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FAMILIA REAL

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El príncipe Enrique asistirá el próximo 6 de mayo a la coronación oficial de su padre, el rey Carlos III, sin su esposa Meghan, duquesa de Sussex, quien permanecerá en Estados Unidos.

Un portavoz de la residencia oficial en la capital británica del monarca se declaró en un comunicado “complacido de confirmar que el duque de Sussex asistirá a la ceremonia de coronación” en la Abadía de Westminster.

“La duquesa de Sussex se quedará en California con (sus hijos) el príncipe Archie y la princesa Lilibet”, agregó la nota del Palacio de Buckingham.

La relación de Enrique con el resto de la familia real británica se ha visto fracturada en los últimos meses, tras la publicación del libro de memorias del príncipe, “Spare”, en el que acusa a otros miembros de la casa real de haber entregado a la prensa información perjudicial sobre él y su esposa.

La cita de mayo será la primera ocasión en la que el príncipe se reunirá con el resto de su familia desde la publicación del libro, que ahonda en las tensiones internas entre los miembros de la monarquía.

La figura del príncipe Enrique, quinto en la línea de sucesión al trono, se ha convertido en motivo recurrente de polémica en Reino Unido, después de que tanto él como Meghan renunciaran a ejercer labores propias de la familia real y denunciaran situaciones de acoso.

El hijo menor del ahora rey y de Diana de Gales, vive de hecho en Estados Unidos. Viajó por sorpresa en marzo para asistir a un juicio en Londres contra un grupo de medios acusados de prácticas corruptas, después de que no se tuviese constancia de viaje alguno desde el funeral en memoria de su abuela, Isabel II, en septiembre de 2023.

La coronación de Carlos III, que asumió el trono el pasado septiembre, al morir su madre, Isabel II, reunirá en Londres a más de 2,000 representantes de numerosos países.

Tras un servicio religioso que comenzará a las 11:00 hora local, el soberano y la reina consorte, Camila, protagonizarán una procesión por el centro de Londres, acompañados por cientos de miembros de las fuerzas armadas británicas.

El cortejo fúnebre con los restos de la reina Isabel II salió este lunes del palacio real de Holyroodhouse, en Edimburgo, hasta la catedral de St. Giles, donde el ataúd permanecerá hasta que mañana sea llevado a Londres, de cara al funeral de Estado el día 19 en la Abadía de Westminster.

Por detrás del féretro, cubierto con el estandarte real de Escocia y una corona de flores, iban a pie el rey Carlos III, la princesa Ana; el duque de York, Andrés, y el conde de Wessex, Eduardo, los cuatro hijos de Isabel II y el duque de Edimburgo, en un ambiente de respetuoso silencio de la gente congregada en el lugar.

El coche fúnebre, que avanzaba detrás de dos policías montados a caballo, va flanqueado por guardias del Regimiento de Escocia, con sus faldas tartán y sus boinas escocesas.

Por detrás de los cuatro hijos de la reina, camina el vicealmirante Tim Laurence, marido de la princesa Ana.

El rey llevaba uniforme ceremonial con rango de mariscal de campo, mientras que la princesa Ana vestía su uniforme de almirante, el príncipe Andrés se dejó ver con sus medallas y condecoraciones, en tanto que el príncipe Eduardo vestía uniforme de coronel honorario.

Más atrás viajaban en el coche real la reina consorte, Camila, y la condesa de Wessex, Sofía, esposa del príncipe Eduardo.

A la salida del Palacio, se escuchó el sonido de una gaita mientras el ataúd era colocado en el coche fúnebre.

La corona, en la que predomina el color blanco, estaba formada por fresias blancas, crisantemos, brezos, cardos, romero, flores de hebe y de pitosporo.

A ambos lados de la avenida Royal Mile, por donde transitó el cortejo, miles de personas, que desde muy temprano ocuparon sus lugares detrás de las barreras levantadas por la policía, sacaban fotografías con sus teléfonos móviles pero nadie aplaudía.

En St. Giles, un templo de estilo gótico que se erige en el casco histórico de Edimburgo, se instaló esta tarde la capilla ardiente para que los británicos, a partir de las 17:30 hora local, pudieran dar el último adiós a la reina.

Antes, alrededor de las 15:00 hora local, se celebró un servicio religioso con la presencia de miembros de la familia real.

La prensa británica ha destacado que el ataúd de Isabel II, frente al que desfilarán cientos de miles de personas hasta sus exequias, está hecho de roble inglés y forrado de plomo y fue fabricado hace más de 30 años, como el de su marido, el príncipe Felipe, fallecido en abril de 2021.

Según explicó el diario The Times, el público no podrá ver el rostro de la reina, cuyo féretro permanecerá cerrado y cubierto con el estandarte y las insignias reales.

La empresa funeraria londinense Leverton and Sons, encargada de las exequias reales, explicó al diario británico hace cuatro años que no sabían cuándo ni quién había fabricado ambos ataúdes, que les fueron entregados en 1991 cuando empezaron a trabajar como proveedores oficiales de la casa real británica.

“Es de roble inglés, que es muy difícil de encontrar” y muy caro, explicó entonces su directivo Andrew Leverton.

