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Ocho personas murieron y 14 resultaron heridas en un ataque armado en el municipio de Cuernavaca cuando las víctimas velaban a uno de sus amigos fallecido en un accidente carretero, informó este miércoles la Fiscalía General del Estado (FGE) de Morelos.

De acuerdo con las investigaciones de la FGE, los autores materiales del crimen irrumpieron en el velatorio alrededor de las 22:00 horas de ayer, a bordo de distintos vehículos y dispararon ráfagas con armas largas a los asistentes.

“De las primeras indagatorias con que se cuenta, se establece una línea de investigación sólida que establece que los hechos de violencia registrados se derivan de la operación de grupos delictivos, que operan en la zona de los cuales se cuenta con la información sobre los mismos”, aseguró la fiscalía estatal.

Se precisó que al recibir el reporte del incidente en la Colonia Antonio Barona, se desplegó en la zona un operativo especial en donde participaron elementos de la Comisión Estatal de Seguridad (CES), Guardia Nacional (GN) y de la Fiscalía General del Estado (FGE); a través de Agentes de la Policía de Investigación Criminal y del Servicio Médico Forense.

El reporte oficial indica que en el sitio del ataque murieron cuatro jóvenes identificados como Edgar Alexander “N”, de 18 años, Roberto Eduardo “N”, de 21 años, Marcelino Alejandro “N”, de 18 años y el menor D.J.L. de 16 años de edad.

Posteriormente a la entrada de un centro hospitalario se hizo el levantamiento legal del cuerpo sin vida de quien fue identificado como Óscar David “N”, de 21 años de edad.

Más tarde, miembros del Servicio Médico Forense encontraron sin vida a Aylin Sherezada “N” de 25 años edad, fallecida en las instalaciones de la Cruz Roja, y del menor D.M.B., de 15 años de edad.

Además, otro hombre, Víctor Omar “N”, de 31 años de edad, murió en el Hospital General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Cuernavaca. En distintos centros hospitalarios, fueron atendidos hasta 14 heridos, tanto hombres como mujeres, y dos de ellos eran adolescentes.

En el lugar de los hechos, peritos de la fiscalía fijaron y resguardaron diversos indicios balísticos para su estudio e investigación.

La FGE precisó que las armas de grueso calibre utilizadas en el ataque, estarían relacionadas con otros delitos de alto impacto registrados de manera reciente, y en donde se cuenta con la participación de miembros de la delincuencia organizada.

JESÚS SILVA HERZOG-MÁRQUEZ

REFORMA

 

Llega de mala gana. Está convencido de que el velorio es, en realidad, una distracción de lo que importa. Desviarse de sus temas es una pérdida tiempo. Eso es, además, lo que quieren los malos: que hablemos de sus temas y no del mío. ¿Qué sentido tiene hablar del dolor de los otros, qué valor tendría hablar de las vidas segadas si podemos seguir trasmitiendo la buena nueva? Lo que de veras importa es su ocurrencia más reciente, su último sermón, la edificante lección de esta mañana. Lo que importa es el recordatorio de las desgracias que padecíamos antes de su llegada. Si acude al velatorio es para pedirnos que no nos fijemos en la mujer o en la niña de la caja. ¿Por qué hablar de ellas si podemos seguir hablando de mí?

A los dolientes pide que dejen de hablar del árbol y vean el bosque. No hablemos de la mujer golpeada, no nos desviemos con las historias de la agonía, no divaguemos con los relatos del crimen. Hablemos de cosas trascendentes, como mi sitio en el altar de la historia. Está convencido de que los asistentes a la funeraria carecen de perspectiva y quiere ofrecerles, no consuelo, sino razón histórica y lecciones de moral. En el gran lienzo de nuestra historia esa niña que ustedes lloran no es nada. Ustedes lloran a una niña torturada, se lamentan de la impunidad, exponen el miedo que las asfixia, denuncian la ausencia y la complicidad de los poderes, pero no se percatan de lo felices que somos porque existo. Sí, es triste lo que ha pasado, concede brevemente. Pero estén tranquilos: ya no sucederán estas tragedias porque yo soy bondadoso. Soy único. No me parezco a nadie. No se repetirán estos horrores porque yo deseo el amor para todos.

