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Más de mil  líderes religiosos en Estados Unidos firmaron una carta abierta pidiendo “elecciones libres y justas” y llamando a los candidatos Donald Trump y Joe Biden a respetar los resultados, independientemente de quién gane los comicios del 3 de noviembre.

La gran cantidad de firmantes de todo tipo de tendencias refleja la preocupación de los religiosos por la polarización que se vive en el país.

Los firmantes de la carta incluyen a líderes de la Asociación Nacional de Evangélicos, el pastor progresista William Barber y dos religiosos que fueron asesores del expresidente George W. Bush.

El texto enumera cuatro principios básicos, entre ellos la importancia de compartir “información veraz y oportuna sobre los resultados electorales” y no desinformación. Esos principios, añade, “son pilares fundamentales de una República estable y saludable y cuentan con el apoyo de la vasta mayoría de los estadounidenses, pero aun así están siendo atacados de manera sin precedentes en las elecciones de 2020”.

Enfatiza que Estados Unidos es fuerte sólo si es fuerte el compromiso de su pueblo hacia la democracia y los derechos y libertades que asegura.

Galen Carey, vicepresidente de relaciones gubernamentales de la asociación evangélica, comparó la situación actual con la de las elecciones del 2000, cuando el estado de Florida tuvo que realizar un recuento de votos y finalmente Bush fue declarado ganador a raíz de un fallo de la Corte Suprema.

“Veinte años después, no estamos en una situación en que la ciudadanía puede asumir que, una vez anunciados los resultados, todos podemos regresar a nuestras rutinas y desearle bien a los nuevos líderes”, expresó Carey en una entrevista.

Entre otros religiosos que firmaron la carta están John Dilulio, el primer director que tuvo la Oficina de Asuntos de Fe de La Casa Blanca, creada bajo la presidencia de Bush, y Stanley Carlson-Thies, quien fue parte de esa oficina y luego fue asesor de temas religiosos para el gobierno de Barack Obama, además de fundar la Institutional Religious Freedom Alliance.

Y es que el presidente Donald Trump ha sido criticado por negarse a comprometerse con una transición pacífica de poder en caso de que pierda.

Si bien la carta abierta no menciona a ninguno de los dos candidatos, entre sus firmantes hay prominentes líderes cristianos que respaldan a Biden, como el pastor de megaiglesias Joel Hunter y Ron Sider, fundador y presidente emérito de Christians for Social Action.

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Keith Raniere, fundador de la secta sexual NXVIM, la cual utilizó como fachada un grupo de autoayuda, fue condenado este martes a 120 años de cárcel en un tribunal neoyorquino después de ser declarado culpable de todos los cargos que se le imputaban.

El juez de distrito Nicholas Garaufis dictó la sentencia en el tribunal federal de Brooklyn después de una larga audiencia en la que hubo declaraciones de las víctimas.

Los fiscales habían pedido cadena perpetua, mientras que los abogados defensores dijeron que debía enfrentar únicamente 15 años tras las rejas.

Raniere, de 60 años, no mostró remordimiento, y sus abogados le dijeron al juez antes de la sentencia que su cliente no estaba arrepentido “por su conducta o sus decisiones”.

La sentencia culminó varios años de revelaciones sobre el programa de Raniere, NXIVM, que cobró miles de dólares por cursos de superación personal en su sede cerca de Albany, Nueva York, y en sucursales ubicadas en México y Canadá.

Entre los adherentes se encontraban millonarios y actrices de Hollywood dispuestos a soportar humillación y a prometer obediencia al acusado como parte de sus enseñanzas.

Entre los delitos que se le imputaban a Raniere se encontraron: tráfico sexual de adultos y menores, posesión de pornografía infantil y crimen organizado, en junio de 2019.

La sentencia supone a efectos prácticos una condena de cadena perpetua para el canadiense, a quien este martes las víctimas presentes en la audiencia llamaron “depredador sexual”, “racista”, “mentiroso” y un “sádico”.

El caso ha acaparado la atención de los medios por la implicación de varias destacadas personalidades como la actriz de Smallville Allison Mack, la intérprete de “Battlestar Galactica” Nicole Clyne, o la heredera del imperio licorero Seagram’s, Clare Bronfman.

El Senado de Estados Unidos, dominado por los republicanos, confirmó este lunes a la jueza conservadora que el presidente Donald Trump propuso para la Suprema Corte.

La confirmación aseguran diversos analistas, es una victoria para el mandatario a ocho días de las elecciones del 3 de noviembre.

El Senado votó por 52 votos a favor y 48 en contra la nominación de la jueza Amy Coney Barrett que llega a consolidar la mayoría que tienen los conservadores en el máximo tribunal, con una composición de seis contra tres.

