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El secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, ha ordenado este miércoles realizar un recuento completo de los votos, ante la estrecha ventaja que separa al candidato demócrata, Joe Biden, del presidente Donald Trump.

“Con un margen tan pequeño es necesario llevar a cabo un recuento en cada uno de los condados del estado”, ha dicho Raffensperger durante una rueda de prensa en Atlanta. “Este recuento permitirá construir una mayor confianza”, añadió.

Así, ha señalado que la diferencia entre Biden y Trump es de tan solo 14,111 papeletas. No obstante, Biden ya no necesita ganar en Georgia para llevarse las elecciones dado que actualmente, y tras triunfar en Pensilvania, cuenta con más de los 270 votos electorales necesarios para ganar las presidenciales.

En Georgia se habrían presentado unos 5 millones de votos. “Esta carrera tiene relevancia a nivel nacional, lo sabemos”, ha dicho el secretario de Estado local. La importancia de Georgia solo aumentaría si los estados de Carolina del Norte y Arizona se dieran para Trump.

Asimismo, Raffensperger ha asegurado que se investigarán todas las acusaciones de fraude vertidas por Trump a pesar de que no existen indicios aparentes de que se hayan producido irregularidades en el estado.

Por otro lado, se informó esta mañana que Donald Trump se llevó los tres votos en el Colegio Electoral que otorga el estado de Alaska, al ganar dicho estado, donde los republicanos también se impusieron en la batalla por el Senado y quedaron a un paso de conseguir la mayoría en esa Cámara.

La victoria de Trump en Alaska no cambia el panorama en el Colegio Electoral. Después de más de una semana de conteo de votos en el estado, y con el 75% escrutado, las cadenas de televisión NBC, ABC y CNN proyectaron este miércoles que Trump se se impuso.

Eso eleva a 217 el número de delegados que tiene asegurados Trump en el Colegio Electoral, lejos del mínimo de 270 que se necesitan para ganar las elecciones.

Aún quedan por decidir Carolina del Norte, Georgia y, según algunos medios, también Arizona, aunque otros ya han proyectado que Biden se llevará ese estado.

Trump hará este miércoles su primera aparición oficial después de las elecciones, en el marco del Día de los Veteranos.

El mandatario republicano prevé visitar el cementerio nacional de Arlington, cuatro días después de que los medios estadounidenses declararan, en base a proyecciones de resultados oficiales, que su rival demócrata ganó la Casa Blanca.

Desde entonces, Trump no se ha dirigido a la nación más que a través de Twitter, y no aceptó su derrota frente a Biden, como es tradicional en Estados Unidos una vez que se proyecta un ganador en una elección.

Trump parece haber dejado de lado los deberes presidenciales normales. Ha permanecido encerrado en la mansión presidencial, sosteniendo que está a punto de ganar y presentando demandas en las que alega fraude electoral, hasta ahora respaldadas solo por evidencia muy endeble.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

Y de repente, el dique finalmente se venció. A las 11:24 am del sábado, CNN declaró a Joe Biden como el ganador de la elección y a los pocos segundos, NBC, seguido de CBS, MSNBC, ABC y AP, hicieron lo propio.Fox News fue de los últimos medios en hacerlo. El júbilo explotó en las calles de Washington, con una sinfonía de claxonazos que duró todo el día en las calles de la ciudad.

Es evidente que no todo es -ni será- miel sobre hojuelas en las semanas y meses por venir. Como escribía en estas páginas en una columna especial poselectoral el jueves pasado (https://www.eluniversal.com.mx/opinion/arturo-sarukhan/algo-huele-podrido-en-dinamarca), el presidente electo Biden hereda un país profundamente polarizado y fracturado. No es la primera vez que un mandatario de nuevo cuño recibe a Estados Unidos en una situación crítica: Franklin D. Roosevelt, sin duda, heredando en 1932 el caos de la era de la Depresión. El tigre que ahora se gana Biden en la rifa trae consigo retos estructurales y coyunturales similarmente endiablados:

una pandemia en expansión, un desempleo altísimo a largo plazo, una deuda federal estratosférica, un presidente saliente tuiteando que le robaron las elecciones, una nación partida y la desinformación pululando a gran escala en redes sociales y plataformas digitales.

Cualquiera de estas crisis requeriría de un período presidencial completo para poderla domar. Seis, de manera simultánea, parecen casi intratables por su escala y complejidad. Y debido a que los Demócratas no ganaron todo lo que aspiraban a controlar en la Cámara de Representantes, el Senado (pendiente hasta las elecciones de segunda vuelta para los dos escaños de Georgia el 5 de enero) y sobre todo en asambleas estatales (donde se define el tema crítico de la redistritación electoral), así como el que muchos simplemente no pueden creer que 70 millones de sus conciudadanos votarían para reelegir a un hombre tan profundamente viciado y corrupto, se tiende a alimentar un doble rasero analítico que distorsiona nuestra visión de la decisión que tomó el país el 3 de noviembre.

