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El líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, aseguró esta tarde que el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pudo ser mejor candidato que José Antonio Meade, quien la semana pasada fue destapado como el elegido para abanderar al tricolor rumbo a la elección presidencial del próximo año.

 

 

“Se los dije: estaba mejor Chong. Hoy se confirma con la encuesta de El Universal, Meade está en tercero (lugar)”, sentenció el tabasqueño a través de su red social; y es que este miércoles el diario reveló una encuesta en la que revela que el ex titular de Hacienda se encuentra en tercer sitio de las preferencias por debajo de AMLO y del posible abanderado del Frente Ciudadano.

 

“Por más que EPN, Salinas, Fox, Cienfuegos, el Almirante, Claudio X, etc. etc.. lo inflan, no hace ni burbuja”, añadió López Obrador sobre Meade. “Todavía están a tiempo, y es de sabios cambiar de opinión”, remató el morenista.

 

Tras el destape de José Antonio Meade como el virtual candidato del PRI a la Presidencia de la República, el diario El Universal presentó su nueva encuesta de preferencia electoral, en la que muestra cómo el tricolor se mantiene en tercera posición rumbo al 2018.

 

Morena mantiene el liderazgo en preferencia electoral con 24% de respuestas; el PAN en segundo lugar logró 18% de las preferencias y el PRI registró 16% lo que lo mantiene en tercera posición.

 

Al considerar las posibles alianzas, los resultados son:

 

  • Morena-PT 27%
  • Frente Ciudadano por México 27% d
  • PRI-PVEM 19%

 

Al plantear los ya conocidos careos, en los que se dan nombres de quienes podrían encabezar a cada partido o alianza, las posiciones son:

 

  • Andrés Manuel López Obrador (Morena-PT) 31%
  • Ricardo Anaya (PAN-PRD-MC) 23%
  • José Antonio Meade (PRI-PVEM) 16%
  • Margarita Zavala 10%
  • Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” 4%

 

Si el abanderado del Frente fuera Miguel Ángel Mancera, AMLO (Morena-PT) obtendría 32%; Mancera 22%; Meade 15%; independientes 11% y 3% respectivamente para Zavala y El Bronco.

 

Si el Frente no se concreta, la preferencia electoral sería;

  • Andrés Manuel López Obrador 30%
  • Ricardo Anaya 18%
  • José Antonio Meade 16%
  • Miguel Ángel Mancera 5%
  • Margarita Zavala 9%
  • “El Bronco” 3%

 

Con información de El Universal / Foto: Archivo APO 

Como parte de las reuniones que ha mantenido desde la semana pasada con miembros del PRI, esta tarde el precandidato a la Presidencia de la República, José Antonio Meade se reunió con el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño.

 

 

Por 25 minutos aproximadamente, Meade y Nuño conversaron al interior del auto del ex titular de Hacienda, sobre temas diversos de la vida del país y sobre las próximas elecciones, en donde el Meade aspira a llegar a Los Pinos.

 

Recordemos que existen versiones que apuntan a que Nuño se estaría incorporando a su equipo de campaña, como coordinador general.

 

Con información de Reforma / Foto: Twitter

El director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Mikel Arriola, confió en poder encabezar al PRI en la elección a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX).

 

 

En entrevista televisiva, Arriola fue cuestionado sobre si se le podrá ver como candidato el próximo año, a lo que indicó que “Probablemente. En estos días podría haber definiciones. Yo estoy muy ilusionado y espero que pueda estar en donde yo más pueda ayudar”

 

Reconoció que al ser habitante de la capital desde hace 42 años, “vemos también grandes áreas de oportunidad de crecimiento en nuestra querida ciudad”. Aseguró que la capital está en su futuro cercano, “vamos a ver qué pasa, en definiciones estamos muy atentos”.

 

Aprovechó para asegurar que el PRI tiene un “candidato a la Presidencia que es honesto, que tiene experiencia y que es muy eficiente en la administración”.

