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Arturo Sarukhán

EL UNIVERSAL

 

Una serie de diatribas y exabruptos la semana pasada de nueva cuenta subrayan lo que ha sido una de las inconsistencias y contradicciones persistentes a lo largo de este sexenio desde el atril presidencial en Palacio Nacional de la Ciudad de México cuando de política exterior se trata. La presión desde Washington a raíz de la política de seguridad pública mexicana, particularmente por el tráfico de fentanilo y sus precursores a través de nuestro territorio, se ha venido acrecentando desde hace meses. Con ello ha resurgido un debate que se ha dado en coyunturas anteriores -algunas veces motivado con ánimo de apoyar a México (Bush, Obama) y en otras como resultado de la fanfarronería (Trump) o de la politización o diagnóstico equivocado (ahora, con legisladores y ex funcionarios Republicanos)- en torno a si la designación de grupos criminales trasnacionales en México como organizaciones terroristas internacionales (mi columna de 2019 en estas páginas explica el proceso y los inconvenientes de esa medida) movería o no la aguja en su degradación operativa. Ahora, ambos temas han sido turbocargados por el secuestro de cuatro -y asesinato de dos- estadounidenses en Matamoros. En respuesta a esta confluencia de eventos, el Presidente López Obrador mandó al diablo los principios de política exterior en los que, como muletilla, se escuda pero observa a contentillo.

Y es que parece que por fin sí vamos a intervenir abierta y proactivamente en los asuntos internos de Estados Unidos. El que López Obrador exija que funcionarios, legisladores, ONG y medios de comunicación estadounidenses no lo hagan en lo que él considera son temas que solo atañen a México y a los mexicanos es lo de menos. El presidente rápidamente dijo el viernes que hará un llamado a los “40 millones” (sic) mexicanos en EE.UU para que castiguen con su voto a los Republicanos que ahora proponen -de manera descabellada e irresponsable, sin duda alguna- acciones militares unilaterales. El que Trump en 2019 hubiese amagado con hacer lo mismo que sus correligionarios del GOP hoy -designar a grupos criminales como organizaciones terroristas- y que luego ya como expresidente haya fanfarroneado con el uso de la fuerza militar en México y el inquilino de Palacio Nacional no dijese ni pío (bueno, si hasta subrayó en ese momento que el ex mandatario “me cae bien”), no deja de ser una incongruencia más. Pero este episodio de renovado brío intervencionista en la política exterior presidencial requiere de dos apuntes.

Primero, los datos duros y la terca realidad. Hay cerca de 39 millones de mexicanos y méxicoamericanos (ciudadanos estadounidenses que tienen raíces u origen mexicano) en EE.UU. De ese total, 11 millones son nacidos en México, de los cuales 5 millones son indocumentados; es decir, evidentemente no pueden votar ahí. Del restante, no todos ostentan la doble nacionalidad y un buen número de ellos son aún menores de edad. Por ende, estamos hablando de cerca de un universo de aproximadamente 15 millones a lo sumo que podrían votar. Si bien la mayoría lo hacen por el Partido Demócrata, y ello explica ganancias importantes en estados como Arizona, Colorado, Nevada y Georgia, en 2016 y 2020 el número de votantes de origen mexicano votando por el Partido Republicano ha aumentado significativamente (sobre todo entre hombres adultos jóvenes) sobre todo en Florida y el sur de Texas. En esta última zona en particular, cabe destacar que el aumento del voto a favor del GOP -y de Trump- en 2020 está relacionado con los abrazos de López Obrador a Trump en la Casa Blanca en plena campaña electoral ese año y el alcahueteo electoral vía spots que la campaña de reelección de Trump hizo de las declaraciones zalameras del mandatario mexicano.

Los hispanos en general, que se estima que 34.5 millones de ellos fueron elegibles (poco más de la mitad de todos los hispanos en el país, 53 por ciento) para votar en 2020, constituyen un 14.3 por ciento del total de votantes elegibles en Estado Unidos. A nivel nacional, emitieron 16.6 millones de votos en 2020, un aumento del 30.9 por ciento con respecto a las elecciones presidenciales de 2016, y apoyaron a Biden sobre Trump por un margen de casi 3 a 1 en Arizona, California, Colorado, Illinois, Nuevo México, Nevada, Nueva York, Pensilvania y Wisconsin. Los hispanos eligieron a Biden sobre Trump con un margen de 2 a 1 o más en los estados de Texas, Georgia, Washington y Florida. Una cómoda mayoría de votantes de origen hispano, aproximadamente el 61 por ciento, apoyó al presidente Biden, pero hubo un giro de aproximadamente 8 puntos porcentuales hacia Trump, según datos a boca de urna comparando candidatos Demócratas y Republicanos en 2016 y 2020.

