba de México como el gran hermano latinoamericano.

La ‘gran transformación’ de la 4T ha dado con al traste con todo ello y lo ocurrido en la votación del Banco Interamericano de Desarrollo y en la Organización Panamericana de la Salud es simplemente la prueba de que la idea de López Obrador de que “la mejor política exterior es la interior” tiene sus costos.

Aunque al presidente de México no le guste, sus desplantes, groserías e ignorancia sobre el papel de México en el mundo tiene consecuencias.

Primero hemos visto a un López Obrador que ha desdeñado acudir a las cumbre y reuniones internacionales. En segundo lugar ha optado por hacer nombramientos en embajadas y consulados de gente no capacitada para esos encargos. Muestra emblemática ha sido el amigo de la esposa de López Obrador, Pedro Salmerón, que fue justificadamente rechazado por Panamá después del movimiento #UnAcosadorNoSeraEmbajador.

Además ha decidido atacar a gobiernos como el español, a quienes sugirió poner la relación ‘en pausa’ o al estadounidense al preferir defender a los dictadores de Nicaragua, Cuba y Venezuela que apoyar a Biden cuando la Cumbre de las Américas. Ha sugerido que la Estatua de la Libertad sea desmontada de EUA en defensa de Julian Assange y un largo, larguísimo etcétera.

Pues es la fecha en que estos desplantes le cobran factura al gobierno de México. La postulación de Gerardo Esquivel al frente del Banco Interamericano de Desarrollo, del BID, fue casi de último momento después de que la candidata original del presidente, Alicia Bárcena, se cayera a principios de noviembre cuando una legisladora estadounidense señaló que no sería bienvenida.

María Elvira Salazar, envió una carta a la secretaria del Tesoro Janet Yellen pidiendo que el país vote en contra de la candidatura de Bárcena. “Es simpatizante del comunismo”, acusó, ya que, como secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la CEPAL, habló de manera positiva sobre Fidel Castro y Hugo Chávez. EUA tiene un voto que pesa el 30 por ciento en el nombramiento de quien dirija el BID. Bárcena se retiró. La posibilidad para Esquivel en ese momento se redujo considerablemente y eso explica que en la votación del fin de semana México, que no Esquivel, recibiera solamente dos votos.

Ha sido una soledad autoinfligida, resultado de una política exterior poco profesional. El enojo del presidente, reflejado en el comunicado de Hacienda lamentando que Estados Unidos no apoyara al candidato de México y se decantara por el brasileño Ilan Goldfajn no es más que un botón adicional que enseña que no se entiende que no se entiende.

Culpar a otros es sumarle al error. Pero eso será complicado de ver cuando lo que hay como estrategia central en estos momentos es marchar en contra de una parte de los mexicanos.

Columna completa en El Universal

En el marco de la Convención Bancaria del 2018 el presidente López Obrador dijo que si él no ganaba la elección de ese año, si le volvían a hacer fraude (nunca se lo hicieron, pero esa es otra historia), se soltaría un tigre y él ya no lo detendría. La marcha del domingo en defensa del INE mostró ser también un tigre. Un tigre que el propio presidente López Obrador decidió soltar.

Han sido múltiples los agravios del presidente a la ciudadanía en nombre de su transformación. Desde la colocación de gente incompetente para encargos como la CNDH, la CRE y el FCE; eliminar el Seguro Popular; minimizar la pandemia de COVID con sus efectos económicos y de salud; generar escasez de medicamentos que han provocado muertes innecesarias y un largo etcétera. Ninguno de estos agravios logró movilizar a la ciudadanía como si lo hizo la amenaza de regresarnos al país de un solo partido y al partido de un solo hombre.

La ciudadanía salió a manifestarse para defender a una institución, al INE. No fue en defensa de un partido; de un consejero ni de un político. Fue en defensa de una institución y eso es señal de que no todo está perdido para la democracia mexicana. Como López Obrador está acostumbrado a pedir que marchen para defenderlo a él, minimizó el efecto que tendría atacar a una institución.

La respuesta del presidente ante el tigre que el mismo soltó ha sido el auténtico striptease político. Hemos podido ver al presidente de cuerpo entero y, como al emperador, sin ropa. Si antes de la manifestación ya se le escuchaba desencajado, una vez que vio la marea rosa y blanca en la Ciudad de México y en muchas otras ciudades del país y del extranjero, su enojo es más que palpable. Su reacción es lamentable.

Llamar clasista a una manifestación a la que acudieron muchos integrantes de las clases medias es un nuevo balazo en el pie. Lleva agraviando a las clases medias desde que Morena perdió la mitad de las alcaldías de la CDMX y en lugar de idear una estrategia para recuperar a estos votantes, redobla en su error y con ello le complica el panorama a su candidata favorita, Claudia Sheinbaum, para la elección presidencial.

Llamar a José Woldenberg de antidemocrático porque, según el presidente, ha avalado fraudes electorales pierde toda lógica cuando lo dice quien tiene a Manuel Bartlett, el padre de la caída del sistema, en su gabinete.

