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El presidente Donald Trump aseguró que dejará La Casa Blanca si el Colegio Electoral formaliza la victoria del demócrata Joe Biden, aunque insistió que esa decisión sería un “error”.

El mandatario pasó el Día de Acción de Gracias reiterando afirmaciones sin fundamento de que su derrota electoral se debió a un “fraude masivo” y a funcionarios deshonestos en estados decisivos.

“Ciertamente lo haré. Pero ustedes saben eso”, dijo Trump cuando le preguntaron si abandonaría el inmueble, permitiendo una transición pacífica en enero. Sin embargo insistió en que “muchas cosas” podrían ocurrir que podrían alterar los resultados antes de que sea hora de entregar el poder. “A esto aún le falta un largo camino por recorrer”, declaró Trump.

Si bien no hay evidencia del fraude generalizado que señala Trump, tanto él como su equipo legal han estado trabajando para poner en duda la integridad de las elecciones y están tratando de revertir la voluntad de los electores en los Tribunales.

Trump habló la tarde de ayer con los reporteros en la Sala de Recepción Diplomática de La Casa Blanca después de sostener una teleconferencia con los líderes militares estadounidenses ubicados en distintas partes del mundo.

Les agradeció su servicio, advirtiéndoles en broma que no comieran demasiado pavo, y tras concluir la llamada volvió a hablar de las elecciones. Repitió sus quejas y criticó a los funcionarios de Georgia y Pensilvania, dos estados clave sin una preferencia política clara que “ayudaron” a Biden.

El republicano afirmó que, pese a los resultados que se tienen, este podría no ser su último Día de Acción de Gracias en La Casa Blanca.

Y aunque se mantiene firme en su posición de que hubo fraude, el gobierno ya autorizó a que comience una transición formal. Trump se dijo en desacuerdo a que Biden siga adelante en su intención de conformar gobierno. “Creo que no es correcto que esté tratando de elegir un gabinete”.

Sobre las elecciones que se llevarán a cabo el 5 de enero en Georgia, y que determinarán qué partido controlará la cámara alta. Trump dijo que los candidatos a senadores republicano “están tratando con un sistema muy fraudulento. Estoy muy preocupado por eso”.

Adicional, el mandatario dijo que la gente está “muy decepcionada de que nos robaron”. Reconoció que probablemente nunca reconocerá formalmente su derrota. “Va a ser algo muy difícil reconocer (la derrota). Porque sabemos que hubo un fraude masivo”.

Pese a sus declaraciones de ayer, esta mañana el presidente dijo en sus redes sociales que Biden solo podrá ingresar a La Casa Blanca como presidente si podía demostrar sus “ridículos” 80 millones de votos. Incluso dijo que debía comprobar que no se obtuvieron de manera fraudulenta o ilegal.

“Cuando vea lo que sucedió en Detroit, Atlanta, Filadelfia y Milwaukee, fraude electoral masivo, ¡tendrá un gran problema sin solución!”.

El presidente Donald Trump anunció esta tarde la concesión del un indulto total a Michael T. Flynn, su primer asesor de seguridad nacional, quien se declaró culpable de haber mentido al FBI sobre sus contactos con agentes rusos.

“Es un honor para mi anunciar que se le ha otorgado el perdón completo al general Michael T. Flynn. Felicidades a él y a su maravillosa familia, sé que ahora van a tener un Acción de Gracias realmente fantástico”, dijo Trump en un mensaje en su cuenta de Twitter.

El de Flynn fue uno de los casos más importantes que surgieron de la investigación sobre la llamada “trama rusa” encabezada por el fiscal especial Robert Mueller, que concluyó en 2019 tras presentar cargos contra tres decenas de personas pero sin pruebas de una presunta conspiración electoral en el entorno de Trump con Rusia.

Flynn, un general que asesoró a Trump en política exterior durante su campaña electoral, duró apenas 24 días como asesor de seguridad nacional del mandatario una vez que este llegó al poder en enero de 2017.

El general tuvo que renunciar a su cargo tras conocerse que mintió al vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y a otros altos cargos del gobierno sobre sus contactos con el embajador ruso en Washington, Serguéi Kisliak.

A finales de 2017, Flynn se declaró culpable de haber mentido al FBI sobre sus contactos con Kisliak, pero después retiró esa declaración y trató de rechazar los cargos, mientras sus abogados argumentaban que hubo negligencia entre los fiscales e investigadores que activaron el caso.

Trump también pidió este miércoles a sus partidarios “revertir” el resultado de las elecciones alegando, sin pruebas, que fueron “amañadas” para asegurar la victoria de Joe Biden.

El mandatario republicano habló vía telefónica con senadores republicanos de la legislatura estatal de Pensilvania, a quienes dijo que “tenemos que revertir la elección”, dijo. Los demócratas “hicieron trampa. Fue una elección fraudulenta”, apuntó, repitiendo varias teorías de conspiración que han sido rechazadas en tribunales en todo el país.

Luego de que la Administración General de Servicios (GSA) diera luz verde al proceso de transición del poder, pese a que el presidente Donald Trump siga sin reconocer su derrota, y que el mandatario de China, Xi Jinping, felicitara a Joe Biden por su victoria, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue cuestionado sobre la posición de México en relación a la elección presidencial en Estados Unidos.

“Es un asunto que tiene que ver con la política exterior de México, que se ajusta a lo que establece la Constitución, el artículo 89 de la Constitución (…) Entonces, mi opinión es: Vamos a esperarnos”, contestó López Obrador.

El mandatario dijo que México aplica los principios de no intervención y de autodeterminación de los pueblos; indicó que no hay por qué adelantar tiempos, y que será cuando termine el proceso electoral en Estados Unidos cuando él y el gobierno se pronunciarán.

AMLO aseguró que México no tiene problemas con ningún gobierno extranjero ni con ningún partido del extranjero, y que lo único que buscan es apegarse a la política de principios que se abandonó durante mucho tiempo en materia de relaciones internacionales.

