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Cuando los reporteros le preguntaron, hace unos días, a la vocera de La Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, cómo planea el presidente Biden convencer a los votantes de reelegirlo a pesar de sus 80 años, ella contestó “Los 80 son los nuevos 40 ¿No lo sabían?”

Jean-Pierre admitió que esta es una pregunta que recibe mínimo una o dos veces por semana. Y es que, de acuerdo con una encuesta reciente de la Associated Press, actualmente un 77 por ciento de los estadounidenses, incluyendo un 69 por ciento de los demócratas, creen que Biden es ya demasiado viejo como para ser eficiente los cuatro años adicionales que tendría si es reelecto.

El problema no es solo que a Biden lo ven ya muy grande. A ello hay que sumar que su Vicepresidenta Kamala Harris, es muy poco popular. Menos incluso que Biden. Esto hace que los estadounidenses no la vean como una buena sucesora de Biden, si termina sus ocho años en La Casa Blanca, o si por su avanzada edad, eso no llegara a ocurrir.

De acuerdo con FiveThirtyEight, actualmente Biden tiene en negativos la aprobación de su gobierno (40% aprueba; 55% desaprueba). Estos son números que solamente se comparan con los de Trump y Carter – ambos presidentes perdieron su reelección.

Con todo y que Biden logró sacar adelante el Acta de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) lo que ha evitado la tan anunciada recesión que miles de economistas han pronosticado sin que ésta se materialice; los estadounidenses siguen desencantados con la economía porque la inflación – si bien ha bajado – sigue alta.

Actualmente hay mucha discusión dentro del partido demócrata y entre los analistas afines al partido respecto a si Biden debe o no buscar reelegirse. El columnista del Washington Post, David Ignatius, por ejemplo, cree que si bien Biden ha sido un muy buen presidente, si busca reelegirse va a acabar manchando su mejor acción: vencer a Donald Trump en 2020.

El escritor Franklin Foer que acaba de publicar The Last Politician, un libro sobre la presidencia de Biden, cree que hoy el presidente va a ser recordado por ser el viejo lobo que pudo hacerlo. Si contiende contra Trump de nuevo, ante los números de rechazo por su edad y el poco reconocimiento a lo logrado en su presidencia, puede perder este importante legado.

El estratega James Carville cree que una segunda campaña de Biden no entusiasma a los demócratas y con ello pone en riesgo el que salgan a votar en el 2024 lo que pavimenta la posibilidad de que los republicanos recuperen La Casa Blanca.

El periodista de MSNBC y columnista del Washington Post, Jonathan Capehart ha hecho el argumento contrario, que los demócratas deben apoyar tanto a Biden como a Kamala porque son los jefes del Ejecutivo ahora y pueden seguirlo siendo otros cuatro años. Critica que cuando Reagan era presidente y buscó la reelección a los 73 años, era el más viejo hasta entonces y que los republicanos no estaban atacándolo por su edad. Al contrario, lo apoyaron para que la agenda del partido pudiera seguir avanzando. Y eso, opina Capehart, es lo que deberían de hacer ahora los demócratas.

Si bien los demócratas no quieren que Biden busque la reelección, su enorme problema es que no tienen hoy a quien pueda entusiasmarlos a salir a votar para vencer a quien muy probablemente será el candidato de los republicanos, Donald Trump. Así que, o salen con una buena candidatura pronto, o más les vale respaldar a Biden, si no quieren perder La Casa Blanca el año próximo.

Columna completa en El Universal

El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Kevin McCarthy, inició este martes una investigación para un juicio político al presidente Joe Biden.

La iniciativa prepara el escenario para meses de audiencias divisivas en la Cámara que podrían distraer los esfuerzos del Congreso para evitar un cierre del Gobierno y sobrecargar la carrera presidencial de 2024, en la que todo parece indicar que se volverán a enfrentar Biden y Donald Trump.

El portavoz de la Casa Blanca, Ian Sams, dijo que los republicanos no han encontrado pruebas de irregularidades. “Política extrema en su peor momento”, escribió en las redes sociales.

Los republicanos, que ahora controlan por un estrecho margen la Cámara de Representantes, acusan a Biden de haberse beneficiado mientras ocupó el cargo de vicepresidente entre 2009 y 2017 de los negocios de su hijo Hunter en el extranjero, aunque no han presentado pruebas.

Biden se ha burlado con anterioridad de los republicanos por sus planes de buscar una destitución. Ningún presidente de Estados Unidos ha sido destituido nunca mediante un juicio político, pero el procedimiento se ha convertido ahora en algo habitual.

Muchos en el partido de McCarthy se enfurecieron cuando la Cámara, entonces controlada por los demócratas, buscó enjuiciar políticamente a Trump en 2019 y 2021, aunque fue absuelto ambas veces en el Senado.