Los mitos políticos a menudo surgen de primeras impresiones erróneas. Por ello hay que subrayar que no obstante este panorama poco halagüeño, la pesadilla de la gestión de Trump se acabó (si bien el trumpismo, lo que lo encarna y lo que lo alimenta, seguirá ahí), y que fue Biden el artífice de su caída. Por lo tanto, es necesario afirmar de manera inequívoca que su victoria es mucho más sustancial de lo que la opinión convencional sugiere en este momento y más reveladora sobre el futuro que la elección de Trump hace cuatro años.

Han sido y serán necesarios muchos días para asimilar la magnitud de la victoria de Biden: la movilización excepcional de votantes afroamericanos y los jóvenes, la consolidación del avance Demócrata en los suburbios o el éxito de Biden en recuperar una proporción suficiente de votantes de cuello azul. “Contratado” por los Demócratas en marzo para reconstruir el muro azul que habían representado los estados de Wisconsin, Michigan y Pennsylvania en el colegio electoral desde la década de los ochenta y que Trump derribó en 2016, Biden hizo precisamente eso, incluso mientras extendía el alcance del partido en el sur y el suroeste.

Miren lo que lograron el ex vicepresidente y su compañera de fórmula, Kamala Harris. Ganaron con 75 millones de votos, más que cualquier otro candidato presidencial en la historia del país, y disfrutan de una ventaja de más de 4 millones de votos populares, la cual muy probablemente crecerá sustancialmente a medida que se vayan finalizando los conteos. Los márgenes de victoria de Biden en Wisconsin y Pennsylvania son comparables a los de Trump en 2016, mientras que en Michigan es más de 10 veces mayor. Biden quizás acabe incluso arrebatándole dos estados Republicanos de cepa, Georgia y Arizona, y el presidente electo podría acabar hasta con 306 votos electorales, exactamente igual que Trump hace cuatro años. Y Biden no mordió el anzuelo durante esta campaña atípica marcada por la pandemia: supo que la estridencia y la flatulencia de Trump no se combaten con más de lo mismo, sino con decencia y empatía.

La emoción de ver a la primera mujer de color (hija de inmigrantes jamaicano e india) encarar la vicepresidencia como lo hizo Harris en su gran discurso de victoria la noche del sábado, apuntando al país multiétnico, abierto, plural y diverso y, ojalá, tolerante, hace que la ardua ruta por delante, para Biden y para la democracia estadounidense, se vea un poco menos empinada, por lo menos durante unos cuantos días más. Y esta victoria es además un primer revés palmario para la cofradía de líderes demagogos y populistas que en el mundo ven a Trump como su fuente de inspiración.

Biden recurrirá a normas y valores democráticos y a coaliciones de los decentes, tanto al interior del país como en el sistema internacional, para enfrentar un futuro incierto y peligroso. Algunos cambios serán inmediatos. Comenzará su mandato restaurando la aptitud en los altos cargos del gobierno federal, desplazando al régimen corrupto, nepotista y kakistocrático de Trump. Durante sus décadas de experiencia política, el ex vicepresidente se ha rodeado de algunos de los funcionarios y servidores públicos más capaces de Washington. Algunos, como el posible jefe de gabinete de Biden en la Casa Blanca, Ron Klain, cuentan con currículos casi tan largos como el de Biden. Otros, como Harris, son de recién arribo a la escena nacional. Pero el atributo común de todo el equipo es un historial de logros en el servicio público. Y al asumir el cargo, detendrá rápidamente algunas de las decisiones más deplorables de Trump: la destrucción vertiginosa de las regulaciones ambientales; la falta de sustento científico en la estrategia para contener y mitigar la pandemia; el esfuerzo sistemático para socavar el Obamacare en las agencias federales y en los tribunales; la presión constante sobre el Departamento de Justicia para que procese a los enemigos políticos de Trump por cargos falsos, mientras perdona los actos criminales de sus amigos. Biden buscará reincorporar a EU a organismos y acuerdos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y el acuerdo climático de París y reinstaurará las protecciones ejecutivas a los llamados “soñadores”, los inmigrantes indocumentados traídos a este país cuando eran niños. Y todo esto podría ser solo durante el primer día de su gestión.

A pesar de que ha tenido sobradas razones para hacerlo, y más ahora a partir de la negativa de la gran mayoría de ellos a admitir la derrota de Trump, se ha resistido a romper lanzas con los Republicanos, una postura que le valió las burlas y críticas de los progresistas en la primaria, pero que podría serle útil para construir un mínimo de consenso y coaliciones legislativas a la carta en un país partido a la mitad. Como en algún momento apuntó el ex gobernador Mario Cuomo, se hace campaña en poesía, pero se gobierna en prosa. Y vaya que Biden tendrá que gobernar con el lenguaje árido de la negociación y el compromiso. Los mandatarios suelen enfrentan circunstancias y crisis que nadie anticipó. Pero los estadounidenses pueden estar seguros de que una vez más, la persona sentada en la Oficina Oval se preocupa por los mejores intereses de la nación, terminando de paso con la demonización de los “otros”. Trump empeoró los problemas más grandes y, trágicamente, manejó mal las crisis que enfrentó. Se necesitará mucha paciencia y mucha mano izquierda así como sensibilidad social y política para que los Demócratas puedan construir la coalición que necesitan para gobernar eficazmente y revertir las secuelas nocivas del trumpismo. Pero en una era en la que los demagogos han sido ascendentes, cualquier victoria hoy vale para celebrar.

