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El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo este miércoles que no tuvo “otra elección” más que convocar elecciones anticipadas en el Reino Unido debido a que el Parlamento “rechazó una y otra vez cumplir con el Brexit.

Tras una reunión con la reina Isabel II para comunicarle la disolución de las cámaras parlamentarias, el líder conservador marcó el inicio oficial de la campaña con un discurso a las puertas de su despacho en Londres, en el que pidió a los ciudadanos: “Vengan con nosotros”.

Johnson, que gobierna en minoría tras llegar al poder en julio sin pasar por las urnas, aseguró que “no deseaba” convocar los comicios del 12 de diciembre pero lo hizo porque desde el referendum de 2016 sobre el Brexit los diputados han impedido “una y otra vez” cumplir con el mandato del pueblo de salir de la Unión Europea (UE).

El “tory” subrayó  en su mensaje que, si regresa al Gobierno con una mayoría suficiente en la Cámara de los Comunes, “ejecutará el Brexit en la fecha prevista del 31 de enero, con el acuerdo “recién salido del horno” que negoció con la UE el pasado octubre.

Se espera que esta noche presente en un acto en Birmingham el manifiesto del Partido Conservador, donde, además de la retirada del bloque europeo, prometerá, según se ha adelantado, inversión en los servicios públicos.

Pese a que es favorito en las encuestas, Johnson ha empezado de mala manera la campaña, debido a varias polémicas en su partido que amenazan con empañar su mensaje de tono optimista.

“¿No ha habido Brexit? ¡No es culpa mía!”, señaló este jueves el primer ministro británico Boris Johnson, acusando a la oposición laborista de haberle impedido lograrlo.

Johnson llegó al poder en julio con la promesa de que el Brexit tendría lugar “costara lo que costara”, el 31 de octubre. Aseguró que prefería estar “muerto en una zanja” antes que solicitar un nuevo aplazamiento.

Pero se vio obligado a ceder y a pedir a los europeos una nueva fecha, ya que el acuerdo de divorcio negociado con Bruselas no superó la prueba del parlamento británico.

“Hoy debería haber sido el día en que se realizara el Brexit y finalmente abandonáramos la UE”, señaló Johnson antes de visitar una escuela, un hospital y una comisaria, lugares que dan una idea de los temas que centrarán su campaña para las elecciones legislativas del 12 de diciembre, las terceras en cuatro años.

Según Johnson, si el Reino Unido no ha concretado el Brexit es por culpa del líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn.

“A pesar del excelente nuevo acuerdo al que he llegado con la UE, Jeremy Corbyn se ha opuesto a que esto suceda y ha preferido más indecisión, más aplazamientos y más incertidumbre para las familias y las empresas”, agregó el jefe de gobierno.

Inmediatamente después de su llegada a la jefatura del gobierno hace 100 días, Johnson empezó a librar una guerra abierta con los diputados y a favor del “pueblo”, al que dice representar.

Por su parte, Corbyn rechazó las acusaciones del jefe de gobierno. “Boris Johnson ha pasado meses prometiendo que hoy saldríamos de la UE. El es el único responsable de que no se llevara a cabo”, comentó en Twitter.

Los laboristas esperan poder negociar su propio acuerdo antes de someterlo a referéndum. “El partido laborista resolverá el Brexit dando la última palabra al pueblo en un plazo de seis meses, para que pueda elegir entre un acuerdo de divorcio creíble y permanecer dentro (de la UE). Y cumpliremos lo que se decida”, prometió Corbyn.

El primer ministro británico, Boris Johnson, informó este lunes que aceptó la prórroga flexible hasta el próximo 31 de enero que le han dado sus socios europeos para llevar a cabo el Brexit, recalcando en una carta remitida al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que no aceptará nuevas prórrogas.

En su misiva, Johnson ha subrayado que la nueva prórroga, la tercera, le ha sido “impuesta” a su Gobierno “contra su voluntad” y que él considera que es “dañina para nuestra democracia y para la relación entre nosotros y nuestros amigos europeos”.

Johnson ha dejado claro que aunque no tratará de “perturbar deliberadamente” el funcionamiento de la UE en los meses adicionales en que Reino Unido siga siendo miembro, seguirá protegiendo los intereses de su país, “incluido en la toma de decisiones de la UE”.