“No estamos de acuerdo con las muestras de felicitación por anticipado, nosotros padecimos de eso. Nos hicieron fraude en una ocasión, en el 2006 y todavía no se terminaban de contar los votos, estábamos pidiendo voto por voto, casilla por casilla, voto por voto, casilla por casilla y el presidente de España se pronuncia a favor del que estaba siendo impuesto como presidente (…) Tenemos que actuar con responsabilidad”, añadió AMLO.

López Obrador insistió en que su gobierno ya ha hecho un primer pronunciamiento, en el que han indicado que México esperará a que resuelvan las autoridades electorales sobre la elección.

Incluso dijo que luego de que el presidente Trump publicara un mensaje en Twitter donde pedía a la GSA comenzar con el proceso de transición, calificó como “una gran lanzada en ese sentido en los medios y todo” que dijeran que ese mensaje significaba que el republicano había aceptado una derrota.

“México va a mantener una política de cooperación, con el gobierno de Estados Unidos y con todos los gobiernos. Y no tenemos nada que temer, vamos a mantener esta política de respeto mutuo, no hay diferencias con nadie y hemos llevado una muy buena relación con el gobierno del presidente Trump, y esperemos que, de acuerdo a lo que decida la autoridad electoral en Estados Unidos o las instancias legales, quien sea declarado triunfador mantenga con nosotros, porque lo deseamos, una buena relación. En su momento vamos a pronunciarnos, vamos a expresar nuestro reconocimiento”, concluyó AMLO.

Arturo Sarukhán

El Universal

“Justo cuando me quería salir, me vuelven a meter”. Así, como Michael Corleone en El Padrino III, me siento esta semana. Mi intención era compartir hoy con ustedes algunas reflexiones sobre el retorno del General Cienfuegos a México (lo haré en mi próxima columna), pero el vandalismo de Donald Trump me obliga a retomar las secuelas que las acciones pueriles y peligrosas de quien será pronto un ex mandatario tienen para la democracia y la política estadounidenses.

El hecho de que al final del día Joe Biden asumirá la presidencia el 20 de enero y que las prácticas e instancias democráticas, las cortes y los medios han ido cortando de tajo el nudo gordiano que Trump le colocó al proceso de calificación poselectoral y a la transición no significa que el presidente y sus facilitadores en el Partido Republicano -y los medios y plataformas digitales de la extrema derecha- no le estén haciendo un daño profundo a Estados Unidos. El mandatario está instalado en un arco de bipolaridad que ha ido de la patraña de que dizque ganó la elección y le robaron el triunfo, al cabreo y pataleta por su derrota y una fijación por obstaculizar la transición, todo ello seguramente acicateado además por el cálculo de cómo reinventarse -y sobre todo cómo blindarse de las deudas que lo acechan y las investigaciones de las que será objeto al dejar la Oficina Oval- a partir de enero. Y en el proceso, se está llevando entre las patas a su país, colocando a EE.UU –y al mundo- en un potencial punto de quiebre, un momento de inflexión en el que o bien se rescata el peso e influencia del mundo democrático liberal o atestiguamos su declive precipitoso.

Trump lleva cinco años -si incluimos su campaña- no solo troleando a quienes lo critican o le desagradan; ha troleado a la democracia así como a las sociedades plurales, tolerantes, abiertas. Pero ahora ya está troleando a la Constitución de los Estados Unidos de América. Después de más de tres semanas, en el transcurso de los últimos días ya se empezó finalmente a reconocer y a hablar abiertamente en Washington de lo que en cualquier otro país y en cualquier otra latitud ya habría sido calificado por la comentocracia y los medios estadounidenses como un golpe de Estado en potencia. Como bien apunta la científica política Anne Applebaum, podrá bien ser un golpe ineficaz, un golpe de ópera bufa, un golpe ridículo y absurdo, pero no deja de ser un intento de golpe. Y si los medios y los políticos no están dispuestos a usar ese término para caracterizar las acciones de Trump y el Partido Republicano, entonces ya no creen en la democracia ni están preparados para defenderla.

En las semanas posteriores a los comicios, Trump y su equipo no han podido impugnar los resultados finales en las cortes. Sin embargo, en la corte de la opinión pública, han logrado un progreso sorprendente, un progreso que podría amenazar la capacidad del presidente electo Biden para gobernar e incluso a la propia democracia estadounidense. Al principio, Trump estaba convencido de que podía revertir el resultado de las elecciones a través de la judicialización del proceso electoral con una serie de amparos. Y no es ninguna sorpresa. Esa ruta estaba cantada desde hace meses y el presidente disfruta, vive, se alimenta de -y a su vez alimenta- el caos y el pleito. A lo largo de su vida, ha sido parte de no menos de 4,000 litigios. En este caso, sin embargo, calculó mal el terreno y va perdiendo o ha perdido más de 25 casos y amparos detonados a partir del 3 de noviembre hasta la fecha. Y en Georgia, el recuento -ahora sí, voto por voto, casilla por casilla- refrendó la victoria de Biden en ese estado.

Si Trump tuviese un mínimo de clase, madurez, sentido de Estado, decoro o respeto por la investidura presidencial, habría aceptado su derrota desde hace días, habría dado vuelta a la página y habría ofrecido apoyo a su sucesor, tradiciones que se remontan a más de dos siglos en la vida política de EE.UU. Pero el narcisista en jefe tal vez esté jugando a ganar tiempo, esperando a ver cómo se desarrolla un segundo frente de batalla que ha abierto y que ciertamente parece más prometedor para él. Solo hay que considerar una encuesta de Monmouth Poll publicada el miércoles pasado, que encontró que el 32% de los estadounidenses cree que Biden ganó como resultado de un fraude electoral; el 77% de los partidarios de Trump piensan lo mismo. Estos datos dañinos encuentran aún más resonancia en entrevistas que Reuters condujo con 50 personas -de distinta edad, grupo sociodemográfico y procedencia geográfica- que votaron a favor de Trump. El común denominador fue que “todos dijeron que creían que las elecciones fueron manipuladas o eran de alguna manera ilegítimas”. Algunos agregaron que ahora estaban boicoteando a Fox News -que finalmente ha marcado distancias con Trump- y sintonizando a los medios emergentes de la extrema derecha, Newsmax y One American News Network, que han estado apoyando y regurgitando las patrañas y las falsas e infundadas afirmaciones de Trump de fraude electoral. Y en un sondeo de Harris Poll este lunes, 47% de los votantes registrados encuestados afirma estar a favor de una nueva candidatura presidencial de Trump en 2024. Y esto esboza quizá la hoja de ruta en la cabeza del mandatario; dejar la Casa Blanca habiéndose negado a reconocer que fue derrotado (lo que más detesta en la vida es el calificativo de “loser”) y usar los recursos que está recaudando para financiar sus procesos de litigio para saldar las deudas que le caerán encima como el famoso yunque marca “ACME” de las caricaturas y lanzar su propia plataforma mediática.

