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Joe Biden celebra este viernes su cumpleaños número 78, dos meses antes del día de su llegada a La Casa Blanca, donde sucederá a Donald Trump, a quien venció en las elecciones del pasado 3 de noviembre. Como regalo de cumpleaños, el secretario de Estado de Georgia confirmó su triunfo tras el recuento y auditoria realizado.

Así, el exvicepresidente de Barack Obama prestará juramento el próximo 20 de enero de 2021, convirtiéndose en el presidente 46 de los Estados Unidos, y el de mayor edad de la historia del país.

Sobre el recuento en Georgia, el secretario de Estado de ese territorio confirmó este viernes que el presidente Donald Trump no ganó los votos del Colegio Electoral.

“Al igual que otros republicanos estoy decepcionado, nuestro candidato no ganó los votos electorales de Georgia”, sostuvo Brad Raffensperger, quien se calificó como un orgulloso seguidor de Trump.

“Yo vivo con el lema de que los números no mienten. Como secretario de Estado creo que los números que presentamos hoy son correctos”.

Desde ayer por la tarde/noche, Georgia confirmó que Biden superó a Trump, lo que reduce las posibilidades del republicano de que cambien los resultados y se pueda mantener otros cuatro años en La Casa Blanca.

El resultado del recuento en el estado era muy esperado, pese a los reclamos infundados de Trump y sus aliados de que los resultados en Georgia eran sospechosos debido a un fraude electoral extendido.

Biden suma 306 votos en el Colegio Electoral contra 232 de Trump, superando el umbral de 270 votos necesarios para ganar la presidencia.

La auditoría de Georgia, que se realizó luego de que los resultados iniciales mostraran un triunfo de Biden por 14.000 votos, mostró que el demócrata se impuso por 12,284 sufragios.

Al respecto, el presidente Donald Trump y sus aliados están tomando medidas desesperadas para revertir los resultados de la elección presidencial, incluso convocando a legisladores estatales a La Casa Blanca para tratar de impugnar la victoria de Biden.

Las tácticas de último recurso incluyen llamadas personales a funcionarios electorales que tratan de rescindir la certificación de votos en Michigan, insinuar en una demanda que Pensilvania desconoció el voto popular y presionar a funcionarios en Arizona para demorar la certificación de los recuentos.

Los expertos en derecho electoral dicen que son simplemente intentos agonizantes de la campaña de Trump y que sin duda Biden entrará a la Oficina Oval en enero próximo, pero existe el temor de que las gestiones de Trump afectarán la confianza de parte de la ciudadanía en la integridad de las elecciones.

El senador republicano Mitt Romney, uno de los detractores más francos de Trump, lo acusó de recurrir a “presiones sobre funcionarios estatales y locales a fin de subvertir la voluntad del pueblo y revertir la elección”. Añadió que “es difícil imaginar una acción antidemocrática más grave por parte de un presidente estadounidense en funciones”.

La agencia de seguridad electoral del gobierno de Trump declaró que la elección presidencial de 2020 fue la más segura de la historia. Días después, Trump destituyó al jefe de ese organismo.

El virtual presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes nuevos nombramientos en su equipo de gobierno, pese a que el presidente Donald Trump sigue sin reconocer su derrota.

Tras el nombramiento la semana pasada de su veterano asesor Ron Klain como su próximo jefe de gabinete, Biden anunció este martes a varios colaboradores de alto rango de su campaña para ocupar otros puestos clave en su futuro equipo en La Casa Blanca.

Entre los nombramientos está el del congresista de Luisiana Cedric Richmond, copresidente de su campaña, como asesor principal y director de su Oficina de Participación Pública; y el de Jen O’Malley Dillon, su directora de campaña, como subdirectora de personal.

También destacó el nombramiento de Julissa Reynoso, quien en el gobierno de Barack Obama fuera subsecretaria de Estado Adjunta para Latinoamérica y embajadora en Uruguay, como jefa de gabinete de la primera dama.

Como asesor principal de la primera dama fue nombrado Anthony Bernal, quien fue subdirector de campaña y ha sido asesor y persona de confianza de la familia Biden durante más de una década.

Un nombramiento como consejero de Biden que puede resultar polémico es el de Steve Ricchetti, quien fue subjefe de gabinete de Bill Clinton. Según The Wall Street Journal, Richetti fundó una firma de cabildeo junto a su hermano Jeff en 2001, de la que se separó para empezar a trabajar con Biden y que en el último año ha conseguido varios contratos con empresas farmacéuticas.

Algunos grupos progresistas han instado a Biden a mantener a los cabilderos fuera de su administración.

Otros nombramientos en puestos clave incluyen los de Julie Rodríguez, subdirectora de campaña y exasistente de la vicepresidenta electa, Kamala Harris, quien será directora de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales de La Casa Blanca; y Annie Tomasini, jefa de personal de Biden durante la campaña, quien se convertirá en directora de operaciones del Despacho Oval.

“Estas personas diversas, experimentadas y talentosas demuestran el compromiso del presidente electo Biden de construir una administración que se parezca a Estados Unidos”, con “profunda experiencia de gobierno”, dijo la campaña de Biden en un comunicado.

Estos nombramientos se producen mientras Trump sigue insistiendo en que ganó las elecciones y ha promovido varias acciones legales en diferentes estados un intento por revertir los resultados alegando irregularidades no demostradas.

