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Tras la reunión que sostuvieron en Finlandia el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, así como de la polémica declaración del magnate sobre la negación de una injerencia rusa en los comicios estadounidenses, la revista Time, fusionó los rostros de ambos líderes para su portada de julio.

La publicación presenta un texto titulado “Trump buscó una reunión con Putin. Obtuvo más de lo que negoció”, de Brian Bennett, el cual inicia en su primer párrafo con la pregunta: “¿En quién creyó más Trump?”.

Esto, debido a lo declarado por el presidente estadounidense el pasado 16 de julio en Helsinki, en una conferencia con Putin, acerca de que “él no veía ninguna razón por la cual el gobierno ruso interferiría en las elecciones estadounidenses”, pese a que recibió un informe de autoridades de su país sobre este hecho que confirmaba la injerencia rusa.

De acuerdo con Time, días antes de la reunión, el Fiscal general Adjunto Rod Rosenstein informó al magnate sobre una acusación en contra de 12 oficiales de los servicios de inteligencia militar de Rusia por haber ejecutado elementos clave del ataque de 2016.

“Los cargos, recopilados por el abogado especial, Robert Mueller, y puestos a disposición del público el 13 de julio, fueron minuciosos en sus pruebas, condenativas en sus conclusiones y basados, al menos en parte, en la profunda penetración de los servicios de inteligencia de Rusia por parte de sus contrapartes estadounidenses”, detalla el texto.

Y destaca que incluso a los propios rusos sorprendió la declaración de Trump y, más allá de eso, su falta de confianza en sus agencias de inteligencia.

La revista critica también los calificativos que el presidente de Estados Unidos utilizó para referirse a Putin como: “un buen competidor”.

Cabe recordar que ya el pasado 21 de junio, Time también dedicó su portada a Trump a causa de su política ‘tolerancia cero’ que incluía la medida de separar a familias de migrantes sin papeles al cruzar la frontera.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este miércoles que se llevó bien con su par ruso, Vladimir Putin, durante la cumbre que mantuvieron en Finlandia y agregó que habrá “grandes resultados”.

“Putin y yo tratamos muchos asuntos importantes en nuestra reunión previa. Nos llevamos bien, lo que realmente molestó a muchos enemigos que querían ver un combate de boxeo. ¡Habrá grandes resultados!”, escribió Trump en Twitter.

“Si bien la reunión de la OTAN en Bruselas fue un triunfo reconocido, con aporte de miles de millones de dólares más de los países miembros a un ritmo más rápido, la reunión con Rusia terminará siendo, a la larga, un éxito aún mayor. Muchas cosas positivas saldrán de ese encuentro”, agregó.

El mandatario estadounidense intentó calmar los ánimos el martes ante la polémica surgida por decir que no responsabilizará a Putin de lo que las agencias de inteligencia califican de intromisión rusa en las elecciones de Estados Unidos de 2016, afirmando que se expresó de manera errónea en la rueda de prensa conjunta en Helsinki.

Y es que, Trump evitó el lunes, en Helsinki, criticar al líder ruso por las acciones de Moscú para socavar los comicios y arrojar dudas sobre las agencias de inteligencia de Estados Unidos, lo que provocó pedidos de algunos legisladores estadounidenses de sanciones más duras y otras acciones para castigar a Moscú.

Esa es la gran pregunta que trascendió después de la reunión entre Vladimir Putin y Donald Trump que sostuvieron en Helsinki. Solo si Putin tiene información comprometedora sobre Trump o su familia se puede explicar que el presidente de Estados Unidos haya traicionado a su país como lo hizo al estar parado de forma complaciente y hasta servil a un lado del autócrata, admirando su fortaleza y creyendo más en la palabra de Putin que en las pruebas contundentes de las agencias de inteligencia norteamericanas.

