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¿Quién va a ganar en Estados Unidos? Es la pregunta que más recibo en estos días. Las encuestas marcan un empate, tanto en las nacionales como en los siete Estados columpio. Agregadores como Real Clear Politics le dan +.8 a Harris y 50 por ciento de probabilidad de ganar tanto a Trump como a la Vicepresidenta en FiveThirthyEight.

En las cien simulaciones que hace el semanario The Economist Trump gana 54 veces y Harris 46.

Si queremos buscar claridad en las casas de apuestas, bajo el supuesto de que como ahí las preferencias se miden en dinero contante y sonante, resulta que tampoco encontraremos respuesta. Y es que las casas de apuestas están manipuladas por afines a Trump.

Apostadores en Polymarket le dan un 64 por ciento de probabilidades a Trump de ganar. Pero, hay tres cuentas que le han inyectado $30 millones de dólares en estos días apostando a que Trump ganará y con ello han logrado generar mucho ruido en las redes sociales para que la percepción sea que el expresidente va que chuta para regresar a La Casa Blanca.

La verdad es que ahora, cuando ya han votado más de quince millones de estadounidenses, la contienda es un volado. Y por ello ambas campañas han estado metiendo toda la carne al asador.

Del lado de Harris, su campaña se ha podido enfocar en dar muchas entrevistas ya que ha recaudado tanto dinero que no es necesario que se junte con donadores. Lleva más de mil millones de dólares recaudados desde que Biden se bajó de la contienda. Es una cantidad que no tiene precedente y menos contando lo corta que ha sido la campaña.

Las entrevistas las ha dado con periodistas y medios que han sorprendido. Primero arrancó en el podcast “Call Her Daddy” que conduce Alex Cooper. Éste logra audiencias de hasta 10 millones de escuchas por episodio. No es un podcast que trate temas políticos. Más bien toca temas de mujer. Y por ello ahí Harris pudo explayarse en su postura ante el aborto.

Además del podcast de Cooper, Harris fue al programa nocturno de Stephen Colbert, The Late Show, a The View, también de fuerte audiencia femenina, y muy notablemente fue a Fox News con Bret Baier a meterse prácticamente a la cueva del lobo. Baier no entrevistó a Harris, más bien la confrontó como si fuese un debate entre él y la actual vicepresidenta. La estrategia de Harris era acercarse a votantes republicanos que no simpatizan con Trump. Veremos si su apuesta con ésta última entrevista fue la correcta.

Trump, por su parte, aceleró el paso en sus eventos y entrevistas, también varias a medios digitales incluyendo el podcast This Week con Theo Vaughn y Full Send de los simpatizantes de Trump agrupados bajo los Nelk Boys. Ahora estará con Joe Rogan que tiene 14 millones de escuchas por episodio. Así que también el ex presidente ha optado por acudir a medios no tradicionales para acercarse a audiencias específicas, en su caso a hombres jóvenes.

Tanto en sus entrevistas como en sus eventos Trump ha doblado su apuesta en su discurso de enojo y odio al grado de amenazar con desplegar a la Guardia Nacional para combatir a los enemigos internos si gana la presidencia. Esos enemigos internos son, ni más ni menos, que ciudadanos estadounidenses que se le ha opuesto.

Estamos a menos de dos semanas de que concluyan las votaciones en Estados Unidos. Las campañas han tenido de todo. Ha sido impactante ver la organización que implica buscar el voto ciudadano con propuesta y no con compra de voto como ocurre en otras latitudes. Y con todo y todo, el resultado de la elección es un volado.

Columna publicada en El Universal

Kamala Harris, la candidata demócrata a la presidencia, le dio una paliza a Donald Trump en el debate del 10 de septiembre. Dos semanas después, hay encuestas que muestran que a pesar de ese muy buen desempeño, Harris no logró un brinco igual de simbólico en las preferencias electorales.

¿Por qué?

Al concluir el debate el New York Times encuestó a votantes probables, tanto demócratas como republicanos, y el 67 por ciento opinó que Harris ganó el debate. Entre votantes independientes un 68 por ciento opinó que ella le ganó a Trump.

El debate lo vieron 67 millones de personas en Estados Unidos. Fue un récord. Como comparativo, el juego de la NFL que más personas han visto en la historia logró 29 millones de televidentes.

Pero en las encuestas que se han publicado habiendo pasado unos días del debate hay buenas noticias para ambos candidatos y, en conclusión, el resultado pinta para ser muy cerrado. En la encuesta nacional del New York Times Trump y Harris están empatados en 47%. En un promedio de las 12 principales encuestas Harris mejoró 1.5 por ciento a nivel nacional.

¿Cómo es posible? No solamente le fue bien a Harris en el debate. La vicepresidenta ha tenido muy buenas semanas con eventos llenos, recaudación récord de fondos y apoyos de personalidades como Taylor Swift. Bueno, hasta en economía ha tenido buenas noticias con el anuncio de la FED de bajar tasas. Esto, aunque la FED quiera estar ajena a la política, ayuda a quien está en La Casa Blanca porque abarata el costo del dinero en un momento en que la economía puede ser el tema que defina el voto de los que aún están indecisos.

Y al mismo tiempo a Trump le ha ido muy mal. En el debate y después. Durante el debate Harris mostró lo fácil que es arrinconar a Trump. Simplemente hay que cuestionar el número de personas que atienden sus mítines o su inteligencia para que el expresidente se salga de su carril, pierda toda disciplina política y comience a decir barbaridades como que los haitianos se comen a las mascotas en Ohio.

Su mala racha post debate ha incluido un segundo atentado a su vida. Después, con su candidato a gobernador de Carolina del Norte, Mark Robinson, implosionando por declaraciones escandalosas que hizo en un sitio de pornografía, Trump ha tenido que malabarear en un estado que es crucial para que el republicano llegue a los 270 votos del Colegio Electoral.

Lo que indican estas encuestas es, por un lado, que Estados Unidos está polarizado y que cambiar las preferencias del electorado es muy complicado. Si vemos las encuestas de los estados columpio, Harris ha logrado una ventaja nada despreciable en Pensilvania, que es fundamental para ella. Pero Trump ha avanzado en Arizona y Georgia.

¿Qué tiene a su favor Harris rumbo a las elecciones? Entre más la conocen los estadounidenses, más sube la opinión favorable sobre ella. ¿Qué tiene a su favor Trump? Un sistema electoral que ha tendido a favorecer a los republicanos. Por eso, a pesar de que los demócratas han ganado el voto popular en cinco de las últimas seis elecciones, solo han ganado el Colegio Electoral en tres ocasiones.