La propuesta de Trump surgió luego del fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg. La llegada de Coney Barrett dará pie a una nueva etapa de fallos sobre temas como el aborto, la Ley de Cuidado de Salud Asequible e incluso su propia elección.

Barrett, de 48 años, llega a ocupar el nombramiento vitalicio como la 115ª jueza de la Corte.

Los demócratas no pudieron detener el proceso, que lleva al tercer juez nominado por Trump a la Suprema Corte.

Con la confirmación de Barrett asegurada, se esperaba que Trump lo celebrara con un acto de juramentación en La Casa Blanca. El juez Clarence Thomas tomará el juramento, dijo un alto funcionario de La Casa Blanca.

La magistrada podría participar en su primera audiencia a partir del 2 de noviembre, la víspera de las elecciones presidenciales. Por lo tanto, teóricamente actuará en caso de que se examinen posibles apelaciones contra los resultados de la votación.

Los republicanos en el Senado de Estados Unidos se prepararan para confirmar este lunes a la jueza nominada por el presidente Donald Trump a la Suprema Corte, al tener los votos necesarios para su nombramiento.

La confirmación de Amy Coney Barrett podría producirse pese a las denuncias de que una decisión tan importante debería dejarse en manos del ganador de las elecciones del próximo 3 de noviembre.

Los demócratas en el Senado le han pedido al vicepresidente Mike Pence abstenerse de presidir la sesión ya que varios de sus allegados han dado positivo al coronavirus.

Si bien el voto de Pence no es necesario para resolver un desempate, es un momento dramático en que él podrá presidir la conformación de un tercer juez al máximo tribunal bajo la presidencia de Trump.

El líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, denunció que la presencia de Pence no sólo violaría las medidas sanitarias, sino que “sería una violación de la decencia y la cortesía común”.

La confirmación de la jueza, de 48 años, impondría una mayoría conservadora en la Corte, y podría afectar temas sensibles como el derecho al aborto, el derecho de los homosexuales a casarse y la legalidad de la reforma del sistema de salud propuesta bajo la presidencia de Barack Obama.

Su confirmación daría paso a una composición en la Corte, de 6 a 3 en la balanza a favor de los magistrados conservadores.

De hecho, el caso de la reforma de salud está programado para el 10 de noviembre, días después de la elección presidencial.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ironizó sobre la actitud “apocalíptica” de quienes opinan que la Suprema Corte  se ha politizado, y defendió su conducta hacia la composición del tribunal.

“Esto es algo de lo que debemos estar orgullosos y debemos sentirnos magníficos”, aseveró McConnell.

Añadió que a diferencia de acciones legislativas que pueden ser revocadas por un nuevo presidente o una nueva mayoría en el Congreso “sobre esto no podrán hacer nada por mucho tiempo”.

Schumer denunció que el hecho de que el gobierno estaba dispuesto a avanzar con la votación a pesar de la crisis del coronavirus “demuestra que el Partido Republicano está dispuesto a ignorar la pandemia con tal de imponer a prisa a esta nominada”.

Más de 60 millones de estadounidenses han ejercito ya su voto para la elección presidencial, a ocho días para la jornada electoral, una cifra de récord que podría desembocar en la mayor participación en más de un siglo, según datos del lunes del Proyecto de Elecciones en Estados Unidos.

La cifra es la última señal del gran interés que despierta la competencia entre el presidente republicano Donald Trump y su rival demócrata, Joe Biden, así como el deseo de los votantes de reducir el riesgo de exposición al COVID-19, que ha acabado con la vida de unas 225,000 personas en Estados Unidos.

El total de votos emitidos de forma anticipada son 60 millones 507 mil 338, de los cuales, 40 millones 231 mil 976 han sido en voto por correo, y 20 millones 275 mil 362 han sido emitidos en persona.

Los demócratas mantienen una ventaja significativa en el voto adelantado por su confianza en el sufragio por correo, en el que los republicanos han participado históricamente en gran número pero están obviando ahora por los ataques reiterados e infundados de Trump, que asegura que el sistema es vulnerable al fraude generalizado.

Tomando en cuenta los estados que llevan un registro de votos emitidos por partido, se sabe que 13 millones 322 mil votos han sido para demócratas; 7 millones 650 mil han sido por republicanos y 6 millones 117 mil han sido de personas sin afiliación partidista.

En total, los demócratas tienen una ventaja cercana de dos a uno en las primeras cifras de votación.

El alto nivel del voto adelantado llevó a Michael McDonald, el profesor de la Universidad de Florida que administra el Proyecto de Elecciones en Estados Unidos, a predecir un récord de afluencia de votantes de unos 150 millones, que representa al 65% de los electores, la tasa más alta desde 1908.

