Tag

nominada

Browsing

La jueza Ketanji Brown Jackson, nominada por el presidente Joe Biden para ocupar una posición en el Tribunal Supremo, indicó este lunes ante el Senado que actuará de manera “independiente” sin “favoritismos” ni “temor” y siguiendo lo que establece la Constitución.

Jackson aspira a convertirse en la primera jueza afroamericana en llegar al Tribunal Supremo en sus 232 años de historia.

En su primera comparecencia ante el comité judicial del Senado, encargado de examinar su nombramiento, Jackson prometió que si su nombramiento es aprobado trabajará de manera productiva para apoyar y defender la Constitución y el gran experimento de la democracia estadounidense.

“He sido jueza durante casi una década y me tomo muy en serio esa responsabilidad y mi deber de ser independiente. Decido los casos desde una postura neutral. Evalúo los hechos e interpreto y aplico la ley a esos hechos que se presentan ante mí, sin temor y sin favoritismos, de manera consistente con mi juramento judicial”, afirmó.

Jackson hizo referencia a lo histórico de su nombramiento y rindió homenaje a Constance Baker Motley, la primera mujer negra que se convirtió en jueza en 1966. “Gracias por esta oportunidad histórica para unirme a la corte con compañeros brillantes y para inspirar a futuras generaciones y para asegurarnos de que hay libertad y justicia para todos”.

Los demócratas quieren que la nominación de Jackson sea aprobada en el pleno del Senado antes del 8 de abril.

El camino debería ser relativamente fácil porque solo se necesita una mayoría simple de 51 votos y los demócratas cuentan con 50 escaños, además del voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris, que ejerce como presidenta de la Cámara Alta.

La llegada de Jackson a la Corte no cambiaría la composición ideológica del Supremo estadounidense, que con seis jueces de tendencia conservadora y tres progresistas; está más inclinado a la derecha que en ningún momento desde la década de 1930.

Sin embargo, sí ampliará la diversidad de una corte en la que ahora mismo hay cinco hombres blancos, uno negro y tres mujeres, una de ellas la latina Sonia Sotomayor.

De ser confirmada, Jackson reemplazará a uno de esos hombres blancos, Stephen Breyer, que es uno de los tres únicos miembros de la bancada progresista de la Corte y que anunció en enero que planea jubilarse a los 83 años.

El Senado de Estados Unidos, dominado por los republicanos, confirmó este lunes a la jueza conservadora que el presidente Donald Trump propuso para la Suprema Corte.

La confirmación aseguran diversos analistas, es una victoria para el mandatario a ocho días de las elecciones del 3 de noviembre.

El Senado votó por 52 votos a favor y 48 en contra la nominación de la jueza Amy Coney Barrett que llega a consolidar la mayoría que tienen los conservadores en el máximo tribunal, con una composición de seis contra tres.

La propuesta de Trump surgió luego del fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg. La llegada de Coney Barrett dará pie a una nueva etapa de fallos sobre temas como el aborto, la Ley de Cuidado de Salud Asequible e incluso su propia elección.

Barrett, de 48 años, llega a ocupar el nombramiento vitalicio como la 115ª jueza de la Corte.

Los demócratas no pudieron detener el proceso, que lleva al tercer juez nominado por Trump a la Suprema Corte.

Con la confirmación de Barrett asegurada, se esperaba que Trump lo celebrara con un acto de juramentación en La Casa Blanca. El juez Clarence Thomas tomará el juramento, dijo un alto funcionario de La Casa Blanca.

La magistrada podría participar en su primera audiencia a partir del 2 de noviembre, la víspera de las elecciones presidenciales. Por lo tanto, teóricamente actuará en caso de que se examinen posibles apelaciones contra los resultados de la votación.

Los republicanos en el Senado de Estados Unidos se prepararan para confirmar este lunes a la jueza nominada por el presidente Donald Trump a la Suprema Corte, al tener los votos necesarios para su nombramiento.

La confirmación de Amy Coney Barrett podría producirse pese a las denuncias de que una decisión tan importante debería dejarse en manos del ganador de las elecciones del próximo 3 de noviembre.

Los demócratas en el Senado le han pedido al vicepresidente Mike Pence abstenerse de presidir la sesión ya que varios de sus allegados han dado positivo al coronavirus.

Si bien el voto de Pence no es necesario para resolver un desempate, es un momento dramático en que él podrá presidir la conformación de un tercer juez al máximo tribunal bajo la presidencia de Trump.

El líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, denunció que la presencia de Pence no sólo violaría las medidas sanitarias, sino que “sería una violación de la decencia y la cortesía común”.

La confirmación de la jueza, de 48 años, impondría una mayoría conservadora en la Corte, y podría afectar temas sensibles como el derecho al aborto, el derecho de los homosexuales a casarse y la legalidad de la reforma del sistema de salud propuesta bajo la presidencia de Barack Obama.

Su confirmación daría paso a una composición en la Corte, de 6 a 3 en la balanza a favor de los magistrados conservadores.

De hecho, el caso de la reforma de salud está programado para el 10 de noviembre, días después de la elección presidencial.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ironizó sobre la actitud “apocalíptica” de quienes opinan que la Suprema Corte  se ha politizado, y defendió su conducta hacia la composición del tribunal.

“Esto es algo de lo que debemos estar orgullosos y debemos sentirnos magníficos”, aseveró McConnell.

Añadió que a diferencia de acciones legislativas que pueden ser revocadas por un nuevo presidente o una nueva mayoría en el Congreso “sobre esto no podrán hacer nada por mucho tiempo”.