Segundo apunte. Particularmente en los temas de seguridad binacional, los episodios de tensión tienden a favorecer posiciones de los extremos en ambos países. Asignar culpas nacionales a los que son sin duda problemas trasnacionales ha sido una posición default -y errónea- a ambos lados de la frontera en momentos distintos de la relación bilateral. Si el problema es común, la solución tiene que ser común, y solo avanzaremos si asumimos una responsabilidad compartida. Pero de por sí Trump evisceró ese principio no escrito de la relación bilateral a largo de su mandato; ahora, los legisladores Republicanos que han abogado por acciones unilaterales -y contrarias al derecho internacional- y López Obrador que declara que el fentanilo no es nuestro problema, lo están profundizando. Esta dinámica en la que nos estamos metiendo no conviene a ninguno de los dos países, pero me temo que estamos desafortunadamente en un contexto así en este momento.

Y con sus declaraciones de que México cabildeará en contra de candidatos Republicanos en las elecciones de 2024, el presidente amenaza con contaminar aún más la agenda bilateral con EE.UU camino a dos procesos electorales presidenciales simultáneos en una y otra nación y en el contexto de la peor relación -desde los ochenta- de un titular del Ejecutivo mexicano con el Congreso estadounidense, un actor central y clave de la agenda con nuestro país. De por sí los Demócratas, cabreados por la manera en la cual López Obrador se posicionó con respecto a Trump, la campaña electoral de 2020, la victoria de Biden y los actos sediciosos del 6 de enero de 2021, tienen una larga lista de tintorería. Ahora con este llamado para hacer campaña contra el GOP, junto con sus ataques ad hominem constantes en contra de legisladores Republicanos y Demócratas por igual que se han venido acumulando, el presidente está haciendo que críticas y cuestionamientos legislativos de ambos partidos sobre México y la relación bilateral crecientemente converjan, de paso colocándonos sobre una pista de patinaje de hielo quebradizo cara a 2024, sobre todo si llegase a imponerse un candidato Republicano.

Al final del día, este nuevo y complejo episodio en la relación con EE.UU pone de relieve una gran paradoja. Para un presidente que afirma como posición de arranque que la mejor política exterior es la política interna, son precisamente las debilidades estructurales internas del país y muchas de las políticas públicas del mandatario mexicano las que se erigen como vulnerabilidades y flancos de presión cara al extranjero, particularmente en una relación tan esencial, asimétrica e interméstica (sí, a pesar de lo que quisiera López Obrador, no hay manera de separar los temas de política interna de cada país del impacto e incidencia que tienen en la agenda bilateral) como la que hay con Estados Unidos.

El combate contra el fentanilo y el tráfico ilegal de armas son una prioridad para el gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó el embajador en México, Ken Salazar.

Sobre el primer tema, Salazar señaló que su país invirtió más de 25,000 millones de dólares en tratamientos para adicciones e interdicción de narcóticos ilícitos.

Mientras que en el segundo, indicó que las autoridades estadounidenses “han incrementado en 300% el decomiso de armas de fuego que, sin estos esfuerzos, habrían llegado a México”.

En un comunicado emitido por la embajada de Estados Unidos en México, el diplomático recordó que en la reciente reunión entre Biden y del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se comprometieron para unir esfuerzos contra el tráfico ilegal de fentanilo y armas por el daño que representan para el bienestar de ambas naciones.

“El combate contra el fentanilo es una prioridad para el presidente Biden, en la cual México es un socio crucial”, remarcó Salazar.

Expuso que entre las acciones para atender la crisis del fentanilo en Estados Unidos está la propuesta para el año fiscal 2023 que incluye 42,000 millones de dólares para esfuerzos de política de drogas para vencer la epidemia de sobredosis.