 

Con información de ADN40 / Foto: Archivo APO

Luego de que Carlos Carrillo, abogado de Roberto Borge, informara sobre su decisión de no continuar presentando recursos legales para impedir la extradición del ex gobernador de Quintana Roo, analistas ven un fin electoral de cara a los comicios del próximo año.

 

El defensor aseguró en entrevista radiofónica, que “fracasaron en su búsqueda” de que se respeten los derechos humanos a su cliente, por lo que será “extraditado a México”.

 

El anuncio ha sido tomado como algo que ayudará al PRI en su búsqueda por retener la Presidencia del país, pues un anuncio como el encarcelamiento de otro ex gobernador “corrupto”, reforzaría el discurso del tricolor y de Meade, de no “permitir” este mal siga afectandl al país.

 

Recordemos que algo parecido pasó con Javier Duarte, cuando en plena campaña de 2016, Duarte fue detenido en Guatemala, enfrentó los juicios a su extradición y aceptó su traslado a México para enfrentar a la justicia, coincidiendo con la victoria del PRI en el Estado de México y Coahuila, estados en donde se presentó una contienda muy cerrada contra Morena y el PAN respectivamente.

 

Borge fue detenido el 5 de junio pasado en Panamá cuando estaba a punto de abordar un avión con rumbo a Europa, y desde entonces, su equipo lega había hecho lo posible por postergar su extradición, sin embargo, a días de que inicien las precampañas presidenciales, han desistido de su labor de defensa.

Luego de que este domingo se registrar José Antonio Meade como precandidato del PRI a la Presidencia de la República, el dirigente nacional del partido, Enrique Ochoa, aseguró que “todos los priistas estamos muy contentos de que Pepe Meade sea nuestro precandidato a la Presidencia de la República”

 

Las declaraciones del líder del tricolor se dan al ser Meade, el primer candidato externo, que abanderará al PRI en una elección. “Tuvimos un evento de registro con la presencia del priismo de todo el país, con múltiples generaciones de mexicanas y de mexicanos que vinieron a mostrar su apoyo a favor de Pepe Meade”, reafirmó Ochoa.

 

El ex director de CFE aseguró que con José Antonio Meade, el PRI irá por una precampaña “propositiva, de diálogo, de apertura”; e indicó que “lo vamos a hacer de frente a la nación”.

 

Enrique Ochoa aseguró que los tiempos han cambiado, y ahora “son absolutamente los tiempos de Pepe Meade y son los tiempos de una alianza con la sociedad, con apertura y con determinación. Vamos al diálogo, vamos a la inclusión, vamos a la campaña de propuestas, con respeto a la pluralidad que vive el país, pero sobre todo unidos en que a México le vaya mejor”.

 

José Antonio Meade presentó ante la Comisión Nacional de Procesos Internos del Partido Rovolucionario Institucional (PRI), su solicitud de registro para la Precandidatura a la Presidencia de la República.

 

 

 

 

En medio de una gran cantidad de militantes, el ex titular de Hacienda indicó que “vengo con humildad a pedir su apoyo para trabajar y que logremos juntos, con entrega, conocimiento y pasión, para que cada familia viva con felicidad y justicia”.

 

El ahora precandidato del PRI aseguró que “esta semana le pedimos a mi amigo, a Don Carlos Aceves hacer equipo para que los trabajadores con productividad ganen más dinero por su trabajo. A la CNC le ofrecí trabajar hombro con hombro para seguir sembrando juntos en favor de las familias campesinas de México.

 

Meade aseguró que se debe dar continuidad al trabajo del Presidente Enrique Peña Nieto, aunque reconoció que “hay que ser autocríticos y reconocer que hay realidades que nos duelen, nos ofenden y nos lastiman y que vamos a cambiar”.

 

“Habrá un combate frontal y definitivo a la corrupción, ni un solo peso al margen de la ley, ningún privilegio más que el de ser mexicano”, sentenció Meade.

 

Javier Lozano aseguró que al interior del PAN, hay militantes que prefieran apoyar las aspiraciones de José Antonio Meade,  pues  indicó “es fácil que quienes conocemos a Meade nos parezca más atractivo que el Frente”.

