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El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró este miércoles que China no está dando cifras completas sobre las muertes por COVID-19 en el actual brote, lo que impide saber el verdadero alcance de la enfermedad, incluso a nivel global.

“La semana pasada se reportaron globalmente 11,500 muertes por COVID (…), pero este número es casi seguro una estimación a la baja, dada la falta de datos sobre muertes relacionadas con la COVID en China”, afirmó Tedros en su conferencia de prensa semanal.

Y es que según las estadísticas de la OMS, China reportó en la primera semana de enero 252,000 contagios por COVID-19 y unas 700 muertes.

En el mismo sentido se posicionó el responsable de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, quien en la misma conferencia subrayó que “carecemos de la información adecuada para hacer una valoración completa de los riesgos” en China.

“Al mismo tiempo, reconocemos que China ha trabajado mucho en las últimas semanas para fortalecer sus capacidades internas y servir las necesidades más urgentes de su población” ante el brote, afirmó el experto irlandés.

La ausencia de información continúa pese a los frecuentes intercambios entre la OMS y las autoridades sanitarias chinas, como el que la semana pasada hubo en el marco de las reuniones semanales entre la organización y los representantes de ése y otros Estados miembros.

En la última de esas reuniones “China ofreció información actualizada sobre su respuesta y aportó datos sobre su capacidad en unidades de cuidados intensivos, tratamientos o cobertura de vacunaciones”, subrayó la directora de la unidad técnica anticovid de la OMS, María Van Kerkhove.

“Damos la bienvenida a esa información, pero sigue habiendo importantes brechas que estamos intentando solucionar con China”, afirmó la experta.

Sobre la situación global, Tedros afirmó que “sin duda a nivel global estamos en una mejor posición que hace un año”, cuando se produjo el pico de contagios por la ola Ómicron, y desde entonces los fallecimientos registrados mundialmente han caído un 90%, pero en los últimos meses, matizó, se ha producido cierto estancamiento.

“Desde mediados de septiembre el número de muertes semanales reportadas se mantiene entre las 10,000 y las 14,000, una cifra que el mundo no puede aceptar cuando tenemos herramientas para evitarlas”, aseguró Tedros.

El experto etíope también lamentó que sólo medio centenar de países den información completa sobre el sexo y la edad de los fallecidos por COVID, algo importante para hacer un seguimiento de la letalidad del virus.

Tedros también advirtió que han caído un 90% las secuenciaciones del genoma del coronavirus SARS-CoV-2 en el último año, lo que dificulta el seguimiento de las posibles variantes que puedan surgir.

“Es comprensible que los países no puedan mantener el mismo ritmo de pruebas y secuenciaciones que tenían durante el pico de la variante Ómicron, pero por otro lado el mundo no puede cerrar los ojos y esperar que el virus desaparezca”, añadió el director general.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró este fin de semana que la viruela del mono es una emergencia de salud pública de carácter preocupante a nivel internacional.

A pesar de las consideraciones del grupo de expertos de la agencia de la ONU, encargado de evaluar la crisis, que todavía no ha alcanzado un consenso sobre esta cuestión, el jefe de la OMS decidió realizar la declaración tras asegurar que el brote cumple con todos los requisitos necesarios para ello.

“Tenemos un brote que se ha propagado por todo el mundo rápidamente, a través de nuevos modos de transmisión, sobre los cuales sabemos muy poco y que cumple con los criterios del Reglamento Sanitario Internacional”, explicó  el jefe de la OMS el sábado.

Ghebreyesus ha asegurado además que, en términos generales, “la evaluación de la OMS es que el riesgo de la viruela del mono es moderado a nivel mundial y en todas las regiones, excepto en la región europea, donde evaluamos el riesgo como alto”.