El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, admitió este domingo la victoria de su rival demócrata, Joe Biden, en las elecciones del pasado 3 de noviembre, aunque lo atribuyó, sin pruebas, a un presunto fraude electoral.

Trump aclaró enseguida que esto no significa que reconozca su derrota; replicó que Biden ganó porque las elecciones estuvieron “amañadas”. Insistió en que no se permitieron observadores electorales del partido republicano, además de que los votos fueron contados por una compañía vinculada a la izquierda radical Dominion.

Acusó que dicha empresa tiene “una mala reputación y equipo engañoso que no pudo siquiera cumplir con los requisitos para Texas (¡Que yo gané por mucho!), ¡los Medios de Comunicación Falsos y Callados, y más!”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.

Trump acompañó su mensaje de un extracto de una intervención en la cadena de televisión Fox News del comentarista político conservador Jesse Waters, en el que apuntaba de manera infundada que Biden triunfó por un supuesto fraude.

Lo que llamó la atención de su mensaje fueron las dos primeras palabras de su tuit: “He won” (Él ganó), pues por primera las pronunciaba tras el anuncio de los resultados que se niega a reconocer.

El recién nombrado jefe del futuro gabinete de Biden, Ron Klain, dijo a la cadena NBC que el comentario de Trump era “una confirmación más de la realidad de que Joe Biden ganó las elecciones”. “Si el presidente está preparado para empezar a reconocer esa realidad, es positivo”, dijo.

Sin embargo, horas después, y frente a las reacciones que generó su tuit, Trump aclaró que Biden “solo ganó a ojos de los MEDIOS FAKE NEWS”. “¡No concedo NADA! ¡Tenemos todavía un largo camino por recorrer. La elección estaba AMAÑADA!”, insistió el magnate.

Donald Trump se ha mostrado muy activo ayer en sus redes sociales, en donde volvió a insistir en que él es el verdadero vencedor de la elección presidencial; acusó a los medios de “ascender” a la Presidencia  antes de tiempo a Biden.

“¿Por qué los medios de noticias falsas asumen continuamente que Joe Biden ascenderá a la Presidencia, sin siquiera permitir que nuestro lado muestre, lo cual nos estamos preparando para hacer, cuán destrozada y violada ha sido nuestra gran Constitución en las elecciones de 2020?”, preguntó Trump.

Según las proyecciones de los principales medios de comunicación, el virtual presidente electo de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, ha ganado con 306 votos del Colegio Electoral, contra los 232 que obtuvo el presidente Donald Trump.

Fuente: NYT

Los últimos estados en los que Biden fue declarado ganador han sido Arizona y Georgia, mientras que Trump ganó en Alaska y Carolina del Norte.

Debido a lo estrecho del resultado, Georgia comenzó este viernes el recuento de los votos de las elecciones presidenciales, un proceso que puede durar hasta cinco días, mientras que Trump sigue insistiendo en que hubo irregularidades sin ofrecer pruebas de ello.

El recuento a mano de los cerca de cinco millones de votos y, después de que todos los condados certificarán sus resultados, deberá concluir el miércoles 18 de noviembre a la medianoche, anunciaron las autoridades electorales de Georgia.

Recordemos que las leyes del estado señalan que deberán volver a contarse los votos cuando el margen de diferencia sea inferior al 0.5%, y en este caso el demócrata Joe Biden mantiene una ventaja sobre Trump, tras escrutarse el 99% del total de los sufragios, de 14,000 votos, lo que supone el 0.3%.

Los demócratas han insistido en la necesidad de avanzar en el proceso de transición y gran parte de la comunidad internacional ha expresado ya el reconocimiento de la victoria de Biden. El último, China, que finalmente reconoció oficialmente los resultados de los comicios y felicitó a Biden.

Poco después del anuncio de Pekín, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, criticó este viernes el “absurdo circo” de los republicanos al no “aceptar la realidad” de que Biden es el presidente electo del país tras derrotar a Trump en las elecciones del 3 de noviembre.

“Las elecciones terminaron. Joe Biden es el presidente electo. Electo con un mandato de más de 78 millones de votos”, subrayó la líder demócrata.

La toma de posesión del próximo presidente está prevista para el 20 de enero en Washington.

Trump sigue sin reconocer la derrota y aferrado a acusaciones sin pruebas de fraude. “Nunca apuesten en mi contra”, dijo el mandatario en una entrevista publicada este viernes en el diario Washington Examiner, en la que señaló que es capaz de dar la vuelta a los resultados de los comicios.

Preguntado sobre cuándo calcula que será capaz de dar la vuelta a la situación, Trump respondió: “No sé, probablemente dos semanas, tres semanas”.

Este viernes también se informó que Joe Biden será informado por expertos en seguridad nacional la próxima semana, según confirmó su equipo de transición

Jen Psaki dijo que el hecho de que Biden aún no haya recibido informes de inteligencia clasificados podría perjudicar sus preparativos para gobernar. “Han pasado seis días, pero con cada día que pasa, se vuelve más preocupante que nuestro equipo de seguridad nacional y el presidente electo y la vicepresidenta electa no tengan acceso a esos informes de inteligencia”, dijo Psaki a periodistas.

El jefe de la diplomacia rusa calificó este jueves al sistema electoral estadounidense de uno de los más “arcaicos” del mundo, tras la virtual victoria de Joe Biden, rechazada por el presidente Donald Trump.

