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Estás con la industria nacional o con los extranjeros. Este es el nuevo falso dilema en el que ha colocado a México el presidente López Obrador. Uno más de entre los falsos dilemas: conmigo o con los corruptos; con la 4T o con Peña Nieto; con la transformación o con el saqueo.

Con su propuesta de Ley de la Industria Eléctrica que ha ordenado a los diputados que aprueben sin modificarle ni una sola coma, el presidente ahora coloca a quienes apoyan esta iniciativa como los preocupados por salvar a la CFE y a quienes la critican como los vende patrias que se inquietan más por las empresas extranjeras que vinieron a saquear a México.

Pero el verdadero dilema en la iniciativa energética del presidente es si se quiere a un México moderno y en crecimiento o uno estancado y con apagones. Así de sencillo. Para que México crezca, necesita más electricidad. Y si crece México, crecerá la demanda de electricidad. Es un círculo virtuoso y hoy la CFE no se está preparando para esto.

Estamos ya en el tercer año de gobierno y la CFE no tiene un solo plan para cubrir la creciente demanda de electricidad. Una demanda que viene del desarrollo. No es lo mismo vivir en los 80s cuando una casa tenía un televisor y un refrigerador conectados a la luz que actualmente cuando además cada integrante de la casa tiene, cuando menos un teléfono móvil que conectar.

La CFE sabe que la demanda viene subiendo. Ya en 2019 la situación de demanda creciente sobre el margen de reserva de la empresa era preocupante. Había apenas un 6 por ciento de margen de reserva. En el 2020, con la pandemia y los confinamientos, la situación dejó de ser tan crítica porque al frenar la industria, cayó la demanda. Esto sí le vino como anillo al dedo a Manuel Bartlett. El año pasado el margen de reserva aumentó para llegar a un 16 por ciento. Pero con la reactivación económica, la demanda está volviendo a crecer y el margen de reserva se verá presionado muy rápido.

Un experto en el sector me comentaba que si la situación permanece como estamos, si la CFE no se arranca con la construcción e inversión en la Red Nacional de Transmisión, que actualmente está sostenida por alfileres, para el año 2023 tendremos apagones recurrentes.

La CFE necesita invertir; necesita construir para poder abastecer la creciente demanda de electricidad. Y ante este panorama que pone en aprietos el flujo de la CFE, encima se ahuyenta las inversiones privadas, tanto nacionales como extranjeras. Pero no solo eso. También se quiere modificar el orden de despacho de energías. Esto es algo que ya se ha dicho hasta el cansancio. De aprobarse la iniciativa presidencial se utilizarían primero energías más caras y sucias y después las limpias, renovables y más económicas. Para poder cubrir con este nuevo orden de despacho solo hay dos opciones: o se incurre en un déficit presupuestal o se tendrían que aumentar los precios de la energía.

Pero AMLO ha dicho que ni va a endeudar más el país ni van a subir los precios de la electricidad.

La iniciativa de Ley que el presidente envió a la Cámara de Diputados ordenando a que los legisladores aprueben sin moverle una sola coma es un sinsentido en donde además, el presidente vuelve a colocar al país en un nuevo falso dilema: buenos o malos; apoyas a la industria nacional o a los voraces extranjeros.

El dilema verdadero es: ¿un México en crecimiento o un México rezagado y con apagones?

 

Columna completa en El Universal

Este es un año electoral y el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere hacer del voto una elección entre el saqueo del pasado o la transformación que él ofrece. Así lo dijo ayer en la conferencia mañanera.

“¿Quién va a decidir si quiere que regrese la política de saqueo y de corrupción? ¿Quién va a decidir si continúa o no? Pues el pueblo, los ciudadanos.” Esa es la disyuntiva que ve el presidente López Obrador sin darse cuenta de que la decisión no es entre saqueo o la transformación. Que más bien estamos viendo la transformación del saqueo.

Porque en el pasado hubo saqueo. Sin duda tiene razón el presidente cuando dice que tras la crisis de 1995, el remedio fue convertir las deudas privadas de unos cuantos, de los banqueros, de las grandes corporaciones, en deuda pública, en referencia al Fobaproa. Pero cuando remata con que en su gobierno son distintos, le falta aclarar que son otros nombres, pero que el saqueo continúa. La transformación está en las manos que lo reciben. Y en algunos casos ni los nombres han cambiado, si nos remitimos al Director General de la CFE, Manuel Bartlett.

¿Cómo justificar que la disyuntiva es entre el saqueo y la redención de México si el actual gobierno sigue manteniendo la impunidad de quienes incurren en casos de corrupción? López Obrador desmanteló varios fideicomisos bajo el argumento que eran unas cajas opacas de gastos pero su transformación del saqueo lo ha llevado, por ejemplo, a crecer casi en un mil por ciento el Fideicomiso de Administración y Pago de Equipo Militar, el Fidape.

Al finalizar el gobierno de Peña Nieto, el Fidape tenía un saldo de 5 mil 40 millones de pesos, pero 2020 lo cerró con cerca de 50 mil millones de pesos. Este fideicomiso no rinde cuentas sobre sus gastos a nadie y es actualmente el tercero más grande del gobierno federal.

Entonces, quitarle dinero a unos fideicomisos a los que acusa de ser opacos para trasladarlo a otro fideicomiso que también es laxo en transparencia no es más que la transformación del saqueo.

La disyuntiva electoral del 2021 es bastante pobre para México. Primero porque la oposición no logra presentar una agenda atractiva ni una verdadera solución a los problemas del país. Segundo, porque es más que evidente que al presidente López Obrador le quedó grande la tarea de transformar a México. La mejor prueba de ello es que lleva más de dos años señalando al pasado por las fallas del presente. A estas alturas, parece que la disyuntiva electoral del 2021 será entre darle más o menos poder al presidente López Obrador vía los pesos y contrapesos de la Cámara de Diputados. ¿Saqueo o transformación? No…sólo transformación del saqueo.

Apostilla: El presidente dijo, al regresar a la mañanera después de recuperarse de COVID que “se decidió la gratuidad en servicios de salud y todos los que han sido atendidos en centros de salud, que es la inmensa mayoría, porque son muchísimos más los atendidos en hospitales públicos que en hospitales privados, todos han recibido atención médica gratuita. Eso no sucedía anteriormente. En los institutos de salud, que son de lo mejor que tiene el país, hay gratuidad en atención médica, no sólo a enfermos de COVID, sino a todos los enfermos.”

El que se ha atendido de forma gratuita ha sido él. Su tratamiento corrió a costa de nuestros impuestos. Para la gran mayoría de los que nos hemos contagiado de COVID el tratamiento, por más básico, ha sido bastante caro.

 

Columna completa en El Universal

Vivo en un país en donde el presidente presume que encabeza el gobierno más transparente pero en el cuál no podemos saber si éste se vacunó o no; qué día comenzó con síntomas; qué prueba se hizo; cuándo y cómo evoluciona su estado de salud.

