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Isabel II

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El certificado de defunción de Isabel II, que falleció el pasado 8 de septiembre a los 96 años, fue hecho público este jueves por el Archivo Nacional de Escocia.

Hora de la muerte: 15:10. Causa: vejez. Profesión: Su Majestad la Reina, son algunos de los datos que se incluyen en el documento.

Después de 70 años de reinado, Isabel II murió en su castillo escocés de Balmoral. Su fallecimiento fue anunciado por el Palacio de Buckingham a las 18:30, pero se sabe que la primera ministra británica Liz Truss fue informada a las 16:30.

El certificado fue firmado por la princesa Ana, hija de Isabel II, que acompañó a la monarca durante sus últimas horas de vida.

Si la reina hubiera muerto en Inglaterra, no habría sido necesario registrar su fallecimiento ya que la ley sólo se aplica a los súbditos del soberano.

Pero la legislación, que se remonta a 1836, no se aplica en Escocia, que tiene un sistema jurídico distinto al de Inglaterra y Gales y estipula que “la muerte de toda persona” debe ser registrada.

Su hijo mayor, ahora el rey Carlos III, llegó al castillo de Balmoral al mediodía, pero sus otros hijos Andrés y Eduardo, así como el hijo mayor de Carlos, Guillermo, llegaron a Balmoral por la tarde. Enrique, hermano de Guillermo, llegó mucho después.

El castillo de Windsor, en las afueras del oeste de Londres, aparece en el certificado de defunción de Isabel II como su dirección habitual.

La reina pasó allí la mayor parte del tiempo desde el comienzo de la pandemia, pese a que el palacio de Buckingham en Londres es generalmente la residencia principal de los monarcas británicos.

La causa de muerte dada solo como “vejez”, sin ningún otro tipo de causa enumerada, podría poner fin a la especulación de que la soberana estaba sufriendo de una condición particular en el último año de su vida.

El certificado fue expedido por Douglas James Allan Glass, médico de Braemar, un pueblo cercano a Balmoral, y que atendía a la reina desde hacía 34 años.

Según el diario Times, él se encontraba en Balmoral para unas consultas de rutina del personal. “La salud de la reina nos preocupaba desde hacía varios meses”, declaró el médico de 68 años, citado por el diario.

El deceso de la soberana “era algo que nos esperábamos, que sabíamos que iba a pasar”, añadió.

La última aparición pública de Isabel II fue el 6 de septiembre, cuando encargó a la nueva primera ministra Liz Truss formar un gobierno. La monarca se mostró sonriente, pero frágil, apoyada en su bastón.

El canciller Marcelo Ebrard asistió este lunes, en representación del gobierno mexicano, a la Abadía de Westminster de Londres al funeral de Estado por la reina Isabel II, una ceremonia que describió como el símbolo del “término de una época”.

Ebrard destacó la importancia de las visitas que hizo la soberana británica a México en 1975 y 1983, así como la cercanía del nuevo rey británico, Carlos III, con nuestro país.

“Tuve la oportunidad de saludarle y transmitirle el pesar y las condolencias del pueblo de México”, afirmó el secretario de Relaciones Exteriores en una conferencia de prensa desde la Embajada de Reino Unido tras el funeral.

“El presidente de México me pidió que estuviera hoy aquí para acompañar al pueblo británico en estos días tan importantes, que tanto para ellos como para nosotros significan mucho”, agregó.

Ebrard estuvo presente desde la noche de ayer en la recepción que Carlos III ofreció en el Palacio de Buckingham a los dignatarios extranjeros que viajaron a Londres para asistir al funeral.

“Fue muy amable y recordó sus visitas a México. Ha estado en cinco ocasiones y esperamos que pronto pueda volver a estar allí. Siempre le ha interesado la historia de México y sus culturas”, añadió el canciller.

El secretario también ha mantenido contacto con la primera ministra británica, Liz Truss, que asumió el cargo dos días antes de la muerte de Isabel II, el 8 de septiembre.

Ebrard destacó que a pesar del cambio de jefe de Estado y jefa de Gobierno que el Reino Unido ha vivido en un corto plazo de tiempo, las relaciones de México con Londres mantendrán la misma dirección que hasta ahora.

“En el caso del rey Carlos III, tiene la perspectiva de continuar con una tradición de cercanía entre México en el Reino Unido”, mientras que la primera ministra ha expresado su deseo de que ambos países firmen “pronto” el tratado comercial bilateral que están negociando.

El canciller anticipó que antes de fin de año puede estar listo el tratado, que previsiblemente irá “más allá del comercio”.

Ebrard llegará en las próximas horas a nuestro país para estar presente en la visita al país del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y para luego viajar el miércoles a Nueva York, donde se celebra la Asamblea General de la ONU.

Obrador compartirá en ese foro con la comunidad internacional una “propuesta de paz” con “miras al conflicto entre Ucrania y Rusia”, señaló el secretario de Relaciones Exteriores.

El féretro de la reina Isabel llegó este lunes al castillo de Windsor, su última parada, tras horas del último adiós que atrajo a líderes mundiales a su funeral y a cientos de miles personas en las calles de Londres para despedirse de la monarca más longeva en el trono.

Miles de personas salieron a las calles en la capital para presenciar la procesión y el funeral, en un homenaje a la monarca, que se forjó un respeto internacional durante sus 70 años en el trono.

En el interior de la Abadía de Westminster, donde se celebraron los funerales, había unos 500 presidentes, primeros ministros, miembros de familias reales extranjera y dignatarios, entre ellos el presidente estadounidense Joe Biden. Por parte de México acudió el canciller Marcelo Ebrard.