Nunca antes en la historia de EE.UU la oposición había socavado la legitimidad de un presidente electo antes de que éste asumiese el cargo de la manera en que este presidente y su partido lo han hecho ahora. Es importante recordar que esto no es un accidente. Durante meses -y lo advertimos muchos- Trump y su campaña han desplegado un esfuerzo sistemático para minar a Biden y su eventual presidencia. En el período previo a las elecciones, Trump cuestionó reiteradamente la legitimidad de las boletas por correo y sugirió que no aceptaría los resultados de las elecciones si perdía. En resumen, esta ha sido una campaña deliberada de sabotaje, emprendida con un nulo miramiento por el daño que podría infligir a la democracia. Desde su temprana adopción de la mentira de que Barack Obama no había nacido en EE.UU (que luego retractó) hasta las miles de falsedades que ha difundido en Twitter, mítines y conferencias de prensa, Trump ha construido un imperio político mentira sobre mentira. Pero no tiene la menor intención de abandonar la escena pública. Espera ganar influencia política a través de las millones de personas que creen en él con más fervor que en las propias tradiciones y procesos democráticos de la nación.

Este es un problema endiablado para la vida nacional estadounidense. El rechazo generalizado de los resultados de las elecciones entre los simpatizantes de Trump y, con contadas excepciones, en el GOP en general refleja -a pesar de que los sistemas de pesos y contrapesos siguen funcionando, si nos atenemos a los fallos en las cortes y el rechazo incluso de gobernadores Republicanos a que haya habido irregularidades y mucho menos fraude en sus estados- una dinámica nueva y peligrosa en la política del país. La decisión de subvertir la elección en el GOP se extiende más allá de Trump, ya sea por sicofancia o porque como he señalado previamente en esta página de opinión, el partido ya está cooptado -por miedo o por convicción- por el mercachifle convertido en presidente. Si la mayoría de los votantes Republicanos, que no forman una mayoría electoral en el país pero sí son críticos para la viabilidad electoral futura del GOP, realmente no creen en la democracia y no pueden ser convencidos de datos duros, realidades y hechos descaradamente obvios, los políticos Republicanos permanecerán atrapados en el universo político paralelo de Trump.

Por ello, la próxima ocasión en la que militantes del GOP -que había sido el partido de la legalidad, el orden y el Estado de derecho- se arranquen con la oda a la Constitución y a la sabiduría sempiterna de sus redactores, habrá que recordarles que se comportaron como una cofradía de cobardes descarados en el momento tan delicado en el cual el sistema que diseñaron los llamados

padres de la patria enfrentó uno de sus retos más seminales. Y a diferencia de Las Vegas, lo que sucede en EE.UU no se queda en EE.UU; la erosión democrática ahí conlleva consecuencias para la democracia liberal en otras partes del mundo y para la recalibración que harán muchas otras naciones acerca de lo que esto implica para el equilibrio de poder internacional

El presidente Donald Trump indicó este lunes a través de sus redes sociales que daba luz verde para que inicie el proceso de transferencia del poder al demócrata Joe Biden, ganador de la elección presidencial del pasado 3 de noviembre, aunque se mantiene firme en no reconocer su derrota.

“Quiero agradecer a Emily Murphy en GSA (la Administración General de Servicios) por su firme dedicación y lealtad a nuestro país. Ha sido acosada, amenazada y objeto de abusos -y no quiero ver que esto le pasa a ella, su familia o a empleados de GSA”, tuiteó Trump indicando que recomendaba a Murphy iniciar con el proceso, así como ha dado instrucciones a su equipo para que hagan lo propio.

Así, la GSA ha determinado que Joe Biden es el “aparente ganador” de las elecciones, despejando el camino para el inicio oficial de la transición.

Un funcionario dijo que la administradora Emily Murphy hizo la determinación después de que los intentos de Trump por revertir la votación fallaron en los estados que parecían estar en disputo, sobre todo luego de que estado de Michigan certificara la victoria de demócrata.

Con ello los asesores de Biden pueden comenzar a coordinarse con las agencias federales en torno a los planes para que el nuevo gobierno tome el control el 20 de enero próximo.

En su mensaje en Twitter, Trump advirtió que la batalla legal seguirá pese a que inicie el proceso de transición. “Seguiremos en la lucha ¡y creo que triunfaremos! No obstante, por el bien de nuestro País”.

Emily Murphy señaló a través de una carta que Biden puede acceder a los fondos federales y otros recursos que se contemplan para comenzar su transición al poder. Aprovechó para negar que hubiera estado bajo presión por parte de La Casa Blanca para retrasar el proceso.

“He dedicado gran parte de mi vida adulta al servicio público y siempre me he esforzado por hacer lo correcto (…) Por favor, sepa que tomé mi decisión de forma independiente, basada en la ley y los hechos disponibles. Nunca fui presionada directa o indirectamente por ningún funcionario…”.

La funcionaria precisó que los tiempos y las decisiones de la GSA se han dado debido al desarrollo de las elecciones, que dijo, involucran impugnaciones legales y certificaciones de resultados electorales.