Cuatro días antes de reunirse con Trump, la investigación especial que encabeza Robert Muller concluyó que 12 espías rusos, empleados de la agencia militar del Kremlin, fueron los responsables de hackear el servidor del partido demócrata durante la campaña electoral de noviembre del 2016 con la intención de dividir a la sociedad norteamericana y favorecer el triunfo de Trump en dicha contienda.

La investigación fue clara, exhaustiva y transparente. No deja lugar a dudas que Rusia intervino en la elección del 2016. Aun así, cuando en la conferencia de prensa conjunta que ofrecieron Trump y Putin después de conversar en privado durante dos horas se le preguntó al presidente de Estados Unidos si creía en esta investigación de las agencias de inteligencia, Trump optó por decir sumisamente que creía en Putin quien le había negado enérgicamente dicha intervención.

La controversia que generó esta respuesta de Trump ha sido monumental. Ha sido por la falta de una condena mínima, ya no digamos clara, de Trump a Putin por su intervención en la elección de Estados Unidos.

Normalmente, cuando Estados Unidos se ha sentido atacado, los ciudadanos se unen en contra de ese enemigo común. Así sucedió cuando el ataque del 11 de septiembre del 2001 en el que Osama Bin Laden tiró las Torres Gemelas de Nueva York. El entonces presidente, George W. Bush, no era popular, pero los estadounidenses de todas las ideologías lo respaldaron en respuesta a esta agresión en contra de todos los estadounidenses.

Ahora ha sido el mismísimo presidente el que no se ha unido en torno a sus ciudadanos y a sus instituciones para defenderlos de un ataque del exterior. Lo más complicado de entender en este entramado es ¿por qué Trump, que ha sido muy agresivo con otros jefes de estado de países considerados aliados de EUA como Angela Merkel, Justin Trudeau y Theresa May, es tan dócil con Vladimir Putin? ¿Por qué no confrontó a Putin frente al público estadounidense y del mundo para marcar un claro repudio a la intervención rusa en los asuntos de occidente?

La única explicación posible es que Putin sabe algo sobre Donald Trump que el presidente de Estados Unidos no quiere que se haga público y por ello es sujeto de una extorsión. La alternativa es que, para Trump, reconocer que Rusia intervino en la elección del 2016 es manchar su triunfo y por ello es un golpe a su frágil ego. Sea cual sea el motivo de Trump, lo ocurrido en Helsinki fue, en pocas palabras, el abandono de “América Primero” por “Trump primero”.

Lo que queda claro y es importante que Andrés Manuel López Obrador tome en cuenta es que, con Trump, o se es un autócrata o hay que estar sujetos a las groserías y los desplantes del presidente de Estados Unidos cuando se busque una reunión bilateral.

 

Columna completa en El Universal

Este lunes, el presidente de Ruisa, Vladimir Putin, afirmó en Helsinki tras la reunión que sostuvo a puerta cerrada con su homólogo estadounidense, Donald Trump, que la “Guerra Fría ha terminado” para dejar claro que no hay motivos para mantener la tensión que ha marcado la relación entre las dos naciones en los últimos tiempos.

“Es obvio para todos que las relaciones internacionales atraviesan un período difícil. La Guerra Fría terminó hace mucho tiempo, la situación en el mundo ha cambiado drásticamente. Rusia y Estados Unidos enfrentan ahora desafíos totalmente diferentes”, afirmó el mandatario ruso en conferencia de prensa junto al presidente estadounidense.

Putin dijo que esta reunión marcó los primeros pasos para restaurar “un nivel aceptable de confianza y volver al nivel anterior de interacción en todos los asuntos de interés mutuo”.

Por su parte, Trump señaló: “Nuestra relación nunca ha estado peor que ahora, pero eso ha cambiado en las últimas cuatro horas, realmente lo creo”.

Entre los temas abordados por los mandatarios durante esta cumbre están: las guerras en Ucrania y Siria, la presunta injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el programa nuclear iraní, la cooperación económica y las frías relaciones bilaterales.