En su comparecencia, Tedros Adhanom compartió las últimas cifras de contagios. Entre el 1 de enero y el 20 de julio de 2022, se notificaron a la OMS 14,533 casos probables y confirmados por laboratorio (incluidas 3 muertes en Nigeria y 2 en la República Centroafricana) de 72 países de todo el mundo.

Ante la situación, el jefe de la OMS hizo un llamado a la calma y recomendó a los países que sigan el protocolo de contención establecido para esta clase de emergencias. “Con las herramientas que tenemos ahora, podemos detener la transmisión y controlar este brote”, ha manifestado.

El jefe de la OMS dijo que aunque “de momento, se trata de un brote que se concentra entre hombres que mantienen relaciones homosexuales, en especial con compañeros múltiples”,  advirtió que “el estigma y la discriminación son tan peligrosos como cualquier virus”.

“Además de nuestras recomendaciones a los países, también hago un llamado a las organizaciones de la sociedad civil, incluidas aquellas con experiencia en el trabajo con personas que viven con el VIH, para que trabajen con nosotros en la lucha contra el estigma y la discriminación”, declaró.

Precisamente este estigma era uno de los motivos por los que algunos miembros del comité investigador de la OMS no eran partidarios de hacer esta declaración, junto a otros factores como la baja gravedad de la epidemia o la posibilidad de que un nuevo motivo de alarma “aumente de manera innecesaria o artificial la percepción del riesgo de la enfermedad”.

Sin embargo, la valoración de la comisión era solo uno de los cinco factores tenidos en cuenta por el jefe de la OMS, junto a la velocidad de propagación o las mencionadas regulaciones sanitarias internacionales, a la hora de dar finalmente la alerta, tal y como ha recordado el propio Ghebreyesus en conferencia de prensa.

El coordinador de la Oficina de Pandemias de La Casa Blanca, Raj Panjabi, sostuvo que “es esencial una respuesta internacional coordinada para detener la propagación” de esta enfermedad.

Además, indicó que la decisión tomada por la OMS de declarar el actual brote como una emergencia de salud pública “es un llamamiento a la acción para que la comunidad mundial detenga la propagación de este virus”.

Asimismo, ha detallado que el Gobierno de Estados Unidos ha “desplegado una estrategia robusta y completa” con el objetivo de combatir la viruela del mono, que incluye la adquisición de vacunas, la ampliación de acceso a pruebas y tratamientos, así como una mayor comunicación con las comunidades en riesgo de contraer el virus.

Y mientras Estados Unidos continúa con sus esfuerzos, la Comisión Europea aprobó la extensión de una vacuna del grupo farmacéutico Bavarian Nordic contra la propagación de la viruela del mono.

El visto bueno de Bruselas, dado a conocer este lunes, se produjo después de que el regulador europeo, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), diera luz verde el viernes para que se prolongara la vacuna Imvanex, ya autorizada desde 2013 en la Unión Europea (UE).

“Esta aprobación de la vacuna contra la viruela del mono es un ejemplo de buena cooperación entre Bavarian Nordic y los reguladores europeos, una extensión de empleo que suele tomar entre seis y nueve meses”, señaló el fabricante danés en un comunicado.

La autorización de la Comisión Europea se traslada a todos los Estados miembros de la UE, así como a Islandia, Liechtenstein y Noruega, precisó el grupo escandinavo.

La vacuna Imvanex se comercializa como Jynneos en los Estados Unidos, donde tiene licencia contra la viruela del mono desde 2019. Esto la convierte en el único fármaco con autorización para la prevención de la enfermedad.

Adicional, las autoridades de Japón confirmaron este lunes el primer caso de viruela del mono en el país y han detallado que ha sido confirmado en el área de la capital, Tokio.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue reelegido este martes para un segundo mandato de 5 años, lo que ha sido tomado como una aprobación a su gestión contra la peor pandemia en los últimos 100 años, pese a las críticas recibidas y al rechazo de su propio país, Etiopía.