Sobre el tema, el equipo del presidente electo anunció que en “los próximos días” empezará reuniones con los funcionarios del gobierno de Donald Trump para hacer efectiva la transferencia de poder a la que el mandatario dio el visto bueno.

“En los próximos días, los funcionarios de transición comenzarán a reunirse con funcionarios federales para discutir la respuesta a la pandemia, tener información detallada de nuestros intereses de seguridad nacional”, dijo en un comunicado el director ejecutivo del equipo de transición de Biden, Yohannes Abraham.

El funcionario demócrata también aseguró que en esas reuniones buscarán “obtener una plena comprensión de los esfuerzos de la Administración Trump de vaciar las agencias gubernamentales”.

La Casa Blanca anunció este viernes que habrá unos 40 millones de dosis disponibles de la vacuna contra el Covid-19 en Estados Unidos a finales de este año, gracias a los avances de las farmacéuticas Pfizer y Moderna.

“Respecto a la vacuna, creemos que habrá 40 millones de dosis disponibles hacia finales de año”, dijo la portavoz de La Casa Blanca, Kayleigh McEnany, en una rueda de prensa, la primera que da desde el pasado 1 de octubre.

Recordó los avances anunciados por Pfizer y Moderna, que han informado de “resultados exitosos” en sus vacunas: “Cada una ha logrado una vacuna para la Covid que es en torno al 90% efectiva. Sabemos que la de Moderna es un 94,5 % efectiva y la de Pfizer 95 %, esto es extraordinario”, dijo la funcionaria.

McEnany insistió en atribuir el progreso en las vacunas a la gestión del presidente Donald Trump, pese a que al comienzo de la pandemia minimizó intencionalmente la importancia de la enfermedad al reconocer que lo hizo para que no cundiera el pánico entre la población. Adempas, Trump se negó a usar mascarilla en público durante varios meses.

La portavoz de La Casa Blanca subrayó que “este progreso realmente extraordinario del que ustedes ya han escuchado al doctor (Anthony) Fauci (el principal epidemiólogo del Gobierno) y a otros hablar fue solo posible debido al presidente, quien dijo al mismo tiempo ‘voy a buscar una vacuna, voy a hacer algo nuevo, voy a fabricarla’ para que muchas vidas estadounidenses sean salvadas, gracias al presidente Trump y al gran trabajo de la operación Velocidad de la luz”.

Sobre las vacunas, este viernes, Pfizer y su socia alemana BioNTech pidieron autorización de emergencia al regulador del medicamento de Estados Unidos, la FDA, para poder comenzar a distribuir su vacuna, que podría suministrarse a población de riesgo a partir de diciembre.

Sobre el tema de las vacunas, este viernes, el presidente Donald Trump denunció una presunta conspiración respecto a que los datos preliminares de la vacuna para la Covid-19 no se hayan publicado hasta después de las elecciones para perjudicarlo políticamente.

La Casa Blanca anunció una una rueda de prensa para anunciar una disminución en el precio de los medicamentos, pero visiblemente enfadado, Trump arremetió contra la farmacéutica Pfizer y no aceptó preguntas de los periodistas.

“Se me puso aquí para hacer un trabajo, y Pfizer y otros iban adelante con las vacunas, ustedes no tendrían una vacuna en otros cuatro años si no fuera por mí, porque la FDA nunca hubiera sido capaz de hacer lo que ha hecho si yo no los hubiera forzado a hacerlo”, lanzó Trump.

“Y Pfizer y otros incluso decidieron no evaluar los resultados de su vacuna, en otras palabras, no sacaron una vacuna hasta después de las elecciones”, denunció el republicano sin aportar pruebas.

Trump sostuvo que Pfizer “y otros” decidieron intencionadamente no publicar los datos preliminares de su vacuna en octubre, como él lo tenía previsto.

“Decidieron atrasarlos por lo que estoy haciendo, y está bien para mí, porque francamente esto es algo muy grande, muy grande, no sé si alguien lo va a apreciar, así que esperaron, esperaron y esperaron y pensaron que iban a salir en unos pocos días después de las elecciones, probablemente habría tenido algún impacto ¿Quién sabe?”.

A partir de ahí Trump comenzó a mezclar sus teorías de supuestas papeletas electorales desaparecidas a su favor con “los juegos corruptos” de los demócratas” y el resultado de los comicios presidenciales, en los que ganó Joe Biden.

Durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), se destacó la importancia de un comercio “libre y abierto” para superar la crisis provocada por la pandemia del Covid-19.

De forma retoma, y desde Malasia, la cumbre se realizó este viernes con la presencia de los mandatarios Xi Jinping y Donald Trump.

“Reconocemos la importancia de un comercio e inversiones libres, abiertos, justos, no discriminatorios, transparentes y predecibles para impulsar la recuperación económica en un tiempo tan exigente”, indica el comunicado acordado por los líderes de las 21 economías integrantes del APEC.

La cumbre había creado expectativas por las tensiones entre el presidente chino Xi Jinping y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que llamó la atención pues a diferencia del resto de los mandatarios conectados que utilizaron el fondo oficial de esta edición, que mostraba la residencia oficial del primer ministro de Malasia, Trump prefirió usar el fondo de la oficina donde se encontraba.

El de hoy ha sido uno de los pocos actos de Trump desde su derrota en las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre ante el presidente electo, el demócrata Joe Biden.

Trump, que no había participado en la cumbre de APEC desde 2017, no ofreció ningún discurso público, mientras que Xi Jinping realizó la víspera una encendida defensa de la globalización y la apertura económica y garantizó que China no se desconectará de la economía global.

En su intervención en la cumbre de hoy, el líder chino hizo un llamamiento a las economías de Asia Pacífico a construir “un clima de negocios abierto, justo y no discriminatorio” en su defensa del multilateralismo y la apertura económica y aseguró que China “considerará activamente” unirse al Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP).