“Tienen probablemente el sistema electoral más arcaico que existe comparado a otros países importantes del mundo”, declaró Serguéi Lavrov, durante una rueda de prensa.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso criticó sobre todo el carácter indirecto de la elección del presidente, que es elegido por grandes electores designados por sufragio universal. Y es que según el sistema, el vencedor no es aquel que consiga más votos a nivel nacional, sino el que gana el colegio electoral, constituido por 270 representantes de todos los estados.

“Si los estadounidenses están dispuestos a vivir con esta tradición que deforma considerablemente la voluntad del pueblo (…) que lo hagan”, dijo Lavrov, quien reiteró que Moscú solo felicitaría al vencedor de la elección tras la publicación de los resultados oficiales.

“Las felicitaciones son enviadas antes de la publicación de los resultados cuando no hay litigios”, señaló el ministro ruso.

Lavrov indicó que no espera que las relaciones entre Moscú y Washington, deterioradas en los últimos años, vayan a cambiar con el demócrata Joe Biden al frente de Estados Unidos.

“Nuestros politólogos, y yo concuerdo totalmente con ellos, no esperan cambios revolucionarios” en la política exterior de EUA respecto a Rusia, aunque admitió que “hacer pronósticos en estos momentos no es una idea muy provechosa”.

El jefe de la diplomacia rusa afirmó que en estos momentos Estados Unidos está “profundamente dividido”, algo que se ha evidenciado en las elecciones presidenciales. “Está claro que los políticos responsables deben buscar algunos asideros que les permitan superar esta división y promover ideas unificadoras que aglutinen al pueblo estadounidense”, señaló.

Para muchos observadores, argumentó Lavrov, uno de estos “denominadores comunes” son las relaciones con Rusia; denunció que durante los últimos años en EUA se ha sembrado una profunda rusofobia.

En todo caso, estimó, las declaraciones de Biden indican que su política exterior seguirá el curso de la que aplicó la Administración de Barack Obama.

ARTURO SARUKHÁN

EL UNIVERSAL

 

Y de repente, el dique finalmente se venció. A las 11:24 am del sábado, CNN declaró a Joe Biden como el ganador de la elección y a los pocos segundos, NBC, seguido de CBS, MSNBC, ABC y AP, hicieron lo propio.Fox News fue de los últimos medios en hacerlo. El júbilo explotó en las calles de Washington, con una sinfonía de claxonazos que duró todo el día en las calles de la ciudad.

Es evidente que no todo es -ni será- miel sobre hojuelas en las semanas y meses por venir. Como escribía en estas páginas en una columna especial poselectoral el jueves pasado (https://www.eluniversal.com.mx/opinion/arturo-sarukhan/algo-huele-podrido-en-dinamarca), el presidente electo Biden hereda un país profundamente polarizado y fracturado. No es la primera vez que un mandatario de nuevo cuño recibe a Estados Unidos en una situación crítica: Franklin D. Roosevelt, sin duda, heredando en 1932 el caos de la era de la Depresión. El tigre que ahora se gana Biden en la rifa trae consigo retos estructurales y coyunturales similarmente endiablados:

una pandemia en expansión, un desempleo altísimo a largo plazo, una deuda federal estratosférica, un presidente saliente tuiteando que le robaron las elecciones, una nación partida y la desinformación pululando a gran escala en redes sociales y plataformas digitales.

Cualquiera de estas crisis requeriría de un período presidencial completo para poderla domar. Seis, de manera simultánea, parecen casi intratables por su escala y complejidad. Y debido a que los Demócratas no ganaron todo lo que aspiraban a controlar en la Cámara de Representantes, el Senado (pendiente hasta las elecciones de segunda vuelta para los dos escaños de Georgia el 5 de enero) y sobre todo en asambleas estatales (donde se define el tema crítico de la redistritación electoral), así como el que muchos simplemente no pueden creer que 70 millones de sus conciudadanos votarían para reelegir a un hombre tan profundamente viciado y corrupto, se tiende a alimentar un doble rasero analítico que distorsiona nuestra visión de la decisión que tomó el país el 3 de noviembre.

Los mitos políticos a menudo surgen de primeras impresiones erróneas. Por ello hay que subrayar que no obstante este panorama poco halagüeño, la pesadilla de la gestión de Trump se acabó (si bien el trumpismo, lo que lo encarna y lo que lo alimenta, seguirá ahí), y que fue Biden el artífice de su caída. Por lo tanto, es necesario afirmar de manera inequívoca que su victoria es mucho más sustancial de lo que la opinión convencional sugiere en este momento y más reveladora sobre el futuro que la elección de Trump hace cuatro años.

Han sido y serán necesarios muchos días para asimilar la magnitud de la victoria de Biden: la movilización excepcional de votantes afroamericanos y los jóvenes, la consolidación del avance Demócrata en los suburbios o el éxito de Biden en recuperar una proporción suficiente de votantes de cuello azul. “Contratado” por los Demócratas en marzo para reconstruir el muro azul que habían representado los estados de Wisconsin, Michigan y Pennsylvania en el colegio electoral desde la década de los ochenta y que Trump derribó en 2016, Biden hizo precisamente eso, incluso mientras extendía el alcance del partido en el sur y el suroeste.