Schumer denunció que el hecho de que el gobierno estaba dispuesto a avanzar con la votación a pesar de la crisis del coronavirus “demuestra que el Partido Republicano está dispuesto a ignorar la pandemia con tal de imponer a prisa a esta nominada”.

La jueza ultraconservadora Amy Coney Barrett, nominada por el presidente Donald Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos, compareció ante el Senado, donde fue cuestionada principalmente por los legisladores demócratas.

Y aunque se contuvo y no mostró muestras de exaltación, analistas refieren que no ofreció ningún indicio de cómo fallaría en caso de llegar a la Corte en casos importantes como el aborto o el futuro del Obamacare.

“Los jueces no pueden levantarse un día y decir: tengo una agenda, me gustan las armas, odio las armas; me gusta el aborto, odio el aborto. Y simplemente andar por ahí como una reina e imponer su voluntad al mundo”, dijo con cierta ironía Barrett durante el segundo día de audiencias en el comité judicial del Senado.

Barrett, católica, de 48 años y madre de siete hijos, usó frases similares para evadir las preguntas de los demócratas; aseguró una y otra vez que ella no tiene ninguna agenda política y que su objetivo es apegarse a la Constitución para decidir cada caso por separado.

Además, enfatizó que “no se ha comprometido” con la Casa Blanca a fallar de ninguna forma en polémicos casos, como el de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama (2009-2017) que evaluará la Corte en las próximas semanas.

Ante sus respuestas, los senadores demócratas, que están en minoría en el Senado y saben que no pueden frenar la confirmación de la jueza, están usando las audiencias para recordar a los estadounidenses lo que está en juego en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

Los demócratas se están esforzando en retratar a Barrett como una jueza extremadamente conservadora y muchos pusieron hoy el foco en el derecho al aborto.

La senadora Dianne Feinstein, de 87 años y que durante su vida ha roto varias barreras de género, preguntó repetidamente a Barrett sobre sus ideas acerca del caso “Roe v. Wade”, que legalizó el aborto en 1973 y le recordó lo que ocurría cuando ese procedimiento era ilegal en Estados Unidos.

“Como una estudiante universitaria en la década de 1950, vi lo que le pasaba a aquellas mujeres jóvenes que quedaban embarazadas en un momento en el que el aborto no era legal en este país. Yo fui a (la universidad de) Stanford y vi los viajes a México, vi cómo mujeres muy jóvenes intentaban hacerse daño. Eso es realmente preocupante”, manifestó Feinstein.

Barret rechazó expresar su visión acerca del caso y dijo que no dará “un pulgar hacia arriba o hacia abajo” para respaldar o rechazar ningún asunto, incluido el aborto.

En varias ocasiones, la magistrada insistió en que será perfectamente capaz de separar sus decisiones judiciales de su religión.

“Tengo una vida repleta de personas que han tomado decisiones diferentes, y nunca he intentado, en mi vida personal, imponerles mis decisiones. Lo mismo ocurre en mi ámbito profesional”, aseveró Barrett.

Durante las audiencias para confirmarla como jueza de la Suprema Corte, Barrett tuvo que enfrentarse a numerosas preguntas sobre sus creencias y su pertenencia al grupo religioso People of Praise.

Ese grupo tiene menos de 2,000 miembros y sus miembros creen en “profecías y curaciones divinas”, según el diario The New York Times.

Hoy, Barrett dijo a los senadores que, cuando aceptó la nominación de Trump para el Supremo, sabía que su fe sería “caricaturizada” y su familia sufriría ataques; pero decidió seguir adelante porque quiere “servir a su país”.

Al respecto, los republicanos han acusado repetidamente a los demócratas de atacar la fe de Barrett, aunque en realidad ninguno ha aludido a sus creencias religiosas.

El objetivo de los republicanos es desacreditar a los demócratas y retratarles como un grupo de radicales, al mismo tiempo que buscan presentar a Barrett como una jueza extremadamente calificada.

En un momento de la audiencia, el senador John Cornyn, republicano por Texas, le pidió a la magistrada que sostuviera su libreta a la vista de todos con el objetivo de mostrar que estaba en blanco y que estaba hablando de memoria, haciendo referencia a casos legales sin ningún tipo de ayuda.

Los republicanos quieren confirmar a Barrett en el pleno del Senado el 22 de octubre, por lo que en caso de avanzar estaría en funciones antes de las elecciones del 3 de noviembre.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, se mostró este martes “honrada” por haber sido nominada para presidir el Banco Central Europeo (BCE).

A través de sus redes sociales, Lagarde anunció su “renuncia temporal” al frente de la institución financiera internacional, al menos durante el proceso de nominación al BCE.

Recordemos que Lagarde dirige el FMI desde 2011, luego de ganar en la elección en la que competía contra Agustín Carstens, ex gobernador del Banco de México (Banxico).

La nominación de Lagarde fue hecha por líderes de la Unión Europea, y en caso de ser confirmada, será la primera mujer en ostentar el puesto.

Mario Draghi es el actual dirigente del Banco Central Europeo desde 2011, aunque su mandato termina en octubre próximo.

El FMI informó este martes que Lagarde será reemplazada interinamente por el número dos de la entidad, el estadounidense David Lipton.

“Aceptamos la decisión de la señora Lagarde de renunciar temporalmente a sus responsabilidades en el FMI durante el período de nominación” al BCE, dijo la entidad en un comunicado.