Harris ha logrado colocarse como la candidata que representa el cambio y la esperanza. Trump es el candidato del enojo y del odio. En un momento en que los votantes indecisos están pesimistas sobre el rumbo de su país, esto puede ayudar a Trump.

A 41 días de las elecciones, la contienda es un volado. Ambos candidatos tienen posibilidades de ganar. Nate Silver, el famoso encuestador de FiveThirtyEight considera que es la elección más cerrada en la historia de EUA.

Columna publicado en El Universal

Antes de las elecciones de noviembre próximo en EUA estamos viendo en México una pequeña probadita de lo que un triunfo de Donald Trump podría significar para México. El tipo de cambio está rozando los 19 pesos por dólar en gran medida por el anuncio que hizo Elon Musk de posponer la construcción de la mega fábrica de Tesla en Nuevo León hasta después de saber si gana Trump.

Musk seguramente escuchó a Trump decir en la Convención Republicana en Milwaukee que el sello “Hecho en EUA” solo será para lo producido, ensamblado y vendidos en territorio estadounidense y prefirió dejar sus opciones abiertas.

El semanario The Economist publicó lo que llaman “El índice de Riesgo Trump” para delinear qué países serían los más afectados si el republicano regresa a La Casa Blanca y por qué. Sin sorpresas, México es rankeado, con 71 puntos sobre 100, como el país que se vería más afectado por las políticas comerciales, de seguridad y migratorias del expresidente.

En migración, a pesar de que los mexicanos ya no son los que más quieren cruzar a Estados Unidos, las afectaciones por el cierre de la frontera nos dejarían con ciudadanos de todo el mundo esperando a que sus solicitudes de asilo sean aprobadas. Es prácticamente un hecho que Trump volverá a implementar su política de “Quédate en México” que tanto nos afectó cuando estuvo en La Casa Blanca porque lamentablemente lo ató al comercio bilateral para asegurar que cooperaríamos. Así que el gobierno de AMLO mandó a la Guardia Nacional a hacerla de muro en la frontera para Trump.

En comercio México superó a China como el principal socio de EUA en el 2023. Esto ha incrementado el déficit comercial de Estados Unidos con México en un 37 por ciento, comparado con lo comerciado en el 2020, para ubicarse en 152 mil millones de dólares. Ya sabemos que Trump y sus asesores detestan los déficits. Sienten que es una forma de burla o abuso de EUA así que será algo que busquen revertir desde el día uno.

A ello hay que sumarle la “Cláusula Sunset” del TMEC que implica que México-EUA y Canadá se sienten en el 2026 a revisar el acuerdo comercial para evaluar si quieren seguir más allá del 2036. Las condiciones que pondrá el gobierno de Trump para mantenerse en el TMEC seguramente serán durísimas, en especial si sienten que los chinos se están aprovechando de nuestra geografía y amabilidad para seguir inundando a los estadounidenses con sus productos.

Si bien es cierto que cuando Toyota o Mercedes Benz producen autos en México que luego son exportados a EUA, nuestro vecino no siente que los japoneses o los alemanes están abusando del TMEC, un gobierno trumpista no verá con los mismos ojos los autos chinos (BYD, por ejemplo) que lleguen al mercado norteamericano.

La geografía, si bien nos ata a Estados Unidos, no es lo que define nuestro grado de vulnerabilidad a un regreso de Trump. El otro socio del acuerdo comercial, Canadá, obtiene un 43 por ciento de riesgo en el mismo ranking del Economist. Me parece que la asimetría en la relación, aunado a que no hemos tenido gobiernos que hagan bien la tarea para mitigarla, es lo que nos coloca en esta posición tan desfavorable.

El ejemplo perfecto es la falta de Estado de Derecho. Fue esta ausencia seguramente lo que hizo que el FBI actuara sin compartir información con el gobierno mexicano en la captura de El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López. Si esto fue manejado así bajo el gobierno de Biden, es fácil imaginar cuál será la postura de un presidente Trump 2.0 para lidiar con los grupos criminales.

México es pues, el país más vulnerable a un regreso de Trump a La Casa Blanca en enero del 2025. Por ello, queda claro que el entusiasmo y la unidad que ha generado Kamala Harris en el arranque tardío de su campaña tras el anuncio de renuncia de Joe Biden es de las mejores noticias recientes que hemos tenido.

Columna publicada en El Universal

La mayor suerte, evidentemente, fue haber volteado la cara justo cuando una bala estaba por matarlo. El atentado en contra de Donald Trump fue fallido y solamente significó una herida en la oreja.

De ahí vino la reacción de levantar el puño y llamar a sus simpatizantes a pelear. “¡Fight; fight; fight!” Fue una demostración de fuerza que contrasta con lo endeble, frágil y disminuido de su oponente, el presidente Joe Biden.

Trump es el séptimo presidente de EUA que sufre un atentado. Es el tercero en sobrevivirlo. Abraham Lincoln; James Garfield; William McKinley y John F Kennedy murieron. Theodor Roosevelt en cambio, logró sobrevivir la bala que le disparó un inmigrante de origen alemán a unas cuadras justo de donde hoy celebran su convención los republicanos, en Milwaukee, en 1912.

El segundo presidente en sobrevivir un atentado fue Ronald Reagan en 1981 cuando John Hinckley le disparó con la intención de atraer la atención de la actriz Jodie Foster.

Y ahora, Trump.

Desde ese momento el republicano se ha convertido en la imagen misma de un milagro para muchos de sus simpatizantes. En la Convención de Milwaukee los oradores han hablado de Trump casi como un Dios. ¿Significa esto que Trump ya tiene asegurado el triunfoen noviembre próximo?

Sus momios han aumentado, sin duda. Y la mala posición en la que se encuentran los demócratas ante un Joe Biden que se niega a ceder la estafeta para que alguien más vigoroso se quede con la candidatura no hace más que ayudar a Trump. Muestra de lo seguro que está con sus posibilidades de ganar fue la elección de su compañero de fórmula.

Al elegir a J.D. Vance, Trump demuestra que lo importante para él es asegurar el futuro de su movimiento MAGA (Make America Great Again) y no crecer su base de simpatizantes. Aun cuando ha llamado a la unidad tras el atentado, todo indica que se refiere a unidad en torno a su movimiento, no unidad en torno a un país en el que quepan otras formas de pensar. Será fundamental el discurso que de mañana en el cierre de la Convención para conocer con exactitud qué dirección toma Trump.

Tiene dos opciones: engrandecer con un discurso que apacigüe los ánimos de violencia y venganza o dividir con un llamado partidista que empuje a EUA hacia un abismo mayor al que ya se encuentra.