Miren lo que lograron el ex vicepresidente y su compañera de fórmula, Kamala Harris. Ganaron con 75 millones de votos, más que cualquier otro candidato presidencial en la historia del país, y disfrutan de una ventaja de más de 4 millones de votos populares, la cual muy probablemente crecerá sustancialmente a medida que se vayan finalizando los conteos. Los márgenes de victoria de Biden en Wisconsin y Pennsylvania son comparables a los de Trump en 2016, mientras que en Michigan es más de 10 veces mayor. Biden quizás acabe incluso arrebatándole dos estados Republicanos de cepa, Georgia y Arizona, y el presidente electo podría acabar hasta con 306 votos electorales, exactamente igual que Trump hace cuatro años. Y Biden no mordió el anzuelo durante esta campaña atípica marcada por la pandemia: supo que la estridencia y la flatulencia de Trump no se combaten con más de lo mismo, sino con decencia y empatía.

La emoción de ver a la primera mujer de color (hija de inmigrantes jamaicano e india) encarar la vicepresidencia como lo hizo Harris en su gran discurso de victoria la noche del sábado, apuntando al país multiétnico, abierto, plural y diverso y, ojalá, tolerante, hace que la ardua ruta por delante, para Biden y para la democracia estadounidense, se vea un poco menos empinada, por lo menos durante unos cuantos días más. Y esta victoria es además un primer revés palmario para la cofradía de líderes demagogos y populistas que en el mundo ven a Trump como su fuente de inspiración.

Biden recurrirá a normas y valores democráticos y a coaliciones de los decentes, tanto al interior del país como en el sistema internacional, para enfrentar un futuro incierto y peligroso. Algunos cambios serán inmediatos. Comenzará su mandato restaurando la aptitud en los altos cargos del gobierno federal, desplazando al régimen corrupto, nepotista y kakistocrático de Trump. Durante sus décadas de experiencia política, el ex vicepresidente se ha rodeado de algunos de los funcionarios y servidores públicos más capaces de Washington. Algunos, como el posible jefe de gabinete de Biden en la Casa Blanca, Ron Klain, cuentan con currículos casi tan largos como el de Biden. Otros, como Harris, son de recién arribo a la escena nacional. Pero el atributo común de todo el equipo es un historial de logros en el servicio público. Y al asumir el cargo, detendrá rápidamente algunas de las decisiones más deplorables de Trump: la destrucción vertiginosa de las regulaciones ambientales; la falta de sustento científico en la estrategia para contener y mitigar la pandemia; el esfuerzo sistemático para socavar el Obamacare en las agencias federales y en los tribunales; la presión constante sobre el Departamento de Justicia para que procese a los enemigos políticos de Trump por cargos falsos, mientras perdona los actos criminales de sus amigos. Biden buscará reincorporar a EU a organismos y acuerdos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y el acuerdo climático de París y reinstaurará las protecciones ejecutivas a los llamados “soñadores”, los inmigrantes indocumentados traídos a este país cuando eran niños. Y todo esto podría ser solo durante el primer día de su gestión.

A pesar de que ha tenido sobradas razones para hacerlo, y más ahora a partir de la negativa de la gran mayoría de ellos a admitir la derrota de Trump, se ha resistido a romper lanzas con los Republicanos, una postura que le valió las burlas y críticas de los progresistas en la primaria, pero que podría serle útil para construir un mínimo de consenso y coaliciones legislativas a la carta en un país partido a la mitad. Como en algún momento apuntó el ex gobernador Mario Cuomo, se hace campaña en poesía, pero se gobierna en prosa. Y vaya que Biden tendrá que gobernar con el lenguaje árido de la negociación y el compromiso. Los mandatarios suelen enfrentan circunstancias y crisis que nadie anticipó. Pero los estadounidenses pueden estar seguros de que una vez más, la persona sentada en la Oficina Oval se preocupa por los mejores intereses de la nación, terminando de paso con la demonización de los “otros”. Trump empeoró los problemas más grandes y, trágicamente, manejó mal las crisis que enfrentó. Se necesitará mucha paciencia y mucha mano izquierda así como sensibilidad social y política para que los Demócratas puedan construir la coalición que necesitan para gobernar eficazmente y revertir las secuelas nocivas del trumpismo. Pero en una era en la que los demagogos han sido ascendentes, cualquier victoria hoy vale para celebrar.

Atlanta, Georgia. – El número me parece impresionante. 71.5 millones de personas votaron por Trump. Casi 8.5 millones más de personas votaron por Trump este 2020 de los que votaron por él en el 2016. No hubo un rechazo al trumpismo, como muchos anticipaban. Por el contrario, Trump recibió más apoyo.

Pero lo fundamental es que si en 2016 votaron por una persona a la que realmente no conocían, ahora en el 2020 lo hicieron sabiendo que Trump es un racista; xenófobo; nativista; misógino; mentiroso; tramposo; cruel; cero empático; temerario.

Si todo esto no solo no generó repulsión, por el contrario, mayor apoyo, entonces ¿qué tiene que hacer un líder para que lo rechacen contundentemente? Lo pregunto observando a Estados Unidos pero pensando en México.

No se repudió al populismo con la intensidad que se esperaba ni con la enjundia que se merecía. 10 millones de contagios y en ruta a las 300 mil muertes y Trump logró convencer a 71.5 millones de personas que su manejo de la pandemia por la COVID-19 no era motivo para sacarlo de La Casa Blanca.