 

Lozano, quien también se rumora se alista para contender por la gubernatura de Puebla, adelantó que las elecciones del próximo año se reducirán a una final entre “Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade”, dando por muerta la propuesta de su partido (PAN).

 

El senador calificó como “buena” la decisión del PRI de elegir al ex titular de la Secretaría  de Hacienda, pues al no ser un militante del tricolor, le ayudará a que puede abanderar el movimiento de ciudadanos, y no solo al partido.

 

Con información de Político.mx / Foto: Archivo APO

En unas horas, José Antonio Meade acudirá a la sede nacional del PRI, para registrarse como precandidato del tricolor a la elección presidencial del próximo año.

 

 

Desde la tarde de ayer, el ex titular de Hacienda se reunió con liderazgos del partido, entre ellos el dirigente nacional Enrique Ochoa, para alistar el discurso con el que se dirigirá a toda la militacia priísta para pedir su apoyo a su aspiración política.

 

Por su parte, el PRI ha desplegado todo un operativo para acondicionar el patio del CEN del PRI, en donde se recibirá a todos los invitados especiales. El diario Reforma ha reportado que a la sede nacional del partido, han ingresado pantallas de televisión gigantescas, plantas de luz, gradas, sillas, botellas de agua, lonas, baños móviles, cachuchas y banderines, lo que indica que el partido prepara un gran evento.

 

 

Adicional, la tarde de ayer, Meade Kuribreña se reunió con los ex presidentes del PRI, con quienes conversó la agenda política nacional. Al encuentro asistieron los ex lideres nacionales Jorge de la Vega Domínguez, Adolfo Lugo Verduzco, Ignacio Pichardo Pagaza, María de los Ángeles Moreno Uriegas, Humberto Roque Villanueva, Mariano Palacio Alcocer, José Antonio González Fernández, Dulce María Sauri Riancho, Roberto Madrazo Pintado, Beatriz Paredes Rangel, Cristina Díaz Salazar, Pedro Joaquín Coldwell, César Camacho Quiroz y Manlio Fabio Beltrones Rivera.

 

Con información de Medios / Foto: Twitter

Liébano Sáenz

MILENIO

 

 

 

En memoria de María Angélica Luna Parra 

 

Son muchos los rasgos que hacen de los comicios del año próximo un proceso diferente. La sociedad mexicana ha cambiado y a contrapelo de este aliento, lo han hecho también algunas instituciones políticas. El descontento y la crisis de consenso son resultado, por una parte, de la dificultad de las instituciones para responder a las expectativas ciudadanas y, por otra, de un cambio de forma y fondo en la misma sociedad. Aunque las transformaciones son profundas, los cambios son paulatinos y constantes, con lo que se vuelven un tanto discretos y para algunos, imperceptibles. 

 

 

En México y por lo general en el mundo, salvo casos excepcionales, la política convencional es muy lenta en advertir la intensidad de la nueva realidad social. La aspiración colectiva a nuevos términos de certeza se enfrenta a la rigidez de las instituciones y de quienes las encabezan. Por eso es en las elecciones cuando la sociedad hace valer su sentido de las cosas. Los movimientos disruptivos y la crisis de los partidos históricos son frecuentes y poco ayudan a entender el nuevo panorama. Los candidatos que pueden articular la nueva actitud del electorado suelen dar la sorpresa porque logran concitar a su favor un poderoso sentimiento de transformación, mayor a la sola aspiración de cambio, que se impone en la competencia.

 

En México los partidos viven un severo desgaste que en condiciones de una campaña tradicional los somete a un juicio reprobatorio. El caso más emblemático ocurrió en 2015 en la elección de gobernador en Nuevo León. Jaime Rodríguez, bajo una oferta que se centraba en que gobernaría para los ciudadanos y no para los partidos, pudo ganar con amplio margen. El caso es relevante no tanto por la persona, quien en su nueva condición de gobernador perdió la seducción irreverente y desafiante que le acompañaba, sino por la irrupción misma del electorado a partir de una oferta simple y bien comunicada. Otro caso digno de mención y con un gran potencial, por la congruencia acreditada después del triunfo, es la del joven diputado y ahora virtual candidato independiente al Senado en Jalisco, Pedro Kumamoto.