El revestimiento de plomo hace que el ataúd sea hermético, ya que se colocará en una cripta y no se enterrará. Pero lo hace extremadamente pesado para sus ocho portadores. Las asas de latón están diseñadas específicamente para los ataúdes reales, al igual que la tapa, que debe soportar las insignias de la monarquía.

El féretro será transportado a Londres mañana martes por la noche. Al día siguiente, será colocado en un catafalco cubierto de púrpura en el Palacio de Westminster y custodiado por guardias.

El estandarte real, el emblema de la monarquía que tradicionalmente ondeaba sobre Buckingham, Sandrigham o Windsor cuando la reina estaba allí, cubrirá su ataúd.

Sobre el féretro se colocarán también dos insignias reales, el cetro y el orbe, un globo terráqueo rematado por una cruz que simboliza el mundo cristiano.

Distintos líderes políticos de Reino Unido se han mostrado preocupados este jueves por el estado de salud de la reina Isabel II después de que el Palacio de Buckingham informara en un breve comunicado que permanece en “vigilancia médica” en el castillo de Balmoral, en Escocia.

Los doctores de la reina recomendaron el jueves que fuera puesta bajo supervisión médica en su castillo escocés de Balmoral, adonde ya se encuentran sus hijos y nietos entre la “profunda preocupación” del país.

“Tras una nueva evaluación esta mañana, los médicos de la reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo vigilancia médica”, informó el Palacio de Buckingham.

“La reina sigue sintiéndose cómoda y se quedará en Balmoral”, donde suele pasar los finales de verano, agregó en el escueto comunicado.

Todos sus hijos: el príncipe Carlos de 73 años, heredero del trono, la princesa Ana de 72, el príncipe Andrés de 62, y el príncipe Eduardo de 58, se encuentran en Balmoral, según informaron los responsables de la casa real británica.

También viajanlos hijos de Carlos, Guillermo, de 40 años y segundo en la línea sucesoria al trono, y Enrique, de 37 años. Este último se encontraba en Londres con su esposa Meghan para un acto caritativo, pese a que viven en California desde que en 2020 abandonaron la monarquía británica, asestando un duro golpe a la institución.

El viaje de Enrique y Meghan, que no están en los mejores términos con la familia real, agravó la preocupación suscitada por un comunicado de Buckingham ya de por sí inusual.

“El palacio no emite boletines sobre la salud de la reina a menos que sea significativo”, dijo el comentarista real Robert Hardman a la BBC.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, el clérigo de más alto rango en la Iglesia de Inglaterra, de la que es líder la reina, aseguró que esta estaba en sus oraciones.

La salud de la monarca es motivo de preocupación desde que el pasado octubre se supo que había pasado una noche hospitalizada para someterse a “pruebas” médicas cuya naturaleza nunca se precisó.

Desde entonces ha reducido muy considerablemente su agenda, sus apariciones en público son cada vez más escasas y en ellas se la ve a menudo caminando con dificultad ayudada por un bastón.

La primera ministra, Liz Truss, se dijo preocupada por los informes sobre la salud de la reina. “Mis pensamientos, y los pensamientos de las personas en todo el Reino Unido, están con su majestad la Reina y su familia en este momento”.

El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hole, interrumpió un discurso que se llevaba a cabo sobre las nuevas medidas que quiere impulsar el Gobierno de cara a paliar la crisis energética para leer un comunicado en el que ha expresado, en nombre de toda la Cámara, su apoyo a la Casa Real.

El ex primer ministro británico David Cameron también ha reaccionado, asegurando en su perfil oficial de Twitter que se encuentra “profundamente preocupado” por las noticias que llegan desde Buckingham.

Por su parte, el líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, ha señalado en la misma red social que “todos los pensamientos” de los británicos están ahora con la monarca y su entorno familiar, al tiempo que ha dicho que rezan en todo el país por su “completa recuperación”.

Rishi Sunak, el exministro de Finanzas, quien perdió contra la actual primera ministra para suceder a Boris Johnson, se ha sumado a la lista de políticos británicos que han mostrado su apoyo a la monarca. “Mis pensamientos y oraciones están con Su Majestad y toda la Familia Real”, ha dicho en su perfil de Twitter.

También ha expresado su preocupación el líder del opositor Partido Laborista británico, Keir Starmer, quien ha subrayado que se une “a todos” los que han expresado sus esperanzas en Reino Unido de que la reina Isabel II se recupere.

Otros de los políticos que se han pronunciado han sido el ministro principal de Gales, Mark Drakeford, así como la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon. Ambos han resaltado que envían sus “mejores
deseos” a la Casa Real británica.

El príncipe Enrique (Harry) de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle se casarán en la primavera de 2018, anunció este lunes la Casa Real.

 

“La boda tendrá lugar en primavera (boreal) de 2018. Se anunciarán más detalles sobre el día de la boda en su debido momento”, anunció Clarence House (el palacio del príncipe Carlos, padre del novio), sobre el enlace entre el quinto en la línea de sucesión al trono, de 33 años, y la actriz de 36 años.

 

Se informó que la Reina Isabel II de Inglaterra y su marido Felipe de Edimburgo están “encantados” con la próxima boda de su nieto Enrique y la actriz estadounidense.

“La reina y el duque de Edimburgo están encantados por la pareja y les desean toda la felicidad”, afirma el comunicado en la red social Twitter.