Volvió a sonar la música de la boda de la reina en 1947 y de su coronación seis años después. El féretro entró al compás de una partitura usada en todos los funerales de Estado desde principios del siglo XVIII.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dijo a los presentes que el dolor que sienten tantas personas en Gran Bretaña y en todo el mundo refleja la “vida plena y el servicio amoroso” de la difunta monarca.

“Su difunta majestad declaró en una famosa emisión por su 21 cumpleaños que toda su vida estaría dedicada a servir a la nación y a la Mancomunidad”, dijo. “Pocas veces una promesa se ha cumplido tan bien. Pocos líderes reciben la efusión de amor que hemos visto”, añadió.

Tras el funeral, su féretro, envuelto en una bandera, fue llevado por marineros por las calles de Londres en un carro de artillería, en una de las mayores procesiones militares vistas en Gran Bretaña, en la que participaron miles de miembros de las fuerzas armadas vestidos con galas ceremoniales.

Caminaron al ritmo de la música fúnebre de las bandas de música, mientras de fondo el famoso Big Ben de la ciudad daba las campanadas cada minuto. El rey Carlos y otros miembros de la realeza les siguieron a pie.

El féretro fue llevado desde la Abadía de Westminster hasta el Arco de Wellington y trasladado a un automóvil fúnebre para viajar a Windsor, donde otra gran multitud ya la esperaba. Allí la reina fue enterrada junto a su marido por 73 años, el príncipe Felipe.

Millones de personas más seguían por televisión el último adiós, en un día que fue declarado como festivo. El funeral de un monarca británico nunca había sido televisado

Recordemos que la reina Isabel II murió a los 96 años el 8 de septiembre en su casa de verano escocesa, el castillo de Balmoral.

Su salud había empeorado y durante meses la monarca, que había cumplido con cientos de compromisos oficiales hasta entrados los 90 años, se había retirado de la vida pública.

Sin embargo, en consonancia con su sentido del deber, fue fotografiada apenas dos días antes de morir, con un aspecto frágil pero sonriente y con un bastón en la mano, mientras nombraba a Liz Truss primera ministra, la decimoquinta a la que encargó el gobierno británico.

Isabel, la cuadragésima soberana de un linaje que se remonta a 1066, llegó al trono en 1952, siendo la primera monarca postimperial de Gran Bretaña.

Las autoridades de transporte dijeron que se estimaba en un millón de personas en el centro de Londres para el funeral, mientras que la policía dijo que será la mayor operación de seguridad en la capital.

Hacia el final del servicio en Westminster, la iglesia y gran parte del país guardaron silencio durante dos minutos. Las trompetas sonaron antes de que la congregación cantara “God Save the King”. En el exterior, la multitud se unió y rompió en aplausos cuando terminó el himno.

Después, el féretro fue llevado por el centro de Londres, pasando por la casa de la reina en el Palacio de Buckingham hasta el Arco de Wellington en Hyde Park Corner.

Ahí se colocó en un coche fúnebre para ser conducido al Castillo de Windsor, al oeste de Londres, para un servicio en la Capilla de San Jorge. La ceremonia concluyó con la extracción de la corona, el orbe y el cetro, símbolos del poder y el gobierno del monarca-, del féretro y su colocación en el altar.

Más tarde, en un servicio familiar privado, el féretro de Isabel y el de su marido el príncipe Felipe, quien falleció el año pasado a los 99 años, fueron enterrados juntos en la capilla conmemorativa del rey Jorge VI, donde también descansan sus padres y su hermana, la princesa Margarita.

La alta afluencia de personas que  buscan darle el último adiós a la reina Isabel II obligó al gobierno británico a pausar el ingreso de quienes se encuentran formadas en las kilométricas filas para acceder a la capilla ardiente, horas antes de que el rey Carlos III y sus hermanos participen velen el féretro de su madre en el histórico Westminster Hall.

El seguimiento en vivo de la fila indicó que estaba “llena” y que la entrada se “pausó” durante seis horas debido a que el tiempo de espera rondaba las 14 horas. La fila se extendía a lo largo de 8 kilómetros, desde el Parlamento al Southwark Park, en el sur de Londres, y luego alrededor del parque.

Tras un día alejado de la escena pública, Carlos III viajó a Gales este viernes para la última etapa de su recorrido por las naciones que forman el Reino Unido tras la muerte de su madre la semana pasada, luego de un reinado de 70 años.

El nuevo rey, que durante las décadas previas a su ascenso al trono ostentó el título de príncipe de Gales, visitó Llandaff, en Cardiff, para una misa de oración y reflexión en honor a su difunta madre, donde recibió las condolencias del parlamento galés, el Senedd.

Más tarde regresará a Londres, donde a última hora velará brevemente el féretro de Isabel II junto a sus hermanos, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo. Mañana, se espera que los ocho nietos de la monarca velen el cuerpo durante 15 minutos.

Los hijos del rey Carlos, el príncipe Guillermo y el príncipe Enrique, asistirán a la vigilia junto a los hijos de la princesa Ana, Zara Tindall y Peter Philips; las del príncipe Andrés, la princesa Beatriz y la princesa Eugenia, y los del príncipe Eduardo, lady Louise Windsor y el vizconde Severn.

Guillermo, que tras la muerte de su abuela y el nombramiento de su padre es ahora el heredero al trono, se situará a la cabeza del ataúd y Enrique a los pies. Ambos, que son veteranos del ejército, llevarán uniforme militar.

Miles de personas acompañaron este miércoles el traslado del féretro de Isabel II del Palacio de Buckingham a la capilla ardiente en Londres, donde continuará el homenaje hasta su funeral y entierro programado para el próximo lunes.