El político de 57 años, exministro etíope de Salud y de Asuntos Exteriores, fue reelegido en una votación a puerta cerrada celebrada hoy en la asamblea anual de la OMS, algo que no fue una sorpresa, pues desde octubre del año pasado se sabía que era el único candidato a director general.

Tras anunciarse su nombramiento, Tedros juró el cargo y en un mensaje posterior aseguró que interpreta la reelección como “un apoyo para todo el trabajo reciente de la OMS”.

El experto etíope recordó principalmente la labor incansable de la organización desde que el 31 de diciembre de 2019 el gobierno chino les notificara la aparición de casos de una nueva enfermedad que más tarde sería bautizada como COVID-19.

“Cuando fui notificado ese día acababa de pasar dos semanas de vacaciones, las primeras desde mi nombramiento como director general, y también fueron las últimas que he tenido”, recordó Tedros, quien aseguró que la prioridad para sus próximos cinco años al frente de la OMS “no será lidiar con las enfermedades, sino promover la salud”.

La “financiación sostenible” de la organización, actualmente muy dependiente de donaciones y aportaciones no estatales, será otra de las prioridades, dijo Tedros.

El director general de la OMS recibió para su nombramiento el apoyo expreso de 27 países, pero no el de su propio país, Etiopía, donde las autoridades no aprueban las críticas que Tedros ha lanzado públicamente en varias ocasiones sobre la actual guerra del Tigray.

Tedros también ha mantenido en su primer mandato tensiones con Estados Unidos, específicamente durante la presidencia de Donald Trump, cuando Washington estuvo a punto de abandonar la organización; además de con China, por los obstáculos de ésta a la investigación de los orígenes del coronavirus causante de la COVID.

Recordemos que el cargo de director general de la OMS sólo puede ser renovado una vez, por lo que el periodo máximo al frente de la organización son 10 años, un tiempo que en las últimas dos décadas sólo ha completado la antecesora de Tedros, la hongkonesa Margaret Chan.

La posibilidad de que la pandemia de COVID-19 esté bajo control en 2022 sigue estando ahí, pero el mundo “corre un creciente riesgo de desperdiciarla”, advirtió hoy el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En un mensaje para el Encuentro de Acción Global contra la COVID-19 auspiciado por Estados Unidos, Tedros alertó de que el alto número de casos leves de la enfermedad en países con altas tasas de vacunación “está impulsando la falsa narrativa de que la pandemia ha terminado”.

Ello se combina con situaciones muy diferentes en países donde los niveles de vacunación y de pruebas son aún bajos, “lo que crea las condiciones ideales para que emerjan nuevas variantes del coronavirus”, aseguró el experto etíope.

En este sentido, Tedros recordó que 116 países corren el riesgo de no alcanzar el objetivo global de que un 70% de la humanidad se haya vacunado contra la COVID-19 a mediados de año, la meta que los expertos consideran necesaria para alcanzar la inmunidad de grupo.

“Necesitamos urgentemente que se apoye a los líderes políticos para acelerar la distribución de vacunas”, indicó el máximo responsable de la OMS.

Tedros reiteró su llamado a que la comunidad internacional, en especial las economías desarrolladas, donen 16,000 millones de dólares este año para el Acelerador ACT, programa con el que la OMS y otras agencias financian la distribución de vacunas, tratamientos, pruebas y otras herramientas contra el COVID-19.

También pidió el apoyo a modelos como el centro de transferencia tecnológica creado en Sudáfrica, con el que se busca que los países en desarrollo también logren vacunas basadas en la nueva técnica del “ARN mensajero”, que se ha mostrado altamente efectiva en la defensa contra el coronavirus.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) insistió este viernes en su petición a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que certifique pronto las vacunas contra el COVID-19 que todavía no aceptadas por el organismo pero que ya se han aplicado “masivamente”.

El mandatario insistió en que la OMS debe aprobar las vacunas restantes, como la rusa Sputnik V, que ya ha sido aplicada a millones de personas.