Atlanta, Georgia. – El número me parece impresionante. 71.5 millones de personas votaron por Trump. Casi 8.5 millones más de personas votaron por Trump este 2020 de los que votaron por él en el 2016. No hubo un rechazo al trumpismo, como muchos anticipaban. Por el contrario, Trump recibió más apoyo.

Pero lo fundamental es que si en 2016 votaron por una persona a la que realmente no conocían, ahora en el 2020 lo hicieron sabiendo que Trump es un racista; xenófobo; nativista; misógino; mentiroso; tramposo; cruel; cero empático; temerario.

Si todo esto no solo no generó repulsión, por el contrario, mayor apoyo, entonces ¿qué tiene que hacer un líder para que lo rechacen contundentemente? Lo pregunto observando a Estados Unidos pero pensando en México.

No se repudió al populismo con la intensidad que se esperaba ni con la enjundia que se merecía. 10 millones de contagios y en ruta a las 300 mil muertes y Trump logró convencer a 71.5 millones de personas que su manejo de la pandemia por la COVID-19 no era motivo para sacarlo de La Casa Blanca.

En la cobertura que he estado haciendo como parte del equipo de Noticieros Televisa he podido platicar con fervientes trumpistas que se creen absolutamente todo lo que les dice el presidente en los mítines y lo que leen en su cuenta de twitter.

Todo se lo creen: el virus no existe; es un complot. A Trump no le dio COVID, lo fingió para mostrar que es una mentira. El anuncio de Pfizer sobre 90% de efectividad en su fase 3 dado hasta pasada la elección comprueba el complot. Hay votos legales y votos ilegales. Los ilegales están solamente en los condados y estados en los que Trump no ganó, pero eso es un simple detalle. Trump ganó; Trump ganó; Trump ganó…me repitieron varios de sus votantes tanto en Florida como en Georgia.

Trump no va a quedarse más allá del 20 de enero en La Casa Blanca, pero durante los próximos cuatro años va a tener al partido republicano secuestrado con su proyecto de, ya sea reelegirse en el 2024 o que Don Jr. o Ivanka busquen esa candidatura. “Trump tendrá el potencial de ser más destructivo fuera de La Casa Blanca que dentro”, dijo Jennifer Horn, fundadora del Lincoln Project.

Desde el día después de la elección, el hijo del presidente, Don Jr., ha estado tuiteando a los republicanos más importantes, por nombre, exigiendo una postura clara de no reconocimiento a Biden y apoyo a la ola de juicios abiertos por su padre para intentar revertir la elección. Al llamado han respondido varios de ellos, incluyendo el líder del Senado, Mitch McConnell, quien logró reelegirse hace una semana y no ve la contradicción de reconocer ese resultado electoral pero de cuestionar el de la presidencia.

Vienen momentos complicados para Joe Biden. Arrancará con un montaña casi vertical de retos con los cuáles deberá lidiar con un ejército pro-Trump de millones de personas que rechazan su liderazgo.

Entre los comentarios y análisis leídos en estos días me quedo con el del periodista del New York Times, Frank Rich: en 2016 Donald Trump era un signo de interrogación; en el 2020 es un signo de exclamación. 71.5 millones de personas decidieron que era la mejor opción para su país.

Estados Unidos acaba de concluir cuatro años tumultuosos en los que dos se fueron en la campaña presidencial más concurrida (147 millones de personas) y más cara ($14 mil millones de dólares) de la historia. El resultado ha sido dejar al país en el mismo lugar: fuertemente dividido; sumamente polarizado.

71.5 millones de personas votaron por 4 años más de Trump. Sirva esto para que en México pongamos las barbas a remojar quienes creemos que los liderazgos caóticos son repudiados contundentemente en las urnas.

Columna completa en EL UNIVERSAL

El equipo del virtual presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, estudia medidas legales para obligar al presidente Donald Trump, quien denuncia un fraude electoral sin pruebas, que deje de bloquear y facilite la transición al nuevo gobierno.

Según los medios locales, el equipo de transición del líder demócrata cree que ha llegado el momento de que la Administración de Servicios Generales (GSA) “confirme rápidamente a Joe Biden y Kamala Harris como presidente electo y vicepresidenta electa”, y si se niega a hacerlo, emprender acciones legales para que lo haga.

La GSA, un organismo que depende del gobierno y cuya certificación rutinaria del ganador de las elecciones permite al equipo del presidente electo acceder a recursos y a las agencias gubernamentales para preparar la transición, se ha negado a hacerlo ante la insistencia del presidente Donald Trump en no aceptar su derrota electoral.

Mientras su campaña entabla numerosos procesos judiciales para anular votos o realizar recuentos en algunos estados, Trump ha continuado tuiteando acusaciones infundadas de fraude y ha llegado a decir que ganó las elecciones, pese a que todas las proyecciones de resultados dan la victoria a su oponente.