Dijo que también está el Plan de Rescate estadounidense en el que invirtieron “5,000 millones de dólares en servicios de adicción y salud mental, incluida una inversión histórica de 30 millones de dólares en reducción de daños”.

Salazar recordó que en 2021, el gobierno del presidente Biden destinó más de 93 millones de dólares en el programa Comunidades Libres de Drogas de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP), la cifra más alta para este programa enfocado a jóvenes y familias.

Sobre el tráfico ilegal de armas, dijo que en la Ley Bipartidista de Comunidades Más Seguras “por primera vez, se le tipifica como un delito con sanciones que pueden llegar hasta los 25 años de cárcel”, y apuntó que año con año se decomisan en Estados Unidos más de 600,000 armas.

Este lunes, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el canciller Marcelo Ebrard, mantuvieron una conversación telefónica para abordar la cooperación en materia de seguridad, en medio de la tensión entre ambos países por el secuestro y asesinato de dos estadounidenses en Matamoros, Tamaulipas.

Además, comentaron la visita de la semana pasada a México de la encargada de La Casa Blanca para este asunto, Elizabeth Sherwood-Randall, para “interrumpir la cadena de suministro de drogas sintéticas y reducir los riesgos del consumo”.

Luego del secuestro de los cuatro estadounidenses, la oposición republicana pidió declarar como organizaciones terroristas a los cárteles mexicanos, lo que permitiría una intervención militar en territorio mexicano. Sin embargo, esta propuesta ha sido descartada por La Casa Blanca.

La sola propuesta causó el enojo del presidente López Obrador, quien ha calificado a los republicanos de “mequetrefes” e “intervencionistas”.

Ana Paula Ordorica platica con Eric Olson, Global Fellow en el Instituto México del Wilson Center, sobre los esfuerzos conjuntos de México y Estados Unidos para detener el tráfico de armas y de fentanilo, pese a los reclamos que crecen en Washington en contra del gobierno de López Obrador.

Estados Unidos insistió este viernes en que el fentanilo es un problema “global” y, reiteró que la lucha para hacer frente a esa droga debe ser compartida, esto en medio de la polémica en materia de cooperación en seguridad con México.

“El fentanilo es un problema que no afecta solo a Estados Unidos. Afecta a todos los países. Es una cuestión global”, dijo ante la prensa John Kirby, uno de los portavoces de La Casa Blanca.

La declaración del gobierno estadounidense llega después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) señalara ayer que México no fabrica ni consume ese potente opioide sintético.

“Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos consumo de fentanilo. Y lamentamos mucho lo que está pasando en Estados Unidos, ¿pero por qué ellos no atienden el problema, no combaten la distribución de fentanilo en Estados Unido”, reclamó el mandatario..

El fentanilo fue uno de los temas destacados de la Cumbre de Líderes de América del Norte que se celebró en enero pasado en Ciudad de México y reunió a López Obrador, al presidente estadounidense, Joe Biden, y al primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

Kirby recalcó este viernes ante la prensa que se va a mantener el trabajo conjunto para frenar el flujo de precursores químicos que se utilizan para hacer fentanilo, para aumentar los decomisos antes de que esa droga llegue a la gente y para garantizar que sus responsables rindan cuentas.

Elizabeth Sherwood-Randall, asesora de La Casa Blanca para Seguridad Nacional, se reunió ayer con contrapartes mexicanas, incluido el presidente López Obrador, con el fentanilo como punto central de la agenda.

López Obrado describió la reunión con la funcionaria estadounidense como “muy buena”. “Hablamos de fentanilo, del tráfico de armas y de la decisión del presidente Joe Biden de respetar nuestra soberanía”, enfatizó.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, afirmó este viernes a Estados Unidos que su Gobierno ha combatido el fentanilo como “nadie” tras la visita de la encargada de la Casa Blanca para este asunto, Elizabeth Sherwood-Randall.

Además, el presidente dijo que “en el tiempo que llevamos es cuando más se ha confiscado fentanilo, seis toneladas, y hagan la cuenta, por cada kilo de fentanilo es un millón de dosis, y lo que hemos decomisado son seis toneladas, 60.000 kilos, no lo ha hecho nadie”, asegurando así que su gobierno combate el fentanilo como “nadie”.

