El presidente de la Asamblea Nacional lo hace. El presidente del Senado lo defiende. Decenas de parlamentarios también lo hacen. Contratar a su cónyuge, hijo o hermana en el Parlamento de Francia es perfectamente legal. Así era con François Fillon, hasta hace poco candidato presidencial en Francia, en una profunda polémica por los pagos de casi $ 1 millón de euros, provenientes de la nómina pública, a su esposa e hijos. Muchos políticos franceses se preguntan: ¿Cuál es el gran problema?
Gran parte de la prensa y la ciudadanía del país: Simplemente no lo entienden.
“Penelopegate”, es como se ha nombrado al escándalo de la esposa del Sr. Fillon, misma que ahora amenaza con hundir las ambiciones políticas de un hombre que hasta hace poco, parecía casi seguro de convertirse en el próximo presidente de Francia.
Pero el escándalo ha hecho más que poner una polémica más a la campaña presidencial de Francia. También ha levantado un fuerte enojo en el electorado francés y ha cuestionado los procedimientos operativos de la clase política. Los analistas advierten que la cultura política de la inmunidad y los privilegios de la clase política tienen que recomponerse.
La percepción de una estructura política dirigida por y para las clases privilegiadas, que se están enriqueciendo, a veces de manera corrupta, aunque también de manera legal, está ayudando a impulsar a la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen .
El escándalo sobre el Sr. Fillon es uno más, pues Le Pen también enfrenta su propio escándalo en el Parlamento Europeo. La diferencia es que, a diferencia es que Sr. Fillon, ha basado su campaña en principios de austeridad, rectitud, y ética política, y Le Pen nunca se “presentó como la encarnación de la moralidad republicana”.
Texto completo en The New York Times / Foto: EFE
