Cierra el mes de enero. Quedan once días de periodo de precampañas. El saldo es positivo para Andrés Manuel López Obrador; de neutral a bueno para Ricardo Anaya y preocupante para José Antonio Meade.

Para AMLO el saldo es positivo porque sigue siendo el candidato a vencer. Su campaña logra que los mensajes del candidato sean replicados, comentados y recordados. El rasgo más preocupante de AMLO, sus desplantes autoritarios y su semblante desencajado, hasta enojado, ha sido sustituido por el candidato bromista y dicharachero. Qué mejor muestra que su video a lado del mar en Veracruz en el que dice estar esperando el submarino con el oro ruso para él, que ahora se llama Andrés Manuelovich.

Si bromear sobre la intervención rusa es negativo para la democracia mexicana o no, ese es otro tema. Pero actualmente no tenemos esa imagen del político rancio y desencajado de las dos elecciones pasadas.

En el caso de Ricardo Anaya el discurso ya no se centra en su fortuna inexplicada e inexplicable. Se le ve cantando y tocando la guitarra. Parecería que embarrarle a los mexicanos la superioridad intelectual con anuncios en inglés y francés no sería la mejor estrategia, pero tampoco le ha restado simpatías al panista.

Por el otro lado, los saldos de forzar su candidatura siguen mostrando una sangría dentro de su partido y las dificultades por afianzar al Frente en los estados están lejos de ser zanjados. Anaya no va bien; tampoco va mal.

Por el lado del PRI, sabemos que el partido arrancó con una crisis importante. Basta tomar en cuenta la pérdida de estados gobernados por el tricolor en lo que va del sexenio. En el 2012 el PRI gobernaba 20 estados. Hoy gobierna 14. La pérdida de población gobernada no ha parado. Por eso entendemos se eligió a José Antonio Meade como el candidato priísta que no es priísta.

 

 

Columna completa en El Universal

Ana Paula Ordorica es una periodista establecida en la Ciudad de México. Se tituló como licenciada en relaciones internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y tiene estudios de maestría en historia, realizados en la Universidad Iberoamericana.



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