Un país en donde López Obrador dice que al ser presidente él ya no se pertenece; es un servidor de la nación. Pero ante las peticiones de transparencia sobre su contagio de COVID, dado a conocer el domingo pasado, la respuesta del zar del coronavirus mexicano, el Dr. Hugo López Gatell, es que nada se sabrá sobre el estado de salud del presidente por derecho a su privacidad. No podremos ver una fotografía de su resultado positivo de COVID-19, como el de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien la subió a twitter el lunes pasado.

A partir de la publicación de la columna de mi colega Darío Celis en El Financiero el 19 de diciembre, en la que afirmaba que tanto el presidente como otros integrantes del gabinete, habían sido vacunados con la dosis de CanSino Biologics, decidí hacer una solicitud de información a la Oficina de la Presidencia para confirmar esta versión.

No parecía inverosímil. El presidente iba y venía; arrancaba con sus mañaneras y tenía juntas con su gabinete, todo como si el virus ni existiera. Como si su salud no fuera motivo de preocupación por la hipertensión que él mismo ha comentado padece y por su edad. Era evidente que el presidente no seguía los protocolos de salud como usar cubrebocas para protegerse y proteger a quienes lo rodeaban.

La respuesta a esta solicitud de información por parte de la Oficina de la Presidencia fue declarase incompetentes para dar respuesta. Pidieron remitir la pregunta a SRE y/o a Salud. Se hizo la solicitud a ambas secretarías. Salud no ha dado respuesta. SRE pide que haga la solicitud a la Oficina de la Presidencia. Es decir, se están aventando la bolita y no han querido ser transparentes ante una pregunta tan puntual para conocer quiénes dentro del gobierno, incluyendo al propio presidente, se han aplicado o no la vacuna de CanSino. Las respuestas están disponibles aquí: https://anapaulaordorica.com/respuestas-presidencia-a-consulta-sobre-vacunacion/

La salud del Jefe de Estado es cuestión de seguridad nacional. Por ello se le lleva pidiendo al presidente transparencia al respecto. ¿Qué razones tiene López Obrador como para no honrar la tan cacareada transparencia en esta materia muy a su alcance?

No comparto las teorías de la conspiración que apuntan a que el contagio de COVID de López Obrador es mentira. Pero sí sorprende que en un tema que debiera ser tan sencillo ser transparente, el presidente opte por la opacidad.

No hay mal que por bien no venga, reza el dicho. Esperemos que ante el lamentable contagio del presidente, del cual seguramente saldrá bien y recuperado muy pronto, veamos una mejor respuesta de AMLO ante la pandemia que tiene a México en tan mal estado. Otros jefes de Estado lo han padecido. Boris Johnson modificó sustancialmente las políticas públicas de Gran Bretaña a partir de su contagio en torno al coronavirus a pesar de haberlo minimizado en un principio. Ojalá ocurra algo similar con el presidente de México.

Columna completa en El Universal

Apostilla: El 16 de marzo el Dr. Hugo López Gatell declaró que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”. ¿Tampoco esta declaración merece una rectificación del encargado de lidiar con la pandemia en México?

El lunes en la mañanera el presidente López Obrador declaró que la ONU le estaba haciendo caso a su sugerencia de evitar el acaparamiento de países ricos y dar vacunas a los países más pobres y que por ello Pfizer había anunciado un retraso en su suministro a países europeos y a México. Dijo que México, como país solidario, va a dejar que estas vacunas de Pfizer que no se entreguen ahora sean entregadas a países más pobres. Agregó que el país tiene convenios con otras farmacéuticas y que por ello no era un problema recibir menos vacunas de Pfizer.

Busqué entrevistar para mi podcast Broojula a un ex Subsecretario de Salud para preguntarle por esta versión del presidente y me comentó que habláramos de las vacunas y de otros temas sobre la pandemia, de lo que yo quisiera, pero que de la versión de que el freno del suministro de Pfizer se debía a la sugerencia de AMLO a la ONU prefería ni opinar porque eso era un cuento del presidente sacado de la manga.

La razón del retraso de Pfizer se debe a una reconfiguración de su planta en Puurs, Bélgica, para poder aumentar su capacidad de producción a 2 mil millones de dosis al año. Pero el presidente expresó, convencido, su propia versión en su conferencia desde Palacio Nacional. Tan convencido como lo hemos escuchado decir otras mentiras.

Desde abril López Obrador viene diciendo que la pandemia está domada. El 9 de junio del año pasado declaró que “México está dando un ejemplo en el mundo porque logramos aplanar esta curva y evitar que se saturaran los hospitales sin medidas coercitivas, sin el uso de la fuerza”. Ese día murieron en México 596 personas a causa de la COVID19. Ayer murieron 1,584 personas. Domada la pandemia no está, ni en México, ni en el mundo.

Pero hay casos mucho más exitosos que otros. Por ejemplo, en Vietnam se han contagiado en total, en todos estos meses, 1,539 personas y han muerto 35; en Corea del Sur se han contagiado 73 mil 115 personas y han muerto 1,283; en Australia se han contagiado 28 mil 731 personas y han muerto 909 personas. Si esas cifras las ponderamos por cada 100 mil habitantes, en Vietnam han muerto .04 personas; en Corea del Sur 2.48 y en Australia 3.64.

¿Cómo va México? Aquí, con datos oficiales que sabemos que muestran un subregistro, se han contagiado un millón 649 mil 502 personas; han muerto 141 mil 248 y por cada 100 mil habitantes han muerto 111.93.

¿Cómo puede decir el presidente que la pandemia está domada? En Vietnam, Corea del Sur y Australia, el buen manejo de la pandemia ha permitido que estos tres países no estén desesperados apostándole a la vacuna como solución nacional. Por el contrario en estos tres países, por ejemplo, el control sobre la pandemia permite que hoy la vacuna sea una elección y no una necesidad.

El Ministro de Salud de Corea del Sur declaró en diciembre que ellos, al haber controlado los contagios de COVID19, no están con prisa de empezar la vacunación. Prefieren tomarse su tiempo para descartar cualquier riesgo u efecto secundario de la inoculación y por ello estiman comenzar a hacerlo hasta otoño de este año.

El Ministro de Salud de Australia, Greg Hunt, declaró que el trabajo que está haciendo Gran Bretaña va a dar información y lecciones importantes respecto a la distribución y eficacia de las vacunas. En el país planean esperar y ver e iniciar la vacunación hasta marzo.

Haber manejado bien la pandemia desde el principio les da a estos países la oportunidad de no tomar medidas desesperadas y aceleradas. En México, en donde el presidente miente cuando dice que domamos la pandemia, la historia es otra.

Ante el escenario que atraviesa México, prefiero creer que el presidente se cree sus propias mentiras. La alternativa sería aun más desoladora.