J.D Vance tiene apenas 39 años. En un país gobernado por una gerontocracia, representa una bocanada de aire fresco. Es además un converso. Pasó en muy poco tiempo de equiparar a Trump con Hitler a ser su compañero de fórmula. Los conversos, bien sabemos, son los mejores comunicadores y defensores de quien antes denostaron. A partir de ahora veremos a Vance ser el perro de ataque de Trump en temas como el aborto; el libre comercio; el freno a la ayuda a Ucrania y la lucha en contra de los carteles mexicanos.

En ese sentido, esperemos que en el futuro gobierno de Sheinbaum estén preparándose para un entorno muy complicado de llegar a La Casa Blanca Trump-Vance en enero del 2025.

Columna publicada en El Universal

Mañana será el primer debate entre Donald Trump y Joe Biden de esta segunda campaña presidencial que disputan ambos candidatos. La apuesta no puede ser más importante. No es una exageración afirmar que el triunfo de uno u otro marcará una ruta diametralmente distinta para Estados Unidos.

Falta mucho tiempo para las elecciones. Actualmente las encuestas nacionales se han cerrado con Trump aventajando a Biden con solo un punto. Pero Trump aventaja en las encuestas de los seis estados que se prevé definirán la elección: Arizona, Georgia, Pennsylvania, Wisconsin, Nevada y Michigan.

La importancia del debate está en que ambos candidatos tienen muchos negativos y se enfrentan a ciudadanos que, o odian a ambos, o han ya decidido por quién van a votar y prácticamente no hay nada que pueda decir o hacer el oponente para convencerlos de cambiar de opinión.

¿Qué estrategia deberán adoptar Biden y Trump ante un electorado tan polarizado? Del lado de Trump es fácil anticipar que va a llegar a decir que Estados Unidos es un desastre y que él necesita regresar para hacer América grande otra vez. Va a acusar a Biden de querer utilizar el aparato de justicia para descarrilar sus aspiraciones presidenciales y va a cuestionarlo por su edad y por tener un hijo que ha sido declarado culpable de haber mentido sobre sus adicciones para comprar un arma.

¿Qué debe de hacer Biden? ¿Atacar a Trump o defender sus logros en lo que va de su presidencia? Biden puede hablar de la baja en la inflación; de cómo ha evitado que la economía entre en una recesión y de cómo han bajado los costos de las medicinas en su presidencia. Puede presumir su Acta para Reducir la Inflación que ha sido sumamente exitosa aun cuando su aprobación no contó con el respaldo republicano.

Creo que sería un error que Biden ataque a Trump por haber sido declarado culpable en una corte en Nueva York. Para la base de Trump, esto solo refuerza sus simpatías hacia el magnate. Tampoco considero que Biden debe de perder el tiempo en decir que él representa la defensa de la democracia. Es un concepto demasiado abstracto en un momento con los ánimos tan álgidos.

Si va a atacar a Trump es mejor hacerlo por el lado del aborto. Gracias a los jueces que él nominó a la Corte, el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo fue revertido. Eso le puede sumar a dos segmentos de la población muy importantes: mujeres y jóvenes.

Si Trump ataca a Biden por el lado de su hijo Hunter, será un error. Biden seguramente contará con la empatía de miles de estadounidenses que han lidiado con un problema de adicción, ya sea personalmente o de algún familiar. Es un tema que no le es ajeno a la mayoría de los ciudadanos de EUA y en donde ver la unión y el apoyo familiar que recibió Hunter hace de Joe Biden un humano mucho más cercano a los problemas de la gente común y corriente.

Dicho lo anterior, el reto más importante de Biden es que no solo tiene que debatir con Trump sino con la caricatura que han hecho de él de manera muy exitosa los republicanos mostrándolo como un viejo senil.

Esto último será una tarea sumamente complicada gracias a las redes sociales que permiten editar cualquier momento del encuentro y hacer un video que se viralice con el contenido que su creador quiera. Estamos en la era de la desinformación que se dispersa fácilmente. El spin post-debate será crucial y complicado de manejar en tiempos de TikTok; X e Instagram.

Interesante e importante este debate que ocurre de forma inusualmente anticipada con dos candidatos que ofrecen un destino diametralmente distinto para Estados Unidos.

Columna disponible en El Universal

En Estados Unidos, los votantes que detestan a ambos candidatos a la presidencia, a Joe Biden y a Donald Trump, les llaman los doble-odiantes. Estos doble-odiantes están creciendo entre el electorado estadounidense principalmente por la caída estrepitosa en la popularidad de Biden. Las mas recientes encuestas apuntan a que representan entre un 16 y un 20 por ciento del electorado. En ese sentido, la actual elección se parece más a la de 2016, cuando un 18 por ciento de los votantes odiaba tanto a Hillary Clinton como a Trump.

Trump sigue siendo hoy tan impopular como cuando terminó su mandato en el 2021. Pero Biden ha pasado de ser un presidente medianamente popular, a ser el más impopular, a pesar de que la economía está en un muy buen lugar y de que su oponente tiene abiertos expedientes legales en su contra que lo deberían tener en la lona.

Pero entre la guerra en Gaza, las preocupaciones con la inflación, el caos en la frontera con México y la evidente edad avanzada, Biden puede muy bien perder la elección de noviembre próximo. Sus posibilidades de ganar dependen en gran medida de qué hagan estos doble-odiantes, en especial los que están en estados como Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Aunque también los de Arizona, Nevada y Georgia. Si estos ciudadanos salen a votar, aunque sea tapándose las narices, ¿a favor de quién se decantarán?

En el 2020, muchos republicanos decidieron votar por Biden ante el horror que les causaba Trump. En esa elección los doble-odiantes apenas eran el 3 por ciento del electorado ¿Ahora qué harán estos electores? Esa es la gran pregunta hacia noviembre en Estados Unidos.

En México también tenemos doble-odiantes. Son votantes que no están contentos con los partidos tradicionales y por ello, entre otras razones, no les gusta Xóchitl Gálvez. Entre las razones para cuestionar a Gálvez está la falta de experiencia. Pero tampoco aprueban cómo ha gobernado Morena y por ello no quieren que Claudia Sheinbaum, quien ha prometido ser el segundo piso de la autodenominada Cuarta Transformación, llegue a la presidencia.

¿Cuánto poder electoral tendrán en sus manos estos doble-odiantes? ¿Saldrán a votar? Si sí ¿por quién lo harán? ¿Quién será vista cómo la menos mala? ¿Qué papel jugará en este segmento Jorge Álvarez Maynez? Son preguntas cuya respuesta puede tener la clave de lo que ocurra en la elección de junio.