Los votantes estadounidenses ya han depositado más votos anticipados durante esta campaña presidencial que en todo 2016, cuando sobrepasaron el hito de los 47 millones previamente en el mes, indicaron los datos.

Más de 50 millones de estadounidenses ya han ejercido su voto para la elección presidencial, a 11 días del cierre de los comicios, un ritmo que podría llevar a la mayor participación de votantes en más de un siglo, según datos del Proyecto de Elecciones de Estados Unidos.

De los 50 millones 950 mil 604 votos que se han registrado hasta ahora, 35 millones 326 mil votos han sido vía correo, mientras que 15 millones 623 mil han sido en persona.

Aunque algunos estados no cuentan con registro por partido de votos emitidos, se sabe que hasta ahora 11 millones 707 mil votos han sido demócratas, mientras 6 millones 295 mil han sido republicanos. 5 millones 157 mil votos han sido de personas sin afiliación a algún partido.

Dicha cifra es una señal de intenso interés en la contienda entre el presidente republicano Donald Trump y el aspirante demócrata Joe Biden, así como el deseo de los estadounidenses de reducir su riesgo de exposición al COVID-19, que ha matado a más de 221,000 personas en el país.

Muchos estados han ampliado la votación anticipada en persona y las papeletas de voto por correo antes del día de las elecciones del 3 de noviembre, como una forma más segura de votar durante la pandemia de coronavirus.

El alto nivel de la votación anticipada ha llevado a Michael McDonald, profesor de la Universidad de Florida que administra el Proyecto de Elecciones, a predecir una participación récord de unos 150 millones de personas, que representan el 65% de los votantes habilitados, la tasa más alta desde 1908.

En Texas, la votación ya ha superado el 70% de la participación total en 2016.

La pandemia ha alterado las tradiciones de la campaña y sus efectos aún se sienten. Los estadounidenses podrían encontrarse esperando días o semanas para saber quién ha ganado mientras los funcionarios electorales cuentan decenas de millones de votos por correo.

Un grupo de congresistas estadounidenses enviaron una carta al presidente Donald Trump en la que denuncian al gobierno de México de violar el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, T-MEC, en materia
energética.

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Los congresistas, entre los que se encuentran John Cornyn y Ted Cruz, han señalado que dichas acusaciones se sostienen sobre el hecho de que México está otorgando un trato “preferencial” a las empresas energéticas estatales.

Los legisladores señalan en la carta que México es el mercado de exportación más grande de productores petrolíferos de Estados Unidos”. Además, indican que las exportaciones estadounidenses de productos refinados a México “se han triplicado.

Sin embargo, han acusado a las autoridades de nuestro país de estar protegiendo a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), al tiempo que han cancelado los contratos con las empresas energéticas estadounidenses.

“Un mercado energético integrado de América del Norte beneficia al combustible de Estados Unidos, fabricantes, trabajadores y, en última instancia, consumidores mexicanos. Tras las reformas constitucionales de 2014 en México, que permitieron la participación privada en el sector energético, las empresas estadounidenses invirtieron millones de dólares para desarrollar infraestructura energética en México”, se lee en el texto.

Al respecto, afirman que estas inversiones dieron resultados “positivos”, como el “desarrollo de infraestructura y empleos”. Sin embargo, lamentan que, a pesar de este progreso, informes recientes indican que el gobierno mexicano “está otorgando tratamiento regulatorio para Petróleos Mexicanos (Pemex) y postergación o cancelación total permisos para empresas energéticas estadounidenses”.

Los congresistas dicen estar “profundamente preocupados” por las acciones del gobierno de México, que demuestran un patrón de “obstrucción”, por lo que han pedido “hallar una solución para mantener las condiciones actuales del mercado energético”.

El segundo y último debate entre los aspirantes a la presidencia de Estados Unidos sorprendió a varios al ser un espacio de normalidad en un año totalmente atípico y un respiro para los votantes desanimados por el tóxico primer enfrentamiento plagado de interrupciones entre los dos líderes.

El presidente, Donald Trump, y el aspirante demócrata, Joe Biden, pasaron 90 minutos intercambiando ideas sobre su enfoque acerca de la pandemia del coronavirus, el futuro del sistema de salud estadounidense y quien es el mejor posicionado para aliviar las tensiones nucleares con Corea del Norte.

El botón para silenciar los micrófonos ordenado por la comisión organizadora ayudó a conducir mejor el debate, y permitió que Trump y Biden presentaran sus argumentos finales a la nación a menos de dos semanas de la elección.

Ambos afirmaron con orgullo durante toda la campaña que sus visiones del país tienen poco en común, algo que quedó muy claro ayer.