La marcha del domingo 13 de noviembre es la demostración de que la democracia no se puede acotar al valioso pero simple acto de votar. La democracia también es protesta. El sentimiento que generó en muchos el ver a tantos rechazar el desplante presidencial de desaparecer al INE puede significar un antes y un después para Morena y para México. López Obrador se empeña en presumir su altísimo nivel de aceptación. En mi podcast Broojula platiqué con el politólogo Carlos Bravo Regidor quien comentó algo muy cierto: esta aceptación ha dejado de crecer. Parece que ha llegado a su techo. La gran pregunta que surge para la sociedad civil y la oposición ahora es ¿cómo hacer que este entusiasmo social se convierta en una estrategia electoral?

Apostilla: No han sido días buenos para otros populistas tampoco. Jair Bolsonaro perdió la elección en Brasil y Donald Trump está siendo señalado como el culpable de que a los Republicanos no se les materializara la marea roja que creyeron vendría en las elecciones intermedias en Estados Unidos.

Columna completa en El Universal

Los cambios institucionales que ha hecho el presidente López Obrador dejan mucho que desear. Desapareció el Seguro Popular y en su lugar está el INSABI que supuestamente llegaría para mejorar los servicios gratuitos de salud. Casi cuatro años después los beneficiados de la desaparición del Seguro Popular han sido las farmacias y los médicos que trabajan a un lado de éstas a quienes les ha crecido el número de pacientes que ya no cuentan con gratuidad en servicios médicos porque el INDEP simplemente no funciona.

El presidente anunció la creación del Banco de Bienestar para lograr inclusión financiera y en su lugar está solo la promesa ya que no ha logrado construir ni los cajeros automáticos que supuestamente llegarían a todos los rincones del país.

Las Universidades del Bienestar, que supuestamente llegarían a mejorar la educación, no lograr graduar alumnos y sus maestros hacen plantones porque no les pagan. El Instituto Para Devolverle al Pueblo lo Robado, que creó este gobierno para sustituir al SAE, el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes, ha estado plagado de escándalos por los robos ¡de sus directivos! Ahora hasta una demanda enfrenta por la venta de Ferraris sin contar con un fallo judicial.

Aún con tanto fracaso a cuestas, el presidente quiere que confiemos en él y su gobierno para crear un nuevo instituto para manejar las elecciones. En lugar del INE, López Obrador quiere crear el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC).

Si algo funciona en el país y ha permitido la alternancia en el poder han sido las instituciones electorales, empezando por el INE. Entonces ¿por qué quiere el presidente López Obrador enterrarlo?

¿Por qué debemos creer que su INEC va a funcionar? Él, que ha sido el padre de las consultas patito con preguntas sesgadas y resultados predecibles quiere que creamos que ahora sí va a lograr un instituto confiable.

¿Por qué creer en que dejar solo a los senadores y diputados de representación proporcional – que son los que llegan a sus escaños por decisión de las cúpulas partidistas y no de los ciudadanos – va a beneficiar a la democracia mexicana? Si de por sí está roto el vínculo entre ciudadanos y políticos y ni con la reelección legislativa se logró generar una rendición de cuentas indispensable, la propuesta del presidente simplemente reforzará este amarre de las cúpulas sobre sus cuadros. Quedarán en la lista los legisladores que hagan lo que les funcione a los dirigentes de partido y no a los electores.

La fortaleza de las instituciones democráticas es fundamental para detener los desplantes autoritarios de los Jefes de Estado. Los ejemplos de Trump en Estados Unidos y el de Jair Bolsonaro en Brasil deberían ser suficientes para que en México no permitamos que lo que ha funcionado para que tengamos alternancia en el poder, sea tocado o modificado por quien ha demostrado no entender el A,B,C de la democracia.

Apostilla: El presidente López Obrador decidió que era una buena idea darle un espaldarazo a Donald Trump una semana antes de las elecciones intermedias de Estados Unidos. En su conferencia de prensa del lunes AMLO dijo que ahora que Elon Musk es dueño de Twitter, la empresa debería de regresarle su cuenta al expresidente Trump y resarcir el daño que le hicieron al sacarlo de la plataforma. Más allá de que AMLO vuelve a mostrar que eso de la no intervención en asuntos de otros países (y en empresas en otros países) lo utiliza solo a conveniencia, la gran duda es ¿por qué quiere AMLO ayudar a Trump? ¿Para que regrese a La Casa Blanca y nos utilice de piñata política como lo hizo los cuatro años que fue presidente?

Columna completa en El Universal

Circula el libro El Rey del Cash de Elena Chávez, quien fuera pareja del hombre cercano al hoy presidente López Obrador, Cesar Yáñez. El título no deja lugar a dudas. Eso de que el presidente lleva viviendo con $200 pesos en la cartera es un mito. El presidente que ha hecho de su honestidad la bandera de su carrera política resulta que es igual o peor que sus antecesores. Recibe maletas de efectivo como las que vimos mover a René Bejarano desde hace dos décadas y con ellas ha podido financiar su camino que lo llevó a la presidencia en 2018.

