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A pesar de la confianza que mostraba el presidente Donald Trump sobre el avance de la reforma a ley de salud que defenderían los republicanos en el Senado, todo parece haber sido una mala pasada para las aspiraciones del magnate neoyorkino.

 

 

Los esfuerzos del Partido Republicano para derogar la ley de salud del ex presidente Barack Obama se quedaron estancados este lunes en el Senado, pues al haber retomado la sesión la noche de ayer, dos deserciones públicas al proyecto de reforma el Obamacare se presentaron al líder de la mayoría  Mitch McConnell.

 

El anuncio hizo que McConnell no contara con los votos que necesitaba para avanzar, incluso ni para iniciar el debate necesario. Los senadores que se alejaron del proyecto fueron Jerry Moran, de Kansas, y Mike Lee, de Utah.

 

A través de un comunicado Moran indicó que “no debemos poner nuestro sello en la aprobación de una mala política. Si dejamos las decisiones cotidianas de atención médica al gobierno federal, es más probable que nuestro sistema de salud se convierta en un sistema de un solo pagador, lo que requeriría un cambio incremento masivo del gasto federal”, dijo Moran en un comunicado, al justificar su decisión.

 

Los dos senadores que se apararon del proyecto se unen a sus colegas Rand Paul, de Kentucky, y Susan Collins, de Maine que la semana pasada optaron por la misma decisión.

 

Con información de CNN / Foto: Archivo APO

PABLO HIRIART

EL FINANCIERO

 

 

Un severo tapabocas recibieron los detractores de la reforma energética al darse a conocer el hallazgo del yacimiento petrolero más grande de este siglo en México.

 

Se trata de una espléndida noticia para el país pues en ese yacimiento, ubicado a 60 kilómetros de la costa de Tabasco, se estima que haya entre mil 400 y dos mil millones de barriles de crudo.

 

Fue un descubrimiento del sector privado, a partir de la reforma energética, esa que tanto torpedearon desde hace años los sectores de izquierda y particularmente el partido Morena.

 

De las utilidades operativas que se obtengan de ese campo, 70 por ciento será para México, de acuerdo con el concurso que en su momento ganó el consorcio formado por las empresas Talos, Sierra y Premier.

 

La exclusiva que dio a conocer el miércoles en su nota principal de EL FINANCIERO, firmada por Jonathan Ruiz, significa un ingreso multimillonario para el Estado mexicano.

 

En concreto, Enrique Quintana expuso en sus Coordenadas de ayer que durante la vida útil del yacimiento el fisco podría recibir alrededor de 36 mil millones de dólares.

 

Cada año las arcas del país van a obtener, de ese yacimiento, unos 50 mil millones de pesos.

 

Y toda esa ganancia se habrá obtenido sin invertir un solo centavo.

 

En efecto, sin meter un peso de gasto, el país obtendrá 36 mil millones de dólares, aproximadamente.

 

¿Qué pasó? ¿No que la reforma energética era un mal negocio para México?

 

De no haber entrado el sector privado a las aguas del Golfo, México no contaría con ese ingreso. 

 

Ahora sí los tendrá.

 

Lastimosos resultan los argumentos de los legisladores de Morena para desprestigiar el hallazgo de las compañías privadas. Siguen con la cantaleta de que fue un “regalo” para las grandes empresas. Nada más falso.

 

Rocío Nahle, coordinadora de los diputados de Morena, expresó que fue “una burla y un engaño” el descubrimiento, pues “Pemex ya sabía de su existencia y se entregó a empresas extranjeras parte de nuestras reservas estratégicas”.

 

Desde luego que se sabía que por esa zona podía haber petróleo: por eso se subastan los bloques en áreas específicas. Y hay que invertir, explorar, buscar, sin la certeza de encontrar.

 

Si no fuera así, se sacarían a concurso bloques en el Océano Pacífico o en el desierto de Sonora.

 

México no gastó en exploración ni va a gastar en explotación. Ni un peso. En cambio va a recibir 70 ciento de las utilidades operativas (después de gastos) de ese yacimiento. Negocio redondo para la nación.