En las últimas horas llegó a acusar a la farmacéutica Pfizer y a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA), una agencia gubernamental, de haber retenido a propósito los resultados de la vacuna de la farmacéutica para perjudicarlo en las elecciones.

“Hay una serie de opciones sobre la mesa. La acción legal es ciertamente una posibilidad, pero también hay otras opciones que estamos considerando”, dijo a la cadena de televisión ABC News un miembro del equipo de transición de Biden.

Los congresistas demócratas con jurisdicción sobre la GSA también han reclamado a la administradora de la GSA, Emily Murphy, quien fue nombrada por el presidente Donald Trump en 2017, que deje de bloquear y firme la transición.

El representante demócrata Gerry Connolly, miembro del Comité de Supervisión de la Cámara Baja, aseguró a ABC News que Murphy “dirige una agencia no partidista del poder ejecutivo que se supone que facilitará (…) la transición a la administración entrante” y ella “la ha convertido en algo partidista”.

Sin esa certificación, el equipo de transición no puede ponerse en contacto con las agencias de la administración para recibir informes sobre su funcionamiento interno sobre asuntos que van de presupuestos a relaciones con el Congreso o apoyo administrativo.

El equipo de Biden tampoco puede ver información clasificada detallada, enviar representantes para integrarse en las agencias gubernamentales o contar con el apoyo del Departamento de Estado para realizar llamadas con líderes extranjeros

Al respecto, ayer se informó que el fiscal general, William Barr, ha instruido a los fiscales federales para que investiguen rápidamente “las acusaciones claras y aparentemente creíbles” de irregularidades en las votaciones que denuncia Trump, pese a no haber concluido que hayan “afectado el resultado de ninguna elección”.

El secretario de Justicia de los Estados Unidos, William Barr, ha autorizado a los fiscales federales de todo el país investigar “acusaciones sustanciales” de irregularidades en la votación de la jornada electoral del pasado martes.

Dichas investigaciones se darán antes de que se certifique la elección presidencial, a pesar de que hay poca evidencia de las irregularidades que denuncia la campaña del presidente Donald Trump.

La medida adoptada de Barr plantea la posibilidad de que Trump utilice al Departamento de Justicia para tratar de impugnar el resultado que hasta ahora da a Joe Biden como ganador de la contienda.

La decisión le da a los fiscales la capacidad de desentenderse de la añeja política del Departamento de Justicia que normalmente prohibiría tales medidas antes de que la elección sea formalmente certificada.

Y es que recordemos que Trump no ha reconocido su derrota, y en su lugar afirma sin pruebas, que ha habido una conspiración multiestatal de los demócratas para sesgar el recuento de votos a favor de Biden.

Biden tiene una ventaja considerable en varios estados reñidos tales como Georgia, Arizona y Carolina del Norte, y en donde no ha habido indicios de suficientes votos mal contados o emitidos ilegalmente que cambien el resultado.

De hecho, los funcionarios electorales de ambos partidos políticos han declarado públicamente que la elección salió bien, aunque ha habido cuestiones menores que son típicas en las elecciones, incluyendo fallas en algunas máquinas de votación y votos que fueron mal emitidos y perdidos.

En un memorando dirigido a los fiscales federales, Barr escribió que las investigaciones “pueden llevarse a cabo si hay acusaciones claras y en apariencia creíbles de irregularidades que, de ser ciertas, pudieran afectar el resultado de una elección federal en un estado concreto”.

Los estados tienen hasta el 8 de diciembre para resolver las disputas electorales, incluyendo recuentos e impugnaciones judiciales sobre los resultados. Los miembros del Colegio Electoral se reúnen el 14 de diciembre para formalizar el resultado.

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta electa Kamala Harris, ofrecieron esta noche un mensaje a la nación, en compañía de sus familias y equipos.

Biden invitó a los estadounidenses a dejar atrás la división que ha imperado durante el gobierno del presidente Donald Trump e instó a que todos se den “una oportunidad” y regresen a ser el país que ha sido Estados Unidos por años.

“Tenemos la oportunidad de vencer la desesperanza y construir una nación de prosperidad y con propósito”, sostuvo.

El demócrata prometió que buscará ser un mandatario que una al país, en vez de dividirlo. Dirigiéndose a quienes votaron por Trump, les aseguró entender “su decepción”.

Les dijo que él mismo ha perdido un par de elecciones. Sin embargo, les dijo que es hora de dejar de lado la dura “retórica. Bajar la temperatura. Para volver a vernos. Escucharnos de nuevo”.

El exvicepresidente pidió a los estadounidenses que no solo tengan fe en el país, sino que también la propaguen, al acordarse de los consejos que le daban sus abuelos.

Biden aprovechó su discurso, que duró cerca de quince minutos, para agradecer especialmente a la comunidad afroamericana que votó en masa por él durante las primarias demócratas y también ahora en los comicios del martes pasado.

“En esos momentos en los que esta campaña estaba en su punto más bajo, la comunidad afroamericana salió a defenderme. ¡Siempre me han apoyado y yo también lo haré!”, dijo el presidente electo.