Por otra parte, Johnson ha indicado a Tusk que le hubiera gustado que el Parlamento hubiera ratificado el acuerdo alcanzado hace dos semanas. “Desgraciadamente, me temo que este Parlamento nunca lo hará mientras tenga la opción de seguir demorándolo”, ha subrayado.

Por ello, ha añadido, busca la convocatoria de elecciones generales anticipadas para lograr un “nuevo Parlamento que sea capaz de resolver la cuestión conforme con nuestras normas constitucionales”.

En caso de que también se opusiera, ha añadido, reclamaría a sus socios europeos que dejaran claro que “una prórroga adicional después del 31 de enero no es posible”.

Según Johnson, aún queda “mucho tiempo” para que el acuerdo sea ratificado y para evitar que la Cámara de los Comunes “amplíe nuestra permanencia una y otra vez”.

La confirmación por parte de Johnson de que acepta la prórroga abre el procedimiento escrito necesario para que se formalice la prórroga en las capitales, un trámite que llevará 24 horas.

Por su parte la Unión Europea a 27 aprobó conceder a Reino Unido la nueva prórroga para evitar una ruptura caótica este 31 de octubre; la prórroga tiene previsto que el divorcio pueda consumarse antes si Londres logra que el acuerdo de retirada sea aprobado previamente por la Cámara de los Comunes.

El primer ministro británico, Boris Johnson, llamó este jueves a los diputados a respaldar la convocatoria de elecciones anticipadas el 12 de diciembre si quieren más tiempo para debatir sobre el Brexit, que seguramente sea aplazado con el acuerdo de la Unión Europea (UE).

Johnson se vio obligado hace cinco días a pedir un nuevo aplazamiento del Brexit, previsto a finales de mes, ante la resistencia de los diputados a adoptar rápidamente el nuevo acuerdo de divorcio que, contra todo pronóstico, logró la semana pasada con la Unión Europea.

Los 27 socios europeos del Reino Unido respaldaron el miércoles la idea de una prórroga para evitar una salida brutal el día 31, pero difieren sobre su duración.

Podrían así decidir una prórroga de tres meses -hasta el 31 de enero de 2020- como pidió Londres o un corto aplazamiento técnico, de pocas semanas, en un intento de presionar al parlamento británico para que finalice la adopción del texto.

“Creo que el modo de hacer efectivo el Brexit es ser razonable con el Parlamento y decirles que si quieren más tiempo para estudiar” la legislación que implementa el acuerdo con Bruselas “tienen que respaldar elecciones generales el 12 de diciembre”, dijo Johnson.

Las próximas elecciones legislativas están previstas en 2022 y el gobierno, que perdió la mayoría en septiembre tras la rebelión de 21 diputados conservadores, lleva tiempo intentado adelantarlas.

Pero para ello necesita el apoyo de dos tercios de los diputados y la oposición, liderada por el Partido Laborista de Jeremy Corbyn, se lo niega hasta tener la certeza de evitar un caótico Brexit sin acuerdo.

“Es nuestro deber acabar con esta pesadilla y darle al país una solución tan pronto como nos sea razonablemente posible”, afirmó Johnson en una carta enviada el jueves a Corbyn, donde solicitaba su apoyo para convocar los comicios.

Recordemos que el Reino Unido decidió el Brexit por 52% de votos en un referéndum en 2016 y debía haber abandonado el bloque el pasado marzo. Pero ante el persistente bloqueo parlamentario, la fecha de salida ya fue aplazada dos veces.

El primer ministro Boris Johnson advirtió a los diputados británicos que si este martes rechazan su agenda para llevar a cabo el Brexit, a final de mes retirará su proyecto y optará por elecciones anticipadas lo que implica un nuevo aplazamiento.

Johnson intentó dos veces sin éxito en los últimos días obtener la aprobación de los diputados al acuerdo alcanzado, contra todo pronóstico, la semana pasada con Bruselas.

Totalmente contrario a posponer por tercera vez la salida de la Unión Europea (UE), ahora prevista para el día 31, Johnson volvió a la carga sometiendo al Parlamento el proyecto de ley que debe traducir este texto a la legislación británica, en un intento de que sea adoptado contrarreloj en sólo tres días.

“Si aprobamos este acuerdo y la legislación que lo posibilita, podemos pasar página y permitir a este Parlamento y a este país empezar a sanar” de unas divisiones que se agravan desde que en 2016 un 52% de británicos optó por el Brexit en un referéndum, afirmó Johnson.