Y, sin embargo, el libro que muestra de cuerpo entero a López Obrador no le va a golpear en el ánimo de sus simpatizantes. El fervor a AMLO seguirá intacto. Su teflón, su escudo protector, va a continuar. Y lo hará simplemente por los tiempos en los que vivimos. Tiempos de polarización en donde no importa cuánta información se muestre y se vea respecto a las fallas del presidente que “sacó al PRI de Los Pinos”, sus simpatizantes le perdonaran todo.

¿Por qué? Porque en México, como en otras democracias que están en problemas, estamos tan divididos en tribus, que no importa la información negativa o los efectos perversos de la ineptitud del gobierno, a López Obrador le van a seguir justificando y perdonando prácticamente todo lo que signifique que ‘ellos’ ganen y ‘los otros’ pierdan.

Esto ha generado una política ausente de todo tipo de estándares, persuasión y rendición de cuentas.

Lo mismo ocurre actualmente en Estados Unidos. Por ello, el columnista del New York Times, Ezra Klein, escribió un libro titulado Why We’re Polarized (¿Por qué estamos polarizados?) que terminé de leer asombrada por las similitudes que existen no entre Trump y AMLO, sino entre los simpatizantes y partidarios de ambos.

Por simpatizantes, me refiero a los ciudadanos que respaldan a un presidente que no ha entregado más que malos resultados en seguridad, economía, salud…los temas más importantes para cualquier persona.

Y por partidarios, me refiero a los que trabajan con el presidente, dentro del gobierno y dentro de Morena. Así como los republicanos de más alto rango han optado por validar la falacia de que la elección del 2020 fue fraudulenta y se la robaron a Trump, hay los partidarios de Andrés Manuel López Obrador que validan sus ocurrencias diarias. Desde entregarle poder sin medida al ejército; promover consultas patito; atacar a la autoridad electoral; hasta las grandes tonterías de rifar el avión presidencial o cancelar un aeropuerto para construir otro inviable por el mismo precio elevadísimo.

La combinación de polarización con liderazgos fallidos tiene a la democracia estadounidense en problemas. Lo mismo vemos en el caso de México, con la diferencia de que nuestras instituciones son mucho más endebles a ser tumbadas por quien, todo indica, tiene un escudo protector de cualquier acto reprobable.

Apostilla: Les tomaron la medida. Eso fue lo que ocurrió con los senadores de la oposición en la votación para extender las labores del ejército en tareas de seguridad pública hasta el 2028. El gobierno pudo medir la voluntad de cada uno de los senadores de PAN, PRI, PRD y MC. Al final, los que dieron su brazo a torcer y votaron en favor de la iniciativa del presidente tendrán que considerar que ésta fue la primera de muchas votaciones y que al dar su aval en esta ocasión, no significa que ya los dejarán en paz. Como se dice coloquialmente, midieron el agua a los camotes. Morena, su coordinador en el Senado, Ricardo Monreal, y el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, volverán a presionar en otras votaciones para darle más triunfos a Andrés Manuel López Obrador. Ojalá y los 11 que dieron su brazo a torcer, 9 del PRI y 2 del PRD, lo hayan hecho por un poco más que un plato de lentejas.

Columna completa en El Universal

Nunca había sonado tan bien que alguien dijera que va a hablar sobre la paz mundial. Pero eso fue lo que dijo que hará el presidente Andrés Manuel López Obrador en su discurso del 16 de septiembre. Y que siempre ya no hablará sobre lo que él considera es la soberanía amenazada por Estados Unidos con el llamado a consultas en el marco del TMEC por la política energética del gobierno mexicano.

Finalmente vemos una transformación positiva en el presidente que autodenomina su gobierno como el de la Cuarta Transformación.

La expectativa sobre lo que diría el presidente el 16 de septiembre era que apelaría a el segmento de su base electoral que aplaude todo lo que signifique ser anti-Yankee para encender los ánimos nacionalistas. Lo haría sin tomar en cuenta que esto pondría en peligro uno de los pilares que ha sostenido a la economía mexicana por casi tres décadas: el TLCAN, hoy TMEC, la gran herramienta de desarrollo económico de México.

Estados Unidos es la palanca que ha permitido a México desarrollarse y es la apuesta correcta para pensar en el desarrollo futuro del país. Si esto era cierto en 1994, cuando se firmó el TLCAN – antecesor del TMEC – lo es más cierto ahora que la lógica con la que se mueve el mundo ha dado un giro de 180 grados.

Hasta antes de la invasión Rusa a Ucrania, la lógica del mundo sobreponía la economía sobre la rivalidad geopolítica. La pregunta que se hacían los países en su toma de decisiones era ¿en dónde es más barato y eficiente producir? Poco importaba si esas inversiones se iban a países en los que se violaban los derechos humanos o no se respetaban las libertades. Por ello dinero estadounidense se fue a China, por ejemplo. Ahora la lógica ha cambiado. La geopolítica se antepone a la economía. Las nuevas preguntas que se hacen los gobiernos son ¿en dónde es más seguro producir o comprar? ¿Debemos comerciar con países que consideramos una amenaza?