Columna completa en El Universal

“Probablemente no habría llegado aquí

(a La Casa Blanca) sin las redes sociales

porque la prensa ha sido

muy injusta conmigo”

Donald Trump.

Febrero 18, 2020.

 

Usó Twitter para anunciar políticas de gobierno; para contratar y despedir empleados; para inventar palabras (Covfefe); movió mercados bursátiles y mintió sin freno. La verdad la sustituyó con el espectáculo de la mentira que twitter facilitó. Algunos dicen que sin Twitter, Trump no habría llegado a la presidencia de EUA y ahora, muy apropiadamente para los tiempos, concluye su presidencia y Twitter lo sacó de su plataforma. Lo mismo ha hecho Facebook.

¿Por qué si Trump lleva incitando a la violencia y mintiendo desde incluso antes de ser presidente, las plataformas actúan hasta ahora? La respuesta más sencilla es que Trump dejará de ser presidente en menos de una semana y en su lugar llega un presidente demócrata cuyo partido va a tener la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado. Pero también es posible tomar en cuenta que si Twitter hubiese tomado esta acción cuando Trump todavía tenía años por delante de ser el presidente, hubiese sido bastante complicado silenciarlo ya que cualquiera de sus miles de seguidores podría escribir lo que Trump publicara en otra plataforma como Parler, Gab, Rumble, MeWe o DLive a las que son afines los seguidores de Trump, y copiar el mensaje en Twitter. Silenciar al presidente de Estados Unidos no será sencillo ahora pero habría sido prácticamente imposible durante su gobierno.

Esto sin duda es un golpe durísimo para Trump que ha sabido capitalizar las redes sociales como ningún otro político. Tan solo en el último mes Trump twitteó un promedio de 18.5 veces al día y esto generó más de 17 millones de re-tuits y casi 80 millones de ‘likes’. Si Trump hubiese querido generar la misma atención a través de los medios de comunicación tradicionales, el costo habría sido de casi 3 millones de dólares al mes, de acuerdo con un artículo publicado esta semana en Los Angeles Times.

¿A dónde se van a ir los miles de seguidores de Trump? ¿Ya con esto se acaba la promoción de violencia y la publicación de mentiras, incluyendo la de que las elecciones de noviembre fueron fraudulentas? Trump no va a estar en Twitter pero el trumpismo sí. Sus miles de seguidores saben que si solamente están en Parler o Gab, su mensaje no tendrá eco. Para poder resonar, se requiere de periodistas y medios de comunicación tradicionales que hagan que el mensaje se repita en los ámbitos liberales.

Ahora, ¿qué pensar de que dos personas, Jack Dorsey y Mark Zuckerberg, sean las que definan qué y a quién se deja publicar y qué y a quién se le bloquea? En el caso de Trump, la decisión de sacarlo de sus plataformas la tomaron después de haberse beneficiado durante por lo menos cinco años de la presencia de Trump en sus redes sociales. Y ¿qué decir sobre otras dos personas que sean las que tengan las llaves de la posibilidad de que una plataforma pueda o no existir? Me refiero a Tim Cook y Sundar Pichai, los CEOs de Apple y Google (Alphabet) que decidieron sacar de sus tiendas de aplicaciones a Parler y con esto prácticamente desaparecer a la red social alternativa a la que se quieren mudar los simpatizantes de Trump.

El momento para reflexionar sobre el peligro de Trump para la democracia tendrá que llevar también a pensar en el desbalance que representan estas cuatro empresas; estos cuatro individuos, con el poder descomunal que tienen en sus manos. Una pluralidad en las redes es igual de indispensable para una democracia como el reconocimiento de que en las elecciones se gana y se pierde y cuando sucede esto último, se acepta y se promueve una transición pacífica del poder.

Apostilla: El presidente López Obrador no condenó la violencia en el Capitolio de EUA con el argumento de que no quiere intervenir en lo que ocurre en otros países. Sin embargo, sí criticó la decisión de Twitter y Facebook de suspender las cuentas de Trump.

Columna completa en El Universal

La falta de coherencia entre las ideas y las acciones se llama incongruencia. Es la definición de diccionario. Y es también el sello claro e indeleble de la autollamada 4T. Un gobierno que presume tener múltiples ideas para transformar y hacer de México un país mejor y que a la hora de tener que implementarlas simplemente falla.

Falla porque lo que dicen que van a hacer no es congruente con lo que hacen. El presidente lleva décadas diciendo que la corrupción es el mal que mantiene a México en el subdesarrollo. Apenas llega al poder y lleva dos años cobijando la corrupción dentro de su familia y dentro de su equipo de gobierno. No tiene un solo acto de verdadera lucha contra la corrupción que presumir. Si tener a Manuel Bartlett en el equipo y hablar de combate a la corrupción no es ejemplo suficiente de incongruencia, van otros.

Esta semana está el viaje del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell a Oaxaca; su decisión de ir a ver a su familia – eso dijo en su respuesta cantinflesca – en lugar de ser congruente con lo que tanto pide al resto de los mexicanos: quedarnos en casa. ¿O era quédate en casa…de tus amigos en la playa? Mientras varios mexicanos están enfermos o mueren de COVID, el subsecretario cree que está bien estar sentado en un restaurante en la playa en Oaxaca porque “allá no están en semáforo rojo”.

Quizás el viaje de López Gatell a Oaxaca lo pudo haber cambiado por una visita a un hospital COVID; a una reunión con familiares de muertos por coronavirus; a un encuentro con personal médico y de enfermería, pero no. El subsecretario prefirió ir a una playa oaxaqueña y cuando fue cuestionado a su regreso, decidió echarle la culpa de su mala decisión a los medios de comunicación por querer desprestigiarlo.

En la misma semana vimos a otros políticos y al presidente en fotografías en redes sociales pasándola a todo dar. El presidente se vistió de jugador de béisbol y escribió que siempre hay tiempo para hacer deporte. Sí, mucha gente ha salido de vacaciones y otra tanta se fotografía en momentos alegres con amigos y familia y suben sus imágenes a las redes sociales, pero es muy distinto ser un ciudadano de a pie que ser funcionario público.

Al Subsecretario López-Gatell ¿no le da vergüenza con los médicos que no han podido descansar de la cantidad de pacientes que tienen que recibir en los hospitales? Y al presidente López Obrador ¿cómo puede solaparlo? ¿Cómo puede decir que le importa el pueblo y a la vez dejarlo a la merced de un hombre que claramente no está ni interesado en hacer el trabajo encomendado?

El viaje de López-Gatell es un escándalo en el mundo. Medios estadounidenses han puesto el comparativo de que el Dr. Anthony Fauci decida irse a Miami. “El zar del COVID se toma una vacación a la playa en medio del aumento de casos”, es la lectura que le dieron ayer en CNN.