 

Estamos, pues, frente a una realidad diferente. Los ciudadanos buscando espacios y reconocimiento, y los partidos aplazando el llamado de la sociedad que les exige su transformación. Las dirigencias no solo se concentran en ganar el voto en un sentido de corto plazo, sino que en la disputa interna se cierran a la democracia, la inclusión y a la renovación. El mismo caso de Morena, un partido que ha ganado de inicio aceptación, también ha sido afectado por la reserva y la duda ciudadana frente a las actitudes de las organizaciones políticas. 

 

Los partidos no encuentran o no buscan nuevos modelos de vinculación y participación, prefieren refugiarse en la tradición y en los acuerdos entre sus cúpulas. En unos y otros, en el fondo, hay una suerte de desprecio al ciudadano y una excesiva confianza de que las cosas pueden continuar de la misma forma que antes, cuando los ciudadanos eran requeridos solo para entregar su voto. 

 

 

En el escenario de las elecciones del 1º de julio, es oportuno cuestionar desde ahora el carácter que jugará este sentimiento contra los partidos y las formas convencionales de la política. Por lo pronto, lo que adquiere relieve serán las personas. El voto duro o inercial de los partidos cuenta y mucho, especialmente por la fragmentación del voto, pero tiene más peso la capacidad de ganar el favor de la inmensa mayoría de los ciudadanos ahora no solo distantes, sino con una fuerte insatisfacción hacia los partidos en general y más hacia los que se asocian al poder. 

 

El PRI, por primera vez en su historia selecciona a un candidato que no milita ni ha militado en partido alguno. José Antonio Meade ha sido un funcionario en los primeros planos de la administración federal en los gobiernos del presidente Fox, Calderón y ahora Enrique Peña Nieto. Sus responsabilidades han sido mayores en política social, relaciones internacionales y desde luego economía. Que el PRI haya optado por un candidato no militante es una señal en el sentido correcto. En el sondeo de GCE queda claro que el electorado no ve como problema, sino más bien como virtud, la ausencia de militancia política formal de José Antonio Meade. 

 

 

En algunos círculos se había comentado la dificultad que tendría la base priista para aceptar un candidato sin militancia. El argumento más bien se daba por las expectativas de otras opciones, presentando como problema lo que ahora se perfila como fortaleza. El ADN del PRI es estar en el poder, más que cualquier otro partido. La mejor oferta al priismo es la de ganar el poder. Para ello no es suficiente la representación partidaria o la movilización electoral de su base, es fundamental ser competitivo en ese segmento de la población que no tiene vinculación o relación con partido alguno. 

 

 

El PRI se une con Meade porque percibe que con él se puede ganar una elección compleja en extremo por el ambiente de opinión y el humor social que le acompaña. El voto que habrá de prevalecer es el del cambio; se perfilan dos opciones claramente diferenciadas: regresar a un pasado distanciado de la certeza democrática, o la modernización de la política, el gobierno y la economía. 

 

En cierto sentido la oferta que prevalecerá es la que el mismo candidato representa. Esto será válido para José Antonio Meade y para Andrés Manuel López Obrador, como también lo representará para todos los otros candidatos presidenciales. Preparación y experiencia tienen aprecio en el electorado, también valores y principios. La cuestión no solo es tener estos atributos, sino poder comunicarlos de manera convincente. 

 

 

La decisión del PRI y del presidente Peña es acertada para la circunstancia del país y las expectativas de la sociedad mexicana. Meade como candidato es un justo y positivo contraste frente a López Obrador y todo lo que le acompaña. Los temas son la inseguridad, la corrupción y una buena economía en las mesas de los hogares. La mesura y empatía de José Antonio Meade, su independencia y la construcción de una clara propuesta de cambio habrán de ser la alternativa frente al estilo caudillista y providencial que representa Andrés Manuel López Obrador. Como nunca, esta elección deja en claro la disyuntiva que se nos presenta como nación; ya veremos el camino que tomen los ciudadanos.