No obstante, algunos republicanos de línea dura indicaron ahora que intentarían destituir a McCarthy como líder de la Cámara si no actuaba contra Biden.

“Estoy ordenando a los comités de la Cámara que inicien una investigación formal de juicio político contra el presidente Joe Biden”, dijo McCarthy a periodistas. “Iremos donde nos lleven las pruebas”.

Un antiguo socio de negocios del más joven de los Biden declaró en una audiencia en la Cámara que Hunter Biden vendió la “ilusión” de acceder al poder cuando su padre era vicepresidente, según una transcripción publicada el mes pasado.

El presidente estadounidense y otros dirigentes del G20 llegaron este viernes a Nueva Delhi para participar este fin de semana en una cumbre en la que India busca allanar un diálogo sobre Ucrania y el cambio climático, pese a la ausencia de Vladimir Putin y Xi Jinping.

Los gobernantes están divididos sobre temas clave como la invasión rusa contra Ucrania, el objetivo de abandonar gradualmente los combustibles fósiles y la reestructuración de la deuda mundial, lo que según diversos analistas, dificultaría que haya una declaración final el próximo domingo.

América Latina estará representada por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo país asumirá la presidencia del bloque después de India, y el argentino Alberto Fernández, que ya está en Nueva Delhi. Pese a la invitación que recibió, Andrés Manuel López Obrador no participará.

Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, llegó este viernes a Nueva Delhi y su agenda en India arranca con una reunión bilateral con el primer ministro indio Narendra Modi, a quien recibió apenas en junio en la Casa Blanca.

Estados Unidos busca fortalecer sus vínculos con India, con el fin de contrarrestar la influencia de China en la región, mientras que Nueva Delhi intenta consolidar su liderazgo internacional, esto a pesar de las diferencias que existe entre ambos países sobre Rusia y la negativa de India de participar en las sanciones impuestas contra Moscú por la invasión a Ucrania.

La ausencia Putin y Xi Jinping, líderes de Rusia y China, dejan a Biden la vía libre para tener un rol central en la cumbre.

Rusia va a estar representada por el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, que ya está en India, y la misión china estará encabezada por el primer ministro Li Qiang.

El secretario general de la ONU advirtió este viernes que el mundo parece una familia “disfuncional”, en medio de una creciente polarización que puede derivar en mayores conflictos. “Si realmente somos una familia mundial, hoy parecemos una familia bastante disfuncional”, declaró Guterres.

Alertó que las divisiones están creciendo, las tensiones están surgiendo y la confianza se erosiona, lo que en conjunto aumenta el espectro de la fragmentación y, en última instancia, de la confrontación.

Los esfuerzos de Modi para que los dirigentes del G20 eviten las divisiones y enfrenten problemas mundiales cruciales, en particular la restructuración de la deuda mundial y la volatilidad de los precios de productos básicos tras la invasión contra Ucrania, han sido en vano en las citas ministeriales previas a la cumbre.

Modi también reafirmó su deseo de expandir el G20 con “la inclusión de la Unión Africana como miembro permanente”.

El gobernante indio también llamó a los dirigentes del G20 a apoyar financiera y tecnológicamente a los países en desarrollo en la lucha contra el cambio climático.

El Gobierno del presidente estadounidense Joe Biden ha pedido a las empresas energéticas estadounidenses que preparen declaraciones juradas que documenten cómo las políticas proteccionistas de México dificultaron sus inversiones.

Fue la agencia Reuters quien adelantó esta información, que llega justo cuando Washington se prepara para continuar con la disputa comercial que solicitó semanas atrás de manera formal.

La solicitud de declaraciones juradas a las principales compañías petroleras y de energía renovable de Estados Unidos representa la última y más clara señal de que la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) planea buscar un panel independiente de solución de controversias en el marco del pacto comercial Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC).

Y es que Estados Unidos y Canadá señalan que las medidas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para revertir las reformas destinadas a abrir los mercados de energía y petróleo de México a los competidores extranjeros, desencadenaron en última instancia la disputa comercial.

Las empresas estadounidenses de energía y electricidad, como Chevron y Marathon Petroleum, que pretendían expandirse en México, se han quejado de que se les han denegado permisos y solicitudes sencillos en decisiones que favorecían a Pemex y a la CFE.

Reuters adelanta que es probable que Estados Unidos recurra a un grupo especial de solución de diferencias antes de fin de año si las conversaciones siguen estancadas, y las declaraciones juradas representan pruebas que se incluirían en la solicitud del grupo especial, dijeron las fuentes consultadas.

Si el panel falla en contra de México y éste no toma medidas correctivas, Washington podría finalmente imponer miles de millones de dólares en aranceles de represalia a los productos mexicanos.