En Irlanda, el Comisionado de Comercio, Phil Hogan, la Ministra de Agricultura y un senador tuvieron que renunciar a su cargo por haber asistido a un evento de 81 personas en un campo de golf. En Ontario, el Ministro de Finanzas, Rod Phillips, tuvo que renunciar cuando se supo que se fue de fin de año a St. Barth’s. Fue el mismo caso del la Jefa del Servicio Médico de Escocia, Catherine Calderwood y del Ministro de Salud de Nueva Zelanda, David Clark.

En México, el viaje ya se volvió una buena manera de promover turismo: “Si Gatell ya fue a Huatulco, tú ¿para cuándo? No te quedes fuera y reserva ya!!! Viaje a Huatulco y Puerto Escondido. Avistamiento de ballenas y liberación de tortugas del 29 de enero al 1 de febrero 2021”, es el mensaje que me apareció en redes sociales de una empresa JA Tours.

Qué ingeniosos los de la empresa turística. Y qué incongruencia la de la 4T.

 

Columna completa en El Universal

Los simpatizantes del presidente le creen todo ciegamente. Lo que dice es tan irreal que el otro lado cree que puede simplemente ignorarlos y seguir adelante como si no existieran. Aún cuando ya se ha recurrido a la violencia, el otro lado parece pensar que se trata solo de unos cuantos. La gran pregunta del 2021 será saber qué pasará con Donald Trump y sus simpatizantes una vez que llegue Biden a La Casa Blanca. ¿Pueden simplemente ignorarlos los demócratas?

Trump ha utilizado twitter sin freno a lo largo de su presidencia para soltar mentira tras mentira. Desde que perdió la presidencia no ha parado de señalar que hubo fraude. Ha presentado múltiples demandas en las que los argumentos simplemente no han podido sostenerse frente a un juez y por ello las ha perdido todas.

Pero esa derrota legal no ha ocurrido ante la opinión pública. Trump señala que si solo se contaran los votos legales él ganaría. Los votos ilegales son, por supuesto, los que recibió Joe Biden. Argumenta que ningún presidente ha ganado una elección sin ganar Ohio y Florida y que como él ganó ambos estados, pues es imposible que Biden haya triunfado. Esto, además de no ser un argumento jurídico para demostrar fraude, es falso. Basta recordar que en 1960 Nixon ganó ambos estados y perdió la elección ante John F. Kennedy.

La gran preocupación es ¿qué hacer con los millones de estadounidenses que le creen a Trump el cuento del fraude electoral? Hasta ahora la estrategia de los demócratas y de Joe Biden parece ser de ignorarlos. Sí, Biden ha dicho que va a gobernar para todos, pero los simpatizantes de Trump no quieren eso.

En una demanda escandalosa interpuesta por el Procurador de Texas solicitando que se eliminarán a los electores de Georgia; Pennsylvania; Michigan y Wisconsin para que las legislaturas de esos estados escogieran a quienes votarían por el presidente el pasado 14 de diciembre, la Suprema Corte le puso un alto. Pero no puede dejar de alarmar que 126 miembros de la Cámara de Representantes y Procuradores de 17 estados en los que ganó Trump se sumaron a esta petición de Texas. El presidente del partido republicano en ese estado se fue tan lejos como sugerir que podrían separarse de Estados Unidos y conformar su propia Unión de Estados.

Los simpatizantes de Trump están convencidos de que les robaron la elección. Viven en una realidad alternativa. Varios de ellos han enviado mensajes amenazando la vida de los funcionarios encargados de validar la elección. Entre ellos, nada más y nada menos que Joe DiGenova, abogado de la campaña Trump, que dijo que Christopher Krebs, quien fuera director de la Agencia de Ciberseguridad del Departamento del Interior hasta que Trump lo despidió por declarar que la elección no fue fraudulenta, debía ser asesinado. Estos llamados a la violencia no pueden pasar como simples locuras.

Pretender ignorar a los simpatizantes del presidente no parece ser la mejor estrategia. La democracia de Estados Unidos se vio amenazada. La próxima elección puede tener un resultado más cerrado. O el próximo presidente que quiera mantenerse en el poder puede tener un mejor equipo legal que la vergüenza que ha resultado ser Rudolph Giuliani.

La amenaza a la democracia sigue presente, aun cuando el 20 de enero salga Trump y llegue Joe Biden a La Casa Blanca. No será sencillo para el demócrata gobernar en un país en el cual casi el 50 por ciento de la población lo siente como ilegítimo.

Columna completa en El Universal

¿Qué debe hacer Claudia Sheinbaum? Gobernar la Ciudad de México nunca ha sido una tarea sencilla. Si alguien lo sabe es Andrés Manuel López Obrador quien ya ocupó la Jefatura de Gobierno que hoy ostenta Claudia. Pero a diferencia de él, que era Jefe de Gobierno cuando Vicente Fox llegó a la presidencia con el enorme bono democrático de ser el primer jefe del ejecutivo en ganarle al PRI, Sheinbaum llega a gobernar la Ciudad de México para compartir el espacio con el mismo partido, Morena. Esto no ocurría desde 1997 que Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer Jefe de Gobierno con Ernesto Zedillo en Los Pinos.

Claudia Sheinbaum tiene actualmente un buen nivel de aceptación. De acuerdo con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky que hace un comparativo entre la aprobación de AMLO con la de los gobernadores y la Jefa de Gobierno, ella tenía un 50.3 por ciento de aprobación en noviembre del 2019 frente a AMLO que tenía 55.5 por ciento. Ahora la situación se ha volteado. AMLO tiene 57.6 por ciento de aprobación y Sheinbaum tiene más: 60.7 por ciento.

Estos números muestran que la Jefa de Gobierno está logrando un buen malabarismo en el dilema que enfrenta: acercarse demasiado al presidente López Obrador la aleja de buena parte de su electorado y tiene repercusiones negativas en los ciudadanos de la CDMX; alejarse de López Obrador le complica sus aspiraciones presidenciales hacia el 2021.

Para darle gusto al presidente en su manejo de la pandemia, Sheinbaum tendría que no utilizar cubrebocas; no hacer pruebas ni implementar el Código QR para intentar rastreo de contagios. Ese dilema explica parte de la razón para que estas medidas se apliquen tarde y tibiamente. Pero finalmente ha logrado que avancen. Aquí digamos que el dilema de Claudia se resuelve favorablemente.

Para darle gusto al presidente en su desprecio a los empresarios, Sheinbaum primero se peleó con varios en el ramo inmobiliario principalmente. El Cártel Inmobiliario, lo llamaron en la Jefatura de Gobierno. Bajo el argumento de combate a la corrupción, se paralizó prácticamente la construcción en la ciudad. Ahora, para intentar reactivar la economía de la CDMX se ha dado un acercamiento que a final de cuentas ni generó rendición de cuentas de ese cártel, pero sí provocó un boquete en la finanzas y en el desarrollo ordenado de la capital. Por ello, el dilema de Claudia de alejarse de los empresarios para darle gusto al presidente ha significado un costo para los ciudadanos de la CDMX.