 

Desde el destape que tuvo José Antonio Meade a inicios de semana como “el elegido” para competir por el PRI por la Presidencia de la República, ha llevado a cabo la llamada “operación cicatriz”, pues a lo largo de esta semana se ha reunido con quienes aspiraban la candidatura del tricolor.

 

 

El primer con el que se reunió, y quizá porque era el que más inconforme habría quedado , fue con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con quién platicó de un tema fundamental: “México”. Tras la reunión en la Ciudad de México, el funcionario federal aseguró que en el PRI hay unidad, respaldando así, la candidatura de Meade.

 

 

Después  tocó el turno del Secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, quien era uno de los pocos que había expresado abiertamente su intención de luchar por la candidatura presidencial de su partido. Trascendió que conversaron sobre los principales temas de la agenda nacional y los retos que enfrentará el país en los próximos años.

 

 

 

Posteriormente se reunió con quien el mismo día que él se destapó, anunció que “desistiría” de buscar la candidatura del PRI, el ex gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, con quien en su calidad de delegado del PRI en la Ciudad de México, Eruviel Ávila, abordó los retos que el tricolor tiene en la capital del país.

 

 

Una de las reuniones más esperadas, dada la insistencia de ella por conseguir la candidatura presidencial, fue la de la ex secretaria general del PR, Ivonne Ortega, quien en reiteradas ocasiones aseguró que no desistiría de su deseo por competir en 2018. Sin embargo luego de reunirse con el Presidente Peña Nieto la semana pasada en Los Pinos, las cosas cambiaron. Ortega aseguró que el movimiento denominado “Recuperemos al PRI”, el cual ella representa,  se sumó a José Antonio Meade.

 

 

Este viernes, completó las reuniones con José Narro, Secretario de Salud Federal, quien era considerado una de las piezas fuertes del partido para poder buscar la Presidencia. Sobre su encuentro no se informó lo conversado, pero se sabe, Meade pidió su apoyo para la carrera presidencial que está por iniciar.

 

La dirigencia del PRD indicó que ante el crecimiento en las encuestas del Frente Ciudadano por México (FCM), el presidente Enrique Peña Nieto y su partido, el PRI, tuvieron que elegir al priista “más ciudadano” para tratar de entrar a la competencia electoral “en donde hoy por hoy el Frente encabeza la mayoría de las encuestas”.

 

El Presidente del Consejo Nacional del PRD, Ángel Ávila Romero, sostuvo que “Meade es una tardía respuesta del PRI al trabajo y crecimiento del Frente. Uno de los aciertos más importantes del FCM es construir una agenda de cambio político para el país de la mano con las organizaciones de la sociedad civil y reconocidos académicos e intelectuales, lo que le genera un amplio apoyo ciudadano. Ante esto, el PRI reacciona mandando a la competencia a un NO militante del PRI, pues la carga negativa de este gobierno de Peña Nieto y de su propio partido, es una gran loza en la espalda de cualquier candidato”.

 

El perredista agregó que está claro que con las diversas señales que ha enviado el gobierno federal y el PRI, el rival a vencer en el 2018 es el FCM, “que aún sin definir candidato presidencial, se coloca como la mejor alternativa para el cambio político”.

 

“Los ciudadanos están cansados de las mismas políticas económicas y empobrecedoras, y Meade representa el fracaso de estas políticas económicas y sociales que tienen a México estancado. La batalla por el 2018 está comenzando y el PRI sigue cometiendo los mismos errores de continuidad y de su fuga al pasado, al recordar los viejos destapes del partido tricolor”, remató el perredista.

 

El dedazo demócrata

El partido gobernante se convierte en un tecnócrata

 

 

Una de las costumbres en la era del gobierno de partido único en México era el dedazo (dedo gordo), la elección del presidente de su sucesor, que inevitablemente sería elegido para un mandato de seis años. El gobierno autoritario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) terminó en 2000, pero el dedazo regresó el 27 de noviembre de este año, cuando Enrique Peña Nieto, el presidente, eligió a su secretario de finanzas, José Antonio Meade, como candidato del PRI en las elecciones presidenciales que se celebrarán en julio próximo. Esta vez, sin embargo, el dedazo que contará pertenece a los votantes.