No son tiempos para estar tristes. No son tiempos para permitir el miedo, nos dice en la casa funeraria. Debemos darnos cuenta de lo dichosos que somos, a pesar de que se acumulen los ataúdes. Dejemos las anécdotas luctuosas a un lado.  Aquí estoy y ustedes pueden verme. Son tiempos para la alegría. ¿No se percatan del privilegio que significa compartir el siglo conmigo? Ustedes pueden darse el lujo de despertar en la misma mañana que yo amanezco. No lo olviden: son mis contemporáneos. ¡Disfrútenlo! Son escasos los momentos en que la humanidad encuentra a alguien como yo que no soy siquiera propietario de mi mismo, sino simplemente el humilde vehículo que ustedes han encontrado para ser felices.

Se irrita el visitante cuando los afligidos regresan a su dolor y lo buscan con la esperanza de encontrar alivio o guía. Se siente ofendido cuando alguien se atreve a pedirle algo más que la enésima repetición de su empalagosa homilía. Yo no voy a cambiar mis convicciones por unas cuantas muertas, dice de pronto. No he caminado hasta este lugar para dejarme llevar por una queja de mis enemigos. No sería el héroe que soy y que ustedes tanto admiran si escuchara las voces de los perversos o si me dejara influenciar por el grito de quienes son manipulados. ¡Cuánto egoísmo, cuánta miopía en los dolientes! No son capaces de reconocer que el país está ya en camino de la gloria y que estos inconvenientes funerarios son vestigios de la era podrida. Son muy pocos y no son buenos quienes quieren empañar nuestra fiesta con lamentos. Y así repite su convicción esencial: porque existo, porque soy bueno, porque quiero el bien el mal desaparecerá. ¿Contentos?

Llama la atención de los deudos el que el visitante no pronuncie una sola vez el nombre de la persona que ha muerto. Quizá se deba a que no debemos hablar del árbol sino del bosque. Por eso no hay que hablar de la vida concreta que ha sido liquidada por el crimen, sino de la lucha del bien contra el mal, de los horrores del pasado reciente y del esplendor actual. Si todos en ese espacio de llanto repiten el nombre de la víctima, si tratan de rendir homenaje a la vida irrepetible terminada por la violencia atroz, resulta revelador que él no pronuncie las sílabas de sus nombres. Nada dice de sus vidas. Son “esa mujer;” es “la niña.” Fórmulas genéricas que le sirven para tomar distancia y repetir las cantaletas de su monomanía. Es que no acude al velorio para expresar su pena o para anticipar respuesta, sino para aprovechar la oportunidad de encontrarse de nuevo con el espejo y bordar sobre un tema importante: él mismo y su grandiosa epopeya.

César Hernández ‘El Volvo’ y su bebé Santiago, de un año, se despidieron de las canchas de béisbol con un safe en home.

Ellos son dos de los 13 muertos de la masacre de Minatitlán, Veracruz. Después de una misa de cuerpo presente, padre e hijo fueron llevados a las instalaciones de la liga infantil del municipio, en el campo Beto Ávila. Allí recorrieron el diamante como ganadores. Los envolvieron las porras y los aplausos y también la impotencia de sus amigos y familiares por el crimen del que fueron víctimas.

De niño, César Hernández jugó ahí y hasta el viernes pasado entrenaba a los jóvenes del equipo Marlins, pero fue asesinado el viernes.

En el camino quedaron los objetivos de ganar un campeonato, las ganas de expandir este deporte y hasta los sueños de ver a su hijo bateando un home run.

Este municipio veracruzano vivió un domingo de luto. Después del multihomicidio perpetrado por un grupo armado en un salón de fiestas llamado ‘La Potra’ en la colonia Obrera de Minatitlán cuando se celebraba el cumpleaños 52 de una mujer, el fin de semana fue de largos cortejos fúnebres, misas y velorios.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública, ya se tiene identificados a algunos de los seis asesinos.

