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Reforma fiscal

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El presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró hoy que lanzará una reforma fiscal donde las empresas e individuos recibirán un “recorte masivo de impuestos”, en virtud de un paquete de reformas fiscales que planea dar a conocer la próxima semana.

 

El mandatario estadounidense adelantó que este plan se traduce en recortes de impuestos para individuos y empresas, aunque no quiso profundizar en los detalles. Donald Trump solo mencionó que se trata del “mayor recorte de impuestos nunca antes visto”.

 

Por su parte, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que la meta inicial es que la reforma fiscal sea aprobada en agosto, pero reconoce que la fecha podría aplazarse.

 

El presidente Trump tiene previsto realizar una visita al Departamento del Tesoro para firmar las acciones y ordenará revisar las cargas impositivas “injustas” para los contribuyentes estadounidenses y partes de ley financiera durante el periodo de Barack  Obama de 2010.

 

 

Con información de Agencias y ABC News/ Foto: Facebook 

La reforma fiscal prometida por el presidente estadounidense Donald Trump, “probablemente tendrá un poco de retraso debido a la reforma de la salud”, indicó Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, al Financial Times.

 

 

Mnuchin  explicó que el objetivo inicial de hacer adoptar al Congreso un texto sobre este tema antes de agosto “es muy optimista, incluso no realista”, aunque apuesta a un cambio del código fiscal antes de fin de año.

 

 

Rechazó los temores de que la administración de Trump se esté embarcando en una nueva ronda de guerras monetarias tras la preocupación que mostró por la fortaleza del dólar, la semana pasada, e hizo hincapié en que Estados Unidos no interviene en el mercado de divisas.

 

 

“El presidente estaba haciendo un comentario fáctico sobre la fortaleza del dólar a corto plazo (…) Hay una gran diferencia entre hablar y actuar”, insistió el secretario del Tesoro.

 

 

“Como la principal moneda de reserva, creo que en largos periodos la fortaleza del dólar es algo bueno”; sin embargo, “el comentario del presidente, con el cual estoy de acuerdo, quiere decir que durante algunos periodos cortos la fortaleza del dólar crea ciertos problemas que perjudican nuestras exportaciones” agregó Mnuchin.

 

 

Tras el fracaso del Trumpcare, la administración se centró  en una reforma fiscal. Buscará cambiar íntegramente el código fiscal —lo que no se hace desde 1986— ha sido uno de los desafíos que varios presidentes, demócratas o republicanos, no han logrado superar debido a los obstáculos de procedimiento o los delicados compromisos requeridos.

 

 

Un plan de 35 páginas desarrollado por los líderes republicanos de la Cámara, conocido como Better Way (Mejor Camino), ha sido el punto de partida para las discusiones sobre la reforma fiscal.

 

 

Con información de El Economista / Foto: GOP

Sergio Sarmiento

Reforma

 

 

“Estas tasas más bajas generarán un gran estímulo para la economía”.

Propuesta de Donald Trump

 

 

Una parte del programa de Donald Trump podría tener tanto éxito que borraría muchos de los problemas de su gobierno y quizá garantizaría su reelección. Es la propuesta para una reforma fiscal de fondo.

Estados Unidos tiene, como México, un pésimo sistema fiscal. El impuesto a las empresas es, nominalmente, uno de los más altos del mundo y además se aplica a los ingresos globales, pero tiene tal cantidad de deducciones, excepciones y recovecos que ha permitido que alguien como Trump no pague impuestos por años o décadas.

La tasa máxima del impuesto federal sobre la renta para empresas en Estados Unidos es de 35 por ciento, pero la mayoría de los estados cobra también un gravamen que puede alcanzar hasta 9.99 por ciento. Cuando se suma todo, según la consultora KPMG, la tasa promedio es de 40 por ciento.

Es una cifra muy alta. Japón cobra 30.86 por ciento, México 30, Alemania 29.7, España y China 25, Corea del Sur 24.2, Suecia 22, el Reino Unido 20, Suiza 17.92, Irlanda y Liechtenstein 12.5. Incluso Francia registra una tasa corporativa de 33.33 por ciento (KPMG).

Como Estados Unidos cobra impuesto a los ingresos globales, una compañía, después de pagar 20 por ciento en, digamos, el Reino Unido, tendría que cubrir un 20 por ciento adicional, pero sólo al repatriar sus utilidades.

No hay que ser muy brillantes para entender que las empresas estadounidenses tienen un enorme incentivo para no repatriar capitales. Por eso en septiembre de 2016 las corporaciones de ese país tenían 2.5 billones (en español, millones de millones) de dólares acumulados en el extranjero, lo cual representa un 14 por ciento del Producto Interno Bruto estadounidense (Capital Economics, CNBC). Para propósitos de comparación, todo el PIB mexicano en 2015 fue de sólo 1.1 billones de dólares (worldbank.org).

Las empresas no repatrian el dinero por el costo fiscal. Mientras lo mantienen en el exterior es parte de su activo y lo pueden usar como colateral para créditos. Si lo ingresaran a Estados Unidos, generaría una pérdida contable castigada por los mercados. No se trataría siquiera de una repatriación, ya que es dinero ganado en el extranjero.

Una reducción del impuesto a niveles más competitivos, por ejemplo, al 22 por ciento de Suecia, generaría un enorme incentivo para invertir en el mercado más grande del mundo, Estados Unidos. Trump propone recortarlo a 15 por ciento, “lo que llevaría nuestra tasa de una de las peores a una de las mejores”.

Trump afirma que su propuesta es fiscalmente neutra, o sea, que no generaría por sí sola más o menos ingreso gubernamental. Los analistas del Tax Policy Center afirman que provocaría un enorme déficit de presupuesto, pero si la reducción de la tasa máxima se acompaña de la eliminación de tratos preferenciales y deducciones indebidas el resultado sí podría ser neutro. La OCDE calcula que las empresas estadounidenses pagan realmente un impuesto promedio de 13.5 por ciento después de todas las deducciones y excepciones. El sistema de Trump evitaría que empresarios abusivos como Trump no pagaran impuestos.

La razón por la cual las bolsas de Estados Unidos han subido desde la elección de Trump, pese a las peligrosas locuras del Presidente, es esta propuesta fiscal. Si realmente se aplica, y se aplica bien, generaría una avalancha de inversiones que convertiría a Trump en un héroe para millones de estadounidenses, sin importar todos sus abusos.

 
 
· EN MÉXICO

 
Si queremos un México más fuerte, deberíamos también reducir el impuesto a las empresas. A nuestra tasa de 30 por ciento hay que sumar un reparto de utilidades de 10 por ciento. Alemania, Canadá, Dinamarca y Suecia han bajado su impuesto corporativo en los últimos años con buenos resultados.