Pablo Hiriart

El Financiero

 

 

El gobierno debería multiplicarse para explicar los motivos del gasolinazo, aunque el ánimo social no esté receptivo a razonamientos.

 

La popularidad presidencial está por los suelos, pero su gabinete tiene que dar la cara.

A menor explicación, más enojo. Al amparo del malestar por un gasolinazo insuficientemente argumentado, vienen los saqueos, los asaltos y la anarquía.

Hasta ahora sólo el secretario Meade ha salido a explicar. ¿Los demás? Quién sabe, pero tampoco es tan difícil ni la población tan obtusa como para no entenderlo.

Para mantener el precio de las gasolinas como estaba antes de las alzas, sería necesario un subsidio de 200 mil millones de pesos.

En el sexenio anterior se subsidiaron las gasolinas con 925 mil millones de pesos, que se tomaron de los excedentes petroleros.

Ahora no hay excedentes petroleros. El precio del crudo cayó a la mitad de lo que estaba en el sexenio anterior y no nos podemos dar ese lujo.

Olvidemos por ahora la discusión de si los subsidios a gasolinas son buenos o malos (yo pienso que no sirven ni para ganar elecciones: el PAN fue tercero en la elección presidencial, luego de haberle metido ese dineral para evitar el enojo). Ahora simplemente no hay excedentes a los que recurrir.

Ni siquiera con un recorte drástico al gasto público se podrían juntar esos 200 mil millones que evitarían el gasolinazo.

Desaparecer a toda la alta burocracia del sector público central, con el presidente de la República incluido, implicaría un ahorro de cinco mil millones de pesos.

De las 18 secretarías de Estado que existen, habría que eliminar por completo a 12 para más o menos dar la cifra de lo que se necesita para subsidiar gasolinas.

Somos el cuarto consumidor per cápita de gasolinas en el mundo, y de los últimos en consumo de leche para la niñez.

Liconsa, el programa social de abasto de leche a bajo precio para niños con escasos recursos tiene un subsidio de dos mil millones de pesos.

Prospera cuesta 85 mil millones de pesos al año.

¿Qué hacemos? ¿Le quitamos la leche a los niños, las becas, la comida… para subsidiar gasolinas?

Ni así alcanzaría. Ya no hay de dónde recortar.

Y no es un tema de debate político subsidiar o no, simplemente ya no hay excedentes para cubrir lo que se necesitaría para tener gasolinas baratas.

El gasolinazo tampoco fue una medida derivada de la reforma fiscal para recaudar más. Al contrario, el IEPS en este año será más bajo que el año pasado. Se recaudará menos por gasolina que en 2016.

Lo que motivó el aumento de la gasolina es que en el mercado internacional subió de precio el combustible. Eso es todo.

Importamos 70 por ciento de la gasolina que consumimos.

Antes el petróleo estaba a cien dólares por barril y había excedentes para subsidiar gasolinas. Ya no hay.

Y con todo y el alza que nos tiene enojados, México es uno de los países donde el litro de gasolina es más barato.

El promedio internacional es de 23.3 pesos el litro y aquí nos cuesta 15.99 pesos.

Claro, todo eso hay que explicarlo una y mil veces, porque el país merece argumentos y datos para que, por lo menos, nuestro enojo esté documentado.

 

Twitter: @PabloHiriart

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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