Hasta el momento no hay detenidos, pero los panteones y la parroquias estuvieron vigilados de manera permanente por las policías estatal y municipal.

Incluso en algunos puntos se observaron convoyes del Ejército y la Gendarmería. En el hospital de Pemex donde se encuentran los heridos de la agresión, también se desplegó un operativo de vigilancia.

La mayoría de los cuerpos fueron enterrados en el cementerio municipal de la colonia Hidalgo. Frente a la Iglesia Cristo Rey se colocaron sillas y lonas para recibir a los asistentes a los diferentes sepelios.

Según los informes oficiales de la policía estatal, el multihomicidio ocurrió luego de que el grupo armado buscara para asesinar a una transexual identificada como ‘La Becky’, dueña de un antro gay en ese municipio.

La familia de ‘Beky’, que legalmente se llamaba Julio González Reyna, la sepultó en el panteón municipal Tacoteno, con una discreta ceremonia y pidieron no ser molestados, aunque aseguraron que están calumniando a la fallecida.

Por su parte, los empresarios dirigentes de distintas organizaciones sindicales de Minatitlán anunciaron una marcha por la paz para mañana martes, tras el multihomicidio que cobró la vida de 13 personas el viernes.

Un sujeto armado, desconocido por familiares de dos de las víctimas de la masacre perpetrada la noche del viernes, provocó pánico durante los velorios que se llevan a cabo este sábado.

Mientras velaban los cuerpos de sus seres queridos en la funeraria de la sección 10 en la colonia Cuauhtémoc, el hombre lanzó una piedra contra el cristal del lugar, estruendo que provocó terror entre los asistentes, pues creyeron que un grupo armado había arribado para matar a más gente.

Testigos relataron que la persona que rompió el cristal portaba un arma larga y tras el incidente huyó por la parte trasera del velatorio.

Entre la confusión y el miedo, quienes habían asistido al funeral huyeron despavoridos para refugiarse y esconderse de quien creyeron, había llegado a atacarlos.

Minutos después de este incidente, un convoy de la policía estatal, que era comandado por el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, arribó a la funeraria y tras enterarse de lo ocurrido, montó un operativo en los alrededores de la colonia Cuauhtémoc sin lograr detener a nadie.

Dos hombres y un cadáver fueron atacados a balazos mientras velaban el cuerpo de éste último en una funeraria del municipio de Pánuco, Veracruz.

Informes señalan que la ceremonia luctuosa se celebraba alrededor de las 23:00 horas en la agencia funeraria Armenta, ubicada en prolongación Venustiano Carranza y 16 de Septiembre, en la colonia Maza.

Cuando llegaron al lugar personas armadas, quienes sin mediar palabra dispararon contra las personas presentes, para posteriormente darse a la fuga.

Las víctimas fueron identificadas como Juan Ramón Castellanos Rivera y José Alfredo Pérez Ramírez, padre y cuñado del hombre que era velado, quien respondía al nombre de Óscar Iván Castellanos Sánchez y había sido asesinado hacía poco tiempo.

El sitio fue resguardado por elementos de la Policía Estatal, así como del Ejército Mexicano.

Este miércoles por la noche, un grupo armado disparó contra las personas que se encontraban en una sala de velación en Uruapan, Michoacán, dejando como saldo siete personas muertas y seis severamente lesionadas.

Reportes de la agencia Quadratin señalan que, detrás del ataque, estaría Eduardo ‘O’, alias ‘El Piri’, presunto integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación y el motivo del ataque habría sido que la familia del occiso lo corrió del velorio.

Esto provocó, según revela Quadratin, que ‘El Piri’ volviera al lugar con un grupo de hombres armados quienes dispararon por varios minutos contra los asistentes, lo que derivó en una masacre.

El hombre al que estaban velando fue asesinado en la madrugada del miércoles en la colonia La Pinera y junto a él, los homicidas dejaron un mensaje en el que se advierte su probable relación con el Cártel Jalisco Nueva Generación.