Pero, consciente de la hostilidad que predomina, lanzó un ultimátum: “si el Parlamento se niega a permitir que ocurra el Brexit (…) el proyecto de ley tendrá que ser retirado y tendremos que avanzar a elecciones generales”.

En el poder desde hace menos de tres meses, Johnson intenta convocar legislativas anticipadas desde que en septiembre perdió la mayoría por la rebelión de 21 diputados conservadores.

Pero para adelantar los comicios, previsto en 2022, necesita el respaldo de dos tercios de los diputados y la oposición se lo niega hasta estar segura de impedir un caótico Brexit sin acuerdo a finales de mes.

Johnson se vio obligado el sábado por los legisladores a pedir una nueva prórroga de tres meses a la UE, y es difícil imaginar que frente al riesgo de una dolorosa salida brutal sus 27 socios europeos se la nieguen.

El plan del primer ministro británico de sacar a Gran Bretaña de la Unión Europea a fines de este mes sufrió un descalabro cuando el presidente de la Cámara de los Comunes rechazó el pedido de Boris Johnson para realizar otra votación sobre el acuerdo.

Faltando apenas 10 días para la fecha estipulada para la salida británica, el gobierno de Johnson iba a pedir “una votación clara” sobre el pacto al que llegó con la UE.

El pedido surgió apenas dos días después de que el Parlamento votó a favor de pedir una prórroga para la salida. El titular de la cámara parlamentaria, John Bercow, tiene la autoridad de denegar tal solicitud ya que por lo general las normas del Parlamento no permiten considerar dos veces una misma cuestión dentro de una misma sesión parlamentaria, a menos que haya cambiado sustancialmente.

Bercow declaró que la propuesta presentada por el gobierno es “esencialmente la misma” que la considerada en la votación del sábado y sería “repetitivo e inapropiado ” permitir una nueva votación el lunes.

El gobierno de Johnson pasará ahora a su Plan B: pedirle al Parlamento que apruebe la legislación necesaria para implementar el acuerdo. El gobierno anticipa publicar el texto este lunes y tenerlo en vigencia como ley antes de la fecha estipulada del Brexit, el 31 de octubre.

Sin embargo, es una incógnita si la propuesta será aprobada por el Parlamento e incluso en tal caso, la oposición podría proponer enmiendas que podrían frustrarla o postergarla.

El ministro a cargo de asuntos del Brexit, Stephen Barclay, llamó a los legisladores a aprobar las propuestas y “permitir que el Parlamento vuelva a centrar su atención en los asuntos que conciernen al pueblo como la salud, la educación y la seguridad”.

“Esta es la oportunidad de salirnos de la UE el 31 de octubre”, declaró Barclay. “Si el Parlamento desea respetar los resultados del referéndum, debe aprobar la propuesta”.

Ante la proximidad de la fecha y la durabilidad del debate interno sobre el divorcio, Johnson se ha visto obligado a pedirle a la UE una prórroga de tres meses.

Así lo hizo, aunque a regañadientes, para acatar una ley aprobada por el Parlamento que obliga al gobierno postergar el asunto en lugar de arriesgar una crisis económica derivada de una salida sin pacto. Johnson, no obstante, acompañó la carta a la UE pidiendo la prórroga, que no firmó, con una que sí firmó aclarando que él personalmente se opone a postergar la partida.

Reino Unido y la Unión Europea (UE) anunciaron este jueves un “justo y equilibrado” acuerdo sobre el Brexit, que ya generó rechazo entre los diputados británicos, antes de una cumbre crucial de mandatarios para alejar el temido divorcio a las bravas el 31 de octubre.

“Cuando hay voluntad, hay un acuerdo. ¡Tenemos uno! Es un acuerdo justo y equilibrado para la UE y Reino Unido (…) Recomiendo al Consejo Europeo que respalde este acuerdo”, anunció el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Desde Londres, el primer ministro británico, Boris Johnson, celebró un “excelente nuevo acuerdo que retoma el control”, en referencia a las promesas de los partidarios de salir de la UE en el referéndum de junio de 2016 sobre tomar el control de sus leyes y política comercial.

Sin embargo, el rechazo al pacto por el Parlamento británico, como ya ocurrió con el precedente acuerdo cerrado en noviembre por la entonces primera ministra británica Theresa May, reapareció con la oposición de aliados y rivales de Johnson.