 

La selección de Meade comienza una carrera de siete meses por un trabajo difícil. El próximo presidente tendrá que lidiar con una creciente tasa de criminalidad, enojo por la corrupción, una economía débil y Donald Trump, que para entonces puede haber decidido acabar o cambiar drásticamente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, el Estados Unidos y Canadá. El sucesor de Peña también tendrá que decidir si continúa con las reformas económicas, energéticas y educativas que se han puesto en marcha.

 

Meade no está garantizado de ninguna manera para ganar. Por el contrario, Andrés Manuel López Obrador, un populista de izquierda que se postuló dos veces para presidente, está por delante en la mayoría de las encuestas. Si su ventaja se mantiene, él ganará la elección. Un tercer contendiente es Ricardo Anaya, el presidente del Partido Acción Nacional (PAN) de centroderecha, que se espera que sea nombrado como candidato en diciembre.

 

Meade considerará que el respaldo del Presidente Peña es una bendición mixta. El presidente es el menos popular registrado, con una calificación de aprobación del 26% (aunque eso es más del doble de lo que era a principios de este año). Los votantes creen que ha hecho muy poco por combatir el crimen y la corrupción y, después de un escándalo de conflicto de intereses, dudan de su honestidad. Cinco de cada seis votantes dicen que los líderes corruptos son un “gran problema”. En octubre, 2.371 personas fueron asesinadas en México, el número más alto registrado en un solo mes. Eso hace una burla a la promesa de Peña en 2012 de reducir a la mitad la tasa de homicidios.

 

La economía se redujo en el tercer trimestre de este año después de que los terremotos de septiembre mataran a más de 450 personas. Un colapso del TLCAN causaría más daño. Solo uno de cada ocho mexicanos piensa que el país está en el camino correcto y casi la mitad dice que nunca votarán por el PRI. Hace unos meses, algunos analistas especularon que el partido tal vez ni siquiera se molestaría en presentar un candidato serio para la presidencia.

 

Los tecnócratas en la cuerda floja

 

Meade es sin duda eso. Al elegirlo, Peña fue a buscar a alguien con poco equipaje político y mucho peso intelectual. Meade es el primer candidato para un partido político importante que no pertenece a ningún partido. Economista con un doctorado de la Universidad de Yale, ha ocupado más puestos en el gabinete que cualquier político vivo, incluido el gobierno de Felipe Calderón, que fue presidente de 2006 hasta 2012 por el PAN. Se cree que Meade es honesto. Según una encuesta rápida después de su nombramiento de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), el 23% de los votantes lo respaldan, lo que lo coloca seis puntos porcentuales detrás de López Obrador. No es un mal comienzo, teniendo en cuenta que un tercio de los votantes nunca han oído hablar de él.

 

Sin embargo, para ganar tendrá que realizar un acto de equilibrio político complicado. Debe atraer a los votantes del PAN, el enemigo del PRI desde hace mucho tiempo. Al mismo tiempo, debe convencer a los partidarios del PRI y hacer un uso de la formidable maquinaria electoral del partido. Sólo el 11% de los miembros del PRI nombraron a Meade como su primera opción para ser el candidato presidencial del partido.

 

Si Meade se sale con la suya, la elección será un referéndum no sobre la decisión de Peña, sino sobre López Obrador, a quien los oponentes interpretan como una versión mexicana del venezolano Nicolás Maduro. AMLO, como se conoce a menudo a López Obrador, mezcla el enojo justificado contra el establishment político corrupto con ideas populistas, como hacer que México sea autosuficiente en energía y alimentos.