Biden se puso como primer objetivo de su futuro gobierno controlar el enorme brote de coronavirus que sufre Estados Unidos. Anunció que este mismo lunes formará un grupo de trabajo contra la pandemia con expertos y científicos dentro de su equipo de transición que elaborarán la estrategia que pondrá en marcha a partir del 20 de enero, día en que toma posesión del cargo.

“No escatimaré esfuerzos, ni compromisos, en revertir esta pandemia”, se comprometió Biden.

El ganador de la elección, de acuerdo con las proyecciones, hizo un llamado a que con fe, amor a la patria y sed de justicia, sean una nación unida, fortalecida, sanada; el país que siempre han sabido ser: Estados Unidos de América.

En lo que ha sido tomado como un mensaje directo a Trump y su gobierno, Bien prometió ser un presidente que no buscará dividir, sino unificar. Quien no verá estados rojos o azules.

El presidente Donald Trump aseguró este sábado que “la elección está lejos de haber finalizado” y criticó que el candidato demócrata, Joe Biden, se haya “apresurado” a reclamar “falsamente” la victoria en las elecciones presidenciales.

“Todos sabemos por qué Joe Biden se ha apresurado falsamente a proclamarse ganador, y por qué sus aliados están tratando con tanta insistencia de ayudarle: no quieren que se exponga la verdad. El hecho básico es que esta elección está lejos de haber finalizado”, indicó Trump en un comunicado emitido por su campaña.

El mandatario, que se encuentra jugando a golf en su club de Sterling, en Virginia, agregó que Joe Biden no ha sido certificado como ganador de ningún estado, y menos en los estados donde el conteo de votos sigue muy reñido, pues dijo, los resultados hasta ahora conducirán a recuentos obligatorios.

Además, recordó que su campaña ha presentado diversas demandas legales cuestionando la validez y legalidad de los resultados.

“A partir del lunes, nuestra campaña empezará a defender nuestro caso en los tribunales para asegurar que las leyes electorales son completamente cumplidas y el ganador apropiado es proclamado”, enfatizó Trump.

El presidente Donald Trump se llevó los votos de ocho de cada 10 cristianos evangélicos blancos, en tanto los católicos se dividieron por igual entre él y el aspirante demócrata Joe Biden, según un informe de AP VoteCast.

La fuerza de Trump entre los evangélicos blancos revela el éxito perdurable del Partido Republicano en un bloque de conservadores religiosos que han sido un pilar de la base política del presidente desde su victoria en 2016.

AP VoteCast reveló que el 50% de los católicos respaldó a Trump y el 49% a Biden, lo que refleja que es un bloque arduamente disputado en las elecciones presidenciales, sobre todo en estados industriales como Michigan y Wisconsin.

Trump ganó ambos estados por menos de un punto porcentual en 2016, pero Biden se impuso en ambos en esta ocasión.

Las dos campañas apelaron a los católicos para que votaran de acuerdo con su fe. Los partidarios de Trump destacaron el apoyo de Biden al derecho de aborto, en tanto los de éste dijeron que el presidente no se ha ocupado de los problemas de justicia social que son parte del magisterio de su iglesia.

En caso de ganar, Biden sería el segundo presidente católico de la historia, después de John F. Kennedy. Los votantes católicos constituyeron el 22% del electorado, fuertemente divididos por raza y origen étnico.

El 57% de los católicos blancos votó por Trump y el 42% a Biden, según AP VoteCast. En 2016 la proporción fue de 64% por Trump y 31% por Hillary Clinton, según un análisis del Centro Pew Research Center. Entre los católicos hispanos, el 67% respaldó a Biden y el 32% a Trump, según VoteCast.

Entre los votantes sin filiación religiosa, Biden se llevó el 72% de los votos y Trump el 26%. Los judíos constituyeron el 3% del electorado y se volcaron abrumadoramente a favor de Biden, con el 68% contra el 31%. Entre los musulmanes, el 64% de los votos fueron para Biden, el 35% para Trump.

Trump obtuvo un gran resultado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los mormones. El 71% votó a favor de Trump, el 24% a favor de Biden.

El presidente Donald Trump insistió este viernes en recurrir a la vía legal para lograr la reelección a medida que se reducen sus opciones de ganar, y volvió a cuestionar sin pruebas la integridad del proceso electoral en su país.

“Seguiremos en este proceso a través de todos los aspectos de la ley, para garantizar que el pueblo estadounidense tenga confianza en el gobierno. Nunca dejaré de luchar por ustedes y por nuestro país”, dijo Trump en un comunicado distribuido por su campaña.

Hasta este jueves, la campaña de Trump insistía en que el presidente tenía todavía opciones de reelección a través del escrutinio en los estados clave donde todo está ajustado, pero según el comunicado del mandatario, parece que se ha abandonado esa idea.

Horas después de que el candidato demócrata Joe Biden tomara la ventaja en Pensilvania y Georgia, dos estados clave que el presidente necesita ganar para seguir en la competencia, su declaración se centró solo en la batalla legal y en sus acusaciones sin pruebas de fraude.