No es la única disputa entre ambos países. En agosto, el USTR solicitó la intervención de un panel de solución de controversias en torno a las restricciones de México a las importaciones de maíz genéticamente modificado.

Al igual que en el caso de las políticas energéticas, Washington argumenta que prohibir el maíz transgénico para consumo humano y animal viola las obligaciones de México en virtud del acuerdo comercial.

De acuerdo con varios especialistas, elevar las apuestas en la disputa conlleva un riesgo significativo para el presidente Biden, quien enfrentará críticas republicanas por su manejo de los flujos migratorios y el narcotráfico, en su búsqueda de la reelección en 2024.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reveló este miércoles que invitó a su homólogo estadounidense, Joe Biden, para que visite nuestro país y conozca los proyectos energéticos que se realizan, así como  megaobras tales como el Tren Maya.

AMLO mostró una carta que envió al presidente estadounidense en la que, además de reconocer sus políticas migratorias y aceptar la invitación a la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) que se celebrará en San Francisco, California del 15 al 17 de noviembre próximos, le extendió una invitación a México.

“Me gustaría, si su agenda se lo permite, que antes (de la reunión de la APEC) pueda estar en México”, señaló López Obrador en la misiva. El mandatario señaló su deseo de conversar con Biden sobre “asuntos de interés público” además de saludarse “como amigos”.

Pero también, dijo, aprovecharía para enseñarle algunos proyectos del país.

“Podríamos ver, por ejemplo, cómo en Altamira, Tamaulipas, la compañía Ford de Estados Unidos y la Comisión Federal de Electricidad, empresa pública de nuestro país, están instalando una planta de licuefacción en el Golfo de México para exportar gas para Europa”.

También, dijo, podrían visitar el puerto de Salina Cruz, Oaxaca, donde la empresa danesa Copenhagen Infrastructure Partners está por iniciar la construcción de una planta de hidrógeno verde para abastecer a barcos con este combustible limpio y evitar la contaminación en los mares del mundo.

“O también sería muy interesante que conociera algún sitio arqueológico de la gran civilización maya en el sureste que resume la historia, la cultura y el arte en nuestra América”, enfatizó.

Recordó que con la construcción del Tren Maya  expondrá este tipo de cosas al mundo, además de que los turistas podrán apreciar “la exuberante selva tropical con su fauna nativa y el hermoso litoral del mar Caribe y sus lagunas de hasta siete colores”.

López Obrador destacó las buenas relaciones con Estados Unidos y la importancia del tratado comercial, el T-MEC, además de reconocer la intervención de funcionarios estadounidenses para abordar temas como seguridad y salud pública.

También resaltó “logros” en materia de migración con dimensión humanitaria, control de drogas y de armas. Reconoció las iniciativas de Biden de abrir un canal formal de migración que ha permitido a cubanos, haitianos, venezolanos y nicaragüenses ingresar de forma legal a Estados Unidos, además de agradecer porque es el único presidente en “décadas” en no hacerse “publicidad” construyendo muros.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dio a conocer este martes que viajará en noviembre a Estados Unidos para participar en la cumbre del Foro de Cooperación Asia-Pacífico, donde aprovechará para reunirse con su homólogo estadounidense, Joe Biden.

La cita será en San Francisco, California, del 15 al 17 de noviembre, indicó el mandatario, quien en el último año de su administración dará impulso a su agenda internacional con viajes a Colombia, Chile y Canadá.

López Obrador y Biden se encontraron en enero pasado en la Ciudad de México en el marco de la cumbre de líderes de América del Norte, en la que también participó el primer ministro canadiense Justin Trudeau.

En ese sentido, y en seguimiento a los trabajos acordados, los tres mandatarios tienen prevista una cita en Canadá a finales de este año.

Según adelantó López Obrador en su conferencia matutina, el encuentro de noviembre estará centrado en temas económicos y en él, dijo, insistirá en la necesidad de poner en marcha un plan de apoyo a los pobres del continente, algo similar a la Alianza para el Progreso que lanzó John F. Kennedy en los años 60.

De esta manera, dijo, se podrá enfrentar el fenómeno migratorio y también la violencia, aunque subrayó que, a diferencia de lo ocurrido en el siglo pasado, ahora un eventual plan regional debería incluir a todos los países, incluido Cuba.

La gestión migratoria y las cuestiones de seguridad, sobre todo la lucha contra el tráfico de fentanilo, son dos de los temas prioritarios en las conversaciones constantes que hay entre las dos administración.

Entre los principales choques ha estado el apoyo de México a Cuba, Venezuela y Nicaragua que López Obrador dejó muy claro el año pasado cuando decidió no acudir a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles en protesta porque Estados Unidos no había invitado a los líderes de esos tres países alegando que no respetan los derechos y las libertades.

