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La casa encuestadora Parametría, publicó este lunes su “Carta Paramétrica” en la que aborda la evolución de la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

De acuerdo a su propia encuesta, cuando asumió como mandatario, López Obrador registraba una aprobación del 83%, para en mayo terminar con una aprobación del 75%, es decir, 8 puntos menos.

Sin embargo, la caída es mayor si se compara con el punto más alto que alcanzó en febrero pasado, cuando su aprobación fue de 86%, lo cual representaría una caída de 11 puntos.

Si bien la aprobación de AMLO ha caído desde el pasado 1 de diciembre, aún se encuentra por encima de lo registrado en agosto del año pasado, a días de haber resultado ganador de la elección presidencia. En agosto tuvo una aprobación del 71%.

En lo que respecta a su desaprobación, en agosto de 2018 registraba un 12%, para en diciembre (cuando asumió como presidente) disminuir al 8%.

Sin embargo, para mayo de este año creció al 20%. Cabe destacar que no es punto más alto en su desaprobación, pues en noviembre de 2018, registró un 21%.

Sobre las variaciones que se han presentado en la aprobación del mandatario, Parametría indica que “lo cierto es que hay una pérdida de capital político (…) la magnitud y la razón no la podemos determinar de manera clara. Una posible interpretación es que las expectativas se están ajustando a la realidad del ejercicio de gobierno”.

A un día de las elecciones intermedias en Estados Unidos, la cadena CNN publicó su más reciente encuesta electoral, en la que 7 de cada 10 probables votantes dicen que al momento de emitir su sufragio estarán enviando un mensaje sobre la labor del presidente Donald Trump.

42% de los probables votantes dicen que su voto será para expresar oposición al presidente y 28% que será para apoyarlo.

Al respecto, la cadena informó que la aprobación del mandatario alcanzó el peor índice previo a una elección de cualquier presidente en la historia del país, desde la administración Eisenhower.

Trump logró el 39% de la aprobación, contra un 55% de desaprobación, cifra ligeramente inferior que el 41% (aprobación) que obtuvo a principios de octubre.

Entre los probables votantes, 52% dijo que desaprueba fuertemente la forma en que el presidente realiza su trabajo, y 35% afirmó que lo aprueba.

 

Con información de CNN / Foto: Archivo APO

A nueve meses de que termine su gestión al frente del gobierno mexicano, 69% de los ciudadanos desaprueban la labor del Presidente Enrique Peña Nieto, mientras que solo un 21% aprueba su desempeño.

 

 

Así lo revela la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky difundida por el periódico El Economista, en la cual reporta una caída luego de que desde mayo del año pasado presentara un ritmo ascendente de aprobación; sin embargo menciona que el descenso es normal durante un periodo de campaña electoral como el que estamos viviendo, pues la oposición suele resaltar los errores o pendientes del gobierno en turno.

 

El estudio añade que hubo un aumento en el porcentaje de quienes respondieron “no sabe” o “no contestó”, cantidad que llegó al 10%, y aunque si bien hubo una disminución de 5% sobre la aprobación, en la desaprobación solo se cayó un 1%.

 

Mitofsky resalta que Peña Nieto es el presidente que más baja calificación obtiene de aprobación, comparado con sus cuatro antecesores en el mismo periodo. En el mismo periodo (último febrero de la administración), Carlos Salinas obtuvo 70% de aprobación; Ernesto Zedilo 62%; Vicente Fox 63%; Felipe Calderón 52% y Peña Nieto 21%.

 

Con información de El Economista / Foto: Twitter @revistaproceso

Entre los votantes registrados en Estados Unidos, la más reciente encuesta de Politico/Morning Consult de finales de mayo, indica que un 43% quiere que el Congreso inicie un proceso de destitución contra el presidente Trump, frente al 38% que presentó la edición previa.

 

Pero los expertos dicen que las encuestas pueden significar menos de lo que parecen mostrar.

 

Tres encuestas realizadas por CNN/ORC mostraron un número similar en el pasado, alrededor del 30% querían acusar al presidente Clinton en 1998, al presidente Bush en 2006 y al presidente Obama en 2014, a pesar de que los presidentes se encontraban en circunstancias muy diferentes. Las encuestas de Gallup de la era Watergate mostraban que la mayoría de americanos no apoyaron el impeachment a Nixon y del retiro de su cargo hasta agosto de 1974, el mismo mes que él dimitió.

 

Un problema es que los encuestadores no preguntan sobre la acusación, por lo que es difícil medir cuántos encuestados pueden usar el apoyo a una eventual destitución simplemente como una forma de mostrar la desaprobación que sienten; así lo afirmó Peter Hart, encuestador de NBC/Wall Street Journal.

 

“Lo que se dice es básicamente que el electorado no entiende completamente la acusación”, dijo a TIME. “Su comprensión de la acusación es que estoy enviando un mensaje de desaprobación.”

 

Barbara Perry, directora de estudios presidenciales en el Miller Center de la Universidad de Virginia, señala otro gran problema: la Cámara de Representantes es quien se encarga de decidir si se inicia un proceso de destitución.

 

“Esta es una encuesta nacional”, dijo. “Bueno, parece que (el apoyo para el inicio de los procesos de impeachment) está avanzando, el 43% de la gente quiere seguir con los procesos de impeachment. Bueno, los distritos que son de un arraigo republicano y probablemente muy pro Trump, ¿No son esos congresistas que van a decir: bueno, ¿eso es una encuesta nacional?”.

 

Perry sostiene que las encuestas de distritos congresionales individuales (que no existen) serían un mejor indicador de la probabilidad de que la Cámara avance con un voto de destitución. Aseguró que podría ser más útil mirar el desglose partidario de las encuestas de acusación realizadas hasta ahora. Los números allí no indican que la mayoría republicana en la Cámara esté interesada.

 

En la encuesta más reciente de Politico/Morning Consult, realizada entre el 25 de mayo y el 30 de mayo, sólo el 15% de los republicanos apoyan a la Cámara en el proceso de destitución (comparado con el 38% de independientes y el 71% de demócratas que respaldan una votación de destitución).

 

“La encuesta partidista es más matizada que una encuesta nacional”, argumenta Perry. “Pero ciertamente una encuesta por partido te da una idea de cuán pocos republicanos están a favor de avanzar hacia la destitución. Los republicanos se preguntan: si la gente de mi partido no quiere esto, ¿por qué haría esto?”

 

Sin embargo, Allan Lichtman, profesor de historia en la Universidad Americana y autor de “The Case for Impeachment”,  sostiene que las encuestas son dignas de mención debido a su sincronización.

 

“Creo que las encuestas importan mucho”, argumenta Lichtman, “usted está hablando de una encuesta que se está tomando en cuenta sólo unos meses en la presidencia de Trump. Si los representantes quieren sobrevivir necesitan responder a las necesidades del pueblo estadounidense”.

 

Pero Perry cree que, a pesar de su calendario, las encuestas nacionales no indican que la Cámara esté cerca de acusar a Trump. “Todos los sondeos hasta el momento no indican un movimiento en dirección del inicio de la acusación”, agregó Perry. “A menos que Trump haga algo tan atroz como para poner en peligro la reelección de un miembro de la Cámara o de un miembro del Senado, una Cámara Republicana y un Senado Republicano, hasta este momento sería poco probable que lleven a juicio a Trump”.

 

Texto publicado en TIME por Jack Brewster

Foto: Archivo APO