La comitiva que acompañó el féretro, cubierto con el estandarte real, flores y la corona imperial, partió a las 14:22 horas de Buckingham, la residencia oficial en Londres durante los 70 años de reinado de la monarca.

El ataúd, trasladado en un afuste tirado por caballos, recorrió durante unos 40 minutos las calles de Londres, seguido a pie por Carlos III y sus hermanos Ana, Eduardo y Andrés, así como por los hijos del nuevo monarca, Guillermo y Eduardo.

La prensa británica destacó que apenas unos meses atrás, miles de londinenses se congregaron en esas mismas calles para celebrar el Jubileo de Platino de la reina. Ahora lo hicieron para decir adiós a quien fuera su guía durante siete décadas.

Con salvas de cañón y la campana del Big Ben de fondo, el cortejo caminó al ritmo de las marchas fúnebres de Beethoven, Mendelssohn y Chopin, interpretados por una banda de la Guardia Escocesa y la banda de la Guardia de Granaderos.

Pasadas las 15:00 horas locales, el féretro llegó al salón de Westminster Hall, en el Parlamento británico, donde fue colocado sobre un catafalco en color púrpura de la realeza y donde los ciudadanos podrán darle su último adiós.

La capilla ardiente abrirá sus puertas a las 17:00 de forma casi ininterrumpida hasta la madrugada del próximo lunes 19 de septiembre, día en que tendrá lugar el funeral de Estado en la Abadía de Westminster y su entierro en el Castillo de Windsor.

Los medios británicos prevén que unos 750,000 ciudadanos acudan a despedirse de la reina, haciendo filas que se extenderán a lo largo de unos 10 kilómetros a orillas del río Támesis.

Las autoridades pidieron a la gente en Londres que vista “de manera apropiada” y advirtieron que la espera podría durar horas, incluso toda una noche. El público solo podrá ingresar en la capilla ardiente con una pequeña mochila, pero sin agua ni comida.

Más de 100 dignatarios y otras personalidades acudirán al “funeral del siglo”, entre ellos, el presidente estadounidense, Joe Biden; el rey de España, Felipe VI, y su padre Juan Carlos I; o el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, anunció una fuente gubernamental.

Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Nicaragua, Daniel Ortega, no fueron invitados al funeral, afirmó una fuente gubernamental a la agencia de noticias británica Press Association, sumándose a otros como el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo bielorruso.

En el caso de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) confirmó que su representante será el canciller Marcelo Ebrard.

Mientras los actos de adiós a la reina suceden, Carlos III se instala en el poder; en sus primeros pasos se ha hecho presente la polémica. Durante su visita el martes a Irlanda del Norte, se difundieron imágenes que mostraron al nuevo rey enfadado con una pluma utilizada para firmar en el libro de honor que parece chorrear tinta. “¡Oh, dios, lo odio! (…) No puedo soportar esa maldita cosa”, dice el monarca, quien se ha distinguido por su carácter caprichoso.

Trasportado en su féretro desde una catedral en Edimburgo, el cuerpo de la reina Isabel II inició este martes su viaje final a Londres, donde quedará expuesto en capilla ardiente.

El féretro de roble cubierto por una bandera salió de la Catedral de San Egidio. La gente que se dio cita en las afueras de la Milla Real, en el corazón histórico de Edimburgo, aplaudió al paso del féretro acompañado por la hija de la reina, la princesa Ana, en su camino al aeropuerto, de donde partió hacia Londres.

Durante las últimas 24 horas, miles de personas pasaron en silencio frente al féretro, llevado a Edimburgo desde Balmoral, su residencia de verano, donde la reina murió el pasado jueves a los 96 años de edad y tras haber cumplido 70 años en el trono.

Carlos III aguardaba el arribo del féretro en Londres, donde pasará la noche en el Palacio de Buckingham. Mañana el féretro irá al Parlamento, donde permanecerá en capilla ardiente durante cuatro días antes del funeral del lunes.

Más tarde, los restos de la reina llegaron a Londres para iniciar seis días de homenaje y posteriormente el funeral de Estado.

Una aeronave C-17 Globemaster, usada recientemente en misiones de ayuda a Ucrania, aterrizó en la base militar de Northolt a las 18:54, transportando en su interior el féretro.

La única hija de la reina, la princesa Ana de 72 años, acompañó el último viaje de Isabel II, cuyos restos mortales reposarán durante la noche en el Palacio de Buckingham rodeados por los miembros de la familia real, encabezados por el nuevo monarca, Carlos III.

Entre mañana y el próximo lunes, cuando se cerrará la capilla ardiente y se oficiará el funeral de Estado, se espera que unas 400,000 personas presenten sus respetos a la difunta soberana.

La cola para acceder al palacio de Westminster, que estará abierto al público día y noche, alcanzará previsiblemente varios kilómetros en la ribera sur del río Támesis a su paso por el centro de la capital británica.

El cortejo fúnebre con los restos de la reina Isabel II salió este lunes del palacio real de Holyroodhouse, en Edimburgo, hasta la catedral de St. Giles, donde el ataúd permanecerá hasta que mañana sea llevado a Londres, de cara al funeral de Estado el día 19 en la Abadía de Westminster.

Por detrás del féretro, cubierto con el estandarte real de Escocia y una corona de flores, iban a pie el rey Carlos III, la princesa Ana; el duque de York, Andrés, y el conde de Wessex, Eduardo, los cuatro hijos de Isabel II y el duque de Edimburgo, en un ambiente de respetuoso silencio de la gente congregada en el lugar.

El coche fúnebre, que avanzaba detrás de dos policías montados a caballo, va flanqueado por guardias del Regimiento de Escocia, con sus faldas tartán y sus boinas escocesas.