Por ello el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que hoy la libertad es más importante que el libre comercio. Y es la razón por la cual estamos viendo a Europa desvincularse de los energéticos rusos a pesar del dolor de cabeza económico que implica. Vaya, hasta se ha decidido que en aras de generar conciencia sobre la importancia de ahorrar luz, Paris – La Ciudad de la Luces -, apague la Torre Eiffel una hora antes cada noche.

Los conceptos de ‘friendshoring’ y ‘nearshoring’ son la gran oportunidad para nuestro país. Si antes era claro que la apuesta de México debía ser con Estados Unidos, ahora esto es aún más importante. Pretender incendiar los ánimos nacionalistas de algunos segmentos de la población mexicana era la apuesta más absurda y riesgosa que podría haber tomado el presidente López Obrador.

Las ganancias políticas habrían sido una victoria pírrica ante un México que, desvinculado de la economía estadounidense estaría en peores condiciones de las que estamos ahora. Si bien nos va, si nos ponemos las pilas y nos vinculamos a la economía estadounidense, tendremos un sexenio de crecimiento cero.

Qué bueno que imperó la sensatez. Hemos visto una buena transformación en el presidente López Obrador.

Columna completa en El Universal

El Imperio de los Otros Datos. Tres Años de Falsedades y Engaños desde el Palacio es el nombre del más reciente libro de Luis Estrada, que ayer me invitó a presentar en el Senado, convocados por la senadora Kenia López Rabadán. En el recuento que hace Luis sobre las mañaneras, hay datos que podrían dejar boquiabierto a cualquiera.

El presidente López Obrador acumula cerca de 67 mil afirmaciones falsas, engañosas o que no puede probar, en la primera mitad de su gobierno. Estamos hablando de 90 diarias. En sus conferencias mañaneras desde Palacio Nacional, el Presidente se dedica a hacer promesas que no necesariamente cumple. En el recuento que hace la consultoría de Estrada, SPIN, al 30 de noviembre del 2021, López Obrador había hecho casi 6 mil promesas en 740 conferencias de prensa, un promedio de más de ocho por día.

Una promesa falsa, por ejemplo, fue el anuncio de la construcción de la carretera de cuatro carriles en Sonora, la de Estación Don Nogales que debía haber estado concluida para abril o mayo de este año, según prometió el Presidente. Si uno revisa la página del gobierno, a la fecha esa carretera no está terminada. Tampoco ha logrado vender el avión presidencial que, dijo, no tenía ni Obama, aun cuando la presidencia de Estados Unidos goza de no uno, sino dos aviones presidenciales, los Air Force One. Además está el Air Force Two para el vicepresidente, en esta ocasión, la vicepresidenta. No tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca; no hemos crecido al 4 por ciento…

Que un político prometa y no cumpla no es nada nuevo ni exclusivo de López Obrador. Eso ha ocurrido siempre. No por nada tenemos la frase de George Orwell de que el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen a verdades. Esto ha sido así desde Orwell, en los años 30 y 40 del siglo pasado, y lo sigue siendo así ahora.

¿Por qué si los políticos mienten siempre, nos sorprende que Andrés Manuel López obrador lo haga ahora? Mentir no es nuevo, pero la audacia de López Obrador para hacerlo y los efectos sobre sus simpatizantes y detractores cuando miente son lo que llaman la atención.

Y es que la política en México, como en muchos otros países, destaca actualmente por las 3 Ps: populismo; propaganda y polarización. Hay estudios excelentes en Estados Unidos de este fenómeno. Uno, de la Universidad de Northeastern, demuestra que desde el año 2000, en ese país la movilización de las bases es lo que gana elecciones. Gana por encima de los esfuerzos por persuadir a independientes porque, aun ante el declive de los partidos políticos, vivimos en la era del auge de los partidarios.

Esto es un círculo vicioso: la propaganda refuerza las divisiones y eleva a los partidarios sobre los ciudadanos que quisieran colocarse en el centro del espectro político. Esto genera una grieta que divide y polariza más. El campeón para entender estos sentimientos es, en México, Andrés Manuel López Obrador. Lo que hace cada mañana es exacerbar a su base mediante palabras que sabe que quieren escuchar sus simpatizantes. Si eso implica prometer sin cumplir; mentir; afirmar falsedades, lo seguirá haciendo. Es la estrategia ganadora en un momento de polarización. Es un círculo vicioso que ayuda justo al tipo de político que es el Presidente de México.

Por ello vivimos en el imperio de los otros datos. Por ello nos miente el Presidente y por ello esto no le genera un costo político.