Apostilla: El cantante Frank Sinatra decía que no hay mejor venganza que ser exitoso. Andrés Manuel López Obrador no ha optado por ese camino. Ha preferido usar el poder aplastante del Estado, ahora en contra de una investigadora que le es incómoda, simplemente porque le ha puesto los puntos sobre la íes. Mi solidaridad con Ma Amparo Casar.

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Es la migración. Eso respondió el 28 por ciento de los encuestados por Gallup a la pregunta de ¿Cuál cree que es el problema más importante que enfrenta el país hoy? La famosa frase de James Carville de “Es la economía, estúpido”, puede hoy modificarse por “es la migración”.

En segundo lugar (20 por ciento) quedó el gobierno como problema importante a resolver y en tercer lugar, con apenas 12 por ciento, los encuestados respondieron que el problema es la economía. Esto mete de lleno a México en las campañas electorales de nuestros vecinos, en un año en el que también celebraremos elecciones federales.

¿Qué implica que México entre en las campañas? Por un lado, que tanto Andrés Manuel López Obrador como Donald Trump se verán beneficiados entre más caótica se encuentre la frontera. Si. Los intereses de AMLO y Trump se alinean. Para el ex presidente de Estados Unidos, el que la frontera sea un problema no resuelto le permite atacar a Biden y subir sus probabilidades de reelegirse dada la importancia que el electorado estadounidense le da al tema.

Por ello, aun cuando el Senado de EUA estaba por aprobar una iniciativa bipartidista que pondría algo de orden en materia migratoria, con la señal que envió Trump a la Cámara de Representantes – en donde los Republicanos tienen una pequeña mayoría – de que no quería que eso sucediera, la propuesta se vino abajo. Los senadores republicanos no quisieron jugar su capital político si sabían que en la Cámara baja la iniciativa no prosperaría.

Trump quiso tumbar esta iniciativa porque sabe que si Biden se anota un gol en materia migratoria/fronteriza, aumentan sus posibilidades de reelegirse.

Y en el caso de AMLO, el caos en la frontera le permite mantener el sartén por el mango ante un Biden que sabe que si México juega su parte en detener el flujo migratorio desde la frontera sur con Centroamérica, el caos para la frontera con EUA es mucho menor. Por ello Biden ha decidido mirar hacia otro lado en derechos humanos; democracia y libertad de expresión en México. No se quiere meter en pleitos que para él son menores y que le podrían complicar la cooperación de AMLO en migración.

En México López Obrador está usando todos los recursos del Estado para que en las elecciones de junio su sucesora, Claudia Sheinbaum, gane. El que La Casa Blanca haga como que no ve y no escucha estas acciones antidemocráticas es invaluable para el presidente mexicano. Es un logro para AMLO poder chantajear al hombre más poderoso del planeta gracias a una caótica frontera: el flujo de migrantes sube o baja dependiendo qué tanto coopere el gobierno mexicano en ello.

Para muestra, su reciente filtración de los datos personales de Natalie Kitroeff, la corresponsal del NYTimes en México, durante su conferencia mañanera. López Obrador se enojó por el artículo del diario en el que mencionó que el gobierno de EUA había abierto investigaciones sobre vínculos del crimen organizado con su campaña del 2018.

Lejos de que La Casa Blanca condenara esta filtración y defendiera la libertad de expresión, el embajador de EUA en México, Ken Salazar, prefirió salir a decir que no hay ninguna investigación de vínculos de AMLO con el crimen organizado.

Lamentable, pero cierto. AMLO y Trump se benefician del caos en la frontera y con ello México se inserta de lleno en las elecciones de noviembre próximo en EUA.

Apostilla: El presidente López Obrador vuelve a querer jugar a ser empresario…con el dinero de los mexicanos. Ahora quiere comprar el aeropuerto de Toluca para que lo opere la Marina. Se nota que no es su dinero y que nunca ha vivido más que del erario.

Columna completa en El Universal

Los Republicanos tienen un tema que es un garbanzo de a libra para ellos de cara a la elección presidencial de noviembre 8: el migratorio. Es un garbanzo de a libra porque es el gran problema que le interesa de manera especialmente importante al electorado y en el que este partido goza de una ventaja de 30 puntos sobre los demócratas en la opinión pública cuando se les pregunta cuál partido es el que mejor puede manejar el tema.

La migración es el gran pendiente por resolver. Y en éste logran mayor aceptación los Republicanos sobre los Demócratas. El discurso que pueden y están utilizando para echarle gasolina a una hoguera de por sí encendida es ideal para estos tiempos de odio hacia lo extranjero: ¡Paren la invasión! Es lo que ha dicho Trump y lo que los republicanos, que están a los pies del expresidente, no paran de repetir.

Ahora que Trump ha ganado las primarias de Nuevo Hampshire y los caucuses de Iowa es prácticamente seguro que los estadounidenses verán una repetición de Trump vs. Biden en su elección presidencial. Con ello el banderazo de salida de las campañas generales se ha dado. Y tanto Biden como Trump han adoptado el discurso de dureza y firmeza para decir que quieren arreglar el caos de un sistema migratorio roto.

La realidad es que ninguno está pensando en arreglar nada. Los Demócratas saben que deben empujar políticas más severas y menos humanitarias hacia los migrantes pero entienden que los Republicanos ahora mismo se van a negar a aprobarles nada con tal de seguir utilizando a la migración como herramienta de golpeteo al gobierno de Biden. Las campañas políticas estarán por encima de cualquier tipo de acuerdo bipartidista.

Atrás ha quedado el Biden humanista que quería demostrar que era diferente a Trump en materia migratoria. Ahora tenemos a un presidente demócrata hablando de cerrar la frontera porque sabe que si quiere reelegirse, tiene que demostrar que puede arreglarla. El presidente ya no está escuchando a quienes en su partido y en su gobierno abogan por políticas que respeten los Derechos Humanos y honren el sentido de Estados Unidos como un país de migrantes. En pocas palabras, Biden se han endurecido en el tema migratorio.

Del lado de Trump ya sabemos que hay: gritos que señalan a México como culpable de la invasión a Estados Unidos. Y conocemos sus tácticas intimidatorias que prometen desde ya que, si regresa a La Casa Blanca, podría hasta invadir México con tal de arreglar la frontera.

¿Qué significa esto para México? Que sin quererlo ni pedirlo, formaremos parte de las campañas políticas estadounidenses. Y lo haremos por las razones equivocadas. Porque representamos un problema para Estados Unidos. Así que más nos vale irnos preparado para una temporada muy turbulenta que puede convertirse en huracán categoría 5 si llega a reelegirse Trump.

¿Se estarán preparando para ello en Palacio Nacional?