Antes de la cita de San Francisco, López Obrador tiene previsto viajar a Colombia y a Chile.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reveló que envió una nueva carta a su homólogo estadounidense, Joe Biden, para reconocer y agradecer las políticas migratorias que ha implementado su Gobierno.

“Le acabo de enviar una carta al presidente Biden, y le hago un reconocimiento por dos decisiones que ha tomado”, señaló el mandatario durante su conferencia de prensa matutina.

AMLO dijo que una de esas decisiones fue abrir un camino legal para migrantes “porque no existía”, en referencia a la aplicación CBP One para solicitar asilo y las visas para ciudadanos de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.

“Ahora migrantes de países hermanos pueden hacer un trámite y llegar por la vía legal a Estados Unidos, eso no existía, nada más había la posibilidad, la opción, de echarse a andar, correr todos los riesgos para llegar a Estados Unidos”, afirmó.

La segunda decisión, añadió AMLO, es que ha sido el único presidente de Estados Unidos que “en décadas” no ha construido nuevo muro fronterizo.

“Y mucho menos ha actuado como el gobernador de Texas, que ha puesto boyas y alambres de púas”, expresó el mandatario al insistir en que esta acción es “inhumana y violatoria a los derechos humanos”.

Asimismo, López Obrador resaltó la buena relación con Estados Unidos, país con el que su Administración procura cooperar en el tema migratorio “y en todos los asuntos”.

No obstante, dijo que aún cuando ya existe ese camino legal para llegar a territorio estadounidense, falta un plan para combatir la pobreza en América, pues la migración “no es por gusto, es por necesidad”, algo en lo que ha venido insistiendo desde hace años.

Consideró una “obligación moral” que los países con más posibilidades económicas ayuden a los países pobres para ordenar el flujo migratorio, “que no se desborde” y afirmó que esto puede lograr si hay inversión, oportunidades y trabajo en América Latina y el Caribe.

Recalcó que es necesaria la ayuda de las grandes potencias e incluso recordó que planteó a la ONU un fondo para ayudar a la pobreza en el mundo y dijo que esa debería ser una de las labores del organismo internacional.

“Es de las reformas que requiere la ONU porque ya es un organismo anquilosado, bueno, ni siquiera le han hecho caso o ha tomado una iniciativa vigorosa clara contundente para conseguir la paz en la guerra de Rusia y Ucrania, no hacen nada”, criticó.

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump insistió este viernes en que los procesos judiciales que tiene actualmente abiertos y las consiguientes imputaciones constituyen en realidad una “interferencia electoral”, y ha apelado al Tribunal Supremo para que interceda en el asunto.

En una publicación en su perfil oficial de Truth Social, Trump acusó al presidente Joe Biden, a quien ha catalogado como su “oponente político”, de estar tratando de golpearle con una serie de juicios que le requieren “grandes cantidades de tiempo y dinero”.

“Los recursos que se habrían destinado a anuncios y mítines, ahora tendrán que gastarse luchando contra estos matones de izquierda radical en numerosos tribunales en todo el país”, manifestó el expresidente, argumentando así que la Justicia estadounidense estaría incurriendo en interferencia electoral.

También recordó que está liderando todas las encuestas, incluso contra ‘Crooked Joe’ (“Joe el deshonesto” en inglés, y en alusión al presidente Biden), aunque dijo, no es un terreno de juego parejo.

“Esto es interferencia electoral, y el Tribunal Supremo debe interceder”, añadió el aspirante a la nominación presidencial republicana.

Un jurado de Washington imputó el martes al expresidente por sus supuestos intentos de revertir el resultado de las elecciones de noviembre de 2020, donde fue vencido por Biden. Tras esto, y después de semanas de discursos provocadores, el 6 de enero se produjo el asalto al Capitolio por parte de seguidores de Trump.

Trump anunció en noviembre su candidatura para las primarias del Partido Republicano de cara a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024. El magnate lidera las encuestas para representar a los conservadores en la cita electoral, donde podría enfrentarse por segunda ocasión con Biden, que aspira a la reelección.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este martes haber recibido una carta de la fiscalía que sugiere que es probable que se le acuse penalmente por los disturbios durante el ataque al Capitolio.

“El trastornado Jack Smith, fiscal del Departamento de Justicia de (el presidente estadounidense) Joe Biden, envió una carta (…) que afirma que soy un OBJETIVO de la investigación del Gran Jurado sobre el 6 de enero”, dijo Trump en su plataforma Truth Social.

Recordemos que el 6 de enero de 2021, cientos de simpatizantes de Trump sembraron el caos y atacaron el Capitolio en Washington, para intentar impedir que se certificara la victoria electoral del demócrata Joe Biden.