En la cobertura que he estado haciendo como parte del equipo de Noticieros Televisa he podido platicar con fervientes trumpistas que se creen absolutamente todo lo que les dice el presidente en los mítines y lo que leen en su cuenta de twitter.

Todo se lo creen: el virus no existe; es un complot. A Trump no le dio COVID, lo fingió para mostrar que es una mentira. El anuncio de Pfizer sobre 90% de efectividad en su fase 3 dado hasta pasada la elección comprueba el complot. Hay votos legales y votos ilegales. Los ilegales están solamente en los condados y estados en los que Trump no ganó, pero eso es un simple detalle. Trump ganó; Trump ganó; Trump ganó…me repitieron varios de sus votantes tanto en Florida como en Georgia.

Trump no va a quedarse más allá del 20 de enero en La Casa Blanca, pero durante los próximos cuatro años va a tener al partido republicano secuestrado con su proyecto de, ya sea reelegirse en el 2024 o que Don Jr. o Ivanka busquen esa candidatura. “Trump tendrá el potencial de ser más destructivo fuera de La Casa Blanca que dentro”, dijo Jennifer Horn, fundadora del Lincoln Project.

Desde el día después de la elección, el hijo del presidente, Don Jr., ha estado tuiteando a los republicanos más importantes, por nombre, exigiendo una postura clara de no reconocimiento a Biden y apoyo a la ola de juicios abiertos por su padre para intentar revertir la elección. Al llamado han respondido varios de ellos, incluyendo el líder del Senado, Mitch McConnell, quien logró reelegirse hace una semana y no ve la contradicción de reconocer ese resultado electoral pero de cuestionar el de la presidencia.

Vienen momentos complicados para Joe Biden. Arrancará con un montaña casi vertical de retos con los cuáles deberá lidiar con un ejército pro-Trump de millones de personas que rechazan su liderazgo.

Entre los comentarios y análisis leídos en estos días me quedo con el del periodista del New York Times, Frank Rich: en 2016 Donald Trump era un signo de interrogación; en el 2020 es un signo de exclamación. 71.5 millones de personas decidieron que era la mejor opción para su país.

Estados Unidos acaba de concluir cuatro años tumultuosos en los que dos se fueron en la campaña presidencial más concurrida (147 millones de personas) y más cara ($14 mil millones de dólares) de la historia. El resultado ha sido dejar al país en el mismo lugar: fuertemente dividido; sumamente polarizado.

71.5 millones de personas votaron por 4 años más de Trump. Sirva esto para que en México pongamos las barbas a remojar quienes creemos que los liderazgos caóticos son repudiados contundentemente en las urnas.

Columna completa en EL UNIVERSAL

El equipo del virtual presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, estudia medidas legales para obligar al presidente Donald Trump, quien denuncia un fraude electoral sin pruebas, que deje de bloquear y facilite la transición al nuevo gobierno.

Según los medios locales, el equipo de transición del líder demócrata cree que ha llegado el momento de que la Administración de Servicios Generales (GSA) “confirme rápidamente a Joe Biden y Kamala Harris como presidente electo y vicepresidenta electa”, y si se niega a hacerlo, emprender acciones legales para que lo haga.

La GSA, un organismo que depende del gobierno y cuya certificación rutinaria del ganador de las elecciones permite al equipo del presidente electo acceder a recursos y a las agencias gubernamentales para preparar la transición, se ha negado a hacerlo ante la insistencia del presidente Donald Trump en no aceptar su derrota electoral.

Mientras su campaña entabla numerosos procesos judiciales para anular votos o realizar recuentos en algunos estados, Trump ha continuado tuiteando acusaciones infundadas de fraude y ha llegado a decir que ganó las elecciones, pese a que todas las proyecciones de resultados dan la victoria a su oponente.

En las últimas horas llegó a acusar a la farmacéutica Pfizer y a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA), una agencia gubernamental, de haber retenido a propósito los resultados de la vacuna de la farmacéutica para perjudicarlo en las elecciones.

“Hay una serie de opciones sobre la mesa. La acción legal es ciertamente una posibilidad, pero también hay otras opciones que estamos considerando”, dijo a la cadena de televisión ABC News un miembro del equipo de transición de Biden.

Los congresistas demócratas con jurisdicción sobre la GSA también han reclamado a la administradora de la GSA, Emily Murphy, quien fue nombrada por el presidente Donald Trump en 2017, que deje de bloquear y firme la transición.

El representante demócrata Gerry Connolly, miembro del Comité de Supervisión de la Cámara Baja, aseguró a ABC News que Murphy “dirige una agencia no partidista del poder ejecutivo que se supone que facilitará (…) la transición a la administración entrante” y ella “la ha convertido en algo partidista”.

Sin esa certificación, el equipo de transición no puede ponerse en contacto con las agencias de la administración para recibir informes sobre su funcionamiento interno sobre asuntos que van de presupuestos a relaciones con el Congreso o apoyo administrativo.

El equipo de Biden tampoco puede ver información clasificada detallada, enviar representantes para integrarse en las agencias gubernamentales o contar con el apoyo del Departamento de Estado para realizar llamadas con líderes extranjeros

Al respecto, ayer se informó que el fiscal general, William Barr, ha instruido a los fiscales federales para que investiguen rápidamente “las acusaciones claras y aparentemente creíbles” de irregularidades en las votaciones que denuncia Trump, pese a no haber concluido que hayan “afectado el resultado de ninguna elección”.