 

Con la visión estatista de Morena, habría que endeudarse para explorar, sin saber el resultado. En caso de que se acierte, como fue en este caso, sería preciso tomar recursos prestados para explotar, con un costo inmenso en el enorme aparato burocrático de Pemex más el pago a contratistas. Y cualquier movimiento brusco en el mercado internacional nos toma endeudados y nos manda a una crisis como la de 1981.

 

Nada de eso va a ocurrir. La inversión y el riesgo los asume el sector privado. Sólo dinero contante y sonante va a recibir el Estado para financiar proyectos sociales o de desarrollo.

 

Entonces, ¿era mala la reforma energética?

 

¿La van a echar abajo si ganan?

Twitter: @PabloHiriart

LUIS RUBIO

REFORMA

 

 

 

El país lleva décadas confrontando el pasado con el futuro sin querer romper con el primero para abrazar decididamente al segundo. La evidencia es abrumadora y particularmente visible en la interminable colección de acciones gubernamentales orientadas a pretender cambiar sin querer que haya cambio alguno.

 

En los dos ámbitos en que mayor ha sido el activismo político-gubernamental de las últimas décadas -lo electoral y lo económico-comercial- el país se ha caracterizado por enormes reformas con relativamente pobres resultados. Dudo que haya muchos países en el mundo que hayan experimentado tantas reformas electorales en tan pocos años y, a pesar de que éstas han arrojado un sistema extraordinariamente ejemplar y profesional, imitado alrededor del mundo, seguimos viviendo una incontenible disputa electoral y, sobre todo, de credibilidad, cada que hay elecciones. En la economía, el país se ha desvivido por concertar acuerdos comerciales a lo largo y ancho del mundo y ha llevado a cabo ambiciosas reformas que nunca acaban de aterrizarse o implementarse a cabalidad.

 

No sería exagerado afirmar que, gracias al TLC norteamericano y a las oportunidades de empleo que la economía estadounidense aportó por décadas, la clase política mexicana no ha tenido que cambiar sus costumbres o disminuir sus privilegios. Si bien el desempeño económico promedio ha sido, por decir lo menos, mediocre, éste ha sido suficiente para mantener el bote a flote. En el ámbito político, las reformas electorales tampoco han cambiado la naturaleza de la interacción partidista, aunque la han hecho mucho más compleja: siguen fluyendo ríos de dinero, los gobiernos salientes y el gobierno federal siguen dedicados a manipular los resultados y los puestos de elección popular siguen siendo fuentes de enriquecimiento, no de buen gobierno. Todas esas reformas han fracasado en producir un sistema eficaz de gobierno, como ilustra la crisis de seguridad.

 

Otra manera de decir esto es que el país sigue viviendo en el pasado aunque le haga caravanas al futuro. Deirdre McCloskey expresó esta idea de una manera por demás explicativa: “la izquierda y la derecha se unen en oposición al futuro: la primera porque no es un futuro planificado y la segunda porque éste no es idéntico al pasado”. El futuro que todo mundo promete acaba siendo una quimera porque nadie tiene ni la menor intención de construirlo.

 

Hoy, día de elecciones, es necesario reflexionar sobre las promesas de candidatos en campaña frente a los rezagos, carencias, problemas y atrasos que persisten y que son producto de un pasado que los creó pero que es incapaz de resolver. ¿Cómo conciliar estas dos realidades, estas dos caras de una misma moneda?

 

Históricamente, el país ha sido un botín -para robar o para construir otro puesto, pero botín al fin- para los partidos y políticos, lo que obliga a preguntar si el ejercicio continuo e imparable de posponer soluciones es sostenible. Es decir, si bien la economía ha crecido a un ritmo de más o menos 2% en las últimas décadas, esa cifra, como todo promedio, esconde más de lo que revela. Algunas entidades y regiones crecen a tasas casi asiáticas en tanto que otras se contraen. El potencial de conflicto social en estas últimas es infinito y, en muchos sentidos, constante. A pesar de ello, gobiernos van y vienen pero los rezagos -y sus consecuencias- persisten.