El presidente llegó al debate con la necesidad de provocar un cambio en la contienda, dado de las encuestas publicadas lo colocan desde hace semanas por detrás de su rival tanto a nivel nacional como en algunos estados indecisos claves.

Trump, quien fue el que más interrumpió y el más agresivo en el primer debate, insistió anoche en que hay que “aprender a vivir” con el virus y sugirió que su rival dañaría la economía al tomar medidas drásticas para cerrar el país.

Biden advirtió que la nación se encamina hacia “un oscuro invierno”, con un aumento de los casos al tiempo que llega el frío y más actividades pasan a ser en espacios cerrados, donde el virus se propaga con más rapidez. “Cualquiera que sea responsable de tantas muertes no debería seguir siendo presidente de Estados Unidos”, afirmó Biden. “Yo terminaré con esto. Me aseguraré de que tenemos un plan”.

Trump aprovechó el evento para acusar por primera vez, de frente, a Joe Biden de corrupción, por el caso de su hijo Hunter Biden. Antes del debate, el equipo de campaña de Trump había sido claro: si los reporteros no lo hacen, el propio presidente republicano le preguntará a Biden por qué había “autorizado a su hijo Hunter a cobrar para acceder” a él.

El diario conservador New York Post publicó la semana pasada correos electrónicos recuperados de una laptop que debían demostrar que Hunter involucró a su padre en sus negocios en Ucrania. Durante el debate de ayer, Trump lanzó a su rival: Joe Biden “aparentemente ganó mucho dinero en alguna parte”.

Luego dijo que “esos horribles correos electrónicos… le debes una explicación a los estadounidenses”. “Alguien acaba de dar una conferencia de prensa, se suponía que debía estar trabajando contigo y tu familia, lo que dice es condenatorio”, continuó.

Y es que unas horas antes, Tony Bobulinski, quien se presentó como un exsocio de Hunter Biden, había dicho que el exvicepresidente había estado asociado con los proyectos de su hijo en China. Este antiguo militar de 48 años, invitado por Trump para seguir en persona el debate, aseguró que este viernes enviará una serie de elementos a la Policía Federal y a los senadores.

Sin esperar a que el presidente dijera más, Joe Biden negó enérgicamente cualquier irregularidad. “Mi hijo no ganó dinero con esto… en China”, dijo. “¡El único que ganó dinero en China fue ese tipo!”.

Cuando fue vicepresidente “su hijo, sus hermanos se enriquecieron”, acusó el inquilino de La Casa Blanca, a lo que Biden respondió que nunca ha recibido ni un centavo del extranjero. Incluso ocupó el momento para contraatacar y acusar al republicano de no haber hecho públicas sus declaraciones de impuestos.

Biden también se lanzó contra Trump a recordar su vínculo con el líder norcoreano Kim Jong Un. “Él habló de su buen amigo, que es un matón”, afirmó Biden, acusando a Trump de legitimar a Corea del Norte. Pero Trump respondió que se reunió con el líder norcoreano en tres ocasiones y con ello logró alejar la amenaza de una “guerra nuclear”, a lo cual Biden respondió exasperado: “Es como decir que teníamos una buena relación con Hitler antes de que invadiera Europa, el resto de Europa. Por favor”.

Biden cuestionó la política “criminal” de Trump al separar a familias migrantes en 2018 como parte de la política de “tolerancia cero”. “Esos chicos están solos, sin ningún lugar a donde ir. Eso es criminal”, dijo Biden. Trump defendió su política y afirmó que los niños habían sido llevados a la frontera por “coyotes” y “mala gente”. “Ahora tenemos la frontera más sólida que hemos tenido”, agregó.

El candidato demócrata asumió un riesgo al afirmar que si resulta elegido iniciará una transición gradual para dejar de depender de la industria del petróleo, lo que permitió a Trump llamar a los estados clave de Texas, Ohio y Pensilvania a que recordarán esa afirmación al momento de emitir su voto.

Trump indicó que Estados Unidos tiene el “aire y el agua más limpios” en años y desestimó energías renovables como las eólicas afirmando que matan a los pájaros.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos aprobó esta tarde el primer fármaco para tratar el COVID-19.

El Remdesivir es un antiviral que se administra por vía intravenosa a los pacientes graves a causa del virus, y que necesitan ser hospitalizados.

El medicamento, que Gilead Sciences Inc., con sede en California, llama Veklury, redujo el tiempo de recuperación de 15 a 10 días en promedio en un estudio a gran escala dirigido por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.

Había sido autorizado para su uso en casos de emergencia desde principios de año, y ahora se ha convertido en el primer fármaco en ganar la aprobación completa en Estados Unidos para el tratamiento de COVID-19.