Por detrás de los cuatro hijos de la reina, camina el vicealmirante Tim Laurence, marido de la princesa Ana.

El rey llevaba uniforme ceremonial con rango de mariscal de campo, mientras que la princesa Ana vestía su uniforme de almirante, el príncipe Andrés se dejó ver con sus medallas y condecoraciones, en tanto que el príncipe Eduardo vestía uniforme de coronel honorario.

Más atrás viajaban en el coche real la reina consorte, Camila, y la condesa de Wessex, Sofía, esposa del príncipe Eduardo.

A la salida del Palacio, se escuchó el sonido de una gaita mientras el ataúd era colocado en el coche fúnebre.

La corona, en la que predomina el color blanco, estaba formada por fresias blancas, crisantemos, brezos, cardos, romero, flores de hebe y de pitosporo.

A ambos lados de la avenida Royal Mile, por donde transitó el cortejo, miles de personas, que desde muy temprano ocuparon sus lugares detrás de las barreras levantadas por la policía, sacaban fotografías con sus teléfonos móviles pero nadie aplaudía.

En St. Giles, un templo de estilo gótico que se erige en el casco histórico de Edimburgo, se instaló esta tarde la capilla ardiente para que los británicos, a partir de las 17:30 hora local, pudieran dar el último adiós a la reina.

Antes, alrededor de las 15:00 hora local, se celebró un servicio religioso con la presencia de miembros de la familia real.

La prensa británica ha destacado que el ataúd de Isabel II, frente al que desfilarán cientos de miles de personas hasta sus exequias, está hecho de roble inglés y forrado de plomo y fue fabricado hace más de 30 años, como el de su marido, el príncipe Felipe, fallecido en abril de 2021.

Según explicó el diario The Times, el público no podrá ver el rostro de la reina, cuyo féretro permanecerá cerrado y cubierto con el estandarte y las insignias reales.

La empresa funeraria londinense Leverton and Sons, encargada de las exequias reales, explicó al diario británico hace cuatro años que no sabían cuándo ni quién había fabricado ambos ataúdes, que les fueron entregados en 1991 cuando empezaron a trabajar como proveedores oficiales de la casa real británica.

“Es de roble inglés, que es muy difícil de encontrar” y muy caro, explicó entonces su directivo Andrew Leverton.

El revestimiento de plomo hace que el ataúd sea hermético, ya que se colocará en una cripta y no se enterrará. Pero lo hace extremadamente pesado para sus ocho portadores. Las asas de latón están diseñadas específicamente para los ataúdes reales, al igual que la tapa, que debe soportar las insignias de la monarquía.

El féretro será transportado a Londres mañana martes por la noche. Al día siguiente, será colocado en un catafalco cubierto de púrpura en el Palacio de Westminster y custodiado por guardias.

El estandarte real, el emblema de la monarquía que tradicionalmente ondeaba sobre Buckingham, Sandrigham o Windsor cuando la reina estaba allí, cubrirá su ataúd.

Sobre el féretro se colocarán también dos insignias reales, el cetro y el orbe, un globo terráqueo rematado por una cruz que simboliza el mundo cristiano.

Luego de que se confirmara la muerte de la reina Isabel II, la monarca con el reinado más largo de Gran Bretaña que permaneció en el trono 70 años, líderes y dirigentes de todo el mundo reaccionaron, expresando su pésame a la familia real y al pueblo británico.

Este jueves, el Palacio de Buckingham anunció que Isabel II falleció en el Castillo de Balmoral, su residencia de verano en Escocia, a donde miembros de la familia real habían llegado después de que los médicos reales informaran que se encontraba bajo supervisión médica.

Tras su fallecimiento, su hijo de 73 años, el príncipe Carlos, automáticamente se convirtió en rey, y eligió llamarse rey Carlos III, informó su oficina, mientras que su esposa, Camila, será llamada reina consorte a propuesta de la propia Isabel II.

Tal como se establecía en los protocolos, la BBC confirmó la noticia y transmitió el himno nacional “Dios Salve a la Reina”, con un retrato de la reina. Además, se colocó la bandera a media asta en el Palacio de Buckingham para marcar el fin de la segunda era isabelina.

La reina gozó de una excelente salud hasta entrada en sus años 90. Después de ese tiempo, su salud se fue empeorando incluso al grado de limitar su movilidad.  En febrero de este año la reina se contagio de COVID, y en octubre de 2021 pasó una noche en un hospital de Londres para que le realizaran exámenes, aunque nunca se precisaron las razones.

El rey Felipe VI de España afirmó que Isabel II “ha escrito y ha dado forma a muchos de los capítulos más relevantes de la historia” de las últimas décadas. En un telegrama enviado al sucesor de la monarca, Carlos III, alabó “su sentido del deber, su compromiso y toda una vida dedicada a servir al pueblo” británico.

En tanto el jefe del gobierno español, Felipe Sánchez, calificó a Isabel II como “una figura de relevancia mundial, testigo y autora de la historia británica y europea”.

El presidente estadounidense, Joe Biden, elogió a una “estadista de dignidad y constancia inigualables”, consideró que fue “más que una monarca. Encarnó una época”. También afirmó que espera trabajar con su hijo, el rey Carlos III, con quien mantiene una “estrecha amistad”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, rindió homenaje a Isabel II, a la que describió como “una amiga de Francia, una reina de corazón” que “marcó su país y su siglo para siempre”.

El papa Francisco se dijo “profundamente entristecido” y rindió homenaje a la “vida de servicio incansable”, a su “devoción por el deber” y “a su testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo”.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, decretó tres días de luto oficial, en tanto el presidente irlandés, Michael Higgings, expresó sus condolencias y ensalzó a una “amiga extraordinaria de Irlanda”.