“Creemos que el pueblo estadounidense merece tener una transparencia completa sobre todo el conteo de votos y la certificación de las elecciones, y esto ya no se trata solo sobre unas elecciones en concreto. Esto se trata de la integridad de todo el proceso electoral”, afirmó Trump.

El presidente volvió a cuestionar la integridad del proceso electoral sin aportar ninguna prueba, e insistía de nuevo en que “deben contarse todas las papeletas legales y ninguna ilegal”.

El mandatario ha cuestionado la legitimidad de todo el sistema de voto por correo, que han utilizado un récord de 65 millones de estadounidenses en estas elecciones, y las normas establecidas por varios estados clave para contar esas papeletas.

La campaña de Trump ha presentado demandas cuestionando el escrutinio en Pensilvania y otros estados clave, como Nevada, Michigan y Georgia, aunque en estos dos últimos los tribunales han desestimado sus demandas; mientras que en Wisconsin, el equipo del presidente ha pedido un recuento de los votos.

El estado de Georgia anunció este viernes que habrá un recuento de los votos, ante lo ajustado de los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos.

Las autoridades de Georgia hicieron el anuncio en un momento en el que el candidato demócrata, Joe Biden, lidera el conteo de votos, por apenas 1,098 sufragios. “Con un margen tan estrecho, habrá un recuento en Georgia”, dijo en rueda de prensa el secretario de Estado local, Brad Raffensperger.

Recordemos que la ley estatal de Georgia permite solicitar un recuento de los votos si el margen de victoria del candidato ganador es de menos de 0.5%; ahora, la ventaja de Biden es de apenas el 0.1%.

“Este margen literalmente es de menos de la capacidad de una escuela superior grande”, subrayó el encargado de la implementación del sistema de votación en Georgia, Gabriel Sterling, en la misma rueda de prensa.

El recuento tendrá que solicitarlo formalmente uno de los dos candidatos presidenciales, pero eso no puede ocurrir “hasta que se haya certificado el resultado de las elecciones” después de una auditoría del proceso, explicó Sterling.

En ese sentido, el funcionario aseguró que se debería estar conociendo el resultado de la elección para finales de noviembre, aunque matizó que ese calendario podría variar si hay nuevos litigios sobre el proceso de cómputo de votos en el estado.

Según Sterling, no se han presentado problemas sistemáticos en el escrutinio, además de que subrayó: “no hemos visto ningunas irregularidades generalizadas”.

En el caso de Pensilvania, esta mañana, el alcalde de la ciudad de Filadelfia, Jim Kenney, dijo que aún sigue el conteo de los votos depositados en las urnas y los enviados por correo por lo que se llevará varios días tener el resultado final.

Sin embargo, aseguró que el proceso ha sido transparente, por lo que llamó al presidente Donald Trump a actuar con madurez.

“A mí lo que me parece es que el presidente tiene que asumir el papel de un adulto y tiene que reconocer el triunfo de su oponente. Eso lo hemos visto en nuestra historia, fue lo que hizo Hillary (Clinton) y me parece que es así como debe transcurrir la historia de nuestro país”.

Sobre las declaraciones de Rudy Giuliani, el abogado del mandatario, que dijo habían pasado muchas cosas extrañas en Filadelfia, el funcionario le dijo que estaba equivocado, “Es Giuliani sabemos de quién se trata, tomémoslo de quien viene.”

En tanto, Lisa Deeley, presidenta de los comisionados de la ciudad de Filadelfia, informó que se espera recibir hoy entre dos mil y tres mil papeletas por correo, algunas de ellas de estadounidenses que se encuentran en el extranjero o de miembros del Ejército, por lo que se llevarán más días para completar el conteo de votos.

Precisó que se cuenta con 20 días después de la elección para tener listo el resultado del conteo.

Con exactamente las mismas palabras que el presidente estadounidense le dedicó el año pasado, Greta Thunberg pidió a Donald Trump que se calmara ante su enojo y peticiones de que se detuviera el recuento de votos en la elección presidencial del pasado martes.

“Es tan ridículo. ¡Donald debe aprender a manejar su cólera, e ir a ver una buena y vieja película con un amigo! ¡Relájate Donald, relájate!”, escribió la adolescente sueca de 17 años en su cuenta Twitter, en respuesta a un tuit del presidente estadounidense que pidió “¡DETENGAN EL CONTEO!”, en referencia al conteo de votos de la elección.

Trump, que se burló repetidamente de la joven, escribió ese tuit “¡relájate!” a Greta Thunberg en diciembre de 2019. Poco antes Thunberg había sido elegida “Personalidad del año 2019” por la revista estadounidense Time.

Recordemos que Greta Thunberg pidió en octubre pasado el voto a favor del candidato demócrata.

Hasta este viernes, el candidato demócrata a la presidencia estadounidense, Joe Biden, se perfila a ser el triunfador de la elección, aunque cinco estados siguen con el conteo de votos.

El presidente Donald Trump ha declarado que hubo fraude en la elección, aunque no ha ofrecido ningún tipo de pruebas que sustente sus dichos.