Columna completa en El Universal

La contienda 2024 podría ser similar a la anterior elección presidencial. Del lado republicano, Donald Trump sigue firme en sus intenciones de contender, a pesar de la cantidad de problemas legales que tiene encima. Del lado demócrata Joe Biden formalizó ayer – mismo día que hiciera su anuncio de su precandidatura cuatro años antes – que buscará reelegirse en el 2024.

Se entendía que Biden sería un presidente de un solo periodo de cuatro años. Sin embargo, la debilidad de la Vicepresidenta, Kamala Harris, y la ausencia de otras figuras en el partido demócrata que puedan hacerle frente a Donald Trump, fueron las razones que llevaron a Biden a buscar otros cuatro años en La Casa Blanca.

Biden tiene hoy 80 años. Ésta es de hecho la cuarta ocasión que anuncia que buscará la presidencia de EUA. Como contexto, la primera vez que quiso lanzarse, la URSS todavía existía. Su edad es su principal debilidad, pero no la única. Casi 7 de cada 10 estadounidense piensa que el país va por el rumbo equivocado. Entre las fortalezas es que podrá presumir los miles de millones de dólares que ha logrado para proyectos de infraestructura, energías limpias y semiconductores. Todo esto lo podrá hacer usando los insumos de La Casa Blanca, algo que en la elección pasada tuvo Trump pero que aun así perdió. Las cosas han dado un giro de 180 grados para ambos en ese sentido.

El partido demócrata es bastante disciplinado. Cuando un presidente anuncia que buscará su reelección, los otros que podrían disputarla deciden esperar y respetar al presidente. En esta ocasión, a pesar de la edad de Biden, no parece que romperán las reglas. Sí, hay algunas figuras atractivas dentro del partido. El Economist apuntó ya a otros demócratas que tienen un perfil atractivo como Gretchen Whitmer, la gobernadora de Michigan, Raphael Warnock, senador por Georgia, o Andy Beshear, el gobernador de Kentucky. No obstante, parece que éstos se disciplinarán para apoyar a Biden en su reelección.

El eje de la campaña de Biden será evitar a toda costa el regreso de Donald Trump a la presidencia. Así se pudo ver en el video en el que anunció su intención de reelegirse. Éste arranca con imágenes de la toma del Capitolio el 6 de enero del 2021 con la voz de Biden diciendo que lo que viene es la batalla por el alma de Estados Unidos.

¿A quién preferirán los estadounidenses entonces? ¿Biden o Trump? Según los números de Morning Consult, ambos están en rojo, pero mientras Biden tiene -10 puntos de aprobación (resultado de quienes lo ven con ojos positivos menos quienes lo ven con negativos), Trump está en -19.

La campaña de Trump será muy ruda. Se dará en medio de sus problemas legales. Sus leales serán muy agresivos. Ya no estará la familia en el círculo cercano para apaciguarlo ya que, salvo Donald Jr., los demás han decidido enfocarse en otros temas.

Para México ésta apunta a que será una campaña como ninguna otra. Trump ha usado a México como piñata política. Ahora tendrá además del tema migratorio, la crisis del fentanilo para golpearnos a su antojo. Sabemos que, aún así, el presidente López Obrador lo prefiere y se identifica más con él que con Biden, quien ha asumido una postura por demás ecuánime a pesar de las constantes agresiones y groserías del gobierno mexicano. La más reciente, la aparente venta del avión presidencial a Rusia a precio de ganga a través del gobierno de Tayikistán.

Apostilla: si no es Trump y la opción republicana resulta ser Ron DeSantis, peor tantito para México.

Columna completa en El Universal

Donald Trump es el puntero para quedarse con la nominación republicana para la presidencia en el 2024, pero tiene contrincantes. Formalmente hay una precandidata hasta el momento, Nikki Haley, pero está el gobernador de Florida, Ron De Santis, como una alternativa que utiliza el mismo discurso de Trump pero con la ventaja de que es mucho más joven.

Ahora Trump vuelve a estar en el centro de la atención por la posibilidad de que el jurado del estado de Nueva York lo detenga por no reportar correctamente gastos de campaña, lo que es un delito en Estados Unidos.

El señalamiento es que Trump le pagó 130 mil dólares a la actriz porno, Stormy Daniels, para que mantuviera en silencio una presunta relación amorosa entre ambos. Su abogado al momento de hacer el pago durante la campaña electoral del 2016 era Michael Cohen. Él ha declarado ya ante el jurado que fue quien le pagó de su bolsillo a Daniels este dinero y que Trump después se lo regresó con cheques personales ya siendo presidente.

Las pruebas están ahí. Primero las declaraciones de Cohen y segundo los cheques de Trump. Por ello, cuando el fin de semana Trump decidió publicar en su red social, Truth Social, que el martes sería detenido y que por ello pedía a sus simpatizantes que salieran a las calles a defenderlo, comenzaron las dudas sobre las consecuencias políticas de detener a un expresidente.

Por un lado hay quienes creen que esto victimiza a Trump y lo fortalece rumbo al 2024. Por otro lado están los que creen que las justicia es la justicia y Trump debe de pagar por sus delitos como cualquier otro delincuente.

El New York Times ha publicado varios artículos sobre el tema en estos días y, la versión que me parece más plausible es que en el corto plazo la acusación y posible detención podría ayudar políticamente a Trump que sabe manejarse muy bien en medio del conflicto. Sin embargo, en unos meses, cuando la campaña por el 2024 esté a todo vapor, la suma de esta acusación a los malos resultados de sus candidatos en el 2022 y la pérdida de las elecciones del 2020 pueden poner a varios republicanos a reconsiderar si conviene seguir apoyando a Trump.

Actualmente el líder de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y otros republicanos están respaldando a Trump. Esto vuelve a mostrar el músculo que el expresidente todavía tiene sobre el partido. Llama la atención el silencio de Ron DeSantis que parece preferir no embarrarse con los escándalos de quien lo ayudó en su meteórica carrera política.

Ahora, es importante preguntar: de llegar Trump a una campaña nacional ¿qué tantos independientes y nuevos votantes podrá atraer un político que se encuentra en tanto embrollo legal? Ya sabemos que solamente con sus simpatizantes pierde La Casa Blanca.

Se viven momentos interesantes en la política estadounidense.

Apostilla: Ni tarde ni perezoso, el presidente López Obrador sí salió a defender a Trump. “Están declarando que van a detener al expresidente Trump supuestamente por un asunto amoroso…no nos estamos chupando el dedo. Esto es para que no aparezca en la boleta electoral. Y si digo esto es porque yo padecí de la fabricación de un delito porque no querían que yo fuese candidato y eso es completamente antidemocrático” fue parte de su declaración en la mañanera de ayer. Con esto López Obrador vuelve a apapachar a su amigo Trump, pero además le quitó atención mediática al documento del Departamento de Estado norteamericano que denuncia los abusos a los Derechos Humanos en México; la impunidad con la que opera el crimen organizado y los ataques desde el poder a la prensa.