El laborista Jeremy Corbyn, líder del primer partido de la oposición, llamó rápidamente a “rechazar” el nuevo acuerdo, al considerar que “la mejor forma de resolver el Brexit es darle a la población la última palabra a través de un voto popular”.

Los aliados parlamentarios de Johnson, los unionistas noirlandeses del DUP, mantenían su oposición expresada durante la mañana, según una fuente interna, al temer que la provincia de Irlanda del Norte quede aislada del resto de Reino Unido, en la isla de Gran Bretaña.

Más de dos años después del inicio de las negociaciones, Londres y Bruselas buscaban cómo garantizar un intercambio fluido de bienes entre Irlanda, país de la UE, y la provincia británica de Irlanda del Norte, sin necesitar la reintroducción de una frontera física.

Para lograr ese objetivo, Johnson abandonó la idea de su predecesora de mantener a todo Reino Unido en una unión aduanera con la UE tras el Brexit mientras se lograba una solución mejor en el marco de un acuerdo de libre comercio durante el período de transición.

El nuevo plan prevé que Irlanda del Norte siga respetando las reglas del mercado único europeo. Respecto a las aduanas, esta provincia británica seguirá vinculada a Reino Unido, pero al mismo tiempo se evitarán controles aduaneros dentro de la isla de Irlanda.

De conseguir el visto bueno de los mandatarios, el tiempo apremia para ratificar un eventual acuerdo tanto por el Parlamento británico como por la Eurocámara, a dos semanas del Brexit, previsto el 31 de octubre.

Londres, que tenía hasta el sábado para lograr un acuerdo o de lo contrario pedir una nueva prórroga, deberá convencer ahora a su Parlamento británico, que debería pronunciarse el sábado en un voto orientativo, de aprobar este pacto.

La Unión Europea (UE) y Reino Unido aseguraron este martes que es “posible” llegar a un acuerdo sobre el Brexit esta semana, y con ello alejar el temido divorcio sin acuerdo previsto para el próximo 31 de octubre, aunque todavía quedan puntos por acordar.

“Las conversaciones no han parado durante el fin de semana y lunes y aunque parezca cada vez más difícil es posible lograr un acuerdo esta semana”, dijo el negociador europeo Michel Barnier a su llegada a una reunión con ministros de la UE para informarles sobre la situación.

Desde Luxemburgo, el ministro británico para el Brexit, Steve Barclay, que no estaba invitado a la reunión de los ministros de Asuntos Europeos, también consideró “muy posible todavía” un acuerdo, precisando que las “discusiones siguen en curso”.

Barnier debe reunirse así en el Gran Ducado con Barclay, su contraparte en las negociaciones, para intentar avanzar de cara a la cumbre de mandatarios europeos de jueves y viernes, que se espera sea clave a dos semanas de la fecha límite del Brexit.

El canciller irlandés, Simon Coveney, destacó también los avances, pero advirtió que la negociación tiene que progresar “de forma significativa” este martes, si se quiere llegar a un acuerdo que Barnier pueda presentar a la UE el miércoles antes de la reunión de mandatarios.

El primer ministro británico, Boris Johnson, tiene como “prioridad” sacar a su país de la UE ese día, tres años después del referéndum en el que los británicos votaron a favor de abandonar el bloque, confirmó la reina Isabel II al presentar el programa gubernamental la mañana de ayer.

Johnson heredó de su predecesora Theresa May, que no logró que el Parlamento británico aprobara su acuerdo cerrado en noviembre con sus 27 socios europeos, el principal problema: cómo evitar una frontera para bienes entre Irlanda, país de la UE, y la británica Irlanda del Norte.

Los dos puntos de desacuerdo son la manera de evitar la aplicación de controles aduaneros y el derecho de control dado a las autoridades de Irlanda del Norte sobre el acuerdo de divorcio, que debe salvaguardar el mercado único europeo y los acuerdos de paz de Viernes Santo de 1998.

Para los europeos, “Reino Unido va a convertirse en un nuevo competidor a las puertas de Europa”, tal y como aseguró este martes la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, para quien la UE se enfrentará “al desafío de ser competitiva y asumir su responsabilidad geopolítica”.

El viernes, ambas partes decidieron intensificar las negociaciones para intentar alcanzar un acuerdo esta semana, que pueda ser ratificado tanto por Westminster como por la Eurocámara antes del 31 de octubre, plazo difícil de respetar, según fuentes diplomáticas.