El candidato presidencial demócrata, Joe Biden, tomó el liderazgo en el conteo de votos en el estado clave de Pensilvania, el cual había estado desde el martes pasado en manos del republicano y presidente, Donald Trump.

El mismo caso se presentó en Georgia, otro de los estados que desde el día de la elección daba una ventaja al actual mandatario.

Pensilvania ha contado unas 30,000 nuevas papeletas, de las que un 87% fueron a favor de Biden, de manera que actualmente el exvicepresidente tiene una ventaja de 5,587 votos sobre Trump, de acuerdo a los últimos datos publicados por la autoridad electoral de ese estado. De esa forma, Biden lidera con un 49.4% de los votos frente al 49.3% de Trump.

En el caso de Georgia, los candidatos mantienen un empate, registrando ambos 49.4% de los votos, solo que Biden tiene 1,097 votos más que Trump.

De mantenerse las tendencias, Joe Biden se perfila para obtener un triunfo en ambos estados, lo que lo acercaría a obtener el número de votos necesarios para ganar la presidencia, que es de 270 votos.

Hasta ahora, Biden cuenta con 253 votos del Colegio Electoral, contra 214 que tiene el presidente Trump. Pensilvania otorga 20 votos, Georgia 16, con lo que el demócrata estaría rebasando los 270 que necesita para llegar a La Casa Blanca, sumando 289.

Si se confirma su triunfo en Arizona, Biden se estaría adjudicando 11 votos más, quedando en 300 votos del Colegio Electoral.

En el marco del conteo de votos que se realiza en los cinco estados clave, se informó que el Servicio Secreto de Estados Unidos, dedicado a la protección de  altos cargos, ha enviado más agentes a Delaware para reforzar la vigilancia en torno a Joe Biden en caso de que sea proclamado vencedor de las elecciones presidenciales.

También se han implantado nuevas medidas de vigilancia del espacio aéreo para prevenir posibles ataques contra el exvicepresidente.

El presidente Donald Trump ofreció esta tarde un mensaje a medios, en el que dijo, sin prueba alguna, que ganaría las elecciones en Estados Unidos si los demócratas que apoyan a su rival Joe Biden no estuvieran tratando de “robarle” la contienda.

“Si cuentan los votos legales, gano fácilmente. Si cuentan los votos ilegales, pueden intentar robarnos la elección”, dijo el mandatario desde La Casa Blanca.

Trump indicó que su equipo de campaña había iniciado una “tremenda cantidad de litigios” para contrarrestar lo que llamó “corrupción” de los demócratas, incluso cuando varios funcionarios en estados en los que el conteo sigue han defendido la integridad de la votación.

“No podemos permitir que nadie amordace a nuestros votantes e invente los resultados”, dijo el republicano. “Tengo la sensación de que los jueces van a tener que decidir al final”.

El presidente reiteró sus acusaciones de fraude electoral como hizo al declararse ganador de los comicios la madrugada del miércoles, horas después del cierre de las urnas el martes, cuando amenazó con ir hasta la Corte Suprema.

“Están intentando amañar las elecciones. Y no podemos permitir que eso suceda”, añadió el presidente quien busca mantenerse por un segundo periodo al frente del gobierno estadounidense.

También criticó las encuestas de intención de voto de los medios, que durante meses presentaron a Biden como favorito, como “una interferencia electoral en el verdadero sentido de la palabra por poderosos intereses especiales”.

Trump insistió en que desde meses atrás, él advirtió sobre los problemas que el voto por correo traería. Además dijo, no hubo la llamada ‘ola azul’ que los encuestadores vaticinaron.

El republicano aseguró que “tengo la sensación de que los jueces van a tener que decidir al final”, advirtió el mandatario.

El conteo de votos en cinco estados del país, mantienen la incertidumbre sobre quién será el presidente de Estados Unidos por los próximos cuatro años: el actual presidente Donald Trump o el candidato demócrata Joe Biden.

Según las proyecciones de los principales medios, actualmente el candidato demócrata, Joe Biden, tiene 253 votos del Colegio Electoral, contra los 214 que tiene el presidente Donald Trump. Se necesitan 270 votos para llegar a La Casa Blanca.

La atención se centra en cinco estados. Aunque algunos medios como The Associated Press ha dado Arizona a Biden, la mayoría de los medios se mantiene cautelosos con el resultado. Arizona asigna 11 votos electorales.

  • En Georgia – 16 votos del Colegio Electoral

Este estado tradicionalmente vota republicano; se han contabilizzado el 98% de los votos. Trump está a la cabeza desde el martes pero su margen se ha ido reduciendo progresivamente y actualmente apenas tiene 12,800 votos de ventaja sobre Biden.

El mandatario republicano tiene un 49.5% de los votos frente a 49.3% de su adversario, según medios estadounidenses.

  • Nevada – 6 votos del Colegio Electoral

El 89% de los votos ya fueron escrutado. Biden lidera actualmente con 49.4% de los sufragios contra 48.5% de Trump, lo que representa una diferencia de menos de 12,000 votos.