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta electa Kamala Harris, ofrecieron esta noche un mensaje a la nación, en compañía de sus familias y equipos.

Biden invitó a los estadounidenses a dejar atrás la división que ha imperado durante el gobierno del presidente Donald Trump e instó a que todos se den “una oportunidad” y regresen a ser el país que ha sido Estados Unidos por años.

“Tenemos la oportunidad de vencer la desesperanza y construir una nación de prosperidad y con propósito”, sostuvo.

El demócrata prometió que buscará ser un mandatario que una al país, en vez de dividirlo. Dirigiéndose a quienes votaron por Trump, les aseguró entender “su decepción”.

Les dijo que él mismo ha perdido un par de elecciones. Sin embargo, les dijo que es hora de dejar de lado la dura “retórica. Bajar la temperatura. Para volver a vernos. Escucharnos de nuevo”.

El exvicepresidente pidió a los estadounidenses que no solo tengan fe en el país, sino que también la propaguen, al acordarse de los consejos que le daban sus abuelos.

Biden aprovechó su discurso, que duró cerca de quince minutos, para agradecer especialmente a la comunidad afroamericana que votó en masa por él durante las primarias demócratas y también ahora en los comicios del martes pasado.

“En esos momentos en los que esta campaña estaba en su punto más bajo, la comunidad afroamericana salió a defenderme. ¡Siempre me han apoyado y yo también lo haré!”, dijo el presidente electo.

Biden se puso como primer objetivo de su futuro gobierno controlar el enorme brote de coronavirus que sufre Estados Unidos. Anunció que este mismo lunes formará un grupo de trabajo contra la pandemia con expertos y científicos dentro de su equipo de transición que elaborarán la estrategia que pondrá en marcha a partir del 20 de enero, día en que toma posesión del cargo.

“No escatimaré esfuerzos, ni compromisos, en revertir esta pandemia”, se comprometió Biden.

El ganador de la elección, de acuerdo con las proyecciones, hizo un llamado a que con fe, amor a la patria y sed de justicia, sean una nación unida, fortalecida, sanada; el país que siempre han sabido ser: Estados Unidos de América.

En lo que ha sido tomado como un mensaje directo a Trump y su gobierno, Bien prometió ser un presidente que no buscará dividir, sino unificar. Quien no verá estados rojos o azules.

El presidente Donald Trump aseguró este sábado que “la elección está lejos de haber finalizado” y criticó que el candidato demócrata, Joe Biden, se haya “apresurado” a reclamar “falsamente” la victoria en las elecciones presidenciales.

“Todos sabemos por qué Joe Biden se ha apresurado falsamente a proclamarse ganador, y por qué sus aliados están tratando con tanta insistencia de ayudarle: no quieren que se exponga la verdad. El hecho básico es que esta elección está lejos de haber finalizado”, indicó Trump en un comunicado emitido por su campaña.

El mandatario, que se encuentra jugando a golf en su club de Sterling, en Virginia, agregó que Joe Biden no ha sido certificado como ganador de ningún estado, y menos en los estados donde el conteo de votos sigue muy reñido, pues dijo, los resultados hasta ahora conducirán a recuentos obligatorios.

Además, recordó que su campaña ha presentado diversas demandas legales cuestionando la validez y legalidad de los resultados.

“A partir del lunes, nuestra campaña empezará a defender nuestro caso en los tribunales para asegurar que las leyes electorales son completamente cumplidas y el ganador apropiado es proclamado”, enfatizó Trump.

El presidente Donald Trump se llevó los votos de ocho de cada 10 cristianos evangélicos blancos, en tanto los católicos se dividieron por igual entre él y el aspirante demócrata Joe Biden, según un informe de AP VoteCast.

La fuerza de Trump entre los evangélicos blancos revela el éxito perdurable del Partido Republicano en un bloque de conservadores religiosos que han sido un pilar de la base política del presidente desde su victoria en 2016.

AP VoteCast reveló que el 50% de los católicos respaldó a Trump y el 49% a Biden, lo que refleja que es un bloque arduamente disputado en las elecciones presidenciales, sobre todo en estados industriales como Michigan y Wisconsin.

Trump ganó ambos estados por menos de un punto porcentual en 2016, pero Biden se impuso en ambos en esta ocasión.

Las dos campañas apelaron a los católicos para que votaran de acuerdo con su fe. Los partidarios de Trump destacaron el apoyo de Biden al derecho de aborto, en tanto los de éste dijeron que el presidente no se ha ocupado de los problemas de justicia social que son parte del magisterio de su iglesia.

En caso de ganar, Biden sería el segundo presidente católico de la historia, después de John F. Kennedy. Los votantes católicos constituyeron el 22% del electorado, fuertemente divididos por raza y origen étnico.

El 57% de los católicos blancos votó por Trump y el 42% a Biden, según AP VoteCast. En 2016 la proporción fue de 64% por Trump y 31% por Hillary Clinton, según un análisis del Centro Pew Research Center. Entre los católicos hispanos, el 67% respaldó a Biden y el 32% a Trump, según VoteCast.

Entre los votantes sin filiación religiosa, Biden se llevó el 72% de los votos y Trump el 26%. Los judíos constituyeron el 3% del electorado y se volcaron abrumadoramente a favor de Biden, con el 68% contra el 31%. Entre los musulmanes, el 64% de los votos fueron para Biden, el 35% para Trump.