En la agenda de género es quizás en donde más ha sorprendido la forma que ha decidido la Jefa de Gobierno para lidiar con las demandas feministas. Ante un presidente que, duele decirlo pero no hay de otra: es un misógino, Claudia Sheinbaum asumió las protestas para frenar la violencia de género como una afronta directa en su contra y no demandas legítimas. Con la llegada de Omar García Harfush a la Secretaría de Seguridad local, la situación ha mejorado en cuanto a la libertad de manifestación de las mujeres. Aquí el dilema está a flor de piel. Aun tiene que trabajarlo la Jefa de Gobierno.

Mucho se habla de cómo AMLO puede tener aprobación tan alta a pesar de los problemas que tiene el país, heredados unos y generados por él otros. En el caso de Claudia Sheinbaum vemos que la Jefa de Gobierno goza de mayor popularidad que el presidente. La gran duda será si Sheinbaum logra resolver cada vez mejor su dilema: tiene que malabarear con darle gusto al presidente o dejarle una mejor ciudad a los capitalinos.

 

Columna completa en El Universal

Termina el mensaje por el 2º año de gobierno del presidente López Obrador y me pongo a escribir este texto. Quisiera ser parte de aquellos que ven el vaso lleno. De los que le aplauden y al escucharlo dicen que es el mejor presidente de México. De los que forman parte del 60 por ciento de apoyo a López Obrador en las encuestas de opinión.

Quisiera escuchar y creerle a López Obrador cuando dice que con todo y la pandemia que implicó la pérdida de un millón 117 mil empleos formales, ya se han recuperado 555 mil 600. Me gustaría poder aplaudirle sin recordar que a mediados de año había dicho que para este mes de diciembre se crearían 2 millones de empleos adicionales con todo y el coronavirus.

Sería extraordinario pensar en la cancelación a rajatabla de los fideicomisos como un triunfo en la lucha contra los gastos discrecionales y la corrupción pero, cuando concluye el año y no se ha presentado una sola prueba de malversación o mal uso de estos recursos y en cambio vemos que ahora sí quedan a disposición del gobierno, surge la maldita sospecha que, si AMLO quiere, este dinero servirá para comprar votos y voluntades para las elecciones del 2021.

Dijo el presidente en su discurso que ya es una realidad la atención médica y los medicamentos gratuitos. Como envidio a quienes aplauden este dicho del presidente e ignoran la cantidad de historias dolorosas de padres que han perdido a sus hijos enfermos de cáncer por falta de medicamentos ante un presidente que ha claramente decidido ni verlos ni escucharlos.

Presumió López Obrador que en materia educativa no han faltado libros de texto; se han construido 140 universidades públicas y hay 7 mil 200 becas de posgrado. La gran pregunta es ¿de qué sirve todo esto ante lo poco que se está haciendo para controlar la pandemia en México y que los alumnos puedan regresar a las aulas? ¿Se preocupa el presidente por los efectos en la salud mental y educativa de las clases a distancia? ¿Cree que la televisión y el internet pueden sustituir el contacto con maestros y compañeros?

El presidente habló de otros datos favorables entre los que incluyó el aumento en el flujo de las remesas. “Esos envíos de dinero llegarán a la suma récord de 40 mil millones de dólares, lo cual beneficiará a 10 millones de familias que están recibiendo en promedio 350 dólares mensuales”, dijo el presidente.

¿De verdad ni él ni sus simpatizantes se dan cuenta que esto no es un logro sino un fracaso? Implica que llega dinero a México de quienes prefirieron abandonar el país para poder buscar un mejor presente y futuro que aquí simplemente no encontraron.

También habló del avance en la solución al grave problema de la inseguridad que dejaron los gobiernos anteriores. ¿Cómo escuchar esto y aplaudir? Señor Presidente, ya basta de hablar del pasado ¿Para eso quería llegar a ser el Jefe del Ejecutivo? ¿Para aventar culpas sin asumir responsabilidades?

Bueno y el cierre con broche de oro es escuchar que lo mueve la convicción de justicia y que en su gobierno no hay impunidad para nadie. ¿Cómo aceptar esto sin voltear a ver a Bartlett; Irma Eréndira Sandoval y Pío López Obrador? Sus simpatizantes argumentarán que estos casos palidecen frente a los excesos del pasado. Flaco consuelo para quien quiere de verdad un país en el que impere el Estado de Derecho.

Anhelo vivir en el maravilloso México de AMLO.

Columna completa en El Universal

No es la primera vez en la historia que la pandemia infecta al presidente de Estados Unidos. Así como ahora Trump tiene COVID19, en 1919 el entonces presidente Woodrow Wilson enfermó de la Gripe Española. Las consecuencias políticas de su enfermedad llevaron a la elección de Adolf Hitler en Alemania y posteriormente a la Segunda Guerra Mundial.

El relato de la enfermedad de Wilson lo tiene John M. Barry en su libro La Gran Influenza. El presidente que constantemente buscó minimizar la enfermedad para no desanimar a los jóvenes a enlistarse para la Gran Guerra contrajo la enfermedad en abril del 2019, en medio de las tensas negociaciones en el Palacio de Versalles, en Francia. En ellas participaban el Primer Ministro francés, Georges Clemenceau; el inglés, Lloyd George y en menor medida el italiano, Vittorio Orlando como las grandes figuras: los Grandes Cuatro de Versalles.

Wilson llegó a Francia como el más popular entre los Jefes de Estado. Chocó durante meses con “El Tigre” Clemenceau, quien quería imponer medidas económicas y políticas severas a los alemanes, a diferencia de Wilson, que buscaba una salida más digna y diplomática con los perdedores. Sin embargo, después de contraer la influenza, Wilson regresó a la mesa de negociación diferente. De hecho, en un primer momento la mesa de negociación regresó a Wilson con Clemenceau y Lloyd George sentados a un lado de la cama del presidente estadounidense.

La descripción de Barry es de Wilson como un hombre que no estaba coherente. Entre otras extrañezas, comenzó a decir que había espías franceses en su residencia y de pronto abandonó todos los principios por los que había luchado desde el arranque de las negociaciones. Accedió a todo lo que Clemenceau había puesto sobre la mesa, principalmente, que Alemania aceptara la responsabilidad y pagara todos los costos de la guerra; el prohibir tropas alemanas en la zona al este del Rin y regresar Alsacia y Lorena a Francia.

Existen varias biografías de Wilson que mencionan esta enfermedad y que relacionan su claudicación ante Clemenceau con el consiguiente deterioro económico alemán que condujo al auge del nacionalismo y caos político que llevaron eventualmente a Hitler al poder. El resto de la historia ya lo sabemos.

Hoy, el presidente de Estados Unidos vuelve a estar enfermo. No creo en las versiones de que es un invento de Trump como estrategia electoral. Lo que más ha querido Trump es hablar de cualquier otro tema salvo el COVID. Y, desde que anunció que había salido positivo al COVID19, ese precisamente ha sido el tema que ha dominado la agenda política a cuatro semanas de las elecciones y cuando ya han acudido a votar más de cuatro millones de estadounidenses.