El CPTPP, también conocido por sus siglas TPP11, entró en vigor en diciembre de 2018 y está integrado por once naciones, entre ellas Japón, la tercera economía mundial, Chile, México y Perú. Es una versión actualizada del TPP, firmado en 4 de febrero de 2016 pero que entró en crisis a raíz de la decisión del presidente Donald Trump de retirar a su país de esa iniciativa en 2017.

El primer ministro de Malasia, Muhyuddin Yassin, dijo durante la rueda de prensa posterior a la cumbre que la guerra comercial entre China y EUA ha quedado” eclipsada” por la pandemia y defendió una mayor integración económica en la región.

Es la primera vez en tres años que el APEC acuerda una declaración, ya que en la cumbre de Chile hace un año fue cancelada por las protestas antigubernamentales y en la de Papúa Guinea, en 2018, el enfrentamiento entre China y EUA impidieron un comunicado conjunto por primera vez en la historia del foro.

Las economías que integran el APEC son Australia, Brunéi Darussalam, Canadá, Chile, China, Hong Kong, China, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam.

Joe Biden celebra este viernes su cumpleaños número 78, dos meses antes del día de su llegada a La Casa Blanca, donde sucederá a Donald Trump, a quien venció en las elecciones del pasado 3 de noviembre. Como regalo de cumpleaños, el secretario de Estado de Georgia confirmó su triunfo tras el recuento y auditoria realizado.

Así, el exvicepresidente de Barack Obama prestará juramento el próximo 20 de enero de 2021, convirtiéndose en el presidente 46 de los Estados Unidos, y el de mayor edad de la historia del país.

Sobre el recuento en Georgia, el secretario de Estado de ese territorio confirmó este viernes que el presidente Donald Trump no ganó los votos del Colegio Electoral.

“Al igual que otros republicanos estoy decepcionado, nuestro candidato no ganó los votos electorales de Georgia”, sostuvo Brad Raffensperger, quien se calificó como un orgulloso seguidor de Trump.

“Yo vivo con el lema de que los números no mienten. Como secretario de Estado creo que los números que presentamos hoy son correctos”.

Desde ayer por la tarde/noche, Georgia confirmó que Biden superó a Trump, lo que reduce las posibilidades del republicano de que cambien los resultados y se pueda mantener otros cuatro años en La Casa Blanca.

El resultado del recuento en el estado era muy esperado, pese a los reclamos infundados de Trump y sus aliados de que los resultados en Georgia eran sospechosos debido a un fraude electoral extendido.

Biden suma 306 votos en el Colegio Electoral contra 232 de Trump, superando el umbral de 270 votos necesarios para ganar la presidencia.

La auditoría de Georgia, que se realizó luego de que los resultados iniciales mostraran un triunfo de Biden por 14.000 votos, mostró que el demócrata se impuso por 12,284 sufragios.

Al respecto, el presidente Donald Trump y sus aliados están tomando medidas desesperadas para revertir los resultados de la elección presidencial, incluso convocando a legisladores estatales a La Casa Blanca para tratar de impugnar la victoria de Biden.

Las tácticas de último recurso incluyen llamadas personales a funcionarios electorales que tratan de rescindir la certificación de votos en Michigan, insinuar en una demanda que Pensilvania desconoció el voto popular y presionar a funcionarios en Arizona para demorar la certificación de los recuentos.

Los expertos en derecho electoral dicen que son simplemente intentos agonizantes de la campaña de Trump y que sin duda Biden entrará a la Oficina Oval en enero próximo, pero existe el temor de que las gestiones de Trump afectarán la confianza de parte de la ciudadanía en la integridad de las elecciones.

El senador republicano Mitt Romney, uno de los detractores más francos de Trump, lo acusó de recurrir a “presiones sobre funcionarios estatales y locales a fin de subvertir la voluntad del pueblo y revertir la elección”. Añadió que “es difícil imaginar una acción antidemocrática más grave por parte de un presidente estadounidense en funciones”.

La agencia de seguridad electoral del gobierno de Trump declaró que la elección presidencial de 2020 fue la más segura de la historia. Días después, Trump destituyó al jefe de ese organismo.

El presidente Donald Trump sigue insistiendo en que ganó las elecciones del pasado 3 de noviembre y en que hubo un “fraude” generalizado que dio la victoria a su rival demócrata, Joe Biden.

“Gané las elecciones. ¡Fraude al votante en todo el país!”, escribió este miércoles Trump en su cuenta de Twitter junto a una serie de comentarios en los que pone en entredicho la limpieza de los recuentos y las decisiones sobre impugnaciones que ha presentado su equipo de campaña.

“Esta fue una elección amañada. Prohíben a los observadores electorales republicanos, las máquinas de votación fallan por todas partes (¡lo que significa que los atraparon haciendo trampa!)”, escribió el mandatario reaccionando a una encuesta que apunta a que sus denuncias pueden estar socavando la confianza en el sistema.

La encuesta indica que cerca de la mitad de los republicanos cree en la veracidad de las denuncias de Trump de que ganó las elecciones y que le fueron robadas por un fraude generalizado que favoreció a Biden, pese a que no se haya demostrado que así sea.

Los comentarios de Trump, marcados por Twitter con una leyenda de que sus denuncias de fraude son cuestionables, también aluden a la decisión de la Junta Electoral del Condado de Wayne, en Michigan, que la noche del martes certificó unánimemente los resultados, tras haber estado bloqueada debido a la negativa de los republicanos a hacerlo.

“¡Incorrecto! Al principio votaron en contra porque había muchos más VOTOS que GENTE (¡Triste!). Luego fueron amenazados, les gritaron y fueron hostigados brutalmente, y fueron FORZADOS a cambiar su voto, pero luego SE NEGARON, como patriotas estadounidenses, a firmar los documentos”, escribió Trump.

El de Wayne, donde se encuentra Detroit, es el condado más poblado de Michigan, con un 80% de población negra, que se supone que en su mayoría votó a Biden, quien se llevó los 16 votos electorales en disputa con una ventaja de 2.7 puntos porcentuales.

Trump también se quejó de nuevo de que en Pensilvania a los observadores electorales republicanos “ni siquiera les permitieron entrar al edificio para mirar”, algo que han negado las autoridades electorales de ese estado, que también ganó Biden.