El expresidente, favorito entre los republicanos para la nominación del candidato del partido de cara a las presidenciales de 2024, dijo que le dieron “un plazo muy corto de cuatro días” para presentarse ante un gran jurado, “lo que casi siempre significa un Arresto y Acusación”.

“Esta cacería de brujas tiene que ver con la interferencia electoral y un completo y total uso de la aplicación de la ley como arma política”, dijo el republicano, de 77 años.

En su publicación de Truth Social, Trump argumentó que tiene “derecho a protestar” por unas elecciones que está “plenamente convencido de que han sido amañadas y robadas” y se considera en el punto de mira debido a los próximos comicios.

El Departamento de Justicia ha “emitido efectivamente una tercera acusación y arresto del OPONENTE POLTICO NÚMERO UNO de Joe Biden que domina ampliamente en la carrera por la Presidencia”, sostiene Trump. “Nada semejante ha ocurrido antes en nuestro País”, añadió.

Una comisión parlamentaria, disuelta a principios de año por la nueva mayoría republicana en la Cámara baja, investigó si Trump desempeñó un papel en los actos violentos de ese día.

El panel, integrado sobre todo por demócratas, afirmó que el expresidente había incitado a sus partidarios antes del ataque y “falló en su deber de comandante en jefe” durante los actos violentos.

En su informe final hecho público en diciembre de 2022, la comisión concluyó que Donald Trump no debería volver a ocupar un cargo público tras incitar a sus partidarios a la insurrección. También recomendaron que la justicia federal iniciara procedimientos penales contra él, en particular por incitación a la insurrección.

Trump ya ha sido imputado en una investigación federal sobre documentos confidenciales, también dirigida por Jack Smith. Se le acusa de negarse a devolver documentos que supuestamente conservó cuando se fue de la Casa Blanca.

El equipo de reelección para 2024 del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este viernes que tanto él como su Partido Demócrata recaudaron 72 millones de dólares durante el primer trimestre desde el lanzamiento de la campaña, lo que refuerza sus esfuerzos por lograr un segundo mandato.

Biden, que lanzó su campaña el 25 de abril, disponía de 77 millones de dólares en efectivo a finales de junio entre varias entidades de recaudación de fondos afiliadas y el Partido Demócrata.

Estos fondos le permiten lanzar anuncios en los estados indecisos políticamente competitivos y empezar a formar un equipo antes de la que podría ser la contienda más cara de la historia, de 1,000 millones de dólares.

El candidato favorito de los republicanos, el expresidente Donald Trump, recaudó más de 35 millones de dólares entre abril y junio, según un funcionario de la campaña. Otro aspirante republicano, el gobernador de Florida Ron DeSantis, recaudó 20 millones en el mismo periodo, según su equipo.

Biden tiene además una ventaja clave ante sus posibles oponentes republicanos: el respaldo y la capacidad de recaudación de fondos de su partido.

No se espera que enfrente un serio desafío por la nominación, ya que sus aliados dirigen las operaciones del Comité Nacional Demócrata. Los republicanos, por su parte, están gastando parte de sus fondos en luchar entre ellos.

Las cifras de recaudación de fondos del mandatario, vigiladas muy de cerca, se consideran una prueba del entusiasmo tanto entre las bases como entre los donantes ricos por Biden, de 80 años, que luchó contra las dudas sobre su edad al decidir volver a presentarse en 2024.

Sus cifras se comparan con los 105 millones de dólares recaudados por el entonces presidente Trump y el Comité Nacional Republicano en el segundo trimestre de 2019, así como los 86 millones del presidente Barack Obama y el CND en 2011.

Aunque Trump lanzó su campaña en junio de ese año, ya había comenzado a recaudar dinero, mientras que Obama lanzó su campaña el 4 de abril. Eso significaba que Obama tenía más tiempo que Biden para recaudar dinero para el trimestre, aunque había límites más bajos en lo que los donantes estaban autorizados a contribuir bajo la ley en ese momento.

Estados Unidos regresó formalmente este martes a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), tras cinco años de ausencia.

El regreso a la organización con sede en París se debió principalmente a que China ha llenado el vacío de liderazgo creado por la salida de Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump.

La junta de la UNESCO votó la semana pasada aprobar la propuesta de reingreso que presentó el gobierno de Joe Biden.

Se prevé una ceremonia de bienvenida con el izamiento de la bandera y la presencia de huéspedes distinguidos para finales de este mes.

“Es una noticia excelente para UNESCO. El impulso que hemos cobrado en los últimos años seguirá creciendo. Nuestras iniciativas serán más fuertes en el mundo”, dijo la directora general, Audrey Azoulay.

El gobierno de Biden anunció el mes pasado que pediría el reingreso a la organización, que cumple un papel de primera importancia al fijar las pautas para la inteligencia artificial y la educación tecnológica. Estados Unidos es ahora el 194to miembro.