Gilead afirma que que Veklury está aprobado para personas de al menos 12 años de edad y que pesen al menos 40 kilogramos que necesiten ser hospitalizados por su infección de coronavirus.

El fármaco funciona inhibiendo una sustancia que el virus usa para hacer copias de sí mismo.

Otros tratamientos han recibido autorizaciones de utilización de urgencia, que son temporales y otorgadas en base a datos menos completos que una autorización plena, y pueden ser revocadas al final del estado de urgencia sanitario.

Europa y otros países también autorizaron el Remdesivir de forma temporal meses atrás.

El presidente Donald Trump, que enfermó de COVID-19 a comienzos de octubre, recibió este tratamiento durante cinco días, además de que le fueron suministrados otros medicamentos.

Esta noche se llevará a cabo el segundo y último debate entre el presidente Donald Trump, y el aspirante demócrata a La Casa Blanca, Joe Biden, antes de las elecciones del próximo 3 de noviembre.

El encuentro se llevará a cabo desde Nashville, Tennessee. Es la segunda vez que la Universidad de Belmont alberga un debate presidencial después del celebrado en 2008 entre el demócrata Barack Obama y el republicano John McCaine.

La moderadora del debate será Kristen Welker, periodista del canal de televisión NBC News. El encuentro comenzará a las 20:00 hora local en el Curb Event Center de la universidad y tendrá una duración de 90 minutos.

Para el evento de hoy, la Comisión de los Debates Presidenciales, el órgano organizador no partidista, anunció esta semana un nuevo protocolo para que no se repitan las escenas del primer debate del pasado 29 de septiembre en Cleveland, Ohio, marcado por las repetidas interrupciones, la mayor parte de ellas por parte de Trump, lo que impidió que se abordaran a fondo los temas de interés para los votantes.

La mayor novedad es que se apagarán los micrófonos en algunas partes. En concreto, al principio de cada uno de los seis bloques de 15 minutos que dividirán el encuentro, los candidatos tendrán dos minutos cada uno para presentar sus ideas de manera ininterrumpida.

Serán en esos dos minutos iniciales cuando el micrófono del aspirante que no esté hablando será silenciado para garantizar que el otro pueda hablar sin interrupciones.

En el tiempo restante de cada uno de los segmentos ambos micrófonos estarán abiertos, aunque la Comisión ha señalado que “su esperanza es que los candidatos sean respetuosos con el tiempo del otro”.  Los temas anunciados que se abordarán en cada bloque serán la lucha contra la pandemia, las familias estadounidenses, la seguridad nacional, el liderazgo, la crisis climática y la raza.

Pese a que hay temas fijados, es probable que los candidatos saquen otros temas: el proceso de confirmación en el Senado de la nominada por Trump para el Supremo, la jueza ultraconservadora Amy Coney Barrett; las revelaciones del director de la Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, quien alertó que Irán y Rusia han obtenido información de votantes estadounidenses y que están tratando de interferir en los comicios; los artículos publicados en los últimos días por el tabloide New York Post sobre una serie de correos electrónicos y otros materiales digitales recuperados de una computadora portátil de Hunter Biden, entre otros.

Para evitar contagios de Covid-19, el uso de mascarilla facial será obligatorio para todo el público del debate y aquel que no la lleve será expulsado, a diferencia del debate en Cleveland, donde la mayor parte de invitados de Trump no la llevaba.

En paralelo, la organización lleva practicando pruebas desde el fin de semana a los periodistas y voluntarios que han ido llegando estos días a Nashville para el evento, y este jueves se espera que se sometan a la prueba los invitados por los candidatos y los propios aspirantes.

Las medidas de seguridad son intensas en Nashville, con numerosos controles y cierres de calles en las inmediaciones de la Universidad de Belmont. Aun así, se esperan varias protestas en las inmediaciones del centro. Para esta tarde hay convocadas concentraciones contra el racismo y contra la nominación de Barrett en los alrededores de la universidad.

Al concluir que no había pruebas suficientes, un juez estadounidense desestimó los cargos de extorsión contra el líder de la iglesia La Luz del Mundo, aunque mantuvo las acusaciones de violación de menores y tráfico de personas.

La fiscalía de California no logró demostrar que Naasón Joaquín García, el autoproclamado apóstol de La Luz del Mundo, extorsionó a las supuestas víctimas para lograr favores sexuales amenazándolas con deshonrarlas, apuntó el miércoles el juez del Tribunal Supremo Stephen A. Marcus en su fallo, según Los Angeles Times.

García se ha declarado no culpable de decenas de delitos graves, incluyendo violación de un menor.