Johnson tiene como límite el 19 de octubre para lograr un acuerdo, según la ley aprobada por su parlamento contra su opinión que le obliga a pedir entonces una nueva prórroga del Brexit, la tercera desde marzo de 2019 y algo a lo que se muestra reticente.

Salir de la Unión Europea (UE) a final de mes es “prioridad” en el gobierno británico, afirmó este lunes la reina Isabel II al abrir las sesiones del parlamento.

El mensaje de la monarca se da cuando las negociaciones se encuentran en un difícil momento, y cuando al ruta del Brexit entra en una semana crítica.

“La prioridad de mi gobierno siempre ha sido asegurar la salida del Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre”, dijo Isabel II. Londres “tiene la intención de trabajar hacia una nueva asociación con la Unión Europea, basada en el libre comercio y la cooperación amistosa”, agregó leyendo palabras escritas por el ejecutivo.

Y es que británicos y europeos están actualmente inmersos en una difícil negociación de un acuerdo de divorcio que según el ministro de Exteriores irlandés, Simon Coveney, podría alcanzarse antes de la fecha de salida, prevista en dos semanas y media.

Como dicta la tradición, Isabel II, de 93 años, presentó en su discurso el programa legislativo del gobierno de Boris Johnson.

Aprobado en referéndum por 52% de votos en 2016, el Brexit debía haberse realizado el pasado marzo. Pero el reiterado rechazo del parlamento británico al acuerdo negociado por la anterior primera ministra Theresa May, provocó dos aplazamientos.

Johnson presentó la semana pasada una contrapropuesta con la que busca modificar su punto más conflictivo: cómo mantener abierta la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la vecina Irlanda, país miembro de la UE, para no amenazar el frágil acuerdo de paz que en 1998 puso fin a tres décadas de conflicto.

Johnson prometió que el país saldrá de la UE a final de mes “cueste lo que cueste”, pese a una ley que le obliga a solicitar un nuevo aplazamiento si el sábado no ha logrado un tratado con Bruselas o la más que improbable luz verde del parlamento para un Brexit brutal.

Los negociadores de la Unión Europea y Reino Unido han iniciado este viernes una fase de “negociaciones intensivas” para tratar de  alcanzar un acuerdo en los próximos días que evite un Brexit abrupto el próximo 31 de octubre.

“La Unión Europea y Reino Unido han acordado intensificar las negociaciones durante los próximos días”, ha informado la Comisión Europea en un comunicado, en el que se aclara que el bloque no ha cambiado de posición y que sigue viendo necesario que la alternativa a la salvaguarda irlandesa sea creíble y operativa.

Se trata de un nuevo esfuerzo que lleva las conversaciones a una última fase conocida como “túnel”, que supone que las partes se concentran sin filtraciones, ni consultas externas, en la tarea de detallar los términos de un acuerdo.

En una reunión informativa con los embajadores de los Veintisiete, el negociador en jefe europeo, Michel Barnier, les ha pedido su apoyo para dar este paso.

Barnier ha reiterado la determinación del bloque por dar con una solución a tiempo y ha advertido de que en los últimos contactos ha visto un “interés genuino” en el Gobierno de Boris Johnson para salvar los últimos escollos.

Londres entregó la semana pasada a los negociadores europeos un texto legal con una alternativa a la salvaguarda irlandesa que prevé el acuerdo de retirada y que provoca el rechazo frontal de los británicos.

Sin embargo, la UE rechazó la propuesta al considerar que no ofrecía las garantías necesarias evitar la vuelta a una frontera dura en el Úlster, ni para proteger la integridad del Mercado Único; paralelamente, censuró a Johnson por recurrir a un “juego estúpido” de cruce de  responsabilidades.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se verán los próximos 17 y 18 de octubre en una cumbre en la capital europea y, aunque los Veintisiete no han señalado en público una fecha para el punto de no retorno, en Bruselas se da por hecho que si no hay una propuesta creíble y legalmente operativa antes de esa cita, no habrá margen para evitar el fracaso de las negociaciones.

El gobierno británico dio a entender este martes que la negociación sobre el Brexit está a punto de derrumbarse por culpa de la Unión Europea (UE), lo que irritó al presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, quien criticó el “estúpido juego de reproches”.