Columna completa en El Universal

Ayer el New York Times publicó un texto en el que muestra la evolución del negocio del tráfico de migrantes que ha pasado de ser cosa de algunos coyotes ‘freelance’ al que es actualmente: un negocio billonario en el que están involucrados los grandes carteles que marcan a los migrantes con pulseras de colores para que puedan identificarlos al momento del cruce. La pulsera azul con el logo de un delfín, por ejemplo, es para identificar a ese migrante como un ‘cliente’ del Cártel del Golfo.

El flujo migratorio ha crecido en el sexenio actual. No por culpa de los conservadores; no por las políticas neoliberales. Ha crecido porque hay descuido e impunidad para lidiar con el problema. El camión que encontraron hace poco más de un mes las autoridades en San Antonio, Texas, con 53 personas muertas en su caja es una muestra del tamaño del problema. Veintisiete de ellos eran mexicanos. Este ha sido el caso más mortífero en la historia en el que estén involucrados indocumentados intentando lograr una mejor vida en Estados Unidos. Una vida que simplemente les es imposible soñar en México.

Pero eso a AMLO no parece importarle. Al día siguiente de esta tragedia simplemente expresó sus condolencias en la mañanera. Habló de la pobreza y la desesperación que los orillan a esta migración, pero fue algo que le tomó menos de 2 minutos de sus más de dos horas de discurso.

Según datos del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos, las ‘utilidades’ por el tráfico de personas han pasado de $500 millones de dólares en 2018, a ser actualmente un negocio con ganancias estimadas en 13 mil millones de dólares.

Y ¿qué planea el presidente de México para lidiar con este problema monumental? ¿Cuál es el plan federal para atacar la migración de mexicanos de raíz y para lidiar con el negocio creciente que éste está siendo para el crimen organizado? No lo sabemos. Lo que si escuchamos de López Obrador es su agradecimiento por el flujo de remesas que ya es la principal fuente de ingresos del país.

Antes que preocuparse o indignarse por una situación cada vez más atroz, tenemos a un presidente que prefiere quejarse ya sea de los conservadores; del neoliberalismo; de los pseudoambientalistas que rechazan la construcción del Tren Maya y hasta de la disculpa que ofreció un piloto de Aeromexico a los pasajeros por el estado tan dañado de una pista del AICM. Eso sí le indigna y eso le ocupa buen espacio en sus discursos.

Antes que atender los problemas enormes que nos aquejan o de pensar en cómo aprovechar las irrepetibles oportunidades que se le presentan a México en este momento de crisis global, el presidente López Obrador repite sus mismas frases a diario en donde queda claro que vive en un mundo de fantasía, mientras el resto de los mexicanos padecemos su falta de oficio para trabajar por el bien del país que se obstinó durante décadas por querer ‘gobernar’.

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Ken Salazar es cercano a López Obrador, sin duda. Cercano como quizás ningún otro diplomático estadounidense ha sido con un presidente mexicano. Pero ¿es eficiente? ¿logra con esta cercanía avanzar la agenda que le preocupa a La Casa Blanca y a los ciudadanos estadounidenses?

A juzgar por las contradicciones entre Salazar y La Casa Blanca, la respuesta es no.

Ken Salazar ha puesto en duda la legitimidad de la elección del 2006 en la que Estados Unidos reconoció y reconoce hasta la fecha el triunfo de Felipe Calderón sobre AMLO y el papel del INE (entonces IFE) como una institución que consolida la democracia mexicana.

Después ha hecho declaraciones en las que parece apoyar que el gobierno de López Obrador quiera replantear y reformar las leyes de la industria energética. Esto es algo que afecta millones de dólares de inversión estadounidense en México.

Salazar también ha tomado partido en favor de AMLO y en contra de los intereses de La Casa Blanca al cuestionar el trabajo y la independencia de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI.

En el texto del NYTs, Natalie Kitroeff y Maria Abi-Habib hacen un recuento de una reunión entre Salazar y la Directora de MCCI, Ma. Amparo Casar, que deja en claro que si por el Embajador fuera, USAID dejaría de financiar a la ONG. USAID forma parte del Departamento de Estado y ahí están contentos con el financiamiento a una organización que lo mismo ha publicado investigaciones para destapar corrupción en el gobierno de Calderón, en el de Peña Nieto, y ahora también en el de AMLO.

El embajador le está dando prioridad al acceso que ha logrado en Palacio Nacional sobre su independencia e integridad como servidor público. Esta cercanía con AMLO está golpeando los intereses estadounidenses. Pero el argumento de Salazar para justificarse es que sin sus constantes visitas a Palacio Nacional el discurso y las acciones de López Obrador en contra de los intereses de EUA serían más graves.

Algunos dentro del servicio exterior estadounidense piensan distinto. Que su cercanía con AMLO lo ha vuelto irrelevante. Tiendo a pensar que Salazar sigue siendo relevante pero por las peores razones: porque le da a AMLO la posibilidad de presumir que tiene una buena relación con el embajador de Estados Unidos a pesar de sus innecesarias groserías, como la de esta semana en la que sugirió que quiten la Estatua de la Libertad si es que llegan a encarcelar a Julian Assange.