“Nuestra organización avanza nuevamente hacia la universalidad”, dijo Azoulay, quien señaló que el regreso de Estados Unidos es una “excelente noticia para el multilateralismo en su conjunto. Si queremos enfrentar los retos de nuestro siglo, la respuesta solo puede ser colectiva”.

Recordemos que el gobierno de Trump anunció su retiro en 2017 debido a lo que llamó la tendencia antiisraelí de la UNESCO. La decisión entró en vigencia un año después.

Estados Unidos e Israel dejaron de aportar a la UNESCO cuando admitió a Palestina como Estado miembro en 2011.

El gobierno de Biden ha pedido 150 millones de dólares del presupuesto para pagar su aporte y cuotas atrasadas a la UNESCO. El plan prevé pedidos similares en los años siguientes hasta saldar la deuda de 619 millones de dólares.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puso este miércoles la economía en el centro de su campaña electoral rumbo al 2024, con un discurso en el que delineó su visión para mejorar la vida de la clase trabajadora con apoyo a los sindicatos e impuestos a los ricos, una idea que llamó “Bidenomics”.

Este intento de proporcionar a Biden un mensaje fresco de cara a las elecciones de 2024 supone el mayor esfuerzo hasta la fecha de la Casa Blanca para convencer al público de que las políticas económicas del mandatario han ayudado al país a recuperarse de la pandemia y seguir creciendo.

Solo un tercio de los estadounidenses cree que está haciendo un buen trabajo con la economía y sus índices de aprobación están en un 43%, según una encuesta de Gallup.

Frente a una audiencia de 200 personas, en la antigua oficina de correos de Chicago, el mandatario detalló en qué consiste “Bidenomics”.

“Bidenomics es sobre el futuro. ‘Bidenomics’ es otra forma de decir que vamos a restaurar el sueño americano”, manifestó Biden, quien dijo que los economistas son los que se habían inventado ese término, pero que él ahora se lo ha apropiado porque: “‘Bidenomics’ está funcionado”

Bajo ese término de “Bidenomics”, la Casa Blanca ha incluido una gran cantidad de ideas, desde inversiones en infraestructuras hasta incentivos fiscales para resucitar al sector de la manufactura en Estados Unidos pasando por políticas más populistas, como acabar con las comisiones ocultas que cobran aerolíneas, bancos y otros sectores.

Según la Casa Blanca, “Bidenomics” supone una ruptura fundamental con la teoría económica de “Reaganomics”, la visión económica neoliberal que promovió el expresidente Ronald Reagan para promover el libre mercado y reducir impuestos.

Aunque esa visión neoliberal está asociada con Reagan, Biden la vinculó directamente con el expresidente Donald Trump, al que no llamó por su nombre y al que se refirió solo como su “antecesor”.

De forma indirecta, Biden criticó a Trump, con quien podría enfrentarse nuevamente en las elecciones de 2024, por las políticas que implementó para beneficiar a los más ricos del país, mientras apelaba al desencanto de la clase trabajadora con la globalización.

“Este es el momento. Las familias estadounidenses por fin van a conseguir un alivio”, aseguró Biden.

El presidente se comprometió a sacar adelante algunas de las mayores reformas sociales que abanderó durante su campaña para las elecciones de 2020 y que se quedaron estancadas porque los demócratas no tienen suficientes votos para aprobarlas en el Congreso.

Biden, de hecho, usó su discurso para dejar claro que tiene intención de seguir luchando por mayores impuestos para los ricos y una gran reforma que permita a los niños de entre tres y cinco años acceder a educación gratuita, además de abaratar los altos costos que los estadounidenses pagan por la universidad.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró esta mañana que existe un grupo de medios en Estados Unidos que están en contra del expresidente Donald Trump, esto ante su nueva imputación por el manejo de documentos clasificados.

“Allá sí está polarizado. Los medios, cadenas de televisión, en contra de Trump, a favor de los demócratas, alineados. Y otro bloque de medios a favor del Partido Republicano”, sostuvo el mandatario en su conferencia de prensa matutina.

AMLO se refirió a las noticias sobre el comienzo del proceso judicial contra el exmandatario, que compareció el pasado martes ante un Tribunal de Miami, Florida.

López Obrador recordó que a Trump le iniciaron un juicio por “presunto o supuesto” abuso “a una dama”, en referencia a la actriz Stormy Daniels. “Y luego (lo inculparon en) otro y otro (delito), y lee uno el informe de los que están en contra del expresidente Trump y dice: sentenciado o culpable de 37 delitos”, comentó.