El magistrado rechazó también el argumento de que los actos causaron graves lesiones corporales, por falta de evidencias, añadió el Times.

“La decisión de hoy demuestra, como siempre hemos dicho, que el Apóstol es inocente y su inocencia será demostrada judicialmente en el curso del juicio”, afirmó la iglesia en un comunicado.

El juez se negó sin embargo a desestimar el caso en su totalidad.

García y las otras dos personas, Susana Medina Oaxaca y Alondra Ocampo, cometieron abusos, “usando la religión como grilletes invisibles”, afirmó el juez. “Utilizaron el hecho de que esas jóvenes fueron miembros de la iglesia durante toda su vida, y que sus familias eran miembros de la iglesia”, indicó.

Recordemos que Naasón Joaquín García fue detenido el año pasado, permaneciendo en prisión al habérsele fijado una fianza de 90 millones de dólares para seguir su proceso en libertad.

García es el líder espiritual de La Luz del Mundo, iglesia evangélica cristiana fundada por su abuelo con sede en Guadalajara, que afirma tener 5 millones de seguidores en todo el mundo.

La fiscalía sostiene que los tres acusados cometieron delitos sexuales y produjeron pornografía infantil con cinco mujeres y niñas que formaban parte de la iglesia. Los presuntos delitos ocurrieron entre 2015 y 2018 en el condado de Los Ángeles, según las autoridades.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció este jueves que se alcanzó un acuerdo con Estados Unidos para cumplir con la entrega periódica de agua como parte del tratado bilateral entre ambos países.

Durante su conferencia de prensa matutina, el mandatario señaló que con este acuerdo se evitó una sanción para el país y se llegó a un acuerdo, “un buen entendimiento”.

Agradeció al presidente Donald Trump y al secretario de Estado, Mike Pompeo “por su comprensión y solidaridad” pues aseguró que se tuvieron “algunas dificultades para el cumplimiento de este acuerdo”.

López Obrador resaltó que dentro del acuerdo se estableció que si se requiere agua para consumo humano o si México tiene una sequía severa se podrá utilizar el líquido.

“Si necesitamos el agua para consumo humano, ellos van a proporcionarla y si tenemos situación de sequía severa, también nos van a auxiliar”, afirmó.

Como lo ha venido haciendo, solo que en esta ocasión no lo mencionó directamente, AMLO acusó al gobernador de Chihuahua, Javier Corral, de incumplir con la cuota de agua que los estados fronterizos deben aportar para entregarla a Estados Unidos, como se establece en el tratado.

Lamentó que el tema se haya politizado para usarlo como bandera electoral de cara al 2021.

El Tratado de Aguas establece que, por los ríos fronterizos, México debe entregar cada quinquenio cerca de 2,160 millones de metros cúbicos a Estados Unidos, aunque los mexicanos reciben casi cuatro veces más: 9,250 millones de metros cúbicos.

Pese a tener casi ocho décadas de vigencia, en los últimos meses se desató un conflicto político por el líquido en Chihuahua, por lo que México debía todavía 366 millones de metros cúbicos a menos de un mes de se venciera el plazo.

En su intervención, el secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, recordó que ese tratado es uno de los grandes logros de la diplomacia mexicana y aseveró que el incumplimiento del mismo “estaba poniendo en riesgo el suministro de agua para la ciudades fronterizas”. Dijo que por una cuestión electoral se pondría en riesgo el tratado.

Blanca Jiménez, directora general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), detalló que el tratado se pagará con agua contenida en presas internacionales, entre ellas las de estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, y con otras presas como la de ‘El Granero’. Además, reiteró que el agua de 13 ciudades fronterizas “está garantizada”.

Roberto Velasco, director general para América del Norte de la cancillería, explicó que la negociación se concluyó con la firma del acta 325, donde se detalló que se estará usando una porción de las aguas de propiedad mexicana en las presas internacionales. Apuntó que el volumen asignado será de 131 millones de metros cúbicos, dejando cerca de 87 millones de metros cúbicos del almacenamiento mexicano.

El ahora presidente Donald Trump pasó años trabajando en proyectos comerciales en China donde mantiene una cuenta bancaria, informó este martes el diario The New York Times (NYT).

La información llega en momentos en los que el presidente trata de mostrar a su rival demócrata, Joe Biden, como débil ante Pekín.

Trump viene repitiendo en los últimos días que Hunter Biden, hijo del candidato, vendió a Ucrania y China el acceso a la influencia de su padre cuando era vicepresidente en la época de Barack Obama.

NYT informó que es Trump quien tenía una oficina en China durante la campaña presidencial de 2016 y estaba asociado con una gran empresa controlada por el gobierno chino.