La reunión se produjo en medio de la polémica desatada por el secuestro de cuatro estadounidenses el pasado viernes en Matamoros, Tamaulipas, de los que dos fueron asesinados, además de las propuestas de congresistas del Partido Republicano de declarar la guerra a los cárteles mexicanos y designarlos como organizaciones terroristas.

Al respecto,el presidente volvió a rechazar este viernes las propuestas de los republicanos, recordándoles que “a México se le respeta” y preguntándose “qué se creen estos mequetrefes” al presentar un plan de ese tipo.

“Son tres o cuatro, son varios que están planteando esto, desde luego, vil politiquería, pero tampoco para quedarnos callados y decir ‘no les hagas caso, es solo para quedar bien con los ultra conservadores de Estados Unidos, los antimexicanos de Estados Unidos’, buscan utilizarnos”, reclamó el mandatario.

López Obrador informó que el canciller Marcelo Ebrard viajará a Estados Unidos para recabar toda la información sobre las iniciativas, además de que indicó que se trabajará con los consulados mexicanos en territorio estadounidense para que puedan informar a sus compatriotas que viven y trabajan en ese país y responder “de manera directa” a los congresistas republicanos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró que las autoridades de nuestro país actuaron bien en el caso de los cuatro estadounidenses secuestrados, dos de ellos asesinados, en Matamoros, Tamaulipas, pese a los reclamos de Washington.

“Lo de ayer, o de estos últimos días, de los estadounidenses pues fue muy lamentable que esto sucediera, se actuó bien porque pronto se encontraron a las personas, dos fallecidos, un herido, otro bien y se atendió esta situación de urgencia”, dijo el mandatario en su conferencia de prensa.

Ayer, tan pronto se dio a conocer el hallazgo de los ciudadanos estadounidenses, la Casa Blanca calificó de “inaceptable” su secuestro.

El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, consideró “imperante” actuar contra los cárteles, mientras que los congresistas republicanos insistieron en sus reclamos para designar como terroristas a los narcotraficantes de nuestro país, algo que el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, no descartó este martes.

Ante estos hechos, López Obrador respondió que el secuestro de los estadounidenses “para nada” mina la relación con Washington, pero indicó que Estados Unidos también debe asumir su responsabilidad.

“Senadores de Estados Unidos, funcionarios de Estados Unidos, se rasgan las vestiduras, que hace mucho daño el fentanilo. ¡Claro que hace mucho daño! Es una droga adictiva, terrible. Pero, ¿cómo es que llega? ¿Cómo se distribuye allá? Va a servir para darle una sacudida a las agencias, qué están haciendo. Mínimo hay ineficiencia”, reclamó AMLO.

Sobre el caso concreto de los cuatro estadounidenses, por el que hay un detenido aún no identificado como miembro de un cártel, López Obrador criticó que “hicieron también un escándalo sus adversarios”, y fiel a su estilo dijo que “no deja de haber politiquería aquí y allá”.

El tema también fue abordado en la sección de “Quién es Quién en las Mentiras”, donde se cuestionó la versión de medios de Estados Unidos de que los carteles confundieron a los estadounidenses, que ingresaron al país por razones médicas/estéticas, con narcotraficantes haitianos.

“Nosotros tenemos que terminar la investigación para saber con precisión qué sucedió, informar aquí cuál fue la causa. Ya se está haciendo la investigación”, dijo López Obrador.

Aprovechando el tema, López Obrador anunció que mañana jueves recibirá a Elizabeth Sherwood-Randall, la encargada de la estrategia contra el fentanilo de la Casa Blanca.

“Ahora hay cooperación, pero con respeto a nuestra soberanía, y así lo entiendo el presidente (Joe) Biden. Siempre ha sido muy respetuoso”, consideró.

En tono de broma, dijo que sus adversarios o los medios no tardarán en decir que la funcionaria estadounidense lo visitará para “regañarlo”.

El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, señaló este miércoles que nuestro país podría hacer “mucho más” para combatir el tráfico de fentanilo, droga sintética causante de la mayoría de muertes por sobredosis en su país.

“Nos están ayudando pero podrían hacer mucho más. No tengo ninguna duda sobre esto”, declaró el titular del Departamento de Justicia durante una comparecencia ante el Senado estadounidense.

El fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la morfina y que se mezcla con otras drogas para potenciar su efecto, se fabrica en México a partir de precursores importados desde China y luego se trafica a Estados Unidos.

Garland consideró que Estados Unidos sufre una “horrible epidemia” de fentanilo, que mató a más de 100,000 estadounidenses el año pasado y que está “provocada” por los cárteles de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

“Los narcotraficantes que fabrican estas pastillas y las distribuyen a Estados Unidos son las personas más horribles que uno se puede imaginar”, declaró el funcionario.

El fiscal general dijo que no se opondría a que el Departamento de Estado declare a los cárteles como organizaciones terroristas, aunque señaló que Estados Unidos necesita la colaboración del gobierno de México para combatirlas.

Explicó que el Departamento de Estado tiene que calcular las “consecuencias” que tendría tomar una medida como esta y recordó que tanto el Cártel de Sinaloa como el CJNG ya fueron objeto de otro tipo de sanciones.

Recordemos que el expresidente Donald Trump contempló en su momento la posibilidad de declarar los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, algo a lo que se opone el gobierno de López Obrador, pues  lo considera una violación a su soberanía nacional.

Garland explicó que la agencia estadounidense antidrogas (DEA) decomisó el año pasado suficientes dosis de fentanilo como para “matar a todos los estadounidenses”, además de añadir que se está persiguiendo la venta de esta droga en la internet profunda.

Presionado por las preguntas de los senadores, el fiscal general admitió que el récord de muertes registrado el año pasado demuestra que la estrategia contra el fentanilo no está funcionando lo suficiente.

El decomiso de fentanilo en México ha aumentado en más de 1,000% en lo que va de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), comparado con el mismo periodo anterior, informó el gobierno en medio de la presión de Estados Unidos para hacer frente a este problema.

“De fentanilo, es un 1,079% más en comparación con lo que se tenía de aseguramientos en la administración anterior. Así, se hace un total de 6,273 kilogramos de fentanilo, considerando lo que se ha hecho ahorita en este año, que son 168 kilogramos”, dijo esta mañana el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval.

Estas cifras, de diciembre de 2018 a enero de 2022, se comparan con los apenas 532 kilogramos de fentanilo asegurados entre octubre de 2014 y el 30 de noviembre de 2018, cuando terminó el sexenio de Enrique Peña Nieto.

El secretario de la Defensa Nacional reveló esta estadística que dijo, se presentó a las delegaciones de Estados Unidos y Canadá la semana pasada, durante la X Cumbre de Líderes de América del Norte celebrada en la Ciudad de México.

Y es que Washington y Ottawa han intensificado las alertas por el narcotráfico, en particular del fentanilo, una droga sintética elaborada en México con precursores químicos traídos de China.

Adicional, el secretario de la Defensa apuntó un crecimiento de 93% en el decomiso de metanfetaminas en el mismo periodo, con un total de 179,843 kilogramos asegurados en lo que va del sexenio de López Obrador.

Con el total de drogas sintéticas incautadas, la pérdida estimada hacia la delincuencia organizada asciende a 96,200 millones de pesos, según detalló Sandoval.

El secretario de la Defensa adjudicó el hito a las Fuerzas Armadas, al resaltar que la Guardia Nacional, el cuerpo de seguridad creado en el gobierno de López Obrador, ha participado en casi un tercio de los eventos.

“De todos estos resultados, aquí tenemos cada uno de los rubros que se aseguran, la Guardia Nacional en todas sus actividades que realiza lleva el 31% de todo este resultado”, sostuvo.

El mercado de la cocaína y la metanfetamina experimenta un enorme aumento en Europa, impulsado por los niveles récord de tráfico, de acuerdo con un estudio divulgado este viernes, elaborado por Europol y el Observatorio Europeo de Drogas y Adicciones.

Las cantidades de cocaína capturadas en puertos europeos “nunca han sido tan altas como en los últimos cuatro años”, dijo Catherine De Bolle, directora ejecutiva de Europol al presentar el resultado de un informe sobre la expansión de tráfico de estupefacientes.

De acuerdo con el estudio, en 2020 se capturaron cantidades de cocaína sin precedentes y el continente “enfrenta una creciente amenaza de un mercado de drogas más diversificado y dinámico”.