Es justamente esta declaración de López Obrador lo que derramó el vaso de agua en La Casa Blanca. Platiqué con John Feeley, quien estuvo años en la embajada de EUA en México y llegó a ser el número uno cuando Carlos Pascual salió en el sexenio de Calderón. Feeley me comentó que lo publicado por el NYTs era un secreto a voces desde hace tiempo en Washington. El artículo tiene la estampa de un aval de La Casa Blanca porque, entre otras cosas, citan a Juan González, el asesor de Biden para América Latina.

El comentario sobre la Estatua de la Libertad, que denota que en EUA no hay libertades, vino unas semanas después del desaire de López Obrador a la Cumbre de las Américas que dejó muy mal parado a Biden. Entre ambas acciones de AMLO y las constantes quejas de demasiados sectores estadounidenses que le han reportado a Biden y a González que Salazar está lastimando sus intereses, La Casa Blanca parece estar enviándole un mensaje muy claro a Ken Salazar: este es un momento prudente para retirarse de la Embajada en México.

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El reporte de Goldman Sachs es muy claro: la votación de los diputados en contra de la reforma eléctrica fue quizás la mayor derrota política del presidente Andrés Manuel López Obrador desde que asumió el cargo. El banco cree que es probable que esta derrota del presidente impulse a la oposición a permanecer unida para las elecciones locales de este año y probablemente hacia las de 2024.

La derrota fue no solo por quedarse corto en los votos para que se pudiera modificar la Constitución. La derrota fue también moral. Quedó al desnudo que el presidente no solo es igual a los de antes, que tanto le gusta denostar, es peor.

Dijo el presidente en su mañanera del lunes posterior a la derrota que “lo que no suena lógico, suena metálico”, en referencia a que los 223 diputados de la oposición que votaron en contra de la Ley Eléctrica recibieron dinero por su voto. Los acusó de vendepatrias y traicioneros a la nación. Esto cuando el único caso claro de una compra de un voto fue el del diputado, Carlos Aysa Damas, del PRI, quien se cambió a Morena y votó a favor de la iniciativa presidencial para que su papá, Carlos Miguel Aysa, sea el nuevo embajador de México en República Dominicana.

A los diputados del PRI los llamó paleros del PAN por haber votado todos en el mismo sentido, en contra de su iniciativa. Pero ¿qué no son más paleros los del Verde, paleros de Morena, por haber votado este domingo en contra de una iniciativa que en 2013 apoyaron? Tan paleros de Morena resultaron los del PVEM que terminaron por expulsar a la única de sus legisladoras que no quiso votar como borrego, a Alexis Gamiño. Así, la alianza Juntos Hacemos Historia quedó con un escaño menos en la actual legislatura. Ganaron al vendido de Aysa; perdieron a Gamiño y a Andrés Pintos, que también abandonó el barco del Verde para irse a Movimiento Ciudadano y también votó en contra. En un momento en el que cada voto resulta valiosísimo, a la derrota del presidente hay que sumarle que su coalición se quedó con un legislador menos.

Tras la votación, los dirigentes del PAN, PRI y PRD, así como el Coordinador de MC en el Senado advirtieron que la misma suerte que la Ley Eléctrica pueden sufrir las reformas constitucionales de la Guardia Nacional y la electoral, que ha prometido enviar López Obrador al Congreso. Esto puede llevar a un status-quo legislativo que, siendo el mejor escenario para México, sería el peor para un presidente que quiere a toda costa transformar al país.

Sin diálogo y pretendiendo imponer a capricho su voluntad, el presidente no podrá hacer los cambios constitucionales que quiere. El dirigente de Morena, Mario Delgado, dijo que López Obrador sale ganando con el rechazo y que la oposición se someterá al juicio de la historia y de los electores. No estoy segura si eso lo dijo todavía con su traje de baño puesto, ya que el domingo se le vio así vestido a su llegada a la Ciudad de México de sus vacaciones en Puerto Escondido, pero el primer juicio de los electores ya se vio en 2021 cuando Morena perdió 58 diputados y con ello quedaron imposibilitados de hacer los cambios que ahora quieren pasar “a chaleco”, como se dice coloquialmente.

Tiendo a coincidir más con el análisis de Goldman Sachs que con el de Mario Delgado respecto a si el voto de rechazo a la Ley Eléctrica ha sido una derrota o un triunfo para el presidente López Obrador.

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Ayer publicó un mensaje en twitter el Coordinador General de Comunicación Social de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, presumiendo que en una encuesta, el 67 por ciento de los participantes anuncia que votará el próximo domingo a favor de que el presidente López Obrador continúe su mandato y que esto significa un reconocimiento a su trabajo por los más vulnerables y pobres.

Votar para que se quede AMLO no necesariamente es un reconocimiento a su trabajo por los más pobres y vulnerables. Esta aseveración desde presidencia es una muestra de las varias trampas que hay detrás del ejercicio de revocación de mandato del domingo 10 de abril.