Además, el presidente tenía una cuenta bancaria en China hasta ahora desconocida que era manejada por la corporación Trump International Hotels Management, según documentos fiscales de Trump examinados por el periódico. Además de China, el mandatario hizo lo mismo en Gran Bretaña e Irlanda.

Las declaraciones de impuestos muestran que la firma de Trump “pagó USD 188,561 en impuestos a China mientras procuraba conseguir allí permisos para hacer negocios entre 2013 y 2015”, dice el diario.

Alan Garte, abogado de Trump Organization, dijo que la compañía “abrió una cuenta en un banco chino que tiene oficinas en Estados Unidos para pagar impuestos locales”. “No se materializó ningún acuerdo, transacción u otros negocios y desde 2015 la oficina está inactiva”, dijo al New York Times.

“Aunque la cuenta bancaria sigue abierta, no ha sido usada para otro propósito”, añadió.

Desde que entró a la Casa Blanca en 2017, Trump ha definido a China como la mayor amenaza para Estados Unidos y la democracia mundial.

En 2008 intentó infructuosamente la construcción de un edificio de oficinas en Guangzhou y en 2012 abrió una oficina en Shangai, informó el periódico. Además, la Trump Hotel Collection negoció emprender un proyecto en Pekín con la State Grid Coroportation, la quinta compañía de electricidad más grande de China, dijeron fuentes a la agencia AFP. Pero el proyecto fue luego abandonado.

Los micrófonos del presidente Donald Trump y de candidato demócrata Joe Biden serán apagados por dos minutos cada vez que le toque responder al otro para permitir que hablen sin interrupciones durante el debate del próximo jueves.

El debate de 90 minutos estará dividido en seis segmentos de 15 minutos cada uno, y en los que cada candidato cuenta con dos minutos para hacer declaraciones ininterrumpidas antes de entrar en un debate abierto. Durante la porción abierta no se silenciarán los micrófonos, pero las interrupciones de cada candidato se descontarán de su tiempo, en el que será el segundo y último debate presidencial de este año.

La Comisión de Debates Presidenciales, un organismo sin afiliación política, anunció los cambios este lunes, tres semanas después de un caótico primer enfrentamiento entre los aspirantes presidenciales que estuvo plagado de interrupciones, la mayoría de ellas por parte de Trump.

La comisión ha enfrentado presión de la campaña de Trump para mantener las reglas intactas, mientras que el equipo de Biden esperaba un debate más ordenado.

En un comunicado, la comisión señaló que “ha determinado que es apropiado implementar medidas con el objetivo de promover el cumplimiento de las reglas acordadas e inapropiado hacer cambios a esas reglas”.

En tanto el presidente Donald Trump arremetió este lunes contra el doctor Anthony Fauci, contra la prensa y contra las encuestas que lo muestran detrás de Biden en estados cruciales.

Trump insistió en que confía en que ganará, mientras completaba un intenso programa de viajes a pesar de la pandemia. “Vamos a ganar”, le dijo a su personal de campaña en una conferencia telefónica matutina desde Las Vegas. Y reconoció: “no les habría dicho eso tal vez hace dos o tres semanas”, refiriéndose a los días en que estuvo hospitalizado con COVID-19.

En un intento de levantar el ánimo de su equipo, Trump arremetió contra los expertos científicos de su propio gobierno, a los que describió como demasiado pesimistas, aun cuando el manejo que Trump ha dado a una pandemia que ha matado a más de 220,000 estadounidenses sigue siendo un asunto central entre los votantes.

“La gente está cansada de escuchar a Fauci y a todos estos idiotas”, manifestó Trump sobre el principal experto del gobierno en enfermedades infecciosas. “Cada vez que sale en televisión, siempre es una bomba. Pero la bomba es más grande si lo despides. Pero Fauci es un desastre”.

En un mitin en Prescott, Arizona, Trump criticó a Biden por prometer seguir las recomendaciones de los expertos científicos, diciendo despectivamente que su rival “quiere escuchar al doctor Fauci”.

En su mitin, Trump también incrementó sus ataques contra los medios noticiosos, destacando a Kristen Welker de NBC, la moderadora del próximo debate presidencial, y a CNN por cubrir arduamente una pandemia en la que decenas de miles de estadounidenses se están infectando a diario.

En una entrevista con “60 Minutes” de CBS transmitida el domingo, Fauci dijo que no le sorprende que Trump haya contraído el nuevo coronavirus después de acudir a eventos multitudinarios en donde pocos portaban mascarillas. Fauci también objetó que el equipo del presidente utilizara sus palabras en un anuncio de campaña.