El secretario general de la ONU, António Guterres, elogió “la gracia, la dignidad y la dedicación” de la reina Isabel II, que fue una “presencia tranquilizadora durante décadas de cambios de gran alcance, incluida la descolonización en frica y Asia”.

Por su parte el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se declaró “profundamente entristecido”. “Durante más de 70 años, fue un ejemplo de liderazgo desinteresado y servicio público. Mi más sentido pésame a la familia real, a nuestros aliados de la OTAN, el Reino Unido y Canadá, y al pueblo de la Mancomunidad”, expresó Stoltenberg.

La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, que está a favor de que Escocia se independice del Reino Unido, consideró que el fallecimiento de Isabel II era “un momento profundamente triste para el Reino Unido, la Commonwealth y el mundo”.

El primer ministro israelí, Yair Lapid, destacó a Isabel II como una “dirigente única” y una “figura excepcional” que “deja un legado incomparable de liderazgo y servicio”.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó que la monarca fue testigo de “la guerra y la reconciliación en Europa y otros lugares y de profundas transformaciones de nuestro planeta y nuestras sociedades”.
“Fue un faro de continuidad a lo largo de estos cambios, sin dejar de mostrar una serenidad y una entrega que dieron fuerza a muchas personas. Que descanse en paz”, agregó.

Incluso el expresidente estadounidense Donald Trump se manifestó sobre el tema y destacó el “tremendo legado de paz y prosperidad” que dejó Isabel II en el Reino Unido.

El primer ministro indio, Narendra Modi, expresó su “dolor” por la desaparición de la soberana, que calificó como “una guía inspiradora para su nación y su pueblo”, en tanto el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró que la muerte de Isabel II era una “pérdida irreparable”.

En nuestro país, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) envió sus condolencias a los pueblos del Reino Unido por el fallecimiento de la reina. “De igual manera, las hago extensivas a sus familiares, amigos y miembros de la Casa Real”.

El Palacio de Buckinham confirmó que la reina Isabel II murió este jueves a los 96 años. La bandera del Reino Unido bajó a media hasta, tal como lo marcan los protocolos.

Debido a que la reina murió en su residencia de Balmoral en Escocia, se pondrá en marcha la llamada Operación Unicornio y posteriormente la London Bridge, preparativos diseñados desde la década de 1960 para cuando llegara el día.

La Operación Unicornio es un mecanismo previsto que marca los pasos a seguir en Escocia para trasladar el cadáver de la reina a la capital británica, donde se oficiaría el funeral.

El plan marca que el cuerpo de la reina será trasladado inicialmente a la sede del Parlamento escocés, el palacio de Holyrood, donde se interrumpirá automáticamente todo tipo de actividad parlamentaria y se pone a disposición de los ciudadanos un libro de condolencias.

Allí será custodiada por la Compañía Real de Arqueros, que adornarán sus sombreros con plumas de águila.

El siguiente paso será trasladar, por la avenida Royal Mile en Edimburgo, el cadáver hasta la Catedral de St Giles, donde yacerá en la capilla ardiente y donde se celebrará un primer servicio.

La operación London Bridge contempla los eventos que se sucederían en los próximos diez días, a partir del llamado Día D (el de la muerte), y que se activarían posteriormente.

Para el llamado D-Day+2 se contempla que el ataúd de la reina se traslade al palacio de Buckingham, en Londres, desde Balmoral en tren, desde la estación de Waverley.

Se anticipan multitudes aguardando al paso del tren en diferentes localidades para arrojar flores a los vagones.

De acuerdo a este guión, el día D+3, el nuevo monarca británico se embarcará en una gira por todo el país, donde visitará Edimburgo, Belfast y Cardiff y asistirá a servicios en recuerdo de su madre.

Para el denominado D+5 (día 6 tras la muerte), el ataúd se trasladará a Westminster Hall, donde yacerá durante cuatro días hasta que llegue el momento de la procesión desde el palacio de Buckingham, que atravesará el Mall pasará por las Guardas a Caballo (Horse Guards) y por el Cenotafio. Un recorrido similar al trazado por la procesión de la Reina Madre en 2002.

Antes de que llegue el amanecer del D+10 -el día de la celebración del funeral-, se extraerán las joyas reales del ataúd y se limpiarán, al tiempo que esa jornada será declarada festiva a nivel nacional, con los comercios y la Bolsa de Valores de Londres cerrados.

El día del funeral -D+10-, a las 9.00 de la mañana, el Big Ben se dejará oír para anunciar el funeral de estado por la reina en la Abadía de Westminster, que acogerá a 2,000 invitados.

Edward Young, secretario privado de la Reina y el principal encargado de organizar su sucesión, es la primera persona en recibir la noticia.

Los planes prevén que Young avise a la primera ministra, Liz Truss con la famosa frase: “London Bridge is Down” (“Ha caído el Puente de Londres”).

De ahí, el llamado Centro de Respuesta Global del Foreign Office, ministerio británico de Asuntos Exteriores, será el encargado de trasladar la noticia a los 15 gobiernos fuera del país donde la Reina es jefa de Estado, y a las otras 38 naciones de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth).

Los ministros son avisados de inmediato por correo electrónico y tras ese mensaje las banderas en la sede del gobierno se colocan a media asta, en menos de diez minutos del anuncio.

Los parlamentos, tanto en Londres como el escocés, el galés y el norirlandés, suspenden sus sesiones y la web de la Familia Real se pone en negro con el comunicado. Truss es la encargada de dar el primer mensaje a la nación tras el deceso.