Finalmente, sobre el recuento de los votos en Georgia debido a lo ajustado del resultado, dijo que “es una broma y se hace BAJO PROTESTA. Aunque se han encontrado miles de votos fraudulentos, el número real está en firmas coincidentes”.

Pese a las denuncias de Trump, el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, ha indicado que los secretarios electorales deben comparar las firmas de los sobres de votación y cotejarlos con los de los votantes.

La campaña de Trump también ha anunciado que hoy presentará una petición de recuento en dos condados de Wisconsin, Milwaukee y Dane, por considerar que hay “votos ausentes alterados ilegalmente y emitidas ilegalmente”.

Biden ganó los 10 votos electorales de Wisconsin con una diferencia de unos 20,500 votos.

Este martes, el equipo de Trump también presentó una nueva querella por supuestas “irregularidades sustanciales” y “fraude” por la “falta de fiabilidad” de las máquinas de procesamiento y escaneo de votos en Nevada. En ese estado, Biden obtuvo el 50.1% de los votos, frente al 47.7% de Trump.

El consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, negó este martes que la farmacéutica haya retrasado hasta pasadas las elecciones estadounidenses el anuncio sobre la efectividad de su vacuna contra el Covid-19, tal como lo afirmó el presidente Donald Trump.

“No conspiramos con nadie, por supuesto”, dijo Bourla preguntado al respecto durante un foro organizado por The New York Times, en el que el responsable de la empresa estadounidense aseguró que en ningún momento estuvo pendiente de los comicios.

“Las elecciones siempre fueron para nosotros una línea artificial. Podía ser muy importante para el presidente, pero no para nosotros”, insistió.

Y es que Trump, a través de Twitter, sugirió una posible conspiración entre Pfizer y su socio BioNTech y los demócratas para retrasar el anuncio hasta después de las elecciones del 3 de noviembre.

Según el presidente, Pfizer “no tuvo el valor” de dar a conocer antes de los comicios los resultados de sus pruebas, según las cuales la vacuna tiene una efectividad del 90%.

Pfizer y BioNTech, que trabajan juntas en el proyecto, plantearon previamente la posibilidad de que los resultados preliminares del estudio estuvieran disponibles para finales de octubre, pero ese calendario se retrasó por un protocolo más estricto acordado con la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).

Las dos empresas continúan acumulando datos sobre la seguridad y eficacia de la vacuna y esperan producir 50 millones de dosis este año y 1.300 millones de dosis en 2021.

Después del anuncio de Pfizer y BioNTech, la biotecnológica Moderna anunció que su posible vacuna contra el Covid-19 es efectiva en un 94% y se convierte así en la segunda opción para iniciar una campaña de vacunación masiva contra el coronavirus en 2021.

El virtual presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes nuevos nombramientos en su equipo de gobierno, pese a que el presidente Donald Trump sigue sin reconocer su derrota.

Tras el nombramiento la semana pasada de su veterano asesor Ron Klain como su próximo jefe de gabinete, Biden anunció este martes a varios colaboradores de alto rango de su campaña para ocupar otros puestos clave en su futuro equipo en La Casa Blanca.

Entre los nombramientos está el del congresista de Luisiana Cedric Richmond, copresidente de su campaña, como asesor principal y director de su Oficina de Participación Pública; y el de Jen O’Malley Dillon, su directora de campaña, como subdirectora de personal.

También destacó el nombramiento de Julissa Reynoso, quien en el gobierno de Barack Obama fuera subsecretaria de Estado Adjunta para Latinoamérica y embajadora en Uruguay, como jefa de gabinete de la primera dama.

Como asesor principal de la primera dama fue nombrado Anthony Bernal, quien fue subdirector de campaña y ha sido asesor y persona de confianza de la familia Biden durante más de una década.

Un nombramiento como consejero de Biden que puede resultar polémico es el de Steve Ricchetti, quien fue subjefe de gabinete de Bill Clinton. Según The Wall Street Journal, Richetti fundó una firma de cabildeo junto a su hermano Jeff en 2001, de la que se separó para empezar a trabajar con Biden y que en el último año ha conseguido varios contratos con empresas farmacéuticas.

Algunos grupos progresistas han instado a Biden a mantener a los cabilderos fuera de su administración.

Otros nombramientos en puestos clave incluyen los de Julie Rodríguez, subdirectora de campaña y exasistente de la vicepresidenta electa, Kamala Harris, quien será directora de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales de La Casa Blanca; y Annie Tomasini, jefa de personal de Biden durante la campaña, quien se convertirá en directora de operaciones del Despacho Oval.

“Estas personas diversas, experimentadas y talentosas demuestran el compromiso del presidente electo Biden de construir una administración que se parezca a Estados Unidos”, con “profunda experiencia de gobierno”, dijo la campaña de Biden en un comunicado.

Estos nombramientos se producen mientras Trump sigue insistiendo en que ganó las elecciones y ha promovido varias acciones legales en diferentes estados un intento por revertir los resultados alegando irregularidades no demostradas.

El secretario de Defensa en funciones de Estados Unidos, Christopher C. Miller, anunció este martes oficialmente la retirada de tropas de su país en Afganistán hasta dejarlas en 2,500 efectivos el 15 de enero de 2021, y un número similar en Irak.

Miller explicó que la decisión no supone un cambio de política, además de que es coherente con los objetivos estratégicos de Estados Unidos.

Actualmente, Estados Unidos mantiene cerca de 4,500 militares en Afganistán y 3,000 en Irak.

La sustancial reducción de tropas ordenada por el presidente Donald Trump se producirá apenas unos días antes de la toma de posesión de su virtual sucesor, el demócrata Joe Biden.

Recordemos que Trump despidió el pasado 9 de noviembre el hasta entonces jefe del Pentágono, Mark Esper, una decisión esperada después de que el jefe militar se opuso al plan del mandatario de desplegar militares en la represión de las protestas contra la violencia policial que sacudieron el país.

