Una de las dudas que circula en redes sociales, es porque por segunda vez en menos de dos semanas, la tecnología le falló a los mexicanos, pues se asegura que los ciudadanos recibieron tarde o nunca un mensaje de alerta que debía advertirles sobre la inminencia de un sismo fuerte, como el que azotó a la zona centro del país la tarde de ayer.

 

El análisis se ha hecho, pues muchos capitalinos escucharon el sistema de alarma cuando la tierra ya temblaba. La pregunta “¿por qué no sonó?”. El reclamo ha comenzado a circular conforme se van confirmando los muertos por el sismo, mismos que ahora suman 230.

 

La razón del fallo, según expertos, fue la ubicación y cercanía del epicentro. La alerta sísmica nacional, que opera desde 1993, usa un sistema de sensores colocado en la costa  del pacífico, donde el riesgo de sismos es mayor.

 

Pero el epicentro del sismo de ayer estuvo 120 kilómetros al sur de la capital, no solo fuera de la principal zona de cobertura sino demasiado cerca como para que la señal de alarma se adelante a las veloces ondas sísmicas. “Está diseñada para sismos de las costas en donde nos dan el tiempo, como sucedió el 7 de septiembre”, dijo Carlos Valdés, director del Centro Nacional de Prevención de Desastres.

 

Horas antes del sismo, el país había realizado un simulacro nacional de sismo en el que los mexicanos participan anualmente y que conmemora a los más de 10 mil muertos del terremoto que devastó la capital un 19 de septiembre de 1985, el mismo día pero de 32 años atrás.

 

En el simulacro, ambas alertas, la estatal y la privada, sonaron oportunamente.

 

Otra de las críticas es  a la tecnología smartphone, la cual en recientes años hizo su aparición en México con aplicaciones como SkyAlert o Alerta Sísmica DF, mismas que en su versión gratuita contaba con más de tres millones de usuarios en 2015, pero que este martes tambien permanecieron mudas.

 

 

 

 

Con información de AFP / Foto: Archivo APO

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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