Columna completa en El Universal

Arizona; EUA: Ayer fueron las elecciones intermedias en Estados Unidos. Usualmente se sabe que éstas son un referéndum sobre el presidente que está en La Casa Blanca y que salvo muy contadas excepciones, el resultado favorece al partido que está en el gobierno. No obstante, las elecciones de ayer fueron mucho más que un referéndum sobre el desempeño de Biden. Aquí van cinco datos sobre el proceso electoral estadounidense:

  1. Un país dividido y enojado. Los estadounidenses están divididos entre los que creen que Joe Biden se robó la elección del 2020 y los que aceptan que no hubo fraude porque nunca se ha probado que lo hubo. Algunos demócratas votaron con preocupación por el futuro de su democracia pero los tres temas principales que llevaron a los estadounidenses a votar ayer fueron la inflación, la inseguridad y el aborto. Los tres son temas que tienen enojado al electorado, no motivados.
  2. Fue una noche en la que no todos los resultados se definieron la noche de las elecciones. Esto ocurrió en 2020 y se repitió anoche. Tiene que ver con la cantidad de votaciones anticipadas, más de 40 millones de votos. Muchos estados no permiten el conteo de votos antes del día de las elecciones. Lo lamentable es que como los demócratas son quienes más votan anticipadamente, muchos republicanos utilizan la ausencia de resultados la misma noche de las elecciones para argumentar fraude.
  3. La omnipresencia de Trump. Los negacionistas tuvieron un desempeño nada desdeñable. Casi una centena ganaron anoche. Increíble que sin presentar una sola prueba de fraude electoral, tantos estadounidenses le crean la gran mentira a Trump. Si bien Trump puede no ser tan popular y ni siquiera es seguro que lo quieran en la boleta electoral en el 2024, su manera de pensar y su estilo de política llegó para quedarse por un buen tiempo en el partido republicano.
  4. ¿Marea roja o riachuelo? Normalmente el partido en La Casa Blanca tiene malos resultados en las elecciones intermedias salvo contadas excepciones, como en el 2002 cuando el efecto patriótico del país que acababa de ser atacado en las Torres Gemelas, generó que George W Bush y los republicanos crecieran en esas intermedias. Era evidente que en medio de la inflación más pronunciada de los últimos 40 años, estas elecciones no serían fáciles para los demócratas. Sin embargo, la polarización es tan pronunciada, que lejos de ser una marea roja, ayer fue más un riachuelo para los republicanos.
  5. Para los demócratas los resultados de las elecciones de ayer muestran que se han alejado de las principales preocupaciones de los estadounidenses comunes y corrientes. El aborto logró movilizar a muchos electores en el verano, pero ante el panorama económico y de seguridad, el enojo demócrata tras la reversión de Roe v Wade que permite a los estados penalizar el aborto se desvaneció y ayer ya no tuvo la fortaleza para frenar el avance de los republicanos.

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El mundo atraviesa varias crisis en este momento. Desde la pandemia – que no se ha acabado – amenazas de otras enfermedades como la viruela del mono, inflación no vista en décadas, la guerra en Ucrania y sus consecuencias para los suministros alimenticios; calentamiento global que ha generado un verano de temperaturas récord en Europa y algunas ciudades de Estados Unidos; tensiones crecientes entre las dos grandes potencias – China y Estados Unidos – que ayer se complicaron más con la visita de Nancy Pelosi a Taiwán…la lista podría continuar.

Si en algún momento ha sido válida la frase de Mafalda de “Paren al mundo, me quiero bajar”, ese momento parece que es ahora. Y sin embargo ahí está otra frase célebre, la de Maquiavelo: “Nunca desperdicies la oportunidad ofrecida por una buena crisis”.

Si Maquiavelo viviera y pudiera ver lo que está haciendo México y como está el país desaprovechando el conjunto de crisis que enfrenta el mundo actualmente, volvería a morir. Estamos desperdiciando absolutamente todas las oportunidades que todas estas crisis juntas le presentan a México. Crisis y oportunidades que, posiblemente puedan no volver a presentarse. O quizás sí, en quien sabe cuántas generaciones.

Desde que Donald Trump decidió declarar una guerra comercial con China, México pudo haber levantado la mano para presentarse como el sustituto ideal para las importaciones y exportaciones estadounidenses. Lo pudo haber hecho con un plan concreto, pero en su lugar nos quedamos mirando al bravucón naranja que gobernaba ese país y simplemente reaccionamos a sus desplantes.

Se instauró el plan Quédate en México en donde tuvimos que invertir recursos humanos – la Guardia Nacional – y monetarios para hacerle el trabajo a la Patrulla Fronteriza estadounidense, a cambio de lo que en ese momento decidió Donald Trump: que no se nos impusieran aranceles.

Jared Kushner, el yerno de Trump, acaba de publicar sus memorias. En ellas cuenta como después de viajar a México y entrevistarse con el canciller Marcelo Ebrard, regresó a Washington y le presumió a su suegro que su plan de amenazar a México con aranceles si no controlaban la migración había funcionado: “Tu truco funcionó, le dije (a Trump). El Canciller me mostró sus cartas. México se doblará”.

En el minuto que salió Trump de la presidencia, López Obrador pudo haber corrido a los brazos de Biden para idear una estrategia en la que México fuera parte de la solución a un problema conjunto, como lo es el migratorio, y que a su vez generara mejores visas para mexicanos dispuestos a ir a trabajar y a invertir en Estados Unidos. Pero no. AMLO prefirió ser de los últimos mandatarios en felicitar a Biden y desde entonces la relación bilateral ha ido de tropiezo en tropiezo.

No hemos sabido presentarnos como la alternativa para que América del Norte pueda llenar los recovecos que hay en las cadenas de suministro, primero por el Covid y después por la guerra en Ucrania. En lugar de aprovechar el near y friendshoring, el presidente López Obrador prefiere cantarle serenata al cubano, Díaz Canel, y ponerle “Uy qué miedo” de Chico-Che a Biden.

En materia de energía y combate al cambio climático, lejos de pensar en las generaciones futuras y como dejarles un México más limpio a todos los mexicanos, prefiere envolverse en la bandera de la falsa soberanía al decir que está protegiendo nuestro patrimonio al defender a Pemex. En realidad, lo que ocurre es que está metiendo dinero bueno – que podría destinarse a educación o salud – a un barril sin fondo, como lo es Pemex y la CFE.

Es muy desmotivante ver como se nos va de las manos la oportunidad de llegar a donde por décadas se nos prometió. Este no es simplemente otro gobierno más que decepciona porque las oportunidades desaprovechadas no las habíamos tenido antes jamás.