“Ya envié la carta. Ya la recibieron y vamos a esperar la respuesta formal”, subrayó el mandatario. Dijo que es “increíble” que se apliquen vacunas masivamente sin que tengan un reconocimiento de la OMS. Incluso cuestionó cuánto tiempo lleva reunir los datos para otorgar o no la certificación.

Destacó que muchas personas trabajan y deben viajar a Estados Unidos, y no pueden entrar porque solo pueden ingresar con vacunas certificadas por la OMS.

“Deberían de apurarse y resolver. Esto es lo que yo respetuosamente les planteo y es lo que yo les digo en la carta”, enfatizó. Comparó a la OMS, así como otras instituciones, con elefantes reumáticos. “Es desidia. Es que en todos lados hay burocracia. Son elefantes reumáticos, hablando en términos médicos. Hay que estarlos empujando”, subrayó.

Los cometarios de AMLO llegan luego e que ayer el director de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus, invitó al gobierno de México a enviar a expertos a la sede de la organización para que conozcan de primera mano el proceso de inclusión de una vacuna en el listado de uso de emergencia.

“Es la primera vez que oigo que tiene preocupaciones. Si están interesados, pueden enviar expertos para ver cómo lo hacemos”, expresó Tedros Adhanom, quien aseguró a López Obrador que las decisiones de la OMS se basan en datos, pruebas y principios, y que las recomendaciones finales vienen de expertos

“Siempre usamos la ciencia y los datos. Se lo quiero asegurar a su excelencia”, remató Tedros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) espera que la crisis del coronavirus termine en menos de dos años, dijo este viernes su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La pandemia de 1918 tardó dos años en extinguirse, según afirmó el experto.

“(Dado que) nuestra situación ahora (cuenta con) más tecnología, por supuesto con más conectividad, el virus tiene mejores posibilidades de propagarse, se puede mover rápidamente”, declaró Tedros Adhanom.

Sin embargo también reconoció que esa misma tecnología con la que ahora se cuenta, y el conocimiento que se tiene, están ayudando para detenerlo.

El director de la OMS aprovechó para calificar de “asesinato” los casos de corrupción en torno a los equipos de protección (EPI) utilizados en el marco de la pandemia de Covid-19.

“Si los trabajadores de la sanidad trabajan sin EPI, sus vidas están en peligro. Y esto pone igualmente en peligro la vida de las personas a las que atienden. Por lo tanto es un crimen y es un asesinato. Esto debe cesar”, declaró Tedros Adhanom.

Puntualizó que “no hay ninguna garantía” de que vaya a existir en algún momento la vacuna del COVID-19, y que, en caso de que sí termine desarrollándose, “no va a poner fin a la  pandemia por sí sola”.

“Ningún país podrá resolver este problema por sí solo hasta que tengamos la vacuna, que sería una herramienta vital y esperamos tenerla lo antes posible, pero no hay ninguna garantía de que la vayamos a tener, e incluso si la tenemos no va a poner fin a la pandemia por sí sola”, advirtió.

Por su parte Maria Van Kerkhove, epidemióloga de la Organización, dijo que se requiere mucha más investigación sobre el impacto de las mutaciones en el coronavirus.

“Se formó un grupo especial de trabajo para identificar mutaciones (…) y estamos estudiando cómo podemos entender de mejor forma qué implican las mutaciones y cómo se comportan”, indicó Van Kerkhove durante la reunión informativa en Ginebra.

Mike Ryan, director del Departamento de Emergencias Sanitarias, habló sobre la pandemia en nuestro país.

Dijo que la magnitud de la epidemia en México está subestimada y una de las principales razones es el bajo número de pruebas de diagnóstico que se realizan.

“Lo más probable es que la epidemia en México está subestimada, las pruebas son limitadas con 3 por cada 100,000 personas por día, que se puede comparar con más de 150 por cada 100,000 personas en Estados Unidos”.