Una fuente de Downing Street dijo a los periodistas que la canciller alemana Angela Merkel advirtió por teléfono al primer ministro Boris Johnson de que es “abrumadoramente improbable” alcanzar un acuerdo a menos de que Londres acepte lo inaceptable: mantener la provincia británica de Irlanda del Norte en una unión aduanera con la UE.

Para Londres, esta exigencia hace que un acuerdo sea “esencialmente imposible”, agregó la fuente, subrayando que Johnson defendió ante Merkel haber presentado una propuesta razonable.

Y es que recordemos que la semana pasada, Londres presentó a Bruselas su esperado plan de divorcio y pidió a sus 27 socios que hicieran concesiones para llegar a un acuerdo. De lo contrario, Johnson prometió retirar a su país de la UE el 31 de octubre de forma abrupta.

Los europeos señalaron dos puntos “problemáticos” en su propuesta: la necesidad de controles aduaneros entre Irlanda del Norte e Irlanda, país de la UE, y el veto acordado al parlamento autónomo norirlandés.

En respuesta, los británicos presentaron ayer un nuevo texto con “aclaraciones” que sin embargo “no responden” a las demandas europeas, según fuentes implicadas en la negociación. El enviado británico David Frost debía reunirse de nuevo hoy con la negociadora europea Paulina Dejmek-Hack.

“Boris Johnson, lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de reproches. Lo que está en juego es el futuro de Europa y del Reino Unido, así como la seguridad e intereses de nuestros ciudadanos”, tuiteó Tusk dirigiéndose al primer ministro.

Otra fuente cercana a Johnson, que muchos sospechan se trata de su consejero especial Dominic Cummings, había declarado previamente a la revista conservadora The Spectator que Londres preveía el fracaso de las negociaciones.

Los líderes europeos, que se reúnen en cumbre el 17 y 18 de octubre, se habían fijado como plazo el final de esta semana para considerar si hay base para un acuerdo con el Reino Unido.

Tras el referéndum de 2016, el Reino Unido debía haber abandonado el bloque el pasado marzo. Pero ante el reiterado rechazo del Parlamento británico al acuerdo de divorcio negociado por la anterior primera ministra, Theresa May, la fecha fue retrasada dos veces, hasta este 31 de octubre.

El primer ministro británico, Boris Johnson, pedirá a Bruselas un aplazamiento del Brexit si no hay un acuerdo de aquí al 19 de octubre, gracias a una ley reciente, según un documento presentado ante un tribunal.

Ese aplazamiento entraría en contradicción con el discurso oficial de Johnson, que hasta ahora ha asegurado que Reino Unido abandonará la Unión Europea el 31 de octubre, con o sin acuerdo.

El documento salió a la luz pública como parte de una demanda judicial lanzada en Escocia por un empresario junto a la diputada escocesa Joanna Cherry y el abogado Jo Maugham, que exigen al gobierno conservador que acate la ley aprobada por el parlamento en septiembre, y que le obliga a pedir un aplazamiento de tres meses si no hay acuerdo.

Según Jo Maugham, un documento presentado por la defensa del primer ministro indica que éste solicitará efectivamente un aplazamiento a la UE.

Maugham indicó que no comprendía cómo Boris Johnson podía conciliar sus declaraciones, según las cuales no pedirá un aplazamiento, “con la promesa que ha hecho hoy ante la justicia”.

Boris Johnson presentó el miércoles sus propuestas a la UE sobre el tema de la frontera irlandesa, la principal traba para obtener un acuerdo. Previamente insistió que preferiría estar “muerto en el fondo de un foso” antes de pedir un nuevo aplazamiento del Brexit, el tercero desde que fue aprobado en referéndum.

Tras presentar a Bruselas lo que calificó como la “propuesta final” del Reino Unido para alcanzar un acuerdo de divorcio antes del 31 de octubre, el primer ministro británico Boris Johnson compareció ante la Cámara de los Comunes.

Indicó que presentó “propuestas constructivas y razonables” que demuestran la seriedad de Reino Unido, sin embargo, reconoció que “no cumplen con todo lo que hubiéramos deseado”, pero con estas “concesiones” hacemos “un verdadero intento de superar el abismo, de reconciliar lo aparentemente irreconciliable”.

Reiteró que si los 27 miembros de la UE no muestran la misma disposición, el Reino Unido abandonará el bloque de forma brutal sin pedir más aplazamientos.