Posteriormente se anuncia un minuto de silencio nacional y la primera ministra mantiene una audiencia con el nuevo rey, lo que pone en marcha la Operación Spring Tide (“Marea de Primavera”), que reglamenta la ascensión del monarca.

Carlos, el heredero y quien subiría al trono, a menos que rechace la corona dada la avanzada edad de él, tiene 73 años, dará un mensaje a la nación a las 18:00 hora local el mismo día de la muerte.

Un servicio en memoria de la reina se celebrará con el primer ministro en la Catedral de San Pablo.

Está todo organizado para el funeral de la soberana. Como ocurriera en el funeral del duque de Edimburgo, el elemento militar será una constante durante los próximos días.

La oficina del lord chambelán, situada dentro de palacio, será el centro de operaciones, trabajando sobre un plan orquestado por el teniente coronel Anthony Mather, retirado en 2014, una figura clave en el funeral de Churchill en la llamada Hope Not (operación “Esperemos que no”).

Los restos de Isabel II yacerán en la Capilla del Rey Jorge VI, en el Castillo de Windsor, junto a su padre.

Distintos líderes políticos de Reino Unido se han mostrado preocupados este jueves por el estado de salud de la reina Isabel II después de que el Palacio de Buckingham informara en un breve comunicado que permanece en “vigilancia médica” en el castillo de Balmoral, en Escocia.

Los doctores de la reina recomendaron el jueves que fuera puesta bajo supervisión médica en su castillo escocés de Balmoral, adonde ya se encuentran sus hijos y nietos entre la “profunda preocupación” del país.

“Tras una nueva evaluación esta mañana, los médicos de la reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo vigilancia médica”, informó el Palacio de Buckingham.

“La reina sigue sintiéndose cómoda y se quedará en Balmoral”, donde suele pasar los finales de verano, agregó en el escueto comunicado.

Todos sus hijos: el príncipe Carlos de 73 años, heredero del trono, la princesa Ana de 72, el príncipe Andrés de 62, y el príncipe Eduardo de 58, se encuentran en Balmoral, según informaron los responsables de la casa real británica.

También viajanlos hijos de Carlos, Guillermo, de 40 años y segundo en la línea sucesoria al trono, y Enrique, de 37 años. Este último se encontraba en Londres con su esposa Meghan para un acto caritativo, pese a que viven en California desde que en 2020 abandonaron la monarquía británica, asestando un duro golpe a la institución.

El viaje de Enrique y Meghan, que no están en los mejores términos con la familia real, agravó la preocupación suscitada por un comunicado de Buckingham ya de por sí inusual.

“El palacio no emite boletines sobre la salud de la reina a menos que sea significativo”, dijo el comentarista real Robert Hardman a la BBC.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, el clérigo de más alto rango en la Iglesia de Inglaterra, de la que es líder la reina, aseguró que esta estaba en sus oraciones.

La salud de la monarca es motivo de preocupación desde que el pasado octubre se supo que había pasado una noche hospitalizada para someterse a “pruebas” médicas cuya naturaleza nunca se precisó.

Desde entonces ha reducido muy considerablemente su agenda, sus apariciones en público son cada vez más escasas y en ellas se la ve a menudo caminando con dificultad ayudada por un bastón.

La primera ministra, Liz Truss, se dijo preocupada por los informes sobre la salud de la reina. “Mis pensamientos, y los pensamientos de las personas en todo el Reino Unido, están con su majestad la Reina y su familia en este momento”.

El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hole, interrumpió un discurso que se llevaba a cabo sobre las nuevas medidas que quiere impulsar el Gobierno de cara a paliar la crisis energética para leer un comunicado en el que ha expresado, en nombre de toda la Cámara, su apoyo a la Casa Real.

El ex primer ministro británico David Cameron también ha reaccionado, asegurando en su perfil oficial de Twitter que se encuentra “profundamente preocupado” por las noticias que llegan desde Buckingham.

Por su parte, el líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, ha señalado en la misma red social que “todos los pensamientos” de los británicos están ahora con la monarca y su entorno familiar, al tiempo que ha dicho que rezan en todo el país por su “completa recuperación”.

Rishi Sunak, el exministro de Finanzas, quien perdió contra la actual primera ministra para suceder a Boris Johnson, se ha sumado a la lista de políticos británicos que han mostrado su apoyo a la monarca. “Mis pensamientos y oraciones están con Su Majestad y toda la Familia Real”, ha dicho en su perfil de Twitter.

También ha expresado su preocupación el líder del opositor Partido Laborista británico, Keir Starmer, quien ha subrayado que se une “a todos” los que han expresado sus esperanzas en Reino Unido de que la reina Isabel II se recupere.

Otros de los políticos que se han pronunciado han sido el ministro principal de Gales, Mark Drakeford, así como la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon. Ambos han resaltado que envían sus “mejores
deseos” a la Casa Real británica.

La reina Isabel II recibirá al nuevo primer ministro británico el próximo martes en su residencia escocesa de Balmoral en lugar de en el londinense Palacio de Buckingham, debido a los “problemas de movilidad” de la monarca.

Tradicionalmente la reina recibe a los nuevos jefes de gobierno en su residencia de Londres, a menos de 10 minutos en coche de la sede del gobierno.

Pero debido a sus dificultades para viajar la prensa se preguntaba si volvería a la capital desde su residencia de verano en Escocia para el anuncio, previsto el lunes, del sucesor de Boris Johnson.

Un portavoz del Palacio de Buckingham anunció hoy que, por primera vez, las audiencias tendrán lugar en Balmoral, castillo situado 830 km al norte de Londres.