Las fronteras terrestres entre  Estados Unidos, Canadá y México permanecerán cerradas a todos los viajes no esenciales hasta el 21 de noviembre, informó este lunes el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense.

La extensión de la medida se produce en el marco del avance de la pandemia de Covid-19, y mientras Estados Unidos sigue siendo uno de los países más afectados del mundo por la pandemia del coronavirus y está reportando el segundo mayor número de casos nuevos diariamente.

“Para continuar limitando la propagación del COVID-19, Estados Unidos, México y Canadá extenderán las restricciones a los viajes no esenciales hasta el 21 de noviembre”, escribió en Twitter el secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf.

Recordemos que la media se implementó inicialmente en marzo pasado con el fin de controlar la propagación del coronavirus y, desde entonces, se ha extendido en repetidas ocasiones.

“Nos encantaría tener la frontera abierta (…) pero no podemos hacer eso a menos que estemos seguros de que los canadienses están a salvo”, dijo por su parte el primer ministro Justin Trudeau. “En este momento, la situación en Estados Unidos sigue siendo preocupante”.

En septiembre, el día en que se confirmó la primer extensión del cierre fronterizo, el presidente Donald Trump dijo que abriría “bastante pronto” porque Canadá quería que se levantaran las restricciones. Pero el gobierno de Canadá ha dejado en claro que no abrirá hasta que la pandemia esté bajo control en ambos países.

Statistics Canadá dijo que las visitas desde Estados Unidos a Canadá en automóvil se habían desplomado en más del 95% en agosto en comparación con el mismo mes de 2019.

En tanto, en nuestro país las autoridades han indicado que la medida responde a una preocupación por los casos que se presentan diariamente en los estados fronterizos, pues muchos estadounidenses siguen cruzando a México sin importar la situación sanitaria.

La medida ya había sido anunciada por la cancillería mexicana, quien el pasado viernes indicó que México planteó a Estados Unidos la extensión de las restricciones al tránsito terrestre no esencial en la frontera.

La Corte Suprema de Estados Unidos decidió este lunes examinar la legalidad de dos temas emblemáticos de la política migratoria del presidente Donald Trump: la financiación de un muro fronterizo en el sur del país, y el programa “Quédate en México” para solicitantes de asilo.

El máximo tribunal estadounidense acordó que revisará ambos asuntos después de las elecciones del 3 de noviembre.

Los altos jueces estudiarán si es legal el uso de fondos asignados al Pentágono por parte del gobierno republicano para financiar el levantamiento de la barrera en la frontera con México, una de las principales promesas de campaña de Trump en 2016.

Trump declaró una “emergencia nacional” en febrero de 2019 para recurrir al presupuesto militar después de que la oposición demócrata en el Congreso se negara a autorizar los montos necesarios para construir el muro.

A principios de ese año, el choque provocó el cierre parcial de la administración federal por 35 días, una duración récord.

Ahora, la Corte Suprema revisará la apelación del gobierno de Trump de un fallo de junio del Tribunal de apelaciones del Noveno Circuito en California, que consideró ilegal eludir el Congreso y transferir 2,500 millones de dólares asignados al Pentágono para levantar el muro.

La construcción continuó, sin embargo, porque en julio de 2019 la Corte Suprema había permitido que avanzara mientras se resolvía el litigio.

La Corte Suprema también accedió el lunes a examinar el programa conocido como “Quédate en México”, por el cual el gobierno de Trump dispuso que los solicitantes de asilo llegados a la frontera sur del país debían esperar en nuestro país la resolución de sus casos.

Esta política, formalmente denominada Protocolos de Protección al Migrante (MPP), fue anunciada en diciembre de 2018 e implementada un mes después. Desde entonces, al menos unos 60,000 migrantes, la mayoría provenientes de Centroamérica y otros países latinoamericanos, fueron devueltos a México.

Los jueces de la Corte Suprema acordaron ahora revisar una decisión del mismo Tribunal de apelaciones del Noveno Circuito de California, que en febrero ratificó el fallo de un juez federal de suspender los MPP por considerarlos inconsistentes con la legislación estadounidense y con tratados internacionales.

La implementación del programa “Quédate en México” continuó sin embargo porque la Corte Suprema suspendió esa orden en espera de un examen de fondo de los argumentos.

La Corte Suprema escuchará los argumentos de ambos casos en 2021, con vistas a una decisión antes de finales de junio.

Sin embargo, el resultado de la elección presidencial podría cambiar las reglas del juego: si el demócrata Joe Biden es elegido, podría revisar las políticas de su predecesor y anular los procedimientos judiciales.

Trump ha hecho de la lucha contra la inmigración ilegal una de las marcas distintivas de su presidencia, pero casi todas sus medidas han sido impugnadas en los tribunales.