 

Los mundos del pasado y del futuro no se comunican, pero uno depende del otro y es ahí donde choca la actividad gubernamental. Los problemas del pasado -inseguridad, mala educación, pésima infraestructura, ausencia de autoridad- impiden que se construya el futuro, ese que requiere condiciones idóneas para que los individuos puedan desarrollar sus capacidades al máximo. Parecería obvio que es necesario lidiar con el pasado para que sea posible construir el futuro, pero esa obviedad no lo es en el terreno de la acción gubernamental porque implica afectar intereses: la inseguridad o la mala educación se pueden resolver, pero la solución implica meter al redil a grupos políticos, sindicatos y, en general, intereses dedicados a depredar del statu quo. Así, el pasado -que sigue siendo presente- impide la construcción del futuro.

 

Un nuevo gobierno tendría que pensar en cómo transitar de un lugar al otro. No es posible proponerse atraer inversión -el Estado de México, por ejemplo, la ha venido expulsando- a menos que se atiendan los problemas de seguridad. La inseguridad, un rezago y resabio del viejo sistema político, sólo puede enfrentarse con un sistema de gobierno distinto, fundamentado en concepciones del siglo XXI, no las que el viejo priismo heredó del porfiriato. Sin seguridad, el futuro es inconcebible. Lo mismo sucede con la educación: la educación concebida para el control y el beneficio sindical es incompatible con la economía del conocimiento y es la principal causa de los malos empleos y bajos salarios. No es casualidad que sus baluartes sindicales sean los principales soportes de la convocatoria más reaccionaria y retardataria en la elección del Edomex de hoy.

 

Con Trump, el agua le llegó al tope al viejo sistema. La pregunta es quién ofrece una mejor alternativa.

 
@lrubiof

ENRIQUE KRAUZE

REFORMA

 

 

En junio del año pasado, en una conferencia de prensa con sus contrapartes de México y Canadá, Barack Obama se asumió como populista en la definición anglosajona del término, la referida a “aquellas políticas que buscan apoyar al pueblo, y en particular a las personas de clase trabajadora”. En ese momento aún se veía remoto, por no decir imposible, el arribo de Trump al poder. No sé si ahora, tras el triunfo de Brexit y del fascista que habita (a veces) la Casa Blanca, y ante el ascenso mundial de los líderes que desde la izquierda o derecha representan y defienden feroces políticas antiliberales, Obama -tan sensible y preciso con las palabras- seguiría definiéndose como un populista. No lo ha hecho y es probable que ya nunca lo haga. Y es que la palabra ha terminado por encontrar (en la realidad, no en los diccionarios) su significación definitiva, no tanto por las vagas ideologías que defiende sino por la perversa dominación que trae consigo.

 

Obama -estadista admirable- era víctima de una ilusión óptica, muy típica por lo demás del mundo estadounidense: pensar que toda la historia es historia americana. Andrew Jackson, en efecto, fue “populista” porque abrió una era de intensa participación popular en la democracia estadounidense. Pero en la acepción moderna, la que opera en Europa o en América Latina, no era un populista, entre otras cosas porque nunca rompió el orden institucional.

 

La palabra populismo ha tenido buena fama no sólo en Estados Unidos. También en Rusia, donde el movimiento Narodniki tuvo una importancia enorme en la formación de la conciencia revolucionaria. Los populistas rusos (estudiados por Franco Venturi y referidos en varios ensayos de Isaiah Berlin) eran jóvenes de la burguesía o la aristocracia que abandonaban sus hogares para ir al pueblo, para integrarse a él, aprender de él, redimirlo y redimirse. Eslavófilos por lo general, hallaron una voz en León Tolstoi, que no sólo vestía como Muzhik sino que creó la máxima idealización del alma pura en Platón Karataev, el santo campesino de La guerra y la paz. Curiosamente, fueron los propios campesinos rusos los que expulsaron a los jóvenes populistas de sus comunidades. No los reconocían como sus salvadores ni se reconocían en ellos.