Trump obtuvo un gran resultado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los mormones. El 71% votó a favor de Trump, el 24% a favor de Biden.

El estado de Georgia anunció este viernes que habrá un recuento de los votos, ante lo ajustado de los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos.

Las autoridades de Georgia hicieron el anuncio en un momento en el que el candidato demócrata, Joe Biden, lidera el conteo de votos, por apenas 1,098 sufragios. “Con un margen tan estrecho, habrá un recuento en Georgia”, dijo en rueda de prensa el secretario de Estado local, Brad Raffensperger.

Recordemos que la ley estatal de Georgia permite solicitar un recuento de los votos si el margen de victoria del candidato ganador es de menos de 0.5%; ahora, la ventaja de Biden es de apenas el 0.1%.

“Este margen literalmente es de menos de la capacidad de una escuela superior grande”, subrayó el encargado de la implementación del sistema de votación en Georgia, Gabriel Sterling, en la misma rueda de prensa.

El recuento tendrá que solicitarlo formalmente uno de los dos candidatos presidenciales, pero eso no puede ocurrir “hasta que se haya certificado el resultado de las elecciones” después de una auditoría del proceso, explicó Sterling.

En ese sentido, el funcionario aseguró que se debería estar conociendo el resultado de la elección para finales de noviembre, aunque matizó que ese calendario podría variar si hay nuevos litigios sobre el proceso de cómputo de votos en el estado.

Según Sterling, no se han presentado problemas sistemáticos en el escrutinio, además de que subrayó: “no hemos visto ningunas irregularidades generalizadas”.

En el caso de Pensilvania, esta mañana, el alcalde de la ciudad de Filadelfia, Jim Kenney, dijo que aún sigue el conteo de los votos depositados en las urnas y los enviados por correo por lo que se llevará varios días tener el resultado final.

Sin embargo, aseguró que el proceso ha sido transparente, por lo que llamó al presidente Donald Trump a actuar con madurez.

“A mí lo que me parece es que el presidente tiene que asumir el papel de un adulto y tiene que reconocer el triunfo de su oponente. Eso lo hemos visto en nuestra historia, fue lo que hizo Hillary (Clinton) y me parece que es así como debe transcurrir la historia de nuestro país”.

Sobre las declaraciones de Rudy Giuliani, el abogado del mandatario, que dijo habían pasado muchas cosas extrañas en Filadelfia, el funcionario le dijo que estaba equivocado, “Es Giuliani sabemos de quién se trata, tomémoslo de quien viene.”

En tanto, Lisa Deeley, presidenta de los comisionados de la ciudad de Filadelfia, informó que se espera recibir hoy entre dos mil y tres mil papeletas por correo, algunas de ellas de estadounidenses que se encuentran en el extranjero o de miembros del Ejército, por lo que se llevarán más días para completar el conteo de votos.

Precisó que se cuenta con 20 días después de la elección para tener listo el resultado del conteo.

Con exactamente las mismas palabras que el presidente estadounidense le dedicó el año pasado, Greta Thunberg pidió a Donald Trump que se calmara ante su enojo y peticiones de que se detuviera el recuento de votos en la elección presidencial del pasado martes.

“Es tan ridículo. ¡Donald debe aprender a manejar su cólera, e ir a ver una buena y vieja película con un amigo! ¡Relájate Donald, relájate!”, escribió la adolescente sueca de 17 años en su cuenta Twitter, en respuesta a un tuit del presidente estadounidense que pidió “¡DETENGAN EL CONTEO!”, en referencia al conteo de votos de la elección.

Trump, que se burló repetidamente de la joven, escribió ese tuit “¡relájate!” a Greta Thunberg en diciembre de 2019. Poco antes Thunberg había sido elegida “Personalidad del año 2019” por la revista estadounidense Time.

Recordemos que Greta Thunberg pidió en octubre pasado el voto a favor del candidato demócrata.

Hasta este viernes, el candidato demócrata a la presidencia estadounidense, Joe Biden, se perfila a ser el triunfador de la elección, aunque cinco estados siguen con el conteo de votos.

El presidente Donald Trump ha declarado que hubo fraude en la elección, aunque no ha ofrecido ningún tipo de pruebas que sustente sus dichos.

El presidente Donald Trump ofreció esta tarde un mensaje a medios, en el que dijo, sin prueba alguna, que ganaría las elecciones en Estados Unidos si los demócratas que apoyan a su rival Joe Biden no estuvieran tratando de “robarle” la contienda.

“Si cuentan los votos legales, gano fácilmente. Si cuentan los votos ilegales, pueden intentar robarnos la elección”, dijo el mandatario desde La Casa Blanca.

Trump indicó que su equipo de campaña había iniciado una “tremenda cantidad de litigios” para contrarrestar lo que llamó “corrupción” de los demócratas, incluso cuando varios funcionarios en estados en los que el conteo sigue han defendido la integridad de la votación.

“No podemos permitir que nadie amordace a nuestros votantes e invente los resultados”, dijo el republicano. “Tengo la sensación de que los jueces van a tener que decidir al final”.

El presidente reiteró sus acusaciones de fraude electoral como hizo al declararse ganador de los comicios la madrugada del miércoles, horas después del cierre de las urnas el martes, cuando amenazó con ir hasta la Corte Suprema.