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La democracia estadounidense atraviesa por una crisis sin precedentes desde que Donald Trump decidió gritar “trampa” y aseguró que él ganó la elección de noviembre del 2020 y que Biden es un presidente que está usurpando las funciones que a él le corresponden.

El momento más grave se identifica en la toma del Capitolio el 6 de enero del 2021 y por ello han comenzado una serie de seis audiencias para intentar fincar responsabilidades y que esa amenaza a la transferencia pacífica del poder no se vuelva a dar.

Resulta increíble que el ejemplo de democracia para el mundo esté ante la amenaza de que en el 2024 quizás no se de una transferencia pacífica del poder. Esta es una película que conocemos bien en América Latina pero que, como ha dicho Moisés Naim, la hemos visto siempre en español. Ahora por primera vez la estamos viendo en inglés.

A principios de mes fui invitada por la Universidad de California en San Diego a entrevistar a Barbara Walter quien acaba de publicar el libro How Civil Wars Start en el que la académica experta en guerras civiles en el mundo ve que en Estados Unidos existen muchos de los componentes para encender las alarmas de que una guerra civil muy bien puede ocurrir en su país.

El declive de la efectividad del Estado y sus normas democráticas; el ascenso de facciones políticas alineadas no por una misma ideología sino por identidad étnica y la preservación de privilegios para los blancos; la división radical entre población urbana y rural; la existencia de lideres políticos y en los medios de comunicación (Tucker Carlson) que se benefician de avivar el fuego de la polarización son algunas de las condiciones que identifica Walter para encender los focos rojos de la violencia que ya está y que puede fácilmente recrudecerse en Estados Unidos. El momento que más ha llamado la atención, evidentemente es el 6 de enero del 2021.

Todo esto es el trasfondo para las audiencias que están ocurriendo en este momento en el legislativo norteamericano en donde se busca responder a la gran pregunta: ¿Es Donald Trump culpable de instigar la violencia que llevó a la toma del Capitolio?

Por las audiencias que ya hemos escuchado es claro que Trump sabía que había perdido la elección de noviembre. Salvo Rudy Giuliani, todos a su alrededor, desde el procurador Bill Barr hasta su hija Ivanka, le dijeron que había perdido la reelección. Pero aún así Trump insistió en que se la habían robado. Esa es la gran mentira que genera la gran pregunta respecto de las audiencias: ¿se logrará que, a través de éstas, la verdad sea aceptada por suficientes estadounidenses como para que el 2024 se pueda dar una transferencia pacífica del poder sin importar quién gana?

El columnista del New York Times, David Brooks, identifica que el grave problema para Estados Unidos hoy es que hay millones de estadounidenses que creen absolutamente convencidos que 1) la elección del 2020 se la robaron a Donald Trump 2) el uso de la violencia se justifica para rectificar lo anterior y 3) que las reglas y normas que cohesionan a la sociedad norteamericana no importan.

Si las audiencias no logran modificar estas tres convicciones de miles de estadounidenses, “Houston, we have a problem”.

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En Estados Unidos Donald Trump perdió su reelección. Gran parte de la razón fue su pésimo manejo del COVID. Primero lo minimizó; nunca promovió el uso del cubrebocas y apoyó irresponsables medidas, como utilizar cloro para el tratamiento. Nunca quiso dejar de tener eventos públicos, al grado de haber provocado uno de múltiples contagios cuando quiso festejar el nombramiento de la Ministra Amy Coney Barret a la Suprema Corte en una reunión masivo en La Casa Blanca. Entre los contagiados ese día estuvo el propio Trump y su esposa Melania.

Estados Unidos es el país en el que más personas han muerto por COVID, 606 mil muertes. La situación ha mejorado gracias a la estrategia de vacunación que tan en serio se ha tomado el sucesor de Trump, Joe Biden.

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está viviendo momentos complicados por señalamientos de corrupción en la compra de vacunas. Primero no compraron a ninguna farmacéutica alegando precios caros y, de pronto, se hizo un compra apresurada a la farmacéutica India, Bharat Biotech para la Covaxin (Aztra Zeneca producida en India) cuando aún no estaba aprobada para su uso en Brasil. Lo peor es que se compró diez veces más cara del precio original.

Para un país que ya ha metido a la cárcel a un expresidente por corrupción, Lula da Silva, y sacado del poder a otra, Dilma Rousseff, también acusada de corrupción, no se ve fácil que toleren a otro presidente incurriendo en los mismos actos. Más aún cuando Bolsonaro se vendió como un foráneo de la política, ajeno a la corrupción.

En Brasil ha muerto más de medio millón de personas de COVID. Es el segundo país con más muertes por COVID del mundo. Y ahora las calles se han inundado de manifestantes exigiendo la dimisión del presidente. Su popularidad, en un momento de las más altas en América Latina, ahora se ha desplomado debajo de los 20 puntos. La pregunta ya no es si Bolsonaro puede reelegirse en las elecciones del año próximo. La pregunta es si va a llegar a las elecciones.

En India el Primer Ministro, Narendra Modi, tuvo que sacar a doce integrantes de su gabinete la semana pasada para tratar de dar la imagen de que está enfrentando bien al virus después de que en tan solo dos meses han muerto por COVID la mayoría de las 400 mil personas que hacen de India el tercer país con más muertes en el mundo.

Al partido de Modi, el BJP, le ha ido mal en las recientes elecciones regionales y tan pronto como febrero y marzo del 2022 debe estar más fuerte políticamente para no volver a ser derrotado en las elecciones legislativas. Si el virus sigue sin control en India, Modi se volverá a ver en aprietos. La crisis humanitaria que nos heredó India al mundo, la variante Delta, se ha convertido en una crisis política para el Primer Ministro Modi.

Así las cosas en los países que ocupan el lugar 1,2 y 3 de muertes por COVID en el mundo. La gran pregunta es ¿qué pasará en México con AMLO cuyo manejo de la pandemia nos tiene en el trágico cuarto lugar por el número de muertes en el mundo?

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Apenas llegó a La Casa Blanca Joe Biden prometió que su política migratoria daría un giro de 180 grados respecto a la de Donald Trump. Nada de la crueldad. Nada de separar familias. Nada de poner a niños en jaulas. Más bien tendría una visión humanista. Al decir esto, miles de centroamericanos y mexicanos lo escucharon como una licencia para migrar. Hoy la situación en la frontera es de caos.

Los albergues están desbordados; la Patrulla Fronteriza no se da abasto y los cruces fronterizos han crecido con varios migrantes que incluso llegan arrodillados a la frontera con camisetas en las que se lee: Biden, déjanos entrar.