Pero, advirtió, “ese resultado sería un fracaso del que todas las partes serían responsables”.

El plan de Johnson consiste en rescatar el denostado Tratado de Retirada firmado en noviembre por la anterior primera ministra, Theresa May, con Bruselas y modificar su punto más conflictivo: cómo mantener abierta tras el Brexit la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, país miembro de la UE.

El acuerdo de May, que los líderes europeos calificaron como “el mejor posible, el único posible”, fue rechazado tres veces por los diputados británicos.

La nueva propuesta no difiere mucho de las primeras versiones de ese texto: Irlanda del Norte se mantendría en el mercado único europeo en lo relativo a las mercancías, a diferencia del resto del país. Y todo el Reino Unido saldría de la unión aduanera europea para poder negociar grandes acuerdos comerciales con terceros países como Estados Unidos.

La Comisión Europea, que señaló “puntos problemáticos” en su propuesta, dijo este jueves que le corresponde al gobierno británico solventarlos. “Queda trabajo por hacer”, afirmó la portavoz del ejecutivo europeo Natasha Bertaud. Y “este trabajo debe ser realizado por el Reino Unido, no al revés”, dijo en Bruselas.

La salida británica de la UE, aprobada por referéndum en 2016, estaba inicialmente prevista para el pasado marzo, pero debido al bloqueo político fue aplazada dos veces.

El primer ministro británico Boris Johnson, que presenta este miércoles su “propuesta final” sobre el Brexit a la Unión Europea, pidió a Bruselas “alguna concesión” para alcanzar un acuerdo porque de lo contrario su país, enfatizó, abandonará el bloque brutalmente a final de mes.

“Hoy presentamos en Bruselas lo que creo que son propuestas razonables y constructivas”, dijo Johnson ante los miembros de su Partido Conservador al clausurar su congreso anual en Mánchester.

“El Reino Unido está haciendo concesiones y realmente espero que nuestros amigos europeos lo entiendan y hagan alguna concesión a su vez”, añadió al reiterar su promesa de no pedir más aplazamientos. Dijo que el país abandonará la UE el 31 de octubre, “pase lo que pase”.

Su principal objetivo es reemplazar la controvertida “salvaguarda irlandesa” por otro sistema que permita evitar una frontera dura entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, país miembro de la UE, para preservar el acuerdo de paz que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto en la región.

Su propuesta excluye controles aduaneros en la línea fronteriza, aseguró Johnson. La víspera ya había adelantado que estos podrían realizarse, por ejemplo, en las instalaciones de la empresa importadora o exportadora.

Más de tres años después del referéndum de 2016, el complicado proceso del Brexit ha sumido en una profunda crisis política al Reino Unido.

El acuerdo difícilmente negociado por la anterior primera ministra, Theresa May, fue rechazado tres veces por el parlamento británico: los euroescépticos consideraban que hace concesiones “inaceptables” a la UE mientras que para los proeuropeos sus condiciones son peores a las que tiene actualmente el país como miembro del bloque.

Inicialmente previsto para el pasado marzo, el Brexit ya fue aplazado dos veces, una decisión que requiere la aprobación unánime de los otros 27 miembros de la UE.

El parlamento británico aprobó en septiembre una ley que obliga a Johnson a solicitar otra prórroga a falta de un acuerdo el 19 de octubre, justo después de la cumbre europea.

El primer ministro Boris Johnson prometió este martes hacer “muy pronto” nuevas propuestas sobre el Brexit a Bruselas, pero tras tres años de un proceso caótico los responsables europeos no dejan su escepticismo a un mes de la fecha para que se concrete la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE).

“Vamos a hacer una muy buena oferta, vamos a hacerla formalmente muy pronto”, declaró Johnson a la radio BBC desde Mánchester, donde se celebra el tercer día del congreso anual de su Partido Conservador. Según algunos medios la nueva propuesta podría presentarse este jueves.

La salida del bloque estaba prevista para el pasado marzo, pero ante el rechazo del parlamento británico al acuerdo difícilmente negociado por la anterior primera ministra, Theresa May, la fecha fue aplazada dos veces, siendo la nueva fecha este 31 de octubre.

Johnson, que llegó al poder a finales de julio al reemplazar a May como líder del Partido Conservador, quiere renegociar con la UE el punto más conflictivo del texto: la denominada “salvaguarda irlandesa” o cómo evitar una nueva frontera dura entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, país miembro de la UE.

