Jorge Suárez-Vélez

REFORMA

 

Xóchitl se está volviendo un fenómeno político. Cuando escribo esto, el tuit en el que anunció su inclinación presidencial alcanza más de 6 millones de vistas. Cuando tantos percibían un vacío en la oposición y se resignaban a perder en 2024, surge alguien que, a veces, parece demasiado ideal para ser real.

AMLO definió la elección de 2024 como una contienda de identidad, no de propuestas. Eso lo exime de explicar la falta de crecimiento, cientos de miles de muertes por asesinato o enfermedad, falta de medicinas, apagones, crimen rampante, el fraude de Segalmex o la flagrante corrupción de hijos y hermanos. Todo es irrelevante cuando nos logró dividir y se erige como líder de un bando, prometiendo aniquilar al otro. Son corruptos, pero son “nuestros” corruptos. Son ineptos, pero leales a “nuestra” causa. Eso basta. ¿Pero cómo encasillar a Xóchitl en su burdo estereotipo? Es su peor pesadilla.
Xóchitl se dice lista para ser Presidenta. Me pregunto si nosotros lo estamos. Desde que lo anunció, la jauría de ira oficialista saltó a descalificarla, a difamarla, a denostarla. Sin conocer su historia o su reputación, le achacan vicios de cajón: “es corrupta”, “representa a la oligarquía”. No se libra de la misoginia: “es títere de Salinas o González”, claro, si es mujer, seguro alguien la manipula. Menos aún de la discriminación y racismo: “habla raro”, “debe poner un puesto de tortas afuera de Palacio”. Hasta ahora, habiendo visto cientos de críticas, no hay una basada en su desempeño o carácter.

Xóchitl ya ganó. Como ella afirma, el trayecto largo es el que ya recorrió del Valle del Mezquital a la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Del Senado a la Presidencia ya sólo hay un paso. Venció los muy adversos momios que tienen en contra millones que comparten su origen. Si pierde, regresará feliz a la muy rentable empresa de ingeniería que fundó hace décadas. Seis años antes de que los headhunters de Fox le echaran el ojo, fue premiada Empresaria del Año. En 2000, antes de pensar en política, la incluyeron en el grupo de 100 Líderes globales del futuro del mundo, en el Foro Económico Mundial de Davos, y ese mismo año fue reconocida en Brasil y por el Centro Mexicano para la Filantropía por su labor en la Fundación Porvenir (que repartía papillas a niños indígenas desnutridos), que fondeó con las utilidades de su empresa.

A Fox le costó que aceptara estar en su gobierno. Rechazó la Secretaría de Desarrollo Social, pero aceptó dirigir la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Logró electrificar comunidades, beneficiando a 2 millones desde la Selva Lacandona hasta la Sierra Tarahumara. Invirtió en redes de agua potable en los altos de Chiapas. Después perdió por cinco puntos la gubernatura de Hidalgo, habiendo financiado la campaña con su dinero, a pesar de que Osorio Chong operó sucio contra ella. Como delegada de Miguel Hidalgo armó programas exitosos ofreciéndoles certificaciones laborales a madres solteras, buscando promover su movilidad social; limpió la corrupción inmobiliaria e invirtió en servicios básicos (drenaje, luminarias, banquetas). Y en el Senado, entre muchas propuestas, promovió la reforma a la Ley Federal del Trabajo para reconocer los derechos de las trabajadoras del hogar.

Xóchitl es un fenómeno, pero no la tiene fácil. No es política, es empresaria. Es una ingeniera fanática del Cruz Azul. Fue pionera desarrollando en México edificios inteligentes, como el World Trade Center. Quienes han trabajado con ella resaltan su intachable honestidad, y les he preguntado a muchos. Pero no es una política transaccional y eso incomoda. Tampoco es militante de algún partido. Tanto López Obrador como Sheinbaum la invitaron a sus equipos.

No va a llegar sin un decidido y tenaz apoyo de esos ciudadanos que se decían ansiosos por un cambio. Las redes sociales no son México. Bajar ese apoyo al resto de la población no será fácil, y menos lo será mover encuestas que usualmente cambian con desesperante lentitud. No hay tanto tiempo.

Ella está lista. ¿Lo estamos nosotros?

@jorgesuarezv

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



Escribe un comentario