A la par, y en el mismo mensaje a través de Twitter, el mandatario anunció la designación como nuevo secretario de Defensa en funciones de Miller, hasta entonces director de Contraterrorismo.

A finales de febrero, los talibanes y Estados Unidos firmaron un histórico acuerdo en Doha por el que los estadounidenses anunciaban la retirada de sus tropas en un periodo de 14 meses, al tiempo que los insurgentes se comprometían a evitar que el territorio afgano pudiera prestar apoyo alguno a actividades terroristas en el futuro.

Además, los talibanes se comprometieron a liberar a un millar de miembros de las fuerzas de seguridad afganas y Kabul debería hacer lo propio con otros 5,000 insurgentes, un proceso que tras sucesivos desacuerdos se completó en septiembre, lo que dio inicio ese mismo mes a las ansiadas conversaciones intraafganas en Doha.

Los casos de coronavirus en Estados Unidos han aumentado en un millón en la última semana, hasta sobrepasar los 11 millones este lunes, con más de 245,000 muertos, lo que ha provocado que diversos gobiernos estatales ordenaran cierres o confinamientos parciales para frenar la propagación del virus.

Las órdenes a nivel estatal han llegado mientras el todavía presidente Donald Trump prácticamente ha dejado de gestionar y hacer referencia a la pandemia de Covid-19 para centrarse en defender que las elecciones presidenciales fueron un “fraude,” pese a no tener pruebas de ello.

Estados como California, Nuevo México, Oregón y Dakota del Norte, entre otros, han anunciado diferentes medidas para hacer frente al repunte de casos, que incluyen el cierre temporal de negocios; la prohibición de actividad física en espacios cerrados y la limitación de ella en lugares abiertos; y suspensión de actividades escolares extracurriculares.

Ante el aumento de casos en las últimas semanas, Nuevo México y Oregón empezarán entre este lunes y el miércoles un confinamiento “parcial” que obligará a la clausura temporal de gimnasios, restaurantes, museos, bares, salones de belleza y otros negocios “no esenciales” hasta, por lo menos, el próximo 30 de noviembre.

Los espacios comerciales identificados como “negocios esenciales”, como farmacias o supermercados, podrán operar de manera limitada, con el 25 % de capacidad.

Los centros de culto sí podrán ofrecer servicios religiosos a sus feligreses, ya sea en espacios cerrados o públicos, según la orden emitida por la gobernadora de Nuevo México, la demócrata Michelle Lujan Grisham.

Por otro lado, en Dakota del Norte, que batió un récord de casos este fin de semana, las autoridades estatales ordenaron el uso de mascarilla obligatorio en la calle y la suspensión de deportes de invierno y actividades extracurriculares hasta el 14 de diciembre.

Una situación similar se vive en California, donde las actividades al aire libre están ampliamente restringidas y los negocios “no esenciales” han tenido que cerrar sus puertas de nuevo.

Los casos semanales de coronavirus se han duplicado en el último mes en todo el estado y el condado de Los Ángeles registró más de 6,800 contagios durante el fin de semana.

Este lunes, el gobernador de California, Gavin Newsom, decidió poner el “freno de emergencia” al ordenar que 28 condados más del estado entren en la fase más restrictiva de cierres comerciales, por lo que ya la inmensa mayoría de demarcaciones estatales están regidas por esas normativas.

En el estado de Washington, donde los casos se duplicaron en las últimas dos semanas, el gobernador demócrata Jay Inslee prohibió ayer todas las reuniones en interiores con personas fuera del grupo familiar, uno de los mayores factores de contagio.

Inslee prohibió asimismo comer dentro de bares y restaurantes y restringió a 25% la capacidad en sitios de culto, supermercados y otras tiendas. Las reuniones privadas afuera, o las cenas afuera en un restaurante fueron limitadas a un máximo de cinco personas. Las medidas estarán vigentes hasta el 14 de diciembre.

El estado de Michigan anunció también el cierre de escuelas secundarias y universidades que deben ahora ofrecer el 100% de sus cursos en línea, así como de cines y casinos o actividades recreativas interiores. Prohibió las cenas dentro de bares y restaurantes y ordenó el trabajo desde casa siempre que sea posible. Las medidas estarán vigentes al menos tres semanas, hasta el 9 de diciembre.

Pese al incremento de casos en todo el país y las medidas estatales, el presidente Trump se ha mantenido en silencio respecto a la pandemia en los últimos días, y ha sido el vicepresidente, Mike Pence, el que ha estado presente en las llamadas con gobernadores para afrontar esta nueva ola de contagios.

Según contó un alto funcionario del gobierno al diario The Washington Post, Trump no ha asistido a una reunión del grupo de trabajo sobre coronavirus en “al menos cinco meses”.

Esa misma fuente, que prefirió mantenerse en el anonimato, consideró que el mandatario debería dejar de hablar de fraude electoral y centrarse en encarar los altos números de contagio por Covid-19 que se han registrado en las últimas semanas.

El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, admitió este domingo la victoria de su rival demócrata, Joe Biden, en las elecciones del pasado 3 de noviembre, aunque lo atribuyó, sin pruebas, a un presunto fraude electoral.

Trump aclaró enseguida que esto no significa que reconozca su derrota; replicó que Biden ganó porque las elecciones estuvieron “amañadas”. Insistió en que no se permitieron observadores electorales del partido republicano, además de que los votos fueron contados por una compañía vinculada a la izquierda radical Dominion.

Acusó que dicha empresa tiene “una mala reputación y equipo engañoso que no pudo siquiera cumplir con los requisitos para Texas (¡Que yo gané por mucho!), ¡los Medios de Comunicación Falsos y Callados, y más!”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.

Trump acompañó su mensaje de un extracto de una intervención en la cadena de televisión Fox News del comentarista político conservador Jesse Waters, en el que apuntaba de manera infundada que Biden triunfó por un supuesto fraude.

Lo que llamó la atención de su mensaje fueron las dos primeras palabras de su tuit: “He won” (Él ganó), pues por primera las pronunciaba tras el anuncio de los resultados que se niega a reconocer.