Esta será la primera vez que la denominada ceremonia del “besamanos” tenga lugar fuera de Londres desde que el entonces primer ministro Winston Churchill recibió a Isabel II en el aeropuerto de Heathrow en 1952 cuando se convirtió en reina al fallecer su padre mientras ella estaba de viaje.

La ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, y el exministro de Finanzas Rishi Sunak se enfrentan para convertirse en nuevo líder del Partido Conservador británico y por consiguiente en primer ministro.

Unos 200,000 afiliados de la formación han podido votar por correo y en línea en un proceso que termina este viernes y cuyo resultado se conocerá el lunes.

Gran admiradora de la difunta primera ministra Margaret Thatcher y defensora de sus políticas ultraliberales, Truss, de 47 años, aparece como la favorita, con más de 30 puntos de ventaja en las encuestas respecto a Sunak, un multimillonario exbanquero de 42 años, nieto de inmigrantes indios.

Recordemos que el controvertido Johnson, de 58 años, dimitió en julio como líder del Partido Conservador acosado por los escándalos y tendrá que dejar Downing Street para que su reemplazante se convierta en jefe de gobierno. También él viajará el martes a Balmoral renunciar formalmente ante la soberana.

La audiencia de Balmoral será el primer contacto formal entre la jefa de Estado y el nuevo jefe de gobierno, que asumirá el cargo en un contexto de creciente crisis por una carestía de la vida en el Reino Unido que amenaza con un otoño de protestas y huelgas.

La monarca mantiene semanalmente una audiencia con el jefe de gobierno, que desde el inicio de la pandemia en 2020 se celebra principalmente por teléfono.

Desde entonces, pasa la mayor parte del año en el castillo de Windsor, 40 km al oeste de Londres, y solo se desplaza a Buckingham para actos destacados.

Su salud es motivo de creciente preocupación desde que el pasado octubre se supo que había pasado una noche hospitalizada para someterse a “pruebas” médicas cuya naturaleza nunca se precisó. Sus apariciones en público son cada vez más escasas y en ellas se la ve a menudo caminando con dificultad ayudada por un bastón.

La reina Isabel II apareció este jueves en el balcón central del Palacio de Buckingham, donde fue aclamada por una inmensa multitud reunida para dar inicio a las fiestas de su jubileo de platino, por sus 70 años de reinado.

Vestida con abrigo y sombrero azul, la monarca apareció en el balcón sonriente y de pie junto a su primo, el duque de Kent, coronel de la guardia escocesa, mientras 1,500 soldados, con bandas musicales y cientos de caballos, marchaban en el tradicional “Desfile del Estandarte”.

Organizado anualmente desde hace 250 años para conmemorar el cumpleaños oficial del monarca británico, pero cancelado en 2020 y 2021 debido a la pandemia, este año coincidió con el inicio de los cuatro días de festejos por las siete décadas en el trono de Isabel II, coronada con solo 25 años.

“Espero que los próximos días sean una oportunidad para reflexionar sobre todo lo que se ha logrado durante los últimos setenta años, mientras miramos al futuro con confianza y entusiasmo”, afirmó la reina en un mensaje divulgado antes de unas celebraciones que llegan tras varios escándalos en la familia real y diversos problemas de salud.

Cientos de miles de personas se dieron cita en los alrededores del palacio, acordonados con barreras metálicas y vigilados por policías con sus característicos cascos abombados.

Los 70 años de reinado de Isabel II también merecieron felicitaciones de otros lugares del mundo. El papa Francisco envió sus mejores deseos a la reina, deseándole a ella, a su familia y a su pueblo “unidad, prosperidad y paz”.

Hasta hace poco, Isabel II saludaba a las tropas montada a caballo. Pero este año, dados sus crecientes problemas de movilidad, fue remplazada por su heredero, el príncipe Carlos, que a sus 73 años va poco a poco asumiendo funciones en una progresiva transición que suscita dudas, debido a su menor popularidad en un momento en que la monarquía es criticada, especialmente en las excolonias, por el pasado esclavista del imperio británico.

En la céntrica explanada de la Horse Guards Parade, cerca de Downing Street, Carlos inspeccionó las tropas en nombre de la reina, acompañado por su hijo Guillermo, de 39 años, y su hermana Ana, de 71 años. Los tres iban vestidos con uniforme de gala y los dos hombres lucían el tradicional gorro alto de pelo de oso negro de la guardia real.

Otros miembros de la familia real, incluida las esposas de Carlos y Guillermo, Camila y Catalina, de 74 y 40 años respectivamente, llegaron en carruajes para presenciar el pomposo desfile, que recorrió The Mall, ante los ojos de la multitud, hasta llegar al palacio de Buckingham.

El acto terminó con unos 70 aviones de las fuerzas aéreas, incluida la patrulla acrobática Red Arrows, sobrevolando el palacio y una segunda aparición de la reina, flanqueada por los principales miembros de la familia real, incluidos los tres hijos pequeños de Guillermo y Catalina, para saludar a la multitud.

Salvas de cañón resonaron en Londres y todo el Reino Unido en honor a la monarca, que ha batido todos los récords de longevidad de un soberano británico.

Evitando polémicas y tensiones en un evento que busca mejorar la imagen de la monarquía, no apareció en el balcón el príncipe Andrés, de 62 años, tercer hijo de la reina alejado de la vida pública por acusaciones de agresión sexual contra una menor en Estados Unidos.

Tampoco lo hicieron el príncipe Enrique, de 37 años, y su esposa, la ex actriz estadounidense Meghan Markle, que sí viajaron a Londres para participar en otros de los festejos. Recordemos que la pareja provocó un terremoto en la monarquía cuando en 2020 decidió distanciarse e irse a vivir a California, desde donde han criticado a la familia real.