Lo que sí se tiene es a un Trump que ha sido tratado con medicamentos experimentales, reservados para los pacientes más graves, cuyos efectos secundarios están todavía por verse. En el caso del esteroide dexametasona, el Washington Post reporta que sólo lo han administrado a 10 pacientes que tuvieron acceso a éste gracias a un proceso conocido como “uso compasivo” reservado para quienes tienen un caso severo de COVID. Entre esos 10 pacientes, aparece ahora Trump, a pesar de que los doctores del presidente han dicho que su estado no ha sido tan grave.

El Director del departamento de medicina de la Universidad de California en San Francisco, Robert Wachter, comentó al diario que estaba asombrado de que hubiesen dado de alta al presidente tan solo 3 días después de que se le administró este esteroide.

Trump tiene todos los incentivos políticos alineados para minimizar su enfermedad y presionar a su equipo médico para que hagan lo mismo. Las consecuencias políticas de estas acciones no necesariamente son inmediatas pero sin duda estarán por verse.

Columna completa en El Universal

Pocos Jefes de Estado en el mundo han visto su popularidad caer a raíz de la pandemia del COVID19. Angela Merkel en Alemania ha aumentado su aceptación 30 puntos entre la declaratoria de la pandemia por parte de la OMS en marzo a mayo; Justin Trudeau aumentó, en el mismo periodo, 49 puntos porcentuales (estaba en negativos antes de la pandemia, de acuerdo con Morning Consult); y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aumentó catorce puntos.

Por el contrario, el brasileño, Jair Bolsonaro ha perdido 28 puntos porcentuales. Donald Trump se ha mantenido estable. Ganó muy poco al principio de la pandemia pero para mayo se revirtió esa ganancia. Actualmente no ha ganado ni perdido aceptación, a diferencia de lo que le ha ocurrido a todos sus antecesores al enfrentar una crisis. Y en México, Andrés Manuel López Obrador ha perdido de marzo a mayo 3 puntos porcentuales. Es pues, de los pocos Jefes de Estado que ha visto caer su aprobación en medio de la crisis de salud que enfrenta el mundo.

El efecto de patriotismo y unidad que incluso ha generado que los británicos arropen a Boris Johnson, a pesar de que en un principio manejó muy mal la pandemia apostando por la inmunidad de manada, no ha estado presente en México en torno al presidente López Obrador.

Esto quizás explique, más no justifique, lo que está ocurriendo. ¿Está preocupado el presidente López Obrador? En lugar de ocuparse en generar políticas que mitiguen el problema de inseguridad (apenas el domingo 7 de junio se registró el día más violento); el económico y que hagan frente al reto de salud, la respuesta del presidente López Obrador es inventarse teorías de la conspiración y hablar de un golpismo de derecha que lo quiere sacar del poder.

Ayer López Obrador declaró durante su conferencia mañanera que “ya no hay para dónde hacerse, es: o se está con la transformación o se está a favor del antiguo régimen”. Divide y vencerás, reza el dicho.

Tras esta declaración le pidió al vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, que mostrara un documento que les llegó de manera anónima a Palacio Nacional que se llama Rescatemos México, cuya autoría se atribuyó a un Bloque Opositor Amplio, BOA. Según lo leído por el vocero, este BOA quiere promover el desplazamiento de Morena de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021 y revocar el mandato presidencial en 2022.

Al presentarlo, López Obrador dijo que desconoce el origen y la autenticidad del documento. Pero, aun así, el presidente de la república decidió que se le diera lectura en Palacio Nacional y opinar sobre éste dando a conocer nombres de periodistas; empresarios; medios de comunicación e incluso instituciones como el INE, como parte de este complot en su contra. Bien puede ser Fake News, que eso, al parecer, es lo de menos. Lo que apenas la semana pasada le pidió el presidente al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que no haga acusaciones en su contra sin presentar pruebas, no es un consejo que siga el propio López Obrador. Señala; acusa y no sabe ni la fuente de sus conspiraciones.

Ante la falta de resultados del actual gobierno, lo ocurrido en la mañanera de ayer parece un acto de preocupación y desesperación.

 

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¿Qué horas son? las que usted diga, señor presidente. Es la respuesta que México ha querido evitar que se le de al titular del ejecutivo desde hace décadas porque significa una anécdota del país de un solo hombre. Del presidente todopoderoso al cual nadie puede refutar; corregir y ni siquiera informar. Pero ese es el México en el que nos encontramos bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

Ya sabemos que si la crítica viene de los periodistas, el presidente la va a desechar y a descalificar como obra de los adversarios que quieren conservar los privilegios del pasado. Por ello, la esperanza de México (para usar una frase del presidente) radica en quienes están cerca de él y que saben que no vamos por el camino correcto, aun cuando las intenciones pueden ser las mejores y más bondadosas.

La esperanza recae en personas como Alfonso Romo; Marcelo Ebrard; Arturo Herrera; Claudia Sheinbaum y Olga Sánchez Cordero. Funcionarios públicos que, si bien se acercaron a Andrés Manuel López Obrador por estar de acuerdo con varias de sus propuestas y dudando e incluso desechando las críticas de que sería un presidente que destruiría la riqueza y minaría la democracia, hoy deben voltear a ver la situación del país y las respuestas que ha dado el presidente para darse cuenta que esas buenas intenciones no nos están llevando a los resultados esperados.

Momentos como el que vive México los han atravesado otros regímenes y otros gobiernos. La destrucción de un país no ocurre simplemente por la voluntad de una sola persona. Va acompañada de sus colaboradores incondicionales. Incluyendo aquellos que saben que el camino no es el adecuado, pero que persisten silenciosos a su lado.

Hoy vemos esto en los republicanos en Estados Unidos. La colaboración del partido con Trump tiene al país viviendo tres crisis simultaneas de enorme proporción cada una de ellas: la de salud, que es la peor desde la pandemia de 1918; la económica, que es la peor desde 1933; y la protesta social, que es la más crítica desde las manifestaciones de 1968. Trump, lejos de apaciguar, decide encender. Su respuesta a cada una de estas crisis las ha empeorado. Pero aún así, el partido lo respalda.

En su gabinete han estado personajes como Gary Cohn, quien fuera asesor económico de La Casa Blanca, cuya renuncia fue tardía, según lo relata el periodista Bob Woodward en el libro Fear, porque creía que su presencia en el entorno de Trump impedía que el presidente cometiera mayores locuras como cancelar el TLCAN o la imposición de aranceles al acero y al aluminio. Cohn se mantuvo aun cuando estaba escandalizado de la defensa del presidente a los supremacistas blancos de Charlottesville. Al final renunció cuando la imposición de aranceles ocurrió.