Hoy se filtraron a los medios varias versiones de las propuestas que habría hecho el equipo de Johnson. Según una de ellas, el ejecutivo británico contempla realizar los controles aduaneros a varios kilómetros de la línea fronteriza. Las mercancías transportadas de un lado al otro se controlarían en tiempo real mediante dispositivos de seguimiento colocados en los camiones, explicó la radiotelevisión pública irlandesa RTE.

La idea fue inmediatamente rechazada por el vice primer ministro irlandés, Simon Coveney, quien pidió a Londres que haga una “oferta seria”.

Johnson declaró sin embargo a la BBC que lo publicado “no es exacto” y desmintió que su plan incluya “centros aduaneros descentralizados”.

Adelantó que su propuesta prevé “un territorio único para la agricultura, las industrias agroalimentarias, sanitarias y fitosanitarias, lo que constituye una concesión importante del gobierno británico”. Reiteró asimismo su determinación a llevar a cabo el Brexit el 31 de octubre, incluso si no hay acuerdo.

Recordemos que el Parlamento aprobó de urgencia en septiembre una ley que obliga al primer ministro a pedir otra prórroga a la UE si, tras la cumbre europea del 17 y 18 de octubre, no ha logrado un acuerdo con los 27 que debería aún ser aprobado por los diputados. Johnson asegura que no lo hará.

El primer ministro británico, Boris Johnson, sufrió este jueves su séptima derrota consecutiva en el parlamento, a poco más de un mes que se cumpla la fecha para concretar el Brexit.

Por 306 votos contra 289 los diputados rechazaron una propuesta conservadora de hacer un breve receso la próxima semana, de lunes a miércoles, para permitir a los miembros del partido gubernamental acudir al congreso anual de su formación.

El parlamento no suele trabajar durante las semanas de septiembre destinadas a las conferencias de los partidos.

Pero este año, después de que Johnson impusiese una controvertida suspensión de las labores parlamentarias durante cinco semanas que el martes fue anulada por la justicia al considerarla “ilegal”, los ánimos de los diputados están muy alterados.

Es la séptima derrota desde que llegó al poder en julio el controvertido primer ministro, criticado incluso en sus propias filas por su estrategia respecto a la Unión Europea (UE) y sus provocadoras declaraciones.

El miércoles, Johnson recriminó a los legisladores por aprobar una “ley de rendición” que le obligaría a solicitar un nuevo aplazamiento del Brexit y afirmó que “no traicionaría” el mandato popular de abandonar la Unión Europea.

Este tema divide profundamente al país desde el referéndum de 2016, en que el Brexit ganó por 52%, y el ambiente está cada vez más enrarecido por el caos político y los sucesivos retrasos de la fecha de salida, inicialmente fijada para el pasado mes de marzo.

Una diputada antibrexit, la laborista Jo Cox, fue asesinada por un ultraderechista durante la campaña para el referéndum, conmocionando al país. Y este año, hubo que aumentar la seguridad para proteger a varios diputados que recibieron amenazas por sus posiciones.

“Muchos de nosotros sufrimos amenazas de muerte y abusos todos los días”, le lanzó a Johnson la diputada laborista Paula Sherriff el miércoles. Y, llamándolo a “moderar su lenguaje”, aseguró que dichas amenazas “a menudo citan sus palabras: ‘rendición’, ‘traición'”.

“Nunca en mi vida había oído semejante patraña”, respondió Johnson y consideró que la mejor manera de honrar a Cox “sería llevar a cabo el Brexit”, lo que provocó una ola de indignación.

Downing Street rehusó disculparse por las palabras de Johnson. Su portavoz dijo: “el primer ministro defendió el argumento general de que necesitamos resolver la cuestión del Brexit porque está causando ansiedad y malestar en el país”.

Según los sondeos, los enfrentamientos de Johnson con la oposición le están ganando apoyos entre los votantes cuando se vislumbra la convocatoria de legislativas anticipadas en los próximos meses. Pero lo cierto es que también el primer ministro ha sido blanco de insultos y duros ataques verbales.

El líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, lo acusó el miércoles de utilizar un lenguaje “indistinguible del de la extrema derecha”.

El presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, reconoció que “se pronunciaron palabras airadas, el ambiente era tóxico” y llamó a los diputados a “tratarse como oponentes y no como enemigos”.