“Están intentando amañar las elecciones. Y no podemos permitir que eso suceda”, añadió el presidente quien busca mantenerse por un segundo periodo al frente del gobierno estadounidense.

También criticó las encuestas de intención de voto de los medios, que durante meses presentaron a Biden como favorito, como “una interferencia electoral en el verdadero sentido de la palabra por poderosos intereses especiales”.

Trump insistió en que desde meses atrás, él advirtió sobre los problemas que el voto por correo traería. Además dijo, no hubo la llamada ‘ola azul’ que los encuestadores vaticinaron.

El republicano aseguró que “tengo la sensación de que los jueces van a tener que decidir al final”, advirtió el mandatario.

El conteo de votos en cinco estados del país, mantienen la incertidumbre sobre quién será el presidente de Estados Unidos por los próximos cuatro años: el actual presidente Donald Trump o el candidato demócrata Joe Biden.

Según las proyecciones de los principales medios, actualmente el candidato demócrata, Joe Biden, tiene 253 votos del Colegio Electoral, contra los 214 que tiene el presidente Donald Trump. Se necesitan 270 votos para llegar a La Casa Blanca.

La atención se centra en cinco estados. Aunque algunos medios como The Associated Press ha dado Arizona a Biden, la mayoría de los medios se mantiene cautelosos con el resultado. Arizona asigna 11 votos electorales.

  • En Georgia – 16 votos del Colegio Electoral

Este estado tradicionalmente vota republicano; se han contabilizzado el 98% de los votos. Trump está a la cabeza desde el martes pero su margen se ha ido reduciendo progresivamente y actualmente apenas tiene 12,800 votos de ventaja sobre Biden.

El mandatario republicano tiene un 49.5% de los votos frente a 49.3% de su adversario, según medios estadounidenses.

  • Nevada – 6 votos del Colegio Electoral

El 89% de los votos ya fueron escrutado. Biden lidera actualmente con 49.4% de los sufragios contra 48.5% de Trump, lo que representa una diferencia de menos de 12,000 votos.

  • Pensilvania – 20 votos del Colegio Electoral

Se han contabilizado el 92% de las boletas.  Trump comenzó con una cómoda ventaja que se ha ido reduciendo con el paso de las horas; mantiene una ventaja de 101,000 votos sobre Biden (50.2% frente a 485%). Todavía quedan por contar 550,000 votos, todos emitidos por correo, una modalidad preferida por los votantes demócratas.

  • Carolina del Norte – 15 votos del Colegio Electoral

Es un estado tradicionalmente republicano; con un 95% de las boletas contabilizadas, Trump lleva la ventaja con 50.0% frente a 48.6% de Biden, lo que representa un margen de unos 77,000 votos.

Sobre las demandas que ha presentado la campaña del presidente Donald Trump, jueces de Georgia y Michigan las han desestimado. En Pensilvania, la campaña de Trump ganó un fallo de apelación para enviar a más observadores del partido y la campaña a los sitios donde los funcionarios electorales procesan los sufragios por correo en Filadelfia.

Sin embargo, la orden no afectó el recuento de votos que se está llevando a cabo en Pensilvania.

El abogado de la campaña de Biden, Bob Bauer, dijo que las acciones jurídicas de los republicanos carecían de méritos. “Quiero subrayar que, para sus propósitos, estas demandas no tienen que tener mérito. Ese no es el propósito. Es crear una oportunidad para que ellos envíen un mensaje falso sobre lo que está ocurriendo en el proceso electoral”, dijo Bauer.

Durante una llamada con reporteros el jueves por la mañana, el director de la campaña del mandatario, Bill Stepien, dijo que “cada noche el presidente se va a la cama con una ventaja” y cada noche se encuentran nuevos votos “misteriosamente en una bolsa”.

La cúpula empresarial minimizó este jueves el impacto de la aún incierta elección presidencial de Estados Unidos, al asegurar que están listas para seguir con la política de Donald Trump o adaptarse a la que instauraría el demócrata Joe Biden.

Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), descartó mayor presión de un posible Gobierno de Biden en derechos laborales y medioambiente bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

“Si todos cumplimos, y hay una nueva ley laboral y lo único que tenemos que hacer es cumplirla y cumplir con los requisitos ecológicos que ya conocemos, jamás tendremos por qué estar preocupados”, afirmó empresarial.

El presidente del CCE previó estabilidad para las empresas mexicanas por la firma del T-MEC, que arrancó el 1 de julio con reglas laborales y ambientales impulsadas por los congresistas demócratas, pese a la incertidumbre que envuelve la elección presidencial en EUA.

“Siempre, cuando me preguntan si esto va a tener mayor presión, yo digo ‘claro que no va a tener presión para el que cumple la ley’, de vez en cuando podrá haber alguien que te acusa de algo, siendo tú una empresa cumplida”, enfatizó Salazar.

Destacó que México se consolidó como el primer socio comercial de Estados Unidos de enero a septiembre, al representar 14% del total del intercambio que tiene esa potencia con el resto del mundo.

La importancia del resultado de las elecciones radica en que 69% del producto interno bruto (PIB) mexicano depende del comercio internacional, con 80 % de las exportaciones destinadas a Estados Unidos. Además, en ese país viven 38 millones de mexicanos que este año se espera envíen 40,000 millones de dólares en remesas, cerca de 3.8% del PIB.