Todo esto para decir que en México suceden cosas que son no solo incongruentes, sino inaceptables, y al parecer nadie en el entorno del presidente le puede refutar por el bien del gobierno mismo y del país.

Tan solo en estos días se nos presentó un mapa todo en rojo y una curva que sube, sube y sube con casos de contagio y muerte y al mismo tiempo se nos dice que se acabó la jornada de sana distancia y que poco a poco puede comenzar la nueva normalidad. Además, el presidente decide irse de gira por el sureste. Si esto que es completamente ajeno a la lógica, se señala con incredulidad, el presidente dice que es porque sus adversarios queremos que la pandemia se desborde.

Lleva semanas diciendo que hemos domado a la pandemia; que ésta nos vino como anillo al dedo; que las remesas nos van a salvar; que el peso no está tan devaluado; que la autosuficiencia energética hará de México un país diferente y ayer dijo que pasando junio vendrá la recuperación económica.

A su lado se encuentran secretarios; funcionarios y gobernadores. No todos de Morena. Los hay de oposición. Y nadie señala las incongruencias de manera rotunda, lo que los convierte en cómplices silenciosos de la ruta por la que se encamina México.

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Si pensamos que la economía mexicana es una silla que se sostiene por cuatro patas, una representa los ingresos por turismo; otra las remesas; otra los ingresos petroleros y una última es el libre comercio, la pandemia del COVID19 ha venido a dejar dicha silla sin patas. Y el carpintero que tendría que estar viendo la forma de que éstas patas se refuercen para que la silla no se desplome está pensando en usar sus herramientas y recursos para fabricar una vajilla que pensaba que sería la manera de crecer el negocio. Pero luego vino el desplome de las patas. No es culpa del carpintero, pero aun así, vino el desplome.

Ese carpintero es el presidente Andrés Manuel López Obrador que, como el carpintero que se va a quedar sin silla, cree que, porque antes de que a ésta se le rompieran las patas, el plan de fabricar vajillas que se tenía para que creciera el negocio hace unas semanas no puede modificarse.

Si se quisieran reforzar las patas de la silla, la tarea no sería sencilla. El turismo estará muerto hasta que no se tenga o una vacuna o una medicina para lidiar con el COVID. Las remesas no volverán a llegar a los niveles de febrero del 2020 hasta que la economía de Estados Unidos se recupere. Los mejores estimados hablan de que el actual desempleo en nuestro vecino del norte tardará en recuperarse cuando menos una década porque apenas van tres semanas de cierre y ya hay más de 17 millones de desempleados.

Los ingresos petroleros también están en una situación complicada dada la contracción en la movilidad en general que lleva a una menor demanda. Y el libre comercio… pues ese TMEC que se firmó el último día del gobierno de Peña Nieto, con bombo y platillo, y que estaba por entrar en vigor el 1º de junio una vez que el parlamento canadiense lo aprobó, ahora ha vuelto a sufrir un revés.

Aun cuando ya sabemos que somos socios de Estados Unidos, el gobierno mexicano ha hecho todo por destruir la herramienta que ha representado el libre comercio con norteamérica. El mejor ejemplo ha sido la decisión de cancelar la construcción de la planta cervecera de Constelation Brands, una de las cerveceras más importantes del mundo que, bajo las reglas del TLCAN no debiera de haber recibido el revés que le ha dado el gobierno de López Obrador. Su justificación para cancelarla ha sido una consulta ciudadana de baja participación y cero cumplimiento con las reglas electorales. Pero, como el presidente insiste en hacerlo, le vuelve a dar un golpe al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Aun cuando sienta que la baja participación ciudadana justifiquen su decisión arbitraria.

Pero dejando a un lado este desdén por el Estado de Derecho, en Estados Unidos hay un grupo de empresas y senadores que le están pidiendo a Trump que aplace la entrada en vigor del nuevo acuerdo comercial por los problemas económicos internos que enfrenta y enfrentará la economía estadounidense dada la pandemia de salud. Y allá, en EUA, el gobierno escucha. Y además, sabe que en México tienen a un socio seguro.

Si nos quieren apretar aplazando la entrada en vigor del TMEC, saben que lo pueden hacer. De entrada, en lugar del 1º de junio, la entrada en vigor se ha aplazado hasta julio. Pero además, entre que el presidente López Obrador se ha vuelto a poner en las manos de Trump para que absorba nuestra baja en la producción energética a cambio de no sabemos qué, y entre que los estadounidenses ya han tomado la medida al gobierno mexicano porque saben que en aras de que entre en vigor el tratado comercial estamos dispuestos a dar lo que sea, México sigue a la merced de que la silla de nuestra economía siga de pie gracias a las cuatro patas que sigue sosteniendo la economía estadounidense, que hoy se tambalea. Flaco sustento.

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Hay tres tipos de reacciones a las encuestas de opinión respecto a la popularidad de Andrés Manuel López Obrador. Por un lado están los que aplauden que el presidente tenga tanta aprobación; por el otro los que se impresionan que ante tanto error, siga teniendo popularidad elevada; y, por último, los que descalifican a las encuestas como inválidas. ¿Por qué creerles si a mi nunca me han encuestado?, es la duda de algunos.

Lo cierto de las encuestas es que 1) para el país es mejor tener un presidente con alto nivel de aprobación que con bajo, tomando en cuenta que 2) alto nivel de aprobación no necesariamente significa buenos resultados, pero, como dirían los economistas, la popularidad es una condición necesaria más no suficiente para que las cosas caminen en mejor dirección.

Dicho lo anterior, ante un político como Andrés Manuel López Obrador, que llevaba años queriendo ser presidente y finalmente lo logró con una votación muy favorable, el estar perdiendo popularidad no parece que lo va a llevar a un análisis de lo que está haciendo bien y mal, para corregir lo segundo. Parece más un político que, ante la pérdida de popularidad, dobla sus cartas hacia la ruta que le está quitando simpatías y simplemente excusa sus fracasos en conspiraciones en su contra. Lejos de buscar mayor legitimidad democrática – que sería lo deseable – aumenta su impulso autoritario.

En estos días, más de una casas encuestadoras muestran una baja en la popularidad del presidente debido, principalmente a dos razones: su mal manejo de la violencia hacia la mujer y su falta de cumplimiento en materia de combate a la corrupción.

Lejos de preocuparse y corregir, ayer el presidente anunció que la venta de los boletos de la rifa del avión presidencial arrancará el lunes 9, mismo día del movimiento #UnDiaSinNosotras. Así o más claro.

En el combate a la corrupción en el sector salud, el presidente tiene un Secretario de Salud ausente; escasez de medicamentos y explicaciones francamente hostiles hacia, por ejemplo, los padres de niños con cáncer a quienes acusa de dejarse manipular por alguna fuerza contraria al presidente cuando lo único que piden es medicinas para salvar la vida de sus hijos.