En lo referido a la cocaína, los estudios apuntan que una parte importante sigue siendo producida en Colombia, Bolivia y Perú, pero que las redes diversifican el uso de puertos del continente latinoamericano y el norte de África en sus intentos de hacer llegar la droga a Europa.

La policía incautó la mayor parte de la cocaína en Bélgica, Holanda y España en 2020, los tres países donde el grueso de la droga se transforma antes de su distribución. Además de la cocaína, la metanfetamina también se tornó un problema creciente.

“En varias ocasiones, toneladas de metanfetaminas producidas en América del Sur han sido capturadas en la Unión Europea. En la mayoría de los casos, provenía de México”, explicó De Bolle.

Así, la metanfetamina, la droga estimulante sintética más utilizada en el mundo, desempeña un “papel relativamente menor en el mercado europeo de drogas”, según el informe, aunque los datos más recientes sugieren una “amenaza creciente”.

La producción en Europa ha tenido históricamente lugar en pequeños laboratorios en la República Checa y países vecinos, pero ahora también se está produciendo en laboratorios a escala industrial en los Países Bajos y Bélgica.

Entre 2010 y 2020, el número de interceptaciones de cargas de metanfetamina en la UE se duplicó, de 3,000 a 6,000. En ese mismo período las cantidades capturadas aumentaron un 477%, para alcanzar las 2.2 toneladas en 2020.

En Bélgica, Francia, Holanda y España, “la competencia entre proveedores de drogas se ha intensificado” lo que ha llevado a un aumento de la violencia, según los informes.

De acuerdo con la jefa de Europol, se verifica “un número cada vez mayor de laboratorios de drogas activos en la UE que producen drogas sintéticas y, en particular, metanfetamina”. Es posible verificar un “vínculo directo” entre la UE y México, ya que cárteles mexicanos ya actúan en territorio europeo, agregó.

“Estamos preocupados con el fentanilo. Aún no lo vemos en grandes cantidades en el territorio europeo, pero nos preocupa porque sabemos que esos cárteles mexicanos son responsables de la producción de fentanilo para América del Norte”, dijo.

El fentanilo es un narcótico sintético usado en medicina por su capacidad analgésica, ya que es mucho más fuerte que la morfina, y su uso clandestino se ha generalizado en años recientes, especialmente en Estados Unidos y Canadá.

El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel del Sinaloa, son dos de los grupos criminales que ya tienen presencia en Europa.

El fentanilo está al alcance de un click para millones de estadounidenses, incluidos adolescentes, según reveló un informe de la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA.

En el informe se indica que los traficantes están utilizando las redes sociales para promocionar, vender y distribuir esta droga como si fueran pastillas de medicamentos conocidos porque son aplicaciones muy accesibles, donde pueden operar desde el anonimato y sin que nadie los controle.

Según el gobierno estadounidense, México es el principal abastecedor de esta droga, la más letal y lucrativa que existe hoy en el mercado, y que ha matado a unos 100,000 ciudadanos en un año.

Anne Milgram, titular de la DEA, denunció que “las redes criminales mexicanas están usando la herramienta perfecta para el narcotráfico: las aplicaciones de redes sociales que están disponibles en cada teléfono inteligente”. Explicó que las ventajas son muchas: las aplicaciones son fáciles de usar, los traficantes pueden ocultar su identidad y mentir sobre los productos que ofrecen haciéndolos pasar por medicinas, “y más importante, las plataformas permiten que la venta de esas píldoras falsas se haga cada día sin control”, explicó la funcionaria.

Según un análisis de la DEA, en operativos con otros cuerpos de seguridad, fueron decomisados más de 680 kilos y más de ocho millones de pastillas que imitaban medicinas reales pero que, en realidad, eran fentanilo. Una sola de esas píldoras puede conllevar la muerte, advirtieron.

Esas operaciones estuvieron directamente relacionadas con 85 sobredosis, 39 de las cuales acabaron en muerte. En 76 de esos casos los traficantes utilizaron redes sociales como Snapchat, Facebook, Facebook Messenger, Instagram, TikTok y YouTube, y en 32 casos se encontraron vínculos directos con los principales cárteles mexicanos que producen y trafican fentanilo, indicó Milgram.

Las dos principales organizaciones criminales que controlan el negocio de esta droga en México son el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).