La trampa es de origen. La constitución se reformó después de que Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia por el periodo comprendido del 1º de diciembre del 2018 al 30 de septiembre del 2024. La ley no debe ser retroactiva. La revocación de mandato debiera de aplicarse hasta la presidencia que comience el 1º de octubre del 2024. El que este ejercicio permita acortar el periodo para el que López Obrador fue electo significa cambiar las reglas a mitad del ´juego´ y eso es una primera trampa.

La segunda trampa es que una herramienta muy valiosa de la democracia que le pertenece a los ciudadanos fue arrebatada por un partido político, Morena. Para que la revocación se pudiese convocar, la ley estipula que es necesario que quien quiera la revocación reuna las firmas del 3 por ciento de la Lista Nominal. En esta ocasión quienes reunieron las firmas fue una Asociación Civil ligada íntimamente a Morena que quiere ratificar a Andrés Manuel López Obrador.

Que Siga la Democracia, la organización que reunió las firmas necesarias, está conformada por diputados morenistas, exlegisladores federales, familiares de funcionarios públicos, como el hijo del gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, y el papá de la gobernadora de Guerrero, Felix Salgado Macedonio. Todo este aparato de Morena ha desplegado una campaña de promoción masiva mediante mítines y anuncios espectaculares cuya fuente de financiamiento no puede fiscalizar el INE porque lo hace a través de Que Siga la Democracia, que es una AC y éstas no son sujetos fiscalizables por el instituto. El INE solo puede fiscalizar a partidos políticos. Segunda trampa de la revocación.

La tercera trampa es querer vender el ejercicio como una virtud de la democracia directa y que si no votamos, dejamos que otros decidan por nosotros. Eso es falso. La revocación no es lo mismo que una elección al tener un umbral para hacerla vinculante. No votar es decidir que no se quiere sumar para llegar al umbral necesario para hacerla vinculante.

La cuarta trampa es que todo este costoso ejercicio significa darle muchas vueltas de tuerca pero pase lo que pase, estaremos igual. El poder lo seguirá ejerciendo Andrés Manuel López Obrador el 11 de abril y en adelante. En el remotísimo caso que el resultado sea a favor de revocarle el mandato al presidente, al haber votado más del 40 por ciento de la Lista Nominal y de éstos el 50%+1 en favor de que se vaya, quien asume el poder de manera provisional es, según lo mandata el artículo 84 constitucional, el presidente del Congreso, en este caso, el morenista Sergio Gutiérrez Luna. De ahí, el Congreso, con mayoría de Morena, tendrá 30 días para nombrar a quien concluya el periodo constitucional. Morena nombrará al morenista que AMLO les ordene.

La quinta trampa es que, en lugar de enfocarnos en los múltiples problemas que tenemos y en como resolverlos, estamos perdiendo el tiempo con esta revocación costosa; tramposa e inútil.

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Alejandro Gertz Manero ha abusado del despacho que ocupa de forma más que clara. La Fiscalía General de la República le ha servido para atender con los recursos de la oficina (poder y dinero) sus rencillas personales. El caso de Alejandra Cuevas y Laura Morán es la evidencia más clara, aunque no la única.

A Alejandra Cuevas la tuvo en prisión 528 días por un delito que ni siquiera está catalogado, la de “garante accesoria”. A su madre, Laura Moran, de 98 años, la tuvo en arresto domiciliario porque consideró que no cuidó como debía de su hermano, Federico. Laura y Federico fueron pareja 53 años. Una relación que al hoy fiscal Gertz nunca le pareció porque, entre otras cosas, ella era mayor que él y divorciada, pero eso es harina de otro costal.

Lo que es incomprensible es que ante la evidencia clara y contundente que dieron las llamadas filtradas entre Gertz y su segundo en la Fiscalía, Juan Ramos, en donde ambos discutían el proyecto del Ministro Alberto Pérez Dayán, que no era público, para ver cómo lograr mantener a Alejandra en prisión, y ante el posterior fallo unánime de la Suprema Corte (11 a favor y 0 en contra) de su liberación lisa y llana, el fiscal siga en el cargo.

Ayer en su conferencia mañanera el presidente López Obrador refrendó su confianza en Gertz.

¿Por qué sigue el presidente sosteniendo a Gertz Manero al frente de la FGR?

Si López Obrador decide solicitar la remoción de Gertz, fortalece a Ricardo Monreal por partida doble. Primero porque la solicitud la tiene que enviar al Senado y ahí, es con el voto de las dos terceras partes de los senadores que se aprueba esta solicitud del Ejecutivo. Una vez que procede la remoción, Monreal vuelve a ser determinante porque es el mismo Senado el que ratifica al nuevo titular de la FGR.

Es claro que en su ejercicio adelantado de la sucesión presidencial lo que menos quiere López Obrador es fortalecer a Monreal. Además, en el esquema actual el presidente garantiza un Fiscal que está de rodillas, a su merced. Si el presidente decidiera solicitar su remoción, Gertz pierde todo el poder. Bien dice el dicho que el poder da amigos de mentiras y enemigos de ‘a de veras’, a los que se conoce una vez perdido este poder.