 

En América Latina no hemos dudado en llamar populista al populista, con el sentido real del término. Populista fue Eva Perón, que dijo: “Yo elegí ser ‘Evita’… para que por mi intermedio el pueblo y sobre todo los trabajadores encontrasen siempre el camino de su líder”. Populista fue Hugo Chávez, que en infinitas ocasiones alardeó de ser la encarnación del pueblo: “aquí no hay nada más que amor: amor de Chávez al pueblo, amor del pueblo a Chávez”. Su sucesor no ha podido ser populista porque el carisma no se hereda, porque ya no tiene “pueblo” con el que identificarse (la inmensa mayoría se le opone, hasta el martirio). Y porque es simplemente un asesino.

 

En el México de los setenta tuvimos dos gobiernos que llamamos populistas: los de Luis Echeverría y José López Portillo. Lo fueron por su estilo demagógico y su política económica (que sepultó la economía del país en un mar de inflación y endeudamiento) pero en estricto sentido ninguno de esos mandatarios fue propiamente populista porque no establecieron un vínculo personal de dominación con “el pueblo”. El poder no residía en sus personas sino en la Silla presidencial. Entre ellos y los sufridos acarreados a sus manifestaciones mediaba un entramado sólido: la institucionalidad del sistema. Era esencialmente corrupto pero tenía límites internos y reglas infranqueables, sobre todo una: la no reelección. Los líderes populistas buscan perpetuarse.

 

“Si por ser honesto, por actuar con responsabilidad social y luchar por la vía pacífica, me acusan de populista, que me apunten en la lista”, declaró hace unos meses Andrés Manuel López Obrador. Nadie lo acusó de populista por esas razones. Pero su nombre está “apuntado en la lista” por motivos que lo alejan de Lázaro Cárdenas, el presidente más popular del siglo XX, a quien admira profundamente. Cárdenas no alentaba el culto de su personalidad, no utilizaba expresiones religiosas para definir su vocación, no amenazaba con actuar por encima de las instituciones, no promovía el odio de una parte de la nación contra otra.

 

En las librerías del mundo occidental proliferan ahora las obras sobre el populismo. Ya no hay equívocos. El populismo es el uso demagógico de la democracia para acabar con ella. A Obama la realidad le corrigió la plana: es popular, no populista.

 
www.enriquekrauze.com.mx

Esta mañana se dieron cita diversas organizaciones de periodistas en el ángel de la independencia para manifestarse en contra de los asesinatos de varios de sus compañeros, convocatoria que también se hizo a través de redes sociales con el hashtag #NosEstánMatando.

 

Se informó que cerca de 40 reporteros  respondieron a la convocatoria de la organización Derecho a Informar, quienes desde su llegada a Paseo de la Reforma colocaron fotografías de los periodistas muertos, agredidos o desaparecidos en el país, y pintaron sobre la avenida la misma frase que el hashtag con que se identificó en internet.

 

Con información de Excélsior / Foto: Twitter

La promesa del presidente Trump de promulgar una amplia revisión al código tributario de Estados Unidos, está en serio peligro a casi 100 días de su administración, esto luego de su negativa para publicar sus propias declaraciones de impuestos, que están fungiendo como un obstáculo para cumplir otra promesa de campaña.

 

Este lunes, Sean Spicer, voceo de la Casa Blanca, dejó claro que Trump no tenía intención de hacer pública dicha información. Ante ello, los demócratas, movidos por tal afirmación, han anunciado que no cooperarán en cualquier actualización al código tributario del país, a menos que sepan específicamente cómo esa revisión beneficiaría al presidente multimillonario ya su familia. Una creciente lista de legisladores republicanos se suman a la petición para que Trump revele sus declaraciones.