En cuanto a sus planes de apoyos a poblaciones vulnerables (algunos dirían que son planes de generación de clientelas), el tiro le está saliendo por la culata. En Sembrando Vida es tal el fracaso que su paisano tabasqueño, Javier May, le renunció. El presidente declaró que no acepta esta renuncia, pero ahora tendrá que permitir que May avance y no sea obstaculizado por la Secretaria del Bienestar, María Luisa Albores.

El fin de semana en Tabasco, la tierra del presidente, sus paisanos lo abuchearon y le reclamaron que las ayudas prometidas no les están llegando.

La respuesta de López Obrador ante estos reclamos y ante la baja en su popularidad es de campeonato: “Estamos bien, tenemos mayoría, la gente nos está apoyando. Y también hay desgastes porque imagínense enfrentar a los conservadores corruptos que no quieren dejar de robar, están molestísimos, no los calienta ni el sol, y desquiciados”.

La baja en la aprobación presidencial es lo de menos. Su respuesta y su falta de autocrítica para mejorar, al ver que hasta sus aliados más fieles y naturales le reclaman los fracasos, es lo que llama la atención.

 

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Recibo temprano un mensaje por WhatsApp que dice lo siguiente:

Requerimos que este mensaje llegue directo a su corazón pues se necesita ayuda urgente en él área de Oncología Pediátrica del Hospital Siglo XXI. Estamos pasando por un momento de desabasto fuertísimo en el que los niños enfermos están pasando por una situación muy muy dolorosa ya que hace falta de todo. Suplicamos su ayuda tanto apoyándonos para juntar dinero y/o apoyarles con donativos en especie. Hace falta de todo, pero principalmente ahora suplicamos ayuda con:

-Leche para lactantes

-Pañales de todas las etapas

-Material para curación de heridas y escaras ya que están pasando mucho pero mucho dolor.

Te suplicamos compartas esta liga y seas parte hoy de este grito de ayuda.

Hoy por ellos y mañana….

GRACIAS a nombre de todos estos chiquitos que por falta de recursos en el hospital están sufriendo de una manera que no podemos imaginar.

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Evidentemente preocupada por la situación de desabasto de medicinas y con el corazón dolido por este mensaje, pero a la vez desconfiada de las cadenas de WhatsApp y de dar dinero a través de una herramienta que hasta ayer no conocía, llamé al Hospital Siglo XXI para saber si la petición la hacía directamente el hospital o, de lo contrario, si estaban enterados de ella.

Para no hacer larga esta historia, me enteré que la petición es de una fundación que se llama TrueqMX, que, genuinamente preocupados por la falta de medicamentos, han puesto manos a la obra para resolver uno de los graves problemas que enfrenta México actualmente.

Todo ello me llevó a una conclusión: el presidente Andrés Manuel López Obrador cree que él es el único preocupado por el bienestar de México y los mexicanos. Descalifica a cualquier otro grupo o individuo que demuestre que quiere que a México le vaya bien.

Si Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad hace estudios para evidenciar malos manejos del dinero público, el presidente los tacha de haber callado en el pasado, falsamente además.

Si un grupo de mujeres quiere generar conciencia sobre la creciente violencia hacia el género femenino en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador declara que movimientos como el de #UnDiaSinNosotras y el paro del 9 de marzo son de machistas conservadores disfrazados de feministas.

Apoyo o ataque; aliados o enemigos. Para el presidente no parecen haber medias tintas. Los únicos buenos de la historia son él y quienes trabajan en su gobierno.

El presidente no se da cuenta que la sociedad civil no está ahí para atacarlo. Al igual que a él, hay muchos mexicanos que también quieren (queremos) que al país le vaya bien. Y que para ello trabajan desinteresadamente y hasta de forma anónima para sacar adelante las múltiples carencias que ya habían antes de que López Obrador llegara a la presidencia y otras que se han exacerbado a partir de su llegada, como el desabasto de medicamentos.

 

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Primero se iba a vender el avión presidencial. Como nadie lo quiso comprar al precio que pedía el gobierno mexicano, el presidente salió con la ingeniosa idea de rifarlo. Como esa ingeniosa idea se topó con la realidad, el presidente decidió una nueva maroma: se rifa dinero en efectivo y lo único que implica al avión presidencial es la foto en el billete de la lotería.

Igual podría decir el presidente que va a rifar las Pirámides de Teotihuacán o incluso la Torre Eiffel. Lo único que tiene que hacer es poner la imagen de cualquiera de estas maravillas en el billete y ofrecer los mismos millones en efectivo. Es más, bajo la misma lógica podría rifar la Gran Muralla China; los (desaparecidos) Jardines Colgantes de Babilonia o la (también desaparecida) Biblioteca de Alejandría.

Por quinientos pesos que cuesta el cachito, los cien ganadores se pueden llevar 20 millones de pesos cada uno. Nada mal, dirían algunos. Aunque al venderse 6 millones de ‘cachitos’, la probabilidad de ser uno de los cien ganadores se diluye al grado que es mejor entrarle al Melate, que cuesta 15 pesos por boleto.

Ahora, si hasta este momento las maromas de la rifa del avión son absurdas, aún hay más. El presidente recibió el lunes en ese show matutino que da en Palacio Nacional un cheque del Fiscal General de la República por 2 mil millones de pesos de dinero que dicen fue decomisado a delincuentes de cuello blanco que desviaron dinero del INFONAVIT. Con esos 2 mil millones de pesos dice el presidente que se van a pagar los cien premios de 20 millones de pesos de la rifa del ‘avión’ que será sorteado el 15 de septiembre. ¿Por qué se mezcla el dinero que recuperó la Fiscalía con el de la rifa del billete que tiene una foto del avión presidencial pero en el que se rifará dinero en efectivo? Es una maroma. Una maroma que no toma en cuenta que al tratarse de dinero que proviene de prestaciones laborales, son inembargables y por lo tanto no aplica la Ley de Exrinción de dominio. Es ilegal que cualquier institución que no sea el INFONAVIT disponga de esos recursos. Pero aún así el presidente ya los comprometió para pagar los premios de su rifa.

Y aún hay más. A pesar de que ningún sorteo de la Lotería Nacional logra vender ni 500 mil boletos, el presidente anticipa que se van a vender los 6 millones de cachitos y que con ello va a recibir 3 mil millones de pesos. Parte de este dinero será para pagar equipo médico. ¿Por qué no utiliza el dinero de la FGR que recibió el lunes para, de una vez y no hasta la lotería de septiembre, comprar el equipo médico? Es una respuesta que solo conoce el presidente López Obrador.

Para sumarle a todas estas maromas, el presidente quiere acudir a los bolsillos salvadores de la clase empresarial. Cien empresarios están convocados el día de hoy a cenar a las 7pm en Palacio Nacional para que el presidente les de 40 mil cachitos de la rifa a cada uno para que ellos los coloquen entre sus empleados o se los queden como una acción solidaria para resolver las necesidades médicas y la rifa del avión presidencial.

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