 

Apela principalmente a la mitad de los mexicanos considerados pobres; es decir, que gana menos de $79 pesos por mes si viven en ciudad (o $56 pesos si vive en una zona rural). El hábito de Trump de insultar a México ayuda a López Obrador, ya que es el nacionalista más vociferante entre los principales candidatos. El trasfondo multipartidista de Meade refuerza la afirmación de López Obrador de que no hay diferencia entre los grandes partidos, y que solo él puede rescatar a México de la “mafia del poder”.

 

Últimamente, López Obrador prácticamente ha descartado las políticas populistas. El 22 de noviembre, su partido, Morena, publicó un manifiesto de 415 páginas que no promete nada más aterrador que un mayor gasto en infraestructura y programas sociales (y no hay aumento de impuestos para pagarlo). Su equipo ha lanzado un documental hábilmente producido llamado “Esto Soy”, en la que visita su ciudad natal en Tabasco y cuenta la historia de su vida en melodías evocadoras de piano.

 

El principal rival de Meade para el voto anti-AMLO será probablemente Anaya, cuyo partido se ha aliado con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de izquierda, el ex partido de López Obrador y un partido pequeño, Movimiento Ciudadano. Anaya espera que el Frente Ciudadano detenga el apoyo de López Obrador mientras sigue apelando al núcleo de votantes pro empresarial del PAN. La semana pasada, el PAN anunció que luchará por un ingreso universal básico para todos los mexicanos, una medida diseñada para atraer a los votantes de López Obrador.

 

Los aliados de Anaya insisten en que está en mejores condiciones que Meade para derrotar a AMLO. Meade será visto como un “cómplice” de la corrupción por no denunciarla en el gobierno de Peña, dicen. Su estilo de voz suave no logrará movilizar a los votantes. “Meade es un buen técnico, pero no es un político”, dice un asesor de Anaya.

 

Pero Anaya tiene desventajas severas. Él representa un peso peso político menor que Meade y menor que López Obrador. Muchos mexicanos ven el Frente de Ciudadanos un matrimonio de conveniencia en lugar de uno de convicción. Podría representarle menos votos a Margarita Zavala, la esposa de Calderón, quien renunció al PAN en octubre para postularse a la presidencia como independiente. Zavala critica el proceso de selección de candidatos del Frente como “antidemocrático” (el Frente dice que aún no ha acordado un proceso). Ella tiene una buena relación con Meade que data de su servicio en el gabinete de su marido; algunos analistas creen que eventualmente puede abandonar su aspiración y respaldarlo.

 

Si eso sucede, la carrera puede ser entre el señor Meade, un miembro no político del PRI, y López Obrador, un político antisistema. Peña mantendrá sus dedos cruzados.

 

Texto publicado en The Economist

Durante su visita a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara,  el presidente nacional de Acción Nacional, Ricardo Anaya, indicó que es  “irrelevante” si es José Antonio Meade o cualquier otro político el candidato priista, pues aseguró, el PRI no tiene posibilidad de ganar la contienda del próximo año.

 

 

Anaya reiteró ante los representantes de los medios de comunicación, que su partido si concretará la coalición con el PRD y Movimiento Ciudadano, pues estará conformada por tres partidos “democráticos”, los cuales dijo, sabrán llegar a acuerdos, incluso en el proceso de selección de candidatos, la cual aseguró será libre de “dedazos”, tal como sucedió en el PRI.

 

El líder blanquiazul reiteró que la fecha límite para registrar el convenio de coalición ante la autoridad competente es el 14 de diciembre, por lo que a más tardar el 13 de diciembre se registrará el proyecto.

 

Con información de Político.mx / Foto: Twitter

Hoy es el último día del quinto año de gobierno del Presidente Enrique Peña, y aunque los niveles de aprobación del mandatario han mostrado una mejoría, llegará su sexto y último año de gobierno, en el nivel más bajo para ningún presidente en los últimos 29 años.

 

Mucha de la inconformidad que lleva a los ciudadanos a no aprobar su labor, se debe a dos temas en concreto: corrupción e inseguridad. Y eso se debe a que las instituciones encargadas de hacer frente a estas problemáticas están acéfalas o con encargadas de despacho.

 

No te pierdas este análisis en voz de Ana Paula Ordorica.