  • Pensilvania – 20 votos del Colegio Electoral

Se han contabilizado el 92% de las boletas.  Trump comenzó con una cómoda ventaja que se ha ido reduciendo con el paso de las horas; mantiene una ventaja de 101,000 votos sobre Biden (50.2% frente a 485%). Todavía quedan por contar 550,000 votos, todos emitidos por correo, una modalidad preferida por los votantes demócratas.

  • Carolina del Norte – 15 votos del Colegio Electoral

Es un estado tradicionalmente republicano; con un 95% de las boletas contabilizadas, Trump lleva la ventaja con 50.0% frente a 48.6% de Biden, lo que representa un margen de unos 77,000 votos.

Sobre las demandas que ha presentado la campaña del presidente Donald Trump, jueces de Georgia y Michigan las han desestimado. En Pensilvania, la campaña de Trump ganó un fallo de apelación para enviar a más observadores del partido y la campaña a los sitios donde los funcionarios electorales procesan los sufragios por correo en Filadelfia.

Sin embargo, la orden no afectó el recuento de votos que se está llevando a cabo en Pensilvania.

El abogado de la campaña de Biden, Bob Bauer, dijo que las acciones jurídicas de los republicanos carecían de méritos. “Quiero subrayar que, para sus propósitos, estas demandas no tienen que tener mérito. Ese no es el propósito. Es crear una oportunidad para que ellos envíen un mensaje falso sobre lo que está ocurriendo en el proceso electoral”, dijo Bauer.

Durante una llamada con reporteros el jueves por la mañana, el director de la campaña del mandatario, Bill Stepien, dijo que “cada noche el presidente se va a la cama con una ventaja” y cada noche se encuentran nuevos votos “misteriosamente en una bolsa”.

La cúpula empresarial minimizó este jueves el impacto de la aún incierta elección presidencial de Estados Unidos, al asegurar que están listas para seguir con la política de Donald Trump o adaptarse a la que instauraría el demócrata Joe Biden.

Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), descartó mayor presión de un posible Gobierno de Biden en derechos laborales y medioambiente bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

“Si todos cumplimos, y hay una nueva ley laboral y lo único que tenemos que hacer es cumplirla y cumplir con los requisitos ecológicos que ya conocemos, jamás tendremos por qué estar preocupados”, afirmó empresarial.

El presidente del CCE previó estabilidad para las empresas mexicanas por la firma del T-MEC, que arrancó el 1 de julio con reglas laborales y ambientales impulsadas por los congresistas demócratas, pese a la incertidumbre que envuelve la elección presidencial en EUA.

“Siempre, cuando me preguntan si esto va a tener mayor presión, yo digo ‘claro que no va a tener presión para el que cumple la ley’, de vez en cuando podrá haber alguien que te acusa de algo, siendo tú una empresa cumplida”, enfatizó Salazar.

Destacó que México se consolidó como el primer socio comercial de Estados Unidos de enero a septiembre, al representar 14% del total del intercambio que tiene esa potencia con el resto del mundo.

La importancia del resultado de las elecciones radica en que 69% del producto interno bruto (PIB) mexicano depende del comercio internacional, con 80 % de las exportaciones destinadas a Estados Unidos. Además, en ese país viven 38 millones de mexicanos que este año se espera envíen 40,000 millones de dólares en remesas, cerca de 3.8% del PIB.

El condado de Clark, en el estado clave de Nevada, tardará hasta por lo menos el fin de semana en contar 63,000 votos por correo que podrían resultar determinantes para conocer quién será el próximo presidente de Estados Unidos, informaron esta tarde las autoridades locales.

En una rueda de prensa, el responsable del escrutinio en el condado que incluye Las Vegas, Joe Gloria, dijo que por el momento tienen conocimiento de 63,000 votos que faltan por contar, aunque seguirán aceptando todos aquellos sufragios por correo que lleguen hasta el próximo martes con fecha de envío igual o previa a la de la jornada electoral.

“Nuestro objetivo es contar de forma exacta, no rápida”, apuntó Gloria, quien indicó que, de los 63,000 sufragios de los que tienen conocimiento por el momento, 51,000 se contarán este mismo jueves y podrían darse a conocer en mañana mismo.

El responsable del proceso electoral en el condado de Clark también apuntó que no esperan haber terminado el escrutinio completo, es decir, incluyendo los nuevos votos que vayan llegando entre hoy y el martes, hasta el jueves de la próxima semana.

Y es que Nevada es uno de los estados que todavía no han completado el escrutinio y que podría resultar definitivo para elegir al nuevo presidente de Estados Unidos. Según las proyecciones de los medios estadounidenses, con el 89% de los votos contabilizados, el demócrata Joe Biden aventaja a Trump por menos de un punto porcentual.

Sobre lo que sucede en Nevada, esta mañana la campaña del presidente Trump anunció la presentación de una demanda al asegurar tener pruebas de que en torno a 10,000 votantes que ya no residen en Nevada votaron en el estado, aunque en su rueda de prensa, Gloria negó que se hayan producido dichas irregularidades.

Además, los republicanos también sostienen que en Nevada se están contabilizando sufragios de personas fallecidas.