El mandatario sostuvo que los titulares daban a entender que el expresidente estadounidense ya estaba en la cárcel, cuando en realidad aún no está preso. “Se fue a comer o a cenar a un restaurante en Florida”, apuntó.

López Obrador afirmó que este tipo de información en Estados Unidos se debe a la temporada política electoral y por ello “los medios manipulan mucho, más de lo normal”.

No es la primera vez que el mandatario mexicano defiende o habla a favor de Trump; en abril pasado dijo que la imputación por el caso de Stormy Daniels estaba motivada por “propósitos políticos y electorales”.

Recordemos que Trump es investigado por su presunta implicación en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 mientras se ratificaba la victoria de Joe Biden y por la sustracción de documentos clasificados de la Casa Blanca tras abandonar el poder. Por este último caso se le imputan 37 cargos.

El aspirante republicano a la candidatura presidencial se convirtió en el primer presidente o exmandatario estadounidense en afrontar una acusación federal.

Ese mismo martes por la noche, Trump prometió que, si gana las elecciones presidenciales de 2024, designará un fiscal especial para investigar a Biden, a quien definió como “el presidente más corrupto de la historia de Estados Unidos”.

El Senado de Estados Unidos aprobó la noche de ayer a favor de suspender el límite de endeudamiento del gobierno federal, tras semanas de tensas negociaciones y a solo cuatro días de la fecha límite para evitar la amenaza de caer en default.

Los economistas advirtieron que el país podría quedarse sin liquidez para pagar sus deudas el lunes próximo, dejando un estrecho margen para la promulgación de la ley de Responsabilidad Fiscal, que extiende la autorización de endeudamiento del país hasta 2024, a cambio de un recorte del gasto federal.

La cámara alta del Congreso aprobó el proyecto de ley después de que la Cámara de Representantes hiciera lo propio, con lo que no habrá un enfrentamiento por el tema de la deuda hasta después de las elecciones presidenciales.

El acuerdo, negociado directamente por el presidente estadounidense, Joe Biden, y los republicanos, fue aprobado en el Senado con una mayoría de 63 contra 36. Los demócratas encontraron los apoyos que requerían, y más, dentro de las filas republicanas.

“Nadie logra todo lo que desea en una negociación, pero no nos equivoquemos, este acuerdo bipartidista es una gran victoria para nuestra economía”, afirmó Biden en una declaración en redes sociales que llegó tan pronto se aprobó.

Dijo además que promulgaría la ley “tan pronto como sea posible” y además dijo que ofrecerá un mensaje a la nación. Se espera que eso suceda este mismo viernes.

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, señaló que el país podrá “tener un respiro de alivio” tras evitar un “catastrófico” colapso económico.

El límite de deuda de los Estados Unidos ha sido elevado más de 100 veces para permitir que el gobierno cumpla con sus compromisos de gastos, por lo general sin mayor contratiempo, y con el apoyo de los demócratas y republicanos.

Ambas partes consideran que aumentar el límite de deuda es políticamente tóxico, pero reconocen que no hacerlo hundiría la economía estadounidense en una recesión, sacudiendo además los mercados mundiales.

Los republicanos esperaban usar esta ampliación de la deuda para criticar lo que consideran gastos excesivos del gobierno demócrata de cara a las elecciones presidenciales de 2024, aunque los aumentos en el techo de deuda solo cubren los compromisos ya asumidos por ambos bandos.

Congresistas y senadores estudian el proyecto de ley para elevar el techo de deuda acordado entre la Casa Blanca y los republicanos, que según medios locales reportan que no termina de convencer a todos.

El presidente Joe Biden participó este lunes en un acto en el cementerio de Arlington, en la capital estadounidense, en el que visitó, junto a la vicepresidenta, Kamala Harris, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, la Tumba al Soldado Desconocido.

Aunque ofreció un discurso en el que llamó a la unidad, no tuvo ninguna referencia al asunto que ha tensado al máximo la política en las últimas semanas, la subida del techo de deuda para evitar la suspensión de pagos.

Tras anunciar ayer que había llegado a un acuerdo definitivo con el líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, el proyecto de ley fue enviado a congresistas y senadores, y explicado por la Casa Blanca y por el propio McCarthy a los miembros de su partido.

Como advirtió la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, la semana pasada, será el 5 de junio cuando Estados Unidos se quede sin dinero para cumplir con sus pagos.

El tiempo es muy ajustado ya que la ley tiene que ser aprobada por la Cámara de Representantes, el Senado y firmada por el propio Biden antes de llegar a la fecha límite. Por ello, el Ejecutivo y los republicanos se han puesto en marcha para conseguir que salga adelante a tiempo.