Esta tarde, más de 3,000 señales luminosas se encenderán en todo el Reino Unido, incluido el Palacio de Buckingham y el Castillo de Windsor, a 40 km de Londres, donde vive la monarca que, entre fanfarrias de trompetas, participará en la espectacular ceremonia de encendido.

Las celebraciones se prolongarán hasta el domingo con otro desfile, una misa de acción de gracias, carreras de caballos, un concierto pop y decenas de miles de pícnics y comidas al aire.

La reina Isabel II cumple este domingo 93 años, una fecha que la soberana británica celebra en la intimidad junto con su familia, pues pospone al mes de junio las celebraciones oficiales.

Al coincidir el cumpleaños de la monarca con el Domingo de Resurrección, Isabel II asistió hoy a un servicio religioso que duró una hora en la capilla gótica de San Jorge, dentro del Castillo de Windsor.

Allí, la Reina se encontró con otros miembros de la familia real británica, entre ellos los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina; el duque de Sussex, Enrique, la princesa Ana y Zara y Mike Tindall.

No acompañó a Isabel II su esposo, el duque de Edimburgo, ni tampoco estuvo durante el servicio la esposa del príncipe Enrique, Meghan, debido a su avanzado estado de gestación.

Se espera que la duquesa de Sussex dé a luz en cualquier momento al que será el primer bebé para el matrimonio.

Nacida el 21 de abril de 1926, la reina acostumbra celebrar su cumpleaños dos veces: el día equivalente al que nació y, después, en una ceremonia oficial el segundo sábado del mes de junio, marcada por el célebre desfile militar en el centro de Londres conocido como “Trooping the color“.

Isabel II, la monarca y jefa del Estado viva con más años de reinado, lleva 67 años en el trono y se ha convertido en la primera soberana británica en alcanzar el llamado Jubileo de Zafiro.

La reina Isabel II del Reino Unido realizó este jueves su primera publicación en Instagram a sus 92 años de edad, durante una visita al Museo de Ciencias de Londres.

La cuenta oficial de la familia real británica en la red social fue creada en 2013 para compartir imágenes y contenido sobre las actividades de la monarquía, pero hasta ahora Isabel II no había hecho personalmente ninguna de las cientos de publicaciones que existen en ese perfil.

“Hoy, al visitar el Museo de Ciencias, me sorprendió descubrir una carta de los Archivos Reales, escrita en 1843 a mi tatarabuelo, el príncipe Alberto”, y “tuve el placer de aprender sobre las iniciativas de codificación de ordenadores para niños y me parece apropiado que realice esta publicación”, escribió la monarca junto a la fotografía de la misiva.

 

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Today, as I visit the Science Museum I was interested to discover a letter from the Royal Archives, written in 1843 to my great-great-grandfather Prince Albert. Charles Babbage, credited as the world’s first computer pioneer, designed the “Difference Engine”, of which Prince Albert had the opportunity to see a prototype in July 1843. In the letter, Babbage told Queen Victoria and Prince Albert about his invention the “Analytical Engine” upon which the first computer programmes were created by Ada Lovelace, a daughter of Lord Byron. Today, I had the pleasure of learning about children’s computer coding initiatives and it seems fitting to me that I publish this Instagram post, at the Science Museum which has long championed technology, innovation and inspired the next generation of inventors. Elizabeth R. PHOTOS: Supplied by the Royal Archives © Royal Collection Trust / Her Majesty Queen Elizabeth II 2019

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Este es el momento en el que la monarca realizó la publicación:

 

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? Watch the moment Her Majesty The Queen posted on @theroyalfamily Instagram for the very first time.

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió este viernes con la reina Isabel II en el castillo de Windsor.

Trump fue escoltado por bandas militares a Windsor, al encuentro en el que se esperaba que el mandatario y la primera dama, Melania, tomaran el té con la reina de 92 años.

La Reina recibió a sus invitados con un despliegue de la Guardia Real dando un saludo real y en el que se escuchó el himno nacional de los Estados Unidos.

Después de la ceremonia oficial, la Reina ofreció a sus invitados un típico te inglés para poder conversar en privado.

Antes de este encuentro, el Presidente Trump describió a la Reina como “una mujer impresionante” y desde hace un tiempo ya había hecho evidente su deseo de poder conocerla en persona. “Si lo piensas, ha representado a su país por tantos años, y en realidad nunca ha cometido un error. Nunca vez algo, como, embarazoso. Simplemente es una mujer increíble. Mi mujer es una gran fan de ella. Tiene una gran y hermosa gracia”, dijo Trump al tabloide The Sun.

Durante el encuentro, no paso desapercibido el momento en el que el mandatario estadounidense, sin querer, cerró el paso a la monarca británica.

Luego de esto, el mandatario volará a Escocia para un viaje privado, antes de dirigirse a Helsinki para asistir a un encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin.

La reina Isabel II, se convirtió en la primera monarca británica en cumplir 65 años en el trono.

El aniversario de zafiro se conmemoró hoy con saludos de salvas de artillería en el Green Park y la Torre de Londres.

El Palacio de Buckingham también publicó una fotografía de la reina tomada por David Bailey para celebrar la ocasión. En la foto de 2014 la monarca luce joyas con zafiros que le obsequió su padre como un regalo de bodas en 1947.

El palacio dice que la reina, de 90 años, pasará el día tranquilamente en su hacienda en Sandringham en el este de Inglaterra.

La monarca fue coronada luego que su padre, el rey Jorge VI, murió de cáncer de pulmón el 6 de febrero de 1952, a los 56 años.

Isabel II superó a la reina Victoria como la monarca con más años de servicio en Gran Bretaña en el 2015.

Con información de AP / Foto: Noticieros Televisa