 

“Si no libera sus declaraciones, va a hacer que sea mucho más difícil conseguir una reforma tributaria”, dijo el senador Chuck Schumer, líder demócrata, señalando que el presidente tiene conflictos de intereses significativos en temas como la transparencia fiscal del sector inmobiliario y la eliminación del impuesto sobre bienes raíces. Está en su propio interés.

 

Con los republicanos fuertemente divididos en un camino hacia adelante y la administración incapaz de llegar a un plan propio, la resistencia democrática es sólo el más reciente impedimento. Una revisión fiscal podría ser la próxima promesa de la campaña de Trump que tambalea aún cuando no se ha presentado.

 

“Si no tienen un plan, no pueden negociar”, dijo Larry Kudlow, el economista que ayudó a Trump a diseñar su plan fiscal de campaña. “En ese caso, la reforma tributaria está muerta”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Con información de The New York Times / Foto: NYT

Luego de una audiencia de poco más de 7 horas, Carlos Salomón, quien conducía el BMW que chocó sobre la Av. Paseo de la Reforma y Lieja, y que dejara 4 personas sin vida, fue vinculado a proceso por homicidio culposo agravado.

 

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A pesar de que su equipo de defensa quiso argumentar su estado de salud y el nivel de intoxicación que llevaba esa noche, la jueza de control Gloria Hernández Franco, consideró que será en la siguiente etapa del juicio, cuando su abogado acredite la capacidad y condiciones que el imputado tiene para permanecer en prisión.

 

Al haber sido vinculado bajo la modalidad de homicidio culposo agravado y no simple, la pena que podría alcanzar será de 6 a 20 años. Su equipo buscaba que se le siguiera proceso por homocidio culposo simple, con lo cual la pena que podría obtener sería de 2 a 6 años de prisión e incluso alcanzar fianza.

Foto: Archivo APO

Como parte de las audiencias que se han dado como parte de la investigación que se sigue por el choque automovilístico en Lieja y Reforma, Carlos Salomón, imputado, aseguró que no puede pagar la indemnización a las familias de las víctimas pues argumentó que sólo gana mil pesos a la semana.

 

Ante tales declaraciones, los agentes del Ministerio Público investigan sus actividades financieras y laborales. Lo que se sabe hasta ahora es que existe una empresa de seguridad privada, fundada por el padre de Salomón, en la que aparece como administrador. Sin embargo, se sabe que desde 2014 la empresa tienen una batalla legal, por una disputa entre el padre, y la hermana de salomón, pues los tres se disputan la mayoría de las acciones.

 

El imputado aseguró ser paletero, actividad con la que consigue un sueldo de mil pesos, dinero con el que le es imposible pagar el auto del accidente. En las investigaciones se ha encontrado que el BMW está registrado a su nombre con un domicilio en Tlalpan.

 

El imputado solicitó un acercamiento con las familias para que los deudos le otorgaran el perdón, pues su defensa busca explicarle a las familias que no se cuenta con el monto suficiente para la reparación del daño, y en caso de que le otorgaran el perdón, la defensa garantizaba que Salomón no siguiera el proceso tras las rejas.

 

 

 

 

Con información de El Universal / Foto: Archivo APO

Alrededor de tres mil policías capitalinos participan en el operativo que se implementó con motivo de la marcha de unidad nacional anti-Trump convocada para hoy por organizaciones civiles como “Vibra México”, “Mexicanos Unidos”, UNAM, UAM y otros colectivos sociales.

 

Los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México estará a cargo de garantizar la movilidad y seguridad a los asistentes al evento.

 

 

Se tiene previsto que la Marcha Ciudadana por el Respeto para México inicie alrededor de las 12:00 horas. Se realizará sobre Paseo de la Reforma y partirá desde dos puntos: el Auditorio Nacional y el Hemiciclo a Juárez, para coincidir en el Ángel de la Independencia donde se rendirán los honores a la Bandera.

 

Se espera que también haya movilizaciones en las plazas más importantes del país, en respuesta a las acciones contra México que ha emprendido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

 

 

Con información de Noticieros Televisa / Foto: Archivo APO