Hace diez y seis años escribimos un artículo para la revista Nexos el Dr. Rafael Fernández de Castro y yo en el que hacíamos alusión al sistema migratorio roto en Estados Unidos. Releyendo lo escrito en ese momento es de llamar la atención que ni México ni Estados Unidos hemos logrado atender el tema de tal forma que una solución esté a la vista. Por el contrario, los fenómenos naturales como huracanes y la pandemia de la COVID19 ha provocado un enorme retroceso.

En el texto del 2005 en Nexos, la alarma era que la circularidad en la migración se había roto. Esto significa que los mexicanos de todos los municipios del país llevan migrando todos, si pueden, desde todas partes y para quedarse en Estados Unidos, sin pensar en volver a México. Antes solo algunos municipios de algunos estados como Michoacán o Zacatecas expulsaban migrantes. Ahora son todos. Y ya es más de una década en donde no solo emigran los hombres. Mujeres y niños también. Y lo hacen para no volver.

Trump quiso resolver el problema con políticas muy duras, muy poco humanas. Además de la política de “Remain in Mexico”, entre el apriete de Trump estuvo la publicación del Título 42, que permitió a la Patrulla Fronteriza expulsar a cualquier migrante que llegara a EUA con el argumento de que podrían estar infectados de COVID19. Los expulsaron a México, sin importar si eran de otro país. Sin importar si eran menores de edad. Quedaban fuera de EUA y a ver si lograban reunirse con algún familiar. Eso ya no le importó ni fue un problema para el gobierno de EUA.

Lo anterior le permitió a Trump que la entrada de migrantes a EUA cayera a la mitad. En 2019 llegaron 1 millón de personas, entre mexicanos y centroamericanos, a pedir asilo. Para el año pasado solo fueron 500 mil. A los demás se les aplicó el Título 42 y se les expulsó.

Hasta ahora la política migratoria de Biden sigue aplicando el Título 42. Aunque Biden ha anunciado que invertirá 4 mil millones de dólares en ayuda económica para la región de Centroamérica para atacar las causas de la migración, esto es muy poco dinero para el enorme problema. Para Biden el problema va a ser el discurso republicano de que el regreso de los demócratas a La Casa Blanca ha empeorado una situación que lleva tantos años sin resolverse.

Ya dijo en estos días Donald Trump que Biden está generando un tsunami en la frontera. Y se anticipa que el tema sea utilizado para recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes en el 2022.

Apostilla: Dice el presidente López Obrador que en su gabinete hay paridad de género como nunca. El tema no es que haya muchas mujeres que lo rodeen. El problema es que ninguna tiene voz. Es sólo la de él la que se escucha y eso deslegitima su discurso paritario.

Texto completo en EL UNIVERSAL

“Probablemente no habría llegado aquí

(a La Casa Blanca) sin las redes sociales

porque la prensa ha sido

muy injusta conmigo”

Donald Trump.

Febrero 18, 2020.

 

Usó Twitter para anunciar políticas de gobierno; para contratar y despedir empleados; para inventar palabras (Covfefe); movió mercados bursátiles y mintió sin freno. La verdad la sustituyó con el espectáculo de la mentira que twitter facilitó. Algunos dicen que sin Twitter, Trump no habría llegado a la presidencia de EUA y ahora, muy apropiadamente para los tiempos, concluye su presidencia y Twitter lo sacó de su plataforma. Lo mismo ha hecho Facebook.

¿Por qué si Trump lleva incitando a la violencia y mintiendo desde incluso antes de ser presidente, las plataformas actúan hasta ahora? La respuesta más sencilla es que Trump dejará de ser presidente en menos de una semana y en su lugar llega un presidente demócrata cuyo partido va a tener la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado. Pero también es posible tomar en cuenta que si Twitter hubiese tomado esta acción cuando Trump todavía tenía años por delante de ser el presidente, hubiese sido bastante complicado silenciarlo ya que cualquiera de sus miles de seguidores podría escribir lo que Trump publicara en otra plataforma como Parler, Gab, Rumble, MeWe o DLive a las que son afines los seguidores de Trump, y copiar el mensaje en Twitter. Silenciar al presidente de Estados Unidos no será sencillo ahora pero habría sido prácticamente imposible durante su gobierno.

Esto sin duda es un golpe durísimo para Trump que ha sabido capitalizar las redes sociales como ningún otro político. Tan solo en el último mes Trump twitteó un promedio de 18.5 veces al día y esto generó más de 17 millones de re-tuits y casi 80 millones de ‘likes’. Si Trump hubiese querido generar la misma atención a través de los medios de comunicación tradicionales, el costo habría sido de casi 3 millones de dólares al mes, de acuerdo con un artículo publicado esta semana en Los Angeles Times.

¿A dónde se van a ir los miles de seguidores de Trump? ¿Ya con esto se acaba la promoción de violencia y la publicación de mentiras, incluyendo la de que las elecciones de noviembre fueron fraudulentas? Trump no va a estar en Twitter pero el trumpismo sí. Sus miles de seguidores saben que si solamente están en Parler o Gab, su mensaje no tendrá eco. Para poder resonar, se requiere de periodistas y medios de comunicación tradicionales que hagan que el mensaje se repita en los ámbitos liberales.

Ahora, ¿qué pensar de que dos personas, Jack Dorsey y Mark Zuckerberg, sean las que definan qué y a quién se deja publicar y qué y a quién se le bloquea? En el caso de Trump, la decisión de sacarlo de sus plataformas la tomaron después de haberse beneficiado durante por lo menos cinco años de la presencia de Trump en sus redes sociales. Y ¿qué decir sobre otras dos personas que sean las que tengan las llaves de la posibilidad de que una plataforma pueda o no existir? Me refiero a Tim Cook y Sundar Pichai, los CEOs de Apple y Google (Alphabet) que decidieron sacar de sus tiendas de aplicaciones a Parler y con esto prácticamente desaparecer a la red social alternativa a la que se quieren mudar los simpatizantes de Trump.

El momento para reflexionar sobre el peligro de Trump para la democracia tendrá que llevar también a pensar en el desbalance que representan estas cuatro empresas; estos cuatro individuos, con el poder descomunal que tienen en sus manos. Una pluralidad en las redes es igual de indispensable para una democracia como el reconocimiento de que en las elecciones se gana y se pierde y cuando sucede esto último, se acepta y se promueve una transición pacífica del poder.

Apostilla: El presidente López Obrador no condenó la violencia en el Capitolio de EUA con el argumento de que no quiere intervenir en lo que ocurre en otros países. Sin embargo, sí criticó la decisión de Twitter y Facebook de suspender las cuentas de Trump.

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