Según fuentes de la Casa Blanca citadas por medios, hoy y mañana el Ejecutivo de Biden realizará llamadas con los demócratas de la Cámara de Representantes y habrá tres reuniones cada día centradas en la política energética o los cambios en los programas de asistencia para familias necesitadas, algunos de los puntos que se han modificado para satisfacer las demandas de recortes de los republicanos.

Las sesiones informativas estarán dirigidas por varios funcionarios de la Casa Blanca, que tendrán la misión de conseguir que los legisladores del partido admitan los recortes, que según Biden han sido necesarios pero protegen las “prioridades clave” de su gobierno.

El portal Axios publica la guía que circula entre los demócratas sobre el proyecto de ley, texto en el que se afirma que no se han aceptado las “demandas extremas” de los republicanos y en el que se llama a votar sí.

“Los demócratas de la Cámara de Representantes trabajan de manera responsable para evitar un incumplimiento devastador de nuestra deuda (…) Los republicanos extremos de MAGA (afines al expresidente Donald Trump) están amenazando imprudentemente con una recesión que acabará con el empleo”, afirma el texto.

El proceso para aprobar la ley arrancará mañana, cuando se reunirá el Comité de Reglas de las Cámara de Representantes, encargado de considerar los proyectos de ley, programar las votaciones y determinar el debate.

Este será un momento clave, ya que en el comité, con nueve republicanos y cuatro demócratas, están tres de los conservadores más acérrimos, Tom Massie (Ky), Ralph Norman (S.C.) y Chip Roy (Texas), quienes han criticado el proyecto de ley.

Este último ha afirmado que intentará detenerlo: “Antes de este acuerdo, el país se dirigía a toda velocidad hacia la bancarrota… después de este acuerdo, el país seguirá a toda velocidad hacia la bancarrota”, apuntó.

Sin embargo, McCarthy continúa afirmando que contará con el apoyo de la mayoría republicana en la Cámara baja. En una entrevista con Fox News aseguró que más del 95% de los republicanos de la Cámara están entusiasmados con el acuerdo.

En total se necesitan 218 votos para la aprobación en la Cámara de Representantes, que cuenta con 435 congresistas, 222 republicanos y 212 demócratas.

Si la ley se aprueba el miércoles en la Cámara Baja podría votarse en el Senado a partir del jueves. En la Cámara Alta demócratas cuentan con 51 escaños frente a los 49 de los conservadores y se requieren 60 votos para la aprobación.

Según fuentes de la Casa Blanca y una hoja informativa distribuida por los republicanos, el acuerdo suspenderá el límite de la deuda hasta el 1 de enero de 2025, tras las elecciones presidenciales de 2024.

El proyecto de ley mantiene el gasto no relacionado con la defensa en 2024 y lo aumenta solo el 1% en 2025, después de que se hicieran ajustes.

Los recortes no afectarán a programas de sanidad ni a la seguridad social, pero sí a algunos programas sociales como el de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas.

El presidente Joe Biden y Kevin McCarthy, su principal oponente republicano sobre el techo de la deuda, reanudarán este lunes las negociaciones para un acuerdo rápido y evitar un peligroso default de Estados Unidos.

Biden, que regresó de Japón donde asistió a la cumbre del G7, recibirá en Casa Blanca al líder republicano de la Cámara de Representantes.

Ambos conversaron ayer, mientras Biden volaba de regreso a Washington. McCarthy calificó la conversación de “productiva”, según medios estadounidenses, e indicó que los equipos de ambas partes han reanudado desde entonces las conversaciones.

Se trata de la primera señal positiva después de que un desatinado encuentro entre negociadores demócratas y republicanos, el viernes pasado en la Casa Blanca aunque sin Biden, que iba rumbo a Hiroshima, Japón.

Los republicanos exigen bajar el gasto público. La administración Biden se niega y propone reducir ciertos gastos y aumentar impuestos a los más ricos y a las empresas que hoy se benefician de restituciones fiscales.

Los republicanos rechazan cualquier aumento de impuestos.

Biden le advirtió que rechazaría un acuerdo “que proteja los subsidios por miles de millones de dólares a las grandes petroleras mientras se pone en peligro la atención sanitaria de 21 millones de estadounidenses”.

Esta situación inédita, con consecuencias potencialmente catastróficas para la economía de Estados Unidos y la del mundo, podría ocurrir a partir del 1 de junio.

Estados Unidos podría entonces no poder reembolsar a los tenedores de bonos del Tesoro estadounidense, rey de las finanzas mundiales. Asimismo, el gobierno no podría pagar algunos sueldos a funcionarios ni las pensiones de veteranos, entre otros.

Una decisión tomada a última hora podría tener igualmente consecuencias. En 2011, existía sólo la amenaza de caer en bancarrota y esto hizo, por primera vez, que Estados Unidos perdiera su preciosa evaluación crediticia triple A, la mejor de las agencias evaluadoras.