Lo que resulta inexplicable es la falta de escándalo que este episodio debiera ser para la abogacía. El caso de Alejandra Cuevas demostró que en México es irrelevante tener o no razón; tener o no buenos abogados. Quienes sacaron a su madre de Santa Martha fueron Ana Paula, Alonso y Gonzalo Castillo, sus hijos. Ellos se presentaron ante el Fiscal; se le arrodillaron al ministro Zaldívar; hablaron con los medios y vivieron en un infierno para enfrentar a Goliat. Sus abogados no pintaron para lograr que su madre esté hoy libre. El sistema legal no sirve y esto es una muy mala noticia para los abogados de México.

Si quieren ser relevantes tendrían que unirse en contra del fiscal. Gertz Manero es miembro de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados y del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México. ¿En dónde están sus manifestaciones en Palacio Nacional en contra de que un abogado como Gertz sea el titular de la FGR? ¿En dónde sus cartas pidiendo que se remueva del cargo a quién ha abusado de su poder? ¿En dónde su comunicado anunciando que expulsan a Gertz de sus órganos para poner cuando menos un mínimo de presión al presidente? O ¿Acaso es sostenible un Fiscal que ha sido expulsado de la BMA y del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México?

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El error de cálculo del presidente lo tiene arrinconado. Igor Girkin, un ex coronel de la Agencia de Inteligencia Rusa, la FSB, declaró esta semana que Rusia cometió una evaluación catastróficamente errónea sobre la debilidad de las fuerzas ucranianas. “El enemigo fue subestimado en todo y cada uno de los aspectos evaluados”, dijo Girkin.

Esto, lejos de ser una buena noticia, significa que las cosas se van a poner mucho peor en Ucrania. Conforme pasan los días queda claro que la decisión la tomó Vladimir Putin sin consultar a nadie y ahora la salida de la guerra atraviesa por el camino de mayor violencia y mayor destrucción.

Rusia envió a pelear a Ucrania a alrededor de 190 mil tropas pensando en una invasión rápida. Como el Plan A falló, ahora viene el Plan B: destruir Ucrania. Para ello Putin se está apoyando en más de 400 mercenarios del Grupo Wagner que han sido enviados específicamente para asesinar al presidente Zelensky y para instaurar terror entre los ucranianos.

Estos mercenarios no existen en papel por lo que no tienen que respetar las reglas que un ejército formal debe seguir en una guerra. Se sabe que fueron fundados por Dmitry Utkin, un exsoldado ruso que irónicamente está todo tatuado por símbolos nazis. Irónicamente porque Vladimir Putin justifica la invasión como un rescate de los nazis que están en el poder en Ucrania, cuando el presidente Zelensky es judío y cuando los mercenarios de Putin demuestran simpatía precisamente con el nazismo. Tanto así que el nombre del Grupo Wagner proviene del compositor favorito de Adolf Hitler.

Quien financia a estos mercenarios es Yevgeny Prigozhin, un oligarca que además es dueño de la Agencia de Investigación de Internet que es la más grande granja de bots y trolls que usa Putin para difundir sus mentiras y desacreditar las verdades que le incomodan. Prigozhin se ha beneficiado a través del trabajo de sus mercenarios en guerras como las de Siria o la República Centroafricana que le han permitido adueñarse del petróleo o minas de diamantes en esos países.

La palabra que define la situación actual es impasse. Esto significa violencia por tiempo prolongado para ver quien se cansa primero, los rusos de atacar al país vecino en medio de fuertes pérdidas, o los ucranianos de ver y vivir la destrucción de su país. Para dimensionar las pérdidas que han tenido las fuerzas rusas oficiales, las cifras que reporta el gobierno de Biden es que han muerto 7 mil rusos, entre solados y altos mando, en menos de un mes. En casi una década de conflicto en Chechenia murieron en total 11 mil fuerzas rusas. A ello habría que sumar las bajas dentro de este Grupo Wagner, que según me comentó en entrevista Joshua Yaffa, corresponsal del New Yorker en Rusia y Ucrania, han sido importantes también.

Todo esto no significa que Putin le vaya a poner fin pronto a la guerra que va perdiendo. Al estar arrinconado puede recurrir a acciones más desesperadas, me comentó Yaffa. Putin le ha vendido esta guerra a la opinión pública rusa como definitiva para el país y les ha pedido que se preparen para un conflicto prolongado.

Apostilla: Los monarcas del sudeste asiático tenían elefantes blancos como señal de poder y riqueza. Mostraban que ese monarca y sus mandatos estaban bendecidos. Pero en realidad, el elevado costo de cuidar a estos animales era más bien una maldición. Por eso se llama a los proyectos de infraestructura cuyos costos son mayores que su utilidad elefantes blancos. Ayer el semanario del Economist recordó esta historia para presentar su reportaje sobre el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

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