La vida compleja en la Tierra, entendida como la transición de organismos unicelulares simples a microorganismos más complejos que posteriormente dieron lugar a animales y plantas, habría comenzado 1,500 millones años antes de lo que se pensaba, según ha desvelado el análisis de restos fósiles hallados en una fosa volcánica submarina en Gabón.
Su estudio geoquímico, cuyas conclusiones recoge la revista Precambrian Research, indica que en la Tierra hubo formas de vida compleja hace ya 2,100 millones de años, frente a los 635 millones de años que la ciencia había establecido hasta ahora para el comienzo de la misma.
El vuelco en la datación lo ha dado el análisis de los microorganismos complejos contenidos en piedras fósiles de gran tamaño (en torno a unos 17 centímetros) hallados en una fosa volcánica submarina cercana a la ciudad de Franceville (Gabón), en la costa atlántica de África Central.
Su existencia es fruto, según los investigadores, de un episodio único de actividad volcánica submarina, ocurrido tras la colisión de dos continentes, que dio lugar a una riqueza de nutrientes inusual en esa zona.
Esa colisión de continentes habría dado lugar a un incremento de las concentraciones de oxígeno y fósforo marino, dos ‘ingredientes’ óptimos para la evolución de la vida, “especialmente en la transición de organismos unicelulares simples a organismos complejos como animales y plantas”, subraya uno de los autores, el investigador de ciencias de la tierra de la universidad galesa de Cardiff, Ernest Chi Fru.
Los científicos consideran que la naturaleza “cerrada” de esta masa de agua, junto con las condiciones hostiles que existieron más allá de los límites de este entorno durante miles de millones de años después, impidieron que estas enigmáticas formas de vida se propagaran y afianzaran a nivel mundial.
En esa línea, el estudio sugiere una evolución en dos etapas de la vida compleja en la Tierra: un primer episodio ocurrido en este espacio en concreto hace 2,100 millones de años, y un segundo, tras un aumento de los niveles de oxígeno atmosférico, unos 1,500 millones de años después.
Mientras que el primer intento fracasó en su propagación, el segundo dio lugar a la biodiversidad animal que hoy conocemos.