El recién nombrado jefe del futuro gabinete de Biden, Ron Klain, dijo a la cadena NBC que el comentario de Trump era “una confirmación más de la realidad de que Joe Biden ganó las elecciones”. “Si el presidente está preparado para empezar a reconocer esa realidad, es positivo”, dijo.

Sin embargo, horas después, y frente a las reacciones que generó su tuit, Trump aclaró que Biden “solo ganó a ojos de los MEDIOS FAKE NEWS”. “¡No concedo NADA! ¡Tenemos todavía un largo camino por recorrer. La elección estaba AMAÑADA!”, insistió el magnate.

Donald Trump se ha mostrado muy activo ayer en sus redes sociales, en donde volvió a insistir en que él es el verdadero vencedor de la elección presidencial; acusó a los medios de “ascender” a la Presidencia  antes de tiempo a Biden.

“¿Por qué los medios de noticias falsas asumen continuamente que Joe Biden ascenderá a la Presidencia, sin siquiera permitir que nuestro lado muestre, lo cual nos estamos preparando para hacer, cuán destrozada y violada ha sido nuestra gran Constitución en las elecciones de 2020?”, preguntó Trump.

Según las proyecciones de los principales medios de comunicación, el virtual presidente electo de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, ha ganado con 306 votos del Colegio Electoral, contra los 232 que obtuvo el presidente Donald Trump.

Fuente: NYT

Los últimos estados en los que Biden fue declarado ganador han sido Arizona y Georgia, mientras que Trump ganó en Alaska y Carolina del Norte.

Debido a lo estrecho del resultado, Georgia comenzó este viernes el recuento de los votos de las elecciones presidenciales, un proceso que puede durar hasta cinco días, mientras que Trump sigue insistiendo en que hubo irregularidades sin ofrecer pruebas de ello.

El recuento a mano de los cerca de cinco millones de votos y, después de que todos los condados certificarán sus resultados, deberá concluir el miércoles 18 de noviembre a la medianoche, anunciaron las autoridades electorales de Georgia.

Recordemos que las leyes del estado señalan que deberán volver a contarse los votos cuando el margen de diferencia sea inferior al 0.5%, y en este caso el demócrata Joe Biden mantiene una ventaja sobre Trump, tras escrutarse el 99% del total de los sufragios, de 14,000 votos, lo que supone el 0.3%.

Los demócratas han insistido en la necesidad de avanzar en el proceso de transición y gran parte de la comunidad internacional ha expresado ya el reconocimiento de la victoria de Biden. El último, China, que finalmente reconoció oficialmente los resultados de los comicios y felicitó a Biden.

Poco después del anuncio de Pekín, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, criticó este viernes el “absurdo circo” de los republicanos al no “aceptar la realidad” de que Biden es el presidente electo del país tras derrotar a Trump en las elecciones del 3 de noviembre.

“Las elecciones terminaron. Joe Biden es el presidente electo. Electo con un mandato de más de 78 millones de votos”, subrayó la líder demócrata.

La toma de posesión del próximo presidente está prevista para el 20 de enero en Washington.

Trump sigue sin reconocer la derrota y aferrado a acusaciones sin pruebas de fraude. “Nunca apuesten en mi contra”, dijo el mandatario en una entrevista publicada este viernes en el diario Washington Examiner, en la que señaló que es capaz de dar la vuelta a los resultados de los comicios.

Preguntado sobre cuándo calcula que será capaz de dar la vuelta a la situación, Trump respondió: “No sé, probablemente dos semanas, tres semanas”.

Este viernes también se informó que Joe Biden será informado por expertos en seguridad nacional la próxima semana, según confirmó su equipo de transición

Jen Psaki dijo que el hecho de que Biden aún no haya recibido informes de inteligencia clasificados podría perjudicar sus preparativos para gobernar. “Han pasado seis días, pero con cada día que pasa, se vuelve más preocupante que nuestro equipo de seguridad nacional y el presidente electo y la vicepresidenta electa no tengan acceso a esos informes de inteligencia”, dijo Psaki a periodistas.

El medio digital estadounidense Axios asegura que el presidente Donald Trump se prepara para poner en marcha su propio canal de televisión con el fin de competir directamente con la que hasta ahora había sido su cadena favorita: Fox News.

“Planea destrozar a Fox. De eso no hay duda”, dijo a Axios una fuente cercana al mandatario, que pidió el anonimato.

Y es que según Axios, Trump no vio con buenos ojos el que Fox News le haya dado ciertos triunfos en algunos estados a su rival demócrata a La Casa Blanca, y que haya proyectado su victoria en la contienda electoral.

Fox, el canal de noticias más visto en Estados Unidos, ha servido de portavoz a Trump a lo largo de su gobierno, además de que es ahí donde trabajan algunos de los aliados con más impacto mediático del republicano tales como Sean Hannity y Tucker Carlson.

La cadena ha sido blanco de la ira del presidente durante los últimos meses por considerar que ya no es lo suficientemente afín a su gobierno.

Por su parte Fox News a tomado en las últimas semanas la postura de tachar de falsas las afirmaciones del presidente, lo cual no le ha gustado a Trump, lo que ha llevado a algunos de sus seguidores a abandonar el canal porque no replica las denuncias del magnate, como ha sido su señalamiento de que hubo fraude electoral.

La intención de Trump de crear su propio canal de televisión es un rumor que está latente desde su campaña presidencial de 2016, pero según Axios, el mandatario lo estaría pensando esta vez en que el nuevo canal sea digitial y se transmita por internet, pues un proyecto que se emita por televisión de paga como lo hace Fox News sería algo caro y complicado.

Lo que quiere el mandatario es que el canal digital, cobre de manera mensual a sus suscriptores lo equivalente a 5.99 dólares.

Según se ha dicho, las bases de datos en poder de Trump y sus organizaciones, que incluyen correos electrónicos y teléfonos, serían el punto de arranque para conseguir a sus primeros suscriptores.